25 de febrero de 2025
La comedia de malentendidos
No estamos en presencia de una revolución copernicana en los equilibrios mundiales. En pocas palabras, el Estado profundo reemplazó al comandante en jefe, porque la guerra iba mal
Observatorio de la crisis ENRICO TOMASELLI
Quizás sea porque la irrupción del huracán Trump en la escena internacional ha desconcertado a muchos, o quizás las expectativas eran exageradamente altas, pero parece que esto está desatando una serie de equívocos realmente considerables .
Para empezar, la nueva América no está en absoluto orientada hacia la multipolaridad, ni siquiera en términos de una simple aceptación de la realidad. Al contrario –y muchas cosas lo demuestran– se trata simplemente de una conversión táctica, que toma nota del surgimiento de un mundo multipolar, pero sólo para combatirlo mejor y reafirmar el predominio estadounidense. Esto se desprende no sólo de las reiteradas declaraciones (y acciones) que siguen señalando a China como una amenaza y la necesidad de contenerla (incluso militarmente), sino también del cambio de actitud hacia Rusia.
El cambio de 180° respecto a las posiciones sostenidas por la anterior administración norteamericana hasta hace unos meses se debe en realidad a dos elementos: por un lado, el reconocimiento del error estratégico cometido al desencadenar el conflicto en Ucrania, que empujó a Moscú a establecer una alianza estratégica de facto con Pekín, y por otro, la reevaluación del enemigo ruso como difícil pero todavía inferior.
De ahí la nueva política estadounidense que pretende separar a Rusia de China (y romper el bloque de la alianza cuadrilateral con Irán y Corea del Norte), abriendo una fase de diálogo y colaboración con Moscú, que pretende implicarlo en un mecanismo de reducción del conflicto.
Básicamente, este plan se basa en la idea que al desescalar el conflicto con Rusia y al mismo tiempo acentuar el conflicto con China, se acabará abriendo una brecha entre los dos países. Por supuesto, la suposición es que las ofertas de Estados Unidos son lo suficientemente atractivas para convencer a Moscú de mantenerse al margen de una escalada de tensiones chino-estadounidenses. Veremos más adelante que esta operación es en realidad mucho más complicada, empezando por el hecho de que Washington en realidad no tiene mucho que ofrecer.
Además, incluso para Estados Unidos –aunque en menor medida que los europeos– realizar un cambio de dirección tan claro no es precisamente fácil, empezando por el hecho de que incluso en ambientes vinculados al mundo político que apoya a Trump hay no pocos rusófobos feroces. Y además, aunque la cara que la administración norteamericana presenta hacia Moscú es muy amistosa, aún no ha abandonado por completo la estrategia del palo y la zanahoria, y no deja de lanzar aquí y allá amenazas de diversa índole, para el caso que la respuesta rusa no sea suficientemente colaborativa.
De manera más general, es necesario entender que la política de poder de Estados Unidos siempre se ha ajustado a criterios geopolíticos, no ideológicos. Si bien durante todo el período que va desde la Primera Guerra Mundial hasta la caída de la URSS el anticomunismo fue una herramienta poderosa, así como lo fue el progresismo democrático a partir del fin de la Guerra Fría, estas siempre han sido superestructuras.
El fundamento de la política hegemónica de Estados Unidos siempre ha sido de carácter geopolítico, libre por tanto de presiones ideológicas y/o idealistas. Y, como es obvio para una gran potencia imperial, sus estrategias siempre han sido un asunto de mediano y largo plazo, no sujeto a cambios radicales con cada cambio de administración.
Naturalmente, estas estrategias sólo son desarrolladas parcialmente por las distintas administraciones federales; la continuidad estratégica imperial está asegurada por un vasto corpus de poderes (económicos, burocráticos, culturales) que constituyen la base en la que los diferentes órganos de gobierno tienen sus raíces, y de donde surgen y, al mismo tiempo, extraen su propio personal político.
Este conjunto de poderes es sustancialmente permanente (en el sentido de que su capacidad de influencia se mantiene, independientemente de los cambios en la Casa Blanca), y no debe entenderse como un bloque monolítico, sino como una vasta red informal, en la que incluso intereses diferentes cooperan y van encontrando gradualmente una síntesis estratégica, y obviamente una síntesis política que la expresa y garantiza su implementación.
Esto es exactamente lo que estamos acostumbrados a definir como el estado profundo. Es importante entender que este Estado profundo no puede definirse en términos de alineamientos políticos (democráticos o republicanos), que simplemente representan su epifenómeno; Por su naturaleza, determina la selección de las clases dominantes, pero no coincide con una ni con otra. Esto también se aplica perfectamente a Trump.
Aunque el actual presidente no es un político de carrera , siempre ha sido un miembro destacado de la oligarquía estadounidense y, por lo tanto, absolutamente orgánico a ella. Así pues, no es Trump quien se impone al Estado profundo, sino que es éste (una parte de él) quien lo selecciona para llevar a cabo una operación considerada necesaria –es decir, un cambio brusco de dirección– porque la decadencia estadounidense ha llegado a un punto crítico que la hace inevitable.
Lo que Trump está haciendo en Estados Unidos, por tanto, no es una operación para destruir el Estado profundo, sino su purga. Los elementos más superficiales, los más implicados en la mala gestión estratégica, los más corruptos o influenciados ideológicamente, están siendo eliminados para restaurar la eficiencia: en un momento en que Estados Unidos se prepara para enfrentar el mayor desafío a su dominio global, es necesario que la maquinaria de guerra esté perfectamente a la altura de la tarea y sea absolutamente cohesionada. Los aparatos considerados inadecuados, como la USAID, serán desmantelados, pero nadie cuestionará a Lockheed Martin o a Blackrock.
Otro gran malentendido –o más bien dos– se refiere al conflicto ucraniano. En su extraordinaria obtusidad, los dirigentes europeos consideran que Trump está dando en este sentido un giro estratégico (y que esto constituye una traición a los ideales comunes). En primer lugar, para Estados Unidos, incluso durante la administración Biden, esta guerra nunca ha sido una cuestión de ideales (democracia versus autocracia); eso era propaganda para tontos, y de hecho los líderes europeos se la creyeron.
Para Washington, el conflicto en Ucrania siempre ha representado un movimiento estratégico en las relaciones de poder con Moscú; la administración Trump expresa una orientación estratégica diferente, pero siempre en el contexto de las relaciones geopolíticas entre Estados Unidos y Rusia. Los ideales que predican los europeos, y menos aún los propios europeos (incluidos los ucranianos), nunca han servido de nada.
Lo que Trump está poniendo en juego, por tanto, no es más que una continuación de la línea anterior, basada en la defensa de los intereses estadounidenses, despojada de los adornos que habían servido para embellecerla ante la opinión pública occidental. La reanudación de las relaciones dialógicas entre las dos potencias no tiene, pues, relación con el conflicto y su resolución, salvo en una medida muy marginal, siendo el objetivo de una naturaleza y una dimensión completamente diferentes .
La necesidad primordial de Estados Unidos en esta etapa, y en vista del enfrentamiento decisivo con China, requiere por un lado la reconstrucción industrial (y por tanto la optimización del uso de los recursos, y del tiempo necesario para emplearlos), y por otro -como ya se ha dicho- la división del frente opuesto.
La nueva posición estadounidense respecto de Rusia es, por tanto, funcional a la consecución de estos dos objetivos: ganar tiempo y distanciarse de China. Lo que está en juego son los intereses estratégicos estadounidenses, por lo que la participación de terceros actores (como los estados europeos) sólo tiene sentido si y cuando sirva a esos intereses; no se trata en absoluto de la defensa de intereses comunes.
Europa no sólo se mantiene al margen precisamente porque es marginal, sino que su percepción de lo que sucede está afectada por la distorsión perceptiva de su propio liderazgo.
A pesar de la enorme evidencia de que el conflicto estaba dañando desproporcionadamente a los países europeos –mientras que Estados Unidos se beneficiaba de él–, estos liderazgos se lanzaron a la cruzada antirrusa con la doble convicción de que ésta era necesaria para defender un patrimonio común entre las dos orillas del Atlántico, y que este patrimonio (en términos de valores pero también materiales) establecía en sí mismo una superioridad de 360° de Occidente sobre el oso ruso.
En esencia, la guerra en Ucrania fue para Estados Unidos una maniobra estratégica imaginada y deseada en el marco de un conflicto entre potencias, y por tanto exclusivamente una cuestión de intereses (incluidos los antieuropeos, por cierto), mientras que para Europa se convirtió en un choque de civilizaciones. Y para Washington siempre lo ha considerado como un episodio, una jugada única en el vasto tablero geopolítico, mientras que para las cancillerías europeas se ha convertido en una especie de calvario, el centro de todo.
Es por eso que, mientras Estados Unidos está realizando un movimiento que (sólo aparentemente) parece cambiar radicalmente el juego, los líderes europeos siguen pensando que la situación es completamente diferente.
De este enésimo error de percepción se sigue otra evaluación incorrecta. La idea, es decir, es que el fin del conflicto –y por tanto de la batalla existencial que Europa cree estar librando– es inminente, porque las dos potencias están a punto de llegar a un acuerdo en ese sentido, y por encima de sus propias cabezas. En realidad, nada de esto es real. La guerra está lejos de llegar a su fin.
De nuevo, las razones son dobles. En primer lugar, el hecho mismo de que el conflicto sea –para ambas potencias– parte de la cuestión significa que su resolución sólo puede tener lugar en el contexto de un marco más amplio, que redefine toda la arquitectura de seguridad (mutua). No hace falta decir, por tanto, que la complejidad y amplitud de los problemas a resolver es tal que requiere mucho tiempo, incluso sólo para identificarlos y sistematizarlos. Pero incluso si quisiéramos poner de relieve el conflicto cinético en curso (cosa que Trump probablemente intentará hacer de todos modos, también por razones de imagen ), esto no significa que la solución esté al alcance de la mano. La experiencia histórica de la resolución de conflictos (después de la Segunda Guerra Mundial) nos dice que puede llevar años.
En cualquier caso, es razonable suponer que, en el mejor de los casos, se necesitará no menos de un año para poner fin al conflicto en Ucrania. Y durante estos doce meses, la guerra continuará. De hecho, hay que excluir la hipótesis de una congelación de las operaciones o incluso de un simple alto el fuego. No sólo porque esto sería absolutamente contrario a los intereses estratégicos rusos, sino también porque –véase el Oriente Medio– cuando una de las partes implicadas no está plenamente convencida, la inestabilidad de la situación persiste de todos modos.
Un nuevo malentendido parece estar floreciendo en el viejo continente. Si los tres años de guerra de la OTAN contra Rusia en suelo ucraniano han desgastado a Europa, hasta el punto de empezar a abrir grietas significativas en su (presunta) unidad y unívoco de propósitos, el cambio táctico de la administración estadounidense está induciendo a los dirigentes europeos a cultivar la ilusión de que sustituyendo al enemigo Putin por el enemigo Trump -o mejor aún añadiendo el segundo al primero- se puede reconstituir un bloque de países que, sintiéndose amenazados por acabar como la vasija de barro, puedan redescubrir el espíritu unitario perdido. Sin embargo, los movimientos (bastante azarosos y contradictorios, en este sentido) de algunos dirigentes ponen cada vez más de relieve las diferencias y distancias entre los distintos países, cada vez más destinados a marchar por separado.
Además, cada una de las hipótesis planteadas está destinada a chocar con la dura realidad de los hechos; tanto la multiplicación de la ayuda a Kiev (que, por otra parte, choca con la pretensión de sentarse en la mesa de negociaciones de paz), como la implementación de una economía de guerra, e incluso –más banal– la intención de acelerar la adhesión de Ucrania a la UE, son imposibles, tanto por la incapacidad objetiva como por la negativa de ciertos sujetos.
La irrelevancia certificada de Europa, como tema geopolítico de algún peso, es un hecho, y definitivamente anterior al cambio de administración en Washington. La única diferencia es que esto ya no está siendo ocultado ni por los estadounidenses ni por los rusos.
Al fin y al cabo, bastaría observar cómo los países europeos van siendo expulsados silenciosamente de sus antiguas colonias africanas, mientras la influencia de otros actores, incluso de nivel medio, como Turquía o los Emiratos Árabes Unidos, crece rápidamente.
Y en Europa, la idea de que un posible cambio de las clases dirigentes (del que parece haberse hecho cargo el multimillonario Musk) represente una oportunidad para que el continente se arrepienta es absolutamente falaz. Ya hemos visto la era de los soberanistas en acción, y más que una oportunidad de recuperar una soberanía añorada, ésta terminará inevitablemente traduciéndose en un mero realineamiento con las nuevas autoridades de Washington, sin cuestionar en lo más mínimo el papel vasallo desempeñado hasta ahora.
Por último, pero no por ello menos importante , y muy al margen, cabe mencionar el último de los malentendidos creados en torno al ascenso de Trump. Esta vez justo dentro de Rusia. De hecho, está surgiendo una escuela de pensamiento, encabezada por el filósofo político Alexander Dugin, que ve en la figura del presidente estadounidense un campeón del pensamiento tradicionalista-conservador y en ello identifica una posible comunidad de intenciones y camino con la Federación Rusa.
Dugin, a quien en el pasado los medios occidentales incluso habían retratado como una especie de asesor de Putin, es en realidad el punto de referencia (no sólo en Rusia) para una parte absolutamente minoritaria del mundo político, que ve el retorno a los valores tradicionales (Dios-país-familia, por decirlo simplemente) como el camino hacia el renacimiento de la identidad nacional rusa.
Confunden las políticas anti-woke de Trump con una manifestación de un espíritu tradicionalista similar, cuando en realidad es meramente conservadurismo, pero totalmente interno a un espíritu de identidad estadounidense que no tiene nada que ver con el imaginado por Dugin.
Sin duda, la llegada de la era Trump trae cambios considerables al panorama geopolítico mundial, aunque parezcan mucho más radicales de lo que son. E introduce un elemento de aceleración. Pero no estamos en absoluto ante un fenómeno de inversión, ni estratégico ni histórico.
En cierto sentido, se puede decir que Trump es la reacción de una parte importante de las oligarquías estadounidenses ante el declive del poder hegemónico de Estados Unidos; un declive que no comenzó ni es culpa de las administraciones demócratas (a las que, en todo caso, se les puede acusar de haber respondido mal), y que avanza en línea con la tradición geopolítica estadounidense, que es la de afirmar y defender, a toda costa, el predominio estadounidense. Un predominio al que América tendría derecho, en virtud de su carácter excepcional.
En resumen, no estamos en presencia de una revolución copernicana en los equilibrios mundiales, ni siquiera del comienzo de una. En pocas palabras, el Estado profundo reemplazó al comandante en jefe, porque la guerra iba mal
Para empezar, la nueva América no está en absoluto orientada hacia la multipolaridad, ni siquiera en términos de una simple aceptación de la realidad. Al contrario –y muchas cosas lo demuestran– se trata simplemente de una conversión táctica, que toma nota del surgimiento de un mundo multipolar, pero sólo para combatirlo mejor y reafirmar el predominio estadounidense. Esto se desprende no sólo de las reiteradas declaraciones (y acciones) que siguen señalando a China como una amenaza y la necesidad de contenerla (incluso militarmente), sino también del cambio de actitud hacia Rusia.
El cambio de 180° respecto a las posiciones sostenidas por la anterior administración norteamericana hasta hace unos meses se debe en realidad a dos elementos: por un lado, el reconocimiento del error estratégico cometido al desencadenar el conflicto en Ucrania, que empujó a Moscú a establecer una alianza estratégica de facto con Pekín, y por otro, la reevaluación del enemigo ruso como difícil pero todavía inferior.
De ahí la nueva política estadounidense que pretende separar a Rusia de China (y romper el bloque de la alianza cuadrilateral con Irán y Corea del Norte), abriendo una fase de diálogo y colaboración con Moscú, que pretende implicarlo en un mecanismo de reducción del conflicto.
Básicamente, este plan se basa en la idea que al desescalar el conflicto con Rusia y al mismo tiempo acentuar el conflicto con China, se acabará abriendo una brecha entre los dos países. Por supuesto, la suposición es que las ofertas de Estados Unidos son lo suficientemente atractivas para convencer a Moscú de mantenerse al margen de una escalada de tensiones chino-estadounidenses. Veremos más adelante que esta operación es en realidad mucho más complicada, empezando por el hecho de que Washington en realidad no tiene mucho que ofrecer.
Además, incluso para Estados Unidos –aunque en menor medida que los europeos– realizar un cambio de dirección tan claro no es precisamente fácil, empezando por el hecho de que incluso en ambientes vinculados al mundo político que apoya a Trump hay no pocos rusófobos feroces. Y además, aunque la cara que la administración norteamericana presenta hacia Moscú es muy amistosa, aún no ha abandonado por completo la estrategia del palo y la zanahoria, y no deja de lanzar aquí y allá amenazas de diversa índole, para el caso que la respuesta rusa no sea suficientemente colaborativa.
De manera más general, es necesario entender que la política de poder de Estados Unidos siempre se ha ajustado a criterios geopolíticos, no ideológicos. Si bien durante todo el período que va desde la Primera Guerra Mundial hasta la caída de la URSS el anticomunismo fue una herramienta poderosa, así como lo fue el progresismo democrático a partir del fin de la Guerra Fría, estas siempre han sido superestructuras.
El fundamento de la política hegemónica de Estados Unidos siempre ha sido de carácter geopolítico, libre por tanto de presiones ideológicas y/o idealistas. Y, como es obvio para una gran potencia imperial, sus estrategias siempre han sido un asunto de mediano y largo plazo, no sujeto a cambios radicales con cada cambio de administración.
Naturalmente, estas estrategias sólo son desarrolladas parcialmente por las distintas administraciones federales; la continuidad estratégica imperial está asegurada por un vasto corpus de poderes (económicos, burocráticos, culturales) que constituyen la base en la que los diferentes órganos de gobierno tienen sus raíces, y de donde surgen y, al mismo tiempo, extraen su propio personal político.
Este conjunto de poderes es sustancialmente permanente (en el sentido de que su capacidad de influencia se mantiene, independientemente de los cambios en la Casa Blanca), y no debe entenderse como un bloque monolítico, sino como una vasta red informal, en la que incluso intereses diferentes cooperan y van encontrando gradualmente una síntesis estratégica, y obviamente una síntesis política que la expresa y garantiza su implementación.
Esto es exactamente lo que estamos acostumbrados a definir como el estado profundo. Es importante entender que este Estado profundo no puede definirse en términos de alineamientos políticos (democráticos o republicanos), que simplemente representan su epifenómeno; Por su naturaleza, determina la selección de las clases dominantes, pero no coincide con una ni con otra. Esto también se aplica perfectamente a Trump.
Aunque el actual presidente no es un político de carrera , siempre ha sido un miembro destacado de la oligarquía estadounidense y, por lo tanto, absolutamente orgánico a ella. Así pues, no es Trump quien se impone al Estado profundo, sino que es éste (una parte de él) quien lo selecciona para llevar a cabo una operación considerada necesaria –es decir, un cambio brusco de dirección– porque la decadencia estadounidense ha llegado a un punto crítico que la hace inevitable.
Lo que Trump está haciendo en Estados Unidos, por tanto, no es una operación para destruir el Estado profundo, sino su purga. Los elementos más superficiales, los más implicados en la mala gestión estratégica, los más corruptos o influenciados ideológicamente, están siendo eliminados para restaurar la eficiencia: en un momento en que Estados Unidos se prepara para enfrentar el mayor desafío a su dominio global, es necesario que la maquinaria de guerra esté perfectamente a la altura de la tarea y sea absolutamente cohesionada. Los aparatos considerados inadecuados, como la USAID, serán desmantelados, pero nadie cuestionará a Lockheed Martin o a Blackrock.
Otro gran malentendido –o más bien dos– se refiere al conflicto ucraniano. En su extraordinaria obtusidad, los dirigentes europeos consideran que Trump está dando en este sentido un giro estratégico (y que esto constituye una traición a los ideales comunes). En primer lugar, para Estados Unidos, incluso durante la administración Biden, esta guerra nunca ha sido una cuestión de ideales (democracia versus autocracia); eso era propaganda para tontos, y de hecho los líderes europeos se la creyeron.
Para Washington, el conflicto en Ucrania siempre ha representado un movimiento estratégico en las relaciones de poder con Moscú; la administración Trump expresa una orientación estratégica diferente, pero siempre en el contexto de las relaciones geopolíticas entre Estados Unidos y Rusia. Los ideales que predican los europeos, y menos aún los propios europeos (incluidos los ucranianos), nunca han servido de nada.
Lo que Trump está poniendo en juego, por tanto, no es más que una continuación de la línea anterior, basada en la defensa de los intereses estadounidenses, despojada de los adornos que habían servido para embellecerla ante la opinión pública occidental. La reanudación de las relaciones dialógicas entre las dos potencias no tiene, pues, relación con el conflicto y su resolución, salvo en una medida muy marginal, siendo el objetivo de una naturaleza y una dimensión completamente diferentes .
La necesidad primordial de Estados Unidos en esta etapa, y en vista del enfrentamiento decisivo con China, requiere por un lado la reconstrucción industrial (y por tanto la optimización del uso de los recursos, y del tiempo necesario para emplearlos), y por otro -como ya se ha dicho- la división del frente opuesto.
La nueva posición estadounidense respecto de Rusia es, por tanto, funcional a la consecución de estos dos objetivos: ganar tiempo y distanciarse de China. Lo que está en juego son los intereses estratégicos estadounidenses, por lo que la participación de terceros actores (como los estados europeos) sólo tiene sentido si y cuando sirva a esos intereses; no se trata en absoluto de la defensa de intereses comunes.
Europa no sólo se mantiene al margen precisamente porque es marginal, sino que su percepción de lo que sucede está afectada por la distorsión perceptiva de su propio liderazgo.
A pesar de la enorme evidencia de que el conflicto estaba dañando desproporcionadamente a los países europeos –mientras que Estados Unidos se beneficiaba de él–, estos liderazgos se lanzaron a la cruzada antirrusa con la doble convicción de que ésta era necesaria para defender un patrimonio común entre las dos orillas del Atlántico, y que este patrimonio (en términos de valores pero también materiales) establecía en sí mismo una superioridad de 360° de Occidente sobre el oso ruso.
En esencia, la guerra en Ucrania fue para Estados Unidos una maniobra estratégica imaginada y deseada en el marco de un conflicto entre potencias, y por tanto exclusivamente una cuestión de intereses (incluidos los antieuropeos, por cierto), mientras que para Europa se convirtió en un choque de civilizaciones. Y para Washington siempre lo ha considerado como un episodio, una jugada única en el vasto tablero geopolítico, mientras que para las cancillerías europeas se ha convertido en una especie de calvario, el centro de todo.
Es por eso que, mientras Estados Unidos está realizando un movimiento que (sólo aparentemente) parece cambiar radicalmente el juego, los líderes europeos siguen pensando que la situación es completamente diferente.
De este enésimo error de percepción se sigue otra evaluación incorrecta. La idea, es decir, es que el fin del conflicto –y por tanto de la batalla existencial que Europa cree estar librando– es inminente, porque las dos potencias están a punto de llegar a un acuerdo en ese sentido, y por encima de sus propias cabezas. En realidad, nada de esto es real. La guerra está lejos de llegar a su fin.
De nuevo, las razones son dobles. En primer lugar, el hecho mismo de que el conflicto sea –para ambas potencias– parte de la cuestión significa que su resolución sólo puede tener lugar en el contexto de un marco más amplio, que redefine toda la arquitectura de seguridad (mutua). No hace falta decir, por tanto, que la complejidad y amplitud de los problemas a resolver es tal que requiere mucho tiempo, incluso sólo para identificarlos y sistematizarlos. Pero incluso si quisiéramos poner de relieve el conflicto cinético en curso (cosa que Trump probablemente intentará hacer de todos modos, también por razones de imagen ), esto no significa que la solución esté al alcance de la mano. La experiencia histórica de la resolución de conflictos (después de la Segunda Guerra Mundial) nos dice que puede llevar años.
En cualquier caso, es razonable suponer que, en el mejor de los casos, se necesitará no menos de un año para poner fin al conflicto en Ucrania. Y durante estos doce meses, la guerra continuará. De hecho, hay que excluir la hipótesis de una congelación de las operaciones o incluso de un simple alto el fuego. No sólo porque esto sería absolutamente contrario a los intereses estratégicos rusos, sino también porque –véase el Oriente Medio– cuando una de las partes implicadas no está plenamente convencida, la inestabilidad de la situación persiste de todos modos.
Un nuevo malentendido parece estar floreciendo en el viejo continente. Si los tres años de guerra de la OTAN contra Rusia en suelo ucraniano han desgastado a Europa, hasta el punto de empezar a abrir grietas significativas en su (presunta) unidad y unívoco de propósitos, el cambio táctico de la administración estadounidense está induciendo a los dirigentes europeos a cultivar la ilusión de que sustituyendo al enemigo Putin por el enemigo Trump -o mejor aún añadiendo el segundo al primero- se puede reconstituir un bloque de países que, sintiéndose amenazados por acabar como la vasija de barro, puedan redescubrir el espíritu unitario perdido. Sin embargo, los movimientos (bastante azarosos y contradictorios, en este sentido) de algunos dirigentes ponen cada vez más de relieve las diferencias y distancias entre los distintos países, cada vez más destinados a marchar por separado.
Además, cada una de las hipótesis planteadas está destinada a chocar con la dura realidad de los hechos; tanto la multiplicación de la ayuda a Kiev (que, por otra parte, choca con la pretensión de sentarse en la mesa de negociaciones de paz), como la implementación de una economía de guerra, e incluso –más banal– la intención de acelerar la adhesión de Ucrania a la UE, son imposibles, tanto por la incapacidad objetiva como por la negativa de ciertos sujetos.
La irrelevancia certificada de Europa, como tema geopolítico de algún peso, es un hecho, y definitivamente anterior al cambio de administración en Washington. La única diferencia es que esto ya no está siendo ocultado ni por los estadounidenses ni por los rusos.
Al fin y al cabo, bastaría observar cómo los países europeos van siendo expulsados silenciosamente de sus antiguas colonias africanas, mientras la influencia de otros actores, incluso de nivel medio, como Turquía o los Emiratos Árabes Unidos, crece rápidamente.
Y en Europa, la idea de que un posible cambio de las clases dirigentes (del que parece haberse hecho cargo el multimillonario Musk) represente una oportunidad para que el continente se arrepienta es absolutamente falaz. Ya hemos visto la era de los soberanistas en acción, y más que una oportunidad de recuperar una soberanía añorada, ésta terminará inevitablemente traduciéndose en un mero realineamiento con las nuevas autoridades de Washington, sin cuestionar en lo más mínimo el papel vasallo desempeñado hasta ahora.
Por último, pero no por ello menos importante , y muy al margen, cabe mencionar el último de los malentendidos creados en torno al ascenso de Trump. Esta vez justo dentro de Rusia. De hecho, está surgiendo una escuela de pensamiento, encabezada por el filósofo político Alexander Dugin, que ve en la figura del presidente estadounidense un campeón del pensamiento tradicionalista-conservador y en ello identifica una posible comunidad de intenciones y camino con la Federación Rusa.
Dugin, a quien en el pasado los medios occidentales incluso habían retratado como una especie de asesor de Putin, es en realidad el punto de referencia (no sólo en Rusia) para una parte absolutamente minoritaria del mundo político, que ve el retorno a los valores tradicionales (Dios-país-familia, por decirlo simplemente) como el camino hacia el renacimiento de la identidad nacional rusa.
Confunden las políticas anti-woke de Trump con una manifestación de un espíritu tradicionalista similar, cuando en realidad es meramente conservadurismo, pero totalmente interno a un espíritu de identidad estadounidense que no tiene nada que ver con el imaginado por Dugin.
Sin duda, la llegada de la era Trump trae cambios considerables al panorama geopolítico mundial, aunque parezcan mucho más radicales de lo que son. E introduce un elemento de aceleración. Pero no estamos en absoluto ante un fenómeno de inversión, ni estratégico ni histórico.
En cierto sentido, se puede decir que Trump es la reacción de una parte importante de las oligarquías estadounidenses ante el declive del poder hegemónico de Estados Unidos; un declive que no comenzó ni es culpa de las administraciones demócratas (a las que, en todo caso, se les puede acusar de haber respondido mal), y que avanza en línea con la tradición geopolítica estadounidense, que es la de afirmar y defender, a toda costa, el predominio estadounidense. Un predominio al que América tendría derecho, en virtud de su carácter excepcional.
En resumen, no estamos en presencia de una revolución copernicana en los equilibrios mundiales, ni siquiera del comienzo de una. En pocas palabras, el Estado profundo reemplazó al comandante en jefe, porque la guerra iba mal
26 de febrero de 2025
Sin embargo, Estados Unidos podría sumarse a esta iniciativa para acelerar el declive de la hegemonía “pacífica” de Alemania sobre el bloque en favor de una “UE multipolar” liderada por una combinación de Polonia, Francia, Italia y otros.
La lección de desconfiar de todo lo que propone y acuerda Estados Unidos es una que el mismo Putin ha aprendido con los años, pero Europa se la ha saltado hasta encontrarse violentamente con la realidad concreta, una que pone a todo un continente a asumir el abismo donde se encuentra inmersa.
En este nuevo mundo, Occidente se fragmentará, ya que los europeos ya no son un socio para la hegemonía colectiva.
Trump, está diciendo, sin decirlo, que EEUU está en bancarrota (o casi) y que no puede seguir dilapidando recursos, pues los necesita para cubrir su creciente abismo presupuestario
No es paz, es negocio. ¿Por qué Trump quiere que acabe la Guerra de Ucrania? Los BRICS, que tanto inquietan a Trump amenazando de aranceles, son los que más reservas de tierras raras tienen, materiales para las nuevas tecnologías. La ONU dice que Ucrania tiene el 5% mundial. Con la guerra, EEUU no puede extraer de Ucrania esa riqueza, pero sin ella y la deuda por la "ayuda" militar que tiene Ucrania con EEUU, Trump busca apoderarse de esas tierras. Y dejando también fuera de esa riqueza a la UE, por eso Trump la excluye de la mesa de negociaciones.
@AnibalGarzon
@AnibalGarzon
"Rusia posee la cuarta mayor reserva de tierras raras del mundo"
Así lo afirmó el representante especial de la Presidencia rusa para inversiones y cooperación económica con países extranjeros, Kiril Dmítriev, quien se refirió al tema tras las recientes declaraciones de Donald Trump.
"Me gustaría también comprar minerales en tierras rusas si podemos", expresó Trump. "Tienen muy buenas tierras raras, […] petróleo y gas", agregó.
Anteriormente, Dmítriev afirmó que Moscú "está abierta a la cooperación económica" con Washington y considera que "es clave para una economía global más resistente".
Así lo afirmó el representante especial de la Presidencia rusa para inversiones y cooperación económica con países extranjeros, Kiril Dmítriev, quien se refirió al tema tras las recientes declaraciones de Donald Trump.
"Me gustaría también comprar minerales en tierras rusas si podemos", expresó Trump. "Tienen muy buenas tierras raras, […] petróleo y gas", agregó.
Anteriormente, Dmítriev afirmó que Moscú "está abierta a la cooperación económica" con Washington y considera que "es clave para una economía global más resistente".
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría exigir la expulsión de Finlandia y Suecia de la OTAN para mejorar las relaciones de Washington con Moscú, afirmó Jussi Lasila, analista del Instituto Finlandés de Asuntos Exteriores. La inclinación de Trump hacia el punto de vista ruso podría alcanzar proporciones sin precedentes, dijo a STT.
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Erdogan: "Solo Turquía puede salvar a la UE"
"Me gustaría decir clara e inequívocamente que solo Turquía puede salvar a la Unión Europea del punto muerto en el que ha caído, desde la economía a la defensa, desde la política a la reputación internacional. La plena adhesión de Turquía a la Unión puede salvarla [...], dará vida a Europa, cuya economía y estructura demográfica está envejeciendo rápidamente", dijo el mandatario. Según Erdogan, los acontecimientos en Siria, así como los debates en el contexto del conflicto ucraniano "reafirman la necesidad que tiene Europa" de Ankara. |
"La Unión Europea se formó para joder a Estados Unidos. Ese es su propósito" - Trump
El presidente de EEUU también ha anunciado que muy pronto anunciará la decisión de imponer aranceles del 25% a las importaciones de automóviles y otros bienes procedentes de la UE. |
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En 2003 EEUU anuló con su invasión a Irak los contratos petroleros de Francia.
En 2021 EEUU firmó el pacto militar AUKUS con Australia cancelando el acuerdo de Francia con Australia. Y ahora en 2025 dejará EEUU a Francia sin poder invertir en tierras raras de Ucrania. Y luego Francia defiende que la amenaza es Rusia y el desafío China. Aníbal Garzón @AnibalGarzon |
27 de febrero de 2025
Lukyanov: El juego a largo plazo: por qué Rusia debería resistir la tentación de iniciar un “nuevo romance” con Estados Unidos
Karl Sánchez
Este ensayo fue publicado en la revista rusa Profile el 24 de febrero y luego traducido, editado y republicado en inglés por RT el 26 de febrero como “El Estados Unidos de Trump no es amigo – Rusia debe mantener el rumbo: Moscú debe resistir la ilusión de un nuevo romance con Washington”. En varias traducciones anteriores, advertí a los lectores sobre la manipulación de RT durante su edición que a menudo altera la tesis del original o agrega otros puntos no proporcionados por el autor. Como lo implica el título de Lukyanov, su ensayo es una advertencia para tener cuidado con el Imperio estadounidense proscrito porque sus motivos aún apuntan al control global, pero a través de medios no militares de los que ahora carece. Por lo tanto, continúan manteniendo los objetivos del Juego Largo al frente y al centro mientras examinan críticamente las posibilidades a corto plazo. El restablecimiento de las relaciones con el Imperio estadounidense proscrito no implica que esas relaciones serán automáticamente amistosas:
Al anunciar el inicio de una operación militar especial en el territorio de Ucrania el 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin enumeró las razones que obligaron al uso de la fuerza. En particular, señaló al enemigo: "todo el llamado bloque occidental, formado por Estados Unidos a su imagen y semejanza". "No hay necesidad de ser modesto: Estados Unidos sigue siendo un gran país, una potencia fundamental", dijo Putin en ese momento. "Todos sus satélites no solo están de acuerdo mansa y obedientemente, cantan junto con él en cualquier ocasión, sino que también copian su comportamiento, aceptan con entusiasmo las reglas que se le proponen..." Esto significaba la disposición del "Occidente colectivo" (este concepto se estableció firmemente en nuestra vida cotidiana durante el Nuevo Orden Mundial [SMO]) a actuar contra Rusia a instancias del país hegemónico.
En aquel discurso, el pasaje sobre la estructura de Occidente, francamente hablando, no era el más importante, y la noticia principal eclipsó todo lo demás. Y el torbellino de acontecimientos vertiginosos posteriores engulló durante mucho tiempo las especulaciones sobre la naturaleza del bando contrario. Además, la tesis sobre la "imagen y semejanza" parecía estar plenamente confirmada. Europa y los aliados asiáticos de los Estados Unidos, a pesar de las graves pérdidas sufridas, iniciaron una ruptura con Rusia. Durante todo el tiempo posterior, ninguno de ellos titubeó sobre la reanudación de las relaciones.
Tres años después, la pregunta "¿Qué es Occidente?" se convirtió de pronto en la clave del desenlace de toda esta compleja colisión.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca tuvo el efecto de una poderosa erupción volcánica o de un desplazamiento tectónico. En primer lugar, esto se aplica específicamente a la asociación occidental, transatlántica, cuyo suelo se resbala bajo sus pies. Más precisamente, para desarrollar esta metáfora, una de las dos "piernas" de la comunidad de repente le dio una fuerte patada a la otra. Aparentemente, para que se moviera al ritmo, pero ahora para que caminara en la dirección opuesta. Las "extremidades" que recibieron la patada están doloridas y amargadas, pero no se les permite calmarse y recuperarse, y se les sigue colmando, si no con golpes, con insultos ofensivos.
¿Cómo evolucionarán las relaciones entre las dos orillas del Atlántico? Vladimir Putin no se desvía de la versión de hace tres años: los europeos, aunque no les guste Trump, "se pondrán a los pies del amo y moverán suavemente la cola", porque no sirven para nada más. Pero Stephen Walt, un destacado experto estadounidense en asuntos internacionales, cree que los aliados ofendidos por el presidente estadounidense entrarán en razón, se agruparán y encontrarán una forma eficaz de resistir.
¿Cuál es la probabilidad de cada uno de los escenarios? ¿Y qué significa esto para Rusia?
El bien con el mal
La rapidez y la radicalidad de las acciones del equipo del nuevo dueño de la Casa Blanca son asombrosas. Los programas de entrevistas rusos más apasionados se quedan atónitos ante lo que dicen los trumpistas y su líder sobre Ucrania y Europa. Estos últimos están conmocionados, ya que sus propios mantras habituales sobre la democracia y la libertad ahora se vuelven contra ellos, e incluso de una forma muy dura. Trump parece tener prisa por quitarle a la estructura occidental el apoyo que la ha respaldado durante décadas.
El hecho de que el conflicto ucraniano fuera el motivo inmediato de los trabajos de desmantelamiento es paradójico a su manera. A Trump no le interesa Ucrania en sí, no ve sentido en el hecho de que Estados Unidos se vea arrastrado a esta colisión cuando Washington tiene muchas cosas mucho más importantes que hacer (China, América del Norte y posiblemente del Sur, el Ártico Norte y, en cierta medida, Oriente Medio). Sin embargo, gracias a los esfuerzos del anterior presidente estadounidense, lo que está sucediendo en Ucrania ha sido elevado al rango de una batalla global entre el bien y el mal. Los riesgos, incluidos los propagandísticos, han aumentado hasta el punto de que una salida tranquila del conflicto con el enfoque anterior se ha vuelto simplemente imposible . Solo aumenta la espiral de tensiones político-militares: no es casualidad que la administración Biden haya dirigido hasta los últimos días todo lo que pudo para apoyar la guerra.
Ahora todo ha dado un giro. Como sus predecesores/adversarios afirmaron que Ucrania era el problema más fundamental, demostraremos que no es más que un lugar vacío y malicioso. Y, por supuesto, no es una entidad cuya opinión importe: un país que vive a expensas de otro debería simplemente hacer lo que le diga el donante. En opinión de Trump, Europa es un parásito que se alimenta del dinero estadounidense.
El ataque de los trumpistas a quienes siempre han sido considerados sus socios más cercanos es desalentador y, en boca del propio presidente estadounidense, resulta grotesco. ¿De dónde viene tanta pasión? En parte, se puede atribuir a las peculiaridades del estilo general de Donald Trump: es su manera habitual de crear un flujo de información de manera asertiva. Lanzando una tesis que confunde a todos, incluida la inexactitud de los datos, no la explica en respuesta a preguntas desconcertantes, sino que simplemente la repite una y otra vez casi palabra por palabra, logrando un efecto adictivo. Ya se ve que, por vigésima vez, la idea ya no parece tan extravagante. Pero es una táctica. Estratégicamente, la política exterior de Trump, curiosamente, sigue los principios de la escuela liberal de relaciones internacionales en el sentido de que es una continuación de la política interior.
Bismarck contra el Papa
El hecho de que Trump y sus colaboradores, incluidos los nativos de Silicon Valley, encabezados por Elon Musk, tengan la mira puesta en la Segunda Revolución Americana, lo dicen ellos mismos y algunos comentaristas. La tarea práctica es reducir los poderes y prerrogativas del Estado, que han crecido durante el último siglo. El sistema social no estaba entre las ideas originales de los padres fundadores, sino que se formó gradualmente bajo la influencia de las demandas públicas y el movimiento del mundo en esa dirección. Desde el punto de vista de los libertarios de diversas tendencias, esto condujo a una caída de la eficiencia y a una restricción de la libertad, hasta el punto de que el Estado se arrogó el derecho de regularlo todo, hasta la imposición de las ideas más absurdas de los liberales modernos ("política de identidad", en cuya forma se desbancó por completo del contenido, pero al mismo tiempo se convirtió en un diktat).
El gobierno de Joe Biden se ha convertido en un símbolo de esta tendencia en Estados Unidos, y el declive de la política anterior se ha expresado incluso de forma visual: un líder incapaz, reemplazado urgentemente por un sucesor descaradamente incompetente. Fue bajo el gobierno de Biden que la comunidad occidental, que llevaba mucho tiempo atravesando complejos procesos internos, volvió a ser "colectiva": la colisión ucraniana actuó como catalizador de la unidad. Para Trump, Europa no es parte del "Occidente colectivo", sino del "Biden colectivo", sobre todo porque el establishment europeo se puso fervientemente del lado de este último, hueso duro de roer de su rival durante toda la campaña.
Los trumpistas reaccionaron de forma especular: empezaron a intervenir en los procesos electorales europeos, alentando a los partidos que les eran afines. Hasta ahora, esto sólo había ocurrido de forma tan poco ceremoniosa en el espacio postsoviético. Europa está confusa, se convence de que es capaz de hacer frente a todo sin los estadounidenses, pero nadie sabe cómo hacerlo . En la retórica, los europeos intentan seguir la lógica de Steve Walt, pero en la práctica actúan como describe Putin. Sin embargo, parece que no basta con someterse simplemente a la corriente actual de Washington. Estados Unidos aspira a un "cambio de régimen" para seguir trabajando con personas de ideas afines. Se supone que serán ellos los que "muevan la cola".
Lo que antecede es, por supuesto, un esquema simplificado. El conglomerado transatlántico es una fortificación bien construida, capaz de resistir golpes serios. Sin embargo, nunca ha sido objeto de un ataque tan poderoso, especialmente desde dentro. El "Occidente colectivo" puede sufrir fatalmente a causa del deseo de renovar su apoyo: los Estados Unidos. Si los renovacionistas triunfan, lo que todavía no está del todo garantizado, Europa tendrá que adaptarse. Lo que está sucediendo en cierta medida se refiere al concepto de "Kulturkampf", la lucha del gobierno prusiano contra la influencia de la Iglesia católica romana después de la unificación de Alemania. Los liberales globalistas de ambos lados del Atlántico actúan como la Santa Sede, y los populistas (cabe destacar que Vance y sus asociados utilizan este concepto, que hasta hace poco era abusivo, en un sentido positivo) en el papel de Bismarck.
El problema europeo se agrava por el hecho de que una hipotética negativa a participar en el "Occidente" tal como se formó después de la Segunda Guerra Mundial (antes de la cual no existía un único Occidente político) promete sumergirse en lo desconocido. En el mundo moderno, ni siquiera los mayores países europeos están en condiciones de desempeñar individualmente el papel que consideren digno de sí mismos. Y las fantasías sobre un acercamiento chino-europeo en el contexto de la entente ruso-estadounidense, por supuesto, no tienen nada que ver con la realidad.
Mayoría y minoría
El autor de estas líneas ya escribió en las páginas de "Perfil" que el principal resultado internacional de la operación militar especial fue el surgimiento de un fenómeno que habitualmente llamamos la mayoría mundial. La vasta comunidad de países prefirió distanciarse del conflicto que estalló, eludió las insistentes exigencias de Occidente de unirse a la coalición de sanciones antirrusas y apuntó a sacar provecho de ello. Esto fue una sorpresa desagradable para Estados Unidos y demostró que el entorno internacional está ahora organizado de otra manera. Rusia tiene la oportunidad de establecer relaciones cualitativamente diferentes con la parte no occidental del mundo.
Ahora estamos asistiendo a la segunda consecuencia del Nuevo Orden Mundial en el mundo occidental, que, hipotéticamente, también abre oportunidades para Rusia. Hacía mucho tiempo que no se observaba una unión ideológica como la que se observa ahora entre Moscú y Washington. En el pasado, cuando esto sucedía, el denominador común era la agenda estadounidense, pero ahora es más bien lo contrario. Rusia y Estados Unidos están demostrando cortesía mutua, especialmente impresionante en contraste con el equilibrio que se ha producido recientemente al borde de una guerra real. El deseo de seguir construyendo sobre los éxitos es comprensible, sobre todo porque el giro hacia la construcción coincidió simbólicamente con el aniversario de la Conferencia de Yalta. Pero mantengamos una actitud sobria.
En Occidente se está librando una batalla que es de importancia fundamental para su futuro. A una de las partes (Estados Unidos) le ha resultado útil atraer a Rusia. Hasta cierto punto, este acercamiento corresponde a los intereses de Rusia, lo principal es no dejarse arrastrar a la confrontación de otros. En este sentido, Rusia debe adoptar la posición de la mayoría mundial: comprendemos sus problemas y estamos dispuestos a cooperar, pero sólo en la medida de lo posible. Esto no se debe ni siquiera a que, históricamente, la participación de Rusia en las disputas políticas e ideológicas occidentales siempre ha tenido consecuencias negativas. En primer lugar, se trata de una cuestión de relaciones con el resto del mundo. Y la tendencia general a alejarse de la dominación a largo plazo de Occidente continuará, aunque la trayectoria del movimiento puede ser muy tortuosa.
La intención de Trump de hacer que las relaciones con los aliados sean lo más beneficiosas posible para el Imperio se encuentra en una fase preparatoria. La principal comenzará en la siguiente etapa, cuando Estados Unidos se enfrente a rivales de gran calibre, en primer lugar, China. En esta situación, para Trump será importante que Rusia no sirva como factor de fortalecimiento de Pekín, como insistió durante la campaña electoral de 2016. En su primer mandato, todo fue cuesta abajo por razones internas estadounidenses, pero ahora la capacidad de Trump para implementar sus intenciones ha aumentado. Es poco probable que la actual carta blanca total dure para siempre, pero hasta ahora el grado de incapacidad general para resistir su presión es impresionante.
Por razones históricas y culturales, Rusia se siente más cómoda haciendo negocios con interlocutores de Occidente que con representantes de otras regiones. La experiencia de los últimos tres años ha demostrado lo difícil que es establecer vínculos con nuevos socios. Por un lado, la psicología de los contactos es diferente y, por otro, toda la infraestructura mundial sigue estando adaptada al papel central de Estados Unidos y Occidente, y es difícil ofrecer alternativas. Por eso existe la tentación de recurrir al "viejo y bueno" y es comprensible, pero no se puede sucumbir a ella.
Final antes de la secuela
En general, la cuestión no está en el vaivén eterno de las relaciones entre Rusia y Occidente, ni en la variabilidad de la suerte en las elecciones. Lo que importa es la dirección de la transformación global. El regreso de Rusia a la senda de su interacción habitual con Occidente significa consolidar el esquema de la Guerra Fría. Este modelo encierra a Rusia en Estados Unidos y Occidente, mientras que el resto del mundo buscará cada vez más la máxima diversificación y la evasión de relaciones vinculantes.
En la mayoría de los países del mundo, Rusia es considerada como un país que busca el reconocimiento de Occidente, incluso a través de conflictos. Por eso, en cuanto los países occidentales, tras haber cambiado su ira por compasión, se vuelven hacia Rusia, ésta inmediatamente se aleja de todos los demás y se lanza a establecer nuevas relaciones con los "socios de sus sueños". Cuán acertada es esta apreciación es otra cuestión, pero es muy común. Si Moscú realmente se comporta de acuerdo con este estereotipo, será casi fatal para su política futura.
El choque ucraniano, como ya he escrito en estas páginas, no es una batalla por el futuro orden mundial, sino el final (esperemos) de la Guerra Fría, que duró toda la segunda mitad del siglo XX. Un final político-militar y diplomático exitoso del conflicto sin duda fortalecerá la posición de Rusia en el próximo período. Pero precisamente como participante importante e independiente en el gran y complejo juego que se está desarrollando. No por el orden mundial, sino por la adquisición y el uso de ventajas comparativas para un largo período de política internacional mal regulada. Un período en el que no habrá un "nuevo reparto del mundo", porque es imposible consolidarlo.
En el transcurso del juego, todo cambiará. Occidente, que ha entrado en un período de dolorosa transformación sistémica, por lo demás no idéntico en sus diversos componentes. Rusia, que tendrá que reformular la fijación de objetivos y ampliar el abanico de herramientas que utiliza. China, que ha llegado a un nivel en el que es necesario o bien "obtener beneficios" o bien entrar en un juego mucho más arriesgado. Y así sucesivamente.
Bueno, hay que repetir la banalidad: en un ambiente así sólo es posible jugar si hay una retaguardia fuerte, resistente a cualquier presión del Estado y en armonía con la sociedad. Sin eso, no habrá nada por lo que jugar. [Énfasis mío]
¿Quién es el “dueño” de los europeos, Trump o el Estado Profundo del Imperio? Se supone que el Estado Profundo quiere que su guerra contra Rusia continúe y eso es lo que los europeos están de acuerdo en hacer. Entonces, parece que la evaluación de Putin es correcta. Pero, ¿Trump realmente tiene “prisa” mientras él y su equipo atacan a los europeos? Otra evaluación ve a Trump intentando hacer que todas las naciones, incluida Europa, dependan geoeconómicamente del Imperio proscrito de los EE. UU. Eso se explicó recientemente durante una discusión Wolff/Hudson que cubre mucho terreno. Aunque pasa por alto muchos de los matices, Lukyanov tiene razón sobre la política interna de Trump que alimenta su política exterior: para que MAGA tenga alguna posibilidad de éxito, el mundo debe volverse dependiente de los productos fabricados dentro del Imperio: ese es el objetivo detrás de la demanda de que los miembros de la OTAN aumenten la adquisición de armas al 5% del PIB.
Lo que se describe como la “Segunda Revolución Estadounidense” es en realidad la guerra de Trump contra lo que se conoce como el Estado Profundo, pero que los politólogos también conocen como el Estado Administrativo. Parte de ese esfuerzo implica reformar ciertas agencias como USAID, NED y otras que han sido muy activas en ataques subversivos a los gobiernos a través de los medios de comunicación y pagos directos a políticos amigos y han presentado evidencia de una corrupción masiva alimentada por el Imperio. Lo que Trump quiere hacer es reencauzar esos esfuerzos hacia sus aliados, no hacia los de la Bidensfera.
De hecho, mantengan la sobriedad, ya que la visión de las relaciones globales del equipo de Trump es muy diferente de la de Rusia y sus muchos amigos. El punto principal del dogma del Imperio estadounidense proscrito permanece intacto: todo debe beneficiar a Estados Unidos, ya que el equipo de Trump son excepcionalistas por excelencia y seguirán buscando la hegemonía más que Biden. La Carta de las Naciones Unidas debe ignorarse. El equipo de Trump tiene su propia versión del orden basado en reglas.
La no creación de nuevas divisiones significa el fin del concepto de esferas de influencia, ya que todas las naciones deben ser tratadas como iguales, lo que también significa que no habrá hegemonía. Esos son dos puntos importantes que tanto China como Rusia enuncian en cada oportunidad, al igual que lo hacen los BRICS y otras instituciones multilaterales. Sin embargo, lo que tal vez sea menos comprensible es el párrafo final.
Esto es lo que RT escribió como sustituto:
En este panorama impredecible, sólo las naciones con estabilidad interna y paciencia estratégica saldrán vencedoras. El camino a seguir para Rusia no consiste en volver al pasado, sino en forjar un futuro en el que se posicione como una fuerza soberana en un mundo cada vez más fragmentado.
Debo admitir que la sustitución de RT tiene más sentido, pero ¿era esa la intención del autor? Tal vez quería ser deliberadamente obtuso. ¿Quizás esa era su manera de proteger sus reflexiones, de mostrar que en realidad está tanteando en la oscuridad como tantos otros?
Al anunciar el inicio de una operación militar especial en el territorio de Ucrania el 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin enumeró las razones que obligaron al uso de la fuerza. En particular, señaló al enemigo: "todo el llamado bloque occidental, formado por Estados Unidos a su imagen y semejanza". "No hay necesidad de ser modesto: Estados Unidos sigue siendo un gran país, una potencia fundamental", dijo Putin en ese momento. "Todos sus satélites no solo están de acuerdo mansa y obedientemente, cantan junto con él en cualquier ocasión, sino que también copian su comportamiento, aceptan con entusiasmo las reglas que se le proponen..." Esto significaba la disposición del "Occidente colectivo" (este concepto se estableció firmemente en nuestra vida cotidiana durante el Nuevo Orden Mundial [SMO]) a actuar contra Rusia a instancias del país hegemónico.
En aquel discurso, el pasaje sobre la estructura de Occidente, francamente hablando, no era el más importante, y la noticia principal eclipsó todo lo demás. Y el torbellino de acontecimientos vertiginosos posteriores engulló durante mucho tiempo las especulaciones sobre la naturaleza del bando contrario. Además, la tesis sobre la "imagen y semejanza" parecía estar plenamente confirmada. Europa y los aliados asiáticos de los Estados Unidos, a pesar de las graves pérdidas sufridas, iniciaron una ruptura con Rusia. Durante todo el tiempo posterior, ninguno de ellos titubeó sobre la reanudación de las relaciones.
Tres años después, la pregunta "¿Qué es Occidente?" se convirtió de pronto en la clave del desenlace de toda esta compleja colisión.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca tuvo el efecto de una poderosa erupción volcánica o de un desplazamiento tectónico. En primer lugar, esto se aplica específicamente a la asociación occidental, transatlántica, cuyo suelo se resbala bajo sus pies. Más precisamente, para desarrollar esta metáfora, una de las dos "piernas" de la comunidad de repente le dio una fuerte patada a la otra. Aparentemente, para que se moviera al ritmo, pero ahora para que caminara en la dirección opuesta. Las "extremidades" que recibieron la patada están doloridas y amargadas, pero no se les permite calmarse y recuperarse, y se les sigue colmando, si no con golpes, con insultos ofensivos.
¿Cómo evolucionarán las relaciones entre las dos orillas del Atlántico? Vladimir Putin no se desvía de la versión de hace tres años: los europeos, aunque no les guste Trump, "se pondrán a los pies del amo y moverán suavemente la cola", porque no sirven para nada más. Pero Stephen Walt, un destacado experto estadounidense en asuntos internacionales, cree que los aliados ofendidos por el presidente estadounidense entrarán en razón, se agruparán y encontrarán una forma eficaz de resistir.
¿Cuál es la probabilidad de cada uno de los escenarios? ¿Y qué significa esto para Rusia?
El bien con el mal
La rapidez y la radicalidad de las acciones del equipo del nuevo dueño de la Casa Blanca son asombrosas. Los programas de entrevistas rusos más apasionados se quedan atónitos ante lo que dicen los trumpistas y su líder sobre Ucrania y Europa. Estos últimos están conmocionados, ya que sus propios mantras habituales sobre la democracia y la libertad ahora se vuelven contra ellos, e incluso de una forma muy dura. Trump parece tener prisa por quitarle a la estructura occidental el apoyo que la ha respaldado durante décadas.
El hecho de que el conflicto ucraniano fuera el motivo inmediato de los trabajos de desmantelamiento es paradójico a su manera. A Trump no le interesa Ucrania en sí, no ve sentido en el hecho de que Estados Unidos se vea arrastrado a esta colisión cuando Washington tiene muchas cosas mucho más importantes que hacer (China, América del Norte y posiblemente del Sur, el Ártico Norte y, en cierta medida, Oriente Medio). Sin embargo, gracias a los esfuerzos del anterior presidente estadounidense, lo que está sucediendo en Ucrania ha sido elevado al rango de una batalla global entre el bien y el mal. Los riesgos, incluidos los propagandísticos, han aumentado hasta el punto de que una salida tranquila del conflicto con el enfoque anterior se ha vuelto simplemente imposible . Solo aumenta la espiral de tensiones político-militares: no es casualidad que la administración Biden haya dirigido hasta los últimos días todo lo que pudo para apoyar la guerra.
Ahora todo ha dado un giro. Como sus predecesores/adversarios afirmaron que Ucrania era el problema más fundamental, demostraremos que no es más que un lugar vacío y malicioso. Y, por supuesto, no es una entidad cuya opinión importe: un país que vive a expensas de otro debería simplemente hacer lo que le diga el donante. En opinión de Trump, Europa es un parásito que se alimenta del dinero estadounidense.
El ataque de los trumpistas a quienes siempre han sido considerados sus socios más cercanos es desalentador y, en boca del propio presidente estadounidense, resulta grotesco. ¿De dónde viene tanta pasión? En parte, se puede atribuir a las peculiaridades del estilo general de Donald Trump: es su manera habitual de crear un flujo de información de manera asertiva. Lanzando una tesis que confunde a todos, incluida la inexactitud de los datos, no la explica en respuesta a preguntas desconcertantes, sino que simplemente la repite una y otra vez casi palabra por palabra, logrando un efecto adictivo. Ya se ve que, por vigésima vez, la idea ya no parece tan extravagante. Pero es una táctica. Estratégicamente, la política exterior de Trump, curiosamente, sigue los principios de la escuela liberal de relaciones internacionales en el sentido de que es una continuación de la política interior.
Bismarck contra el Papa
El hecho de que Trump y sus colaboradores, incluidos los nativos de Silicon Valley, encabezados por Elon Musk, tengan la mira puesta en la Segunda Revolución Americana, lo dicen ellos mismos y algunos comentaristas. La tarea práctica es reducir los poderes y prerrogativas del Estado, que han crecido durante el último siglo. El sistema social no estaba entre las ideas originales de los padres fundadores, sino que se formó gradualmente bajo la influencia de las demandas públicas y el movimiento del mundo en esa dirección. Desde el punto de vista de los libertarios de diversas tendencias, esto condujo a una caída de la eficiencia y a una restricción de la libertad, hasta el punto de que el Estado se arrogó el derecho de regularlo todo, hasta la imposición de las ideas más absurdas de los liberales modernos ("política de identidad", en cuya forma se desbancó por completo del contenido, pero al mismo tiempo se convirtió en un diktat).
El gobierno de Joe Biden se ha convertido en un símbolo de esta tendencia en Estados Unidos, y el declive de la política anterior se ha expresado incluso de forma visual: un líder incapaz, reemplazado urgentemente por un sucesor descaradamente incompetente. Fue bajo el gobierno de Biden que la comunidad occidental, que llevaba mucho tiempo atravesando complejos procesos internos, volvió a ser "colectiva": la colisión ucraniana actuó como catalizador de la unidad. Para Trump, Europa no es parte del "Occidente colectivo", sino del "Biden colectivo", sobre todo porque el establishment europeo se puso fervientemente del lado de este último, hueso duro de roer de su rival durante toda la campaña.
Los trumpistas reaccionaron de forma especular: empezaron a intervenir en los procesos electorales europeos, alentando a los partidos que les eran afines. Hasta ahora, esto sólo había ocurrido de forma tan poco ceremoniosa en el espacio postsoviético. Europa está confusa, se convence de que es capaz de hacer frente a todo sin los estadounidenses, pero nadie sabe cómo hacerlo . En la retórica, los europeos intentan seguir la lógica de Steve Walt, pero en la práctica actúan como describe Putin. Sin embargo, parece que no basta con someterse simplemente a la corriente actual de Washington. Estados Unidos aspira a un "cambio de régimen" para seguir trabajando con personas de ideas afines. Se supone que serán ellos los que "muevan la cola".
Lo que antecede es, por supuesto, un esquema simplificado. El conglomerado transatlántico es una fortificación bien construida, capaz de resistir golpes serios. Sin embargo, nunca ha sido objeto de un ataque tan poderoso, especialmente desde dentro. El "Occidente colectivo" puede sufrir fatalmente a causa del deseo de renovar su apoyo: los Estados Unidos. Si los renovacionistas triunfan, lo que todavía no está del todo garantizado, Europa tendrá que adaptarse. Lo que está sucediendo en cierta medida se refiere al concepto de "Kulturkampf", la lucha del gobierno prusiano contra la influencia de la Iglesia católica romana después de la unificación de Alemania. Los liberales globalistas de ambos lados del Atlántico actúan como la Santa Sede, y los populistas (cabe destacar que Vance y sus asociados utilizan este concepto, que hasta hace poco era abusivo, en un sentido positivo) en el papel de Bismarck.
El problema europeo se agrava por el hecho de que una hipotética negativa a participar en el "Occidente" tal como se formó después de la Segunda Guerra Mundial (antes de la cual no existía un único Occidente político) promete sumergirse en lo desconocido. En el mundo moderno, ni siquiera los mayores países europeos están en condiciones de desempeñar individualmente el papel que consideren digno de sí mismos. Y las fantasías sobre un acercamiento chino-europeo en el contexto de la entente ruso-estadounidense, por supuesto, no tienen nada que ver con la realidad.
Mayoría y minoría
El autor de estas líneas ya escribió en las páginas de "Perfil" que el principal resultado internacional de la operación militar especial fue el surgimiento de un fenómeno que habitualmente llamamos la mayoría mundial. La vasta comunidad de países prefirió distanciarse del conflicto que estalló, eludió las insistentes exigencias de Occidente de unirse a la coalición de sanciones antirrusas y apuntó a sacar provecho de ello. Esto fue una sorpresa desagradable para Estados Unidos y demostró que el entorno internacional está ahora organizado de otra manera. Rusia tiene la oportunidad de establecer relaciones cualitativamente diferentes con la parte no occidental del mundo.
Ahora estamos asistiendo a la segunda consecuencia del Nuevo Orden Mundial en el mundo occidental, que, hipotéticamente, también abre oportunidades para Rusia. Hacía mucho tiempo que no se observaba una unión ideológica como la que se observa ahora entre Moscú y Washington. En el pasado, cuando esto sucedía, el denominador común era la agenda estadounidense, pero ahora es más bien lo contrario. Rusia y Estados Unidos están demostrando cortesía mutua, especialmente impresionante en contraste con el equilibrio que se ha producido recientemente al borde de una guerra real. El deseo de seguir construyendo sobre los éxitos es comprensible, sobre todo porque el giro hacia la construcción coincidió simbólicamente con el aniversario de la Conferencia de Yalta. Pero mantengamos una actitud sobria.
En Occidente se está librando una batalla que es de importancia fundamental para su futuro. A una de las partes (Estados Unidos) le ha resultado útil atraer a Rusia. Hasta cierto punto, este acercamiento corresponde a los intereses de Rusia, lo principal es no dejarse arrastrar a la confrontación de otros. En este sentido, Rusia debe adoptar la posición de la mayoría mundial: comprendemos sus problemas y estamos dispuestos a cooperar, pero sólo en la medida de lo posible. Esto no se debe ni siquiera a que, históricamente, la participación de Rusia en las disputas políticas e ideológicas occidentales siempre ha tenido consecuencias negativas. En primer lugar, se trata de una cuestión de relaciones con el resto del mundo. Y la tendencia general a alejarse de la dominación a largo plazo de Occidente continuará, aunque la trayectoria del movimiento puede ser muy tortuosa.
La intención de Trump de hacer que las relaciones con los aliados sean lo más beneficiosas posible para el Imperio se encuentra en una fase preparatoria. La principal comenzará en la siguiente etapa, cuando Estados Unidos se enfrente a rivales de gran calibre, en primer lugar, China. En esta situación, para Trump será importante que Rusia no sirva como factor de fortalecimiento de Pekín, como insistió durante la campaña electoral de 2016. En su primer mandato, todo fue cuesta abajo por razones internas estadounidenses, pero ahora la capacidad de Trump para implementar sus intenciones ha aumentado. Es poco probable que la actual carta blanca total dure para siempre, pero hasta ahora el grado de incapacidad general para resistir su presión es impresionante.
Por razones históricas y culturales, Rusia se siente más cómoda haciendo negocios con interlocutores de Occidente que con representantes de otras regiones. La experiencia de los últimos tres años ha demostrado lo difícil que es establecer vínculos con nuevos socios. Por un lado, la psicología de los contactos es diferente y, por otro, toda la infraestructura mundial sigue estando adaptada al papel central de Estados Unidos y Occidente, y es difícil ofrecer alternativas. Por eso existe la tentación de recurrir al "viejo y bueno" y es comprensible, pero no se puede sucumbir a ella.
Final antes de la secuela
En general, la cuestión no está en el vaivén eterno de las relaciones entre Rusia y Occidente, ni en la variabilidad de la suerte en las elecciones. Lo que importa es la dirección de la transformación global. El regreso de Rusia a la senda de su interacción habitual con Occidente significa consolidar el esquema de la Guerra Fría. Este modelo encierra a Rusia en Estados Unidos y Occidente, mientras que el resto del mundo buscará cada vez más la máxima diversificación y la evasión de relaciones vinculantes.
En la mayoría de los países del mundo, Rusia es considerada como un país que busca el reconocimiento de Occidente, incluso a través de conflictos. Por eso, en cuanto los países occidentales, tras haber cambiado su ira por compasión, se vuelven hacia Rusia, ésta inmediatamente se aleja de todos los demás y se lanza a establecer nuevas relaciones con los "socios de sus sueños". Cuán acertada es esta apreciación es otra cuestión, pero es muy común. Si Moscú realmente se comporta de acuerdo con este estereotipo, será casi fatal para su política futura.
El choque ucraniano, como ya he escrito en estas páginas, no es una batalla por el futuro orden mundial, sino el final (esperemos) de la Guerra Fría, que duró toda la segunda mitad del siglo XX. Un final político-militar y diplomático exitoso del conflicto sin duda fortalecerá la posición de Rusia en el próximo período. Pero precisamente como participante importante e independiente en el gran y complejo juego que se está desarrollando. No por el orden mundial, sino por la adquisición y el uso de ventajas comparativas para un largo período de política internacional mal regulada. Un período en el que no habrá un "nuevo reparto del mundo", porque es imposible consolidarlo.
En el transcurso del juego, todo cambiará. Occidente, que ha entrado en un período de dolorosa transformación sistémica, por lo demás no idéntico en sus diversos componentes. Rusia, que tendrá que reformular la fijación de objetivos y ampliar el abanico de herramientas que utiliza. China, que ha llegado a un nivel en el que es necesario o bien "obtener beneficios" o bien entrar en un juego mucho más arriesgado. Y así sucesivamente.
Bueno, hay que repetir la banalidad: en un ambiente así sólo es posible jugar si hay una retaguardia fuerte, resistente a cualquier presión del Estado y en armonía con la sociedad. Sin eso, no habrá nada por lo que jugar. [Énfasis mío]
¿Quién es el “dueño” de los europeos, Trump o el Estado Profundo del Imperio? Se supone que el Estado Profundo quiere que su guerra contra Rusia continúe y eso es lo que los europeos están de acuerdo en hacer. Entonces, parece que la evaluación de Putin es correcta. Pero, ¿Trump realmente tiene “prisa” mientras él y su equipo atacan a los europeos? Otra evaluación ve a Trump intentando hacer que todas las naciones, incluida Europa, dependan geoeconómicamente del Imperio proscrito de los EE. UU. Eso se explicó recientemente durante una discusión Wolff/Hudson que cubre mucho terreno. Aunque pasa por alto muchos de los matices, Lukyanov tiene razón sobre la política interna de Trump que alimenta su política exterior: para que MAGA tenga alguna posibilidad de éxito, el mundo debe volverse dependiente de los productos fabricados dentro del Imperio: ese es el objetivo detrás de la demanda de que los miembros de la OTAN aumenten la adquisición de armas al 5% del PIB.
Lo que se describe como la “Segunda Revolución Estadounidense” es en realidad la guerra de Trump contra lo que se conoce como el Estado Profundo, pero que los politólogos también conocen como el Estado Administrativo. Parte de ese esfuerzo implica reformar ciertas agencias como USAID, NED y otras que han sido muy activas en ataques subversivos a los gobiernos a través de los medios de comunicación y pagos directos a políticos amigos y han presentado evidencia de una corrupción masiva alimentada por el Imperio. Lo que Trump quiere hacer es reencauzar esos esfuerzos hacia sus aliados, no hacia los de la Bidensfera.
De hecho, mantengan la sobriedad, ya que la visión de las relaciones globales del equipo de Trump es muy diferente de la de Rusia y sus muchos amigos. El punto principal del dogma del Imperio estadounidense proscrito permanece intacto: todo debe beneficiar a Estados Unidos, ya que el equipo de Trump son excepcionalistas por excelencia y seguirán buscando la hegemonía más que Biden. La Carta de las Naciones Unidas debe ignorarse. El equipo de Trump tiene su propia versión del orden basado en reglas.
La no creación de nuevas divisiones significa el fin del concepto de esferas de influencia, ya que todas las naciones deben ser tratadas como iguales, lo que también significa que no habrá hegemonía. Esos son dos puntos importantes que tanto China como Rusia enuncian en cada oportunidad, al igual que lo hacen los BRICS y otras instituciones multilaterales. Sin embargo, lo que tal vez sea menos comprensible es el párrafo final.
Esto es lo que RT escribió como sustituto:
En este panorama impredecible, sólo las naciones con estabilidad interna y paciencia estratégica saldrán vencedoras. El camino a seguir para Rusia no consiste en volver al pasado, sino en forjar un futuro en el que se posicione como una fuerza soberana en un mundo cada vez más fragmentado.
Debo admitir que la sustitución de RT tiene más sentido, pero ¿era esa la intención del autor? Tal vez quería ser deliberadamente obtuso. ¿Quizás esa era su manera de proteger sus reflexiones, de mostrar que en realidad está tanteando en la oscuridad como tantos otros?
Lo que se está desarrollando en este país balcánico no es nada menos que la apertura de otro frente de la Nueva Guerra Fría, aunque esta vez uno ideológico que curiosamente también enfrenta a los aliados nominales de la OTAN entre sí, mientras que la UE y los EEUU toman lados opuestos.
Los discursos de Hegseth y Vance, y las declaraciones de Trump sobre Zelensky, provocan un terremoto en las relaciones entre Estados Unidos y Europa, exponiendo verdades que han permanecido ocultas durante demasiado tiempo.
El Multilateralismo, solamente posibilita dejar de seguir el “camino único” hacia el desastre, pero abre una bifurcación de vías que permite más posibilidades para las luchas de clase y de liberación nacional …
Estados Unidos está cortando la financiación a la OTAN.
Todos los subsidios y pagos del fondo general quedarán suspendidos a partir del 28 de febrero de este año. También se cancelarán todas las transacciones financieras no relacionadas con la capacidad de defensa del ejército estadounidense. En las páginas públicas de la comunidad de expertos militares extranjeros se está produciendo actualmente un acalorado debate sobre la nueva carta de la OTAN en relación con la retirada de Estados Unidos de la cofinanciación. Y como consecuencia de ello, cuestionar la membresía de algunos países que han sido totalmente subsidiados por Estados Unidos. Incluidos Finlandia, Suecia, los países bálticos, etc. Trump humilló al primer ministro británico Starmer:
"¿Podrían enfrentarse a Rusia ustedes solos?" Starmer: Bien...? Todos en la sala comenzaron a reír... La visita de los líderes británicos a Washington hoy confirman lo dicho por el presidente Putin hace unas semanas: "Europa pronto se parará a los pies del amo y meneará la cola".
Ministro de Exteriores británico hace unos años: "Engañador, deshonesto, xenófobo, narcisista, Donald Trump no es amigo de Gran Bretaña. No es apto para ocupar un cargo público, y mucho menos digno de los más altos honores de nuestro país y de un banquete con la Reina. Theresa May está vendiendo el Reino Unido a un mentiroso en serie y un tramposo." Starmer en 2020: "No subestimen el peligro para el mundo si Trump es reelegido como presidente". Hoy ambos han tenido que tragar sus palabras y tratar de ser tomados en cuenta al menos en algún aspecto en relación al conflicto ucraniano. |
Estados Unidos y Rusia están discutiendo la posibilidad de extraer conjuntamente recursos naturales en el Ártico y cooperar en rutas comerciales.
Así lo informa Bloomberg, citando fuentes. Las discusiones incluyeron la exploración de recursos naturales y rutas comerciales, dijeron fuentes de la agencia. Una de las fuentes de la agencia dijo que los funcionarios estadounidenses ven la cooperación en el Ártico como una forma de abrir una brecha entre Moscú y Beijing, pero advirtieron que era poco probable que tuviera éxito dada la cercanía que han adquirido Rusia y China en los últimos años. ¡YA BASTA! Trump interrumpe al primer ministro británico al hacer un comentario que le desagradó.
Starmer: Mencionaste a Canadá, creo que estás tratando de encontrar una división que no existe. Trump: ¡Ya basta! Siguiente pregunta ¿Cuál es el peligro real para la OTAN?: Marco Rubio cree que está en sus propias filas y da la razón
La OTAN no puede seguir subvencionando a los países miembros reacios a cumplir las metas de gasto en defensa establecidas por ese bloque militar, advirtió el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio. "Lo único que pone en peligro a la OTAN es el hecho de que tenemos allí aliados que apenas tienen ejércitos, o cuyos ejércitos no son muy capaces porque se han pasado 40 años sin gastar dinero en ellos", declaró en una entrevista concedida a Fox News. Tras referirse genéricamente a "los países ricos de Europa Occidental", mencionó concretamente a Alemania y Francia, que "tienen mucho dinero" y "deberían invertirlo en su seguridad nacional, y no lo hacen". |
Nota de Diego Pappalardo: Lo siguiente comenté el 26.2.2025, en Voces del Periodista, sobre el Acuerdo Trump-Putin en torno a Ucrania:
1- La Casa Blanca excluye de las dinámicas determinantes a Kiev y UE.
Habrá "fuerza de paz europea" en el centro y oeste de Ucrania, sólo sí Putin lo aprueba.
2- Trump está jugando con los lideratos europeos y hasta está engañándolos.
3- El primer ministro británico Kaiir Starmer va a Washington a suplicarle a Trump. Pese a ello, Trump no le otorgará lo más fundamental.
4- La fuerza de la UE, aún con Gran Bretaña como protagonista, no puede ganarle una guerra a Vladímir Putin.
5- El acuerdo económico EEUU-Ucrania es una rendición de la facción de Zelenski, que perderá también el control de la presidencia ucraniana.
6- Trump quiere avanzar con la cooperación económica ruso-estadounidense en Ucrania y otras zonas.
Ello forma parte de la interacción estratégica global a la que aspira Trump hacer con Putin quiere para determinar contextos, velocidades y ganadores en procesos diversos.
7- Putin continuará equilibrando sus posiciones con sus aliados integrales y socios estratégicos (incluyendo, en la última categoría al Proyecto Trump).
8- Trump busca imponerse como el pacificador internacional, el gran resolutor de los problemas graves de EEUU, y conductor de un nuevo proyecto de Nación-Estado.
9- Mientras que Putin va a demostrar que es un actor insoslayable y cardinal del poder mundial y va a recobrar su estatus de árbitro global.
10- Los proyectos de Trump y Putin transitarán la competencia estratégica, sin enemistad.
1- La Casa Blanca excluye de las dinámicas determinantes a Kiev y UE.
Habrá "fuerza de paz europea" en el centro y oeste de Ucrania, sólo sí Putin lo aprueba.
2- Trump está jugando con los lideratos europeos y hasta está engañándolos.
3- El primer ministro británico Kaiir Starmer va a Washington a suplicarle a Trump. Pese a ello, Trump no le otorgará lo más fundamental.
4- La fuerza de la UE, aún con Gran Bretaña como protagonista, no puede ganarle una guerra a Vladímir Putin.
5- El acuerdo económico EEUU-Ucrania es una rendición de la facción de Zelenski, que perderá también el control de la presidencia ucraniana.
6- Trump quiere avanzar con la cooperación económica ruso-estadounidense en Ucrania y otras zonas.
Ello forma parte de la interacción estratégica global a la que aspira Trump hacer con Putin quiere para determinar contextos, velocidades y ganadores en procesos diversos.
7- Putin continuará equilibrando sus posiciones con sus aliados integrales y socios estratégicos (incluyendo, en la última categoría al Proyecto Trump).
8- Trump busca imponerse como el pacificador internacional, el gran resolutor de los problemas graves de EEUU, y conductor de un nuevo proyecto de Nación-Estado.
9- Mientras que Putin va a demostrar que es un actor insoslayable y cardinal del poder mundial y va a recobrar su estatus de árbitro global.
10- Los proyectos de Trump y Putin transitarán la competencia estratégica, sin enemistad.
2 de marzo de 2025
Andrés Korybko
Estos cinco argumentos desacreditan ampliamente tal alarmismo.
La semana pasada, Bloomberg citó a funcionarios estadounidenses anónimos para informar que consideran que la posible cooperación con Rusia en el Ártico "es una forma de abrir una brecha entre Moscú y Pekín". Esto siguió a las declaraciones del secretario de Estado Marco Rubio a Breitbart de que Estados Unidos quiere impedir que Rusia se convierta en el "socio menor" de China. Estos acontecimientos hicieron pensar a algunos que la posible cooperación ruso-estadounidense en el Ártico perjudicaría los intereses de China. Sin embargo, ese no es el caso por las cinco razones siguientes: ---------- 1. La asociación estratégica ruso-china es mutuamente beneficiosa Rusia y China han fortalecido sus relaciones estratégicas en los últimos tres años precisamente porque eso conviene a los intereses de ambas partes. Desde entonces han reafirmado en repetidas ocasiones la naturaleza mutuamente beneficiosa de estos acuerdos, la más reciente durante el viaje del secretario del Consejo de Seguridad ruso, Serguéi Shoigu, a Pekín. Por lo tanto, no es posible “meter una cuña” entre ellos mediante el alarmismo burdo, ya que ninguno de los dos va a sacrificar esta relación basándose únicamente en lo que algunos en Estados Unidos digan al respecto. 2. Ambos también tienen el derecho soberano de diversificar a sus socios China no debería estar molesta por una asociación económica entre Rusia y Estados Unidos en el Ártico cuando todavía mantiene su asociación militar con Ucrania a pesar del conflicto en curso. El informe anual del SIPRI de la primavera pasada mostró que el 59% de las exportaciones de armas ucranianas se dirigieron a China entre 2019 y 2023 y ascendieron al 8,2% de las importaciones chinas. China tiene el derecho soberano de asociarse militarmente con Ucrania, al igual que Rusia tiene el mismo derecho de asociarse económicamente con Estados Unidos a pesar de sus respectivas asociaciones entre sí. 3. Más socios generan más competencia y, por lo tanto, mejores acuerdos El motivo de la multiplicidad de alineaciones entre socios, siguiendo el modelo que la India promovió, es aumentar la competencia entre ellos para luego recibir mejores acuerdos. Esta lógica es válida en lo que respecta a la multiplicidad de alineaciones militares de China entre Rusia, Ucrania y otros países, lo mismo que en lo que respecta a la multiplicidad de alineaciones económicas de Rusia en el Ártico entre China, Estados Unidos y otros países. En cada caso, China y Rusia sólo quieren conseguir los mejores acuerdos posibles, lo cual es sensato. |
4. Es normal priorizar los vínculos económicos con personas de la misma región Estados Unidos es un estado ártico, mientras que China no lo es, por lo que sería extraño que Rusia priorizara los lazos económicos con China en esta región por sobre los de Estados Unidos en medio de la naciente “ Nueva Distensión ” entre Rusia y Estados Unidos . Además, China es el rival sistémico de Estados Unidos, por lo que descartar la cooperación económica con Estados Unidos allí mientras corteja esa cooperación con China durante este delicado momento diplomático podría echar por tierra sus conversaciones . Es normal priorizar los lazos económicos con los de la misma región y Rusia no tiene que explicarle esto a nadie. 5. La reducción de las tensiones entre Rusia y Estados Unidos en el Ártico facilitará el comercio entre China y la UE Por último, si las tensiones entre Rusia y Estados Unidos en el Ártico se reducen gracias a una serie de acuerdos económicos mutuamente beneficiosos en esa región, se facilitará el comercio entre China y la UE a lo largo de esa ruta comercial. Después de todo, la continuación de las tensiones (y mucho menos su agravamiento) podría llevar a Estados Unidos a crear obstáculos al tránsito marítimo con el pretexto de contener a Rusia, pero eso será mucho menos probable si hay una “nueva distensión”. Por lo tanto, China debería esperar que Rusia y Estados Unidos acuerden una asociación duradera en el Ártico. ---------- Estos cinco argumentos desacreditan por completo el alarmismo sobre cómo una posible asociación ruso-estadounidense en el Ártico perjudicaría los intereses de China. Por el contrario, a China le conviene solucionar sus problemas y, en consecuencia, reducir las posibilidades de que sus tensiones puedan crear obstáculos al tránsito marítimo a lo largo de esta ruta comercial, planteando así desafíos al comercio entre China y la UE. A pesar de los indiscutibles beneficios inherentes a tal resultado, algunos podrían seguir discrepando, incluidos los halcones chinos. |
3 de marzo de 2025
Lo único que Trump logrará ‘desunir’ es a Estados Unidos.
…los aranceles a gran escala interrumpirían las cadenas de suministro y de valor en todo el mundo, lo que provocará un caos económico de escala planetaria mediante el cual Estados Unidos ampliaría —de manera suicida— la brecha distintiva entre el poderío industrial de China y su propia economía de servicios energéticos y financieros, con el dólar como principal producto de exportación.
Europa es un Estado de civilización fallido. Es incapaz de desempeñar un papel en el orden mundial multipolar emergente, porque no es un ‘polo’ unificado con su propio campo de civilización, y mucho menos su propia voz.
Trump no cree en la mentira principal que pretende ser el pegamento que mantiene unida toda esta estructura geopolítica de la UE.
TRUMP Y EL IMPERIALISMO DEL SIGLO XXI
Página 12 Por Daniel Kersffeld
El principal objetivo de Donald Trump en su actual gobierno es volver a situar a los Estados Unidos como un actor con peso decisivo y con una renovada capacidad de intervención en los principales conflictos a nivel global, siempre a partir de una perspectiva imperial de acumulación de poder.
Sus propuestas en Ucrania y en Medio Oriente, guiadas más por la rentabilidad económica que por el pacifismo, son apenas los pasos iniciales de un proyecto a largo plazo que tendrá su etapa más difícil a futuro en la disputa con China por el control del Asia Pacífico.
Sin embargo, y a poco más de un mes de iniciado este nuevo mandato presidencial, queda claro que antes que adecuarse a las complejidades del siglo XXI, el imperialismo puesto en práctica por la Casa Blanca tiene, en realidad, mayores resonancias con el enarbolado desde mediados del XIX.
No es extraño que en este momento de auge del trumpismo, cuando América (obviamente, Estados Unidos) quiere “volver a ser grande”, se recuperen ideas clásicas de la geopolítica, como las de “Heartland” o el “área pivote”, territorio indeterminado en Eurasia cuya centralidad estratégica posibilitaría construir una hegemonía a escala global, o el control de los mares como un recurso imprescindible para asegurar la propia supervivencia en materia de seguridad.
De igual modo, y desde la perspectiva realista de las relaciones internacionales, el reconocimiento de que el mundo se divide entre tres potencias y sus respectivas “áreas de influencia” está detrás del actual acercamiento de Washington a Moscú.
Se trata de un giro político que además ha devuelto a Ucrania a su histórico papel como una región periférica, de la que sólo interesan su subsuelo, rico en recursos naturales; sus extensos terrenos, por ahora, mayormente dedicados a la agricultura; y obviamente, las enormes oportunidades económicas que brindaría la etapa de reconstrucción en lo que sería el inicio de la posguerra. Lejos de la OTAN y más cerca de la Unión Europea, el futuro del gobierno de Volodímir Zelenski se encuentra hoy más comprometido que nunca.
En esta nueva dinámica, Trump prefiere cortejar a Vladimir Putin, restando fuerzas a su alianza con China y, especialmente, desbaratando cualquier intento de construcción alternativa como, por ejemplo, llevan adelante los BRICS. Sin embargo, y con justa razón, desde Moscú prima la desconfianza ante el presunto viraje político por parte del tradicional enemigo que, a partir de ahora, tendría una mayor presencia (no exclusivamente militar) en el lindante territorio ucraniano.
Mientras tanto, la vieja Europa se ha convertido en la gran derrotada en la guerra contra Rusia, a la que en su apoyo inclaudicable hacia Ucrania tomaron como un enemigo a vencer, agitando fantasmas y provocando su reacción bélica.
De manera casi desesperada, los gobiernos de Francia y de Reino Unido han solicitado formar parte de la mesa de negociaciones, sin darse cuenta de que su exclusión forma parte de un plan que tiende a debilitar y, eventualmente, también a fragmentar a la Unión Europea. El apoyo declarado de Elon Musk a la ultraderecha en las recientes elecciones en Alemania no fue casual y, más allá de la sintonía ideológica con el frente “antiwoke”, desde la Casa Blanca tenderán a respaldar a aquellos ultranacionalistas que promuevan la disolución de la federación de naciones europeas.
En tanto que las pretensiones sobre Groenlandia, perteneciente a Dinamarca, apuntan a resquebrajar la unidad atlántica con Europa y, de paso, debilitar a la OTAN que, ya sin Rusia como enemiga y, con un presupuesto más limitado por la eventual retirada de Estados Unidos, sólo sobreviviría como un remanente anquilosado de la Guerra Fría.
Donde resulta evidente que el “giro” no existe es con relación a América Latina, donde antiguas tendencias imperiales, plasmadas tempranamente en la Doctrina Monroe de 1823, se están exhibiendo, una vez más, promoviendo así un discurso y una práctica que, pese a su vetustez, resulta paradójicamente actual. Y, sobre todo, de una amenazante y violenta arrogancia.
De acuerdo con un criterio primario de la geopolítica reafirmada por Trump y por el establishment estadounidense, el bloque conformado por México, Centroamérica y el Caribe constituye un “área de influencia” exclusivo, tanto por razones económicas como por políticas de seguridad, pretendiendo excluir así a potencias rivales, como China pero, también, a la Unión Europea.
Las duras medidas arancelarias contra México, las advertencias a Panamá por los supuestos beneficios a China en el canal, la criminalización de los inmigrantes principalmente centroamericanos, los enfrentamientos contra algunos gobernantes de la región como Gustavo Petro en Colombia y Lula da Silva en Brasil por las duras condiciones en que se produce la repatriación de los inmigrantes indocumentados arrestados en Estados Unidos, los procesos de desestabilización en países como Cuba, Venezuela y Bolivia, etc. remiten a las difíciles condiciones en que se desarrollan actualmente las relaciones de la región con Washington.
Resulta evidente que Donald Trump reactualiza una dinámica del imperialismo en ámbitos y geografías diversas, con América Latina como eje prioritario, en lo que aparenta ser el diseño de un nuevo orden mundial en el que su figura y la de su círculo íntimo se convertirán en el principal centro del poder. Resta ver de qué manera se constituyen nuevos focos de resistencia y cómo se articularán entre ellos para resistir a esta nueva ofensiva ideológica y económica.
https://www.pagina12.com.ar/807928-trump-y-el-imperialismo-del-siglo-xxi
Sus propuestas en Ucrania y en Medio Oriente, guiadas más por la rentabilidad económica que por el pacifismo, son apenas los pasos iniciales de un proyecto a largo plazo que tendrá su etapa más difícil a futuro en la disputa con China por el control del Asia Pacífico.
Sin embargo, y a poco más de un mes de iniciado este nuevo mandato presidencial, queda claro que antes que adecuarse a las complejidades del siglo XXI, el imperialismo puesto en práctica por la Casa Blanca tiene, en realidad, mayores resonancias con el enarbolado desde mediados del XIX.
No es extraño que en este momento de auge del trumpismo, cuando América (obviamente, Estados Unidos) quiere “volver a ser grande”, se recuperen ideas clásicas de la geopolítica, como las de “Heartland” o el “área pivote”, territorio indeterminado en Eurasia cuya centralidad estratégica posibilitaría construir una hegemonía a escala global, o el control de los mares como un recurso imprescindible para asegurar la propia supervivencia en materia de seguridad.
De igual modo, y desde la perspectiva realista de las relaciones internacionales, el reconocimiento de que el mundo se divide entre tres potencias y sus respectivas “áreas de influencia” está detrás del actual acercamiento de Washington a Moscú.
Se trata de un giro político que además ha devuelto a Ucrania a su histórico papel como una región periférica, de la que sólo interesan su subsuelo, rico en recursos naturales; sus extensos terrenos, por ahora, mayormente dedicados a la agricultura; y obviamente, las enormes oportunidades económicas que brindaría la etapa de reconstrucción en lo que sería el inicio de la posguerra. Lejos de la OTAN y más cerca de la Unión Europea, el futuro del gobierno de Volodímir Zelenski se encuentra hoy más comprometido que nunca.
En esta nueva dinámica, Trump prefiere cortejar a Vladimir Putin, restando fuerzas a su alianza con China y, especialmente, desbaratando cualquier intento de construcción alternativa como, por ejemplo, llevan adelante los BRICS. Sin embargo, y con justa razón, desde Moscú prima la desconfianza ante el presunto viraje político por parte del tradicional enemigo que, a partir de ahora, tendría una mayor presencia (no exclusivamente militar) en el lindante territorio ucraniano.
Mientras tanto, la vieja Europa se ha convertido en la gran derrotada en la guerra contra Rusia, a la que en su apoyo inclaudicable hacia Ucrania tomaron como un enemigo a vencer, agitando fantasmas y provocando su reacción bélica.
De manera casi desesperada, los gobiernos de Francia y de Reino Unido han solicitado formar parte de la mesa de negociaciones, sin darse cuenta de que su exclusión forma parte de un plan que tiende a debilitar y, eventualmente, también a fragmentar a la Unión Europea. El apoyo declarado de Elon Musk a la ultraderecha en las recientes elecciones en Alemania no fue casual y, más allá de la sintonía ideológica con el frente “antiwoke”, desde la Casa Blanca tenderán a respaldar a aquellos ultranacionalistas que promuevan la disolución de la federación de naciones europeas.
En tanto que las pretensiones sobre Groenlandia, perteneciente a Dinamarca, apuntan a resquebrajar la unidad atlántica con Europa y, de paso, debilitar a la OTAN que, ya sin Rusia como enemiga y, con un presupuesto más limitado por la eventual retirada de Estados Unidos, sólo sobreviviría como un remanente anquilosado de la Guerra Fría.
Donde resulta evidente que el “giro” no existe es con relación a América Latina, donde antiguas tendencias imperiales, plasmadas tempranamente en la Doctrina Monroe de 1823, se están exhibiendo, una vez más, promoviendo así un discurso y una práctica que, pese a su vetustez, resulta paradójicamente actual. Y, sobre todo, de una amenazante y violenta arrogancia.
De acuerdo con un criterio primario de la geopolítica reafirmada por Trump y por el establishment estadounidense, el bloque conformado por México, Centroamérica y el Caribe constituye un “área de influencia” exclusivo, tanto por razones económicas como por políticas de seguridad, pretendiendo excluir así a potencias rivales, como China pero, también, a la Unión Europea.
Las duras medidas arancelarias contra México, las advertencias a Panamá por los supuestos beneficios a China en el canal, la criminalización de los inmigrantes principalmente centroamericanos, los enfrentamientos contra algunos gobernantes de la región como Gustavo Petro en Colombia y Lula da Silva en Brasil por las duras condiciones en que se produce la repatriación de los inmigrantes indocumentados arrestados en Estados Unidos, los procesos de desestabilización en países como Cuba, Venezuela y Bolivia, etc. remiten a las difíciles condiciones en que se desarrollan actualmente las relaciones de la región con Washington.
Resulta evidente que Donald Trump reactualiza una dinámica del imperialismo en ámbitos y geografías diversas, con América Latina como eje prioritario, en lo que aparenta ser el diseño de un nuevo orden mundial en el que su figura y la de su círculo íntimo se convertirán en el principal centro del poder. Resta ver de qué manera se constituyen nuevos focos de resistencia y cómo se articularán entre ellos para resistir a esta nueva ofensiva ideológica y económica.
https://www.pagina12.com.ar/807928-trump-y-el-imperialismo-del-siglo-xxi
4 de marzo de 2025
LORENZO RAMÍREZ: “Todos los que participan del circo de la Casa Blanca, ganan”: el juego de Zelensky
Tere Felipe
@_TereFelipe_
"Sé algo que muchos no aprecian de Donald Trump, pero que los que trabajamos con él en el sector de los servicios financieros sabemos desde hace décadas, mucho antes de que se lanzara a la política nacional." Eileen Workman, nos ofrece un perfil detallado del comportamiento sociológico de Donald Trump... Autora y ensayista, anteriormente pasó 16 años en la industria financiera como Vicepresidenta Primera de Inversiones en una importante firma de Wall Street, hasta que tuvo un despertar espiritual y abandonó ese campo. Ha trabajado con Trump, y ahora ofrece esto sobre él:
1. Sus motivos declarados rara vez revelan su verdadera agenda. Su espectáculo y carisma deslumbran a los desinformados, que es exactamente como a él le gusta. Nunca firmó un contrato ni llegó a un acuerdo que no violara o eludiera si convenía a sus intereses ocultos. Nunca conoció a un inversor cuya cartera no considerara suya de alguna manera estratégica. Y nunca conoció a un ser humano al que no jodiera para avanzar o satisfacerse a sí mismo.
2. Si quieres entender su problema con Panamá, no mires al canal al que ahora señala. Miren a las empresas Trump y su tensa relación financiera y criminal con Panamá, y miren a los oligarcas rusos que compraron condominios en su Torre Panamá. Si quieres entender su fijación con Gaza, no mires al pueblo palestino ni al israelí; mira el valor inmobiliario que ahora percibe que tiene Gaza, y que le gustaría desbloquear. Si quieres entender su demencial y obsesiva fijación con los molinos de viento de energía renovable, no te fijes en el aspecto de la energía eólica; fíjate en su fijación con Escocia por su campo de golf y los molinos de viento cercanos que dañaron su idea de su estética.
3. Si quieres entender su odio irracional hacia Obama, no te fijes en las políticas de la administración Obama; fíjate en la cena anual de la corporación de prensa donde Obama se burló de él y magulló su ego. Si quieres entender su demonización de los demócratas, no te fijes en la política social demócrata, sino en el hecho de que no querían que se presentara bajo los colores de su partido. Si quieres entender su odio a los "inmigrantes", no mires a las contribuciones y retos reales relacionados con la inmigración, sino a su propia germofobia y repugnancia personal por todo lo "sucio y marrón".
4. Lo que hace TAN magistralmente, como muchos sociópatas, es averiguar cómo alinear, aunque sea temporalmente, su propia agenda personal con los impulsos de aquellos a los que luego puede UTILIZAR para que le ayuden a ejecutarla.
5. Y el GOP (Comité Nacional Republicano) cayó justo en línea con esa estrategia abusiva. El GOP ahora se parece mucho a una esposa maltratada a la que le encantaría abandonar a Trump, pero que también sabe que su seguridad financiera, su comodidad personal y su estatus social se derrumbarían si huyeran. Y temen no recibir mucha simpatía o apoyo de la gente que trató de advertirles que no se casaran con el tipo: un mentiroso en serie, tramposo, ladrón, sádico y, en general, una Mala Persona.
6. Muchos de los políticos del GOP hoy en día se afanan en enmascarar sus propios abusos del público en general; en algún momento, sin embargo, a medida que ven su poder seguir erosionándose, sus reputaciones se hacen añicos, y ellos mismos son culpados por el extenso abuso que ahora sufren, algo va a ceder.
7. No sé lo que es, pero cada hueso de mi cuerpo siente una convergencia energética que se dirige hacia una explosión masiva, MASIVA... que llegará pronto". Es un enviable perfil sicologico del tipo que quiere gobernar el mundo actual. Como diria mi abuela: Dios nos agarre confesados.
@_TereFelipe_
"Sé algo que muchos no aprecian de Donald Trump, pero que los que trabajamos con él en el sector de los servicios financieros sabemos desde hace décadas, mucho antes de que se lanzara a la política nacional." Eileen Workman, nos ofrece un perfil detallado del comportamiento sociológico de Donald Trump... Autora y ensayista, anteriormente pasó 16 años en la industria financiera como Vicepresidenta Primera de Inversiones en una importante firma de Wall Street, hasta que tuvo un despertar espiritual y abandonó ese campo. Ha trabajado con Trump, y ahora ofrece esto sobre él:
1. Sus motivos declarados rara vez revelan su verdadera agenda. Su espectáculo y carisma deslumbran a los desinformados, que es exactamente como a él le gusta. Nunca firmó un contrato ni llegó a un acuerdo que no violara o eludiera si convenía a sus intereses ocultos. Nunca conoció a un inversor cuya cartera no considerara suya de alguna manera estratégica. Y nunca conoció a un ser humano al que no jodiera para avanzar o satisfacerse a sí mismo.
2. Si quieres entender su problema con Panamá, no mires al canal al que ahora señala. Miren a las empresas Trump y su tensa relación financiera y criminal con Panamá, y miren a los oligarcas rusos que compraron condominios en su Torre Panamá. Si quieres entender su fijación con Gaza, no mires al pueblo palestino ni al israelí; mira el valor inmobiliario que ahora percibe que tiene Gaza, y que le gustaría desbloquear. Si quieres entender su demencial y obsesiva fijación con los molinos de viento de energía renovable, no te fijes en el aspecto de la energía eólica; fíjate en su fijación con Escocia por su campo de golf y los molinos de viento cercanos que dañaron su idea de su estética.
3. Si quieres entender su odio irracional hacia Obama, no te fijes en las políticas de la administración Obama; fíjate en la cena anual de la corporación de prensa donde Obama se burló de él y magulló su ego. Si quieres entender su demonización de los demócratas, no te fijes en la política social demócrata, sino en el hecho de que no querían que se presentara bajo los colores de su partido. Si quieres entender su odio a los "inmigrantes", no mires a las contribuciones y retos reales relacionados con la inmigración, sino a su propia germofobia y repugnancia personal por todo lo "sucio y marrón".
4. Lo que hace TAN magistralmente, como muchos sociópatas, es averiguar cómo alinear, aunque sea temporalmente, su propia agenda personal con los impulsos de aquellos a los que luego puede UTILIZAR para que le ayuden a ejecutarla.
5. Y el GOP (Comité Nacional Republicano) cayó justo en línea con esa estrategia abusiva. El GOP ahora se parece mucho a una esposa maltratada a la que le encantaría abandonar a Trump, pero que también sabe que su seguridad financiera, su comodidad personal y su estatus social se derrumbarían si huyeran. Y temen no recibir mucha simpatía o apoyo de la gente que trató de advertirles que no se casaran con el tipo: un mentiroso en serie, tramposo, ladrón, sádico y, en general, una Mala Persona.
6. Muchos de los políticos del GOP hoy en día se afanan en enmascarar sus propios abusos del público en general; en algún momento, sin embargo, a medida que ven su poder seguir erosionándose, sus reputaciones se hacen añicos, y ellos mismos son culpados por el extenso abuso que ahora sufren, algo va a ceder.
7. No sé lo que es, pero cada hueso de mi cuerpo siente una convergencia energética que se dirige hacia una explosión masiva, MASIVA... que llegará pronto". Es un enviable perfil sicologico del tipo que quiere gobernar el mundo actual. Como diria mi abuela: Dios nos agarre confesados.
GUERRA COMERCIAL
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, ha anunciado un plan de represalia de dos fases por los recientes aranceles estadounidenses impuestos a Canadá. Fase 1: Incluye la eliminación de licores y otros productos estadounidenses de las tiendas en Ontario. Fin de los contactos públicos con empresas con sede en EEUU, incluida Starlink. Fase 2 del plan: Un impuesto de exportación del 25 % sobre la electricidad canadiense utilizada para abastecer a más de 1,5 millones de hogares en Minnesota, Michigan y Nueva York. |
Posibles impuestos y/o restricciones sobre los minerales de tierras raras exportados a los Estados Unidos.
Además, Ford ha amenazado con cortar totalmente las exportaciones de energía de una de las plantas de energía nuclear de Ontario, que proporciona electricidad a varios estados de América del Norte, si el presidente estadounidense Trump decide aumentar los aranceles a Canadá. |
El premier de Ontario, Doug Ford, le pide al gobierno de Saskatchewan que se ponga en línea y detenga las exportaciones de uranio a EEUU
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, instó a Saskatchewan a exportar su uranio a cualquier parte excepto a Estados Unidos.
“Todos quieren nuestro uranio”, dijo Ford.”
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, instó a Saskatchewan a exportar su uranio a cualquier parte excepto a Estados Unidos.
“Todos quieren nuestro uranio”, dijo Ford.”
"Somos el mayor socio comercial [de EE.UU.]. No quiero responder, pero responderemos como nunca lo han visto […]. Amo a EE.UU., viví allí por 20 años, pero esta es la cosa más loca que alguien podría haber hecho jamás. Creará enormes problemas", afirmó el primer ministro de Ontario, Doug Ford.
UERRA COMERCIAL
¡Los canadienses no están jugando! Tiendas de Canadá retiran productos estadounidenses. En medio de la medida de Donald Trump, para imponer aranceles a productos canadienses, en tiendas de Canadá comenzaron a retirar artículos provenientes de Estados Unidos, como la famosa bebida Jack Daniel's. |
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Portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China:
El problema del fentanilo es una excusa endeble para aumentar los aranceles estadounidenses a las importaciones chinas. Nuestras contramedidas para defender nuestros derechos e intereses son totalmente legítimas y necesarias.
Estados Unidos, nadie más, es responsable de la #CrisisdelFentanilo dentro de Estados Unidos. Con espíritu de humanidad y buena voluntad hacia el pueblo estadounidense, hemos tomado medidas enérgicas para ayudar a Estados Unidos a lidiar con el problema. En lugar de reconocer nuestros esfuerzos, Estados Unidos ha tratado de difamar y echarle la culpa a China, y está tratando de presionar y chantajear a China con aumentos de aranceles. Nos han estado castigando por ayudarlos. Esto no va a resolver el problema de Estados Unidos y socavará nuestro diálogo y cooperación antinarcóticos.
La intimidación no nos asusta. El acoso no funciona con nosotros. La presión, la coerción o las amenazas no son la forma correcta de tratar con China. Cualquiera que ejerza la máxima presión sobre China está eligiendo a la persona equivocada y calculando mal. Si Estados Unidos realmente quiere resolver el problema del fentanilo, lo correcto es consultar con China tratándose como iguales.
Si lo que Estados Unidos quiere es una guerra, ya sea una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos dispuestos a luchar hasta el final.
medmannews
El problema del fentanilo es una excusa endeble para aumentar los aranceles estadounidenses a las importaciones chinas. Nuestras contramedidas para defender nuestros derechos e intereses son totalmente legítimas y necesarias.
Estados Unidos, nadie más, es responsable de la #CrisisdelFentanilo dentro de Estados Unidos. Con espíritu de humanidad y buena voluntad hacia el pueblo estadounidense, hemos tomado medidas enérgicas para ayudar a Estados Unidos a lidiar con el problema. En lugar de reconocer nuestros esfuerzos, Estados Unidos ha tratado de difamar y echarle la culpa a China, y está tratando de presionar y chantajear a China con aumentos de aranceles. Nos han estado castigando por ayudarlos. Esto no va a resolver el problema de Estados Unidos y socavará nuestro diálogo y cooperación antinarcóticos.
La intimidación no nos asusta. El acoso no funciona con nosotros. La presión, la coerción o las amenazas no son la forma correcta de tratar con China. Cualquiera que ejerza la máxima presión sobre China está eligiendo a la persona equivocada y calculando mal. Si Estados Unidos realmente quiere resolver el problema del fentanilo, lo correcto es consultar con China tratándose como iguales.
Si lo que Estados Unidos quiere es una guerra, ya sea una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos dispuestos a luchar hasta el final.
medmannews
Bloomberg informa que China ha detenido la importación de soja estadounidense de tres entidades de EEUU.
El contraataque comercial de China va dirigido al sector de la agricultura industrial estadounidense donde la mayoría son votantes de Trump.
El contraataque comercial de China va dirigido al sector de la agricultura industrial estadounidense donde la mayoría son votantes de Trump.
Inicio de guerra comercial: entran en vigor los aranceles de EE.UU. a México y Canadá
A partir de ahora, las importaciones de Canadá y México tienen un impuesto del 25 %, mientras que a los productos energéticos canadienses se les aplica un 10 %.
Esta fue la respuesta de Trudeau a los aranceles de Trump
El arancel del 10 % impuesto por EE.UU. a las importaciones chinas en febrero se duplicará, situándose al 20 %.
China anunció que aplicará aranceles adicionales sobre varios productos estadounidenses a partir del 10 de marzo, entre ellos un 15% sobre el trigo, un 10% sobre la carne de vacuno, frutas, verduras y productos lácteos. Además, 15 empresas estadounidenses han sido añadidas a la lista de control de exportaciones.
A partir de ahora, las importaciones de Canadá y México tienen un impuesto del 25 %, mientras que a los productos energéticos canadienses se les aplica un 10 %.
Esta fue la respuesta de Trudeau a los aranceles de Trump
El arancel del 10 % impuesto por EE.UU. a las importaciones chinas en febrero se duplicará, situándose al 20 %.
China anunció que aplicará aranceles adicionales sobre varios productos estadounidenses a partir del 10 de marzo, entre ellos un 15% sobre el trigo, un 10% sobre la carne de vacuno, frutas, verduras y productos lácteos. Además, 15 empresas estadounidenses han sido añadidas a la lista de control de exportaciones.
Algo va mal: Putin en su discurso: “El mundo puede terminar antes, pero Rusia nunca caerá”
El presidente de la Federación de Rusia dio un discurso hoy y el contenido indica que Rusia sabe que algo muy malo está sucediendo; algo que indica que Rusia va a ser atacada de una manera que causa... el fin. Putin advirtió oficialmente a Occidente cómo sería una guerra con Rusia. A continuación se muestra el texto traducido automáticamente del discurso del presidente Putin. “Estimados colegas, medios de comunicación, periodistas e invitados. ¡Buenas tardes! Hoy, de nuevo, en la Unión Europea y los estados miembros de la OTAN, hay llamamientos a una “guerra contra Rusia”. Hoy, desafortunadamente o no, podemos decir de nuevo que la historia siempre se repite. ¡Siempre! Las opiniones de nuestros colegas de Europa y la OTAN sobre Rusia nunca cambian; siempre están listos para destruir a Rusia, todo lo ruso, y listos para ocupar Rusia; su objetivo nunca cambia. El odio contra Rusia siempre ha permanecido en las venas de algunos de nuestros colegas y países que gobiernan la UE y la OTAN. Estimados colegas, Hoy escuchamos de nuevo que Rusia es un agresor, y la verdad es que Rusia nunca ha sido un agresor y siempre se ha defendido a lo largo de la historia. ¡Eso es un hecho! Estimados colegas de Europa y la OTAN, Rusia nunca comienza una guerra; Rusia siempre detiene las guerras. Empiezas guerras, y el objetivo siempre es destruir a Rusia. Rusia nunca ha amenazado a los países, nunca ha amenazado la seguridad del mundo, pero nos gusta decir: “La serpiente muerde más cuando muere”. Creaste el fascismo, siempre en todas partes, y en Ucrania, las guerras son tu trabajo, y Rusia siempre defenderá a su país y a su gente. No importa lo que cueste, no importa cuántas pérdidas suframos, siempre hemos defendido a nuestro país y a su gente; siempre seguiremos haciéndolo. Como sabes, nos hemos demostrado a nosotros mismos muchas veces en nuestra historia como un país con espíritu. Y hoy estás gritando de nuevo: “Victoria sobre Rusia”. |
Queridos colegas, les aseguro que Rusia no caerá; puede ser destrozada, pero nunca destruida. Si un país de la OTAN de la UE declara la guerra a Rusia, todos deben saber que nuestra reacción será ultrarrápida, y si sentimos una amenaza para nosotros, nuestra reacción será destructiva.
Hoy en día, Rusia tiene todo tipo de armas ..., recalco. (Agrego: no tienes ni idea.) No has visto nada de Rusia y sus posibilidades en Ucrania porque Ucrania es nuestro país histórico, y hay rusos en Ucrania, y los estamos salvando, y esto no es una guerra, sino una operación militar. Por otro lado, no será como en Ucrania; eso es lo que necesitas saber. En cuanto a si estamos listos para negociar la paz, siempre hemos estado listos para negociar, pero nadie quería negociar con nosotros. Por supuesto, Rusia no tiene amigos entre la OTAN y los líderes europeos, porque Rusia es un país fuerte y enorme, que es exactamente lo que sus colegas de la OTAN y europeos no quieren. ¡Pero acéptalo! No importa cuánto repitas que algún día Rusia será derrotada... Creo en Dios, y Dios está con nosotros. El mundo puede terminar antes, pero Rusia no caerá. No necesitamos un mundo sin Rusia. A diferencia de ti, sé muy bien lo que es mi país y su gente, y por lo tanto siempre lucharé por mi país y mi gente. ¿Estás listo para aceptar esto, como quieras? ¿Estás listo para empezar una guerra contra Rusia de nuevo? Nosotros también estamos listos. Y la guerra de hoy contra Rusia sería un apocalipsis absoluto. Aconsejo a nuestros colegas de Europa y la OTAN que trabajen por el bien del mundo, no por la destrucción del mundo. ¡Gracias! “ |
5 de marzo de 2025
El verdadero objetivo del rearme no es hacer frente a ninguna amenaza de Putin. Lo mismo que en la Guerra Fría, el rearme es un fin en sí mismo. Europa quiere abrir una nueva línea de negocio y lo tiene que justificar con la “amenaza rusa”…
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está considerando la posibilidad de dejar el papel principal de su país en la OTAN, informa el Daily Mail.
El artículo afirma que desde la fundación de la OTAN en 1949, el Comandante Supremo Aliado en Europa ha sido un general estadounidense de alto rango. "Pero como parte de la exigencia estadounidense de que los aliados europeos asuman una mayor responsabilidad por la seguridad europea, ellos (EEUU) también esperan que un general británico o francés ocupe el puesto", escribe el periódico. Además, el gobierno británico, ante las últimas medidas y declaraciones de la Casa Blanca, teme que EEUU comience a retirar sus tropas de sus bases en Europa. |
Washington ha prohibido al Reino Unido compartir información de inteligencia estadounidense con Kiev, según informa el Daily Mail, citando fuentes.
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Trump exime a automotrices de aranceles contra México y Canadá
La Casa Blanca tomó la decisión de que algunos fabricantes de automóviles quedaran exentos de las medidas arancelarias que Washington impuso contra sus principales socios.
De acuerdo con Reuters, la noticia fue "una bendición" para empresas como General Motos, Ford y Stellantis, cuyas plantas están en territorios mexicano y canadiense.
"Las acciones de automóviles subieron tras la noticia, con General Motors subieron un 5,3% y Ford subió un 4,1%", detalló el medio.
Las tarifas con las que Trump ha amagado durante meses a sus socios en el Tratado de Libre Comercio (T-MEC) se hicieron efectivas apenas este 4 de marzo.
AP / Eduardo Verdugo / SPUTNIK
La Casa Blanca tomó la decisión de que algunos fabricantes de automóviles quedaran exentos de las medidas arancelarias que Washington impuso contra sus principales socios.
De acuerdo con Reuters, la noticia fue "una bendición" para empresas como General Motos, Ford y Stellantis, cuyas plantas están en territorios mexicano y canadiense.
"Las acciones de automóviles subieron tras la noticia, con General Motors subieron un 5,3% y Ford subió un 4,1%", detalló el medio.
Las tarifas con las que Trump ha amagado durante meses a sus socios en el Tratado de Libre Comercio (T-MEC) se hicieron efectivas apenas este 4 de marzo.
AP / Eduardo Verdugo / SPUTNIK
Tres frentes de la guerra comercial de Trump
Se anunciaron nuevos aranceles contra los mayores socios comerciales de EE.UU.: CHINA — Trump duplicó los aranceles a sus productos del 10 al 20 %. — Pekín anunció aranceles adicionales sobre las importaciones desde EE.UU.: del 15 % sobre el pollo, el trigo, el maíz y el algodón; y del 10 % sobre la soja, carne de cerdo, carne de vacuno, productos acuáticos, frutas, verduras y productos lácteos. MÉXICO — Este martes entraron en vigor aranceles del 25 % a los productos mexicanos, siendo ESTOS los sectores más afectados. — Sin embargo, la Casa Blanca anunció que retrasará hasta el 2 de abril la imposición de aranceles sobre los coches provenientes de México y Canadá. — A su vez, Claudia Sheinbaum anunció que responderá con medidas que se darán a conocer el próximo domingo. |
CANADÁ
— Se impuesieron aranceles del 25 % a las mercancías procedentes de Canadá y del 10 % a los productos energéticos canadienses. — Canadá anunció este martes aranceles de represalia a productos estadounidenses. |
Si a la naciente distensión ruso-estadounidense le sigue una “nueva distensión”, negociada como podría ser por Putin como un favor recíproco a Trump por todo lo que ahora está haciendo audazmente, entonces esto transformaría por completo la geopolítica euroasiática occidental y, en consecuencia, desbloquearía interesantes oportunidades geoeconómicas.
Para aquellos que siguen de cerca los altibajos del incesante tablero geopolítico, es una experiencia inmensamente poderosa —y aleccionadora— pasar un día contemplando la devastada Avdeyevka, en el corazón de la guerra en Donbass, y una semana después tratar de comprender la destrucción infligida a los pueblos del sur del Líbano.
Merz, Macron y Starmer hacen, paradójicamente, el juego a Trump, mientras que el aumento del gasto militar se utilizará para justificar nuevos recortes en los servicios públicos y el Estado del bienestar.
6 de marzo de 2025
Canadá y México no se arrodillan ante Trump: ¿no le ha funcionado el chantaje arancelario?
Los juegos arancelarios en Estados Unidos no carecen de consecuencias económicas para todos los participantes.
El director de una de las mayores cadenas minoristas de Estados Unidos, Target, dijo que en los próximos días los estadounidenses verán un fuerte aumento de los precios de los productos.
Los precios de choque serán para las fresas, los plátanos y los aguacates. Pero no solo eso. Si nos fijamos en los datos sobre el comercio en Estados Unidos, por ejemplo, el 80% de los productos del mar del país son importados. Y un tercio de esos suministros proceden de Canadá y México.
Y las autoridades de estos dos países no se arrodillan ante Trump, aunque esto era exactamente lo que se esperaba.
La retórica y, lo más importante, sus acciones hacia Estados Unidos se están volviendo más duras.
Canadá está introduciendo un arancel del 25% sobre los productos estadounidenses por valor de 155 mil millones de dólares importados a este país.
Esto afectará inmediatamente a los suministros por valor de 30 mil millones de dólares, y en 18 días, a todo lo demás. El retraso no es una invitación a negociar, sino tiempo para que la economía canadiense se adapte a las nuevas realidades.
El premier de Ontario se prepara para cortar el suministro de electricidad a Estados Unidos. El exceso de energía permitirá a las empresas canadienses reducir drásticamente los costos de la energía.
El primer ministro Justin Trudeau dijo a sus compatriotas: Estados Unidos quiere destruir la economía de Canadá y anexionarse su país. Trudeau llamó a los canadienses a unirse, enfatizando que "Canadá nunca será parte de Estados Unidos".
Las autoridades mexicanas están actuando de manera similar, aunque el 80% de las exportaciones de su país eran compradas anteriormente por Estados Unidos.
El presidente de México anunció contramedidas a gran escala sobre la importación de productos estadounidenses para el domingo 9 de marzo.
Las dificultades que Canadá y México están dispuestos a afrontar son sólo una parte de la historia. Estados Unidos se enfrenta a problemas no menores.
Trump dijo erróneamente que los bancos estadounidenses no pueden trabajar en Canadá y, supuestamente, esto forma parte de sus quejas. De hecho, en Canadá operan 16 bancos estadounidenses. Es cierto, por ahora.
Trump dio una orden a tres fabricantes de automóviles estadounidenses para principios de abril para que eliminen por completo su dependencia de componentes importados.
Todo esto parece muy interesante, incluido el pasaje sobre "Trump dando una orden" a las empresas privadas, como se dijo en la Casa Blanca.
¿Existe la posibilidad de cumplir tal orden? Hay una laguna. Hasta ahora, Trump no ha golpeado a los países del sudeste asiático con aranceles.
Esto significa que, a través de ellos, la misma República Popular China podrá importar a los fabricantes de automóviles estadounidenses lo que no pueden obtener al precio habitual de Canadá y México.
Pero, en primer lugar, la logística aquí tampoco es barata. En segundo lugar, no todo se puede reemplazar tan rápidamente con suministros de la República Popular China. Finalmente, no es un hecho que Trump no decida cerrar este canal con mayores aranceles.
Al fin y al cabo, Washington está librando una guerra comercial, sobre todo, con la República Popular China. Y, por cierto, la embajada de la República Popular China en Estados Unidos ya ha dicho: estamos dispuestos a llegar hasta el final, en cualquier guerra que Washington pueda desatar contra Pekín.
Y en cuanto a los aranceles de represalia, dan una fuerte ventaja: los aumentan en un porcentaje mayor que el de Trump. Es evidente que todo no va según el plan que se concibió en Mar-a-Lago.
Los juegos arancelarios en Estados Unidos no carecen de consecuencias económicas para todos los participantes.
El director de una de las mayores cadenas minoristas de Estados Unidos, Target, dijo que en los próximos días los estadounidenses verán un fuerte aumento de los precios de los productos.
Los precios de choque serán para las fresas, los plátanos y los aguacates. Pero no solo eso. Si nos fijamos en los datos sobre el comercio en Estados Unidos, por ejemplo, el 80% de los productos del mar del país son importados. Y un tercio de esos suministros proceden de Canadá y México.
Y las autoridades de estos dos países no se arrodillan ante Trump, aunque esto era exactamente lo que se esperaba.
La retórica y, lo más importante, sus acciones hacia Estados Unidos se están volviendo más duras.
Canadá está introduciendo un arancel del 25% sobre los productos estadounidenses por valor de 155 mil millones de dólares importados a este país.
Esto afectará inmediatamente a los suministros por valor de 30 mil millones de dólares, y en 18 días, a todo lo demás. El retraso no es una invitación a negociar, sino tiempo para que la economía canadiense se adapte a las nuevas realidades.
El premier de Ontario se prepara para cortar el suministro de electricidad a Estados Unidos. El exceso de energía permitirá a las empresas canadienses reducir drásticamente los costos de la energía.
El primer ministro Justin Trudeau dijo a sus compatriotas: Estados Unidos quiere destruir la economía de Canadá y anexionarse su país. Trudeau llamó a los canadienses a unirse, enfatizando que "Canadá nunca será parte de Estados Unidos".
Las autoridades mexicanas están actuando de manera similar, aunque el 80% de las exportaciones de su país eran compradas anteriormente por Estados Unidos.
El presidente de México anunció contramedidas a gran escala sobre la importación de productos estadounidenses para el domingo 9 de marzo.
Las dificultades que Canadá y México están dispuestos a afrontar son sólo una parte de la historia. Estados Unidos se enfrenta a problemas no menores.
Trump dijo erróneamente que los bancos estadounidenses no pueden trabajar en Canadá y, supuestamente, esto forma parte de sus quejas. De hecho, en Canadá operan 16 bancos estadounidenses. Es cierto, por ahora.
Trump dio una orden a tres fabricantes de automóviles estadounidenses para principios de abril para que eliminen por completo su dependencia de componentes importados.
Todo esto parece muy interesante, incluido el pasaje sobre "Trump dando una orden" a las empresas privadas, como se dijo en la Casa Blanca.
¿Existe la posibilidad de cumplir tal orden? Hay una laguna. Hasta ahora, Trump no ha golpeado a los países del sudeste asiático con aranceles.
Esto significa que, a través de ellos, la misma República Popular China podrá importar a los fabricantes de automóviles estadounidenses lo que no pueden obtener al precio habitual de Canadá y México.
Pero, en primer lugar, la logística aquí tampoco es barata. En segundo lugar, no todo se puede reemplazar tan rápidamente con suministros de la República Popular China. Finalmente, no es un hecho que Trump no decida cerrar este canal con mayores aranceles.
Al fin y al cabo, Washington está librando una guerra comercial, sobre todo, con la República Popular China. Y, por cierto, la embajada de la República Popular China en Estados Unidos ya ha dicho: estamos dispuestos a llegar hasta el final, en cualquier guerra que Washington pueda desatar contra Pekín.
Y en cuanto a los aranceles de represalia, dan una fuerte ventaja: los aumentan en un porcentaje mayor que el de Trump. Es evidente que todo no va según el plan que se concibió en Mar-a-Lago.
Donald Trump está considerando un importante cambio en la política de la OTAN con respecto al Artículo 5 y el gasto en defensa, informa NBC News.
El presidente Donald Trump está considerando un cambio importante en la participación de Estados Unidos en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, según tres funcionarios actuales y anteriores de alto rango de los Estados Unidos y un funcionario del Congreso. Trump ha discutido con sus asistentes la posibilidad de calibrar la participación de Estados Unidos en la OTAN de una manera que favorezca a los miembros de la alianza que gastan un porcentaje fijo de su producto interno bruto en defensa, dijeron los funcionarios. Como parte del posible cambio de política, Estados Unidos podría no defender a un miembro de la OTAN que sea atacado si el país no cumple con el umbral de gasto en defensa, dijeron los funcionarios. |
Mientras Trump presionó repetidamente por un gasto del 5%, vale la pena señalar que la mitad de los países de la OTAN, incluidos, ni siquiera cumplen con el umbral actual del 2%
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ACUERDOS Y DESACUERDOS EN CUMBRE DE LA UE:
La cumbre de la UE acordó un plan de militarización de Europa propuesto por la Comisión Europea, informa AFP.
El plan de militarizar la Unión Europea ha sido aprobado por 26 de sus 27 miembros, dijo la fuente.
Hungría no apoyó el plan de la Comisión Europea de ampliar la ayuda militar a Ucrania, dijo una fuente.
La cumbre de la UE declaró que Europa debe responder de forma autónoma a los desafíos de seguridad provenientes de todos los lados.
La cumbre de la UE decidió reorientar el Banco Europeo de Inversiones para financiar programas militares.
Los líderes de la UE han rechazado la propuesta de la Comisión Europea de proporcionar a los países de la UE préstamos de hasta 150.000 millones de euros para defensa.
La cumbre de la UE acordó un plan de militarización de Europa propuesto por la Comisión Europea, informa AFP.
El plan de militarizar la Unión Europea ha sido aprobado por 26 de sus 27 miembros, dijo la fuente.
Hungría no apoyó el plan de la Comisión Europea de ampliar la ayuda militar a Ucrania, dijo una fuente.
La cumbre de la UE declaró que Europa debe responder de forma autónoma a los desafíos de seguridad provenientes de todos los lados.
La cumbre de la UE decidió reorientar el Banco Europeo de Inversiones para financiar programas militares.
Los líderes de la UE han rechazado la propuesta de la Comisión Europea de proporcionar a los países de la UE préstamos de hasta 150.000 millones de euros para defensa.
Este es tu casco, esta es la bayoneta de tu abuelo, por favor, después de ti.
La semana pasada narré a ustedes los últimos acontecimientos alrededor del conflicto ucraniano, subrayando que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, sería incapaz de adaptarse a los cambios en el panorama mundial.
Esta semana retomo los mismos elementos y muchos de los hechos que se han producido desde aquel momento, para mostrar que el divorcio que se instala entre la Unión Europea y Estados Unidos, así como entre los propios europeos, ya es una realidad.
Ya no hay espacio para elucubraciones. El viejo mundo acaba de ser destruido. Si no somos capaces de posicionarnos de inmediato, nos hundiremos con él.
Ciegos a esa realidad, Reino Unido y Francia se disputan ahora el lugar de Estados Unidos en Occidente, en vez de tratar de reformarse.
Esta semana retomo los mismos elementos y muchos de los hechos que se han producido desde aquel momento, para mostrar que el divorcio que se instala entre la Unión Europea y Estados Unidos, así como entre los propios europeos, ya es una realidad.
Ya no hay espacio para elucubraciones. El viejo mundo acaba de ser destruido. Si no somos capaces de posicionarnos de inmediato, nos hundiremos con él.
Ciegos a esa realidad, Reino Unido y Francia se disputan ahora el lugar de Estados Unidos en Occidente, en vez de tratar de reformarse.
La OTAN es realmente el ejército al servicio del “Deep State” internacional
Muy al contrario de la que la gente piensa, La Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ni se creó ni se utiliza para la ayuda mutua entre los países miembro, sino que ha sido una poderosa herramienta que únicamente ha defendido los oscuros intereses de ese poder oculto que se esconde en las logias anglo-francesas.
El recientemente elegido Presidente Trump ya se dio cuenta de esto durante su primer mandato y se dispuso a desmontar la citada Organización.
Resultado de esto ha sido desde abrirle varios procesos judiciales con el fin de inhabilitarlo, intentar meterle en la cárcel e incluso matarle. Si la OTAN caía ese nefasto poder caería también.
Si uno se para a pensar, verá que todos los Secretarios Generales de la Organización Atlantista han inclinado la rodilla iniciándose en las logias. Casi todos ellos provenientes de la cantera de esa extraña Social Democracia que ya nos empieza a sonar a cuento y que trata, mediante un mensaje muy acertadamente diseñado, encandilar a las masas borreguiles, aupar al poder a sus miembros más destacados y a la vez serviles, para teledirigirles como marionetas de guiñol.
Así Solana, socialista español y posteriormente Secretario General de la OTAN durante la guerra de Yugoslavia, era un alto grado de esa putrefacta y carroñera jerarquía, a la vista están los resultados, un país dividido en pequeñas partes para que sus agentes infiltrados en los nuevos gobiernos, tuvieran más fácil la penetración y el control.
Jens Stoltenberg, último Secretario General antes del actual, fue el líder del Partido Laborista Noruego, y su padre también lo fue. Ambos además iniciados en la cofradía de los mandiles, de casta le viene al galgo.
Y bajo su mandato intentaron ejecutar el mismo plan de vieja escuela que ya pusieron en práctica en Yugoslavia, pero esta vez en Rusia, dividirla y repartirse el pastel. Algo que esta secular organización también llevó a cabo con éxito contra el Imperio Español.
La diferencia es que esta vez el plan no les ha salido bien, y el barro ya empieza a moverse bajo sus pies. Las maniobras de la anglosfera contra Rusia utilizando a Ucrania han fracasado, y además han fortalecido a Rusia.
Pero no termina ahí su desgracia, en el otro lado de la pinza, Trump se ha mostrado dispuesto a poner la OTAN en liquidación para dejar sin fuerza ni poder a esta carroña como la llamaba el General Franco.
Se explican ahora las prisas de algunos líderes europeos por organizar un ejército europeo, la serpiente ha sido descabezada y los mandileros que ya no tienen otra salida actúan a la desesperada.
El recientemente elegido Presidente Trump ya se dio cuenta de esto durante su primer mandato y se dispuso a desmontar la citada Organización.
Resultado de esto ha sido desde abrirle varios procesos judiciales con el fin de inhabilitarlo, intentar meterle en la cárcel e incluso matarle. Si la OTAN caía ese nefasto poder caería también.
Si uno se para a pensar, verá que todos los Secretarios Generales de la Organización Atlantista han inclinado la rodilla iniciándose en las logias. Casi todos ellos provenientes de la cantera de esa extraña Social Democracia que ya nos empieza a sonar a cuento y que trata, mediante un mensaje muy acertadamente diseñado, encandilar a las masas borreguiles, aupar al poder a sus miembros más destacados y a la vez serviles, para teledirigirles como marionetas de guiñol.
Así Solana, socialista español y posteriormente Secretario General de la OTAN durante la guerra de Yugoslavia, era un alto grado de esa putrefacta y carroñera jerarquía, a la vista están los resultados, un país dividido en pequeñas partes para que sus agentes infiltrados en los nuevos gobiernos, tuvieran más fácil la penetración y el control.
Jens Stoltenberg, último Secretario General antes del actual, fue el líder del Partido Laborista Noruego, y su padre también lo fue. Ambos además iniciados en la cofradía de los mandiles, de casta le viene al galgo.
Y bajo su mandato intentaron ejecutar el mismo plan de vieja escuela que ya pusieron en práctica en Yugoslavia, pero esta vez en Rusia, dividirla y repartirse el pastel. Algo que esta secular organización también llevó a cabo con éxito contra el Imperio Español.
La diferencia es que esta vez el plan no les ha salido bien, y el barro ya empieza a moverse bajo sus pies. Las maniobras de la anglosfera contra Rusia utilizando a Ucrania han fracasado, y además han fortalecido a Rusia.
Pero no termina ahí su desgracia, en el otro lado de la pinza, Trump se ha mostrado dispuesto a poner la OTAN en liquidación para dejar sin fuerza ni poder a esta carroña como la llamaba el General Franco.
Se explican ahora las prisas de algunos líderes europeos por organizar un ejército europeo, la serpiente ha sido descabezada y los mandileros que ya no tienen otra salida actúan a la desesperada.
Candidato de Tucker Carlson para puesto clave del Pentágono supera los obstáculos
Muy pocas personas en el ámbito de la seguridad y la defensa internacional lo conocen. Su nombre tampoco es conocido ampliamente por el público estadounidense
Sin embargo, su expertise y predicciones son comentadas, valoradas y promovidas por Tucker Carlson, JD Vance, los Trump y otros que lo han tratado regularmente.
La columna principal de la política exterior de los EE UU. no lo admite ni lo quiere integrar.
Son varias las razones que le lleva a rechazar la nominación de Elbridge Colby como el tercer funcionario en la jerarquía del Pentágono.
Su abuelo, William Colby, fue quien cortó la primacía, en la CIA, del todopoderoso James Angleton. Su nieto, Elbridge, está al tanto de los escondrijos y tretas que existen y que suelen producirse en las agencias de inteligencia.
El Consejo Editorial del Wall Street Journal, vota por la negativa. Argumenta que la descripción que hace Elbridge Colby de Medio Oriente “como una ‘región terciaria’ ha desconcertado a los partidarios de Israel, y lo mismo ocurre con las sugerencias de que Estados Unidos podría tolerar un Irán nuclear”.
Cae de maduro que Colby no es un agente encubierto de Irán o de alguna potencia extranjera. Él tiene una visión y una fórmula distintas de las que sustentaron durante décadas los dinosaurios neocons.
Adhiere a la expulsión de la rusofobia como política de estado y aboga por una finalización de la guerra en Ucrania.
No quiere comprometer a los EE.UU. en las guerras cuasi infinitas ni que la nación de los Padres Fundadores crea erróneamente que está en condiciones de dominar efectivamente las guerras mundiales.
Tucker Carlson, intentó, anteriormente, que Colby ocupe el cargo de Asesor de Seguridad Nacional, que, finalmente, recayó en Tim Walz.
Ahora, apoya a su amigo, Elbridge Colby, para que sea ungido a ese puesto importante en el Pentágono: subsecretario de Defensa para Políticas.
Los socios de Tucker Carlson aseveran que Colby será la garantía de que la óptica militar de Trump y de MAGA se cumplan en la práctica.
Vance lo defendió enérgicamente en la sesión confirmatoria de su nominación en el comité interno del Senado.
Los indicios consistentes señalan que Elbridge Colby superó algunos obstáculos para desempeñar tal cargo en el Pentágono.
Comparte esto:
Sin embargo, su expertise y predicciones son comentadas, valoradas y promovidas por Tucker Carlson, JD Vance, los Trump y otros que lo han tratado regularmente.
La columna principal de la política exterior de los EE UU. no lo admite ni lo quiere integrar.
Son varias las razones que le lleva a rechazar la nominación de Elbridge Colby como el tercer funcionario en la jerarquía del Pentágono.
Su abuelo, William Colby, fue quien cortó la primacía, en la CIA, del todopoderoso James Angleton. Su nieto, Elbridge, está al tanto de los escondrijos y tretas que existen y que suelen producirse en las agencias de inteligencia.
El Consejo Editorial del Wall Street Journal, vota por la negativa. Argumenta que la descripción que hace Elbridge Colby de Medio Oriente “como una ‘región terciaria’ ha desconcertado a los partidarios de Israel, y lo mismo ocurre con las sugerencias de que Estados Unidos podría tolerar un Irán nuclear”.
Cae de maduro que Colby no es un agente encubierto de Irán o de alguna potencia extranjera. Él tiene una visión y una fórmula distintas de las que sustentaron durante décadas los dinosaurios neocons.
Adhiere a la expulsión de la rusofobia como política de estado y aboga por una finalización de la guerra en Ucrania.
No quiere comprometer a los EE.UU. en las guerras cuasi infinitas ni que la nación de los Padres Fundadores crea erróneamente que está en condiciones de dominar efectivamente las guerras mundiales.
Tucker Carlson, intentó, anteriormente, que Colby ocupe el cargo de Asesor de Seguridad Nacional, que, finalmente, recayó en Tim Walz.
Ahora, apoya a su amigo, Elbridge Colby, para que sea ungido a ese puesto importante en el Pentágono: subsecretario de Defensa para Políticas.
Los socios de Tucker Carlson aseveran que Colby será la garantía de que la óptica militar de Trump y de MAGA se cumplan en la práctica.
Vance lo defendió enérgicamente en la sesión confirmatoria de su nominación en el comité interno del Senado.
Los indicios consistentes señalan que Elbridge Colby superó algunos obstáculos para desempeñar tal cargo en el Pentágono.
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Washington tiene ahora otras prioridades, y el enemigo a vencer es China, no Rusia. Y para esa pelea la Casa Blanca considera que Europa, y la guerra en Ucrania, son un estorbo…
El fin de la guerra y el futuro del sistema internacional
Opera Mundi Héctor Luis Saint-Pierre
Han pasado más de tres años desde el inicio de la guerra en Ucrania y su final, aparentemente cercano, aún es confuso: la visibilidad del fin de la guerra se ve empañada por un Zelensky aferrado al poder, del que depende la continuación de la guerra; un Trump interesado en poner fin a los combates para poder explotar los recursos naturales ucranianos y beneficiarse de la financiación de la reconstrucción de su infraestructura; una Europa empobrecida, desconsolada y perdida por el abandono de su tutor estadounidense y resentida por la inevitable victoria en los campos de batalla de Rusia, su enemigo impuesto; y un Putin receloso de los acuerdos alcanzados con un Occidente que le ha engañado reiteradamente.
Raymond Aron[1] clasificó la guerra por la caracterización política de los beligerantes y las formas de volver a la paz. La forma de este retorno, para Aron, puede ser una paz negociada o una paz impuesta. La paz impuesta es la capitulación, el reconocimiento de la derrota en el campo de batalla. Lo que me parece que está en juego en la guerra en Ucrania es si esta paz será impuesta por la fuerza de las tropas rusas en los campos de batalla ucranianos o por la fuerza argumentativa de Trump sobre Zelensky (la fuerza del argumento o el argumento de la fuerza). En definitiva, lo que se está discutiendo entre Trump y Putin (y no podría serlo entre otros) tiene que ver con la capitulación de Ucrania y el amargo reconocimiento de la impotencia europea sin el apoyo de Estados Unidos. El cacareo del gallinero europeo no llega a esta sala donde los grandes negocian el futuro que quieren para el mundo. Lo que esperamos, como reconoce el experimentado ex diplomático indio Bhadrakumar, es que “en este sombrío escenario, la mejor esperanza es que el derrocamiento de Zelensky, que parece probable, no sea un acontecimiento violento y sangriento, considerando las rivalidades de poder dentro del régimen de Kiev”.
Si, después de la Segunda Guerra Mundial, Europa hubiera logrado coronar su recuperación económica con autonomía política y estratégica, tal vez habría podido fundar una Unión Europea capaz de establecer una defensa autónoma y una diplomacia coherente y cohesiva. Con una defensa y una diplomacia independientes, hoy tendría las gramáticas necesarias para la lógica de una Política Exterior soberana. Pero por ideología, error político-estratégico o edulcorada por el plan Marshall, Europa sucumbió a la dependencia económica, política y estratégica de Estados Unidos, olvidando la máxima de Carl Schmitt “el protego ergo obrigo es el cogito ergo sum del Estado”[2]. Así que ahora la Unión Europea puede patear, conspirar y gritar que el duro realismo de Trump silenciará su participación en la definición del fin de la guerra en Ucrania y, posiblemente, el futuro de las relaciones internacionales. Sin las lentes de colores con las que la Unión Europea se ha acostumbrado a amortiguar la realidad y sin la manipulación de la percepción con la que los medios de comunicación globales y globalistas han narcotizado a las sociedades, esta es la realidad desnuda, obvia para quienes se han acostumbrado a ver la contemporaneidad a la luz de la historia, especialmente de la historia de mediano y largo plazo, con el “conocimiento experiencial” que Max Weber reconoció como necesario para imaginar lo que “debe esperarse”[3].
Lo que está en juego es la estructura que asumirá a partir de ahora el sistema internacional y lo que discutirán y diseñarán los pilares de un nuevo mundo de grandes potencias. Si Europa logra recuperar el sentido común y mantenerse cohesionada en la búsqueda de la estabilidad internacional, podría ser uno de esos pilares, pero de momento, y en lo que respecta a las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania, está descartado. Me atrevo a pensar que Rusia no aceptará la presencia de Europa Occidental en las negociaciones (que en varios tratados traicionaron la confianza de Putin) porque la considera una parte beligerante y, por lo mismo, no aceptaría su participación en una posible Fuerza de Paz. Me parece que tampoco aceptará una tregua ni un alto el fuego que servirían para restablecer las fuerzas ucranianas. De hecho, creo que no se negociará ni una tregua ni un alto el fuego, sino la rendición de Ucrania y el fin del régimen de Zelensky.
Sin embargo, los gritos marciales de Ursula von der Leyen parecen indicar el deseo de al menos una parte de la UE de seguir belicosa en el error cometido. Si con el apoyo multimillonario de un Biden moralmente comprometido con esta guerra, el empobrecimiento de los europeos y el endeudamiento del futuro de Europa no han podido derrotar, ni siquiera desgastar económica o militarmente a Rusia, ¿qué nos hace pensar que podrán hacerlo solos? Como asegura Wolfang Munchau, “sin Estados Unidos, no hay camino hacia la victoria para Ucrania. No se trata principalmente de armas, municiones y ayuda financiera, sino de apoyo satelital y de inteligencia. Si Estados Unidos apagara los satélites y detuviera el flujo de información, los europeos no tendrían forma de cerrar la brecha. Sin Estados Unidos, Ucrania se acabó”. Pero las burocracias diplomáticas de la UE y militares de la OTAN, cómodamente alojadas en Bruselas, completamente divorciadas de las sociedades que las financian, creerán que las sociedades europeas están dispuestas a inmolar a sus hijos en los campos de batalla de Ucrania, ricos en minerales y manchados de sangre, en una guerra perdida.
El primer ministro de Inglaterra, Keir Rodney Starmer, defiende el envío de tropas a luchar en Ucrania, el recién inaugurado en Alemania, Friedrich Merz, pide un aumento del presupuesto para la guerra, la belicosa presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pide preparación para la guerra. Algunos hablan de aumentar el gasto en Defensa, otros de prepararse para la guerra, pero nadie habla de paz. Aún así, sin el apoyo de Trump, que hasta ahora ha ignorado a Europa, enviar tropas a la matanza ucraniana podría ser desastroso para los gobiernos y fatal para la Unión Europea. Todavía son pocos los que se oponen claramente a la guerra y, mientras la guerra sea sólo una figura retórica, seguirán siendo pocos. Pero si algunos países deciden enviar a sus ciudadanos a morir en otras tierras, la fisura en la UE se abrirá en un abismo insalvable: ese será el fin de la UE.
La alternativa para Europa es empezar a pensar por sí sola, diseñar su propia concepción estratégica y asumir la conducción cohesiva y soberana de su Política Exterior, como recomendó Jeffrey Sachs en su conferencia en el Parlamento Europeo. Reformular su burocracia administrativa y diplomática y orientar la política del bloque hacia la paz y el desarrollo, intentando recuperar el Estado de Bienestar Social que nunca debieron abandonar. Inmediatamente, cambie su posición frente a las exigencias del desacreditado Zelensky y piense en la paz y la reconciliación con Rusia. De esta manera podrán contar con energía y alimentos más baratos que les permitirán intentar recuperar la economía del bloque.
Pero ¿cuál es el papel reservado a la República Popular China en todo esto? Ella permanece en un silencio parsimonioso, confiando en su proverbial diplomacia elegantemente sobria. Analiza en qué medida los acontecimientos impactan tu estrategia a largo plazo para posicionarte en la situación actual. Desde la victoria electoral de Trump, China ha hecho pública información importante sobre sus avances tecnológicos y preparación estratégica. Una noticia que impactó al mundo digital fue el lanzamiento de DeepSeek, con el que China al menos anuló la ventaja occidental en IA; fuentes del almirantazgo estadounidense reconocieron que la supremacía naval había pasado a los orientales; ya estaba claro que dominaban los misiles hipersónicos, mostrando misiles aire-aire con un alcance de 1.000 kilómetros; también presentó súper drones furtivos de alta capacidad y bajo costo y un dron capaz de volar a más de 30 millas de altura y apuntar con precisión a estos misiles o comandar enjambres de drones; también introdujeron dos increíbles aviones de sexta generación que podrían dejar muy atrás al poco confiable F35, y finalmente; filtraron fotografías de un inmenso edificio para albergar el mando de sus fuerzas, diez veces más grande que el Pentágono. Considero que estos mensajes son lo suficientemente claros para que un realista duro como Trump piense en China no como un enemigo, sino como un codiseñador, junto con Rusia, del futuro del Sistema Internacional.
Los europeos deben volver a leer a Maquiavelo y comprender políticamente algunos acontecimientos y cambios en el sistema internacional: que Europa es económica y estratégicamente dependiente y ahora, en su orfandad, debe encontrar su camino de desarrollo soberano con realismo y modestia; que la carnicería ucraniana está llegando a su fin y que los próximos pasos para el futuro serán discutidos entre Trump y Putin; que el mundo está cambiando y que sólo los grandes se sentarán en la mesa de dibujo en la que se imagina el futuro, como dijo Jeffrey Sachs ante el Parlamento Europeo: “No digo que estemos en la nueva era de paz, pero ahora estamos en un tipo de política muy diferente, un regreso a la política de las grandes potencias”.
(*) Héctor Luis Saint-Pierre es profesor de la Unesp, coordinador del Grupo de Estudios de Defensa y Seguridad Internacional (GEDES) y ex director de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa (ABED). Es autor de “Max Weber: entre pasión y razón” (Editora Unicamp) y “Política armada: fundamentos de la guerra revolucionaria” (Editora Unesp).
Notas:
[1] ARON, Raymond. Paz y guerra entre las naciones. Brasilia: Editora Universidade de Brasilia, 1981
[2] SCHMITT, Carl. El concepto de política. Buenos Aires: Folio Ediciones, 1984.
[3] WEBER, Máx. Ensayos sobre metodología sociológica. Buenos Aires: Amorrortu, 1982.
Raymond Aron[1] clasificó la guerra por la caracterización política de los beligerantes y las formas de volver a la paz. La forma de este retorno, para Aron, puede ser una paz negociada o una paz impuesta. La paz impuesta es la capitulación, el reconocimiento de la derrota en el campo de batalla. Lo que me parece que está en juego en la guerra en Ucrania es si esta paz será impuesta por la fuerza de las tropas rusas en los campos de batalla ucranianos o por la fuerza argumentativa de Trump sobre Zelensky (la fuerza del argumento o el argumento de la fuerza). En definitiva, lo que se está discutiendo entre Trump y Putin (y no podría serlo entre otros) tiene que ver con la capitulación de Ucrania y el amargo reconocimiento de la impotencia europea sin el apoyo de Estados Unidos. El cacareo del gallinero europeo no llega a esta sala donde los grandes negocian el futuro que quieren para el mundo. Lo que esperamos, como reconoce el experimentado ex diplomático indio Bhadrakumar, es que “en este sombrío escenario, la mejor esperanza es que el derrocamiento de Zelensky, que parece probable, no sea un acontecimiento violento y sangriento, considerando las rivalidades de poder dentro del régimen de Kiev”.
Si, después de la Segunda Guerra Mundial, Europa hubiera logrado coronar su recuperación económica con autonomía política y estratégica, tal vez habría podido fundar una Unión Europea capaz de establecer una defensa autónoma y una diplomacia coherente y cohesiva. Con una defensa y una diplomacia independientes, hoy tendría las gramáticas necesarias para la lógica de una Política Exterior soberana. Pero por ideología, error político-estratégico o edulcorada por el plan Marshall, Europa sucumbió a la dependencia económica, política y estratégica de Estados Unidos, olvidando la máxima de Carl Schmitt “el protego ergo obrigo es el cogito ergo sum del Estado”[2]. Así que ahora la Unión Europea puede patear, conspirar y gritar que el duro realismo de Trump silenciará su participación en la definición del fin de la guerra en Ucrania y, posiblemente, el futuro de las relaciones internacionales. Sin las lentes de colores con las que la Unión Europea se ha acostumbrado a amortiguar la realidad y sin la manipulación de la percepción con la que los medios de comunicación globales y globalistas han narcotizado a las sociedades, esta es la realidad desnuda, obvia para quienes se han acostumbrado a ver la contemporaneidad a la luz de la historia, especialmente de la historia de mediano y largo plazo, con el “conocimiento experiencial” que Max Weber reconoció como necesario para imaginar lo que “debe esperarse”[3].
Lo que está en juego es la estructura que asumirá a partir de ahora el sistema internacional y lo que discutirán y diseñarán los pilares de un nuevo mundo de grandes potencias. Si Europa logra recuperar el sentido común y mantenerse cohesionada en la búsqueda de la estabilidad internacional, podría ser uno de esos pilares, pero de momento, y en lo que respecta a las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania, está descartado. Me atrevo a pensar que Rusia no aceptará la presencia de Europa Occidental en las negociaciones (que en varios tratados traicionaron la confianza de Putin) porque la considera una parte beligerante y, por lo mismo, no aceptaría su participación en una posible Fuerza de Paz. Me parece que tampoco aceptará una tregua ni un alto el fuego que servirían para restablecer las fuerzas ucranianas. De hecho, creo que no se negociará ni una tregua ni un alto el fuego, sino la rendición de Ucrania y el fin del régimen de Zelensky.
Sin embargo, los gritos marciales de Ursula von der Leyen parecen indicar el deseo de al menos una parte de la UE de seguir belicosa en el error cometido. Si con el apoyo multimillonario de un Biden moralmente comprometido con esta guerra, el empobrecimiento de los europeos y el endeudamiento del futuro de Europa no han podido derrotar, ni siquiera desgastar económica o militarmente a Rusia, ¿qué nos hace pensar que podrán hacerlo solos? Como asegura Wolfang Munchau, “sin Estados Unidos, no hay camino hacia la victoria para Ucrania. No se trata principalmente de armas, municiones y ayuda financiera, sino de apoyo satelital y de inteligencia. Si Estados Unidos apagara los satélites y detuviera el flujo de información, los europeos no tendrían forma de cerrar la brecha. Sin Estados Unidos, Ucrania se acabó”. Pero las burocracias diplomáticas de la UE y militares de la OTAN, cómodamente alojadas en Bruselas, completamente divorciadas de las sociedades que las financian, creerán que las sociedades europeas están dispuestas a inmolar a sus hijos en los campos de batalla de Ucrania, ricos en minerales y manchados de sangre, en una guerra perdida.
El primer ministro de Inglaterra, Keir Rodney Starmer, defiende el envío de tropas a luchar en Ucrania, el recién inaugurado en Alemania, Friedrich Merz, pide un aumento del presupuesto para la guerra, la belicosa presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pide preparación para la guerra. Algunos hablan de aumentar el gasto en Defensa, otros de prepararse para la guerra, pero nadie habla de paz. Aún así, sin el apoyo de Trump, que hasta ahora ha ignorado a Europa, enviar tropas a la matanza ucraniana podría ser desastroso para los gobiernos y fatal para la Unión Europea. Todavía son pocos los que se oponen claramente a la guerra y, mientras la guerra sea sólo una figura retórica, seguirán siendo pocos. Pero si algunos países deciden enviar a sus ciudadanos a morir en otras tierras, la fisura en la UE se abrirá en un abismo insalvable: ese será el fin de la UE.
La alternativa para Europa es empezar a pensar por sí sola, diseñar su propia concepción estratégica y asumir la conducción cohesiva y soberana de su Política Exterior, como recomendó Jeffrey Sachs en su conferencia en el Parlamento Europeo. Reformular su burocracia administrativa y diplomática y orientar la política del bloque hacia la paz y el desarrollo, intentando recuperar el Estado de Bienestar Social que nunca debieron abandonar. Inmediatamente, cambie su posición frente a las exigencias del desacreditado Zelensky y piense en la paz y la reconciliación con Rusia. De esta manera podrán contar con energía y alimentos más baratos que les permitirán intentar recuperar la economía del bloque.
Pero ¿cuál es el papel reservado a la República Popular China en todo esto? Ella permanece en un silencio parsimonioso, confiando en su proverbial diplomacia elegantemente sobria. Analiza en qué medida los acontecimientos impactan tu estrategia a largo plazo para posicionarte en la situación actual. Desde la victoria electoral de Trump, China ha hecho pública información importante sobre sus avances tecnológicos y preparación estratégica. Una noticia que impactó al mundo digital fue el lanzamiento de DeepSeek, con el que China al menos anuló la ventaja occidental en IA; fuentes del almirantazgo estadounidense reconocieron que la supremacía naval había pasado a los orientales; ya estaba claro que dominaban los misiles hipersónicos, mostrando misiles aire-aire con un alcance de 1.000 kilómetros; también presentó súper drones furtivos de alta capacidad y bajo costo y un dron capaz de volar a más de 30 millas de altura y apuntar con precisión a estos misiles o comandar enjambres de drones; también introdujeron dos increíbles aviones de sexta generación que podrían dejar muy atrás al poco confiable F35, y finalmente; filtraron fotografías de un inmenso edificio para albergar el mando de sus fuerzas, diez veces más grande que el Pentágono. Considero que estos mensajes son lo suficientemente claros para que un realista duro como Trump piense en China no como un enemigo, sino como un codiseñador, junto con Rusia, del futuro del Sistema Internacional.
Los europeos deben volver a leer a Maquiavelo y comprender políticamente algunos acontecimientos y cambios en el sistema internacional: que Europa es económica y estratégicamente dependiente y ahora, en su orfandad, debe encontrar su camino de desarrollo soberano con realismo y modestia; que la carnicería ucraniana está llegando a su fin y que los próximos pasos para el futuro serán discutidos entre Trump y Putin; que el mundo está cambiando y que sólo los grandes se sentarán en la mesa de dibujo en la que se imagina el futuro, como dijo Jeffrey Sachs ante el Parlamento Europeo: “No digo que estemos en la nueva era de paz, pero ahora estamos en un tipo de política muy diferente, un regreso a la política de las grandes potencias”.
(*) Héctor Luis Saint-Pierre es profesor de la Unesp, coordinador del Grupo de Estudios de Defensa y Seguridad Internacional (GEDES) y ex director de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa (ABED). Es autor de “Max Weber: entre pasión y razón” (Editora Unicamp) y “Política armada: fundamentos de la guerra revolucionaria” (Editora Unesp).
Notas:
[1] ARON, Raymond. Paz y guerra entre las naciones. Brasilia: Editora Universidade de Brasilia, 1981
[2] SCHMITT, Carl. El concepto de política. Buenos Aires: Folio Ediciones, 1984.
[3] WEBER, Máx. Ensayos sobre metodología sociológica. Buenos Aires: Amorrortu, 1982.
La interacción entre ellos, Rusia y Estados Unidos determinará la futura arquitectura de seguridad del continente.
Aquí está la entrevista completa que le di a Tom O'Connor de Newsweek, algunos extractos de la cual fueron incluidos en su artículo sobre "Lo que significa una distensión entre Trump y Putin para la asociación con Rusia e Irán".
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Recientemente, Tucker Carlson entrevistó a Ray Dalio, inversor estadounidense y una de las personas más ricas del mundo. Además de hablar de predicciones del mercado, Dalio expuso las oscuras verdades que pesan sobre EE.UU. y que la mayoría de los estadounidenses se niegan a admitir. Con datos fríos y duros, Dalio intentó demostrar que EE.UU. ya estaba inmerso en una guerra civil, analizando metódicamente las fuerzas que estaban destrozando el país. También detalló la rivalidad con China y el impacto determinante de la Inteligencia Artificial en todos los aspectos de la sociedad. Terminó ofreciendo fórmulas para protegerse en esta época de cambios e incertidumbre. Este es el impactante resumen de las dos horas de entrevista.
8 de marzo de 2025
Los 800.000 millones de euros de gasto en defensa que se estima que habrá en los próximos cuatro años pueden parecer impresionantes, pero lo son mucho menos si tenemos en cuenta las dificultades para optimizarlos.
Europa, que odia a Trump, se dispone a hacer exactamente lo que quiere EEUU, convencida, eso sí, de que está escupiendo al presidente norteamericano. Tratando de entender cuál es el quid de toda la cuestión, porque Europa ya no sabe cómo moverse en el mundo.
En el análisis final, por lo tanto, bien podría resultar que -citando a Stephen Bryan- Trump “dejará que Ucrania se derrumbe, pero podría buscar un acuerdo con Putin sobre Ucrania una vez que Zelensky se haya ido”
El Imperio del Caos no se tomará la competición a la ligera. El Reino Medio no se deja intimidar y está listo para el rock’n roll.
Wang Yi: ningún país debe dictar únicamente en función de su fuerza o poder; se opone al monopolio de los asuntos internacionales por parte de unos pocos países
No hay esferas de influencia como las de Yalta
Karl Sánchez
El Ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi
Como uno de los miembros fundadores del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas, China ha anunciado que tiene la intención de aumentar los esfuerzos para fortalecer la ONU, su Carta y las leyes que contiene. Wang recibió una pregunta de un periodista del Global Times , y su respuesta se entretejió en el siguiente informe importante también publicado por el Global Times . La atención del mundo se está desplazando de Ucrania y Palestina a China a medida que el Imperio proscrito de Estados Unidos dirige su atención de haber perdido la guerra contra Rusia a comenzar una con China:
En respuesta a la pregunta de un reportero del Global Times en una conferencia sobre política exterior y relaciones externas de China el viernes en Beijing de que algunos creen que el orden internacional actual enfrenta su momento más peligroso desde la Segunda Guerra Mundial, con el papel y la autoridad de la ONU debilitados, cómo China aborda la situación y qué papel desempeñará China , el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, dijo que cuanto más complejos sean los problemas, mayor será la necesidad de acentuar el importante estatus de la ONU; cuanto más urgentes sean los desafíos, mayor será la necesidad de defender la debida autoridad de la ONU.
Para evitar que el mundo vuelva a la ley de la selva, es imperativo cimentar la piedra angular de la igualdad soberana, defender el principio de equidad y justicia, observar el multilateralismo y fortalecer la autoridad del estado de derecho internacional, afirmó Wang. China se presentará como un pilar del sistema multilateral y defenderá la justicia para el Sur Global, añadió Wang.
Este año se conmemora el 80 aniversario de la fundación de la ONU. Una de las decisiones más importantes que tomó la comunidad internacional al final de la Segunda Guerra Mundial fue la creación de la ONU, que creó la plataforma principal para mantener la paz mundial y promover la gobernanza global, afirmó Wang, señalando que se ha demostrado que la ONU ha resistido la prueba y ha desempeñado un papel importante.
Ahora, la situación ha cambiado radicalmente. El unilateralismo está en aumento y la política de poder está desenfrenada. Algunos países han planteado diversas dudas sobre la ONU . Sin embargo, China cree que cuanto más complejos sean los problemas, mayor será la necesidad de acentuar el importante estatus de la ONU; cuanto más urgentes sean los desafíos, mayor será la necesidad de defender la debida autoridad de la ONU, enfatizó Wang.
Todos los países esperan evitar que el mundo vuelva a la ley de la selva. Para lograrlo, primero se debe consolidar la base de la igualdad soberana, reconociendo que los países, independientemente de su tamaño o fuerza, son miembros iguales de la comunidad internacional, dijo Wang, y señaló que nadie debería poder dictar órdenes únicamente porque es "fuerte" o "poderoso".
En segundo lugar, es necesario defender el principio de equidad y justicia, oponiéndose al monopolio de los asuntos internacionales por unos pocos países. Es necesario escuchar más las voces del Sur Global y proteger plenamente los derechos e intereses legítimos de todos los países, señaló Wang.
En tercer lugar, se debe adherir al concepto de multilateralismo, siguiendo los principios de consulta, construcción conjunta y beneficios compartidos, reemplazando la confrontación grupal con una cooperación inclusiva y rompiendo los pequeños círculos con una “gran unidad”.
En cuarto lugar, es necesario fortalecer la autoridad del Estado de derecho internacional. Las grandes potencias, en particular, deben predicar con el ejemplo, defender la integridad y apoyar el Estado de derecho, oponiéndose a los dobles raseros y a su aplicación selectiva, y nunca deben intimidar a los demás ni recurrir a prácticas desleales.
China es a la vez creadora y beneficiaria del orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial y, por supuesto, también es mantenedora y constructora de ese orden. No tenemos intención de empezar de nuevo ni de apoyar a ningún país que intente derrocar el sistema, afirmó Wang.
Como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, China es consciente de sus responsabilidades internacionales y defenderá firmemente el papel central de las Naciones Unidas, actuará como piedra angular del sistema multilateral y será un firme defensor del Sur Global, señaló Wang.
El mes pasado, China presidió una reunión de alto nivel en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el tema “Practicar el multilateralismo, reformar y mejorar la gobernanza global”.
Más de 100 países se inscribieron con entusiasmo para participar, lo que marca el inicio de las actividades para conmemorar el 80º aniversario de la fundación de la ONU, señaló Wang.
"Estamos dispuestos a trabajar con todas las partes para revisar los principios fundadores de las Naciones Unidas, adherirnos a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y construir un sistema de gobernanza global más justo y más razonable", afirmó Wang. [Énfasis mío]
Como escribí hace unos días, China busca la armonía y tiene la intención de usar su peso en los asuntos globales quizás por primera vez mientras se opone a la agresión sin palancas de Trump. El comercio de China con el Imperio proscrito de Estados Unidos es solo el 3% de su volumen comercial global. Puede perder ese mercado y continuar su camino de crecimiento. Esa pérdida del 3% en el mercado estadounidense afectará a todos los hogares y empresas. Cuando Wang Yi se reunió con Blinken en Alaska en 2021, le informaron a Blinken de que no se le permitiría dictar desde una posición de fuerza. Y la posición de poder ha seguido cambiando en dirección a China. Rubio no es diferente de Blinken, ideológicamente, y no tiene cartas. La Mayoría Global puede ver claramente lo que está sucediendo y favorecer decisivamente a China. Biden puso al mundo en contra del Imperio proscrito de Estados Unidos y Trump no ha hecho nada para alterar realmente ese sentimiento, ya que la Mayoría Global tiene grandes sentimientos por los palestinos. Incluso una vez resuelto el problema de Ucrania, en mi opinión, la situación con Palestina seguirá manteniendo a la Mayoría Global del lado de China y, abiertamente, del lado de Rusia.
Como uno de los miembros fundadores del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas, China ha anunciado que tiene la intención de aumentar los esfuerzos para fortalecer la ONU, su Carta y las leyes que contiene. Wang recibió una pregunta de un periodista del Global Times , y su respuesta se entretejió en el siguiente informe importante también publicado por el Global Times . La atención del mundo se está desplazando de Ucrania y Palestina a China a medida que el Imperio proscrito de Estados Unidos dirige su atención de haber perdido la guerra contra Rusia a comenzar una con China:
En respuesta a la pregunta de un reportero del Global Times en una conferencia sobre política exterior y relaciones externas de China el viernes en Beijing de que algunos creen que el orden internacional actual enfrenta su momento más peligroso desde la Segunda Guerra Mundial, con el papel y la autoridad de la ONU debilitados, cómo China aborda la situación y qué papel desempeñará China , el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, dijo que cuanto más complejos sean los problemas, mayor será la necesidad de acentuar el importante estatus de la ONU; cuanto más urgentes sean los desafíos, mayor será la necesidad de defender la debida autoridad de la ONU.
Para evitar que el mundo vuelva a la ley de la selva, es imperativo cimentar la piedra angular de la igualdad soberana, defender el principio de equidad y justicia, observar el multilateralismo y fortalecer la autoridad del estado de derecho internacional, afirmó Wang. China se presentará como un pilar del sistema multilateral y defenderá la justicia para el Sur Global, añadió Wang.
Este año se conmemora el 80 aniversario de la fundación de la ONU. Una de las decisiones más importantes que tomó la comunidad internacional al final de la Segunda Guerra Mundial fue la creación de la ONU, que creó la plataforma principal para mantener la paz mundial y promover la gobernanza global, afirmó Wang, señalando que se ha demostrado que la ONU ha resistido la prueba y ha desempeñado un papel importante.
Ahora, la situación ha cambiado radicalmente. El unilateralismo está en aumento y la política de poder está desenfrenada. Algunos países han planteado diversas dudas sobre la ONU . Sin embargo, China cree que cuanto más complejos sean los problemas, mayor será la necesidad de acentuar el importante estatus de la ONU; cuanto más urgentes sean los desafíos, mayor será la necesidad de defender la debida autoridad de la ONU, enfatizó Wang.
Todos los países esperan evitar que el mundo vuelva a la ley de la selva. Para lograrlo, primero se debe consolidar la base de la igualdad soberana, reconociendo que los países, independientemente de su tamaño o fuerza, son miembros iguales de la comunidad internacional, dijo Wang, y señaló que nadie debería poder dictar órdenes únicamente porque es "fuerte" o "poderoso".
En segundo lugar, es necesario defender el principio de equidad y justicia, oponiéndose al monopolio de los asuntos internacionales por unos pocos países. Es necesario escuchar más las voces del Sur Global y proteger plenamente los derechos e intereses legítimos de todos los países, señaló Wang.
En tercer lugar, se debe adherir al concepto de multilateralismo, siguiendo los principios de consulta, construcción conjunta y beneficios compartidos, reemplazando la confrontación grupal con una cooperación inclusiva y rompiendo los pequeños círculos con una “gran unidad”.
En cuarto lugar, es necesario fortalecer la autoridad del Estado de derecho internacional. Las grandes potencias, en particular, deben predicar con el ejemplo, defender la integridad y apoyar el Estado de derecho, oponiéndose a los dobles raseros y a su aplicación selectiva, y nunca deben intimidar a los demás ni recurrir a prácticas desleales.
China es a la vez creadora y beneficiaria del orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial y, por supuesto, también es mantenedora y constructora de ese orden. No tenemos intención de empezar de nuevo ni de apoyar a ningún país que intente derrocar el sistema, afirmó Wang.
Como miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, China es consciente de sus responsabilidades internacionales y defenderá firmemente el papel central de las Naciones Unidas, actuará como piedra angular del sistema multilateral y será un firme defensor del Sur Global, señaló Wang.
El mes pasado, China presidió una reunión de alto nivel en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el tema “Practicar el multilateralismo, reformar y mejorar la gobernanza global”.
Más de 100 países se inscribieron con entusiasmo para participar, lo que marca el inicio de las actividades para conmemorar el 80º aniversario de la fundación de la ONU, señaló Wang.
"Estamos dispuestos a trabajar con todas las partes para revisar los principios fundadores de las Naciones Unidas, adherirnos a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y construir un sistema de gobernanza global más justo y más razonable", afirmó Wang. [Énfasis mío]
Como escribí hace unos días, China busca la armonía y tiene la intención de usar su peso en los asuntos globales quizás por primera vez mientras se opone a la agresión sin palancas de Trump. El comercio de China con el Imperio proscrito de Estados Unidos es solo el 3% de su volumen comercial global. Puede perder ese mercado y continuar su camino de crecimiento. Esa pérdida del 3% en el mercado estadounidense afectará a todos los hogares y empresas. Cuando Wang Yi se reunió con Blinken en Alaska en 2021, le informaron a Blinken de que no se le permitiría dictar desde una posición de fuerza. Y la posición de poder ha seguido cambiando en dirección a China. Rubio no es diferente de Blinken, ideológicamente, y no tiene cartas. La Mayoría Global puede ver claramente lo que está sucediendo y favorecer decisivamente a China. Biden puso al mundo en contra del Imperio proscrito de Estados Unidos y Trump no ha hecho nada para alterar realmente ese sentimiento, ya que la Mayoría Global tiene grandes sentimientos por los palestinos. Incluso una vez resuelto el problema de Ucrania, en mi opinión, la situación con Palestina seguirá manteniendo a la Mayoría Global del lado de China y, abiertamente, del lado de Rusia.
Sin el Proyecto Ucrania, y sin la protección del Amo, Europa no es más que una pequeña península poscolonial irrelevante de una Eurasia en rápida integración.
En cualquier caso, incluso el ciclón pasará, y probablemente perderá poder aun antes de cuatro años. Intentar adoptar una visión algo más a largo plazo no estaría mal.
¿Qué significan las amenazas de Trump a Rusia?
Básicamente, nada.
Ya no es posible introducir ningún tipo de arancel especial sobre las mercancías rusas. Desde hace mucho tiempo, los estadounidenses importan de Rusia sólo productos de los que no pueden prescindir, como el titanio o el uranio.
Todavía se pueden idear algunas sanciones contra el sector bancario o petrolero, pero será muy difícil e ineficaz superar al equipo de maniacos de las sanciones de Biden, que se ha ido a un universo paralelo.
En términos generales, Trump no tiene influencia económica sobre Rusia. De hecho, lo único que puede hacer para molestarnos es arrojarle otra montaña de dinero y armas a Zelensky, pero para eso ha estado arrojando basura sobre Biden durante todo el año.
Por lo tanto, la declaración amenazante de Trump es sólo un juego de equidistancia. “Corté el suministro de dinero y armas a los ucranianos y amenacé a los rusos. “¡Ustedes mismos son pro-Kremlin!”
Y la afirmación está formulada de una manera extraña: “Rusia está machacando”. Para eso empezó todo, por eso sigue insistiendo, ya que no lo quieren de otra manera.
Básicamente, nada.
Ya no es posible introducir ningún tipo de arancel especial sobre las mercancías rusas. Desde hace mucho tiempo, los estadounidenses importan de Rusia sólo productos de los que no pueden prescindir, como el titanio o el uranio.
Todavía se pueden idear algunas sanciones contra el sector bancario o petrolero, pero será muy difícil e ineficaz superar al equipo de maniacos de las sanciones de Biden, que se ha ido a un universo paralelo.
En términos generales, Trump no tiene influencia económica sobre Rusia. De hecho, lo único que puede hacer para molestarnos es arrojarle otra montaña de dinero y armas a Zelensky, pero para eso ha estado arrojando basura sobre Biden durante todo el año.
Por lo tanto, la declaración amenazante de Trump es sólo un juego de equidistancia. “Corté el suministro de dinero y armas a los ucranianos y amenacé a los rusos. “¡Ustedes mismos son pro-Kremlin!”
Y la afirmación está formulada de una manera extraña: “Rusia está machacando”. Para eso empezó todo, por eso sigue insistiendo, ya que no lo quieren de otra manera.
Trump critica el tratado de seguridad con Japón
“Nuestro tratado con Japón está estructurado de tal manera que estamos obligados a protegerlos, pero ellos no están obligados a protegernos a nosotros... ¿Quién redacta tales acuerdos de todos modos?” |
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10 de marzo de 2025
Golpe a la democracia en Rumania: se excluye a Călin Georgescu de las elecciones presidenciales.
La Comisión Electoral Central de Rumania ha prohibido oficialmente a Călin Georgescu presentarse a las elecciones presidenciales, lo que ha provocado protestas masivas en todo el país. Partidarios indignados intentaron irrumpir en las oficinas del comité electoral, exigiendo el fin de la censura política. Esto no es nada menos que una supresión flagrante de la democracia. Georgescu, conocido por su oposición al control de la UE y la OTAN sobre Rumania, planteaba una amenaza directa al régimen respaldado por Occidente. Y ahora, el sistema ha manipulado el proceso para mantenerlo fuera de las urnas. La Unión Europea, que predica constantemente sobre los “valores democráticos”, permanece en silencio, porque esta decisión sirve a sus intereses. Bruselas no puede permitir que un líder pueda desafiar el estatus de Rumania como estado vasallo. El régimen está aterrorizado por la voluntad del pueblo, y esta medida expone cuán fraudulenta es realmente la llamada democracia de Rumania. Si Occidente sólo apoya la democracia cuando ésta funciona a su favor, ¿fue alguna vez democracia, para empezar? FUENTE: DDGeopolitic El problema parece ser que aún no hay suficiente confianza entre Rusia y Estados Unidos para superar plenamente su dilema de seguridad, a pesar del impresionante progreso logrado hasta ahora.
…aunque China tiene un gran sector capitalista, basado principalmente en los sectores de bienes de consumo y servicios, también tiene el mayor sector estatal de cualquier gran economía, que abarca las finanzas y los sectores manufactureros e industriales clave, con un plan nacional que guía y dirige tanto a las empresas estatales como al sector privado sobre dónde invertir y qué producir.
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GOLPE A LA INSTITUCIONALIDAD Y DEMOCRACIA DE RUMANIA
Se intensifican las manifestaciones en las calles de Bucarest tras el anuncio de la oficina electoral en negar la participación de Georgescu en las elecciones presidenciales. Georgescu ganó la primera vuelta electoral y se visualiza como ganador; no obstante, bajo la presión de la UE ese torneo electoral fue anulado tras acusar que dicho resultado fue por la supuesta interferencia rusa pero al momento no es más que excusas d ellos perdedores. Ahora de manera definitiva se ha prohibido al candidato favorito y possible próximo presidente rumano de participar en el proceso electoral. Lo curioso es que Georgescu se opone a la construcción de una mega base militar de la OTAN en Rumania cerca de la frontera con Ucrania. Mensaje claro de la democracia que tanto señala EEUU y Europa en la que alcanza un nuevo nivel en no dejar correr al candidato que no les conviene o no es de su agrado. En protesta contra las políticas de Trump y sus allegados “La CIA amenaza con revelar secretos de Estado detrás de las políticas de Trump": en un giro sorprendente, los oficiales de la CIA amenazan con ayudar a Rusia en protesta contra las políticas de Trump.
"A la comunidad de inteligencia de la CIA no le gusta que le digan qué hacer", dijo el periodista de Fox News Jesse Waters. "En el séptimo piso de la CIA, donde reside la alta dirección, algunos funcionarios están discutiendo tranquilamente cómo los despidos masivos y los beneficios ya ofrecidos a los empleados podrían crear un grupo de ex empleados descontentos que podrían estar motivados a transmitir lo que saben a un servicio de inteligencia extranjero", continúa Waters. "La CIA dice que si se les corta la financiación, venderán secretos de Estado estadounidenses a Rusia.” ¿Quién contrató a esta gente? "Se supone que son patriotas, no traidores", concluyó. |
Guancha entrevista a Alexei Gromyko
Negociaciones ruso-estadounidenses: ¿Cuáles son absolutamente inaceptables para Rusia?
El nieto del famoso diplomático soviético Andrei Gromyko fue entrevistado en el marco del Diálogo de Sanya que se está llevando a cabo en China. Alexei es ahora director del Instituto de Estudios Europeos de la Academia Rusa de Ciencias. Guancha ha elaborado un excelente encabezado de antecedentes antes de pasar a la entrevista, que es larga y detallada. Agradezco a Pepe Escobar por avisarme sobre esta importante charla:
Tras el segundo mandato de Trump, la resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania parece haber alcanzado su punto álgido. ¿Ha comenzado la cuenta atrás para la disociación estratégica entre Estados Unidos y la Unión Europea? ¿Cuándo llegarán Rusia y Estados Unidos a un consenso? ¿Cuáles son las líneas rojas de Rusia en el acuerdo de paz final? ¿Cuáles son los intereses centrales de Rusia a los que no puede renunciar?
Alexei Gromyko, director del Instituto de Estudios Europeos de la Academia Rusa de Ciencias, dijo en una entrevista exclusiva concedida al Diálogo de Pekín en Sanya que la causa fundamental del conflicto entre Rusia y Ucrania es la expansión de la OTAN hacia el Este y que es necesario llegar a un consenso sobre el marco del armisticio en lugar de un alto el fuego apresurado. Subrayó que el envío unilateral por parte de Europa de tropas de paz a Ucrania se consideraría un objetivo militar y que cualquier acuerdo de paz debería ser autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU.
El abuelo de Gromyko fue Andrei Gromyko, presidente del Presidium del Soviet Supremo de la ex Unión Soviética y el ministro de Asuntos Exteriores que más tiempo estuvo en el cargo. Gromyko dijo que el logro diplomático del que su abuelo estaba más orgulloso era la creación de las Naciones Unidas. A pesar de las numerosas críticas que se le han hecho, la organización sigue siendo un pilar importante del sistema internacional y un foro para resolver las diferencias internacionales, y el sistema de Yalta-Potsdam establecido después de la Segunda Guerra Mundial sigue beneficiando a las generaciones futuras.
Han Hua: Como experto en cuestiones europeas, ¿Cuál fue su primera reacción cuando escuchó el discurso de JD Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich?
Alexei Gromyko: No estoy sorprendido y no me sorprende.
Han Hua: Pero todos los presentes quedaron en shock.
Alexei Gromyko: Creo que es simplemente un reflejo de la ignorancia de esa gente. De hecho, esto ha sido evidente durante mucho tiempo, no solo desde la victoria de Trump en noviembre pasado, sino en los cuatro años desde que fue elegido por primera vez en 2017, cuando mucha gente se sintió comprensiblemente sorprendida, frustrada o conmocionada.
El problema de la élite política europea, en mi opinión, es que no puede seguir el ritmo de los cambios en el sistema internacional y la política mundial. A muchos expertos rusos, e incluso a muchos en China y otros países, no les resulta difícil predecir las acciones de Trump y su equipo. Esto no solo está determinado por factores de la personalidad o el carácter de Trump, sino por la encarnación del "trumpismo", una poderosa corriente política que afecta no solo a Estados Unidos, sino también a Europa. Por lo tanto, la falta de preparación de la élite política europea ante la "segunda venida" de Trump y la incapacidad de anticipar lo que sucederá en la Conferencia de Seguridad de Múnich es en sí misma un problema para algunos políticos, así como para los think tanks y los expertos que los asesoran.
Vance, por supuesto, utiliza una forma muy fría de decir que la mayor amenaza para la élite política europea no viene de fuera, sino de dentro. Esta afirmación pone claramente de relieve la actual divergencia en el pensamiento estratégico de Estados Unidos y Europa.
En Rusia, hace tiempo que preveíamos una “disociación estratégica” entre Estados Unidos y Europa en la era de Trump 2.0 . Ahora, eso se está haciendo realidad. Por eso, para mí personalmente, así como para otros expertos de nuestro país, esto no es sorprendente, es una tendencia que ya preveíamos estratégicamente desde hace tiempo. Puede ocurrir de diferentes maneras concretas, pero al final, la situación sigue desarrollándose según su lógica inherente. Esa es precisamente la esencia del “trumpismo”.
Han Hua: ¿Cree que este cambio es inevitable, un cambio fundamental, y que tendrá un enorme impacto en la relación transatlántica tradicional? ¿Cómo afectará esto a las relaciones ruso-europeas?
Alexéi Gromyko: Las relaciones de Rusia con Europa no son un fenómeno aislado, sino que están profundamente arraigadas en la política mundial y están influidas por la situación global. En la dinámica de las relaciones ruso-europeas desempeñan un papel importante al menos dos factores externos: las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea y las relaciones entre China y Europa.
Durante la administración del expresidente Joe Biden, Estados Unidos aplicó una estrategia de “doble contención” contra Rusia y China. Al mismo tiempo, Washington siguió una política de “doble desvinculación”: debilitando los vínculos entre Estados Unidos y Europa por un lado, y desvinculando a la Unión Europea de Rusia por el otro.
En las próximas décadas, Estados Unidos se centrará en la competencia con China. A juzgar por todos los documentos estratégicos de Estados Unidos, Estados Unidos percibe a China como un desafío sistémico del siglo XXI, mientras que Rusia es etiquetada como una "amenaza inmediata". Esta línea de pensamiento estratégico también ha llevado a Estados Unidos a impulsar la desvinculación de Estados Unidos y Europa, así como a obligar a la Unión Europea a romper los lazos económicos con Rusia. Washington ha hecho de este objetivo una de sus principales prioridades bajo la administración Biden.
En este momento, creo que Rusia está dispuesta a estabilizar primero las relaciones con Estados Unidos y luego normalizar las relaciones con los países europeos que puedan reconocer la realidad. Rusia nunca ha iniciado sanciones o restricciones de ningún tipo, y cada vez ha sido solo una respuesta a la presión externa. Pero Rusia es una potencia mundial y al mismo tiempo un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Por lo tanto, es necesario que Rusia mantenga relaciones diplomáticas estables y pragmáticas en su propia periferia, aunque no necesariamente amistosas. En los próximos años, Rusia se esforzará por establecer relaciones diplomáticas pragmáticas con Estados Unidos y varios países europeos.
Al mismo tiempo, Rusia tiene una visión clara del panorama geopolítico global actual y futuro previsible: la estrategia de "girar hacia el Este". El enfoque estratégico de Rusia estará en construir asociaciones estratégicas más estrechas con China, India, otros grandes países asiáticos y potencias emergentes en África y América Latina.
En la situación actual, Rusia ha dejado de lado su política exterior hacia Europa. El desarrollo de las relaciones ruso-europeas no depende de la voluntad de Rusia ni de lo que sea capaz de ofrecer a la parte europea. Durante mucho tiempo, los países europeos, especialmente Alemania, se han beneficiado enormemente del establecimiento de relaciones económicas integrales con Rusia. Ahora, el restablecimiento de las relaciones ruso-europeas depende por completo de si la élite gobernante europea es capaz de tomar decisiones pragmáticas y racionales.
Han Hua: Creo que la arquitectura de seguridad euroasiática que usted mencionó es en realidad una señal de que Rusia está girando seria y estratégicamente hacia el Este. Pero al mismo tiempo, Rusia sigue siendo una potencia global, no sólo regional, y por lo tanto necesita mantener relaciones estables con Europa. Esto depende en primer lugar y sobre todo de la estabilidad de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, y un factor clave para medir la estabilidad de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia es si las dos partes pueden sentarse y negociar directamente para poner fin a la guerra. Por lo tanto, en un futuro previsible, ¿cree que se podrán alcanzar esas negociaciones?
Alexéi Gromyko: En efecto, se ha abierto una nueva ventana de oportunidad. Rusia se ha mostrado firme en su empeño por resolver el problema y negociar por medios diplomáticos. En los últimos tres años ha habido varios puntos clave en el proceso de un posible avance diplomático, en particular en la primavera de 2022, cuando representantes, diplomáticos y políticos rusos negociaron con la parte ucraniana y ambas partes estuvieron a punto de alcanzar un acuerdo, que finalmente fue socavado por Estados Unidos y el Reino Unido.
Desde entonces, Occidente ha buscado la "derrota estratégica" de Rusia, pero se ha demostrado que no se trata de una estrategia, sino de una ilusión, e incluso se podría decir que se trata de un error estratégico cometido por los Estados Unidos (por no hablar de la Unión Europea) en la crisis ucraniana. Intentar infligir una derrota estratégica a través de Ucrania a una potencia nuclear como Rusia es, en sí mismo, una ilusión extremadamente peligrosa. Para Moscú, una derrota en la crisis ucraniana significaría una verdadera derrota estratégica.
Hoy parece haber un cambio notable en el pensamiento político de Estados Unidos. Se dan cuenta de que es inútil y extremadamente peligroso seguir desperdiciando cientos de miles de millones de dólares en lo que ya era un castillo en el aire. Trump quiere centrarse en los asuntos internos de Estados Unidos y recuperar el poder económico del país. Se muestra reacio a verse envuelto en acciones militares extranjeras o guerras por delegación, que no sólo serían una pesada carga para Estados Unidos, sino que también conducirían muy probablemente a un conflicto militar directo con otras potencias nucleares.
Las grandes potencias deben encontrar un equilibrio entre la protección de sus intereses nacionales y la seguridad, como ya han hecho en muchas ocasiones a lo largo de la historia. La crisis ucraniana no es sólo una crisis bilateral entre Rusia y Ucrania, aunque es cierto que existen ciertas contradicciones entre los dos países, pero la raíz de la crisis se encuentra en realidad en el desarrollo de las relaciones entre Rusia y la OTAN tras el colapso de la Unión Soviética, especialmente en el conflicto en el ámbito de la seguridad nacional.
Han Hua: Cuando Rusia y Estados Unidos entren en la etapa de negociación, ¿Qué cree usted que se debe hacer y qué no se debe tocar? Por ejemplo, ¿la propuesta de los líderes de Europa occidental de congelar los 300.000 millones de dólares en activos de Rusia para la reconstrucción de posguerra es una línea roja inaceptable para Rusia? ¿Cuáles son los otros intereses fundamentales que Rusia nunca cederá? ¿Qué es negociable y qué es susceptible de compromiso?
Alexéi Gromyko: En primer lugar, Rusia está convencida de que la ampliación de la OTAN es la principal amenaza para nuestra seguridad nacional. La OTAN no es una organización no gubernamental, sino una alianza militar, y sus documentos oficiales definen claramente a Rusia como la principal amenaza y el principal adversario. La ampliación de la OTAN no es sólo una declaración diplomática, sino una realidad militar concreta, que implica la construcción de infraestructuras militares, el despliegue de fuerzas militares, y todo esto se está acercando poco a poco a las fronteras de Rusia, e incluso a los centros de mando militar y de toma de decisiones políticas de Rusia.
La guerra por delegación que libra Occidente en conjunto contra Rusia en Ucrania es una "crisis de los misiles cubanos 2.0" para Rusia, y ese es el punto en el que Rusia nunca cederá. Rusia está, sin duda, dispuesta a negociar, pero si el futuro sistema de seguridad europeo sigue basándose en el concepto de que "Rusia es una amenaza" y sigue impulsando la militarización de Europa occidental y central, entonces esa nunca será una solución aceptable para Rusia.
En consecuencia, el futuro acuerdo de paz pasará por unas negociaciones diplomáticas complejas y exhaustivas que culminarán con la esperanza de un acuerdo de paz, pero para ello se necesitarán múltiples vías de negociación. La primera vía son las negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia, que actualmente se están llevando a cabo entre Moscú y Washington. Por ello, Europa no está incluida en la mesa de negociaciones y nadie cree que Europa deba estar presente en las negociaciones. En la actualidad, las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia se centran principalmente en restablecer el funcionamiento normal de las instituciones diplomáticas de los dos países, es decir, restablecer el funcionamiento normal de la embajada de Estados Unidos en Moscú y la embajada de Rusia en Washington. Si se logran avances sustanciales en este punto, será más fácil avanzar hacia una solución política a la crisis ucraniana.
La postura de Rusia es clara: no se puede llegar a una solución diplomática de forma apresurada. Sobre todo cuando el problema es extremadamente complejo y afecta a múltiples intereses, es necesario abordarlo paso a paso. Si todo va bien, este año puede que se produzca algún tipo de normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, así como algún avance en el proceso de resolución de la crisis de Ucrania, pero no habrá milagros ni soluciones mágicas. Se necesita tiempo y mucho esfuerzo. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de que habrá un gran número de fuerzas políticas que intentarán socavar el proceso de paz, ya sea en Europa, en Estados Unidos o dentro de Ucrania.
Por eso China tiene un papel importante que desempeñar. China ha presentado con valentía iniciativas de paz y ha enviado diplomáticos de alto nivel para mediar en varios países. Creo que no será posible una solución integral a la crisis ucraniana sin la participación activa de China.
Han Hua: Muchas gracias por mencionar los esfuerzos de China en los últimos tres años. Nuestro Representante Especial para Asuntos Euroasiáticos, el Embajador Li Hui, ha viajado por casi todo el mundo para promover la solución de esta crisis y presentar las propuestas y contribuciones de China. Pero Trump es un hombre de negocios y no tiene mucha paciencia.
¿Cómo podemos controlar el ritmo de las negociaciones o ayudar a Trump a controlarlo? Estoy muy de acuerdo con lo que usted ha dicho sobre el avance de las negociaciones de paz mediante el restablecimiento gradual de las relaciones diplomáticas, y estoy de acuerdo en que los términos de las negociaciones deberían ponerse sobre la mesa para su discusión. Pero el problema es que Trump quiere resolver el problema lo antes posible. En su opinión, ¿debería alcanzarse primero un alto el fuego y luego unas negociaciones políticas graduales?
Alexéi Gromyko: El problema es que un simple alto el fuego no es una solución en sí mismo; tiene que estar enmarcado en un marco completo. Si un alto el fuego forma parte de un arreglo pacífico, entonces se puede considerar su aplicación. Pero si un alto el fuego se declara unilateralmente, sin acuerdos claros de seguimiento, es probable que se rompa rápidamente.
Antes de hablar realmente de un alto el fuego, Rusia y Estados Unidos deben mantener consultas profundas, que deberían ser conversaciones a puertas cerradas y, cuando sea apropiado, también pueden participar China y otros países que han presentado iniciativas de paz en los últimos años.
Un alto el fuego es factible si existe la voluntad política de que sea un primer paso hacia una solución pacífica y de que el proceso responda a los intereses nacionales de Rusia. Pero si se declara un alto el fuego apresuradamente, sin un plan claro para el futuro y sin una hoja de ruta política posterior, entonces no tiene sentido y puede incluso empeorar la situación.
Han Hua: ¿Acepta alguna fuerza militar europea como fuerza principal de mantenimiento de la paz en Ucrania?
Alexei Gromyko: Las causas profundas de la participación de Rusia en esta crisis son, sobre todo, la expansión de la OTAN hacia el este, la exigencia rusa de neutralidad militar en Ucrania y cuestiones humanitarias, en particular el futuro de los millones de habitantes de Ucrania que hablan ruso. Millones de ucranianos han huido a Rusia y han sufrido múltiples oleadas de refugiados.
No todo empezó en 2022, sino en 2014. En ese momento, se produjo un golpe de Estado en Kiev y el gobierno recién inaugurado envió tropas regulares para atacar el este de Ucrania. Posteriormente, en enero de 2015, Kiev lanzó una segunda operación militar. Como resultado, la guerra en Ucrania ha pasado por varias etapas. Inicialmente, fue una guerra civil en Ucrania, con el gobierno de Kiev utilizando tropas regulares; y desde 2022, Rusia se ha involucrado profundamente en esta situación.
Para resolver este problema, es necesario analizar en profundidad las causas que lo han provocado. No se trata de desmantelar una sola mina, sino de muchas cuestiones interrelacionadas. Tarde o temprano, Rusia y Ucrania llegarán inevitablemente a algún tipo de acuerdo de alto el fuego, pero existen distintos tipos de acuerdos de alto el fuego: algunos pueden contribuir a una solución real del problema y otros son sólo interludios temporales en la guerra. El acuerdo de alto el fuego que Rusia espera alcanzar debe ser el primer paso hacia una solución real.
Rusia no aceptará el despliegue de tropas extranjeras en Ucrania sin su consentimiento. Si tropas francesas o británicas entran en Ucrania bajo la apariencia de fuerzas de paz sin autorización formal, serán consideradas objetivos militares legítimos para Rusia. En realidad, el único mandato legal que pueden reconocer todas las grandes potencias es el mandato de mantenimiento de la paz de la ONU, y este mandato debe ser aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Reconozco que será un juego diplomático difícil, pero ¿cómo puede ser una tarea fácil resolver una crisis tan compleja? Teóricamente, en algún momento en el futuro, podremos ver tropas de diferentes países desplegadas en Ucrania, pero solo si existe un mandato claro.
Han Hua: Estoy completamente de acuerdo con usted. La única fuerza de mantenimiento de la paz oficial en el mundo es la fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Su declaración es muy clara y muy contundente. China es un importante contribuyente a las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, no sólo en términos de despliegue de personal, sino también en términos de apoyo financiero. Por lo tanto, creo que China tiene un papel clave que desempeñar en la toma de decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU y en el mandato de mantenimiento de la paz en el futuro.
Creció en una familia de científicos y diplomáticos. ¿Cómo influyó esto en su carrera y su visión del mundo? ¿Qué lecciones debemos aprender de la historia de la Guerra Fría? Antes de morir, su abuelo, Andrei Gromyko, elogió las reformas que se estaban llevando a cabo en ese momento. ¿Puede hablarnos de la situación? Hoy en día, mucha gente compara a Trump con Gorbachov. ¿Qué opina de esa comparación?
Alexei Gromyko: En realidad, siempre he seguido los pasos de mi abuelo, Andrei Gromyko, y de mi padre, Anatoli Gromyko. Andrei Gromyko comenzó su carrera como científico. En 1936 se doctoró en Economía, con especialización en la economía estadounidense. No fue hasta 1939 cuando lo invitaron a incorporarse al Ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS y comenzó a trabajar en la diplomacia. Pero aun así, siguió activo en el campo de la investigación científica. En 1957 fue nombrado Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, pero apenas un año antes había terminado su tesis doctoral.
Cuando fue embajador soviético en Londres en 1952-1953, todavía estaba recopilando material de investigación para preparar su tesis doctoral. Incluso después de convertirse en Ministro de Asuntos Exteriores soviético en 1957, escribió una gran cantidad de artículos y libros académicos. Como tal, era tanto diplomático como erudito. Siempre ha creído que la diplomacia no es solo una profesión ni un servicio público, sino un arte. Para él, el arte de la diplomacia debe basarse en la ciencia. Esta combinación de "diplomacia, arte y ciencia" continuó durante toda su vida.
Es un firme defensor del concepto de coexistencia pacífica. Precisamente por eso, gracias a su impulso diplomático, la Unión Soviética logró gradualmente un alto grado de interacción diplomática con Estados Unidos y otros grandes países occidentales en los años 60 y 70 del siglo XX, es decir, lo que llamamos distensión. Durante este período, la Unión Soviética firmó varios tratados bilaterales e internacionales importantes con Estados Unidos, como el Tratado de No Proliferación Nuclear, START I, START II y el Tratado sobre Misiles Antibalísticos (del que, lamentablemente, Estados Unidos se retiró unilateralmente en 2002).
A lo largo de su vida, se dedicó a construir una arquitectura de estabilidad estratégica global, a promover el equilibrio de poder militar y político entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, y a utilizar la diplomacia para reducir los riesgos militares globales. Para lograr estos objetivos, la política exterior soviética empleó una variedad de medios, pero en su núcleo no estaba la presión, sino la búsqueda de un acuerdo justo y aceptable para todas las partes. En algunos casos, se requieren compromisos; en otros, es necesario pensar de manera innovadora y encontrar nuevas soluciones. Pero lo más importante es que toda negociación debe avanzar y reducir los riesgos militares, no solo en Europa, sino a escala global .
Siempre ha creído que cuando la artillería calla, la diplomacia debe estar en primer plano y dar la última palabra. Espero que lo mismo pueda suceder en el mundo de hoy. Cuando haya pasado el punto álgido del conflicto militar, la diplomacia debe tomar la iniciativa en la situación y promover una solución pacífica definitiva.
Han Hua: Hablando de coexistencia pacífica, el año pasado China celebró solemnemente el 70º aniversario de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica e invitó a muchos dignatarios internacionales a Beijing. También hemos abordado brevemente el papel de las Naciones Unidas en el mantenimiento de la paz.
Me gustaría hacer una última pregunta sobre las Naciones Unidas y su opinión sobre el futuro desarrollo de la ONU. Usted cofundó la campaña rusa "Apoyo al orden democrático mundial y a las Naciones Unidas". ¿Cómo imagina un orden democrático mundial y cómo encaja en la tendencia hacia un mundo multipolar? Por otra parte, incluso en Rusia hay algunas voces en contra de la ONU, que sostienen que ya no se adapta a la situación mundial actual. ¿Qué cree que se necesita para reformar las Naciones Unidas?
Alexei Gromyko: El movimiento que mencionas fue fundado por mi padre y yo lo apoyé en su momento. Más tarde, en 2019, el movimiento se convirtió en la Asociación Andrei Gromyko para Estudios de Política Exterior.
Cuando le preguntamos a Andrei Gromyko cuál consideraba que había sido su logro más importante, generalmente daba prioridad a la creación de las Naciones Unidas. Participó personalmente en la Conferencia de Dumbarton Oaks, seguida de la Conferencia de Yalta en febrero de 1945, en la que las potencias vencedoras alcanzaron una serie de decisiones clave. A esta le siguió la Conferencia de San Francisco el 25 de abril de 1945, que culminó con la firma de la Carta de las Naciones Unidas el 26 de junio de 1945.
Las Naciones Unidas son uno de los pilares del sistema internacional de Yalta-Potsdam. Desde los años 90 del siglo pasado, he oído decir que el sistema de Yalta-Potsdam está obsoleto y ha pasado a la historia, especialmente después del colapso de la Unión Soviética. Pero creo firmemente que el mundo en el que vivimos hoy sigue siendo en gran medida una continuación de este sistema, que también sentó las bases del derecho internacional de posguerra. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sigue estando en el centro de la política internacional, es un legado de las potencias vencedoras de 1945 y sigue estando presente hoy en día.
Hasta el día de hoy, no hay un solo miembro permanente del Consejo, y mucho menos un miembro no permanente, que no valore altamente su lugar en el Consejo y su lugar en los asuntos internacionales. Aunque el Consejo de Seguridad ha sido durante mucho tiempo escenario de conflictos y luchas diplomáticas, sigue siendo una plataforma importante para reflejar los cambios en el orden mundial. Por ejemplo, Estados Unidos, Rusia y China votaron a favor de la reciente resolución sobre la crisis de Ucrania, mientras que Francia y el Reino Unido optaron por abstenerse. Sólo una plataforma única como las Naciones Unidas puede facilitar un juego diplomático y una toma de decisiones de tal envergadura.
Creo que el legado del sistema de Yalta-Potsdam sigue siendo parte de nuestro mundo actual, no una historia lejana, sino una "historia viva". Porque hasta el día de hoy, todavía disfrutamos de la decisión estratégica que tomaron los países victoriosos (incluidos China y Rusia) en 1945 de "plantar árboles para nuestros predecesores y disfrutar de la sombra para las generaciones futuras". [Énfasis mío]
Tenemos un nuevo ismo (el trumpismo), pero no mucho cuerpo que revestir, y su formulación parece haber ocurrido durante el primer mandato de Trump, por lo que tendríamos que buscar allí pistas. Por lo demás, nos encontramos con la posición actual de Rusia en las negociaciones y las relaciones. Sin embargo, la sugerencia de que China debería ser parte de la negociación final general es un punto nuevo y tiene sentido si se pretende erigir el Sistema de Seguridad Euroasiático como parte de la paz general.
Otro punto que me sigue intrigando es el siguiente: ¿por qué Rusia no condena el golpe de Estado de 2014 como una invasión de Ucrania por parte del Imperio proscrito de Estados Unidos, porque eso es precisamente lo que ocurrió? ¿Rusia no se sintió lo suficientemente soberana como para hacer tal declaración de hechos? ¿Conservar Crimea fue suficiente para acallar esos rumores? Esas son una serie de preguntas que me gustaría plantear a quienes puedan proporcionar las respuestas.
Se hizo hincapié en la falta de paciencia de Trump y en su deseo de resolver los problemas rápidamente. Una vez más, se hizo hincapié en que Rusia no se dejará apurar. Y no se trata solo de Trump, sino de todo su equipo. En mi opinión, la única forma de que se produzca una distensión es que el Imperio estadounidense fuera de la ley deje de ser un fuera de la ley. En mi opinión, el equipo de Trump no está preparado para hacer eso dada la naturaleza de las amenazas que ha hecho. Me gustaría que me demostraran que estoy equivocado.
Tras el segundo mandato de Trump, la resolución del conflicto entre Rusia y Ucrania parece haber alcanzado su punto álgido. ¿Ha comenzado la cuenta atrás para la disociación estratégica entre Estados Unidos y la Unión Europea? ¿Cuándo llegarán Rusia y Estados Unidos a un consenso? ¿Cuáles son las líneas rojas de Rusia en el acuerdo de paz final? ¿Cuáles son los intereses centrales de Rusia a los que no puede renunciar?
Alexei Gromyko, director del Instituto de Estudios Europeos de la Academia Rusa de Ciencias, dijo en una entrevista exclusiva concedida al Diálogo de Pekín en Sanya que la causa fundamental del conflicto entre Rusia y Ucrania es la expansión de la OTAN hacia el Este y que es necesario llegar a un consenso sobre el marco del armisticio en lugar de un alto el fuego apresurado. Subrayó que el envío unilateral por parte de Europa de tropas de paz a Ucrania se consideraría un objetivo militar y que cualquier acuerdo de paz debería ser autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU.
El abuelo de Gromyko fue Andrei Gromyko, presidente del Presidium del Soviet Supremo de la ex Unión Soviética y el ministro de Asuntos Exteriores que más tiempo estuvo en el cargo. Gromyko dijo que el logro diplomático del que su abuelo estaba más orgulloso era la creación de las Naciones Unidas. A pesar de las numerosas críticas que se le han hecho, la organización sigue siendo un pilar importante del sistema internacional y un foro para resolver las diferencias internacionales, y el sistema de Yalta-Potsdam establecido después de la Segunda Guerra Mundial sigue beneficiando a las generaciones futuras.
Han Hua: Como experto en cuestiones europeas, ¿Cuál fue su primera reacción cuando escuchó el discurso de JD Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich?
Alexei Gromyko: No estoy sorprendido y no me sorprende.
Han Hua: Pero todos los presentes quedaron en shock.
Alexei Gromyko: Creo que es simplemente un reflejo de la ignorancia de esa gente. De hecho, esto ha sido evidente durante mucho tiempo, no solo desde la victoria de Trump en noviembre pasado, sino en los cuatro años desde que fue elegido por primera vez en 2017, cuando mucha gente se sintió comprensiblemente sorprendida, frustrada o conmocionada.
El problema de la élite política europea, en mi opinión, es que no puede seguir el ritmo de los cambios en el sistema internacional y la política mundial. A muchos expertos rusos, e incluso a muchos en China y otros países, no les resulta difícil predecir las acciones de Trump y su equipo. Esto no solo está determinado por factores de la personalidad o el carácter de Trump, sino por la encarnación del "trumpismo", una poderosa corriente política que afecta no solo a Estados Unidos, sino también a Europa. Por lo tanto, la falta de preparación de la élite política europea ante la "segunda venida" de Trump y la incapacidad de anticipar lo que sucederá en la Conferencia de Seguridad de Múnich es en sí misma un problema para algunos políticos, así como para los think tanks y los expertos que los asesoran.
Vance, por supuesto, utiliza una forma muy fría de decir que la mayor amenaza para la élite política europea no viene de fuera, sino de dentro. Esta afirmación pone claramente de relieve la actual divergencia en el pensamiento estratégico de Estados Unidos y Europa.
En Rusia, hace tiempo que preveíamos una “disociación estratégica” entre Estados Unidos y Europa en la era de Trump 2.0 . Ahora, eso se está haciendo realidad. Por eso, para mí personalmente, así como para otros expertos de nuestro país, esto no es sorprendente, es una tendencia que ya preveíamos estratégicamente desde hace tiempo. Puede ocurrir de diferentes maneras concretas, pero al final, la situación sigue desarrollándose según su lógica inherente. Esa es precisamente la esencia del “trumpismo”.
Han Hua: ¿Cree que este cambio es inevitable, un cambio fundamental, y que tendrá un enorme impacto en la relación transatlántica tradicional? ¿Cómo afectará esto a las relaciones ruso-europeas?
Alexéi Gromyko: Las relaciones de Rusia con Europa no son un fenómeno aislado, sino que están profundamente arraigadas en la política mundial y están influidas por la situación global. En la dinámica de las relaciones ruso-europeas desempeñan un papel importante al menos dos factores externos: las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea y las relaciones entre China y Europa.
Durante la administración del expresidente Joe Biden, Estados Unidos aplicó una estrategia de “doble contención” contra Rusia y China. Al mismo tiempo, Washington siguió una política de “doble desvinculación”: debilitando los vínculos entre Estados Unidos y Europa por un lado, y desvinculando a la Unión Europea de Rusia por el otro.
En las próximas décadas, Estados Unidos se centrará en la competencia con China. A juzgar por todos los documentos estratégicos de Estados Unidos, Estados Unidos percibe a China como un desafío sistémico del siglo XXI, mientras que Rusia es etiquetada como una "amenaza inmediata". Esta línea de pensamiento estratégico también ha llevado a Estados Unidos a impulsar la desvinculación de Estados Unidos y Europa, así como a obligar a la Unión Europea a romper los lazos económicos con Rusia. Washington ha hecho de este objetivo una de sus principales prioridades bajo la administración Biden.
En este momento, creo que Rusia está dispuesta a estabilizar primero las relaciones con Estados Unidos y luego normalizar las relaciones con los países europeos que puedan reconocer la realidad. Rusia nunca ha iniciado sanciones o restricciones de ningún tipo, y cada vez ha sido solo una respuesta a la presión externa. Pero Rusia es una potencia mundial y al mismo tiempo un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Por lo tanto, es necesario que Rusia mantenga relaciones diplomáticas estables y pragmáticas en su propia periferia, aunque no necesariamente amistosas. En los próximos años, Rusia se esforzará por establecer relaciones diplomáticas pragmáticas con Estados Unidos y varios países europeos.
Al mismo tiempo, Rusia tiene una visión clara del panorama geopolítico global actual y futuro previsible: la estrategia de "girar hacia el Este". El enfoque estratégico de Rusia estará en construir asociaciones estratégicas más estrechas con China, India, otros grandes países asiáticos y potencias emergentes en África y América Latina.
En la situación actual, Rusia ha dejado de lado su política exterior hacia Europa. El desarrollo de las relaciones ruso-europeas no depende de la voluntad de Rusia ni de lo que sea capaz de ofrecer a la parte europea. Durante mucho tiempo, los países europeos, especialmente Alemania, se han beneficiado enormemente del establecimiento de relaciones económicas integrales con Rusia. Ahora, el restablecimiento de las relaciones ruso-europeas depende por completo de si la élite gobernante europea es capaz de tomar decisiones pragmáticas y racionales.
Han Hua: Creo que la arquitectura de seguridad euroasiática que usted mencionó es en realidad una señal de que Rusia está girando seria y estratégicamente hacia el Este. Pero al mismo tiempo, Rusia sigue siendo una potencia global, no sólo regional, y por lo tanto necesita mantener relaciones estables con Europa. Esto depende en primer lugar y sobre todo de la estabilidad de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, y un factor clave para medir la estabilidad de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia es si las dos partes pueden sentarse y negociar directamente para poner fin a la guerra. Por lo tanto, en un futuro previsible, ¿cree que se podrán alcanzar esas negociaciones?
Alexéi Gromyko: En efecto, se ha abierto una nueva ventana de oportunidad. Rusia se ha mostrado firme en su empeño por resolver el problema y negociar por medios diplomáticos. En los últimos tres años ha habido varios puntos clave en el proceso de un posible avance diplomático, en particular en la primavera de 2022, cuando representantes, diplomáticos y políticos rusos negociaron con la parte ucraniana y ambas partes estuvieron a punto de alcanzar un acuerdo, que finalmente fue socavado por Estados Unidos y el Reino Unido.
Desde entonces, Occidente ha buscado la "derrota estratégica" de Rusia, pero se ha demostrado que no se trata de una estrategia, sino de una ilusión, e incluso se podría decir que se trata de un error estratégico cometido por los Estados Unidos (por no hablar de la Unión Europea) en la crisis ucraniana. Intentar infligir una derrota estratégica a través de Ucrania a una potencia nuclear como Rusia es, en sí mismo, una ilusión extremadamente peligrosa. Para Moscú, una derrota en la crisis ucraniana significaría una verdadera derrota estratégica.
Hoy parece haber un cambio notable en el pensamiento político de Estados Unidos. Se dan cuenta de que es inútil y extremadamente peligroso seguir desperdiciando cientos de miles de millones de dólares en lo que ya era un castillo en el aire. Trump quiere centrarse en los asuntos internos de Estados Unidos y recuperar el poder económico del país. Se muestra reacio a verse envuelto en acciones militares extranjeras o guerras por delegación, que no sólo serían una pesada carga para Estados Unidos, sino que también conducirían muy probablemente a un conflicto militar directo con otras potencias nucleares.
Las grandes potencias deben encontrar un equilibrio entre la protección de sus intereses nacionales y la seguridad, como ya han hecho en muchas ocasiones a lo largo de la historia. La crisis ucraniana no es sólo una crisis bilateral entre Rusia y Ucrania, aunque es cierto que existen ciertas contradicciones entre los dos países, pero la raíz de la crisis se encuentra en realidad en el desarrollo de las relaciones entre Rusia y la OTAN tras el colapso de la Unión Soviética, especialmente en el conflicto en el ámbito de la seguridad nacional.
Han Hua: Cuando Rusia y Estados Unidos entren en la etapa de negociación, ¿Qué cree usted que se debe hacer y qué no se debe tocar? Por ejemplo, ¿la propuesta de los líderes de Europa occidental de congelar los 300.000 millones de dólares en activos de Rusia para la reconstrucción de posguerra es una línea roja inaceptable para Rusia? ¿Cuáles son los otros intereses fundamentales que Rusia nunca cederá? ¿Qué es negociable y qué es susceptible de compromiso?
Alexéi Gromyko: En primer lugar, Rusia está convencida de que la ampliación de la OTAN es la principal amenaza para nuestra seguridad nacional. La OTAN no es una organización no gubernamental, sino una alianza militar, y sus documentos oficiales definen claramente a Rusia como la principal amenaza y el principal adversario. La ampliación de la OTAN no es sólo una declaración diplomática, sino una realidad militar concreta, que implica la construcción de infraestructuras militares, el despliegue de fuerzas militares, y todo esto se está acercando poco a poco a las fronteras de Rusia, e incluso a los centros de mando militar y de toma de decisiones políticas de Rusia.
La guerra por delegación que libra Occidente en conjunto contra Rusia en Ucrania es una "crisis de los misiles cubanos 2.0" para Rusia, y ese es el punto en el que Rusia nunca cederá. Rusia está, sin duda, dispuesta a negociar, pero si el futuro sistema de seguridad europeo sigue basándose en el concepto de que "Rusia es una amenaza" y sigue impulsando la militarización de Europa occidental y central, entonces esa nunca será una solución aceptable para Rusia.
En consecuencia, el futuro acuerdo de paz pasará por unas negociaciones diplomáticas complejas y exhaustivas que culminarán con la esperanza de un acuerdo de paz, pero para ello se necesitarán múltiples vías de negociación. La primera vía son las negociaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia, que actualmente se están llevando a cabo entre Moscú y Washington. Por ello, Europa no está incluida en la mesa de negociaciones y nadie cree que Europa deba estar presente en las negociaciones. En la actualidad, las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia se centran principalmente en restablecer el funcionamiento normal de las instituciones diplomáticas de los dos países, es decir, restablecer el funcionamiento normal de la embajada de Estados Unidos en Moscú y la embajada de Rusia en Washington. Si se logran avances sustanciales en este punto, será más fácil avanzar hacia una solución política a la crisis ucraniana.
La postura de Rusia es clara: no se puede llegar a una solución diplomática de forma apresurada. Sobre todo cuando el problema es extremadamente complejo y afecta a múltiples intereses, es necesario abordarlo paso a paso. Si todo va bien, este año puede que se produzca algún tipo de normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, así como algún avance en el proceso de resolución de la crisis de Ucrania, pero no habrá milagros ni soluciones mágicas. Se necesita tiempo y mucho esfuerzo. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de que habrá un gran número de fuerzas políticas que intentarán socavar el proceso de paz, ya sea en Europa, en Estados Unidos o dentro de Ucrania.
Por eso China tiene un papel importante que desempeñar. China ha presentado con valentía iniciativas de paz y ha enviado diplomáticos de alto nivel para mediar en varios países. Creo que no será posible una solución integral a la crisis ucraniana sin la participación activa de China.
Han Hua: Muchas gracias por mencionar los esfuerzos de China en los últimos tres años. Nuestro Representante Especial para Asuntos Euroasiáticos, el Embajador Li Hui, ha viajado por casi todo el mundo para promover la solución de esta crisis y presentar las propuestas y contribuciones de China. Pero Trump es un hombre de negocios y no tiene mucha paciencia.
¿Cómo podemos controlar el ritmo de las negociaciones o ayudar a Trump a controlarlo? Estoy muy de acuerdo con lo que usted ha dicho sobre el avance de las negociaciones de paz mediante el restablecimiento gradual de las relaciones diplomáticas, y estoy de acuerdo en que los términos de las negociaciones deberían ponerse sobre la mesa para su discusión. Pero el problema es que Trump quiere resolver el problema lo antes posible. En su opinión, ¿debería alcanzarse primero un alto el fuego y luego unas negociaciones políticas graduales?
Alexéi Gromyko: El problema es que un simple alto el fuego no es una solución en sí mismo; tiene que estar enmarcado en un marco completo. Si un alto el fuego forma parte de un arreglo pacífico, entonces se puede considerar su aplicación. Pero si un alto el fuego se declara unilateralmente, sin acuerdos claros de seguimiento, es probable que se rompa rápidamente.
Antes de hablar realmente de un alto el fuego, Rusia y Estados Unidos deben mantener consultas profundas, que deberían ser conversaciones a puertas cerradas y, cuando sea apropiado, también pueden participar China y otros países que han presentado iniciativas de paz en los últimos años.
Un alto el fuego es factible si existe la voluntad política de que sea un primer paso hacia una solución pacífica y de que el proceso responda a los intereses nacionales de Rusia. Pero si se declara un alto el fuego apresuradamente, sin un plan claro para el futuro y sin una hoja de ruta política posterior, entonces no tiene sentido y puede incluso empeorar la situación.
Han Hua: ¿Acepta alguna fuerza militar europea como fuerza principal de mantenimiento de la paz en Ucrania?
Alexei Gromyko: Las causas profundas de la participación de Rusia en esta crisis son, sobre todo, la expansión de la OTAN hacia el este, la exigencia rusa de neutralidad militar en Ucrania y cuestiones humanitarias, en particular el futuro de los millones de habitantes de Ucrania que hablan ruso. Millones de ucranianos han huido a Rusia y han sufrido múltiples oleadas de refugiados.
No todo empezó en 2022, sino en 2014. En ese momento, se produjo un golpe de Estado en Kiev y el gobierno recién inaugurado envió tropas regulares para atacar el este de Ucrania. Posteriormente, en enero de 2015, Kiev lanzó una segunda operación militar. Como resultado, la guerra en Ucrania ha pasado por varias etapas. Inicialmente, fue una guerra civil en Ucrania, con el gobierno de Kiev utilizando tropas regulares; y desde 2022, Rusia se ha involucrado profundamente en esta situación.
Para resolver este problema, es necesario analizar en profundidad las causas que lo han provocado. No se trata de desmantelar una sola mina, sino de muchas cuestiones interrelacionadas. Tarde o temprano, Rusia y Ucrania llegarán inevitablemente a algún tipo de acuerdo de alto el fuego, pero existen distintos tipos de acuerdos de alto el fuego: algunos pueden contribuir a una solución real del problema y otros son sólo interludios temporales en la guerra. El acuerdo de alto el fuego que Rusia espera alcanzar debe ser el primer paso hacia una solución real.
Rusia no aceptará el despliegue de tropas extranjeras en Ucrania sin su consentimiento. Si tropas francesas o británicas entran en Ucrania bajo la apariencia de fuerzas de paz sin autorización formal, serán consideradas objetivos militares legítimos para Rusia. En realidad, el único mandato legal que pueden reconocer todas las grandes potencias es el mandato de mantenimiento de la paz de la ONU, y este mandato debe ser aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU. Reconozco que será un juego diplomático difícil, pero ¿cómo puede ser una tarea fácil resolver una crisis tan compleja? Teóricamente, en algún momento en el futuro, podremos ver tropas de diferentes países desplegadas en Ucrania, pero solo si existe un mandato claro.
Han Hua: Estoy completamente de acuerdo con usted. La única fuerza de mantenimiento de la paz oficial en el mundo es la fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Su declaración es muy clara y muy contundente. China es un importante contribuyente a las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU, no sólo en términos de despliegue de personal, sino también en términos de apoyo financiero. Por lo tanto, creo que China tiene un papel clave que desempeñar en la toma de decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU y en el mandato de mantenimiento de la paz en el futuro.
Creció en una familia de científicos y diplomáticos. ¿Cómo influyó esto en su carrera y su visión del mundo? ¿Qué lecciones debemos aprender de la historia de la Guerra Fría? Antes de morir, su abuelo, Andrei Gromyko, elogió las reformas que se estaban llevando a cabo en ese momento. ¿Puede hablarnos de la situación? Hoy en día, mucha gente compara a Trump con Gorbachov. ¿Qué opina de esa comparación?
Alexei Gromyko: En realidad, siempre he seguido los pasos de mi abuelo, Andrei Gromyko, y de mi padre, Anatoli Gromyko. Andrei Gromyko comenzó su carrera como científico. En 1936 se doctoró en Economía, con especialización en la economía estadounidense. No fue hasta 1939 cuando lo invitaron a incorporarse al Ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS y comenzó a trabajar en la diplomacia. Pero aun así, siguió activo en el campo de la investigación científica. En 1957 fue nombrado Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, pero apenas un año antes había terminado su tesis doctoral.
Cuando fue embajador soviético en Londres en 1952-1953, todavía estaba recopilando material de investigación para preparar su tesis doctoral. Incluso después de convertirse en Ministro de Asuntos Exteriores soviético en 1957, escribió una gran cantidad de artículos y libros académicos. Como tal, era tanto diplomático como erudito. Siempre ha creído que la diplomacia no es solo una profesión ni un servicio público, sino un arte. Para él, el arte de la diplomacia debe basarse en la ciencia. Esta combinación de "diplomacia, arte y ciencia" continuó durante toda su vida.
Es un firme defensor del concepto de coexistencia pacífica. Precisamente por eso, gracias a su impulso diplomático, la Unión Soviética logró gradualmente un alto grado de interacción diplomática con Estados Unidos y otros grandes países occidentales en los años 60 y 70 del siglo XX, es decir, lo que llamamos distensión. Durante este período, la Unión Soviética firmó varios tratados bilaterales e internacionales importantes con Estados Unidos, como el Tratado de No Proliferación Nuclear, START I, START II y el Tratado sobre Misiles Antibalísticos (del que, lamentablemente, Estados Unidos se retiró unilateralmente en 2002).
A lo largo de su vida, se dedicó a construir una arquitectura de estabilidad estratégica global, a promover el equilibrio de poder militar y político entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, y a utilizar la diplomacia para reducir los riesgos militares globales. Para lograr estos objetivos, la política exterior soviética empleó una variedad de medios, pero en su núcleo no estaba la presión, sino la búsqueda de un acuerdo justo y aceptable para todas las partes. En algunos casos, se requieren compromisos; en otros, es necesario pensar de manera innovadora y encontrar nuevas soluciones. Pero lo más importante es que toda negociación debe avanzar y reducir los riesgos militares, no solo en Europa, sino a escala global .
Siempre ha creído que cuando la artillería calla, la diplomacia debe estar en primer plano y dar la última palabra. Espero que lo mismo pueda suceder en el mundo de hoy. Cuando haya pasado el punto álgido del conflicto militar, la diplomacia debe tomar la iniciativa en la situación y promover una solución pacífica definitiva.
Han Hua: Hablando de coexistencia pacífica, el año pasado China celebró solemnemente el 70º aniversario de los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica e invitó a muchos dignatarios internacionales a Beijing. También hemos abordado brevemente el papel de las Naciones Unidas en el mantenimiento de la paz.
Me gustaría hacer una última pregunta sobre las Naciones Unidas y su opinión sobre el futuro desarrollo de la ONU. Usted cofundó la campaña rusa "Apoyo al orden democrático mundial y a las Naciones Unidas". ¿Cómo imagina un orden democrático mundial y cómo encaja en la tendencia hacia un mundo multipolar? Por otra parte, incluso en Rusia hay algunas voces en contra de la ONU, que sostienen que ya no se adapta a la situación mundial actual. ¿Qué cree que se necesita para reformar las Naciones Unidas?
Alexei Gromyko: El movimiento que mencionas fue fundado por mi padre y yo lo apoyé en su momento. Más tarde, en 2019, el movimiento se convirtió en la Asociación Andrei Gromyko para Estudios de Política Exterior.
Cuando le preguntamos a Andrei Gromyko cuál consideraba que había sido su logro más importante, generalmente daba prioridad a la creación de las Naciones Unidas. Participó personalmente en la Conferencia de Dumbarton Oaks, seguida de la Conferencia de Yalta en febrero de 1945, en la que las potencias vencedoras alcanzaron una serie de decisiones clave. A esta le siguió la Conferencia de San Francisco el 25 de abril de 1945, que culminó con la firma de la Carta de las Naciones Unidas el 26 de junio de 1945.
Las Naciones Unidas son uno de los pilares del sistema internacional de Yalta-Potsdam. Desde los años 90 del siglo pasado, he oído decir que el sistema de Yalta-Potsdam está obsoleto y ha pasado a la historia, especialmente después del colapso de la Unión Soviética. Pero creo firmemente que el mundo en el que vivimos hoy sigue siendo en gran medida una continuación de este sistema, que también sentó las bases del derecho internacional de posguerra. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sigue estando en el centro de la política internacional, es un legado de las potencias vencedoras de 1945 y sigue estando presente hoy en día.
Hasta el día de hoy, no hay un solo miembro permanente del Consejo, y mucho menos un miembro no permanente, que no valore altamente su lugar en el Consejo y su lugar en los asuntos internacionales. Aunque el Consejo de Seguridad ha sido durante mucho tiempo escenario de conflictos y luchas diplomáticas, sigue siendo una plataforma importante para reflejar los cambios en el orden mundial. Por ejemplo, Estados Unidos, Rusia y China votaron a favor de la reciente resolución sobre la crisis de Ucrania, mientras que Francia y el Reino Unido optaron por abstenerse. Sólo una plataforma única como las Naciones Unidas puede facilitar un juego diplomático y una toma de decisiones de tal envergadura.
Creo que el legado del sistema de Yalta-Potsdam sigue siendo parte de nuestro mundo actual, no una historia lejana, sino una "historia viva". Porque hasta el día de hoy, todavía disfrutamos de la decisión estratégica que tomaron los países victoriosos (incluidos China y Rusia) en 1945 de "plantar árboles para nuestros predecesores y disfrutar de la sombra para las generaciones futuras". [Énfasis mío]
Tenemos un nuevo ismo (el trumpismo), pero no mucho cuerpo que revestir, y su formulación parece haber ocurrido durante el primer mandato de Trump, por lo que tendríamos que buscar allí pistas. Por lo demás, nos encontramos con la posición actual de Rusia en las negociaciones y las relaciones. Sin embargo, la sugerencia de que China debería ser parte de la negociación final general es un punto nuevo y tiene sentido si se pretende erigir el Sistema de Seguridad Euroasiático como parte de la paz general.
Otro punto que me sigue intrigando es el siguiente: ¿por qué Rusia no condena el golpe de Estado de 2014 como una invasión de Ucrania por parte del Imperio proscrito de Estados Unidos, porque eso es precisamente lo que ocurrió? ¿Rusia no se sintió lo suficientemente soberana como para hacer tal declaración de hechos? ¿Conservar Crimea fue suficiente para acallar esos rumores? Esas son una serie de preguntas que me gustaría plantear a quienes puedan proporcionar las respuestas.
Se hizo hincapié en la falta de paciencia de Trump y en su deseo de resolver los problemas rápidamente. Una vez más, se hizo hincapié en que Rusia no se dejará apurar. Y no se trata solo de Trump, sino de todo su equipo. En mi opinión, la única forma de que se produzca una distensión es que el Imperio estadounidense fuera de la ley deje de ser un fuera de la ley. En mi opinión, el equipo de Trump no está preparado para hacer eso dada la naturaleza de las amenazas que ha hecho. Me gustaría que me demostraran que estoy equivocado.
Europa ya no puede contar con Estados Unidos
¿Ha despertado por fin Europa?
Me confieso un europeísta algo pesimista, pero también he visto a la Unión Europea reaccionar varias veces en el último minuto en un momento de grave crisis y salvar la papeleta. Ahora estamos volviendo a hacerlo.
Solo dos días después de la humillación de Trump a Zelenski en la Casa Blanca, los líderes europeos se reunieron en Londres para coordinar una respuesta y ofrecer ayuda a Ucrania. No solo eso: la Comisión Europa ha anunciado un plan de 800.000 millones de euros para "rearmar Europa".
Esta urgencia obedece a la sospecha, creciente en Bruselas y las capitales europeas, de que Europa ya no puede contar con Estados Unidos. La alianza transatlántica se está rompiendo: Washington impone aranceles, abandona el apoyo a Ucrania, se asocia con Rusia y ya no comparte nuestros valores, incluso ataca nuestras democracias.
Pero Europa no puede defenderse sola: todavía hay entre 80.000 y 100.000 soldados estadounidenses en el continente, distribuidos en decenas de bases desde Cádiz hasta Estonia. Y no tenemos paraguas nuclear: aunque Francia y Reino Unido cuenten con armas nucleares, carecen de la variedad y el rango de respuesta suficientes para protegernos de Rusia.
Este nuevo escenario genera muchas dudas, empezando por cómo se va a financiar este rearme.
Hay tres grandes propuestas, complementarias: emitir deuda, como propone Alemania; aumentar impuestos, como ya ha dicho Francia que hará; o recortar gasto de otras partidas, como ha anunciado el Gobierno británico, que usará dinero de su presupuesto para cooperación internacional.
Sea como sea, que el nuevo conservador Gobierno de Alemania, antaño tan reacio a aumentar el déficit, esté proponiendo emitir deuda es sintomático de un radical cambio de enfoque. También España ha anunciado que llegará al 2% del PIB antes de 2029 y está desarrollando algunos sistemas punteros en tecnología militar.
La ruptura con Estados Unidos trae otras preguntas: ¿debemos pedir a Washington que evacúe sus bases del continente? ¿No deberíamos lanzar una ofensiva diplomática para acercarnos a India, Japón, Canadá, América Latina, Turquía o el mundo árabe? Sobre todo, Bruselas necesita planear a largo plazo y repensarse como una potencia global.
Hay mucho que desentrañar. Te sugiero que empieces por aquí:
Me confieso un europeísta algo pesimista, pero también he visto a la Unión Europea reaccionar varias veces en el último minuto en un momento de grave crisis y salvar la papeleta. Ahora estamos volviendo a hacerlo.
Solo dos días después de la humillación de Trump a Zelenski en la Casa Blanca, los líderes europeos se reunieron en Londres para coordinar una respuesta y ofrecer ayuda a Ucrania. No solo eso: la Comisión Europa ha anunciado un plan de 800.000 millones de euros para "rearmar Europa".
Esta urgencia obedece a la sospecha, creciente en Bruselas y las capitales europeas, de que Europa ya no puede contar con Estados Unidos. La alianza transatlántica se está rompiendo: Washington impone aranceles, abandona el apoyo a Ucrania, se asocia con Rusia y ya no comparte nuestros valores, incluso ataca nuestras democracias.
Pero Europa no puede defenderse sola: todavía hay entre 80.000 y 100.000 soldados estadounidenses en el continente, distribuidos en decenas de bases desde Cádiz hasta Estonia. Y no tenemos paraguas nuclear: aunque Francia y Reino Unido cuenten con armas nucleares, carecen de la variedad y el rango de respuesta suficientes para protegernos de Rusia.
Este nuevo escenario genera muchas dudas, empezando por cómo se va a financiar este rearme.
Hay tres grandes propuestas, complementarias: emitir deuda, como propone Alemania; aumentar impuestos, como ya ha dicho Francia que hará; o recortar gasto de otras partidas, como ha anunciado el Gobierno británico, que usará dinero de su presupuesto para cooperación internacional.
Sea como sea, que el nuevo conservador Gobierno de Alemania, antaño tan reacio a aumentar el déficit, esté proponiendo emitir deuda es sintomático de un radical cambio de enfoque. También España ha anunciado que llegará al 2% del PIB antes de 2029 y está desarrollando algunos sistemas punteros en tecnología militar.
La ruptura con Estados Unidos trae otras preguntas: ¿debemos pedir a Washington que evacúe sus bases del continente? ¿No deberíamos lanzar una ofensiva diplomática para acercarnos a India, Japón, Canadá, América Latina, Turquía o el mundo árabe? Sobre todo, Bruselas necesita planear a largo plazo y repensarse como una potencia global.
Hay mucho que desentrañar. Te sugiero que empieces por aquí:
- Europa ya no puede contar con Estados Unidos. Esto es lo que deberá hacer ahora. Las amenazas de Trump han convertido a Estados Unidos en un foco de desestabilización. El Viejo Continente tendrá que asumir su propia seguridad y buscar alternativas comerciales.
- La presencia militar de Estados Unidos en Europa. Ninguna otra región del mundo cuenta con tantas bases de la potencia norteamericana, que además tiene desplegados aquí entre 80.000 y 100.000 militares.
- Ciberdefensa, drones y 5G: España también desarrolla tecnología militar puntera. Las Fuerzas Armadas llevan años reforzando su seguridad para adaptarse a un entorno de nuevas tecnologías. Pero siguen dependiendo de Estados Unidos.
- Las empresas de armamento más importantes de Europa. Destacan Airbus, la francesa Thales, la italiana Leonardo y, en España, Navantia. La región es uno de los grandes proveedores globales, pero al mismo tiempo la UE importa un 80% de su equipamiento militar.
- Podcast: ¿Puede Estados Unidos convertirse en un país autoritario? El recorte masivo a la Administración, la miríada de decretos de Trump, sus presiones a los críticos y la deportación masiva de inmigrantes son solo el principio de una peligrosa deriva.
- ¿Qué propuestas de paz hay para acabar con la guerra de Ucrania? EEUU, Europa o China han presentado planes para terminar el conflicto. Rusia y Ucrania también han planteado sus demandas.
…parece muy poco probable que Europa consiga asumir una postura neoimperial independiente de EEUU y la OTAN, ante la división en naciones con rivalidades históricas e intereses estratégicos diferentes y ante la reducción de su base industrial.
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11 de marzo de 2025
GUERRA COMERCIAL ARANCELARIA
El presidente Trump está enfurecido por las medidas de Ontario contra EEUU tras la imposiciones de aranceles de su administración a Canadá. "A pesar de que Canadá está cobrando a los EE.UU. aranceles que van desde el 250% hasta el 390% sobre muchos de nuestros productos agrícolas, Ontario acaba de anunciar un recargo del 25% sobre la "electricidad", nada menos, y ustedes ni siquiera pueden hacerlo. Como nuestros aranceles son recíprocos, los recuperaremos en su totalidad el 2 de abril. Canadá abusa de los aranceles, y siempre lo ha hecho, pero los Estados Unidos ya no van a subsidiar a Canadá. No necesitamos sus autos, no necesitamos su madera, no necesitamos su energía, y muy pronto lo descubrirán. ¡¡¡HAGAMOS QUE ESTADOS UNIDOS SEA GRANDE OTRA VEZ!!!" El primer ministro de la provincia canadiense de Ontario, Doug Ford, advierte con cortar por completo la electricidad si EEUU escala:
"Permítanme ser bien claro, si EEUU escala, no dudaré en cortar la electricidad por completo. Y créanme cuando les digo que no quiero hacer esto, porque me siento terrible por el pueblo estadounidense quien no empezó está guerra comercial, sino que el único responsable es el presidente Trump. Preferiría trabajar juntos y vender más energía y minerales y que seamos más ricos, pero mi prioridad número uno como Premier es proteger la gente de Ontario y de Canadá. Haré lo que tenga que hacer y pelearé como nunca antes para proteger a Ontario". |
GUERRA COMERCIAL
Trump eleva al 50% los aranceles al acero y al aluminio canadienses a partir de mañana 12 de marzo en represalia por los aranceles energéticos de Ontario. GUERRA COMERCIAL ONTARIO SE IMPONE
Trump no impondrá aranceles del 50% al acero y aluminio canadiense mañana, dice su principal asesor comercial. Por su parte el primer ministro de Ontario ha dicho que no pondrá el recargo del 25% a la electricidad que se suministra a EEUU. Este ensayo es la segunda entrega de mi entrevista con Mike Whitney publicada en Unz Review. Es bastante extenso ya que intentaba abarcar muchos aspectos de la amplia pregunta de Mike sobre las fuerzas subyacentes del resurgimiento de China.
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La guerra comercial de Trump contra China hará que EEUU sea más irrelevante en el escenario mundial
Al Manar S.L. Kanthan
“La historia es un espejo del presente y una lección para el presente”, dice un viejo proverbio iraní que no ha sido comprendido por las élites de Washington, que están difundiendo el caos por todo el mundo con sus políticas equivocadas.
Incapaz de comprender y adaptarse a un mundo que cambia rápidamente, el presidente estadounidense Trump está participando en guerras comerciales imperialistas e inútiles, especialmente con China, la mayor nación comercial del mundo.
Trump está ignorando alegremente las lecciones del pasado de EEUU, cuando los aranceles y los aranceles de represalia después de la infame Ley Smoot-Hawley exacerbaron la Gran Depresión en la década de 1930. Por ahora, hay una plétora de razones por las que Trump fracasará y China tendrá éxito en esta guerra económica.
Empecemos por el panorama general, que es la obsesión de Trump con el déficit comercial. Para su crédito, no se trata de un populismo cínico que haya adoptado recientemente; lleva 35 años quejándose de los déficits comerciales.
Para Trump, cualquier país que tenga un superávit comercial con EEUU está “estafando” a EEUU.
Sin embargo, está profundamente equivocado cuando también quiere que el dólar sea la moneda de reserva global. Esto es inherentemente contradictorio con sus objetivos en materia de comercio.
Es decir, EEUU debe tener déficits comerciales para que el dólar esté ampliamente disponible en todo el mundo para el comercio y el mercado de divisas. Este es el conocido dilema de Triffin que se enunció en la década de 1960.
Por lo tanto, las políticas comerciales y económicas centrales de Trump son profundamente defectuosas.
En segundo lugar, Trump quiere traer la manufactura de vuelta a EEUU, ya que creció en las décadas de 1950 y 1960, cuando EEUU lideraba el mundo como potencia industrial.
Sin embargo, gracias a Wall Street, EEUU han estado experimentando una desindustrialización durante los últimos 40 años. Los señores financieros, que son los verdaderos gobernantes de EEUU, quieren el máximo rendimiento para los accionistas, que sólo es posible en los sectores de software y servicios.
La fabricación es intensiva en mano de obra y capital, y los márgenes de beneficio son muy bajos. Por eso las corporaciones occidentales empezaron a externalizar la fabricación a Asia, en particular a China.
Trump no conseguirá recuperar la fabricación, como no pudo en su primer mandato. Como se ha mencionado antes, el primer obstáculo es el sistema estadounidense. En segundo lugar, tras décadas de deslocalización, EEUU simplemente no tiene la fuerza laboral que tenga la habilidad o el deseo de trabajar en la fabricación.
Se ha producido una drástica disminución del número de estadounidenses empleados en la fabricación: un 35% menos desde 1979. Además, la fabricación bruta de China es tres veces mayor que la de EEUU.
Por último, EEUU ya no tiene la infraestructura necesaria para la fabricación. Los puentes, las carreteras y los ferrocarriles estadounidenses son viejos y están en ruinas.
En lo que se refiere a puertos marítimos, 7 de los 10 puertos más activos del mundo están en China. Shanghai maneja 5 veces más contenedores que Los Ángeles. Los puertos chinos también están altamente automatizados con vehículos autónomos y 5G, mientras que EEUU depende en gran medida de los humanos.
El mayor error que cometió Occidente fue ignorar el ascenso de China (y otros países como Rusia e Irán en Eurasia). Gracias al imperialismo y al racismo, el consenso de Washington fue que China nunca podría ascender en la cadena de la manufactura.
Todos en los medios de comunicación, los think tanks y las corporaciones estadounidenses coincidieron en que la China “comunista” nunca podría competir con las corporaciones occidentales, que eran superiores en tecnología y poder blando.
Además, los imperialistas confiaban en que el capitalismo cambiaría a China. Después de todo, ¿quién podría resistirse a McDonald’s, Hollywood y las enseñanzas neoliberales de la Universidad de Harvard?
Sin embargo, lo que ocurrió en los últimos 40 años sorprendió a los estadounidenses: el surgimiento del capitalismo con características chinas.
En EEUU, el gobierno está controlado por bancos y corporaciones. En China, ocurrió lo contrario: el gobierno se sienta por encima de los capitalistas para garantizar que el libre mercado funcione para el pueblo. El gobierno chino gastó una enorme cantidad de dinero en infraestructura, educación, tecnología, I+D y un próspero ecosistema no solo de manufactura sino de tecnologías de todo tipo, mientras EEUU estaba ocupado bombardeando Iraq, Afganistán, Libia, Siria, etc.
Muchos estadounidenses, tontamente, todavía piensan que China es una tierra de mano de obra barata, pero más de la mitad de todos los robots industriales del mundo se instalan en fábricas chinas cada año.
Si bien las empresas chinas eran imitadoras en 2001, cuando China se unió a la OMC, ahora son verdaderos innovadores en teléfonos inteligentes, autos eléctricos, comercio electrónico, robots, drones, inteligencia artificial, etc.
La empresa china BYD está haciendo con los vehículos eléctricos lo que Henry Ford hizo con los automóviles hace un siglo: brindar productos excelentes pero asequibles mediante una gestión de procesos creativa y eficiente.
China fabrica ahora vehículos eléctricos que van desde los 5.000 a los 120.000 dólares, satisfaciendo las necesidades de todos los estratos sociales. El año pasado, el país produjo más de 12 millones de coches eléctricos (dos de cada tres vehículos eléctricos en todo el mundo) y exportó seis millones de coches, tanto de gasolina como eléctricos, a nivel mundial. Para gran consternación de los estadounidenses, BYD vende más que Tesla en países como Australia.
Incapaz de competir de manera justa, EEUU ha prohibido básicamente los coches eléctricos chinos y ha impuesto sanciones a más de 1.000 empresas tecnológicas chinas. Violando todas las normas de la OMC y las normas internacionales, EEUU también ha intimidado a los países vasallos europeos para que prohíban los productos 5G de Huawei y no vendan equipos de fabricación de chips semiconductores a China.
El objetivo delirante de los estadounidenses es contener a China imponiendo la política de “patio pequeño y cerca alta”, es decir, impedir que China avance en unos pocos sectores tecnológicos críticos.
Sin embargo, como demostró la empresa china de inteligencia artificial DeepSeek, los chinos están innovando rápidamente bajo presión. China está a sólo una gran innovación de dominar la fabricación de semiconductores (es decir, la litografía), y ese avance está destinado a suceder pronto.
En cuanto a la esperanza de EEUU de detener a China mediante una guerra caliente, China ha construido la armada más grande del mundo, misiles hipersónicos e incluso aviones de combate de sexta generación.
Todos los juegos de guerra (simulación) del Pentágono muestran que EEUU pierde ante China. Además, después de observar lo que sucedió en Ucrania, países como Filipinas no se atreverían a ser peones geopolíticos de EEUU.
Por lo tanto, Trump no puede paralizar a China con sus aranceles y guerras comerciales. Y a menos que planee imponer aranceles a todas las naciones comerciales, las corporaciones y los consumidores estadounidenses simplemente importarán productos chinos a través de México, Vietnam, India, etc. Los aranceles del multimillonario Trump harán miserables las vidas de los estadounidenses promedio al aumentar la inflación y el costo de la vida.
EEUU representa sólo el 10 por ciento del comercio internacional de China. El Sur Global –en especial aquellos que son miembros de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta– seguirá siendo el mayor comprador de productos chinos.
Europa, que podría estar desvinculándose de EEUU, se verá obligada a mirar hacia el Este en busca de socios comerciales y tecnológicos, lo que hará que EEUU sean aún más irrelevante en el escenario mundial.
¿Cómo de confiados están los funcionarios chinos en ganar la guerra comercial? Consideremos la sorprendente declaración oficial de la embajada china en EEUU: “Si lo que EEUU quieren es una guerra, ya sea una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos listos para luchar hasta el final”.
Incapaz de comprender y adaptarse a un mundo que cambia rápidamente, el presidente estadounidense Trump está participando en guerras comerciales imperialistas e inútiles, especialmente con China, la mayor nación comercial del mundo.
Trump está ignorando alegremente las lecciones del pasado de EEUU, cuando los aranceles y los aranceles de represalia después de la infame Ley Smoot-Hawley exacerbaron la Gran Depresión en la década de 1930. Por ahora, hay una plétora de razones por las que Trump fracasará y China tendrá éxito en esta guerra económica.
Empecemos por el panorama general, que es la obsesión de Trump con el déficit comercial. Para su crédito, no se trata de un populismo cínico que haya adoptado recientemente; lleva 35 años quejándose de los déficits comerciales.
Para Trump, cualquier país que tenga un superávit comercial con EEUU está “estafando” a EEUU.
Sin embargo, está profundamente equivocado cuando también quiere que el dólar sea la moneda de reserva global. Esto es inherentemente contradictorio con sus objetivos en materia de comercio.
Es decir, EEUU debe tener déficits comerciales para que el dólar esté ampliamente disponible en todo el mundo para el comercio y el mercado de divisas. Este es el conocido dilema de Triffin que se enunció en la década de 1960.
Por lo tanto, las políticas comerciales y económicas centrales de Trump son profundamente defectuosas.
En segundo lugar, Trump quiere traer la manufactura de vuelta a EEUU, ya que creció en las décadas de 1950 y 1960, cuando EEUU lideraba el mundo como potencia industrial.
Sin embargo, gracias a Wall Street, EEUU han estado experimentando una desindustrialización durante los últimos 40 años. Los señores financieros, que son los verdaderos gobernantes de EEUU, quieren el máximo rendimiento para los accionistas, que sólo es posible en los sectores de software y servicios.
La fabricación es intensiva en mano de obra y capital, y los márgenes de beneficio son muy bajos. Por eso las corporaciones occidentales empezaron a externalizar la fabricación a Asia, en particular a China.
Trump no conseguirá recuperar la fabricación, como no pudo en su primer mandato. Como se ha mencionado antes, el primer obstáculo es el sistema estadounidense. En segundo lugar, tras décadas de deslocalización, EEUU simplemente no tiene la fuerza laboral que tenga la habilidad o el deseo de trabajar en la fabricación.
Se ha producido una drástica disminución del número de estadounidenses empleados en la fabricación: un 35% menos desde 1979. Además, la fabricación bruta de China es tres veces mayor que la de EEUU.
Por último, EEUU ya no tiene la infraestructura necesaria para la fabricación. Los puentes, las carreteras y los ferrocarriles estadounidenses son viejos y están en ruinas.
En lo que se refiere a puertos marítimos, 7 de los 10 puertos más activos del mundo están en China. Shanghai maneja 5 veces más contenedores que Los Ángeles. Los puertos chinos también están altamente automatizados con vehículos autónomos y 5G, mientras que EEUU depende en gran medida de los humanos.
El mayor error que cometió Occidente fue ignorar el ascenso de China (y otros países como Rusia e Irán en Eurasia). Gracias al imperialismo y al racismo, el consenso de Washington fue que China nunca podría ascender en la cadena de la manufactura.
Todos en los medios de comunicación, los think tanks y las corporaciones estadounidenses coincidieron en que la China “comunista” nunca podría competir con las corporaciones occidentales, que eran superiores en tecnología y poder blando.
Además, los imperialistas confiaban en que el capitalismo cambiaría a China. Después de todo, ¿quién podría resistirse a McDonald’s, Hollywood y las enseñanzas neoliberales de la Universidad de Harvard?
Sin embargo, lo que ocurrió en los últimos 40 años sorprendió a los estadounidenses: el surgimiento del capitalismo con características chinas.
En EEUU, el gobierno está controlado por bancos y corporaciones. En China, ocurrió lo contrario: el gobierno se sienta por encima de los capitalistas para garantizar que el libre mercado funcione para el pueblo. El gobierno chino gastó una enorme cantidad de dinero en infraestructura, educación, tecnología, I+D y un próspero ecosistema no solo de manufactura sino de tecnologías de todo tipo, mientras EEUU estaba ocupado bombardeando Iraq, Afganistán, Libia, Siria, etc.
Muchos estadounidenses, tontamente, todavía piensan que China es una tierra de mano de obra barata, pero más de la mitad de todos los robots industriales del mundo se instalan en fábricas chinas cada año.
Si bien las empresas chinas eran imitadoras en 2001, cuando China se unió a la OMC, ahora son verdaderos innovadores en teléfonos inteligentes, autos eléctricos, comercio electrónico, robots, drones, inteligencia artificial, etc.
La empresa china BYD está haciendo con los vehículos eléctricos lo que Henry Ford hizo con los automóviles hace un siglo: brindar productos excelentes pero asequibles mediante una gestión de procesos creativa y eficiente.
China fabrica ahora vehículos eléctricos que van desde los 5.000 a los 120.000 dólares, satisfaciendo las necesidades de todos los estratos sociales. El año pasado, el país produjo más de 12 millones de coches eléctricos (dos de cada tres vehículos eléctricos en todo el mundo) y exportó seis millones de coches, tanto de gasolina como eléctricos, a nivel mundial. Para gran consternación de los estadounidenses, BYD vende más que Tesla en países como Australia.
Incapaz de competir de manera justa, EEUU ha prohibido básicamente los coches eléctricos chinos y ha impuesto sanciones a más de 1.000 empresas tecnológicas chinas. Violando todas las normas de la OMC y las normas internacionales, EEUU también ha intimidado a los países vasallos europeos para que prohíban los productos 5G de Huawei y no vendan equipos de fabricación de chips semiconductores a China.
El objetivo delirante de los estadounidenses es contener a China imponiendo la política de “patio pequeño y cerca alta”, es decir, impedir que China avance en unos pocos sectores tecnológicos críticos.
Sin embargo, como demostró la empresa china de inteligencia artificial DeepSeek, los chinos están innovando rápidamente bajo presión. China está a sólo una gran innovación de dominar la fabricación de semiconductores (es decir, la litografía), y ese avance está destinado a suceder pronto.
En cuanto a la esperanza de EEUU de detener a China mediante una guerra caliente, China ha construido la armada más grande del mundo, misiles hipersónicos e incluso aviones de combate de sexta generación.
Todos los juegos de guerra (simulación) del Pentágono muestran que EEUU pierde ante China. Además, después de observar lo que sucedió en Ucrania, países como Filipinas no se atreverían a ser peones geopolíticos de EEUU.
Por lo tanto, Trump no puede paralizar a China con sus aranceles y guerras comerciales. Y a menos que planee imponer aranceles a todas las naciones comerciales, las corporaciones y los consumidores estadounidenses simplemente importarán productos chinos a través de México, Vietnam, India, etc. Los aranceles del multimillonario Trump harán miserables las vidas de los estadounidenses promedio al aumentar la inflación y el costo de la vida.
EEUU representa sólo el 10 por ciento del comercio internacional de China. El Sur Global –en especial aquellos que son miembros de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta– seguirá siendo el mayor comprador de productos chinos.
Europa, que podría estar desvinculándose de EEUU, se verá obligada a mirar hacia el Este en busca de socios comerciales y tecnológicos, lo que hará que EEUU sean aún más irrelevante en el escenario mundial.
¿Cómo de confiados están los funcionarios chinos en ganar la guerra comercial? Consideremos la sorprendente declaración oficial de la embajada china en EEUU: “Si lo que EEUU quieren es una guerra, ya sea una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos listos para luchar hasta el final”.
12 de marzo de 2025
Los comentarios de Timothy Ash sobre la desaparición de la OTAN ponen de relieve las crecientes preocupaciones europeas sobre los compromisos de seguridad de Estados Unidos, mientras los líderes se apresuran a reforzar sus propias defensas en medio de la incertidumbre sobre el continuo apoyo militar estadounidense.
La Unión Europea está absolutamente desolada. Sigue sin estar claro por qué está ocurriendo esto exactamente.
…si la corporación no puede ofrecer mejores salarios y condiciones a sus trabajadores, sino sólo una mayor inflación y el colapso de los servicios públicos, eso podría provocar graves problemas dentro de la corporación. Esté atento a este espacio.
Las Dos Sesiones, parte de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, celebradas la semana pasada en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, fueron un asunto bastante serio.
Si Europa pretende reemplazar a EEUU, será extremadamente caro, muy costoso políticamente y fracasará.
Un par de lecciones para ignorantes ("progres")
Ya está aprobado lo de los 800.000 millones de euros para el rearme. He estado una semana fuera y de esa semana cuatro días han sido del monotema por parte del estercolero mediático. La campaña para que los borregos (nosotros) asumamos e interioricemos que es necesario está a toda máquina.
La condesa de la UE afirma que tiene que hacerse porque "nuestros valores europeos, la democracia, la libertad y el Estado de derecho están amenazados". No hay ni una sola verdad en estas palabras, pero da igual. El zombi conocido como Unión Europea se arma para "defender la democracia", una democracia que no funciona cuando el rearme no será votado ni por los parlamentos nacionales ni siquiera por ese engendro que es el Parlamento Europeo, con unos "valores democráticos" que desaparecen en Rumanía al censurar a un candidato, y con una libertad que nos permitirá morirnos bajo un puente en vez de esos inútiles hospitales que serán convertidos en lugares militares. Todo lo que no sea para el rearme son bagatelas inútiles. Como las pensiones, la salud, la educación.
Todo es parte del nauseabundo guión "democrático" que escenifica Occidente: asustar para que sea viable, limpio y ecológico el suicidio colectivo. Se cancelan elecciones para que no ganen quienes no gustan, se satanizan a los que ganan cuando no gustan, y todo en nombre de "nuestros valores, la democracia, la libertad y el Estado de derecho". Bueno, no importa. Para defender "nuestros valores, la democracia, la libertad y el Estado de derecho" hacemos lo que haga falta, sobre todo mandar todo eso tan bonito a la mierda. Faltaría más.
Supongo que es una perogrullada decir que no es una buena idea hacer lo que está haciendo el zombi conocido como Unión Europea cuando el malo malísimo tiene 6.000 armas nucleares, pero esta es una minucia. Como no es una buena idea apostar, como seguro hace el zombi europeo, a que esas armas no se van a utilizar por mucho que pinchemos al oso. Como supongo que es una estupidez decir que si ya la OTAN gastó 1'34 billones de dólares en el año 2023 (datos del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz) y esas armas no han servido para nada porque están ardiendo maravillosamente en el país 404, antes conocido como Ucrania, no va a servir de mucho que ahora pongan 800.000 millones más. Eso por no mencionar que el país que las está haciendo arder apenas gasta 110.000 millones, una décima parte.
Si os molestáis en ver lo que publica el instituto sueco veréis que, en referencia a Europa, solo Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y Polonia gastaron 270.000 millones de dólares en armas ese año 2023. Aproximadamente dos veces y media el gasto militar de Rusia. Así que ¿de qué están hablando estos psicópatas? ¿defendernos de un enemigo al que se le ha terminado todo, como nos han dicho estos tres años, que combate con palas y caballos y así? Algo no cuadra. O mejor, no debería cuadrar porque estos psicópatas han logrado lo imposible: la cuadratura del círculo para deleite de los borregos (nosotros).
La esencia del zombi europeo y sus "valores" y su "democracia" es que vive en una maraña de falsedades. Y la supuesta "progresía" las secunda. Como ya os dije, y es lo que ni los carcas ni los supuestos "progres" dicen, la realidad es que salvo una parte de ese dinero (150.000 millones) el resto, es decir, 650.000 millones, saldrá de los "fondos de cohesión", es decir, de los propios instrumentos financieros creados para “reducir las disparidades económicas, sociales y territoriales entre los Estados miembros y las regiones de la UE”. Sus mentiras dan asco, aunque bien mirado no sé quién da más asco, si ellos o nosotros, los borregos.
Sin embargo, la verdadera "disuasión" no es todo este montón de chatarra, como está quedando en claro en el país 404, sino las armas nucleares. Y solo hay dos países, Francia y Gran Bretaña, que las tienen. Pero entre los dos países no llegan al 10% de las que posee Rusia. Así que estos "gallos atómicos" no son otra cosa que vulgares asustaniños cuando, además, Rusia ni siquiera se tiene que molestar en utilizar sus armas nucleares porque tiene las hipersónicas, de las que carece todo Occidente.
Luego está otra cosa: el envejecimiento de la población. El zombi europeo terminará, o mejor, empezará lo mismo que el país 404: enviando como carne de cañón a viejos porque no hay jóvenes. Aunque, y es el caso de España al menos, siempre se puede recurrir a los inmigrantes, que forman una parte nada desdeñable del ejército español. Siempre será mejor que echarles al mar (una idea gratis para los fascistas y su racismo).
Y, por último, el esperpento de la supuesta izquierda con todo esto. Porque hay un sector nada despreciable de la supuesta izquierda que lo apoya.
Para este hatajo de ignorantes (hatajo, con hache, es un pequeño grupo de ganado y aquí se usa como despectivo de este grupo de borregos "progres") hay que hacer una diferenciación entre "defensa común", que algunos están diciendo, y "defensa colectiva", como también dicen algunos.
Dejadme que me luzca un poco porque este es mi tema, el Derecho Internacional Público. Hay una página del zombi conocido como Unión Europea, Eur-Lex, donde se recogen todas estas cosas y es más que recomendable que alguien se dedique a verlo de vez en cuando.
Aquí se dice a las claras que “El Tratado de Lisboa incorpora a las normas europeas aplicables a la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) una cláusula de defensa colectiva (artículo 42, apartado 7, del Tratado de la Unión Europea). Si un Estado miembro es víctima de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros están obligados a prestarle ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance. Esta obligación se entiende sin perjuicio de los compromisos asumidos por los Estados miembros en el marco de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”. Esto y no otra cosa, es lo que están reclamando los psicópatas belicistas, con la condesa y Macron a la cabeza y lo que plantean para el país 404.
Por el contrario, la "defensa común" es lo que durante un tiempo se conoció como Unión Europea Occidental (que saltó por los aires con la agresión a Yugoslavia en 1999) y que no terminó de cuajar por el enfrentamiento entre Gran Bretaña y Francia por quién la encabezaba por ser los dos países con armas nucleares. Es lo mismo que estamos viendo ahora. La UEO surgió como posibilidad en 1991 con la disolución de la URSS y cobró algo de cuerpo en 1992. Como digo, se fue al garete en 1999 al aceptar, como buenos vasallos, la guerra lanzada contra Yugoslavia por EEUU a través de la OTAN cuando Europa abogaba por los Acuerdos de Rambouillet.
En síntesis, la "defensa común" ha sido otra de las falsedades recurrentes del zombi europeo porque tras ella se han escondido guerras abiertas en Kosovo, en Libia, en Siria... Si hay que hacer caso al derecho europeo (véase de nuevo Eur-Lex) se ha aplicado a "misiones humanitarias o de evacuación; misiones de prevención de conflictos y misiones de mantenimiento de la paz; misiones de unidades de combate para la gestión de crisis, incluidas operaciones de consolidación de la paz; acciones conjuntas en materia de desarme; misiones de asesoramiento y asistencia militar; operaciones de estabilización al final de los conflictos”. Esto y el "derecho de injerencia" y las "guerras humanitarias" es lo mismo.
“La Política Común de Seguridad y Defensa de la UE (PCSD) es parte integral de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) de la UE. Prevé la definición progresiva de una política de defensa común de la Unión Europea y tiene por objeto permitir a la Unión Europea reforzar sus capacidades militares y desplegar misiones fuera de la UE para el mantenimiento de la paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la seguridad internacional, de conformidad con los principios de la Carta de las Naciones Unidas. La PCSD respeta las obligaciones de ciertos Estados que consideran que su defensa común se logra a través de la OTAN. Está cubierto por los artículos 42 a 46 del Tratado de la Unión Europea. Las decisiones relativas a la PCSD las adopta el Consejo de la Unión Europea por unanimidad. Sin embargo, son posibles algunas excepciones, como cuando el Consejo adopta decisiones de aplicación de una decisión de la UE o en el caso de determinadas decisiones relativas a la Agencia Europea de Defensa (AED) y a la Cooperación Estructurada Permanente (CEP), en las que las decisiones se toman por mayoría cualificada. El Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad será responsable de proponer y ejecutar las decisiones de la PCSD".
Hay una diferencia clara entre la "defensa colectiva" y la "defensa común", aunque detrás de esta última se esconde también la voluntad de librar una guerra fuera de las fronteras nacionales de los países miembros del zombi europeo. Sin embargo, es más limitada que la primera, de ahí que los psicópatas (también con Macron a la cabeza) anden insistiendo en lo del envío de tropas al país 404 "para el mantenimiento de la paz". Pero para eso tiene que haber un mando unificado, y de nuevo tenemos el problema de la UEO entre Francia y Gran Bretaña, los dos países que se están peleando por quién envía tropas y quién las manda en el país 404.
¿Qué dicen a esto los "progres"? Nada porque no saben nada. Quienes defienden una u otra postura se sitúan en el mismo bando: el belicismo. Siendo benévolo, que no lo soy, diría que sueñan con una Europa imperialista pero "políticamente correcta". Siendo una mala persona, como soy, digo que no solo son hipócritas, sino profundamente ignorantes.
P.D. 1.- A finales de febrero la condesa de la UE visitó India para, entre otras cosas, pedir a este país que se sumase a las sanciones -ilegales, según el derecho internacional- contra Rusia. Cuando os lo comenté dije que la tipa esta, fiel reflejo de los psicópatas que nos gobiernan, reflejaba una ignorancia colonial de las que hacen época porque India ha dado muestra de su independencia y ha demostrado en estos tres años que los recursos energéticos rusos son vitales para ella. Justo lo contrario que han hecho los vasallos europeos, que han aceptado la presión de EEUU y se han desindustrializado.
Pues el lunes el Ministerio de Comercio e Industria de India hizo públicos los datos de sus aduanas en 2024 y se constata que el comercio entre Rusia e India ha crecido el 9'2% el año pasado, con un volumen total de 70.600 millones de dólares. Hay que tener en cuenta que ese comercio ha sido en sus propias monedas, el rublo y la rupia, por lo que no se ha utilizado ni el dólar ni el euro. Eso ha supuesto que Rusia se haya colocado en el cuarto socio comercial de India después de EEUU, China y Emiratos Árabes Unidos.
P.D. 2.- La ocupación nazi de Kursk es historia. Aún quedan 8 asentamientos pequeños en manos del país 404, pero la derrota es épica. Suya y de la OTAN, que fue quien la diseñó.
El Lince
La condesa de la UE afirma que tiene que hacerse porque "nuestros valores europeos, la democracia, la libertad y el Estado de derecho están amenazados". No hay ni una sola verdad en estas palabras, pero da igual. El zombi conocido como Unión Europea se arma para "defender la democracia", una democracia que no funciona cuando el rearme no será votado ni por los parlamentos nacionales ni siquiera por ese engendro que es el Parlamento Europeo, con unos "valores democráticos" que desaparecen en Rumanía al censurar a un candidato, y con una libertad que nos permitirá morirnos bajo un puente en vez de esos inútiles hospitales que serán convertidos en lugares militares. Todo lo que no sea para el rearme son bagatelas inútiles. Como las pensiones, la salud, la educación.
Todo es parte del nauseabundo guión "democrático" que escenifica Occidente: asustar para que sea viable, limpio y ecológico el suicidio colectivo. Se cancelan elecciones para que no ganen quienes no gustan, se satanizan a los que ganan cuando no gustan, y todo en nombre de "nuestros valores, la democracia, la libertad y el Estado de derecho". Bueno, no importa. Para defender "nuestros valores, la democracia, la libertad y el Estado de derecho" hacemos lo que haga falta, sobre todo mandar todo eso tan bonito a la mierda. Faltaría más.
Supongo que es una perogrullada decir que no es una buena idea hacer lo que está haciendo el zombi conocido como Unión Europea cuando el malo malísimo tiene 6.000 armas nucleares, pero esta es una minucia. Como no es una buena idea apostar, como seguro hace el zombi europeo, a que esas armas no se van a utilizar por mucho que pinchemos al oso. Como supongo que es una estupidez decir que si ya la OTAN gastó 1'34 billones de dólares en el año 2023 (datos del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz) y esas armas no han servido para nada porque están ardiendo maravillosamente en el país 404, antes conocido como Ucrania, no va a servir de mucho que ahora pongan 800.000 millones más. Eso por no mencionar que el país que las está haciendo arder apenas gasta 110.000 millones, una décima parte.
Si os molestáis en ver lo que publica el instituto sueco veréis que, en referencia a Europa, solo Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y Polonia gastaron 270.000 millones de dólares en armas ese año 2023. Aproximadamente dos veces y media el gasto militar de Rusia. Así que ¿de qué están hablando estos psicópatas? ¿defendernos de un enemigo al que se le ha terminado todo, como nos han dicho estos tres años, que combate con palas y caballos y así? Algo no cuadra. O mejor, no debería cuadrar porque estos psicópatas han logrado lo imposible: la cuadratura del círculo para deleite de los borregos (nosotros).
La esencia del zombi europeo y sus "valores" y su "democracia" es que vive en una maraña de falsedades. Y la supuesta "progresía" las secunda. Como ya os dije, y es lo que ni los carcas ni los supuestos "progres" dicen, la realidad es que salvo una parte de ese dinero (150.000 millones) el resto, es decir, 650.000 millones, saldrá de los "fondos de cohesión", es decir, de los propios instrumentos financieros creados para “reducir las disparidades económicas, sociales y territoriales entre los Estados miembros y las regiones de la UE”. Sus mentiras dan asco, aunque bien mirado no sé quién da más asco, si ellos o nosotros, los borregos.
Sin embargo, la verdadera "disuasión" no es todo este montón de chatarra, como está quedando en claro en el país 404, sino las armas nucleares. Y solo hay dos países, Francia y Gran Bretaña, que las tienen. Pero entre los dos países no llegan al 10% de las que posee Rusia. Así que estos "gallos atómicos" no son otra cosa que vulgares asustaniños cuando, además, Rusia ni siquiera se tiene que molestar en utilizar sus armas nucleares porque tiene las hipersónicas, de las que carece todo Occidente.
Luego está otra cosa: el envejecimiento de la población. El zombi europeo terminará, o mejor, empezará lo mismo que el país 404: enviando como carne de cañón a viejos porque no hay jóvenes. Aunque, y es el caso de España al menos, siempre se puede recurrir a los inmigrantes, que forman una parte nada desdeñable del ejército español. Siempre será mejor que echarles al mar (una idea gratis para los fascistas y su racismo).
Y, por último, el esperpento de la supuesta izquierda con todo esto. Porque hay un sector nada despreciable de la supuesta izquierda que lo apoya.
Para este hatajo de ignorantes (hatajo, con hache, es un pequeño grupo de ganado y aquí se usa como despectivo de este grupo de borregos "progres") hay que hacer una diferenciación entre "defensa común", que algunos están diciendo, y "defensa colectiva", como también dicen algunos.
Dejadme que me luzca un poco porque este es mi tema, el Derecho Internacional Público. Hay una página del zombi conocido como Unión Europea, Eur-Lex, donde se recogen todas estas cosas y es más que recomendable que alguien se dedique a verlo de vez en cuando.
Aquí se dice a las claras que “El Tratado de Lisboa incorpora a las normas europeas aplicables a la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) una cláusula de defensa colectiva (artículo 42, apartado 7, del Tratado de la Unión Europea). Si un Estado miembro es víctima de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros están obligados a prestarle ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance. Esta obligación se entiende sin perjuicio de los compromisos asumidos por los Estados miembros en el marco de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)”. Esto y no otra cosa, es lo que están reclamando los psicópatas belicistas, con la condesa y Macron a la cabeza y lo que plantean para el país 404.
Por el contrario, la "defensa común" es lo que durante un tiempo se conoció como Unión Europea Occidental (que saltó por los aires con la agresión a Yugoslavia en 1999) y que no terminó de cuajar por el enfrentamiento entre Gran Bretaña y Francia por quién la encabezaba por ser los dos países con armas nucleares. Es lo mismo que estamos viendo ahora. La UEO surgió como posibilidad en 1991 con la disolución de la URSS y cobró algo de cuerpo en 1992. Como digo, se fue al garete en 1999 al aceptar, como buenos vasallos, la guerra lanzada contra Yugoslavia por EEUU a través de la OTAN cuando Europa abogaba por los Acuerdos de Rambouillet.
En síntesis, la "defensa común" ha sido otra de las falsedades recurrentes del zombi europeo porque tras ella se han escondido guerras abiertas en Kosovo, en Libia, en Siria... Si hay que hacer caso al derecho europeo (véase de nuevo Eur-Lex) se ha aplicado a "misiones humanitarias o de evacuación; misiones de prevención de conflictos y misiones de mantenimiento de la paz; misiones de unidades de combate para la gestión de crisis, incluidas operaciones de consolidación de la paz; acciones conjuntas en materia de desarme; misiones de asesoramiento y asistencia militar; operaciones de estabilización al final de los conflictos”. Esto y el "derecho de injerencia" y las "guerras humanitarias" es lo mismo.
“La Política Común de Seguridad y Defensa de la UE (PCSD) es parte integral de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) de la UE. Prevé la definición progresiva de una política de defensa común de la Unión Europea y tiene por objeto permitir a la Unión Europea reforzar sus capacidades militares y desplegar misiones fuera de la UE para el mantenimiento de la paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la seguridad internacional, de conformidad con los principios de la Carta de las Naciones Unidas. La PCSD respeta las obligaciones de ciertos Estados que consideran que su defensa común se logra a través de la OTAN. Está cubierto por los artículos 42 a 46 del Tratado de la Unión Europea. Las decisiones relativas a la PCSD las adopta el Consejo de la Unión Europea por unanimidad. Sin embargo, son posibles algunas excepciones, como cuando el Consejo adopta decisiones de aplicación de una decisión de la UE o en el caso de determinadas decisiones relativas a la Agencia Europea de Defensa (AED) y a la Cooperación Estructurada Permanente (CEP), en las que las decisiones se toman por mayoría cualificada. El Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad será responsable de proponer y ejecutar las decisiones de la PCSD".
Hay una diferencia clara entre la "defensa colectiva" y la "defensa común", aunque detrás de esta última se esconde también la voluntad de librar una guerra fuera de las fronteras nacionales de los países miembros del zombi europeo. Sin embargo, es más limitada que la primera, de ahí que los psicópatas (también con Macron a la cabeza) anden insistiendo en lo del envío de tropas al país 404 "para el mantenimiento de la paz". Pero para eso tiene que haber un mando unificado, y de nuevo tenemos el problema de la UEO entre Francia y Gran Bretaña, los dos países que se están peleando por quién envía tropas y quién las manda en el país 404.
¿Qué dicen a esto los "progres"? Nada porque no saben nada. Quienes defienden una u otra postura se sitúan en el mismo bando: el belicismo. Siendo benévolo, que no lo soy, diría que sueñan con una Europa imperialista pero "políticamente correcta". Siendo una mala persona, como soy, digo que no solo son hipócritas, sino profundamente ignorantes.
P.D. 1.- A finales de febrero la condesa de la UE visitó India para, entre otras cosas, pedir a este país que se sumase a las sanciones -ilegales, según el derecho internacional- contra Rusia. Cuando os lo comenté dije que la tipa esta, fiel reflejo de los psicópatas que nos gobiernan, reflejaba una ignorancia colonial de las que hacen época porque India ha dado muestra de su independencia y ha demostrado en estos tres años que los recursos energéticos rusos son vitales para ella. Justo lo contrario que han hecho los vasallos europeos, que han aceptado la presión de EEUU y se han desindustrializado.
Pues el lunes el Ministerio de Comercio e Industria de India hizo públicos los datos de sus aduanas en 2024 y se constata que el comercio entre Rusia e India ha crecido el 9'2% el año pasado, con un volumen total de 70.600 millones de dólares. Hay que tener en cuenta que ese comercio ha sido en sus propias monedas, el rublo y la rupia, por lo que no se ha utilizado ni el dólar ni el euro. Eso ha supuesto que Rusia se haya colocado en el cuarto socio comercial de India después de EEUU, China y Emiratos Árabes Unidos.
P.D. 2.- La ocupación nazi de Kursk es historia. Aún quedan 8 asentamientos pequeños en manos del país 404, pero la derrota es épica. Suya y de la OTAN, que fue quien la diseñó.
El Lince
Desde hace un mes la acumulación de acontecimientos críticos alrededor de Estados Unidos, de Ucrania y de la Unión Europea está resultando cada vez más difícil de interpretar ya que cada una de las potencias implicadas trata de disimular sus cartas. Los dirigentes europeos asumen una posición aparentemente estúpida, asegurando que persisten en su apoyo a los nacionalistas integristas ucranianos mientras que los gobiernos de Estados Unidos y Rusia ya se han puesto de acuerdo sobre la necesidad de restaurar la paz. Pero es posible que las reuniones diplomáticas de muy alto nivel estén sirviendo para escamotear otro asunto: la prevención de una importante crisis económica en Occidente. En ese caso, Washington tiene que aterrorizar a sus aliados para obligarlos a asumir el peso de la deuda estadounidense.
Cómo la propuesta de Putin de una Gran Eurasia podría salvar al continente de la hegemonía occidental
Eurasia necesita una estructura continental como la Unión Africana, cree el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov. ¿Qué implica eso?
El concepto de la Gran Asociación Euroasiática, propuesto por el presidente ruso Vladimir Putin en 2015, reemplazaría al obsoleto plan de la "Gran Europa" (desde Lisboa hasta Vladivostok).
¿Qué podría ofrecer al continente?
2015: Putin propuso el concepto como parte de un camino hacia un orden mundial justo y multipolar basado en una cooperación igualitaria y mutuamente beneficiosa.
2016: Calificó a la Unión Económica Euroasiática (UEE) como un centro de integración clave y afirmó que el proyecto está abierto a todos, incluida la UE.
2017: Putin describió el concepto como un "proyecto de civilización" que transformaría el panorama político y económico de Eurasia.
2022: En medio de las sanciones occidentales y la congelación de activos, Putin pide una estrategia económica integral para la Gran Eurasia, enfatizando que cada vez más naciones están siguiendo políticas independientes.
Junio de 2024: Putin pidió la expansión de los asentamientos en monedas nacionales, sistemas de pago independientes y corredores de transporte dentro del Gran Espacio Euroasiático.
Ese mismo mes, Putin destacó el papel del Gran Espacio Euroasiático como base socioeconómica de un “nuevo sistema de seguridad indivisible” y encargó al Ministerio de Asuntos Exteriores que impulsara los acuerdos internacionales en consecuencia.
Marzo de 2025: Rusia no impone nada, pero inicia una discusión sobre una visión de la estructura continental de Eurasia, que podría servir de base para una futura arquitectura de seguridad, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
Eurasia necesita una estructura continental como la Unión Africana, cree el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov. ¿Qué implica eso?
El concepto de la Gran Asociación Euroasiática, propuesto por el presidente ruso Vladimir Putin en 2015, reemplazaría al obsoleto plan de la "Gran Europa" (desde Lisboa hasta Vladivostok).
¿Qué podría ofrecer al continente?
- Red de Zonas Francas
- Asociaciones comerciales y económicas entre bloques
- Liquidaciones ampliadas en monedas nacionales y sistemas de pago independientes
- Desarrollo de corredores de transporte euroasiáticos
- La base de una seguridad indivisible en el continente
- Integridad territorial, soberanía económica y protección cultural y social de los Estados miembros
- Una plataforma común para la resolución de disputas y la prevención de conflictos
2015: Putin propuso el concepto como parte de un camino hacia un orden mundial justo y multipolar basado en una cooperación igualitaria y mutuamente beneficiosa.
2016: Calificó a la Unión Económica Euroasiática (UEE) como un centro de integración clave y afirmó que el proyecto está abierto a todos, incluida la UE.
2017: Putin describió el concepto como un "proyecto de civilización" que transformaría el panorama político y económico de Eurasia.
2022: En medio de las sanciones occidentales y la congelación de activos, Putin pide una estrategia económica integral para la Gran Eurasia, enfatizando que cada vez más naciones están siguiendo políticas independientes.
Junio de 2024: Putin pidió la expansión de los asentamientos en monedas nacionales, sistemas de pago independientes y corredores de transporte dentro del Gran Espacio Euroasiático.
Ese mismo mes, Putin destacó el papel del Gran Espacio Euroasiático como base socioeconómica de un “nuevo sistema de seguridad indivisible” y encargó al Ministerio de Asuntos Exteriores que impulsara los acuerdos internacionales en consecuencia.
Marzo de 2025: Rusia no impone nada, pero inicia una discusión sobre una visión de la estructura continental de Eurasia, que podría servir de base para una futura arquitectura de seguridad, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov.
13 de marzo de 2025
¿ Qué clase de “autonomía estratégica” puede tener un grupo de 27 países con objetivos a menudo divergentes que dependen de una red satelital privada y de la cobertura nuclear de un “aliado reticente”?
Exposición en 25 puntos por Andrés Piqueras , profesor de la Universidad Jaume
15 de marzo de 2025
Si las guerras por delegación de Estados Unidos solo han acercado a Rusia e Irán más que nunca en su turbulenta historia como cuasi aliados recientemente, su interés común hoy también reside en la ingeniosidad de Trump para recibir ayuda de Putin y normalizar las relaciones entre Estados Unidos e Irán.
16 de marzo de 2025
Mientras Estados Unidos aplica una fuerte presión sobre sus aliados tradicionales en Islamabad y trabaja horas extra para cultivar relaciones de amplio espectro con los viejos aliados de Moscú en Nueva Delhi, Pakistán está adoptando lentamente la visión rusa —y china— de la integración de Asia occidental y meridional.
Las innovaciones chinas ya están llegando con fuerza y rapidez. Desde el 5G superior de Huawei, los misiles hipersónicos líderes mundiales del Ejército Popular de Liberación, los drones de DJI, los robots humanoides de Unitree, hasta el ordenador cuántico superconductor de tercera generación Origin Wukong y la interfaz cerebro-ordenador Neural Electronic Opportunity (NEO) de la Universidad de Tsinghua, los avances tecnológicos de China son amplios y se aceleran.