11 de octubre de 2025
Conflicto Pakistán - Afganistán
|
Protestas violentas en Lahore, este de Pakistán, las fuerzas de seguridad han comenzado a usar munición real.
Escenas de Lahore. - Los manifestantes pro-Tehreek-i-Labbaik acusan al Jefe de Estado Mayor Asim Munir (posiblemente el hombre más poderoso de Pakistán) de "rendirse ante Israel y Estados Unidos." Quien es Tehreek-i-Labbaik️ Es un partido islamista de extrema derecha, el cuarto partido político más grande de Islamabad. - Se reportan 11 víctimas en las protestas. - Más de 35 soldados paquistaníes fueron asesinados en ataques del Tahreek-e-Taliban. |
|
|
Escenas del área tribal de Waziristán a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán.
La respuesta del ejército de Afganistán a Pakistán ha comenzado y varios puestos de control pakistaníes han sido tomados por el ejército afgano, y los soldados pakistaníes están huyendo de sus puestos de control. Pakistán informa de la muerte de un civil por el bombardeo de artillería de los talibanes afganos en el distrito de Kurram, en Khyber-Pakhtunkhwa, al oeste de Pakistán. |
|
Imágenes muestran refuerzos talibanes afganos llegando a la frontera entre Afganistán y Pakistán.
Los informes indican que los combatientes talibanes han atacado los puestos fronterizos de las fuerzas AAND desde varias provincias de Afganistán, incluyendo Paktia, Khost, Jalalabad, Helmand y Kunar.
Los informes indican que los combatientes talibanes han atacado los puestos fronterizos de las fuerzas AAND desde varias provincias de Afganistán, incluyendo Paktia, Khost, Jalalabad, Helmand y Kunar.
El Ministerio de Defensa afgano anunció la conclusión de su operación contra Pakistán.
El Ministerio de Defensa Nacional afgano:
Esta noche, las fuerzas armadas del Emirato Islámico llevaron a cabo operaciones de represalia exitosas contra las fuerzas de seguridad paquistaníes a lo largo de la Línea Durand en respuesta a las repetidas violaciones del ejército paquistaní al territorio afgano y a los ataques aéreos en territorio afgano.
El Ministerio de Defensa Nacional afgano:
Esta noche, las fuerzas armadas del Emirato Islámico llevaron a cabo operaciones de represalia exitosas contra las fuerzas de seguridad paquistaníes a lo largo de la Línea Durand en respuesta a las repetidas violaciones del ejército paquistaní al territorio afgano y a los ataques aéreos en territorio afgano.
Breve resumen sobre la "guerra" entre Afganistán y Pakistán
Colonl Cassdad
En el territorio de Pakistán lleva tiempo luchando, de forma relativamente exitosa, el Talibán Paquistaní. Esta estructura actúa principalmente de forma autónoma respecto al Talibán afgano, pero mantienen contactos. Es importante recordar que el Talibán, como tal, es un engendro de la inteligencia militar paquistaní.
- El Talibán Paquistaní libra una guerra en el territorio de Pakistán con el objetivo de controlar territorio. Ataca a militares y fuerzas de seguridad, pero no desdeña la práctica del terror. Su táctica en general se parece a la del Talibán afgano durante la guerra contra la intervención extranjera y el gobierno títere. Como es lógico, tras la victoria del Talibán Afgano, los camaradas paquistaníes recobraron ánimos, aunque sus posibilidades de derrocar por sí solos al régimen de los militares paquistaníes no son muy grandes.
- Para descansar y reabastecerse, cruzan periódicamente la frontera hacia Afganistán. Los talibanes de Kabul, por supuesto, no tienen intención de echar a sus hermanos paquistaníes, pero oficialmente no participan en la guerra en el territorio de Pakistán. De hecho, durante la ocupación, los talibanes afganos también se iban a Pakistán para descansar y reabastecerse. Con el conocimiento de la inteligencia militar paquistaní. Estados Unidos, aún bajo el mandato de Obama, bombardeó campamentos talibanes en territorio paquistaní. Pakistán, que posee armas nucleares, fingía estar muy disgustado cuando su territorio era bombardeado por drones estadounidenses que mataban, entre otros, a civiles paquistaníes.
- Tras los recientes ataques exitosos de los talibanes paquistaníes contra militares, Pakistán decidió responder y lanzó un ataque sobre Kabul, donde se encontraba uno de los líderes del Talibán Paquistaní. Se podría decir, al estilo de Israel. Al igual que el ataque de Israel a Qatar, el ataque de Pakistán a Kabul solo empeoró la situación. No mataron al líder de los talibanes paquistaníes y además comenzaron combates locales en la frontera con los talibanes afganos. Como no es difícil imaginar, luchar contra los talibanes afganos mediante ataques aéreos es una idea bastante inútil. Y así, Pakistán se arriesga a obtener un frente adicional en la frontera, sumado a los ataques internos de los talibanes paquistaníes y al frente, periódicamente candente, en Cachemira.
- Teniendo en cuenta que China tiene una influencia seria tanto sobre los talibanes como sobre Pakistán, supongo que Pekín intentará en la próxima semana frenar esta escalada, ya que tanto Afganistán como Pakistán juegan un papel importante en los planes de expansión económica china en Asia Central. La guerra y la inestabilidad en la frontera no le sirven para nada a China en esa zona.
- Por otro lado, la India bien podría alimentar las ambiciones de los talibanes paquistaníes con el objetivo de debilitar a su antiguo rival con un frente adicional. Por lo tanto, aquí es posible un choque de intereses, aunque la India también está interesada en participar en los nuevos corredores comerciales, algunos de los cuales pasarían por Afganistán hacia la India. A Estados Unidos, por supuesto, también le conviene el caos en la región, ya que esto golpearía las posiciones de China y daría la oportunidad de continuar presionando al Talibán para que les devuelva la base aérea de Bagram. Así que, en estas condiciones, no me sorprendería que Estados Unidos comenzara a mostrar apoyo diplomático o de otro tipo a las acciones de Pakistán.
12 de octubre de 2025
Pakistán y Estados Unidos unieron a los talibanes y a la India
Este es el resultado de revivir su antigua asociación estratégica de la era de la Guerra Fría.
Andrés Korybko
El ministro de Asuntos Exteriores de la India, Dr. Subrahmanyam Jaishankar, anunció que su país elevará su misión técnica en Afganistán a una embajada de pleno derecho durante la visita de seis días de su homólogo afgano, Amir Khan Muttaqi. Esto ocurrió un día después de que Pakistán bombardeara varios supuestos objetivos del "Tehreek-i-Taliban Pakistan" (TTP, también conocido como "Talibanes pakistaníes") en Afganistán la noche anterior. El TTP es un grupo designado como terrorista cuyo repunte de ataques en los últimos tres años ha sido el más feroz en una década.
Algunos se sorprendieron por el viaje de Muttaqi a Delhi y la reanudación formal de las relaciones bilaterales, ya que representa a una dictadura islamista fundamentalista que en su momento fue acusada de participar en la insurgencia cachemir respaldada por Pakistán, mientras que India es un estado laico y la mayor democracia del mundo. Sea como fuere, Muttaqi afirmó que «nunca hicimos ninguna declaración contra India. Al contrario, siempre buscamos buenas relaciones con India» durante la ocupación estadounidense, lo que sugiere motivos mutuos de realpolitik.
Podría decirse que ese es el caso y se debe a que Pakistán unió a los talibanes y a la India, como se explicará a continuación. La rivalidad indo-pakistaní es bien conocida y no requiere mayor explicación, mientras que el empeoramiento de los lazos entre los talibanes y Pakistán se atribuye al peligroso dilema de seguridad que surgió un año después del fin de la ocupación estadounidense. En resumen, los talibanes temen una colusión entre Estados Unidos y Pakistán en su contra después del golpe de Estado posmoderno contra Imran Khan, mientras Pakistán teme las consecuencias de que los talibanes se nieguen a reconocer la Línea Durand.
En consecuencia, las disputas territoriales de India y Afganistán con Pakistán desempeñaron un papel importante en su acercamiento de la era Talibán 2.0, que se aceleró cuando Trump 2.0 exigió el regreso de las tropas estadounidenses a la base aérea de Bagram (lo que solo podría ocurrir con la facilitación paquistaní) y su nueva campaña de presión contra la India. Estos procesos ocurrieron en paralelo con el acercamiento entre Estados Unidos y Pakistán, que está revitalizando rápidamente su antigua alianza estratégica de la Guerra Fría, a la que India (y Rusia) culpan de desestabilizar la región en aquel entonces.
Informes recientes de que Pakistán quiere ceder un puerto a Estados Unidos, lo que algunos creen que podría llevar al regreso de las fuerzas estadounidenses, coinciden con las acusaciones de India de que Pakistán apoya el terrorismo en Cachemira y de los talibanes de que apoya a ISIS-K (al que Rusia ha hecho la vista gorda ) para empeorar la percepción de amenaza de ambos. Pakistán acusa igualmente a India de respaldar al Ejército de Liberación de Baluchistán y a los talibanes de respaldar al TTP, grupos aliados designados como terroristas por Estados Unidos y que, por lo tanto, podrían servir de pretexto para una presión conjunta contra ellos.
En cuanto a la presión, China podría sentir pronto una mayor presión militar por parte de Estados Unidos debido a las últimas acciones pro estadounidenses de su "hermano de hierro", Pakistán. Trump desea explícitamente el regreso de las tropas estadounidenses a la base aérea de Bagram para amenazar las instalaciones nucleares chinas cercanas, y esto solo podría ocurrir con la facilitación pakistaní. El posible regreso de las fuerzas estadounidenses a Pakistán también podría lograr este objetivo. Los aranceles del 100 % anunciados por Trump sobre China, justo cuando las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán entran en un renacimiento, generan aún más sospechas.
Si bien China probablemente nunca abandonará a Pakistán, dado que invirtió miles de millones en su economía a través del Corredor Económico China-Pakistán, buque insignia de la BRI, y le vende más armas que a ningún otro país, Estados Unidos podría exigir pronto que Pakistán se distancie de China. Si Pakistán cumple como se espera, China e India podrían coordinar su apoyo a Afganistán como una manifestación de su incipiente acercamiento para equilibrar el renovado duopolio regional entre Estados Unidos y Pakistán, transformando así la geopolítica regional.
Algunos se sorprendieron por el viaje de Muttaqi a Delhi y la reanudación formal de las relaciones bilaterales, ya que representa a una dictadura islamista fundamentalista que en su momento fue acusada de participar en la insurgencia cachemir respaldada por Pakistán, mientras que India es un estado laico y la mayor democracia del mundo. Sea como fuere, Muttaqi afirmó que «nunca hicimos ninguna declaración contra India. Al contrario, siempre buscamos buenas relaciones con India» durante la ocupación estadounidense, lo que sugiere motivos mutuos de realpolitik.
Podría decirse que ese es el caso y se debe a que Pakistán unió a los talibanes y a la India, como se explicará a continuación. La rivalidad indo-pakistaní es bien conocida y no requiere mayor explicación, mientras que el empeoramiento de los lazos entre los talibanes y Pakistán se atribuye al peligroso dilema de seguridad que surgió un año después del fin de la ocupación estadounidense. En resumen, los talibanes temen una colusión entre Estados Unidos y Pakistán en su contra después del golpe de Estado posmoderno contra Imran Khan, mientras Pakistán teme las consecuencias de que los talibanes se nieguen a reconocer la Línea Durand.
En consecuencia, las disputas territoriales de India y Afganistán con Pakistán desempeñaron un papel importante en su acercamiento de la era Talibán 2.0, que se aceleró cuando Trump 2.0 exigió el regreso de las tropas estadounidenses a la base aérea de Bagram (lo que solo podría ocurrir con la facilitación paquistaní) y su nueva campaña de presión contra la India. Estos procesos ocurrieron en paralelo con el acercamiento entre Estados Unidos y Pakistán, que está revitalizando rápidamente su antigua alianza estratégica de la Guerra Fría, a la que India (y Rusia) culpan de desestabilizar la región en aquel entonces.
Informes recientes de que Pakistán quiere ceder un puerto a Estados Unidos, lo que algunos creen que podría llevar al regreso de las fuerzas estadounidenses, coinciden con las acusaciones de India de que Pakistán apoya el terrorismo en Cachemira y de los talibanes de que apoya a ISIS-K (al que Rusia ha hecho la vista gorda ) para empeorar la percepción de amenaza de ambos. Pakistán acusa igualmente a India de respaldar al Ejército de Liberación de Baluchistán y a los talibanes de respaldar al TTP, grupos aliados designados como terroristas por Estados Unidos y que, por lo tanto, podrían servir de pretexto para una presión conjunta contra ellos.
En cuanto a la presión, China podría sentir pronto una mayor presión militar por parte de Estados Unidos debido a las últimas acciones pro estadounidenses de su "hermano de hierro", Pakistán. Trump desea explícitamente el regreso de las tropas estadounidenses a la base aérea de Bagram para amenazar las instalaciones nucleares chinas cercanas, y esto solo podría ocurrir con la facilitación pakistaní. El posible regreso de las fuerzas estadounidenses a Pakistán también podría lograr este objetivo. Los aranceles del 100 % anunciados por Trump sobre China, justo cuando las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán entran en un renacimiento, generan aún más sospechas.
Si bien China probablemente nunca abandonará a Pakistán, dado que invirtió miles de millones en su economía a través del Corredor Económico China-Pakistán, buque insignia de la BRI, y le vende más armas que a ningún otro país, Estados Unidos podría exigir pronto que Pakistán se distancie de China. Si Pakistán cumple como se espera, China e India podrían coordinar su apoyo a Afganistán como una manifestación de su incipiente acercamiento para equilibrar el renovado duopolio regional entre Estados Unidos y Pakistán, transformando así la geopolítica regional.
12 de octubre de 2025
|
Conferencia de prensa del portavoz talibán, Zabihullah Mujahid:
"Las acciones de Pakistán parecen estar impulsadas por un grupo militar específico que sigue órdenes de servir a potencias superiores. El país se ha convertido en su peón, utilizando la inestabilidad regional para perseguir objetivos de inteligencia encubiertos." Un convoy de los talibanes afganos avistado en el distrito Spin Boldak de Afganistán se dirige a la Línea Durand
- En preparación para posibles enfrentamientos renovados esta noche. Talibanes hallan pasaportes europeos en campamento Daesh en Pakistán
El gobierno talibán denunció que ciudadanos europeos fueron trasladados a un centro de entrenamiento del Daesh en Mastung, desde aeropuertos de Karachi e Islamabad. http://es.mdn.tv/8iPF 
|
El Ala 245 del Cuerpo Fronterizo de Pakistán, bajo el mando del comandante Sajid Khattak, desmanteló con éxito cuatro puestos fronterizos de Afganistán cerca de Angoor Adda, en el sector de Waziristán del Sur.
La unidad tomó el control total del principal puesto de bandera de Afganistán, reemplazando la bandera talibán por la de Pakistán, lo que marcó un importante éxito táctico en la frontera dentro de territorio enemigo. Pakistán dice que continúa su respuesta bélica a Afganistán "CON TODA SU FUERZA"
Las Fuerzas Armadas de Pakistán reportaron el domingo en su cuenta de X una "agresión no provocada" por parte de Afganistán en la zona fronteriza entre ambos países. "La respuesta contundente del Ejército de Pakistán contra las fuerzas talibanes continúa con toda su fuerza", reza la publicación. A su vez, Zabihullah Mujahid, portavoz talibán, informó que en los enfrentamientos murieron 58 soldados paquistaníes y 30 resultaron heridos, mientras que más de 20 militares afganos perdieron la vida o resultaron heridos en estos enfrentamientos. |
Ecos de la Línea Durand: Afganistán y Pakistán en una encrucijada
TEHERÁN – En la noche del 9 de octubre, las explosiones en Kabul —ampliamente reportadas como ataques dirigidos contra figuras de Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP)— desencadenaron una rápida cadena de violencia que al 11–12 de octubre se había convertido en la confrontación más dura entre Afganistán y Pakistán en años.
Tehran Times Por Garsha Vazirian
Los intercambios de artillería y armas pequeñas se produjeron a lo largo de múltiples sectores fronterizos, se cerraron cruces importantes y ambas capitales intercambiaron numerosas reclamaciones territoriales y de bajas que los observadores independientes aún no pueden conciliar. Los hechos inmediatos son crudos; su significado es peligroso.
La secuencia próxima es sencilla: ataques paquistaníes en territorio afgano, un ataque del TTP dentro de Pakistán, operaciones afganas a lo largo de la Línea Durand y una contraofensiva paquistaní.
Cada movimiento alimentó al siguiente, produciendo una clásica espiral de escalada. Los portavoces de Kabul dijeron que las fuerzas afganas habían matado a docenas de soldados paquistaníes y capturado puestos; Islamabad reconoció la pérdida de soldados, pero afirmó que hubo muchas más bajas militantes y la toma o destrucción de posiciones afganas.
A falta de una verificación independiente, los números se convirtieron en herramientas de presión en lugar de una realidad compartida, mientras que una avalancha de videos y afirmaciones en las redes sociales —muchas de ellas posteriormente marcadas como mal atribuidas o no verificables— amplificaron el peligro y la incertidumbre.
Esta confrontación no puede reducirse a una única elección táctica. Se basa en varias realidades entrelazadas.
En primer lugar, la Línea Durand —una de las fronteras más disputadas del mundo— sigue siendo una frontera viva que atraviesa comunidades pastunes y al mismo tiempo sostiene el comercio transfronterizo, las redes de parentesco y la gobernanza porosa.
En segundo lugar, el supuesto resurgimiento del TTP ha endurecido el apetito de Islamabad por medidas cinéticas; un año de presuntos ataques mortales dentro de Pakistán ha reducido la paciencia política y aumentado el costo interno de la inacción.
En tercer lugar, el entorno estratégico regional se ha vuelto cada vez más complejo. Después del breve enfrentamiento entre India y Pakistán en mayo, Islamabad se acercó más a Washington, y el jefe del ejército, el mariscal de campo Asim Munir, construyó vínculos con el presidente Donald Trump–, llegando incluso a proponerlo para un Premio Nobel de la Paz.
En julio, Pakistán honró al entonces jefe del CENTCOM, el general Michael E. Kurilla, por su “servicio ejemplar” en el avance de la cooperación militar con Estados Unidos.
Mientras tanto, Washington busca crear divisiones entre China y sus socios regionales, incluido Pakistán, aprovechando los compromisos económicos y de seguridad.
Según se informa, Pakistán presentó a funcionarios estadounidenses un nuevo puerto en el Mar Arábigo cerca de la frontera entre Afganistán e Irán, en Pasni, y se prevé que inversores estadounidenses construyan y gestionen la terminal, destacando cómo los proyectos económicos ahora están entrelazados con cálculos estratégicos.
¿Quién se beneficia cuando Kabul e Islamabad se enfrentan? A corto plazo, los establecimientos de seguridad de línea dura de ambos lados pueden obtener legitimidad nacionalista de respuestas sólidas; mediadores como Qatar y Arabia Saudita obtienen capital diplomático al intervenir; los grupos terroristas pueden explotar el caos para reclutar y reposicionarse a menos que se degraden verdaderamente.
Geopolíticamente, una crisis prolongada otorga influencia a potencias externas dispuestas a ofrecer garantías de seguridad o zanahorias económicas — pero la inestabilidad crónica en última instancia corroe la agenda de todos los actores, desde los corredores comerciales hasta las inversiones regionales.
Las trayectorias plausibles son estrechas. El camino más creíble a corto plazo es el enfriamiento mediado: los interlocutores del Golfo Pérsico presionan para que se detenga, se reabran los cruces y se alivian los problemas económicos urgentes.
Un resultado más peligroso a mediano plazo es un conflicto sostenido y de baja intensidad de incursiones, cierres y desplazamientos que militariza la vida fronteriza y vacía el comercio. La pesadilla sigue siendo un error de cálculo que arrastra a las fuerzas convencionales a una conflagración más amplia — improbable pero catastrófica si ocurre.
El remedio es político. Los ataques militares pueden mitigar una amenaza; no pueden reparar una gobernanza porosa, resucitar instituciones fallidas ni borrar agravios históricos.
La verificación neutral de incidentes, las líneas directas militares, el fomento de la confianza en los sectores en disputa y los incentivos vinculados al desarrollo que hacen que albergar a militantes sea más costoso que tolerarlos no son prescripciones elegantes, pero sí prácticas.
Sin medidas políticas sostenidas y verificables, la Línea Durand seguirá actuando no como un escudo sino como una costura que, cuando se tira, desmorona la frágil estabilidad— y deja a los civiles cosiendo lo que los líderes dejaron desmoronarse.
La secuencia próxima es sencilla: ataques paquistaníes en territorio afgano, un ataque del TTP dentro de Pakistán, operaciones afganas a lo largo de la Línea Durand y una contraofensiva paquistaní.
Cada movimiento alimentó al siguiente, produciendo una clásica espiral de escalada. Los portavoces de Kabul dijeron que las fuerzas afganas habían matado a docenas de soldados paquistaníes y capturado puestos; Islamabad reconoció la pérdida de soldados, pero afirmó que hubo muchas más bajas militantes y la toma o destrucción de posiciones afganas.
A falta de una verificación independiente, los números se convirtieron en herramientas de presión en lugar de una realidad compartida, mientras que una avalancha de videos y afirmaciones en las redes sociales —muchas de ellas posteriormente marcadas como mal atribuidas o no verificables— amplificaron el peligro y la incertidumbre.
Esta confrontación no puede reducirse a una única elección táctica. Se basa en varias realidades entrelazadas.
En primer lugar, la Línea Durand —una de las fronteras más disputadas del mundo— sigue siendo una frontera viva que atraviesa comunidades pastunes y al mismo tiempo sostiene el comercio transfronterizo, las redes de parentesco y la gobernanza porosa.
En segundo lugar, el supuesto resurgimiento del TTP ha endurecido el apetito de Islamabad por medidas cinéticas; un año de presuntos ataques mortales dentro de Pakistán ha reducido la paciencia política y aumentado el costo interno de la inacción.
En tercer lugar, el entorno estratégico regional se ha vuelto cada vez más complejo. Después del breve enfrentamiento entre India y Pakistán en mayo, Islamabad se acercó más a Washington, y el jefe del ejército, el mariscal de campo Asim Munir, construyó vínculos con el presidente Donald Trump–, llegando incluso a proponerlo para un Premio Nobel de la Paz.
En julio, Pakistán honró al entonces jefe del CENTCOM, el general Michael E. Kurilla, por su “servicio ejemplar” en el avance de la cooperación militar con Estados Unidos.
Mientras tanto, Washington busca crear divisiones entre China y sus socios regionales, incluido Pakistán, aprovechando los compromisos económicos y de seguridad.
Según se informa, Pakistán presentó a funcionarios estadounidenses un nuevo puerto en el Mar Arábigo cerca de la frontera entre Afganistán e Irán, en Pasni, y se prevé que inversores estadounidenses construyan y gestionen la terminal, destacando cómo los proyectos económicos ahora están entrelazados con cálculos estratégicos.
¿Quién se beneficia cuando Kabul e Islamabad se enfrentan? A corto plazo, los establecimientos de seguridad de línea dura de ambos lados pueden obtener legitimidad nacionalista de respuestas sólidas; mediadores como Qatar y Arabia Saudita obtienen capital diplomático al intervenir; los grupos terroristas pueden explotar el caos para reclutar y reposicionarse a menos que se degraden verdaderamente.
Geopolíticamente, una crisis prolongada otorga influencia a potencias externas dispuestas a ofrecer garantías de seguridad o zanahorias económicas — pero la inestabilidad crónica en última instancia corroe la agenda de todos los actores, desde los corredores comerciales hasta las inversiones regionales.
Las trayectorias plausibles son estrechas. El camino más creíble a corto plazo es el enfriamiento mediado: los interlocutores del Golfo Pérsico presionan para que se detenga, se reabran los cruces y se alivian los problemas económicos urgentes.
Un resultado más peligroso a mediano plazo es un conflicto sostenido y de baja intensidad de incursiones, cierres y desplazamientos que militariza la vida fronteriza y vacía el comercio. La pesadilla sigue siendo un error de cálculo que arrastra a las fuerzas convencionales a una conflagración más amplia — improbable pero catastrófica si ocurre.
El remedio es político. Los ataques militares pueden mitigar una amenaza; no pueden reparar una gobernanza porosa, resucitar instituciones fallidas ni borrar agravios históricos.
La verificación neutral de incidentes, las líneas directas militares, el fomento de la confianza en los sectores en disputa y los incentivos vinculados al desarrollo que hacen que albergar a militantes sea más costoso que tolerarlos no son prescripciones elegantes, pero sí prácticas.
Sin medidas políticas sostenidas y verificables, la Línea Durand seguirá actuando no como un escudo sino como una costura que, cuando se tira, desmorona la frágil estabilidad— y deja a los civiles cosiendo lo que los líderes dejaron desmoronarse.
14 de octubre de 2025
Los ataques de represalia contra los puestos fronterizos paquistaníes señalan una nueva fase en la frágil dinámica entre Kabul e Islamabad, justo cuando India reabre sus puertas diplomáticas al gobierno talibán.
16 de octubre de 2025
|
Pakistán contra Afganistán: comparación del poderío militar
Los dos países acaban de anunciar un alto el fuego temporal, pero la tensión sigue siendo muy alta. Los combates podrían reanudarse en cuestión de días o incluso horas. Presupuesto PAK: más de 10 000 millones de dólares (oficial) AFG: entre 1000 y 2000 millones de dólares (estimación) Personal activo PAK: aproximadamente 650 000 AFG: 130 000 (núcleo) Aviones de combate PAK: 26 AFG: ~20 (la mayoría inoperativos) Carros de combate principales PAK: 2627 AFG: ~100 (la mayoría inoperativos) ︎Artillería autopropulsada PAK: 671 AFG: 20 |
Helicópteros:
PAK: 373 AFG: 30 Drones de ataque PAK: 150 AFG: 20 Disuasión estratégica PAK: ~170 ojivas nucleares AFG: más de 500 000 armas pequeñas y artefactos explosivos improvisados |
Si los servicios de inteligencia rusos determinan que esto es innegable o al menos plausible, entonces los lazos con Pakistán previsiblemente empeorarán, mientras que la confianza de Rusia en los talibanes se vería gravemente dañada si resulta que el grupo mintió.
La reciente retórica de “construcción de la democracia” del Ministerio de Asuntos Exteriores sobre Afganistán, inspirada por Estados Unidos, sugiere ominosamente que Pakistán podría estar preparando una operación de cambio de régimen apoyada por Estados Unidos.
Fortalecer la Línea Durand, eliminar las amenazas de células durmientes del lado de Pakistán y dividir y gobernar Afganistán a través de medios híbridos pueden garantizar la seguridad nacional de Pakistán en lugar de la invasión que Estados Unidos podría estar preparando para que Pakistán avance hacia sus objetivos geopolíticos y minerales.
18 de octubre de 2025
Afganistán y Pakistán han acordado un alto el fuego con efecto inmediato, así como establecer mecanismos para consolidar una paz y estabilidad duradera entre ambos países, ha comunicado el Ministerio de Exteriores de Catar este domingo (hora local).
El acuerdo se logró después de una ronda de negociaciones en Doha con la mediación de Catar y Turquía.
Más detalleshttps://sn-esp.site/JgLc
El acuerdo se logró después de una ronda de negociaciones en Doha con la mediación de Catar y Turquía.
Más detalleshttps://sn-esp.site/JgLc
24 de octubre de 2025