Conspiraciones y divisiones en las Fuerzas Militares colombianas (1ra Parte)
Rebelión Tony López R 10 de junio de 2020
Severas críticas han recibido el gobierno de Colombia y su presidente Iván Duque Márquez, de diversos sectores políticos y sociales y de la opinión pública nacional e internacional por la próxima llegada al país de una brigada élite de la 82 División Aerotransportada del ejército de los Estados Unidos, conformada por 800 marines, y con esta llegada la evidente pérdida de soberanía porque fue la embajada de los Estados Unidos en Bogotá la que anunció, a los colombianos, tal noticia.
El anuncio no lo hizo la cancillería que es a quien le corresponde, obviamente, luego de cumplimentar los trámites constitucionales con el Senado de la República, como establece la ley, pero no lo hicieron y desconocieron la Constitución, no es al Ministerio de Defensa, que para colmo aparece firmando un comunicado conjunto con la embajada de Estados Unidos, en la práctica, recibiendo una orden de una potencia extranjera.
Esta unidad militar estadounidense cuyo nombre es “Security Forces Assistance Brigade”, en opinión del analista colombiano Felipe A Priast : “es una fuerza nueva creada en el 2018 y está encargada de entrenar y asistir a naciones aliadas de Estados Unidos que tienen problemas al interior de sus ejércitos, ya bien sea que esos estados ven a esos ejércitos como una amenaza o bien porque los quieren usar como fuerza de choque contra otro estado que considera enemigo”.
No es descartable que los marines vengan a verificar si hay o no crisis interna en las FF.MM colombianas, el argumento del combate al narcotráfico es poco creativo y nada diferente de los que fue el Plan Colombia, un plan contrainsurgente y es claro que vienen a preparar condiciones para una, no desechable, acción militar contra Venezuela.
Por la ubicación de esta fuerza en los departamentos de Santander del Norte y Arauca, su accionar apunta a explorar el terreno, realizar actos hostiles utilizando a los paramilitares y mercenarios con vistas a provocar una respuesta venezolana y le brinde el argumento a Estados Unidos, para iniciar un conflicto militar contra Venezuela invocando al TIAR y la desprestigiada OEA.
Esta zona durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos e Iván Duque, fueron territorios ocupados por los narco-paramilitares, que operaban y operan actualmente con la plena complicidad de sectores de las Fuerzas Militares colombianas, precisamente, uno de los temas del conflicto al interior de las fuerzas castrenses, pero esas bandas paramilitares pueden ser utilizadas para promover la provocación.
Existe una importante corriente interna dentro de la oficialidad del ejército que están en contra de esos vínculos con los narco-paramilitares que tanto daño les ha causado al prestigio del ejército, entre otras razones, porque la narco-política aplicada por el ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez, desde su época de gobernador de Antioquia, los llevó a corromper a una parte de la alta oficialidad y a muchos de ellos los enriqueció con dinero del narcotráfico y los indujo a una demencial política con criminales asesinatos a inocentes jóvenes que tratan de encubrir bajo el nombre de “falsos-positivos”. Esos asesinatos deben ser llamado como lo que son, crímenes de guerra.
Los escándalos públicos que se han venido conociendo en los últimos tiempos, vienen de lejos, no olvidar que fue durante la gobernación del departamento de Antioquia de Uribe Vélez y en pleno maridaje con el ministro de Defensa Fernando Botero Zea, promovieron una ley y se aprobó en el Congreso, la creación de las Cooperativas de Seguridad Rural Privadas, conocidas como Convivir, estas cooperativas están consideradas la madre del narco-paramilitarismo, respaldadas por sectores importante del estamento militar.
Como lo señala el mayor Bermúdez Rossi “fue la legalización y apoyo a los capos al narcotráfico, las Cooperativas de Vigilancia Rural (Convivir) no fue más que insertar a la población civil en la guerra y contradictorio con el protocolo II de Ginebra, para seguridad de terratenientes, ganaderos, casatenientes, y narcotraficantes, el conflicto interno se degrada hacia una guerra civil no declarada”. Los grupos de justicia privada, según el decreto 356 de 1994, articulo 39, buscan insertarse a todo trance , legalmente, en tales “Cooperativas” (1).
Fue en ese período que se dieron varios escándalos de algunos altos mandos militares vinculados al narco-paramilitarismos, como lo fue el del Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares Camilo Zúñiga, los generales Rito Alejo del Rio, Yanine Díaz, varios coroneles, algunos encarcelados y otros fuera de servicio.
Como bien señala el colega venezolano Ernesto Salazar sobre la crisis militar colombiana en la revista On Line Pueblo en Armas, “los altos mandos de las Fuerzas Militares de Colombia no conocen hoy a Simón Bolívar, ni lo estudian ni mucho menos lo hacen conocer a las tropas: el Pentágono prohíbe su estudio en las escuelas militares latinoamericanas y en el documento Santa Fe IV; lo declara su enemigo”. Una gran ofensa para nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños.
No es casual que quien fuera Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares durante el gobierno de Uribe Vélez, el general Carlos Alberto Ospina, comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, en entrevista que concedió a El Espectador…, “declare que no es “un especialista en Bolívar”, pues “no tengo un conocimiento profundo de él” …; reconociendo, en cambio, que “me gustan las películas de guerra. Por ejemplo, Las boinas verdes con John Wayne”.
” El entrevistador, Libardo Cardona Martínez, le pregunta al general Ospina: “¿Cuál es su ídolo?”, y éste le responde: “El mariscal Rommel, un hombre noble, un buen soldado, valiente. Es un hombre muy parecido a nosotros”. Aquí tienen nuestros amigos lectores el fiel retrato de nada menos que el máximo jefe de las FF.MM colombianas cuyo ídolo no es Simón Bolívar, ni tan siquiera Santander, sino el mariscal nazi fascista Erwin Rommel (1891-1944) quien fue derrotado por el Mariscal británico Bernard L Montgomery (1887-1976) en la batalla de El Alamein en 1942.
No es un secreto que dentro de las Fuerzas Militares colombianas hay un sector importante que no está muy de acuerdo en ser utilizado para iniciar una guerra contra Venezuela, no es una posición de este momento sino de hace mucho tiempo. Hace muchos años que dentro de las Fuerzas Militares hay una fuerte posición de importantes sectores y mandos militares, incluso, en el alto mando, que no comparten la idea de inmiscuirse en acciones que conduzcan a un enfrentamiento militar con Venezuela. Los ex Comandantes en Jefe de las Fuerzas Militares, generales Fernando Tapia y José M Bonnet, nunca fueron partidario de tal aventura.
No existe ningún argumento político, económico, ni fronterizo, que se pueda utilizar para declarar una guerra con Venezuela, por otra parte, las FF:MM colombianas son conscientes que militarmente en una guerra convencional, los venezolanos están, no solo, mejor preparados, sino mejor armados, y que los supera en poderoso armamento con tecnología muy avanzada y además conscientes que defienden su país, mientras Colombia es el agresor.
Desde hace años, las Fuerzas Armadas Bolivarianas Venezolanas están preparadas en la lucha regular, que es el déficit del ejército colombiano, que sí es numeroso y tienen buena preparación, pero han sido preparados en lucha irregular y la estrategia y táctica de lucha , así como los medios de combates son distintos y diferentes.
Venezuela cuenta con 3 millones de milicianos, fuertemente armados, y con algo que es muy importante, empuñan un fusil defendiendo su patria, es el agredido y las víctimas son los venezolanos y venezolanas, y los colombianos en qué se convierten, en puros mercenarios y carne de cañón al servicio de una potencia extranjera para buscar sus beneficios imperiales, de los cuales Colombia no recibirá nada a cambio, solo muerte y destrucción.
O se van a creer el cuento de que el teatro de operaciones será solo en territorio venezolano, no, creo que, el ideólogo contra el chavismo Álvaro Uribe y su pupilo Duque, se equivocan y lo han dicho altas figuras del chavismo, si nos atacan e ingresan a Venezuela estamos en el perfecto derecho de contraatacar y entrar en Colombia. Aunque también hay que decir, que las relaciones, entre el presidente Duque y el ex presidente Uribe, hoy no parecen andar muy bien, lo cual no se tiene un buen escenario interno.
Como explica Duque que llama al debate de control político y es de ese debate que sale una nueva investigación de la Corte Suprema contra Uribe Vélez, lo hizo consciente e interesadamente, la respuesta solo la tiene él. El gran escándalo por el espionaje de sectores de las FF:MM, cuya información iba a Uribe y no al Presidente es un hecho grave, no solo por el desconocimiento al Jefe de Estado, sino por el uso de esa información le pueda dar Uribe que no es Jefe de Estado y las razones que tuvo para compartimentarlo es sospechosa.
Será que a Duque se le ha despertado la conciencia, porque fue, precisamente, su padre, don Iván Duque Escobar, cuando era gobernador de Antioquia, el que le pidió al presidente Turbay Ayala que sustituyera al joven Álvaro Uribe Vélez como director de Aeronáutica Civil, por sus vínculos con el Cartel de Medellín.
Por otra parte, sí creen que el gobierno de Trump va a implicarse directamente en esa aventura, de invadir a Venezuela, se equivocan, en Estados Unidos la cosa como dice el dicho “el horno no está para galleticas”. La crisis que tiene con el Covid-19 y los disturbios anti raciales por el asesinato de George Floyd y la intención de usar al ejército contra los manifestantes enardeció más al pueblo estadounidense, el Secretario de Defensa y el generalato le dijo no a Trump. No parece que EEUU se impliquen directamente en una agresión, aunque del psicópata Trump puede esperarse cualquier cosa.
Y en la hipótesis de un ataque y una guerra desde Colombia contra Venezuela, hay que preguntarse qué va a pasar con la guerrilla del ELN, los frentes del EPL y de las FARC-EP, porque las propias Fuerzas Militares colombianas, han reconocido públicamente, en cerca de 7000 combatientes hoy se encuentra en las filas de las disidencias de las FARC y en los frentes formados por FARC-EP Segunda Marquetalia que comanda Iván Márquez y que estos ya han recuperado sus viejos territorios.
De acuerdo a los comunicados y objetivos de estas fuerzas insurgentes es lograr la paz con justicia social, y acusan al gobierno de Duque y Uribe de haber traicionado e incumplido los Acuerdos de Paz de la Habana, de presionar a la JEP y tratar de modificar lo acordado sobre la Justicia Transicional, así como la masacre que se está cometiendo contra sus ex combatientes y con lideres sociales, afrocolombianos e indígenas que sobre pasan ya los 1300 asesinados.
Desde hace muchos años, las Fuerzas Militares colombianas, han tenido sus problemas internos y sobre todo porque una oligarquía liberal-conservadora los ha abusado y usado para sus fines políticos. Las Fuerzas Militares, en todos los países, se crearon para la defensa de sus fronteras y siempre para enfrentar cualquier acción que venga de otro país y en defender la soberanía e independencia. Nunca por política de Estado usar esa fuerza por razones política interna contra sus ciudadanos. Para esos hay otras dependencias policiales o las llamadas Guardias Nacionales.
En Colombia el manejo interno e independiente Estado-FFMM ha sido respaldado por la Constitución de 1886 y la oligarquía liberal y conservadora la usaron distintamente en su beneficio, esas políticas se apreciaron con la guerra de los Mil Días, el asesinato del general Rafael Uribe Uribe, y se acentuaron aún más desde, él también asesinato del presidente Olaya Herrera, pasando por Alfonso López Pumarejo en la década del 30 a quien intentaron deponer en 1936 y luego en el 40 el desangre entre liberales y conservadores, el magnicidio contra el líder revolucionario y popular Jorge Eliecer Gaitán fue estremecedor, tal como él lo predijo, que su muerte podría provocar graves conflictos en los próximos 50 años, esa guerra interna provocó 300,000 muertos de 1946 a 1958 (2), no se equivocó él carismático y preclaro líder.
Líder cuyo ejemplo y pensamiento tratan de ocultar, así como su historia, hace unos años visité la casa museo Jorge Eliecer Gaitán, estaba muy bien atendida y hoy he tenido noticias de que la Casa Museo ha sido prácticamente destruida, pese a las reclamaciones de su familia y de su hija Gloria Gaitán.
Fue en el gobierno de Uribe Vélez, cuando la oligarquía liberal-conservadora inició una política de arrasar con la Casa Museo y el pensamiento e ideas de Jorge Eliecer Gaitán, abusando de su poder. Es el pueblo colombiano el que debe exigir respeto al gobierno y la recuperación de la memoria histórica de sus líderes y pueblos. Pueblo que no defiende su historia termina esclavizado por los grandes señores del poder autoritario y monárquico.
El tema de la crisis militar en Colombia y los diversos problemas que han confrontado en los últimos años, será reflejado en la segunda parte de esta historia, que hoy es, además de la grave pandemia, un tema muy serio, no solo para Venezuela y Colombia, sino para la región.
Tony López R., Periodista, politólogo y analista internacional.
Bibliografía consultada.
1.- Pronunciamientos, conspiraciones y golpes de estado en Colombia.
Edic. Expresión 1997 autor. Mayor. Gonzalo Bermúdez Rossi.
2.- ¡Basta Ya! Colombia Memorias de Guerra. Grupo Memoria Histórica.
El anuncio no lo hizo la cancillería que es a quien le corresponde, obviamente, luego de cumplimentar los trámites constitucionales con el Senado de la República, como establece la ley, pero no lo hicieron y desconocieron la Constitución, no es al Ministerio de Defensa, que para colmo aparece firmando un comunicado conjunto con la embajada de Estados Unidos, en la práctica, recibiendo una orden de una potencia extranjera.
Esta unidad militar estadounidense cuyo nombre es “Security Forces Assistance Brigade”, en opinión del analista colombiano Felipe A Priast : “es una fuerza nueva creada en el 2018 y está encargada de entrenar y asistir a naciones aliadas de Estados Unidos que tienen problemas al interior de sus ejércitos, ya bien sea que esos estados ven a esos ejércitos como una amenaza o bien porque los quieren usar como fuerza de choque contra otro estado que considera enemigo”.
No es descartable que los marines vengan a verificar si hay o no crisis interna en las FF.MM colombianas, el argumento del combate al narcotráfico es poco creativo y nada diferente de los que fue el Plan Colombia, un plan contrainsurgente y es claro que vienen a preparar condiciones para una, no desechable, acción militar contra Venezuela.
Por la ubicación de esta fuerza en los departamentos de Santander del Norte y Arauca, su accionar apunta a explorar el terreno, realizar actos hostiles utilizando a los paramilitares y mercenarios con vistas a provocar una respuesta venezolana y le brinde el argumento a Estados Unidos, para iniciar un conflicto militar contra Venezuela invocando al TIAR y la desprestigiada OEA.
Esta zona durante los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos e Iván Duque, fueron territorios ocupados por los narco-paramilitares, que operaban y operan actualmente con la plena complicidad de sectores de las Fuerzas Militares colombianas, precisamente, uno de los temas del conflicto al interior de las fuerzas castrenses, pero esas bandas paramilitares pueden ser utilizadas para promover la provocación.
Existe una importante corriente interna dentro de la oficialidad del ejército que están en contra de esos vínculos con los narco-paramilitares que tanto daño les ha causado al prestigio del ejército, entre otras razones, porque la narco-política aplicada por el ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez, desde su época de gobernador de Antioquia, los llevó a corromper a una parte de la alta oficialidad y a muchos de ellos los enriqueció con dinero del narcotráfico y los indujo a una demencial política con criminales asesinatos a inocentes jóvenes que tratan de encubrir bajo el nombre de “falsos-positivos”. Esos asesinatos deben ser llamado como lo que son, crímenes de guerra.
Los escándalos públicos que se han venido conociendo en los últimos tiempos, vienen de lejos, no olvidar que fue durante la gobernación del departamento de Antioquia de Uribe Vélez y en pleno maridaje con el ministro de Defensa Fernando Botero Zea, promovieron una ley y se aprobó en el Congreso, la creación de las Cooperativas de Seguridad Rural Privadas, conocidas como Convivir, estas cooperativas están consideradas la madre del narco-paramilitarismo, respaldadas por sectores importante del estamento militar.
Como lo señala el mayor Bermúdez Rossi “fue la legalización y apoyo a los capos al narcotráfico, las Cooperativas de Vigilancia Rural (Convivir) no fue más que insertar a la población civil en la guerra y contradictorio con el protocolo II de Ginebra, para seguridad de terratenientes, ganaderos, casatenientes, y narcotraficantes, el conflicto interno se degrada hacia una guerra civil no declarada”. Los grupos de justicia privada, según el decreto 356 de 1994, articulo 39, buscan insertarse a todo trance , legalmente, en tales “Cooperativas” (1).
Fue en ese período que se dieron varios escándalos de algunos altos mandos militares vinculados al narco-paramilitarismos, como lo fue el del Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares Camilo Zúñiga, los generales Rito Alejo del Rio, Yanine Díaz, varios coroneles, algunos encarcelados y otros fuera de servicio.
Como bien señala el colega venezolano Ernesto Salazar sobre la crisis militar colombiana en la revista On Line Pueblo en Armas, “los altos mandos de las Fuerzas Militares de Colombia no conocen hoy a Simón Bolívar, ni lo estudian ni mucho menos lo hacen conocer a las tropas: el Pentágono prohíbe su estudio en las escuelas militares latinoamericanas y en el documento Santa Fe IV; lo declara su enemigo”. Una gran ofensa para nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños.
No es casual que quien fuera Comandante en Jefe de las Fuerzas Militares durante el gobierno de Uribe Vélez, el general Carlos Alberto Ospina, comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, en entrevista que concedió a El Espectador…, “declare que no es “un especialista en Bolívar”, pues “no tengo un conocimiento profundo de él” …; reconociendo, en cambio, que “me gustan las películas de guerra. Por ejemplo, Las boinas verdes con John Wayne”.
” El entrevistador, Libardo Cardona Martínez, le pregunta al general Ospina: “¿Cuál es su ídolo?”, y éste le responde: “El mariscal Rommel, un hombre noble, un buen soldado, valiente. Es un hombre muy parecido a nosotros”. Aquí tienen nuestros amigos lectores el fiel retrato de nada menos que el máximo jefe de las FF.MM colombianas cuyo ídolo no es Simón Bolívar, ni tan siquiera Santander, sino el mariscal nazi fascista Erwin Rommel (1891-1944) quien fue derrotado por el Mariscal británico Bernard L Montgomery (1887-1976) en la batalla de El Alamein en 1942.
No es un secreto que dentro de las Fuerzas Militares colombianas hay un sector importante que no está muy de acuerdo en ser utilizado para iniciar una guerra contra Venezuela, no es una posición de este momento sino de hace mucho tiempo. Hace muchos años que dentro de las Fuerzas Militares hay una fuerte posición de importantes sectores y mandos militares, incluso, en el alto mando, que no comparten la idea de inmiscuirse en acciones que conduzcan a un enfrentamiento militar con Venezuela. Los ex Comandantes en Jefe de las Fuerzas Militares, generales Fernando Tapia y José M Bonnet, nunca fueron partidario de tal aventura.
No existe ningún argumento político, económico, ni fronterizo, que se pueda utilizar para declarar una guerra con Venezuela, por otra parte, las FF:MM colombianas son conscientes que militarmente en una guerra convencional, los venezolanos están, no solo, mejor preparados, sino mejor armados, y que los supera en poderoso armamento con tecnología muy avanzada y además conscientes que defienden su país, mientras Colombia es el agresor.
Desde hace años, las Fuerzas Armadas Bolivarianas Venezolanas están preparadas en la lucha regular, que es el déficit del ejército colombiano, que sí es numeroso y tienen buena preparación, pero han sido preparados en lucha irregular y la estrategia y táctica de lucha , así como los medios de combates son distintos y diferentes.
Venezuela cuenta con 3 millones de milicianos, fuertemente armados, y con algo que es muy importante, empuñan un fusil defendiendo su patria, es el agredido y las víctimas son los venezolanos y venezolanas, y los colombianos en qué se convierten, en puros mercenarios y carne de cañón al servicio de una potencia extranjera para buscar sus beneficios imperiales, de los cuales Colombia no recibirá nada a cambio, solo muerte y destrucción.
O se van a creer el cuento de que el teatro de operaciones será solo en territorio venezolano, no, creo que, el ideólogo contra el chavismo Álvaro Uribe y su pupilo Duque, se equivocan y lo han dicho altas figuras del chavismo, si nos atacan e ingresan a Venezuela estamos en el perfecto derecho de contraatacar y entrar en Colombia. Aunque también hay que decir, que las relaciones, entre el presidente Duque y el ex presidente Uribe, hoy no parecen andar muy bien, lo cual no se tiene un buen escenario interno.
Como explica Duque que llama al debate de control político y es de ese debate que sale una nueva investigación de la Corte Suprema contra Uribe Vélez, lo hizo consciente e interesadamente, la respuesta solo la tiene él. El gran escándalo por el espionaje de sectores de las FF:MM, cuya información iba a Uribe y no al Presidente es un hecho grave, no solo por el desconocimiento al Jefe de Estado, sino por el uso de esa información le pueda dar Uribe que no es Jefe de Estado y las razones que tuvo para compartimentarlo es sospechosa.
Será que a Duque se le ha despertado la conciencia, porque fue, precisamente, su padre, don Iván Duque Escobar, cuando era gobernador de Antioquia, el que le pidió al presidente Turbay Ayala que sustituyera al joven Álvaro Uribe Vélez como director de Aeronáutica Civil, por sus vínculos con el Cartel de Medellín.
Por otra parte, sí creen que el gobierno de Trump va a implicarse directamente en esa aventura, de invadir a Venezuela, se equivocan, en Estados Unidos la cosa como dice el dicho “el horno no está para galleticas”. La crisis que tiene con el Covid-19 y los disturbios anti raciales por el asesinato de George Floyd y la intención de usar al ejército contra los manifestantes enardeció más al pueblo estadounidense, el Secretario de Defensa y el generalato le dijo no a Trump. No parece que EEUU se impliquen directamente en una agresión, aunque del psicópata Trump puede esperarse cualquier cosa.
Y en la hipótesis de un ataque y una guerra desde Colombia contra Venezuela, hay que preguntarse qué va a pasar con la guerrilla del ELN, los frentes del EPL y de las FARC-EP, porque las propias Fuerzas Militares colombianas, han reconocido públicamente, en cerca de 7000 combatientes hoy se encuentra en las filas de las disidencias de las FARC y en los frentes formados por FARC-EP Segunda Marquetalia que comanda Iván Márquez y que estos ya han recuperado sus viejos territorios.
De acuerdo a los comunicados y objetivos de estas fuerzas insurgentes es lograr la paz con justicia social, y acusan al gobierno de Duque y Uribe de haber traicionado e incumplido los Acuerdos de Paz de la Habana, de presionar a la JEP y tratar de modificar lo acordado sobre la Justicia Transicional, así como la masacre que se está cometiendo contra sus ex combatientes y con lideres sociales, afrocolombianos e indígenas que sobre pasan ya los 1300 asesinados.
Desde hace muchos años, las Fuerzas Militares colombianas, han tenido sus problemas internos y sobre todo porque una oligarquía liberal-conservadora los ha abusado y usado para sus fines políticos. Las Fuerzas Militares, en todos los países, se crearon para la defensa de sus fronteras y siempre para enfrentar cualquier acción que venga de otro país y en defender la soberanía e independencia. Nunca por política de Estado usar esa fuerza por razones política interna contra sus ciudadanos. Para esos hay otras dependencias policiales o las llamadas Guardias Nacionales.
En Colombia el manejo interno e independiente Estado-FFMM ha sido respaldado por la Constitución de 1886 y la oligarquía liberal y conservadora la usaron distintamente en su beneficio, esas políticas se apreciaron con la guerra de los Mil Días, el asesinato del general Rafael Uribe Uribe, y se acentuaron aún más desde, él también asesinato del presidente Olaya Herrera, pasando por Alfonso López Pumarejo en la década del 30 a quien intentaron deponer en 1936 y luego en el 40 el desangre entre liberales y conservadores, el magnicidio contra el líder revolucionario y popular Jorge Eliecer Gaitán fue estremecedor, tal como él lo predijo, que su muerte podría provocar graves conflictos en los próximos 50 años, esa guerra interna provocó 300,000 muertos de 1946 a 1958 (2), no se equivocó él carismático y preclaro líder.
Líder cuyo ejemplo y pensamiento tratan de ocultar, así como su historia, hace unos años visité la casa museo Jorge Eliecer Gaitán, estaba muy bien atendida y hoy he tenido noticias de que la Casa Museo ha sido prácticamente destruida, pese a las reclamaciones de su familia y de su hija Gloria Gaitán.
Fue en el gobierno de Uribe Vélez, cuando la oligarquía liberal-conservadora inició una política de arrasar con la Casa Museo y el pensamiento e ideas de Jorge Eliecer Gaitán, abusando de su poder. Es el pueblo colombiano el que debe exigir respeto al gobierno y la recuperación de la memoria histórica de sus líderes y pueblos. Pueblo que no defiende su historia termina esclavizado por los grandes señores del poder autoritario y monárquico.
El tema de la crisis militar en Colombia y los diversos problemas que han confrontado en los últimos años, será reflejado en la segunda parte de esta historia, que hoy es, además de la grave pandemia, un tema muy serio, no solo para Venezuela y Colombia, sino para la región.
Tony López R., Periodista, politólogo y analista internacional.
Bibliografía consultada.
1.- Pronunciamientos, conspiraciones y golpes de estado en Colombia.
Edic. Expresión 1997 autor. Mayor. Gonzalo Bermúdez Rossi.
2.- ¡Basta Ya! Colombia Memorias de Guerra. Grupo Memoria Histórica.
11 de junio de 2020
ACLARACIONES A LO DICHO POR LA CANCILLER DE COLOMBIA
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13 de junio de 2020
Por: Iván Cepeda Castro
La verdad sobre la presencia de tropas de Estados Unidos en Colombia
I. Introducción
Quiero comenzar este debate con una cita de una intervención hecha en la Cámara de Representantes en una sesión de control político realizado el 6 de marzo de 1929. El joven congresista Jorge Eliécer Gaitán dijo lo siguiente ese día a propósito de un hecho que entonces había conmocionado el país, la Masacre de Las Bananeras:
“El gobierno tiene para los colombianos la metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra para el oro americano”.
Hace algunos días, cuando hicimos un debate sobre la agresiva posición del Gobierno Nacional frente a Cuba como país garante de procesos de paz colombianos, yo decía que desde hace tiempo Colombia no había estado tan arrodillada, tan sometida a la política de EEUU como hoy, que este gobierno está al servicio de la política exterior más impopular hoy en el mundo, que tiene como sus referentes internacionales a personajes tan sombríos como los presidentes Trump y Bolsonaro, y que sus decisiones fundamentales las dicta el ala extremista del Partido Republicano proveniente del estado de La Florida que tiene hoy bajo su control la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca.
Los líderes de la extrema derecha colombiana, como lo ha dejado en claro el locuaz embajador colombiano en Washington, Francisco Santos, se alinean internacionalmente con dirigentes y fuerzas decadentes como ellos mismos.
Sus pares son el sector hispano de extrema derecha en Washington que ha vendido caros sus votos a la campaña de reelección de Trump en los distritos que influye en La Florida.
La extrema derecha colombiana corrompe sectores del ejército, busca poner la justicia al servicio de sus fines o si es necesario mutilarla para mantener su impunidad, justifica con desvergüenza la entrega de la soberanía nacional a cambio del respaldo a sus propósitos, y sobre todo persiste en su obsesiva y frustrada acción destructiva del proceso de paz.
Ambos sectores ultraconservadores comparten la vocación belicista que puede comprometer la estabilidad de la región, y que hoy responde a su declinación política e inevitable colapso: se comportan como una bestia desbocada y furiosa.
El presente debate ha sido citado por la oposición para señalar la responsabilidad del Presidente de la República y del Gobierno Nacional en la violación de nuestra Constitución y de nuestra soberanía por medio de la imposición de la presencia ilícita e ilegítima de tropas estadounidenses en nuestro territorio.
Esa injerencia militar, impuesta por el Ejecutivo, además de violar claramente la Constitución, genera nuevas y peligrosas condiciones para llevar a nuestro país a un conflicto armado de dimensiones internacionales, y agrede la implementación del Acuerdo de Paz al convertir territorios de implementación de planes sociales en teatros de guerra con presencia militar extranjera, que prefiguran una agresión contra las comunidades campesinas en extensas zonas del país.
II. La violación de la Carta Política.
En Colombia existe una larga tradición no solo de intervenciones periódicas de las Fuerzas Militares de EEUU, sino además de violar todos los procedimientos previstos en la Carta Política para generar controles preventivos a cualquier ultraje a nuestra soberanía.
Es parte del vínculo de dependencia sin límite que han cultivado históricamente nuestras élites subordinadas a la servidumbre internacional. Así ocurrió con los acuerdos suscritos entre los dos gobiernos como el Plan Colombia o como el que en 2009 intentó habilitar bases militares para el uso de las tropas estadounidenses.
El magistrado Gustavo Gómez, expresidente del Consejo de Estado, ha sostenido que cualquier determinación del Ejecutivo en cuanto al tránsito, permanencia o estacionamiento de tropas extranjeras debe convocar los otros dos poderes del Estado el Legislativo y el Judicial. De esta forma, el Senado de la República tiene una competencia inderogable o ineludible para debatir, antes y no después, la presencia en el territorio de tropas extranjeras sea esta por tránsito, permanencia o estacionamiento.
Esa facultad de autorizar, que le corresponde al Senado, es una competencia que no puede ser usurpada, y como lo ha recordado el mismo magistrado Gómez tiene su origen en reformas constitucionales que se introdujeron en 1914 y 1945 que conformaron la defensa de la soberanía como asunto de los tres poderes del Estado.
Valga señalar que es un absurdo alegar que cuando no se trata del tránsito de tropas extranjeras, sería lícita la permanencia o el estacionamiento de las mismas, dado que es de sentido común que si el tránsito que es la más breve presencia requiere autorización, con mayor razón la requerirán aquellas más duraderas, como son el estacionamiento o la permanencia, que en realidad están prohibidas como es el caso presente.
Esa consideración no atañe de ninguna manera, como se ha esforzado en convencernos el señor Ministro de Defensa, al tipo de misión que cumplan en nuestro territorio, pues basta demostrar su carácter de tropas, como es el caso presente.
Se trata entonces de una norma pública perentoria general y del cumplimiento del deber constitucional de servidores públicos. La colusión para evitar la actuación del Senado es equivalente a una asonada contra uno de los poderes públicos.
Ante la violación de nuestro derecho a la participación política, y de nuestra facultad constitucional de autorizar o no autorizar la presencia de tropas extranjeras en nuestro territorio, anuncio que congresistas de la oposición acudiremos a la vía judicial para garantizar esos derechos y dejar sin efectos el acuerdo con el gobierno de los EEUU mediante el cual autorizó el tránsito y permanencia de tropas extranjeras en el territorio nacional.
III. Tres métodos criminales que ha traído la intervención militar de EEUU
Recordemos tres métodos criminales que están relacionados con los peligros que hoy entraña este nuevo capítulo de intervención militar foránea.
A las Fuerzas Militares de EEUU, a la CIA y a la DEA, les debemos haber estimulado y legalizado la conformación de grupos paramilitares, la práctica de tejer alianzas con organizaciones del narcotráfico y del paramilitarismo con el pretexto de combatir otros grupos ilegales, y de traer a Colombia toda clase de compañías privadas de contratistas que pueden desempeñar el rol de mercenarios.
Esos tres métodos criminales han conducido a la ejecución de violaciones masivas de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad:
1- En 1962, una misión militar estadounidense le recomendó al gobierno colombiano, sin eufemismos, que el Estado organizara grupos paramilitares para “ejecutar actividades de sabotaje y terroristas contra conocidos partidarios del comunismo”.
Entre 1988 y 2005, período en el que llegó a su apogeo esta estrategia, el aumento de la llamada ayuda militar norteamericana a Colombia incrementó en un 138 por ciento anual los ataques de paramilitares en municipalidades con unidades militares que recibían ese soporte.
2- A comienzo de la década de 1990 se realizó la operación para eliminar al capo Pablo Escobar, que incluyó bajo la conducción de la DEA y la CIA las macabras alianzas de la Policía Nacional con el paramilitarismo y con el Cartel de Cali a través del grupo Los Pepes, lo que marcó de ahí en adelante la historia de vínculos de esa institución con organizaciones ilegales.
3- El Plan Colombia trajo entre otras desastrosas consecuencias el florecimiento en el país de toda clase de compañías internacionales privadas “de seguridad”, que en numerosas oportunidades se han visto comprometidas con acciones delictivas o que han fungido como grupos mercenarios. En este debate daré un claro ejemplo.
IV. Carácter de esta brigada de élite de las FFMM de EEUU
El carácter de tropa de esta brigada lo determina el hecho, absolutamente evidente, que se trata de un grupo de élite de las Fuerzas Militares de EEUU.
Antes se ha desplegado en Afganistán, Europa y África, con tristes consecuencias como veremos. Esta será la primera vez que se despliega en América Latina. Es tan solo un elemento de un gigantesco operativo que tiene componentes visibles y también clandestinos.
La Brigada de Asistencia de la Fuerza de Seguridad se le define como el componente terrestre de un gran despliegue naval en curso en el Caribe, se trata una campaña militar por fases que va adquiriendo la forma de una escalada en la que van flotas, brigadas, mercenarios. En el estudio de los manuales vigentes de esta brigada que definen sus labores y doctrina. En el Manual ATP 3-96.1, que está vigente, se menciona en forma explícita la función de asesorar:
i) fuerzas paramilitares para contrarrestar una insurgencia, ii) milicias no gubernamentales y iii) socios irregulares.
Si bien en el primero de los casos se aclara que se trata de fuerzas de carabineros y gendarmería, no hay duda acerca de que esta brigada admite la asesoría de grupos no gubernamentales e irregulares.
Así ha ocurrido, por ejemplo, en Afganistán, donde esta brigada ha actuado con fuerzas irregulares, como lo reconoció el general Mark Milley (el oficial de más alto nivel del Pentágono, jefe del Estado Mayor del Ejército), quien en octubre de 2017 dijo que estas fuerzas especiales “han hecho lo que se supone que deben hacer, y solo ellas pueden hacer, que es entrenar a las fuerzas irregulares” en ese país.
Un informe de HRW sobre EEUU y la situación de derechos humanos en Afganistán en 2019: “Unidades paramilitares afganas respaldadas por la CIA fuera de la cadena de mando regular cometieron ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas”.
Esta disposición del citado manual de manera evidente viola en Colombia el Acto Legislativo 05 de 2017 que asegura el monopolio de las armas por parte del Estado, y prohibir la creación, promoción, organización, y otras actividades relacionadas con grupos civiles armados con fines ilegales, que incluyen las denominadas autodefensas y paramilitares.
Esto significa que en operaciones transfronterizas o de agresión al campesinado, disfrazadas de operaciones antinarcóticos, se podría recurrir a alianzas con bandas criminales u organizaciones sucesoras del paramilitarismo para combatir otras organizaciones criminales o a la guerrilla, tal y como ocurrió en la época de las alianzas con el grupo de los Pepes, o como ha ocurrido recientemente con las relaciones de redes de oficiales comprometidas con el Clan del Golfo, la Oficina de Envigado o el grupo de Los Rastrojos.
Por lo demás, esta constatación no es extraña a la política de alianzas con organizaciones criminales que ha practicado EEUU en Colombia como parte de la llamada “guerra contra el narcotráfico”.
En palabras de Stan Goff, oficial del ejército estadounidense, que estuvo en la base de Tolemaida en 1992: “Hay también una historia turbulenta del gobierno de EEUU que lucha con –no contra– los traficantes de 5 droga. De hecho la CIA parece tener una tendencia irresistible hacia los barones de la drogas”.
Pero además de revivir tales prácticas que deformaron nuestras instituciones y, contrario a lo que se dice, estimularon las mafias del narcoparamilitarismo, existe otra evidencia que nos advierte sobre los alcances geoestratégicos que tiene la llegada de este contingente de élite al país.
Asimismo, esta brigada está habilitada para participar directamente en acciones ofensivas junto a fuerzas militares locales. El Manual ATP 3-96.1 en su capítulo sexto estipula en forma explícita que los equipos de asesores “deben estar preparados para entrenar al comandante de la unidad extranjera, que podría incluir trabajar lado a lado durante un enfrentamiento enemigo”.
No solo eso. En febrero de este año, el general Milley testificó ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes sobre la labor de la Brigada de Asistencia de la Fuerza de Seguridad. En esa comparecencia, sostuvo que y dijo que la función esencial de esa brigada es brindar asesoramiento en la lucha antiterrorista y prepararse para una posible confrontación con una gran potencia mundial, como China o Rusia, es decir, prepararse para ni más ni menos una confrontación bélica mundial.
V. La escalada hacia una confrontación internacional
Existe hoy el riesgo creciente de que vayamos a una confrontación armada de carácter internacional, que involucre la participación de fuerzas militares de potencias mundiales.
Negar o trivializar ese peligro es servir de idiota útil o de instigador de ese camino suicida. Estamos en una escalada que conduce a esa catástrofe.
No es de ninguna manera simple coincidencia que estas operaciones extranjeras se presenten de manera simultánea con una operación de mercenarios que se preparó en nuestro territorio y que se ejecutó en el territorio venezolano, sobre la cual tenía pleno y detallado conocimiento el gobierno colombiano.
Voy a recordar solo algunos de los hechos que han sido públicos y plenamente corroborados de esta situación.
1) En septiembre de 2018 y en noviembre de 2019, el embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos, afirmó en público que la intervención militar es una opción abierta para el Gobierno con relación al cambio de gobierno en Venezuela. Incluso aseguró en una conversación con la actual canciller que ese tipo de planes se han coordinado con el señor Mauricio Claver-Carone, director de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca.
2) El 23 de febrero de 2019, cuando se realizó en Cúcuta un concierto humanitario el señor Juan Guaidó, fue escoltado a su ingreso al país por una delegación del grupo paramilitar Los Rastrojos.
3) El 23 de marzo de 2020, el mayor general venezolano Cliver Alcalá anunció en entrevista en W Radio que existía uno o varios campamentos en Riohacha, Guajira, donde se estaban entrenando mercenarios para incursionar en Venezuela.
Aseveró que el pasado 21 de marzo informó a la Dirección Nacional de Inteligencia sobre el hecho que existía ese plan para la operación mencionada que se realizaba en el contexto del Tratado Interamericano de Ayuda Recíproca, TIAR. No obstante, la investigación del periódico El País sostiene que el general Alcalá estaba en contacto con la DNI desde 2016, cuando llegó a Colombia.
4) En la misma entrevista del 23 de marzo, el general Alcalá afirmó que la compañía de mercenarios que estaría participando en la operación era Silvercorp, y que su trabajo se financiaría por medio de un contrato firmado por los señores Juan Guaidó y Juan José Rendón. Silvercorp habría trabajado en Colombia en el espectáculo humanitario que se hizo el 23 de febrero en Cúcuta. Su director Jordan Goudreau brindó seguridad para ese concierto.
5) Diez días después de esa entrevista radial, el 3 de mayo de 2020, se produce el desembarco de mercenarios en territorio venezolano. Son detenidos dos ciudadanos estadounidenses que trabajan para la compañía Silvercorp y otras 57 personas, entre quienes figuran dos ciudadanos estadounidenses.
6) El día en que se frustra la incursión mercenaria, en entrevista televisiva el señor Goudreau afirmó que la operación que estaba en curso hacía parte de las operaciones del TIAR, y exhibió el contrato del que habló el general Alcalá con las firmas de Guaidó y Rendón.
Las invasiones militares estadounidenses no suelen presentarse como una acción súbita, sino gradual. Como ocurrió en Vietnam o en Afganistán se produce una escalada en la que aumentan componentes militares que van configurando un escenario de guerra, en el que se combinan fuerzas regulares, terrestres y navales, con grupos irregulares locales o de mercenarios internacionales.
Ese es el escenario que con la perversa complicidad de nuestro gobierno estamos viendo surgir ante nuestros ojos.
Podemos terminar como Siria o como Libia: un Estado destruido que se ha convertido en un yacimiento de las multinacionales del petróleo.
VI. Las llamadas “zonas futuro”
Como vemos entonces, esta presencia extranjera no es para nada pacífica y por el contrario es altamente hostil, pues está diseñada para causar un grave daño al proceso de implementación del Acuerdo de Paz.
En Colombia sembrar coca es un delito más grave que financiar una campaña presidencial con dineros del narcotráfico. La doctrina que nos ha impuesto el modelo de las agencias antidroga de EEUU es que el peor enemigo de la cadena de este negocio ilegal son los campesinos pobres de zonas abandonadas socialmente por el Estado.
Es contra ese “enemigo interno” que se ha librado la agresión militar mientras los círculos mafiosos de políticos, banqueros, grandes hacendados y altos mandos militares y policiales gozan de impunidad absoluta, e incluso se presentan como socios de EEUU en esta lucha transnacional.
Las llamadas zonas futuro fueron incorporadas en la ley 1941 de 2018, que prorrogó la llamada ley de órden público, 418 de 1997, con el expreso propósito de debilitar la implementación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, fruto del Acuerdo de Paz, que tienen componente social y no militar.
El territorio de las zonas futuro está localizado íntegramente en los territorios PDET. En vez de crear zonas de paz y de desarrollo, los entrenadores de esta brigada militar norteamericana desplegados en tres zonas estratégicas vendrán a desarrollar operaciones militares mezcladas con fumigaciones aéreas de glifosato, y tratamiento violento de la protesta subsiguiente; un modelo que vienen ensayando sucesivos gobiernos desde la década de 1960 con reiterados fracasos.
En esas condiciones pensar en que esta misión militar ayudará (como lo proclama el comunicado de la Embajada de EEUU) a la estabilidad, a la paz e incluso a la protección de la vida de líderes sociales es totalmente inverosímil.
En cambio, lo que ocurrirá es que se constituirá en un nuevo factor de riesgo para los líderes y las comunidades en el país y en los territorios donde harán presencia.
Debo recordar que luego que demandé la constitucionalidad de la ley 1941 de 2018, la Corte en la Sentencia C-040 de 2020 estableció que los planes, medidas y recursos a ejecutar en las zonas futuro deben guardar coherencia e integralidad con los compromisos del Acuerdo de Paz.
Esto significa que el Consejo de Seguridad Nacional y de las autoridades del orden nacional previstas en la norma "deben guardar coherencia e integralidad con los compromisos de Acuerdo Final en materia de intervención del Estado en las zonas más afectadas por el conflicto".
Anuncio que haremos valer esa decisión de la Corte Constitucional apelando a las vías judiciales.
Mensajes finales
Anuncio que presentaremos en los próximos días dos acciones de tutela para, en primer lugar, reclamar nuestro derecho como senadores y senadoras de la oposición política a intervenir en la decisión de la presencia intervencionista de las tropas estadounidenses en nuestro territorio que viola nuestra soberanía, y en segundo lugar otra acción de tutela en compañía de organizaciones sociales para defender el derecho de las comunidades a la implementación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial y del Acuerdo de Paz.
Nuestro país ha hecho un gran esfuerzo que ha costado las vidas de más de 600 líderes sociales y de 199 excombatientes por lograr afianzar una paz estable y duradera. No permitiremos que ese esfuerzo sea destruido por los enemigos de la paz nacionales y extranjeros que quieren llevarnos a un conflicto armado transnacional de consecuencias imprevisibles para encubrir su debacle política y lograr triunfos electorales.
Gráfica.- Unidades de combate de la Brigada de Asistencia de Fuerza de Seguridad han llegado a la base militar de Tolemaida, según anuncio de la Embajada estadounidense en Bogotá.
Junio 10 de 2020
Fuente:
https://www.ivancepedacastro.com/eeuu/
https://www.ivancepedacastro.com/wp-content/uploads/2020/06/Debate_tropas_de-E
Quiero comenzar este debate con una cita de una intervención hecha en la Cámara de Representantes en una sesión de control político realizado el 6 de marzo de 1929. El joven congresista Jorge Eliécer Gaitán dijo lo siguiente ese día a propósito de un hecho que entonces había conmocionado el país, la Masacre de Las Bananeras:
“El gobierno tiene para los colombianos la metralla homicida y una temblorosa rodilla en tierra para el oro americano”.
Hace algunos días, cuando hicimos un debate sobre la agresiva posición del Gobierno Nacional frente a Cuba como país garante de procesos de paz colombianos, yo decía que desde hace tiempo Colombia no había estado tan arrodillada, tan sometida a la política de EEUU como hoy, que este gobierno está al servicio de la política exterior más impopular hoy en el mundo, que tiene como sus referentes internacionales a personajes tan sombríos como los presidentes Trump y Bolsonaro, y que sus decisiones fundamentales las dicta el ala extremista del Partido Republicano proveniente del estado de La Florida que tiene hoy bajo su control la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca.
Los líderes de la extrema derecha colombiana, como lo ha dejado en claro el locuaz embajador colombiano en Washington, Francisco Santos, se alinean internacionalmente con dirigentes y fuerzas decadentes como ellos mismos.
Sus pares son el sector hispano de extrema derecha en Washington que ha vendido caros sus votos a la campaña de reelección de Trump en los distritos que influye en La Florida.
La extrema derecha colombiana corrompe sectores del ejército, busca poner la justicia al servicio de sus fines o si es necesario mutilarla para mantener su impunidad, justifica con desvergüenza la entrega de la soberanía nacional a cambio del respaldo a sus propósitos, y sobre todo persiste en su obsesiva y frustrada acción destructiva del proceso de paz.
Ambos sectores ultraconservadores comparten la vocación belicista que puede comprometer la estabilidad de la región, y que hoy responde a su declinación política e inevitable colapso: se comportan como una bestia desbocada y furiosa.
El presente debate ha sido citado por la oposición para señalar la responsabilidad del Presidente de la República y del Gobierno Nacional en la violación de nuestra Constitución y de nuestra soberanía por medio de la imposición de la presencia ilícita e ilegítima de tropas estadounidenses en nuestro territorio.
Esa injerencia militar, impuesta por el Ejecutivo, además de violar claramente la Constitución, genera nuevas y peligrosas condiciones para llevar a nuestro país a un conflicto armado de dimensiones internacionales, y agrede la implementación del Acuerdo de Paz al convertir territorios de implementación de planes sociales en teatros de guerra con presencia militar extranjera, que prefiguran una agresión contra las comunidades campesinas en extensas zonas del país.
II. La violación de la Carta Política.
En Colombia existe una larga tradición no solo de intervenciones periódicas de las Fuerzas Militares de EEUU, sino además de violar todos los procedimientos previstos en la Carta Política para generar controles preventivos a cualquier ultraje a nuestra soberanía.
Es parte del vínculo de dependencia sin límite que han cultivado históricamente nuestras élites subordinadas a la servidumbre internacional. Así ocurrió con los acuerdos suscritos entre los dos gobiernos como el Plan Colombia o como el que en 2009 intentó habilitar bases militares para el uso de las tropas estadounidenses.
El magistrado Gustavo Gómez, expresidente del Consejo de Estado, ha sostenido que cualquier determinación del Ejecutivo en cuanto al tránsito, permanencia o estacionamiento de tropas extranjeras debe convocar los otros dos poderes del Estado el Legislativo y el Judicial. De esta forma, el Senado de la República tiene una competencia inderogable o ineludible para debatir, antes y no después, la presencia en el territorio de tropas extranjeras sea esta por tránsito, permanencia o estacionamiento.
Esa facultad de autorizar, que le corresponde al Senado, es una competencia que no puede ser usurpada, y como lo ha recordado el mismo magistrado Gómez tiene su origen en reformas constitucionales que se introdujeron en 1914 y 1945 que conformaron la defensa de la soberanía como asunto de los tres poderes del Estado.
Valga señalar que es un absurdo alegar que cuando no se trata del tránsito de tropas extranjeras, sería lícita la permanencia o el estacionamiento de las mismas, dado que es de sentido común que si el tránsito que es la más breve presencia requiere autorización, con mayor razón la requerirán aquellas más duraderas, como son el estacionamiento o la permanencia, que en realidad están prohibidas como es el caso presente.
Esa consideración no atañe de ninguna manera, como se ha esforzado en convencernos el señor Ministro de Defensa, al tipo de misión que cumplan en nuestro territorio, pues basta demostrar su carácter de tropas, como es el caso presente.
Se trata entonces de una norma pública perentoria general y del cumplimiento del deber constitucional de servidores públicos. La colusión para evitar la actuación del Senado es equivalente a una asonada contra uno de los poderes públicos.
Ante la violación de nuestro derecho a la participación política, y de nuestra facultad constitucional de autorizar o no autorizar la presencia de tropas extranjeras en nuestro territorio, anuncio que congresistas de la oposición acudiremos a la vía judicial para garantizar esos derechos y dejar sin efectos el acuerdo con el gobierno de los EEUU mediante el cual autorizó el tránsito y permanencia de tropas extranjeras en el territorio nacional.
III. Tres métodos criminales que ha traído la intervención militar de EEUU
Recordemos tres métodos criminales que están relacionados con los peligros que hoy entraña este nuevo capítulo de intervención militar foránea.
A las Fuerzas Militares de EEUU, a la CIA y a la DEA, les debemos haber estimulado y legalizado la conformación de grupos paramilitares, la práctica de tejer alianzas con organizaciones del narcotráfico y del paramilitarismo con el pretexto de combatir otros grupos ilegales, y de traer a Colombia toda clase de compañías privadas de contratistas que pueden desempeñar el rol de mercenarios.
Esos tres métodos criminales han conducido a la ejecución de violaciones masivas de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad:
1- En 1962, una misión militar estadounidense le recomendó al gobierno colombiano, sin eufemismos, que el Estado organizara grupos paramilitares para “ejecutar actividades de sabotaje y terroristas contra conocidos partidarios del comunismo”.
Entre 1988 y 2005, período en el que llegó a su apogeo esta estrategia, el aumento de la llamada ayuda militar norteamericana a Colombia incrementó en un 138 por ciento anual los ataques de paramilitares en municipalidades con unidades militares que recibían ese soporte.
2- A comienzo de la década de 1990 se realizó la operación para eliminar al capo Pablo Escobar, que incluyó bajo la conducción de la DEA y la CIA las macabras alianzas de la Policía Nacional con el paramilitarismo y con el Cartel de Cali a través del grupo Los Pepes, lo que marcó de ahí en adelante la historia de vínculos de esa institución con organizaciones ilegales.
3- El Plan Colombia trajo entre otras desastrosas consecuencias el florecimiento en el país de toda clase de compañías internacionales privadas “de seguridad”, que en numerosas oportunidades se han visto comprometidas con acciones delictivas o que han fungido como grupos mercenarios. En este debate daré un claro ejemplo.
IV. Carácter de esta brigada de élite de las FFMM de EEUU
El carácter de tropa de esta brigada lo determina el hecho, absolutamente evidente, que se trata de un grupo de élite de las Fuerzas Militares de EEUU.
Antes se ha desplegado en Afganistán, Europa y África, con tristes consecuencias como veremos. Esta será la primera vez que se despliega en América Latina. Es tan solo un elemento de un gigantesco operativo que tiene componentes visibles y también clandestinos.
La Brigada de Asistencia de la Fuerza de Seguridad se le define como el componente terrestre de un gran despliegue naval en curso en el Caribe, se trata una campaña militar por fases que va adquiriendo la forma de una escalada en la que van flotas, brigadas, mercenarios. En el estudio de los manuales vigentes de esta brigada que definen sus labores y doctrina. En el Manual ATP 3-96.1, que está vigente, se menciona en forma explícita la función de asesorar:
i) fuerzas paramilitares para contrarrestar una insurgencia, ii) milicias no gubernamentales y iii) socios irregulares.
Si bien en el primero de los casos se aclara que se trata de fuerzas de carabineros y gendarmería, no hay duda acerca de que esta brigada admite la asesoría de grupos no gubernamentales e irregulares.
Así ha ocurrido, por ejemplo, en Afganistán, donde esta brigada ha actuado con fuerzas irregulares, como lo reconoció el general Mark Milley (el oficial de más alto nivel del Pentágono, jefe del Estado Mayor del Ejército), quien en octubre de 2017 dijo que estas fuerzas especiales “han hecho lo que se supone que deben hacer, y solo ellas pueden hacer, que es entrenar a las fuerzas irregulares” en ese país.
Un informe de HRW sobre EEUU y la situación de derechos humanos en Afganistán en 2019: “Unidades paramilitares afganas respaldadas por la CIA fuera de la cadena de mando regular cometieron ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas”.
Esta disposición del citado manual de manera evidente viola en Colombia el Acto Legislativo 05 de 2017 que asegura el monopolio de las armas por parte del Estado, y prohibir la creación, promoción, organización, y otras actividades relacionadas con grupos civiles armados con fines ilegales, que incluyen las denominadas autodefensas y paramilitares.
Esto significa que en operaciones transfronterizas o de agresión al campesinado, disfrazadas de operaciones antinarcóticos, se podría recurrir a alianzas con bandas criminales u organizaciones sucesoras del paramilitarismo para combatir otras organizaciones criminales o a la guerrilla, tal y como ocurrió en la época de las alianzas con el grupo de los Pepes, o como ha ocurrido recientemente con las relaciones de redes de oficiales comprometidas con el Clan del Golfo, la Oficina de Envigado o el grupo de Los Rastrojos.
Por lo demás, esta constatación no es extraña a la política de alianzas con organizaciones criminales que ha practicado EEUU en Colombia como parte de la llamada “guerra contra el narcotráfico”.
En palabras de Stan Goff, oficial del ejército estadounidense, que estuvo en la base de Tolemaida en 1992: “Hay también una historia turbulenta del gobierno de EEUU que lucha con –no contra– los traficantes de 5 droga. De hecho la CIA parece tener una tendencia irresistible hacia los barones de la drogas”.
Pero además de revivir tales prácticas que deformaron nuestras instituciones y, contrario a lo que se dice, estimularon las mafias del narcoparamilitarismo, existe otra evidencia que nos advierte sobre los alcances geoestratégicos que tiene la llegada de este contingente de élite al país.
Asimismo, esta brigada está habilitada para participar directamente en acciones ofensivas junto a fuerzas militares locales. El Manual ATP 3-96.1 en su capítulo sexto estipula en forma explícita que los equipos de asesores “deben estar preparados para entrenar al comandante de la unidad extranjera, que podría incluir trabajar lado a lado durante un enfrentamiento enemigo”.
No solo eso. En febrero de este año, el general Milley testificó ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes sobre la labor de la Brigada de Asistencia de la Fuerza de Seguridad. En esa comparecencia, sostuvo que y dijo que la función esencial de esa brigada es brindar asesoramiento en la lucha antiterrorista y prepararse para una posible confrontación con una gran potencia mundial, como China o Rusia, es decir, prepararse para ni más ni menos una confrontación bélica mundial.
V. La escalada hacia una confrontación internacional
Existe hoy el riesgo creciente de que vayamos a una confrontación armada de carácter internacional, que involucre la participación de fuerzas militares de potencias mundiales.
Negar o trivializar ese peligro es servir de idiota útil o de instigador de ese camino suicida. Estamos en una escalada que conduce a esa catástrofe.
No es de ninguna manera simple coincidencia que estas operaciones extranjeras se presenten de manera simultánea con una operación de mercenarios que se preparó en nuestro territorio y que se ejecutó en el territorio venezolano, sobre la cual tenía pleno y detallado conocimiento el gobierno colombiano.
Voy a recordar solo algunos de los hechos que han sido públicos y plenamente corroborados de esta situación.
1) En septiembre de 2018 y en noviembre de 2019, el embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos, afirmó en público que la intervención militar es una opción abierta para el Gobierno con relación al cambio de gobierno en Venezuela. Incluso aseguró en una conversación con la actual canciller que ese tipo de planes se han coordinado con el señor Mauricio Claver-Carone, director de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca.
2) El 23 de febrero de 2019, cuando se realizó en Cúcuta un concierto humanitario el señor Juan Guaidó, fue escoltado a su ingreso al país por una delegación del grupo paramilitar Los Rastrojos.
3) El 23 de marzo de 2020, el mayor general venezolano Cliver Alcalá anunció en entrevista en W Radio que existía uno o varios campamentos en Riohacha, Guajira, donde se estaban entrenando mercenarios para incursionar en Venezuela.
Aseveró que el pasado 21 de marzo informó a la Dirección Nacional de Inteligencia sobre el hecho que existía ese plan para la operación mencionada que se realizaba en el contexto del Tratado Interamericano de Ayuda Recíproca, TIAR. No obstante, la investigación del periódico El País sostiene que el general Alcalá estaba en contacto con la DNI desde 2016, cuando llegó a Colombia.
4) En la misma entrevista del 23 de marzo, el general Alcalá afirmó que la compañía de mercenarios que estaría participando en la operación era Silvercorp, y que su trabajo se financiaría por medio de un contrato firmado por los señores Juan Guaidó y Juan José Rendón. Silvercorp habría trabajado en Colombia en el espectáculo humanitario que se hizo el 23 de febrero en Cúcuta. Su director Jordan Goudreau brindó seguridad para ese concierto.
5) Diez días después de esa entrevista radial, el 3 de mayo de 2020, se produce el desembarco de mercenarios en territorio venezolano. Son detenidos dos ciudadanos estadounidenses que trabajan para la compañía Silvercorp y otras 57 personas, entre quienes figuran dos ciudadanos estadounidenses.
6) El día en que se frustra la incursión mercenaria, en entrevista televisiva el señor Goudreau afirmó que la operación que estaba en curso hacía parte de las operaciones del TIAR, y exhibió el contrato del que habló el general Alcalá con las firmas de Guaidó y Rendón.
Las invasiones militares estadounidenses no suelen presentarse como una acción súbita, sino gradual. Como ocurrió en Vietnam o en Afganistán se produce una escalada en la que aumentan componentes militares que van configurando un escenario de guerra, en el que se combinan fuerzas regulares, terrestres y navales, con grupos irregulares locales o de mercenarios internacionales.
Ese es el escenario que con la perversa complicidad de nuestro gobierno estamos viendo surgir ante nuestros ojos.
Podemos terminar como Siria o como Libia: un Estado destruido que se ha convertido en un yacimiento de las multinacionales del petróleo.
VI. Las llamadas “zonas futuro”
Como vemos entonces, esta presencia extranjera no es para nada pacífica y por el contrario es altamente hostil, pues está diseñada para causar un grave daño al proceso de implementación del Acuerdo de Paz.
En Colombia sembrar coca es un delito más grave que financiar una campaña presidencial con dineros del narcotráfico. La doctrina que nos ha impuesto el modelo de las agencias antidroga de EEUU es que el peor enemigo de la cadena de este negocio ilegal son los campesinos pobres de zonas abandonadas socialmente por el Estado.
Es contra ese “enemigo interno” que se ha librado la agresión militar mientras los círculos mafiosos de políticos, banqueros, grandes hacendados y altos mandos militares y policiales gozan de impunidad absoluta, e incluso se presentan como socios de EEUU en esta lucha transnacional.
Las llamadas zonas futuro fueron incorporadas en la ley 1941 de 2018, que prorrogó la llamada ley de órden público, 418 de 1997, con el expreso propósito de debilitar la implementación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, fruto del Acuerdo de Paz, que tienen componente social y no militar.
El territorio de las zonas futuro está localizado íntegramente en los territorios PDET. En vez de crear zonas de paz y de desarrollo, los entrenadores de esta brigada militar norteamericana desplegados en tres zonas estratégicas vendrán a desarrollar operaciones militares mezcladas con fumigaciones aéreas de glifosato, y tratamiento violento de la protesta subsiguiente; un modelo que vienen ensayando sucesivos gobiernos desde la década de 1960 con reiterados fracasos.
En esas condiciones pensar en que esta misión militar ayudará (como lo proclama el comunicado de la Embajada de EEUU) a la estabilidad, a la paz e incluso a la protección de la vida de líderes sociales es totalmente inverosímil.
En cambio, lo que ocurrirá es que se constituirá en un nuevo factor de riesgo para los líderes y las comunidades en el país y en los territorios donde harán presencia.
Debo recordar que luego que demandé la constitucionalidad de la ley 1941 de 2018, la Corte en la Sentencia C-040 de 2020 estableció que los planes, medidas y recursos a ejecutar en las zonas futuro deben guardar coherencia e integralidad con los compromisos del Acuerdo de Paz.
Esto significa que el Consejo de Seguridad Nacional y de las autoridades del orden nacional previstas en la norma "deben guardar coherencia e integralidad con los compromisos de Acuerdo Final en materia de intervención del Estado en las zonas más afectadas por el conflicto".
Anuncio que haremos valer esa decisión de la Corte Constitucional apelando a las vías judiciales.
Mensajes finales
Anuncio que presentaremos en los próximos días dos acciones de tutela para, en primer lugar, reclamar nuestro derecho como senadores y senadoras de la oposición política a intervenir en la decisión de la presencia intervencionista de las tropas estadounidenses en nuestro territorio que viola nuestra soberanía, y en segundo lugar otra acción de tutela en compañía de organizaciones sociales para defender el derecho de las comunidades a la implementación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial y del Acuerdo de Paz.
Nuestro país ha hecho un gran esfuerzo que ha costado las vidas de más de 600 líderes sociales y de 199 excombatientes por lograr afianzar una paz estable y duradera. No permitiremos que ese esfuerzo sea destruido por los enemigos de la paz nacionales y extranjeros que quieren llevarnos a un conflicto armado transnacional de consecuencias imprevisibles para encubrir su debacle política y lograr triunfos electorales.
Gráfica.- Unidades de combate de la Brigada de Asistencia de Fuerza de Seguridad han llegado a la base militar de Tolemaida, según anuncio de la Embajada estadounidense en Bogotá.
Junio 10 de 2020
Fuente:
https://www.ivancepedacastro.com/eeuu/
https://www.ivancepedacastro.com/wp-content/uploads/2020/06/Debate_tropas_de-E
14 de junio de 2020
Análisis situacional a propósito del envío del contingente militar estadounidense a Colombia.
A.- Contexto
Tal como señalamos en textos anteriores, la crisis capitalista actual no ha dejado intacta a la economía estadounidense. La preocupación a corto plazo de esta superpotencia es cómo recuperar su primacía económica tan pronto comience a ceder el virus, sobre todo tomando en cuenta que China ha iniciado primero ese proceso.
La caída en los precios del petróleo previa a la crisis actual, ha hecho que la extracción por fracking no sea rentable y esta es la que garantiza el petróleo a los Estados Unidos, por lo que vuelve a serles fundamental encontrar fuentes de extracción tradicional del petróleo. Por otra parte, la mayoría de los metales que cotizan en la bolsa han tenido fuertes caídas en los primeros días de la pandemia, salvo el oro y el paladio, que incluso han tenido grandes subidas, convirtiéndose en una especie de refugio económico. Como ya es sabido, Venezuela posee significativas reservas de oro y las mayores reservas de petróleo del mundo.
Pero lo más importante a mi criterio es que la economía del capitalismo mundial, cuyo centro aún son los Estados Unidos, ha venido en un franco proceso de financiarización. Y es este sector de la economía, el financiero, el que a mi juicio le permitirá una recuperación más rápida al capitalismo mundial.
La economía capitalista mundial cuenta con dos grandes “lubricantes”: la empresa de la guerra y el narcotráfico. Las últimas crisis financieras globales y las estadounidenses en particular, se han superado gracias al dinero que mueve el narcotráfico. La vía para ampliar los mercados de la droga que se produce en Colombia y disminuir los costos de transporte, es apropiarse del Lago de Maracaibo y del resto de la gran Costa Caribe venezolana.
En cuanto al negocio de la guerra, la llegada de las tropas gringas es parte de una nueva inyección de recursos a ese negocio que pretende generarse a partir de una agresión a Venezuela, que traería sin duda un largo conflicto armado interno, una guerra fratricida entre Colombia y Venezuela y consecuentemente, según sus aspiraciones, el jugoso negocio de la reconstrucción, la atención a refugiados y refugiadas, la proliferación de las cárceles privadas, etc.
En suma, los objetivos económicos son fundamentalmente dos: acelerar el despojo de las riquezas de Venezuela y Colombia (no olvidemos que la militarización de Colombia y su involucramiento en la guerra la somete aún más al desangre en favor de las trasnacionales) y revitalizar el sector financiero con otra guerra y nuevas rutas, más óptimas para el tráfico de drogas.
Por todo esto, el Estado norteamericano retomó la decisión de concretar la intervención militar en Venezuela, pero los altos costos que ella implicaría, la falta de consenso en Colombia y Brasil que han impedido hasta ahora la concreción de una guerra regular contra la Revolución bolivariana, y el despliegue y avance en la legitimidad internacional que Rusia y China han logrado en la lucha contra esta pandemia, le han llevado a “abrir la licitación” para una invasión tercerizada.
La apuesta es a que grupos paramilitares colombianos y/o contratistas militares privadas (CMP) que tienen su asiento en los países que comparten frontera con Venezuela, particularmente en Colombia, realicen esta acción a cambio de esos primeros 35 millones de dólares que ofreció en recompensa y las consecuentes participaciones en los negocios antes mencionados.
Como también hemos dicho reiteradamente, el relanzamiento de la Doctrina Monroe implica la creación y fortalecimiento de ejércitos irregulares para desestabilizar la región y garantizar la continuidad del despojo de nuestras riquezas. Desde hace décadas que las instituciones del Estado norteamericano sostienen dichos ejércitos con los capitales del narcotráfico y además participan del negocio de la legitimación de capitales para blanquear los presupuestos de sus operaciones clandestinas. Todo esto significa que la Casa Blanca aupará el fortalecimiento del tráfico de drogas, aumentará la legitimación de capitales y, como consecuencia, promoverá la corrupción de los Estados de Nuestra América, como lo ha hecho en Colombia.
Por ello luce aún más absurdo que con el argumento de cerrar rutas al narcotráfico, Donald Trump lanzara su “Operación Antidrogas de Mayores Esfuerzos” el 1 de abril de 2020 que implicó, en principio, un despliegue sin precedentes del Comando Sur sobre el Mar Caribe oriental por donde –según la DEA- solamente circula aproximadamente el 7% de la droga que llega a EE.UU. desde América del Sur, pero desde la Casa Blanca dejaron claro que el objetivo era de nuevo atacar al gobierno venezolano.
Por esas mismas híper vigiladas costas del Caribe se intentó al siguiente mes (3 de mayo) la “Operación Gedeón” que fue inmediatamente repelida por la unión cívico militar policial de Venezuela. Aunque es francamente imposible que el gobierno estadounidense no estuviese al tanto de ella y menos aún que el Comando Sur no se hubiera percatado de su ejecución, esta operación dejó en evidencia la importancia de prestar atención a la participación de las CMP sobre las que hemos venido advirtiendo reiteradamente. Esta derrota golpeó de nuevo la escasa moral de la oposición interna pero sobre todo, aniquiló la confianza del gobierno de Trump en las capacidades de la derecha venezolana para derrocar al gobierno bolivariano.
Por otro lado el 26 de mayo, se retomó el discurso de la “crisis de refugiados” supuestamente generada por Venezuela, en la llamada Conferencia de países donantes, a la que hemos calificado de una Rueda de Negocios, que más se asemeja a un Concierto para Delinquir que a una reunión con fines humanitarios.
Finalmente el mes pasado se abrió una gran brecha política, económica y militar en el pretendido cerco estadounidense sobre Venezuela con la llegada de buques iraníes cargados de combustible, químicos para refinación y repuestos. Las múltiples implicaciones de esta acción solidaria soberana de dos Pueblos del Sur bloqueados por los EE.UU. merece un análisis aparte. Pero lo concreto es que fue considerado sin duda, una gran afrenta.
B.- El escenario específico.
En ese contexto la Embajada de Estados Unidos en Bogotá informó el pasado 27 de mayo, un día antes de que lo comunicaran las instituciones del gobierno de Duque, el próximo arribo de una brigada norteamericana de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SFAB por sus siglas en inglés), que vendría para supuestamente ayudar a Colombia en su lucha anti narcóticos. La SFAB es una unidad especializada del Ejército de los Estados Unidos que ha actuado en Siria, Irak y Afganistán, según ellos mismos informan. Y su misión se supone arribó el pasado primero de junio a Colombia y tendrá una duración de varios meses, durante los cuales según su anuncio, centrará sus esfuerzos principalmente en las Zonas Futuro delimitadas por el gobierno colombiano, al que califica como “su mejor aliado y amigo en la región”. El mismo comunicado de la Embajada relaciona este despliegue del SFAB con la “Operación Antidrogas de Mayores Esfuerzos” anunciada el 1 de Abril por Donald Trump.
La reacción de la opinión pública colombiana fue rápida y airada desde todos los sectores, movimientos sociales y partidos de izquierda en principio, pero la molestia llegó rápidamente a los partidos de centro e incluso de derecha, que señalaron que toda circulación de tropa extranjera debe ser autorizada por el Congreso y que el verdadero objetivo de esta misión sería involucrar a Colombia en un ataque militar contra Venezuela.
La presión pública obligó al Ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo a ratificar el anuncio al día siguiente, introduciendo nuevos elementos. Primero, afirmó que se trata “solamente” de 50 militares y no de 800 que es la cifra que ha manejado la opinión pública. Segundo que este contingente no vendría a las regiones que insinuaba el comunicado de la Embajada -que incluían los departamentos fronterizos de Arauca, primer departamento de Colombia en ser declarado libre de cultivos ilícitos, Guajira y Norte de Santander- sino que, según Holmes, en el caso de la frontera colombo venezolana, solo se ubicarían en la región del Catatumbo, departamento Norte de Santander. Por último fue enfático al decir que la presencia de asesores y técnicos no requiere aprobación del Congreso y dijo que los estadounidenses asesorarán a las unidades militares de las Fuerzas de Tarea Conjunta, Hércules (Nariño), Vulcano (Norte de Santander), Omega (Meta) y de la Brigada contra el Narcotráfico.
Ese mismo día el Comando Sur expidió un comunicado para tratar de hacer control de daños en el que ratificó que se trataría de labores estrictamente de asesoría. Por su parte, el Comandante de esta Brigada, anunció el 30 de mayo que saldría hacia Colombia al frente de un equipo de aproximadamente 45 soldados profesionales entrenados con amplia experiencia adquirida en Irak y Afganistán. Indicó que su equipo tiene más de seis meses preparando esta misión y que al llegar cumplirán 14 días de cuarentena como parte de las medidas contra la COVID-19.
Un dato muy importante lo entregó el Comandante de las Fuerzas Militares (FF.MM.) al decir que “Su presencia en Colombia tendrá una duración de alrededor de cuatro meses”.
Es muy importante aclarar nuevamente que, la presencia visible de militares y contratistas estadounidenses en Colombia está normalizada sobre todo desde hace tres décadas. Al principio de los noventa con la llamada Guerra contra las Drogas y posteriormente con la firma del Plan Colombia en 1999, que desde el principio llegó a autorizar 800 soldados y 600 contratistas civiles gringos en el país, así como el uso de dos bases militares colombianas para esas tropas. En 2009, el gobierno de Álvaro Uribe llegó a un acuerdo con Estados Unidos para permitir la llegada de militares de ese país a otras siete bases colombianas y garantizar la impunidad de los militares y contratistas civiles estadounidenses en territorio nacional.
Hoy se encuentran alrededor de 23 instalaciones militares con presencia de equipos y personal militar estadounidense en el país, sin que ninguna información exacta sea conocida ni por el Congreso colombiano ni por la opinión pública.
En el caso de las CMP esta información es aún más difícil de precisar pues como ya hemos señalado están vinculadas no sólo al área de la seguridad y defensa del estado sino también a las trasnacionales, sobre todo las minero energéticas que explotan el territorio colombiano.
En el 2001, por ejemplo, un famoso medio colombiano denunció la presencia de 1000 (mil) contratistas civiles de la Dyncorp, cuyo primer contingente había llegado en 1993, cuatro años antes de que otra contratista, AirScan fuera acusada de masacrar civiles al bombardear desde sus aviones la población de Santo Domingo, Arauca, donde fueron asesinadas 17 personas entre ellos varios niños y niñas. Entre estos contratistas se encontraban varios oficiales retirados de las fuerzas especiales del Pentágono.
Según reseña ese mismo medio, un militar colombiano expresó en ese momento: “Es gente muy difícil de manejar. La mayoría de ellos son altos consumidores de droga. Muchos se inyectan antes de volar (los aviones fumigadores). Varios oficiales han tenido enfrentamientos abiertos con esos pilotos porque no respetan la disciplina castrense en las bases militares. Y nuestros oficiales no aceptan que estos hombres, por más experimentados que sean en el campo de la guerra, estén consumiendo droga dentro de las instalaciones militares”.
A partir del 2018, con la incorporación de Colombia a la OTAN en calidad de socio global la presencia de las diversas instituciones de seguridad y defensa estadounidense y las CMP en Colombia se legitiman aún más.
Por tanto, la llegada de este nuevo contingente de tropa estadounidense cobra relevancia por darse en el marco del contexto antes descrito que amenaza a la seguridad de la Revolución Bolivariana y que se pretende incitar a la primera guerra fratricida del Siglo XXI en Nuestra América al propiciar un ataque a Venezuela desde Colombia, pero no es inusual ni constituye en sí misma, una novedad.
Es fundamental siempre recordar aquí que Colombia es un país que vive un conflicto social y armado que no cesa. En el conflicto armado se enfrentan las FF.MM. y los grupos paramilitares, con el obvio apoyo aquí reseñado de los EE.UU. contra las organizaciones guerrilleras, Ejército de Liberación Nacional (ELN) y diversos sectores disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aunque se dice más simple de lo que es. Este conflicto es muy complejo y amerita largo tratamiento, pero para los fines de este análisis es menester simplemente recordarlo, dejando aquí el enlace donde se encuentran algunas claves para comprenderlo a quienes se interesen en profundizar el tema. No se puede evadir tampoco mencionar que la resistencia popular a la oligarquía colombiana y los intereses trasnacionales de economías lícitas e ilícitas se enfrenta desde hace cuatro años a un nuevo genocidio de líderes y lideresas sociales, así como de ex guerrilleros de las FARC-EP.
C.- Claves:
1.- Las Fuerzas de Tarea Conjunta, según los define el profesor Renán Vega Cantor (Vega, 2016) “son grupos de despliegue rápido con una diversidad de especializaciones. Estos grupos se caracterizan por su capacidad de adaptación en diversos terrenos y su flexibilidad en el tipo de acciones, además de su carácter ampliamente confidencial. En varias de ellas hay presencia de Comandantes de Brigada del Pentágono estadounidense con experiencia en Irak y Afganistán.” La Fuerza de Tarea conjunta Vulcano a la que según el Ministro de Defensa colombiano se dirige parte de esta tropa extranjera, está ubicada en Tibú, Catatumbo, departamento Norte de Santander. (Frontera con el Estado Zulia) Cuya fuerza inicial es de entre 7.900 y 10.000 efectivos. Estos fueron reforzados en el 2018 con alrededor de 5.000 efectivos de las Fuerza de Despliegue Rápido N°3 (Fudra). Esta es la única Brigada que según Carlos Holmes, vendría a asesorar este contingente estadounidense en la frontera colombo venezolana.
2.- Diversas fuentes periodísticas señalan falta de consenso en las Fuerzas colombianas en relación con Venezuela y el papel que les está obligando a jugar el gobierno colombiano. Incluso hay análisis que señalan la fractura interna de las FF.MM. como la razón del envío de esta misión estadounidense como acción para retomar el control sobre ellas. Lo que sí es público y notorio es que en los últimos meses se han destapado varios escándalos de corrupción en los altos mandos colombianos, que incluso han motivado denuncias directas de representantes del Congreso colombiano ante representantes del Senado estadounidense y la OTAN solicitando se revisen los fondos que ese país y esa organización asignan al estado colombiano para fines militares.
3.- Durante el confinamiento ordenado por la pandemia, el estado colombiano ha aumentado la militarización de las zonas rurales del país.
4.- El uribismo está en su peor momento y el pueblo colombiano se ha mantenido resistiendo en las zonas rurales, enfrentando un genocidio contra sus líderes y lideresas y se apresta a volver a protestar a las calles de las principales ciudades tan pronto terminen las medidas de cuarentena.
5.- Luego de que el cese al fuego unilateral que realizó del ELN en el mes de abril no lograra ninguna respuesta positiva de parte del gobierno de Iván Duque, se da por hecho que no hay posibilidades de que se retomen los diálogos durante este gobierno al que aún le quedan dos años de mandato. Postergando nuevamente la tan buscada salida política negociada al conflicto.
6.- La invasión del paramilitarismo colombiano sobre Venezuela, ha recibido duros golpes por parte de la unión cívico militar pero no ha cesado, ya que cuenta con el apoyo de los sectores más violentos de la oposición venezolana y los carteles de droga del norte, comandados todos por la DEA. Es de esperar que en los próximos meses esa invasión tenga repuntes de ingreso o busque avances en el control territorial de las zonas en las que se encuentra, como lo que se observó en Petare, Caracas, durante el desarrollo de la Operación Gedeón.
7.- La idea de involucrar a Colombia en una guerra contra Venezuela no solo tiene el rechazo de la izquierda colombiana, los movimientos sociales, y representantes de partidos de centro y algunos y algunas de derecha, esa misma preocupación la tienen sectores vinculados a la industria manufacturera y comercial cuya principal fuente de ingresos era la exportación a Venezuela.
8.- Continúan los asesinatos e intimidaciones a líderes y lideresas de base del chavismo en todo país pero sobre todo en las zonas de frontera con Colombia y con el Caribe.
9.- Colombia es un país que tiene escándalos habituales, entre otras cosas porque hay la clara intención de impedir que la opinión pública colombiana construya un hilo histórico de su propia tragedia, seguramente en continuidad de esa práctica de dominación comunicacional, el lunes o martes estallará un nuevo escándalo para tapar la llegada de estas tropas.
10.- El estado colombiano, no controla su territorio. Voluntariamente ha cedido territorios al narcotráfico y al paramilitarismo y solo enfrenta el control de las fuerzas de izquierda y las comunidades organizadas, a las que constantemente masacra. Por eso ahora dirige sus esfuerzos al Catatumbo, lo que supone una amenaza inmediata sobre el estado Zulia. En ese sentido es muy importante el esfuerzo que se haga en defender la soberanía venezolana sobre el Zulia y particularmente sobre la cuenca del Lago de Maracaibo que es sin duda uno de sus objetivos más preciados, por sus reservas de petróleo liviano, sus recursos naturales y sobre todo por ser un gran puerto de importancia geoestratégica.
11.- Senadores de la oposición colombiana llamaron a debate al Ministro de la Defensa esta semana para que explique las razones y el alcance de esta misión.
12.- Si la aprobación del Congreso fue siempre innecesaria para la llegada de este contingente, cabe preguntarse por qué la Embajada Estadounidense decidió unilateralmente hacerlo público, evidentemente sin consultarlo con el gobierno colombiano. Una operación psicológica en marcha podría estar detrás de ello. Si se trata de propaganda o distracción, es importante reflexionar al respecto.
D.- Hipótesis
Vuelve a ser una fecha clave el mes de septiembre. EE.UU. difícilmente se involucrará en una agresión militar directa, al menos, no hasta que todas las agresiones indirectas y multiformes hayan comenzado a dar frutos. Septiembre es una fecha crítica para ellos en la que pueden involucrarse como acción desesperada porque las elecciones para la presidencia de su país se prevén para noviembre de este año y Trump está en el peor momento de su popularidad, debido al mal manejo de la pandemia, el desempleo y ahora a las multitudinarias protestas callejeras por la política racista del Estado.
Los siguientes meses a partir de hoy, podrían ser más de acoso y estudio de las reacciones in situ. Aunque operaciones tipo comando para secuestrar al Presidente y colocarlo en una cárcel estadounidense o asesinarlo a él y a personajes emblemáticos o emblemáticas, de la Revolución Bolivariana pueden volver a intentarse, con mayor nivel técnico.
Lo más probable es que estos primeros meses la tarea que orientará esta misión gringa será un reordenamiento interno y operaciones para abrirse paso en la frontera del lado colombiano, procurando tomar el control de la zona del Catatumbo y tal vez Arauca, territorios que históricamente no han logrado controlar por la fuerte resistencia que han encontrado en ellos y puede ser que nunca lo logren.
Lo segundo será fortalecer con dotación y entrenamiento las fuerzas paramilitares, con más personal de las CMP para planificar y ejecutar acciones de acoso a la soberanía venezolana. Lo de los barcos iraníes fue un trago amargo que les ratificó que deben potenciar las acciones indirectas, que no será fácil una guerra directa contra Venezuela y no quieren pagar el costo político. Esos costos se los quieren endosar todos a Colombia. De atreverse a entrar lo harían cuando las primeras batallas se hubieran ganado e insisto, esto debe ser a más tardar en septiembre del 2020, a no ser que los acontecimientos internos de los EE.UU. cambien drásticamente el panorama político en ese país.
E.- Algunas recomendaciones finales
– Priorizar la seguridad del presidente Nicolás Maduro y los cuadros más relevantes del Estado.
– Mirar hacia el Zulia. Apoyar con más esfuerzo desde Caracas los problemas que aquejan la región particularmente electricidad, agua y alimentación. Profundizar la unión cívico militar en la región del Catatumbo y mantener sobre ella monitoreo constante. Vigilar el Puente Rafael Urdaneta como punto crítico y simbólico. Aumentar el patrullaje sobre las aguas del Lago de Maracaibo.
– Continuar la vigilancia sobre la costa Caribe venezolana, haciendo énfasis en las costas de los estados Falcón y Sucre.
– Fortalecer la inteligencia social y avanzar en la consolidación de las Unidades Populares de Defensa Integral de la Milicia Bolivariana.
– Continuar acompañando a las comunas en las zonas de frontera y promover desde ellas, la unidad entre Pueblos bolivarianos de ambos lados de la frontera colombo venezolana, porque sólo esa unidad podrá derrotar el relanzamiento de la Doctrina Monroe sobre nuestra región y específicamente sobre ambos países.
Tal como señalamos en textos anteriores, la crisis capitalista actual no ha dejado intacta a la economía estadounidense. La preocupación a corto plazo de esta superpotencia es cómo recuperar su primacía económica tan pronto comience a ceder el virus, sobre todo tomando en cuenta que China ha iniciado primero ese proceso.
La caída en los precios del petróleo previa a la crisis actual, ha hecho que la extracción por fracking no sea rentable y esta es la que garantiza el petróleo a los Estados Unidos, por lo que vuelve a serles fundamental encontrar fuentes de extracción tradicional del petróleo. Por otra parte, la mayoría de los metales que cotizan en la bolsa han tenido fuertes caídas en los primeros días de la pandemia, salvo el oro y el paladio, que incluso han tenido grandes subidas, convirtiéndose en una especie de refugio económico. Como ya es sabido, Venezuela posee significativas reservas de oro y las mayores reservas de petróleo del mundo.
Pero lo más importante a mi criterio es que la economía del capitalismo mundial, cuyo centro aún son los Estados Unidos, ha venido en un franco proceso de financiarización. Y es este sector de la economía, el financiero, el que a mi juicio le permitirá una recuperación más rápida al capitalismo mundial.
La economía capitalista mundial cuenta con dos grandes “lubricantes”: la empresa de la guerra y el narcotráfico. Las últimas crisis financieras globales y las estadounidenses en particular, se han superado gracias al dinero que mueve el narcotráfico. La vía para ampliar los mercados de la droga que se produce en Colombia y disminuir los costos de transporte, es apropiarse del Lago de Maracaibo y del resto de la gran Costa Caribe venezolana.
En cuanto al negocio de la guerra, la llegada de las tropas gringas es parte de una nueva inyección de recursos a ese negocio que pretende generarse a partir de una agresión a Venezuela, que traería sin duda un largo conflicto armado interno, una guerra fratricida entre Colombia y Venezuela y consecuentemente, según sus aspiraciones, el jugoso negocio de la reconstrucción, la atención a refugiados y refugiadas, la proliferación de las cárceles privadas, etc.
En suma, los objetivos económicos son fundamentalmente dos: acelerar el despojo de las riquezas de Venezuela y Colombia (no olvidemos que la militarización de Colombia y su involucramiento en la guerra la somete aún más al desangre en favor de las trasnacionales) y revitalizar el sector financiero con otra guerra y nuevas rutas, más óptimas para el tráfico de drogas.
Por todo esto, el Estado norteamericano retomó la decisión de concretar la intervención militar en Venezuela, pero los altos costos que ella implicaría, la falta de consenso en Colombia y Brasil que han impedido hasta ahora la concreción de una guerra regular contra la Revolución bolivariana, y el despliegue y avance en la legitimidad internacional que Rusia y China han logrado en la lucha contra esta pandemia, le han llevado a “abrir la licitación” para una invasión tercerizada.
La apuesta es a que grupos paramilitares colombianos y/o contratistas militares privadas (CMP) que tienen su asiento en los países que comparten frontera con Venezuela, particularmente en Colombia, realicen esta acción a cambio de esos primeros 35 millones de dólares que ofreció en recompensa y las consecuentes participaciones en los negocios antes mencionados.
Como también hemos dicho reiteradamente, el relanzamiento de la Doctrina Monroe implica la creación y fortalecimiento de ejércitos irregulares para desestabilizar la región y garantizar la continuidad del despojo de nuestras riquezas. Desde hace décadas que las instituciones del Estado norteamericano sostienen dichos ejércitos con los capitales del narcotráfico y además participan del negocio de la legitimación de capitales para blanquear los presupuestos de sus operaciones clandestinas. Todo esto significa que la Casa Blanca aupará el fortalecimiento del tráfico de drogas, aumentará la legitimación de capitales y, como consecuencia, promoverá la corrupción de los Estados de Nuestra América, como lo ha hecho en Colombia.
Por ello luce aún más absurdo que con el argumento de cerrar rutas al narcotráfico, Donald Trump lanzara su “Operación Antidrogas de Mayores Esfuerzos” el 1 de abril de 2020 que implicó, en principio, un despliegue sin precedentes del Comando Sur sobre el Mar Caribe oriental por donde –según la DEA- solamente circula aproximadamente el 7% de la droga que llega a EE.UU. desde América del Sur, pero desde la Casa Blanca dejaron claro que el objetivo era de nuevo atacar al gobierno venezolano.
Por esas mismas híper vigiladas costas del Caribe se intentó al siguiente mes (3 de mayo) la “Operación Gedeón” que fue inmediatamente repelida por la unión cívico militar policial de Venezuela. Aunque es francamente imposible que el gobierno estadounidense no estuviese al tanto de ella y menos aún que el Comando Sur no se hubiera percatado de su ejecución, esta operación dejó en evidencia la importancia de prestar atención a la participación de las CMP sobre las que hemos venido advirtiendo reiteradamente. Esta derrota golpeó de nuevo la escasa moral de la oposición interna pero sobre todo, aniquiló la confianza del gobierno de Trump en las capacidades de la derecha venezolana para derrocar al gobierno bolivariano.
Por otro lado el 26 de mayo, se retomó el discurso de la “crisis de refugiados” supuestamente generada por Venezuela, en la llamada Conferencia de países donantes, a la que hemos calificado de una Rueda de Negocios, que más se asemeja a un Concierto para Delinquir que a una reunión con fines humanitarios.
Finalmente el mes pasado se abrió una gran brecha política, económica y militar en el pretendido cerco estadounidense sobre Venezuela con la llegada de buques iraníes cargados de combustible, químicos para refinación y repuestos. Las múltiples implicaciones de esta acción solidaria soberana de dos Pueblos del Sur bloqueados por los EE.UU. merece un análisis aparte. Pero lo concreto es que fue considerado sin duda, una gran afrenta.
B.- El escenario específico.
En ese contexto la Embajada de Estados Unidos en Bogotá informó el pasado 27 de mayo, un día antes de que lo comunicaran las instituciones del gobierno de Duque, el próximo arribo de una brigada norteamericana de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SFAB por sus siglas en inglés), que vendría para supuestamente ayudar a Colombia en su lucha anti narcóticos. La SFAB es una unidad especializada del Ejército de los Estados Unidos que ha actuado en Siria, Irak y Afganistán, según ellos mismos informan. Y su misión se supone arribó el pasado primero de junio a Colombia y tendrá una duración de varios meses, durante los cuales según su anuncio, centrará sus esfuerzos principalmente en las Zonas Futuro delimitadas por el gobierno colombiano, al que califica como “su mejor aliado y amigo en la región”. El mismo comunicado de la Embajada relaciona este despliegue del SFAB con la “Operación Antidrogas de Mayores Esfuerzos” anunciada el 1 de Abril por Donald Trump.
La reacción de la opinión pública colombiana fue rápida y airada desde todos los sectores, movimientos sociales y partidos de izquierda en principio, pero la molestia llegó rápidamente a los partidos de centro e incluso de derecha, que señalaron que toda circulación de tropa extranjera debe ser autorizada por el Congreso y que el verdadero objetivo de esta misión sería involucrar a Colombia en un ataque militar contra Venezuela.
La presión pública obligó al Ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo a ratificar el anuncio al día siguiente, introduciendo nuevos elementos. Primero, afirmó que se trata “solamente” de 50 militares y no de 800 que es la cifra que ha manejado la opinión pública. Segundo que este contingente no vendría a las regiones que insinuaba el comunicado de la Embajada -que incluían los departamentos fronterizos de Arauca, primer departamento de Colombia en ser declarado libre de cultivos ilícitos, Guajira y Norte de Santander- sino que, según Holmes, en el caso de la frontera colombo venezolana, solo se ubicarían en la región del Catatumbo, departamento Norte de Santander. Por último fue enfático al decir que la presencia de asesores y técnicos no requiere aprobación del Congreso y dijo que los estadounidenses asesorarán a las unidades militares de las Fuerzas de Tarea Conjunta, Hércules (Nariño), Vulcano (Norte de Santander), Omega (Meta) y de la Brigada contra el Narcotráfico.
Ese mismo día el Comando Sur expidió un comunicado para tratar de hacer control de daños en el que ratificó que se trataría de labores estrictamente de asesoría. Por su parte, el Comandante de esta Brigada, anunció el 30 de mayo que saldría hacia Colombia al frente de un equipo de aproximadamente 45 soldados profesionales entrenados con amplia experiencia adquirida en Irak y Afganistán. Indicó que su equipo tiene más de seis meses preparando esta misión y que al llegar cumplirán 14 días de cuarentena como parte de las medidas contra la COVID-19.
Un dato muy importante lo entregó el Comandante de las Fuerzas Militares (FF.MM.) al decir que “Su presencia en Colombia tendrá una duración de alrededor de cuatro meses”.
Es muy importante aclarar nuevamente que, la presencia visible de militares y contratistas estadounidenses en Colombia está normalizada sobre todo desde hace tres décadas. Al principio de los noventa con la llamada Guerra contra las Drogas y posteriormente con la firma del Plan Colombia en 1999, que desde el principio llegó a autorizar 800 soldados y 600 contratistas civiles gringos en el país, así como el uso de dos bases militares colombianas para esas tropas. En 2009, el gobierno de Álvaro Uribe llegó a un acuerdo con Estados Unidos para permitir la llegada de militares de ese país a otras siete bases colombianas y garantizar la impunidad de los militares y contratistas civiles estadounidenses en territorio nacional.
Hoy se encuentran alrededor de 23 instalaciones militares con presencia de equipos y personal militar estadounidense en el país, sin que ninguna información exacta sea conocida ni por el Congreso colombiano ni por la opinión pública.
En el caso de las CMP esta información es aún más difícil de precisar pues como ya hemos señalado están vinculadas no sólo al área de la seguridad y defensa del estado sino también a las trasnacionales, sobre todo las minero energéticas que explotan el territorio colombiano.
En el 2001, por ejemplo, un famoso medio colombiano denunció la presencia de 1000 (mil) contratistas civiles de la Dyncorp, cuyo primer contingente había llegado en 1993, cuatro años antes de que otra contratista, AirScan fuera acusada de masacrar civiles al bombardear desde sus aviones la población de Santo Domingo, Arauca, donde fueron asesinadas 17 personas entre ellos varios niños y niñas. Entre estos contratistas se encontraban varios oficiales retirados de las fuerzas especiales del Pentágono.
Según reseña ese mismo medio, un militar colombiano expresó en ese momento: “Es gente muy difícil de manejar. La mayoría de ellos son altos consumidores de droga. Muchos se inyectan antes de volar (los aviones fumigadores). Varios oficiales han tenido enfrentamientos abiertos con esos pilotos porque no respetan la disciplina castrense en las bases militares. Y nuestros oficiales no aceptan que estos hombres, por más experimentados que sean en el campo de la guerra, estén consumiendo droga dentro de las instalaciones militares”.
A partir del 2018, con la incorporación de Colombia a la OTAN en calidad de socio global la presencia de las diversas instituciones de seguridad y defensa estadounidense y las CMP en Colombia se legitiman aún más.
Por tanto, la llegada de este nuevo contingente de tropa estadounidense cobra relevancia por darse en el marco del contexto antes descrito que amenaza a la seguridad de la Revolución Bolivariana y que se pretende incitar a la primera guerra fratricida del Siglo XXI en Nuestra América al propiciar un ataque a Venezuela desde Colombia, pero no es inusual ni constituye en sí misma, una novedad.
Es fundamental siempre recordar aquí que Colombia es un país que vive un conflicto social y armado que no cesa. En el conflicto armado se enfrentan las FF.MM. y los grupos paramilitares, con el obvio apoyo aquí reseñado de los EE.UU. contra las organizaciones guerrilleras, Ejército de Liberación Nacional (ELN) y diversos sectores disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aunque se dice más simple de lo que es. Este conflicto es muy complejo y amerita largo tratamiento, pero para los fines de este análisis es menester simplemente recordarlo, dejando aquí el enlace donde se encuentran algunas claves para comprenderlo a quienes se interesen en profundizar el tema. No se puede evadir tampoco mencionar que la resistencia popular a la oligarquía colombiana y los intereses trasnacionales de economías lícitas e ilícitas se enfrenta desde hace cuatro años a un nuevo genocidio de líderes y lideresas sociales, así como de ex guerrilleros de las FARC-EP.
C.- Claves:
1.- Las Fuerzas de Tarea Conjunta, según los define el profesor Renán Vega Cantor (Vega, 2016) “son grupos de despliegue rápido con una diversidad de especializaciones. Estos grupos se caracterizan por su capacidad de adaptación en diversos terrenos y su flexibilidad en el tipo de acciones, además de su carácter ampliamente confidencial. En varias de ellas hay presencia de Comandantes de Brigada del Pentágono estadounidense con experiencia en Irak y Afganistán.” La Fuerza de Tarea conjunta Vulcano a la que según el Ministro de Defensa colombiano se dirige parte de esta tropa extranjera, está ubicada en Tibú, Catatumbo, departamento Norte de Santander. (Frontera con el Estado Zulia) Cuya fuerza inicial es de entre 7.900 y 10.000 efectivos. Estos fueron reforzados en el 2018 con alrededor de 5.000 efectivos de las Fuerza de Despliegue Rápido N°3 (Fudra). Esta es la única Brigada que según Carlos Holmes, vendría a asesorar este contingente estadounidense en la frontera colombo venezolana.
2.- Diversas fuentes periodísticas señalan falta de consenso en las Fuerzas colombianas en relación con Venezuela y el papel que les está obligando a jugar el gobierno colombiano. Incluso hay análisis que señalan la fractura interna de las FF.MM. como la razón del envío de esta misión estadounidense como acción para retomar el control sobre ellas. Lo que sí es público y notorio es que en los últimos meses se han destapado varios escándalos de corrupción en los altos mandos colombianos, que incluso han motivado denuncias directas de representantes del Congreso colombiano ante representantes del Senado estadounidense y la OTAN solicitando se revisen los fondos que ese país y esa organización asignan al estado colombiano para fines militares.
3.- Durante el confinamiento ordenado por la pandemia, el estado colombiano ha aumentado la militarización de las zonas rurales del país.
4.- El uribismo está en su peor momento y el pueblo colombiano se ha mantenido resistiendo en las zonas rurales, enfrentando un genocidio contra sus líderes y lideresas y se apresta a volver a protestar a las calles de las principales ciudades tan pronto terminen las medidas de cuarentena.
5.- Luego de que el cese al fuego unilateral que realizó del ELN en el mes de abril no lograra ninguna respuesta positiva de parte del gobierno de Iván Duque, se da por hecho que no hay posibilidades de que se retomen los diálogos durante este gobierno al que aún le quedan dos años de mandato. Postergando nuevamente la tan buscada salida política negociada al conflicto.
6.- La invasión del paramilitarismo colombiano sobre Venezuela, ha recibido duros golpes por parte de la unión cívico militar pero no ha cesado, ya que cuenta con el apoyo de los sectores más violentos de la oposición venezolana y los carteles de droga del norte, comandados todos por la DEA. Es de esperar que en los próximos meses esa invasión tenga repuntes de ingreso o busque avances en el control territorial de las zonas en las que se encuentra, como lo que se observó en Petare, Caracas, durante el desarrollo de la Operación Gedeón.
7.- La idea de involucrar a Colombia en una guerra contra Venezuela no solo tiene el rechazo de la izquierda colombiana, los movimientos sociales, y representantes de partidos de centro y algunos y algunas de derecha, esa misma preocupación la tienen sectores vinculados a la industria manufacturera y comercial cuya principal fuente de ingresos era la exportación a Venezuela.
8.- Continúan los asesinatos e intimidaciones a líderes y lideresas de base del chavismo en todo país pero sobre todo en las zonas de frontera con Colombia y con el Caribe.
9.- Colombia es un país que tiene escándalos habituales, entre otras cosas porque hay la clara intención de impedir que la opinión pública colombiana construya un hilo histórico de su propia tragedia, seguramente en continuidad de esa práctica de dominación comunicacional, el lunes o martes estallará un nuevo escándalo para tapar la llegada de estas tropas.
10.- El estado colombiano, no controla su territorio. Voluntariamente ha cedido territorios al narcotráfico y al paramilitarismo y solo enfrenta el control de las fuerzas de izquierda y las comunidades organizadas, a las que constantemente masacra. Por eso ahora dirige sus esfuerzos al Catatumbo, lo que supone una amenaza inmediata sobre el estado Zulia. En ese sentido es muy importante el esfuerzo que se haga en defender la soberanía venezolana sobre el Zulia y particularmente sobre la cuenca del Lago de Maracaibo que es sin duda uno de sus objetivos más preciados, por sus reservas de petróleo liviano, sus recursos naturales y sobre todo por ser un gran puerto de importancia geoestratégica.
11.- Senadores de la oposición colombiana llamaron a debate al Ministro de la Defensa esta semana para que explique las razones y el alcance de esta misión.
12.- Si la aprobación del Congreso fue siempre innecesaria para la llegada de este contingente, cabe preguntarse por qué la Embajada Estadounidense decidió unilateralmente hacerlo público, evidentemente sin consultarlo con el gobierno colombiano. Una operación psicológica en marcha podría estar detrás de ello. Si se trata de propaganda o distracción, es importante reflexionar al respecto.
D.- Hipótesis
Vuelve a ser una fecha clave el mes de septiembre. EE.UU. difícilmente se involucrará en una agresión militar directa, al menos, no hasta que todas las agresiones indirectas y multiformes hayan comenzado a dar frutos. Septiembre es una fecha crítica para ellos en la que pueden involucrarse como acción desesperada porque las elecciones para la presidencia de su país se prevén para noviembre de este año y Trump está en el peor momento de su popularidad, debido al mal manejo de la pandemia, el desempleo y ahora a las multitudinarias protestas callejeras por la política racista del Estado.
Los siguientes meses a partir de hoy, podrían ser más de acoso y estudio de las reacciones in situ. Aunque operaciones tipo comando para secuestrar al Presidente y colocarlo en una cárcel estadounidense o asesinarlo a él y a personajes emblemáticos o emblemáticas, de la Revolución Bolivariana pueden volver a intentarse, con mayor nivel técnico.
Lo más probable es que estos primeros meses la tarea que orientará esta misión gringa será un reordenamiento interno y operaciones para abrirse paso en la frontera del lado colombiano, procurando tomar el control de la zona del Catatumbo y tal vez Arauca, territorios que históricamente no han logrado controlar por la fuerte resistencia que han encontrado en ellos y puede ser que nunca lo logren.
Lo segundo será fortalecer con dotación y entrenamiento las fuerzas paramilitares, con más personal de las CMP para planificar y ejecutar acciones de acoso a la soberanía venezolana. Lo de los barcos iraníes fue un trago amargo que les ratificó que deben potenciar las acciones indirectas, que no será fácil una guerra directa contra Venezuela y no quieren pagar el costo político. Esos costos se los quieren endosar todos a Colombia. De atreverse a entrar lo harían cuando las primeras batallas se hubieran ganado e insisto, esto debe ser a más tardar en septiembre del 2020, a no ser que los acontecimientos internos de los EE.UU. cambien drásticamente el panorama político en ese país.
E.- Algunas recomendaciones finales
– Priorizar la seguridad del presidente Nicolás Maduro y los cuadros más relevantes del Estado.
– Mirar hacia el Zulia. Apoyar con más esfuerzo desde Caracas los problemas que aquejan la región particularmente electricidad, agua y alimentación. Profundizar la unión cívico militar en la región del Catatumbo y mantener sobre ella monitoreo constante. Vigilar el Puente Rafael Urdaneta como punto crítico y simbólico. Aumentar el patrullaje sobre las aguas del Lago de Maracaibo.
– Continuar la vigilancia sobre la costa Caribe venezolana, haciendo énfasis en las costas de los estados Falcón y Sucre.
– Fortalecer la inteligencia social y avanzar en la consolidación de las Unidades Populares de Defensa Integral de la Milicia Bolivariana.
– Continuar acompañando a las comunas en las zonas de frontera y promover desde ellas, la unidad entre Pueblos bolivarianos de ambos lados de la frontera colombo venezolana, porque sólo esa unidad podrá derrotar el relanzamiento de la Doctrina Monroe sobre nuestra región y específicamente sobre ambos países.
15 de junio de 2020
"Los carteles mexicanos, principalmente el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, han consolidado su presencia en Colombia a través del financiamiento de estructuras armadas colombianas con el fin de apoderarse de territorios que anteriormente estaban controlados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según expresó el más reciente informe de Pares.
De acuerdo con el estudio Radiografía de la ominosa presencia de los carteles mexicanos, la relación de grupos del crimen organizado de Colombia y México viene de décadas anteriores, pero 'en la actualidad esta relación se ha dinamizado debido al importante flujo de capital y armas traídas desde el país norteamericano'."
De acuerdo con el estudio Radiografía de la ominosa presencia de los carteles mexicanos, la relación de grupos del crimen organizado de Colombia y México viene de décadas anteriores, pero 'en la actualidad esta relación se ha dinamizado debido al importante flujo de capital y armas traídas desde el país norteamericano'."
16 de junio de 2020
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25 de junio de 2020
26 de junio de 2020
29 de junio de 2020
Posición del Frente de Guerra Oriental del ELN ante el envío de tropas gringas a Colombia
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Desde las redes sociales:
EEUU atacó a Corea del Norte en los años 50s, y el gobierno colombiano envió tropas a Corea del Sur para apoyar a EEUU.
EEUU invadió la península del Sinaí contra los países árabes, el gobierno de Colombia envió tropas para apoyar a EEUU.
EEUU apoyó al RU en la invasión a las Malvinas argentinas en los 80. Y Colombia fue el único país latinoamericano que apoyó a EEUU-RU.
EEUU creó el -Consenso de Washington- para imponer el neoliberalismo, y Colombia adoptó esa doctrina económica sin ninguna objeción.
EEUU instaló 9 bases militares en Colombia, y este narcogobierno le abrió las puertas (también para que esos militares estadounidenses violaran y abusaran impunemente a niñas).
Plan Colombia, Plan Laso, TIAR, Plan Cóndor, Acuerdo Breton Woods en 1944, etc. Fueron aprobados por el gobierno colombiano sin chistar.
EEUU apoya a Israel en la invasión y ocupación a Palestina.
EEUU e Israel apoyaron y financiaron la creación de los primeros grupos paramilitares para que asesinaran dirigentes de izquierda (y cometieran el genocidio de la UP) con la -Operación Baile Rojo-. Y este narcogobierno paramilitar guardó silencio cómplice.
EEUU no apoya la creación de un Estado palestino, y Colombia tampoco (de 194 países en el mundo, Colombia, Israel y EEUU-RU son de los pocos que están en contra de la creación de un Estado palestino).
EEUU invadió a Irak en el 2003, y Colombia fue el único país latinoamericano que apoyó a EEUU.
EEUU invadió a Afganistán, Siria, Libia, y obviamente Colombia apoyó a los EEUU-OTAN.
EEUU invadió a Yemen, y como era de esperarse Colombia envío tropas para apoyar a los EEUU.
Muchos narcos y paracos colombianos tienen su residencia en Miami y otras ciudades estadounidenses.
Ahora Colombia, siendo un país del tercer mundo, hace parte de la OCDE.
EEUU quiere invadir a Venezuela, y el gobierno Colombiano como buen lamezuelas presta su territorio y apoya a mercenarios estadounidenses.
Conclusión: *Colombia es el Estado número 51 de Estados Unidos*, es una republiqueta bananera, es un país con un gobierno arrastrado, una burguesía mafiosa y asesina, sin soberanía, ni dignidad, convertida en una colonia estadounidense.
*Ahora entienden porqué la republiqueta de Colombia es la Israel de América.
EEUU atacó a Corea del Norte en los años 50s, y el gobierno colombiano envió tropas a Corea del Sur para apoyar a EEUU.
EEUU invadió la península del Sinaí contra los países árabes, el gobierno de Colombia envió tropas para apoyar a EEUU.
EEUU apoyó al RU en la invasión a las Malvinas argentinas en los 80. Y Colombia fue el único país latinoamericano que apoyó a EEUU-RU.
EEUU creó el -Consenso de Washington- para imponer el neoliberalismo, y Colombia adoptó esa doctrina económica sin ninguna objeción.
EEUU instaló 9 bases militares en Colombia, y este narcogobierno le abrió las puertas (también para que esos militares estadounidenses violaran y abusaran impunemente a niñas).
Plan Colombia, Plan Laso, TIAR, Plan Cóndor, Acuerdo Breton Woods en 1944, etc. Fueron aprobados por el gobierno colombiano sin chistar.
EEUU apoya a Israel en la invasión y ocupación a Palestina.
EEUU e Israel apoyaron y financiaron la creación de los primeros grupos paramilitares para que asesinaran dirigentes de izquierda (y cometieran el genocidio de la UP) con la -Operación Baile Rojo-. Y este narcogobierno paramilitar guardó silencio cómplice.
EEUU no apoya la creación de un Estado palestino, y Colombia tampoco (de 194 países en el mundo, Colombia, Israel y EEUU-RU son de los pocos que están en contra de la creación de un Estado palestino).
EEUU invadió a Irak en el 2003, y Colombia fue el único país latinoamericano que apoyó a EEUU.
EEUU invadió a Afganistán, Siria, Libia, y obviamente Colombia apoyó a los EEUU-OTAN.
EEUU invadió a Yemen, y como era de esperarse Colombia envío tropas para apoyar a los EEUU.
Muchos narcos y paracos colombianos tienen su residencia en Miami y otras ciudades estadounidenses.
Ahora Colombia, siendo un país del tercer mundo, hace parte de la OCDE.
EEUU quiere invadir a Venezuela, y el gobierno Colombiano como buen lamezuelas presta su territorio y apoya a mercenarios estadounidenses.
Conclusión: *Colombia es el Estado número 51 de Estados Unidos*, es una republiqueta bananera, es un país con un gobierno arrastrado, una burguesía mafiosa y asesina, sin soberanía, ni dignidad, convertida en una colonia estadounidense.
*Ahora entienden porqué la republiqueta de Colombia es la Israel de América.
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