"Argentina y Chile son países indisolublemente hermanados”, dijo Alberto Fernández Fernández
BAE Negocios 27 de enero de 2021
El presidente Alberto Fernández aseguró que “Argentina y Chile son países indisolublemente hermanados” al encabezar junto a su par trasandino, Sebastián Piñera, la firma de acuerdos y de una Declaración Conjunta en el Palacio de La Moneda, en el marco de su Visita de Estado.
“Estoy aquí con el presidente Piñera para ver cómo afrontamos el futuro juntos, chilenos y argentinos, en unidad, como corresponde, y tratando de ver cómo ponemos de pie a nuestros países y al continente, después de un golpe muy duro como ha sido el de la pandemia”, aseguró el mandatario argentino.
Por su parte, el presidente Sebastián Piñera aseguró que “esta visita refleja la voluntad y el compromiso de ambos gobiernos y países de seguir estrechando lazos de amistad y colaboración, los lazos que son históricos y profundos”.
El mandatario chileno calificó a esta primera visita del presidente Fernández a Chile como “fructífera y fecunda” ya que permitió trazar una “hoja de ruta de cómo seguir profundizando las relaciones de amistad y colaboración entre la Argentina y Chile”.
Los presidentes se manifestaron en estos términos al encabezar el acto de firma de acuerdos y de una declaración conjunta en el Patio de los Naranjos del Palacio de La Moneda.
En primer lugar, el ministro de Salud, Ginés González García, y los ministros chilenos de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand; y de Salud, Enrique Paris, suscribieron un acuerdo de cooperación en materia sanitaria.
Luego, los ministros de Relaciones Exteriores de la Argentina, Felipe Solá, y de Chile, Andrés Allamand, convinieron establecer un nuevo funcionamiento y coordinación del control integrado de frontera en el paso San Sebastián, ubicado al norte de la Isla Grande de Tierra del Fuego, en recintos instalados en cada país.
El área de control integrado estará constituida por la ruta de acceso desde dichos recintos hasta el límite internacional, y ambos países asumirán los costos de adecuación y operación, incluyendo el mantenimiento, reparaciones y mejoras necesarias para el funcionamiento normal de los complejos en sus respectivos territorios y el desempeño de los funcionarios.
Además, ambos cancilleres suscribieron un acuerdo sobre el reconocimiento recíproco y canje de licencias de conducir, por el cual los ciudadanos de la Argentina y Chile podrán manejar temporalmente vehículos en el país vecino con licencias en vigor, sin que deban realizar las pruebas teóricas y prácticas exigidas para su obtención.
Por último, los presidentes Alberto Fernández y Sebastián Piñera suscribieron una declaración conjunta que pone especial foco en los temas de conectividad, infraestructura, integración física y digital, facilitación fronteriza, ampliación del comercio bilateral y cooperación en materia de salud, ciencia y turismo.
Además, el documento renueva el respaldo del “Gobierno de Chile a los legítimos derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes” y ratifica la necesidad de reanudar “las negociaciones a fin de encontrar, a la mayor brevedad posible, una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía”.
En el documento, los mandatarios destacaron la estrecha coordinación entre los servicios de frontera y de vialidad de ambos países y los avances en materia de facilitación y agilización fronteriza.
Expresaron también su beneplácito por la eliminación del cobro del servicio de roaming entre ambos países, y coincidieron en que el proyecto de cable submarino transpacífico, que conectará América del Sur con el Asia Pacifico, tiene un carácter estratégico tanto para Chile como para la Argentina e integrador para la región.
Estuvieron presentes en el acto de firma de la declaración conjunta el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el canciller Felipe Solá; los ministros de Defensa, Agustín Rossi, y de Salud, Ginés González García; el Secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; el Secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi, y la Asesora Presidencial, Cecilia Nicolini y el embajador Rafael Bielsa.
Asistieron a su vez al acto los gobernadores de Catamarca, Raúl Jalil; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Salta, Gustavo Sáenz, y de San Juan, Sergio Uñac.
En tanto, por la parte chilena estuvieron la Primera Dama, Cecilia Morel; los ministros de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand; de Interior, Rodrigo Delgado; de Salud, Enrique Paris; y de Defensa (S) Cristián de la Maza; y el embajador de Chile en Argentina, Nicolás Monckeberg.
Recuerdo que, en el campo público operativo, de cara a las multitudes, el Vaticano reemplazó a Gran Bretaña como actor mediador y/o cuasi arbitral cuando fue ungido como "Papa", tras el crimen de Albino Luciani (Juan Pablo I), el hombre polaco que era amigo personal de Zbigniew Brzezinski y que trabajó para el dominio de la élite estadounidense de gestión global ("Pax Americana"), me refiero a Karol Wojtyla, alias Juan Pablo II.
“Estoy aquí con el presidente Piñera para ver cómo afrontamos el futuro juntos, chilenos y argentinos, en unidad, como corresponde, y tratando de ver cómo ponemos de pie a nuestros países y al continente, después de un golpe muy duro como ha sido el de la pandemia”, aseguró el mandatario argentino.
Por su parte, el presidente Sebastián Piñera aseguró que “esta visita refleja la voluntad y el compromiso de ambos gobiernos y países de seguir estrechando lazos de amistad y colaboración, los lazos que son históricos y profundos”.
El mandatario chileno calificó a esta primera visita del presidente Fernández a Chile como “fructífera y fecunda” ya que permitió trazar una “hoja de ruta de cómo seguir profundizando las relaciones de amistad y colaboración entre la Argentina y Chile”.
Los presidentes se manifestaron en estos términos al encabezar el acto de firma de acuerdos y de una declaración conjunta en el Patio de los Naranjos del Palacio de La Moneda.
En primer lugar, el ministro de Salud, Ginés González García, y los ministros chilenos de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand; y de Salud, Enrique Paris, suscribieron un acuerdo de cooperación en materia sanitaria.
Luego, los ministros de Relaciones Exteriores de la Argentina, Felipe Solá, y de Chile, Andrés Allamand, convinieron establecer un nuevo funcionamiento y coordinación del control integrado de frontera en el paso San Sebastián, ubicado al norte de la Isla Grande de Tierra del Fuego, en recintos instalados en cada país.
El área de control integrado estará constituida por la ruta de acceso desde dichos recintos hasta el límite internacional, y ambos países asumirán los costos de adecuación y operación, incluyendo el mantenimiento, reparaciones y mejoras necesarias para el funcionamiento normal de los complejos en sus respectivos territorios y el desempeño de los funcionarios.
Además, ambos cancilleres suscribieron un acuerdo sobre el reconocimiento recíproco y canje de licencias de conducir, por el cual los ciudadanos de la Argentina y Chile podrán manejar temporalmente vehículos en el país vecino con licencias en vigor, sin que deban realizar las pruebas teóricas y prácticas exigidas para su obtención.
Por último, los presidentes Alberto Fernández y Sebastián Piñera suscribieron una declaración conjunta que pone especial foco en los temas de conectividad, infraestructura, integración física y digital, facilitación fronteriza, ampliación del comercio bilateral y cooperación en materia de salud, ciencia y turismo.
Además, el documento renueva el respaldo del “Gobierno de Chile a los legítimos derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes” y ratifica la necesidad de reanudar “las negociaciones a fin de encontrar, a la mayor brevedad posible, una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía”.
En el documento, los mandatarios destacaron la estrecha coordinación entre los servicios de frontera y de vialidad de ambos países y los avances en materia de facilitación y agilización fronteriza.
Expresaron también su beneplácito por la eliminación del cobro del servicio de roaming entre ambos países, y coincidieron en que el proyecto de cable submarino transpacífico, que conectará América del Sur con el Asia Pacifico, tiene un carácter estratégico tanto para Chile como para la Argentina e integrador para la región.
Estuvieron presentes en el acto de firma de la declaración conjunta el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el canciller Felipe Solá; los ministros de Defensa, Agustín Rossi, y de Salud, Ginés González García; el Secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; el Secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi, y la Asesora Presidencial, Cecilia Nicolini y el embajador Rafael Bielsa.
Asistieron a su vez al acto los gobernadores de Catamarca, Raúl Jalil; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Salta, Gustavo Sáenz, y de San Juan, Sergio Uñac.
En tanto, por la parte chilena estuvieron la Primera Dama, Cecilia Morel; los ministros de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand; de Interior, Rodrigo Delgado; de Salud, Enrique Paris; y de Defensa (S) Cristián de la Maza; y el embajador de Chile en Argentina, Nicolás Monckeberg.
Recuerdo que, en el campo público operativo, de cara a las multitudes, el Vaticano reemplazó a Gran Bretaña como actor mediador y/o cuasi arbitral cuando fue ungido como "Papa", tras el crimen de Albino Luciani (Juan Pablo I), el hombre polaco que era amigo personal de Zbigniew Brzezinski y que trabajó para el dominio de la élite estadounidense de gestión global ("Pax Americana"), me refiero a Karol Wojtyla, alias Juan Pablo II.
Nota de Diego Pappalardo: Es positiva la declaración conjunta de ambos estados que marca una línea de continuidad con la convergencia *declarativa* bilateral de las últimas décadas.
Por ejemplo, en el Tratado de Paz y Amistad, firmado en 1984, por el conflicto de la zona del Canal Beagle Argentina (con el socialdemócrata Alfonsín como Presidente) y Chile (bajo la autoridad estatal del General Pinochet) reafirmaron los derechos legítimos territoriales antárticos que tienen ambos países.
Debido a ese Tratado, Chile se quedaría con tres Islas (Picton, Lenox y Nueva) que estaban en disputa entre las partes y que el árbitro, la Corona Gran Bretaña, con respaldo del Vaticano, le concedió a Chile a finales de la década de 1970.
Chile venía reconociendo los derechos argentinos en el Atlántico Sur porque Argentina, en 1902, aceptó su neutralidad en el Océano Pacífico.
Cuando el neoliberal Menem asumió la Presidencia de la Argentina y la jefatura nacional del Partido Justicialista, tras la gestión gubernamental desastrosa y ruinosa de Alfonsín, encarnó las "relaciones carnales" con la base de poder anglo-norteamericana, impulsando el Acuerdo de Complementación Económica del Tratado de 1984 con su par chileno, Patricio Aylwin, demócrata cristiano, quien, como se sabe, fue el primer mandatario presidencial elegido por las urnas desde 1973 debido a la vuelta del régimen de partidos y del sistema democrático ( a partir de 1989) por los cuales habían apostado David Rockefeller, la Fundación Ford y George Soros.
Como consecuencia de la concertación Menem-Aylwin, Chile declaró oficialmente en septiembre de 1993 su "respaldo a las reclamaciones argentinas sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes".
En suma, la declaración chileno-argentina de enero de 2021 no es nada nuevo, nada grandioso.
El asunto capital sigue siendo éste:
Si la Argentina y Chile tendrán competencias de Estados fuertes para hacer valer sus derechos de dominio efectivo en suelo antártico dentro de 15 o 25 años contra la geopolítica británica...o no.
Recuerdo que, en el campo público operativo, de cara a las multitudes, el Vaticano reemplazó a Gran Bretaña como actor mediador y/o cuasi arbitral cuando fue ungido como "Papa", tras el crimen de Albino Luciani (Juan Pablo I), el hombre polaco que era amigo personal de Zbigniew Brzezinski y que trabajó para el dominio de la élite estadounidense de gestión global ("Pax Americana"), me refiero a Karol Wojtyla, alias Juan Pablo II.
Por ejemplo, en el Tratado de Paz y Amistad, firmado en 1984, por el conflicto de la zona del Canal Beagle Argentina (con el socialdemócrata Alfonsín como Presidente) y Chile (bajo la autoridad estatal del General Pinochet) reafirmaron los derechos legítimos territoriales antárticos que tienen ambos países.
Debido a ese Tratado, Chile se quedaría con tres Islas (Picton, Lenox y Nueva) que estaban en disputa entre las partes y que el árbitro, la Corona Gran Bretaña, con respaldo del Vaticano, le concedió a Chile a finales de la década de 1970.
Chile venía reconociendo los derechos argentinos en el Atlántico Sur porque Argentina, en 1902, aceptó su neutralidad en el Océano Pacífico.
Cuando el neoliberal Menem asumió la Presidencia de la Argentina y la jefatura nacional del Partido Justicialista, tras la gestión gubernamental desastrosa y ruinosa de Alfonsín, encarnó las "relaciones carnales" con la base de poder anglo-norteamericana, impulsando el Acuerdo de Complementación Económica del Tratado de 1984 con su par chileno, Patricio Aylwin, demócrata cristiano, quien, como se sabe, fue el primer mandatario presidencial elegido por las urnas desde 1973 debido a la vuelta del régimen de partidos y del sistema democrático ( a partir de 1989) por los cuales habían apostado David Rockefeller, la Fundación Ford y George Soros.
Como consecuencia de la concertación Menem-Aylwin, Chile declaró oficialmente en septiembre de 1993 su "respaldo a las reclamaciones argentinas sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes".
En suma, la declaración chileno-argentina de enero de 2021 no es nada nuevo, nada grandioso.
El asunto capital sigue siendo éste:
Si la Argentina y Chile tendrán competencias de Estados fuertes para hacer valer sus derechos de dominio efectivo en suelo antártico dentro de 15 o 25 años contra la geopolítica británica...o no.
Recuerdo que, en el campo público operativo, de cara a las multitudes, el Vaticano reemplazó a Gran Bretaña como actor mediador y/o cuasi arbitral cuando fue ungido como "Papa", tras el crimen de Albino Luciani (Juan Pablo I), el hombre polaco que era amigo personal de Zbigniew Brzezinski y que trabajó para el dominio de la élite estadounidense de gestión global ("Pax Americana"), me refiero a Karol Wojtyla, alias Juan Pablo II.