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8 de abril de 2021
Colombia. El Horror Militar
"Dice el informe que no fueron 2.400 los asesinatos de civiles inocentes e inermes por parte del Ejército Nacional como lo tenía documentado la Fiscalía General de la Nación, sino la escalofriante cifra de 6.402
Sí. El horror militar. Y no es, no podría ser otra ni más justa la expresión con la que la opinión nacional y el inmenso colectivo de víctimas del terrorismo de Estado y en particular de madres y familiares de víctimas de los Falsos Positivos, reaccionó ante el contundente Informe que la Jurisdicción Especial, para la Paz, JEP, emitió como un pronunciamiento inicial sobre el Caso 03 “Muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate por agentes del Estado” –conocido como Falsos Positivos-, una de las grandes líneas de investigación de crímenes ocurridos durante el conflicto armado en Colombia. Esto, en el marco de las altas y delicadas competencias constitucionales atribuidas a ese órgano creado en el Acuerdo de Paz suscrito entre la guerrilla de las FARC-EP y el Estado colombiano.
Y sí, no podía ser distinta la reacción que la de resaltar el horror que ello comporta, cuando lo que dice el informe es que no fueron 2.400 los asesinatos de civiles inocentes e inermes por parte del Ejército Nacional como lo tenía documentado la Fiscalía General de la Nación, sino la escalofriante cifra de 6.402. Y esto, en el período relativamente breve que va del año 2002 al 2008; es decir, que si bien es la época más cruda de esa brutal práctica militar, está lejos de abarcar todo el período en el que este procedimiento “de lucha contra el terrorismo” hizo carrera. Por ello, los organismos humanitarios de la sociedad civil que han hecho seguimiento al fenómeno desde hace más de veinte años, temen que la cifra final alcance la aterradora cifra de diez mil casos. Y se trató de una práctica tan admitida y normalizada por la institucionalidad militar, que durante décadas miles de “muertos en combate” sospechosos y sin bajas del lado militar, eran “legalizados” con el respectivo ampuloso comunicado del último comandante superior de la unidad responsable, relatando la fiereza del combate sostenido, los alias y vasto prontuario criminal de los dados de baja – elaborado para la ocasión por el Departamento de Inteligencia de cada Brigada- y el material de guerra e intendencia incautado. Terminaba el comunicado, dando las gracias a la población civil por la información brindada sobre la ubicación de los terroristas, y exaltando el valor y el patriotismo de los héroes que arriesgando sus vidas, aseguraron la del resto de colombianos."
Sí. El horror militar. Y no es, no podría ser otra ni más justa la expresión con la que la opinión nacional y el inmenso colectivo de víctimas del terrorismo de Estado y en particular de madres y familiares de víctimas de los Falsos Positivos, reaccionó ante el contundente Informe que la Jurisdicción Especial, para la Paz, JEP, emitió como un pronunciamiento inicial sobre el Caso 03 “Muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate por agentes del Estado” –conocido como Falsos Positivos-, una de las grandes líneas de investigación de crímenes ocurridos durante el conflicto armado en Colombia. Esto, en el marco de las altas y delicadas competencias constitucionales atribuidas a ese órgano creado en el Acuerdo de Paz suscrito entre la guerrilla de las FARC-EP y el Estado colombiano.
Y sí, no podía ser distinta la reacción que la de resaltar el horror que ello comporta, cuando lo que dice el informe es que no fueron 2.400 los asesinatos de civiles inocentes e inermes por parte del Ejército Nacional como lo tenía documentado la Fiscalía General de la Nación, sino la escalofriante cifra de 6.402. Y esto, en el período relativamente breve que va del año 2002 al 2008; es decir, que si bien es la época más cruda de esa brutal práctica militar, está lejos de abarcar todo el período en el que este procedimiento “de lucha contra el terrorismo” hizo carrera. Por ello, los organismos humanitarios de la sociedad civil que han hecho seguimiento al fenómeno desde hace más de veinte años, temen que la cifra final alcance la aterradora cifra de diez mil casos. Y se trató de una práctica tan admitida y normalizada por la institucionalidad militar, que durante décadas miles de “muertos en combate” sospechosos y sin bajas del lado militar, eran “legalizados” con el respectivo ampuloso comunicado del último comandante superior de la unidad responsable, relatando la fiereza del combate sostenido, los alias y vasto prontuario criminal de los dados de baja – elaborado para la ocasión por el Departamento de Inteligencia de cada Brigada- y el material de guerra e intendencia incautado. Terminaba el comunicado, dando las gracias a la población civil por la información brindada sobre la ubicación de los terroristas, y exaltando el valor y el patriotismo de los héroes que arriesgando sus vidas, aseguraron la del resto de colombianos."