¿Brasil o la UNASUR en el Consejo de Seguridad de la ONU?
Mario Ramos Fecha: 4 de enero de 2010
Como es conocido, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es el organismo encargado de mantener la paz y seguridad entre las naciones. A diferencia de otros entes adscritos a la ONU, el Consejo de Seguridad toma ‘resoluciones’ que teóricamente o de acuerdo a la Carta de la ONU, son de obligatorio cumplimiento de sus miembros.
En la historia de la ONU, ha habido países que debido a sus particulares intereses estratégicos o simplemente abusando de su poderío geopolítico, toman la actitud de tomarse la libertad de cumplir o no esas ‘resoluciones’. El Consejo de Seguridad está conformado por 15 países: cinco permanentes y diez temporales. Los cinco miembros permanentes son los EE.UU., Francia, Reino Unido, República Popular China y la Federación Rusa. Los miembros no permanentes se eligen cada dos años. Cada miembro del Consejo tiene un voto. Las ‘resoluciones’ se toman con el voto afirmativo de mínimo nueve miembros. Pero el quid de la cuestión está en que los miembros permanentes tienen derecho a veto, es decir, cualquier ‘resolución’, así haya sido votada afirmativamente por el resto de miembros, puede ser vetada y simplemente rechazada. Esto hace la diferencia que trae como resultado la existencia de ‘Estados aventajados’ y ‘Estados desventajados’. En lo fundamental, la actual estructura del Consejo es una herencia del sistema estratégico mundial heredado de la Segunda Guerra Mundial; ese orden geopolítico que aún pervive se negocio en 1944-45. Una derivación de aquello fue la arquitectura hemisférica de seguridad impulsada por los EE.UU, nos referimos a la Junta Interamericana de Defensa – JID (1942), al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca – TIAR (1947) y a la Organización de Estados Americanos – OEA (1948); organismos que han ido perdiendo influencia y credibilidad en el ámbito latinoamericano. En especial lo relacionado a lo más militar, JID y TIAR, en gran parte de los países suramericanos ya no tiene ningún efecto práctico. Los argumentos de Brasil para una silla permanente en el Consejo Actualmente Brasil es miembro no permanente del Consejo, lo será durante los años 2010 – 2011, pero aspira a que se le asigne un puesto permanente, para lo cual debe impulsar una reforma del Consejo que debe ser aprobada por los dos tercios de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que equivalen a 128 votos de los 192 miembros. Brasil ha ocupado diez veces un asiento en el Consejo de Seguridad, la última fue en el período 2004-05. También Japón, Alemania y la India aspiran a un sillón permanente en el Consejo de Seguridad. Entre los argumentos que delinea Brasil están los siguientes: a) Ser el país más grande de América Latina en términos de población, economía y territorio; b) Haber recibido el apoyo de Francia y EE.UU, este último apoya a Brasil pero sin otorgarle poder de veto. También ha recibido el apoyo de la Federación Rusa; c) Ser un país con importante peso político entre los emergentes. Argentina no avala la designación de Brasilia como representante permanente de la región en el Consejo de Seguridad. Nosotros compartimos las dudas de Buenos Aires, la pregunta es ¿Por qué debemos aceptar los suramericanos una arquitectura de seguridad exclusivamente o predominantemente monitoreada por Brasil? ¿Por qué los suramericanos o latinoamericanos debemos ser representados únicamente por Brasil? |
Apostar por la integración suramericana en seguridad
En la actual fase histórica, Suramérica necesita profundizar sus apuestas geoestratégicas. Aún Brasil, con su complejo de gigantismo, no tiene destino propio sino busca seriamente integrarse con el resto de países suramericanos. La UNASUR y su Consejo de Defensa deben adoptar una visión común que permitan enfrentar juntos los desafíos que nos plantea el siglo XXI. La UNASUR debe exigir la renuncia a cualquier aspiración de liderazgo unilateral, debe fomentar el interés de la región suramericana, y no de ningún país en particular. La única forma de preservar la soberanía de nuestra región pasa por la integración. Los apoyos que los ‘privilegiados’ miembros permanentes del Consejo de Seguridad otorgan a Brasil, no es inocente, a esas potencias no les conviene la formación de un Estado subcontinental, el ingreso de Brasil como socio permanente al ‘club de los privilegiados’ implicaría, debilitar la fuerza que personificaría un puesto en el Consejo de Seguridad para la UNASUR; entregar a un Estado en ese sillón, por más importante que sea, no permitiría representar a cabalidad el interés global suramericano. Se puede argüir que esta idea va en contra de las normas que exige la ‘tradicional etiqueta internacional’, es decir, entregar un sitial no a un país, sino a un bloque de países; pero si en verdad se trata de trabajar por la seguridad del mundo, el planeta tiene que abrirse a una nueva arquitectura y pensamiento geopolítico en materia de seguridad. Si prácticamente todos los principales centros de pensamiento geopolítico reconocen que vivimos en un mundo multipolar ¿No sería mejor que en el Consejo de Seguridad haya un asiento para la Unión Europea, otro para el bloque de países africanos, uno para la UNASUR, etc.,? Suena a escuela idealista en materia de relaciones internacionales, siempre y cuando, en nuestro caso, la UNASUR no tome conciencia que la única forma de imponer sus intereses en el escenario global es introduciendo una nueva lógica para entrar ‘al gran juego geoestratégico’. Como planteaba Kjellén “ninguna nación tiene futuro si no es consciente de sí misma”, y como ya lo expresaron nuestros pensadores, América Latina es una Nación de Países. “La globalización sólo será regulada –y ya lo estamos viviendo en esta crisis global- desde y por los Estados continentales industriales desplegados en sistema mundo como totalidad espacial, por lo que por primera vez (…), se abre una desoccidentalización de la política mundial”[1] América Latina es nuestra nación cultural, y la UNASUR debe convertirse en el espacio geopolítico que permita impulsar y materializar la integración, en primer lugar suramericana y luego latinoamericana, y de esta manera plasmar sus intereses de seguridad con potencia. Por: Mario Ramos [1] BARRIOS, Miguel Ángel; en Prefacio del ‘Diccionario latinoamericano de seguridad y geopolítica’, Miguel Ángel Barrios, Director, Editorial Biblos, 1ra edición, Buenos Aires, 2009. |