Crisis migratoria de Honduras I
16 de octubre de 2018
EXODO MASIVO DE HONDUREÑOS ESTALLA EN EL PAÍS CENTROAMERICANO
“Sí se puede”, gritan miles de hondureños que luego de caminar kilómetros cruzan la aduana de Honduras con Guatemala. El éxodo continúa y su objetivo es llegar a la frontera estadounidense, huyen de lo que consideran la "Dictadura" de Juan Horlando Hernández, que luego de las elecciones dejó un saldo de aproximadamente de 87 muertos en diversas protestas. La economía hondureña está en crisis y la inseguridad se ha desbordado.
“Sí se puede”, gritan miles de hondureños que luego de caminar kilómetros cruzan la aduana de Honduras con Guatemala. El éxodo continúa y su objetivo es llegar a la frontera estadounidense, huyen de lo que consideran la "Dictadura" de Juan Horlando Hernández, que luego de las elecciones dejó un saldo de aproximadamente de 87 muertos en diversas protestas. La economía hondureña está en crisis y la inseguridad se ha desbordado.
|
|
|
|
19 de octubre de 2018
Congresista de EEUU culpa directamente a TRUMP y a JOH por éxodo de hondureños
Hoy, la congresista Jan Schakowsky, diputada principal y miembro de la Comisión de Derechos Humanos Tom Lantos, dio a conocer la siguiente declaración sobre la caravana de refugiados hondureños que se dirigía a Estados Unidos y el apoyo del presidente Trump al presidente hondureño Juan Orlando Hernández:
“Miles de refugiados hondureños, que huyen de una situación económica nefasta y un Presidente represivo y antidemocrático, se enfrentan a los peligros indescriptibles de un viaje transnacional de América Central a los Estados Unidos. Estas personas han enfrentado lo peor de lo peor: la violencia de pandillas, la desesperación económica, los desastres naturales, la pobreza extrema y, en algunos casos, la violencia e intimidación aprobadas por el estado. El gobierno corrupto del presidente Juan Orlando Hernández ha hecho que lo que ya era una camino cuesta arriba para los hondureños empobrecidos, se torne increíblemente empinado. El presidente Trump y el Departamento de Estado han apoyado a su gobierno en cada paso del camino, incluso en contra de la voluntad de la Organización de los Estados Americanos para legitimar su elección ilegítima.
“En lugar de admitir cierta responsabilidad en la creación de la situación violenta en Honduras, el presidente Trump acusa una vez mas a inmigrantes y refugiados. Está pintando una imagen de esta caravana de migrantes como una amenaza para nuestra seguridad nacional en lugar de tratarlo como el grupo desesperado de refugiados que son. Deberíamos apoyar a estas personas, y a los refugiados de todo el mundo, abriéndoles las puertas y aumentando nuestro límite de admisión de refugiados que ha venido a la baja. En cambio, el presidente Trump ahora amenaza con militarizar nuestra frontera y cortar la ayuda a Honduras en esta caravana. Deberíamos haber cortado la ayuda militar a Honduras hace mucho tiempo, pero por razones muy diferentes. Su total desprecio por los derechos de los trabajadores, los derechos indígenas y las libertades individuales son inaceptables en un aliado de los Estados Unidos. La Ley de Derechos Humanos en Honduras de Berta Cáceres, un proyecto de ley que orgullosamente copatrociné, suspendería inmediatamente el entrenamiento y armamento de los militares y policías hondureños hasta que los defensores de derechos humanos estén protegidos y las fuerzas de seguridad sean procesadas por violaciones flagrantes de derechos humanos.
“La caravana de migrantes que lucha hacia nuestra frontera es un resultado directo del régimen antidemocrático de Juan Orlando Hernández. Debemos apoyar a estos refugiados y dejar de hacer la vista gorda a la represión y violencia de Hernández “.
Hoy, la congresista Jan Schakowsky, diputada principal y miembro de la Comisión de Derechos Humanos Tom Lantos, dio a conocer la siguiente declaración sobre la caravana de refugiados hondureños que se dirigía a Estados Unidos y el apoyo del presidente Trump al presidente hondureño Juan Orlando Hernández:
“Miles de refugiados hondureños, que huyen de una situación económica nefasta y un Presidente represivo y antidemocrático, se enfrentan a los peligros indescriptibles de un viaje transnacional de América Central a los Estados Unidos. Estas personas han enfrentado lo peor de lo peor: la violencia de pandillas, la desesperación económica, los desastres naturales, la pobreza extrema y, en algunos casos, la violencia e intimidación aprobadas por el estado. El gobierno corrupto del presidente Juan Orlando Hernández ha hecho que lo que ya era una camino cuesta arriba para los hondureños empobrecidos, se torne increíblemente empinado. El presidente Trump y el Departamento de Estado han apoyado a su gobierno en cada paso del camino, incluso en contra de la voluntad de la Organización de los Estados Americanos para legitimar su elección ilegítima.
“En lugar de admitir cierta responsabilidad en la creación de la situación violenta en Honduras, el presidente Trump acusa una vez mas a inmigrantes y refugiados. Está pintando una imagen de esta caravana de migrantes como una amenaza para nuestra seguridad nacional en lugar de tratarlo como el grupo desesperado de refugiados que son. Deberíamos apoyar a estas personas, y a los refugiados de todo el mundo, abriéndoles las puertas y aumentando nuestro límite de admisión de refugiados que ha venido a la baja. En cambio, el presidente Trump ahora amenaza con militarizar nuestra frontera y cortar la ayuda a Honduras en esta caravana. Deberíamos haber cortado la ayuda militar a Honduras hace mucho tiempo, pero por razones muy diferentes. Su total desprecio por los derechos de los trabajadores, los derechos indígenas y las libertades individuales son inaceptables en un aliado de los Estados Unidos. La Ley de Derechos Humanos en Honduras de Berta Cáceres, un proyecto de ley que orgullosamente copatrociné, suspendería inmediatamente el entrenamiento y armamento de los militares y policías hondureños hasta que los defensores de derechos humanos estén protegidos y las fuerzas de seguridad sean procesadas por violaciones flagrantes de derechos humanos.
“La caravana de migrantes que lucha hacia nuestra frontera es un resultado directo del régimen antidemocrático de Juan Orlando Hernández. Debemos apoyar a estos refugiados y dejar de hacer la vista gorda a la represión y violencia de Hernández “.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
21 de octubre de 2018
|
|
|
Este video no es de Venezuela. Es la "despreciable" marcha, según palabras de Trump, de hondureños viajando hacia EEUU, hay más vídeos sobre esto en Internet, pero la prensa mercantil no dice nada, seguirán hablando de Venezuela, aunque a los venezolanos nadie les has puesto impedimentos para emigrar.
|
22 de octubre de 2018
Caravana de migrantes se reagrupa y se enfilan a Tapachula, Chiapas.
23 de octubre de 2018
24 de octubre de 2018
La caravana de todos
Saúl Escobar Toledo saulescobar.blogspot.com
La migración sigue siendo, en este siglo XXI, un problema que ni los gobiernos ni las sociedades han aprendido a resolver. Sabido es, o debería serlo, que todos somos multirraciales y por lo tanto descendientes de migrantes. Sin embargo, a partir de la Gran Recesión que azotó al mundo hace diez años, los flujos de personas que transitan de un país a otro por razones humanitarias se han convertido, todavía más que en el pasado inmediato, en pieza de cambio, pretexto, o señal de alarma que se utiliza para beneficio político. Pero también es cierto que esto es así porque hay sectores de la sociedad que creen que aquellas personas que llegan a instalarse en su país, su ciudad, su barrio, provenientes de otras latitudes, son extraños que representan un peligro. Se crean prejuicios según los cuales unos tienen fama de ladrones, otros de terroristas y aquellos de mal vivientes. En todo caso, vienen a quitarnos nuestros trabajos, nuestros beneficios, nuestra seguridad.
La caravana de migrantes centroamericanos, principalmente hondureños, que hoy recorren el territorio nacional para dirigirse a Estados Unidos ha puesto en jaque a Peña Nieto y éste no ha sabido atender la emergencia correctamente. Primero optó por la represión, tratando de contener por la fuerza su entrada a territorio nacional, y ahora parece acompañarla bajo amenazas, sin saber bien a bien que hará en los próximos días.
El gobierno mexicano intentó detenerlos, no tanto por razones legales, sino sobre todo para seguir cumpliendo su papel de guardián fronterizo y así impedir su recorrido hacia el norte. De hecho, se han expulsado en los últimos años más centroamericanos de nuestro territorio que del suelo estadounidense según diversas fuentes oficiales. Es una estrategia insostenible que da pie a constantes agresiones e infamias de todo tipo.
El presidente Trump, por su parte, ha aprovechado este acontecimiento con fines electorales, ante la proximidad de los comicios de noviembre y la posibilidad de perder la mayoría en una o ambas cámaras del Congreso. No ha dudado en calificar a los marchistas de delincuentes, ni de culpar a sus rivales, los demócratas, de ser los verdaderos instigadores y organizadores de la caravana.
Sin embargo, todos los testimonios a la mano, recogidos de la prensa internacional y de las organizaciones humanitarias, coinciden en que estamos frente a una movilización genuina que en unos días logró reunir a miles de personas para enfrentar los malos tratos que reciben en nuestro territorio y debido a las condiciones cada vez más graves que ocurren en sus países: violencia, desempleo, hambre y miedo. Éste es el caso, sin duda y especialmente de Honduras donde existe una situación caótica, bajo un presidente rapaz y extremadamente represivo, impuesto a toda costa por Estados Unidos (recordemos el fraude electoral del año pasado).
De esta manera, la marcha que en estos momentos recorre Chiapas plantea un reto inmediato que sólo podrá resolverse con medidas de largo plazo. El flujo de personas provenientes de esos países va a continuar, pase lo que pase con esta marcha. Por ello, tocará a la administración de López Obrador definir un conjunto de políticas, indispensables para enfrentar distintos problemas.
En primer lugar, el respeto a los derechos humanos. Se tienen que reconocer que las causas de la migración son reales y por lo tanto atendibles. Y por lo tanto encontrar soluciones que de manera ordenada y bajo supervisión de las autoridades locales y de instancias internacionales, pueda proporcionarles oportunidades de estancia, tránsito, trabajo y apoyos básicos para cuidar su salud y su integridad física.
En segundo lugar, la migración forzada de mexicanos y centroamericanos ha sido motivo, desde hace años, de una tensión cada vez más aguda con el gobierno de Estados Unidos. Trátese de demócratas o republicanos, lo cierto es que las deportaciones masivas, la persecución, los malos tratos y el encubrimiento de la explotación laboral han sido permanentes. Es indudable que con Trump el discurso y las amenazas se han endurecido hasta convertirse en un motivo de discordia sin precedentes. Es posible que la situación pudiera cambiar si los próximos comicios en aquel país alteran el dominio absoluto de los republicanos, pero no hay que esperar demasiado. Por ello, se requerirá una posición firme que deje atrás la obediencia casi absoluta y se proponga poner en práctica un nuevo trato con los migrantes que vienen del sur. Ello tendrá que ser así, igualmente, en el caso de nuestros compatriotas que seguirán viajando hacia tierras estadounidenses. Si ello sucede, la confrontación será inevitable y habrá que pensar en un nuevo enfoque diplomático con nuestros vecinos del norte y del sur.
Dentro de México, adoptar una política humanitaria hacia los migrantes tendrá resistencias y costos políticos. No faltarán, desgraciadamente, campañas de odio y racismo. Y de ahí podrían desprenderse hechos de violencia. Pero todo esto se puede prevenir si se actúa con prontitud, con autoridades y agentes honestos y entrenados para atender a una población extremadamente vulnerable y fácil de caer presa, como hasta ahora, de chantajes y abusos. También tendrá que emprender una campaña que fortalezca la solidaridad y la empatía con los migrantes. Seguramente se requerirán recursos públicos, ya muy escasos en el presupuesto del próximo año, pero probablemente de una cuantía manejable si se administran con rectitud y destreza.
Afortunadamente, un gran parte de la sociedad mantendrá una actitud positiva. Procurará, sin duda, mostrar su solidaridad y apoyo. Resistirá la tentación de verlos como invasores no deseados y los recibirán como lo que son: parte de nuestra historia y nuestra cultura mesoamericana.
En resumen, la caravana de migrantes que hoy nos ocupa hará sonar muchas alarmas. Esperemos que se resuelva correctamente, poniendo en primer lugar los valores humanitarios. Pero habrá en el futuro otras expediciones más pequeñas o más grandes y un flujo de personas imparable que seguirán transitando por nuestro territorio huyendo de la inseguridad y la pobreza.
Étienne Balibar, el filósofo francés, muy conocido hace unas décadas por sus estudios sobre marxismo, ha publicado un breve ensayo traducido al español en El País que propone una revisión del derecho internacional para detener esta catástrofe cotidiana, la criminalización de los migrantes, que se presenta en varios lugares del mundo incluyendo Europa. Sugiere el reconocimiento de un nuevo derecho, el derecho de acogida a todas las personas errantes, como cree que deben ser calificadas. Ello significaría que la libre circulación de personas se convierta en un derecho inalienable que exija a los Estados poner los menores obstáculos posibles. Aplicar el concepto liberal de dejar hacer, dejar pasar, no sólo a las mercancías y a los capitales sino también a los seres humanos. Pero ello deberá ir acompañado de la obligación de los Estados soberanos de garantizar la dignidad y seguridad de las personas. Derecho que debe prevalecer en todo momento incluso frente a leyes y reglamentos de los Estados. Debe entonces quedar establecida la prohibición del rechazo o la expulsión de los migrantes; su maltrato; las listas negras por razones de país de origen, religión o raza. También las operaciones militares que los afecten. Y no debería permitirse tampoco la negociación con terceros países como refugios aparentemente seguros. En síntesis, no tratar a los extranjeros como enemigos pues son en realidad una parte de la población mundial, representativa, por su condición, de todas las desigualdades del mundo. Una propuesta, dice Balibar, para que, al fin, humanidad rime con igualdad. En el fondo, lo que está en cuestión es si las personas van a seguir expulsando de su seno a otras, o si se proponen integrarlas.
Bajo esta óptica, en esta caravana marcha una parte de nosotros mismos. Así hay que tratarla y entenderla.
La caravana de migrantes centroamericanos, principalmente hondureños, que hoy recorren el territorio nacional para dirigirse a Estados Unidos ha puesto en jaque a Peña Nieto y éste no ha sabido atender la emergencia correctamente. Primero optó por la represión, tratando de contener por la fuerza su entrada a territorio nacional, y ahora parece acompañarla bajo amenazas, sin saber bien a bien que hará en los próximos días.
El gobierno mexicano intentó detenerlos, no tanto por razones legales, sino sobre todo para seguir cumpliendo su papel de guardián fronterizo y así impedir su recorrido hacia el norte. De hecho, se han expulsado en los últimos años más centroamericanos de nuestro territorio que del suelo estadounidense según diversas fuentes oficiales. Es una estrategia insostenible que da pie a constantes agresiones e infamias de todo tipo.
El presidente Trump, por su parte, ha aprovechado este acontecimiento con fines electorales, ante la proximidad de los comicios de noviembre y la posibilidad de perder la mayoría en una o ambas cámaras del Congreso. No ha dudado en calificar a los marchistas de delincuentes, ni de culpar a sus rivales, los demócratas, de ser los verdaderos instigadores y organizadores de la caravana.
Sin embargo, todos los testimonios a la mano, recogidos de la prensa internacional y de las organizaciones humanitarias, coinciden en que estamos frente a una movilización genuina que en unos días logró reunir a miles de personas para enfrentar los malos tratos que reciben en nuestro territorio y debido a las condiciones cada vez más graves que ocurren en sus países: violencia, desempleo, hambre y miedo. Éste es el caso, sin duda y especialmente de Honduras donde existe una situación caótica, bajo un presidente rapaz y extremadamente represivo, impuesto a toda costa por Estados Unidos (recordemos el fraude electoral del año pasado).
De esta manera, la marcha que en estos momentos recorre Chiapas plantea un reto inmediato que sólo podrá resolverse con medidas de largo plazo. El flujo de personas provenientes de esos países va a continuar, pase lo que pase con esta marcha. Por ello, tocará a la administración de López Obrador definir un conjunto de políticas, indispensables para enfrentar distintos problemas.
En primer lugar, el respeto a los derechos humanos. Se tienen que reconocer que las causas de la migración son reales y por lo tanto atendibles. Y por lo tanto encontrar soluciones que de manera ordenada y bajo supervisión de las autoridades locales y de instancias internacionales, pueda proporcionarles oportunidades de estancia, tránsito, trabajo y apoyos básicos para cuidar su salud y su integridad física.
En segundo lugar, la migración forzada de mexicanos y centroamericanos ha sido motivo, desde hace años, de una tensión cada vez más aguda con el gobierno de Estados Unidos. Trátese de demócratas o republicanos, lo cierto es que las deportaciones masivas, la persecución, los malos tratos y el encubrimiento de la explotación laboral han sido permanentes. Es indudable que con Trump el discurso y las amenazas se han endurecido hasta convertirse en un motivo de discordia sin precedentes. Es posible que la situación pudiera cambiar si los próximos comicios en aquel país alteran el dominio absoluto de los republicanos, pero no hay que esperar demasiado. Por ello, se requerirá una posición firme que deje atrás la obediencia casi absoluta y se proponga poner en práctica un nuevo trato con los migrantes que vienen del sur. Ello tendrá que ser así, igualmente, en el caso de nuestros compatriotas que seguirán viajando hacia tierras estadounidenses. Si ello sucede, la confrontación será inevitable y habrá que pensar en un nuevo enfoque diplomático con nuestros vecinos del norte y del sur.
Dentro de México, adoptar una política humanitaria hacia los migrantes tendrá resistencias y costos políticos. No faltarán, desgraciadamente, campañas de odio y racismo. Y de ahí podrían desprenderse hechos de violencia. Pero todo esto se puede prevenir si se actúa con prontitud, con autoridades y agentes honestos y entrenados para atender a una población extremadamente vulnerable y fácil de caer presa, como hasta ahora, de chantajes y abusos. También tendrá que emprender una campaña que fortalezca la solidaridad y la empatía con los migrantes. Seguramente se requerirán recursos públicos, ya muy escasos en el presupuesto del próximo año, pero probablemente de una cuantía manejable si se administran con rectitud y destreza.
Afortunadamente, un gran parte de la sociedad mantendrá una actitud positiva. Procurará, sin duda, mostrar su solidaridad y apoyo. Resistirá la tentación de verlos como invasores no deseados y los recibirán como lo que son: parte de nuestra historia y nuestra cultura mesoamericana.
En resumen, la caravana de migrantes que hoy nos ocupa hará sonar muchas alarmas. Esperemos que se resuelva correctamente, poniendo en primer lugar los valores humanitarios. Pero habrá en el futuro otras expediciones más pequeñas o más grandes y un flujo de personas imparable que seguirán transitando por nuestro territorio huyendo de la inseguridad y la pobreza.
Étienne Balibar, el filósofo francés, muy conocido hace unas décadas por sus estudios sobre marxismo, ha publicado un breve ensayo traducido al español en El País que propone una revisión del derecho internacional para detener esta catástrofe cotidiana, la criminalización de los migrantes, que se presenta en varios lugares del mundo incluyendo Europa. Sugiere el reconocimiento de un nuevo derecho, el derecho de acogida a todas las personas errantes, como cree que deben ser calificadas. Ello significaría que la libre circulación de personas se convierta en un derecho inalienable que exija a los Estados poner los menores obstáculos posibles. Aplicar el concepto liberal de dejar hacer, dejar pasar, no sólo a las mercancías y a los capitales sino también a los seres humanos. Pero ello deberá ir acompañado de la obligación de los Estados soberanos de garantizar la dignidad y seguridad de las personas. Derecho que debe prevalecer en todo momento incluso frente a leyes y reglamentos de los Estados. Debe entonces quedar establecida la prohibición del rechazo o la expulsión de los migrantes; su maltrato; las listas negras por razones de país de origen, religión o raza. También las operaciones militares que los afecten. Y no debería permitirse tampoco la negociación con terceros países como refugios aparentemente seguros. En síntesis, no tratar a los extranjeros como enemigos pues son en realidad una parte de la población mundial, representativa, por su condición, de todas las desigualdades del mundo. Una propuesta, dice Balibar, para que, al fin, humanidad rime con igualdad. En el fondo, lo que está en cuestión es si las personas van a seguir expulsando de su seno a otras, o si se proponen integrarlas.
Bajo esta óptica, en esta caravana marcha una parte de nosotros mismos. Así hay que tratarla y entenderla.
25 de octubre de 2018
La porosa frontera entre México y Guatemala
que permitió el ingreso de miles de migrantes hondureños
que permitió el ingreso de miles de migrantes hondureños
26 de octubre de 2018
27 de octubre de 2018
29 de octubre de 2018
Soros, Hillary y Obama, detrás de la "Marcha del Hambre"
Por Jorge Santa Cruz
El éxodo de miles de migrantes hondureños que tiene en jaque a las autoridades mexicanas persigue algo más: descarrilar al gobierno del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Si la caravana logra desbordar la seguridad fronteriza estadounidense, los Republicanos estarán en riesgo de perder su ligera mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado, a manos de los Demócratas. Y Trump, por su parte, verá muy comprometida su reelección en el 2020. Recuérdese que las elecciones intermedias serán el 6 de noviembre próximo.
Partiendo de estos supuestos resulta sencillo deducir quiénes están detrás de los miles de hondureños que quieren llegar a Estados Unidos:
1. El multimillonario anarco-globalista George Soros.
2. La camarilla conformada por los Clinton y Obama.
3. La orden de los Jesuitas de los Estados Unidos.
A ellos conviene el descarrilamiento de la Administración Trump (misma que no se ha significado por el respeto a la dignidad humana de los migrantes y que es absolutamente racista).
La movilización de migrantes hondureño, denominada mediáticamente como "Marcha de la Pobreza", se da después de que el Grupo de Trump se impusiera al de Soros-Clinton-Obama-Jesuitas con el ingreso de Michael Kavanaugh como miembro vitalicio de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Kavanaugh se opone al control demográfico. Soros y compañía son promotores de la anticoncepción y el aborto.
Bien lo explicó en su momento el analista Diego Pappalardo: "Como muestra de lo expresado precedentemente, es destacable que Kavanaugh, además de estar políticamente alineado con Donald Trump y el Partido Republicano, aunque no todos los republicanos lo sostengan, está ensamblándose con firmeza en el poderoso movimiento Jabad Lubavitch y en la Organización Sionista Americana, contando con sus apoyos respectivos para ser miembro de la Corte, mientras que Christine Blasey Ford está incluida en la zona de Soros y es secundada por Obama, Clinton, Jonathan Greenblatt y sus huestes de la Liga Antidifamación, la orden religiosa de los Jesuitas en los Estados Unidos y por todo el club de la camarilla globalista".
Como la destitución de Trump por la vía del "impeachment" se ve poco probable, lo atacan ahora por este flanco y -seguramente- le tienen preparadas más emboscadas. Trump es un magnate que ama el dinero, que es soberbio y gusta de los reflectores. El negocio inmobiliario lo convirtió en multimillonario. Su principal apoyo fuera de los Estados Unidos es el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. La otra camarilla, representada de manera visible por Hillary Clinton y Barack Obama, también ama el dinero, es soberbia y gusta de los reflectores. La diferencia estriba en que trabaja para el Estado Profundo que lucra con la guerra, el terrorismo y el sufrimiento de millones de seres humanos.
Y así como Trump tiene el respaldo de Netanyahu, así Hillary y Obama tienen detrás a George Soros y a la poderosa y globalista Liga Antidifamación. Bajo esta óptica debemos seguir los acontecimientos en América Central y la frontera sur de México. No olvidemos que el actual gobierno de Guatemala, encabezado por Jimmy Morales, reconoció a Jerusalén -después de Trump- como capital legítima de Israel. Esto explica, en buena medida, por qué no se habla de migrantes guatemaltecos.
Por lo demás, a Soros, Clinton, Obama y compañía les conviene también la desestabilización de México, que está a cinco semanas del cambio de gobierno: golpean al que se va (Enrique Peña Nieto) y tratan de condicionar al que llega (Andrés Manuel López Obrador). La Fundación Sociedad Abierta (Open Society Foundation) de George Soros se dedica a difamar de manera permanente a las Fuerzas Armadas Mexicanas, en especial, al Ejército. La Open Society patrocina también una página que se llama Insight Crime en la que insiste en la corrupción del gobierno y de las leyes de Guatemala, porque es aliado de Trump y Netanyahu. (No queremos decir que toda la información que da, es falsa. No. Pero sí, hacer notar que hay un sesgo ideológico que hace muy sospechosa a esa página de internet).
Ahora, con motivo de la caravana de migrantes hondureños, han salido a la luz otras organizaciones financiadas por Soros con el objetivo de retar a Trump, aunque exista la posibilidad de una tragedia humanitaria. ¿Cuáes son esas organizaciones? Mencionemos a las más visibles:
Este asunto, que parecería local y a tono con las migraciones forzadas por los Cárteles Mundiales de la Guerra es, en realidad, otro capítulo de la lucha de poder en Estados Unidos y el mundo.
Partiendo de estos supuestos resulta sencillo deducir quiénes están detrás de los miles de hondureños que quieren llegar a Estados Unidos:
1. El multimillonario anarco-globalista George Soros.
2. La camarilla conformada por los Clinton y Obama.
3. La orden de los Jesuitas de los Estados Unidos.
A ellos conviene el descarrilamiento de la Administración Trump (misma que no se ha significado por el respeto a la dignidad humana de los migrantes y que es absolutamente racista).
La movilización de migrantes hondureño, denominada mediáticamente como "Marcha de la Pobreza", se da después de que el Grupo de Trump se impusiera al de Soros-Clinton-Obama-Jesuitas con el ingreso de Michael Kavanaugh como miembro vitalicio de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos. Kavanaugh se opone al control demográfico. Soros y compañía son promotores de la anticoncepción y el aborto.
Bien lo explicó en su momento el analista Diego Pappalardo: "Como muestra de lo expresado precedentemente, es destacable que Kavanaugh, además de estar políticamente alineado con Donald Trump y el Partido Republicano, aunque no todos los republicanos lo sostengan, está ensamblándose con firmeza en el poderoso movimiento Jabad Lubavitch y en la Organización Sionista Americana, contando con sus apoyos respectivos para ser miembro de la Corte, mientras que Christine Blasey Ford está incluida en la zona de Soros y es secundada por Obama, Clinton, Jonathan Greenblatt y sus huestes de la Liga Antidifamación, la orden religiosa de los Jesuitas en los Estados Unidos y por todo el club de la camarilla globalista".
Como la destitución de Trump por la vía del "impeachment" se ve poco probable, lo atacan ahora por este flanco y -seguramente- le tienen preparadas más emboscadas. Trump es un magnate que ama el dinero, que es soberbio y gusta de los reflectores. El negocio inmobiliario lo convirtió en multimillonario. Su principal apoyo fuera de los Estados Unidos es el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. La otra camarilla, representada de manera visible por Hillary Clinton y Barack Obama, también ama el dinero, es soberbia y gusta de los reflectores. La diferencia estriba en que trabaja para el Estado Profundo que lucra con la guerra, el terrorismo y el sufrimiento de millones de seres humanos.
Y así como Trump tiene el respaldo de Netanyahu, así Hillary y Obama tienen detrás a George Soros y a la poderosa y globalista Liga Antidifamación. Bajo esta óptica debemos seguir los acontecimientos en América Central y la frontera sur de México. No olvidemos que el actual gobierno de Guatemala, encabezado por Jimmy Morales, reconoció a Jerusalén -después de Trump- como capital legítima de Israel. Esto explica, en buena medida, por qué no se habla de migrantes guatemaltecos.
Por lo demás, a Soros, Clinton, Obama y compañía les conviene también la desestabilización de México, que está a cinco semanas del cambio de gobierno: golpean al que se va (Enrique Peña Nieto) y tratan de condicionar al que llega (Andrés Manuel López Obrador). La Fundación Sociedad Abierta (Open Society Foundation) de George Soros se dedica a difamar de manera permanente a las Fuerzas Armadas Mexicanas, en especial, al Ejército. La Open Society patrocina también una página que se llama Insight Crime en la que insiste en la corrupción del gobierno y de las leyes de Guatemala, porque es aliado de Trump y Netanyahu. (No queremos decir que toda la información que da, es falsa. No. Pero sí, hacer notar que hay un sesgo ideológico que hace muy sospechosa a esa página de internet).
Ahora, con motivo de la caravana de migrantes hondureños, han salido a la luz otras organizaciones financiadas por Soros con el objetivo de retar a Trump, aunque exista la posibilidad de una tragedia humanitaria. ¿Cuáes son esas organizaciones? Mencionemos a las más visibles:
- Family Detention Pro Bono Project
- Catholic Legal Immigration Network
- American Immigration Council
- Centro de Refugiados e Inmigración para Servicios Educativos y Legales
- Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración
Este asunto, que parecería local y a tono con las migraciones forzadas por los Cárteles Mundiales de la Guerra es, en realidad, otro capítulo de la lucha de poder en Estados Unidos y el mundo.
1 de noviembre de 2018
|
|
|