¿Cómo analizar al gobierno de la Revolución Ciudadana?
Mario Ramos Fecha: 9/julio/2014
Entre los planteamientos que mantiene la “izquierda” que se opone al proyecto de la Revolución Ciudadana están las siguientes: el
“correísmo representa un nuevo modelo de dominación burguesa”, “el correísmo no ha intentado siquiera dar pasos hacia una verdadera transformación estructural”, “se reducen cada vez más los espacios para el debate público”, “projusticia social pero que no quiere afectar a los ricos, solo equiparable con la idea de que alguien puede llamarse de izquierda y no ser anticapitalista”, “negación del sujeto político indígena en tiempos de la Revolución Ciudadana”, “la criminalización de la disidencia y de la resistencia aparece en el correísmo como una doctrina”, “en Ecuador el capitalismo goza de buena salud”, “se trata de un Estado que alienta la modernización capitalista”, “mejor distribución de los ingresos fiscales, petroleros particularmente, antes que de la distribución de la riqueza”, “en un gobierno que se autodefine como socialista, los grandes grupos económicos obtienen más utilidades que en los años neoliberales”, “correísmo no cuestiona la modalidad de acumulación capitalista”, “se estaría trabajando en la construcción de un partido único”[1]…; de este estilo son las innumerables críticas que esa “izquierda” mantiene en oposición funcional y aprovechada por la derecha, al gobierno de la Revolución Ciudadana. Desde un punto de vista estructural, a esas críticas las podríamos resumir en una: no hay proceso anti capitalista en Ecuador, en consecuencia no hay ninguna revolución. Es decir, esa “izquierda” esperaba que en apenas siete años el Ecuador abandone el capitalismo. La pregunta es ¿Cómo sería posible eso en el actual escenario histórico y geopolítico? ¿Repitiendo experiencias fracasadas como las que llevó a cabo el socialismo real? ¿Convirtiendo a la república en un país autárquico en un mundo globalizado? ¿Con cuál orden financiero internacional que apalanque procesos anti capitalistas? ¿Con qué ejército revolucionario destruiríamos el Estado burgués? ¿Con qué bloque geoestratégico contamos para apoyarnos y llevar a cabo las transformaciones radicales? Nos gustaría que esa “izquierda” responda a estas preguntas y otras de ese género que expliquen cómo salir del capitalismo en una decena de años considerando el actual contexto mundial. Una de las preocupaciones en los análisis es encontrar las categorías metodológicas que permitan hacerse una imagen hipotética de un fenómeno lo más cercana a la realidad; que permita comprender de la mejor manera posible el asunto que ocupa la atención. No siempre se lo logra esto por diversos factores propios y ajenos. Cuando preguntamos ¿Cómo analizar al gobierno de la Revolución Ciudadana? No pretendemos, como debería ser obvio, dar lecciones de metodología y anatomía política, ni presumir que el aporte que presentamos sea la mejor manera enfocar el problema. Con la pregunta planteada simplemente queremos cuestionarnos cómo pensar el actual proceso político y motivar formas de abordarlo que rebasen miradas monotemáticas y poco complejas. |
a autodenominada “verdadera izquierda”, ha olvidado que la historia nos ha enseñado que las revoluciones son un conjunto de relaciones muy complejas para ser analizadas bajo la exclusiva óptica de la ideología o simple traslación de una específica estructura de clase. Consideramos que la variable histórica no ha sido considerada por los analistas de esa “izquierda”, aspecto que nos puede proporcionar un elemento esencial: los cambios producidos y su tendencia.
Vamos a aportar con entradas (no todas las posibles por limitación de espacio en una obra colectiva) que permitan observar el fenómeno de la Revolución Ciudadana de una manera más integral, o para ser más preciso, relacionar entre si algunas variables que ha olvidado en su análisis la “auténtica izquierda”, como es el factor geopolítico. Por ejemplo, desde una visión estrictamente ecológica, es decir, monotemática, la crítica al extractivismo, eje discursivo de la izquierda opositora, puede ser razonable, pero si ese problema lo relacionamos con tareas históricas pendientes, como la del cambio de la matriz productiva, el tema se complejiza. La economía extractivista es una herencia colonial y republicana, es decir, son cinco siglos que los poderes geopolíticos nos especializaron con la complicidad de las élites transnacionalizadas, en exportar riqueza natural y capital puro (por ejemplo, deuda externa ilegítima). Y si miramos por fuera de la parroquia, vemos que hay modelos que se dicen socialistas como el noruego, que basan su economía en el extractivismo. Además, para valorar cuan profundo ha sido hasta el momento la propuesta transformadora de Alianza PAIS, es necesario iniciar con una revisión de su antecedente histórico inmediato a más de incluir otras categorías de análisis como la maniobra táctico – estratégica en un escenario político en donde no se juega solo, y no siempre con los mejores jugadores y otras que desplegamos en el análisis que a continuación exponemos y esperamos contribuya a observar el proceso de la Revolución Ciudadana de manera menos simplista, pero sin negar sus límites actuales. [1] Creemos que el libro que reúne a los principales detractores de “izquierda” al gobierno de la Revolución Ciudadana es “El correísmo al desnudo”, de ese texto hemos tomado las citas expuestas. En ese libro, desde varios enfoques monotemáticos los autores, prácticamente no reconocen ningún mérito destacable al proceso político impulsado por Alianza PAIS.
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