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Eliminación de remesas, un golpe de Trump a la familia cubana
Por: Carlos Rafael Dieguez
Un país debe vivir de lo que produce, no de las remesas, bajo este mensaje promovido en las redes sociales, Washington busca vender la idea de eliminar las remesas a Cuba. De esta manera, la administración Trump anunció el
pasado 23 de octubre nuevas medidas que afectarían el envío de dinero a la Isla.
Esta medida no puede verse aislada a la escalada inédita, durante este año, del recrudecimiento del bloqueo económico, financiero y comercial que por casi seis décadas Estados Unidos ha ejercido contra Cuba; pretendiendo así que los cubanos culpen a su gobierno por las privaciones derivadas del mismo.
Si bien la medida resulta impopular entre un número significativo de cubanoamericanos, la Casa Blanca pretende justificar sus sucias políticas de asfixia económica promoviendo la idea de no contribuir al desarrollo del Estado
cubano.
Cabe destacar entonces que las remesas son transacciones unilaterales voluntarias que responden a los vínculos familiares entre los países, no donaciones ni ayudas oficiales. En este sentido, las familias cubanas beneficiadas por las remesas tendrán que reducir drásticamente su capacidad de consumir bienes y servicios, ahorrar o invertir su dinero.
Los cubanoamericanos son el único grupo de inmigrantes al que el gobierno de EE.UU. y un sector con poder de sus propios connacionales, han limitado la capacidad de ayudar a sus familiares.
Sucesivos gobiernos estadounidenses han restringido el derecho que tiene todo migrante de ayudar a sus familias, a excepción de Barack Obama, quien consecuente a su política de ampliar el sector privado en Cuba, favoreció la
llegada de dinero a la población isleña.
Aunque resulta difícil determinar el volumen de las remesas enviadas, debido a la multiplicidad de vías empleadas, el Departamento de Estado de los Estados Unidos estimó que, entre 2012 y 2016, esta cifra se ubicó entre 1.4 y 2 mil millones de dólares anuales.
Tomando como referencia la cifra mayor, Cuba no se ubica entre los primeros países que reciben remesas, sin embargo la nación norteña no ha aplicado ninguna medida restrictiva en tal sentido contra países como México, China, India, Filipinas o Vietnam, que lideran las estadísticas.
Podría afirmarse entonces que la obsesión del actual ocupante de la Casa Blanca en este tema solo puede entenderse en el contexto de su pacto con la extrema derecha de origen cubano, para ganarlos como adeptos en las elecciones presidenciales del venidero 3 de noviembre.
pasado 23 de octubre nuevas medidas que afectarían el envío de dinero a la Isla.
Esta medida no puede verse aislada a la escalada inédita, durante este año, del recrudecimiento del bloqueo económico, financiero y comercial que por casi seis décadas Estados Unidos ha ejercido contra Cuba; pretendiendo así que los cubanos culpen a su gobierno por las privaciones derivadas del mismo.
Si bien la medida resulta impopular entre un número significativo de cubanoamericanos, la Casa Blanca pretende justificar sus sucias políticas de asfixia económica promoviendo la idea de no contribuir al desarrollo del Estado
cubano.
Cabe destacar entonces que las remesas son transacciones unilaterales voluntarias que responden a los vínculos familiares entre los países, no donaciones ni ayudas oficiales. En este sentido, las familias cubanas beneficiadas por las remesas tendrán que reducir drásticamente su capacidad de consumir bienes y servicios, ahorrar o invertir su dinero.
Los cubanoamericanos son el único grupo de inmigrantes al que el gobierno de EE.UU. y un sector con poder de sus propios connacionales, han limitado la capacidad de ayudar a sus familiares.
Sucesivos gobiernos estadounidenses han restringido el derecho que tiene todo migrante de ayudar a sus familias, a excepción de Barack Obama, quien consecuente a su política de ampliar el sector privado en Cuba, favoreció la
llegada de dinero a la población isleña.
Aunque resulta difícil determinar el volumen de las remesas enviadas, debido a la multiplicidad de vías empleadas, el Departamento de Estado de los Estados Unidos estimó que, entre 2012 y 2016, esta cifra se ubicó entre 1.4 y 2 mil millones de dólares anuales.
Tomando como referencia la cifra mayor, Cuba no se ubica entre los primeros países que reciben remesas, sin embargo la nación norteña no ha aplicado ninguna medida restrictiva en tal sentido contra países como México, China, India, Filipinas o Vietnam, que lideran las estadísticas.
Podría afirmarse entonces que la obsesión del actual ocupante de la Casa Blanca en este tema solo puede entenderse en el contexto de su pacto con la extrema derecha de origen cubano, para ganarlos como adeptos en las elecciones presidenciales del venidero 3 de noviembre.
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