Dicho al oído de Putin: el capital actúa globalmente, los pueblos del mundo también deben actuar unidos a nivel mundial
Observatorio de la crisis Alan Freeman 1 de noviembre de 2022
PARTICIPACIÓN DEL ECONOMISTA ALAN FREEMAN*, EN LA REUNIÓN ANUAL DEL CLUB DE DEBATE VALDAI EN LA QUE PARTICIPÓ EL PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN RUSA, VLADIMIR PUTIN
Voy a plantear dos preguntas, que creo que tienen la misma respuesta:
1. ¿Por qué hay tan poca oposición en el Occidente Colectivo a su curso suicida y destructivo?
2. ¿Por qué las Naciones Unidas ya no cumplen su propósito original?
La respuesta tiene dos partes.
1. La primera es bien conocida: El mundo fue y es un orden colonial. Se divide en dos grandes bloques en que la riqueza del Occidente Colectivo proviene del saqueo económico del Sur global, logrado por los monopolios occidentales con bienes de alta tecnología, con la explotación de mano de obra barata y con la extorsión a los países que tienen recursos básicos, entre ellos los recursos energéticos
Todo la diferencia entre la era colonial y la actual era del imperialismo es que la opresión económica, profundamente injusta, se ha perfeccionado hasta el punto en que la conquista formal se ha “guardado en el bolsillo trasero” … por el momento.
2. El segundo aspecto es raramente discutido, y creo que es hora de discutirlo: en 1943 los líderes soviéticos disolvieron el Komintern o Tercera Internacional.
¿Por qué importa esto ahora? ¿Por qué deberíamos preocuparnos por un evento histórico distante y bastante oscuro?
Primero, porque el mayor proyecto de liberación de nuestro tiempo, el de Marx y Engels, de crear una organización internacional de la clase obrera, había llegado a su fin. No ha existido una organización de este tipo durante ochenta años.
En segundo lugar, porque, hasta 1943, esa organización existió, independientemente de las críticas que le podamos hacer. En todo el mundo había Partidos Comunistas que se organizaban tanto para luchar por el socialismo como para oponerse al imperialismo, y todos formaban parte de una organización internacional.
Los bolcheviques invirtieron muchísimos esfuerzos tanto en la creación de la Internacional Comunista como en la creación del Estado Soviético. En efecto, los dos proyectos eran “gemelos siameses”. Así que seguramente, ahora que Rusia está reevaluando el segundo de estos grandes proyectos, es hora de reflexionar críticamente sobre el primero.
Es cierto que esta organización internacional actuó, como un instrumento del poder soviético, y esto debe ser discutido. Pero, de lo que no hay duda es que fue un actor importante en el escenario mundial.
Sus partidos sumaban decenas de millones en Asia, Europa, América Latina, etc. Podemos juzgar su importancia por el efecto de su derrota: la Segunda Guerra Mundial preparó el camino para destruir la Internacional Comunista. Ese fue el propósito básico del fascismo, y esto no debemos olvidarlo hoy al elegir a nuestros aliados.
Entonces, ¿por qué se disolvió el Komintern?
Porque en las conferencias internacionales de Yalta y Teherán (entre Stalin, Churchill y Roosevelt) los soviéticos creyeron que los anglosajones permitirían que la URSS se desarrollara pacíficamente si se terminaba con la Tercera Internacional.
Al disolver el Komintern, la Unión Soviética se comprometió a dejar de actuar como organizadora de los Partidos Comunistas. Cada partido actuaría por su cuenta, como partidos estrictamente nacionales. A cambio, los soviéticos esperaron que Occidente cumpliera el compromiso de respetar el principio de no intervención, sobre los que se fundaría un poco más tarde la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Sin lugar a dudas , esta decisión produjo daños colaterales, la disolución del Komintern privó de la capacidad de trabajar juntos para fines mutuamente beneficiosos a todos los pueblos del mundo. Su desaparición, también, despojó a la clase obrera de la capacidad de confrontar al capital en el escenario mundial.
Durante mucho tiempo pareció que el compromiso se estaba manteniendo: el Occidente colectivo hizo poco para interferir en los asuntos de la URSS, y lo poco que hizo fue ineficaz.
Pero esto no ocurrió por la “buena voluntad” de Occidente. Actuaron así por el poderío militar de la URSS.
El Occidente nunca respetó la no intervención en el tercer mundo. Y conspiraron por todos los medios para destruir a la Unión Soviética y obtuvieron un resultado espectacular: la URSS se suicidó. Pero, como su colapso no parecía ser obra del imperialismo, los rusos pensaron que las potencias occidentales respetarían el principio de no intervención.
La creencia que Occidente se abstendría de intervenir cuando se disolvió la URSS fue, por lo tanto, un error de juicio catastrófico. El compromiso sólo lo cumplió una parte, la parte rusa.
Tan pronto como desapareció la URSS, el Occidente colectivo abandonó sin contemplaciones la pretensión que no intervendría en los asuntos de otras naciones. Se embarcó en su agresivo programa de expansión de la OTAN. Intervino militarmente en Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, Haití, Siria y, convirtió las sanciones económicas en armas políticas y a las agencias internacionales en instrumentos de su poder; haciendo del cambio de régimen un objetivo explícito y público.
Entonces, si el tiempo lo permite, ahora me gustaría sugerir una respuesta.
Es necesario encontrar formas de volver a poner sobre la mesa la agenda de Marx y Engels; buscar, con el Sur Global, las organizaciones de la Sociedad Civil – incluidas la occidentales- la creación de una entidad donde los pueblos del mundo tengan su propia voz, independientemente de sus gobiernos.
Los principios en los que se asiente esta Organización deberían descartar la instrumentalización de cualquier gobierno. Esta idea debería quedar establecido en sus estatutos .Esto significa que, al igual que el Comintern, se comprometería ante todo a poner fin a la única amenaza real a la soberanía de las naciones: el intervencionismo militar y económico del Occidente colectivo.
Es decir, su primer deber sería defender los derechos de un Sur Global Multipolar para seguir un desarrollo nacional independiente y soberano.
Las ventajas para Rusia y sus socios son obvias: podría poner fin a las ‘compras de amigos’ en Occidente. También podría terminar con el peligroso proceso en que las alianzas internacionales la usan determinados países para amenazar a otra nación: no olvidemos que Trump es de lejos el enemigo más agresivo de América Latina.
Segundo, esta organización debería ser genuinamente independiente de todos los gobiernos, combatiendo así la práctica occidental de utilizar a la sociedad civil como instrumentos de intervención. Además no sólo exigiría el cumplimiento del principio no intervención también debería luchar por los derechos de los pueblos a los cuales el imperialismo los priva de la soberanía nacional.
El capital actúa globalmente; también deberían hacerlo los pueblos del mundo.
Esta idea le dará un sentido actual a la consigna más antigua de la lucha por la emancipación: trabajadores del mundo, uníos, no tenéis nada que perder salvo vuestras cadenas.
Sólo agregaría dos ideas a esta consigna . En primer lugar, tiene más sentido y corresponde mejor hablar de la estructura real del mundo actual, ahora deberíamos hablar de los desposeídos del mundo, en vez sólo de los trabajadores con empleo.
Segundo, agregaría una de las contribuciones más importantes de los fundadores del Komintern: Hay que unirse para luchar por nuestros derechos defendiendo los derechos de todas las naciones oprimidas por el imperialismo.
* Alan Freeman es vicepresidente de la Asociación Mundial de Economía Política, Codirector del Grupo de Investigación de Economía Geopolítica y editor de libros de Geopolítica de la Universidad de Manchester.
1. ¿Por qué hay tan poca oposición en el Occidente Colectivo a su curso suicida y destructivo?
2. ¿Por qué las Naciones Unidas ya no cumplen su propósito original?
La respuesta tiene dos partes.
1. La primera es bien conocida: El mundo fue y es un orden colonial. Se divide en dos grandes bloques en que la riqueza del Occidente Colectivo proviene del saqueo económico del Sur global, logrado por los monopolios occidentales con bienes de alta tecnología, con la explotación de mano de obra barata y con la extorsión a los países que tienen recursos básicos, entre ellos los recursos energéticos
Todo la diferencia entre la era colonial y la actual era del imperialismo es que la opresión económica, profundamente injusta, se ha perfeccionado hasta el punto en que la conquista formal se ha “guardado en el bolsillo trasero” … por el momento.
2. El segundo aspecto es raramente discutido, y creo que es hora de discutirlo: en 1943 los líderes soviéticos disolvieron el Komintern o Tercera Internacional.
¿Por qué importa esto ahora? ¿Por qué deberíamos preocuparnos por un evento histórico distante y bastante oscuro?
Primero, porque el mayor proyecto de liberación de nuestro tiempo, el de Marx y Engels, de crear una organización internacional de la clase obrera, había llegado a su fin. No ha existido una organización de este tipo durante ochenta años.
En segundo lugar, porque, hasta 1943, esa organización existió, independientemente de las críticas que le podamos hacer. En todo el mundo había Partidos Comunistas que se organizaban tanto para luchar por el socialismo como para oponerse al imperialismo, y todos formaban parte de una organización internacional.
Los bolcheviques invirtieron muchísimos esfuerzos tanto en la creación de la Internacional Comunista como en la creación del Estado Soviético. En efecto, los dos proyectos eran “gemelos siameses”. Así que seguramente, ahora que Rusia está reevaluando el segundo de estos grandes proyectos, es hora de reflexionar críticamente sobre el primero.
Es cierto que esta organización internacional actuó, como un instrumento del poder soviético, y esto debe ser discutido. Pero, de lo que no hay duda es que fue un actor importante en el escenario mundial.
Sus partidos sumaban decenas de millones en Asia, Europa, América Latina, etc. Podemos juzgar su importancia por el efecto de su derrota: la Segunda Guerra Mundial preparó el camino para destruir la Internacional Comunista. Ese fue el propósito básico del fascismo, y esto no debemos olvidarlo hoy al elegir a nuestros aliados.
Entonces, ¿por qué se disolvió el Komintern?
Porque en las conferencias internacionales de Yalta y Teherán (entre Stalin, Churchill y Roosevelt) los soviéticos creyeron que los anglosajones permitirían que la URSS se desarrollara pacíficamente si se terminaba con la Tercera Internacional.
Al disolver el Komintern, la Unión Soviética se comprometió a dejar de actuar como organizadora de los Partidos Comunistas. Cada partido actuaría por su cuenta, como partidos estrictamente nacionales. A cambio, los soviéticos esperaron que Occidente cumpliera el compromiso de respetar el principio de no intervención, sobre los que se fundaría un poco más tarde la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Sin lugar a dudas , esta decisión produjo daños colaterales, la disolución del Komintern privó de la capacidad de trabajar juntos para fines mutuamente beneficiosos a todos los pueblos del mundo. Su desaparición, también, despojó a la clase obrera de la capacidad de confrontar al capital en el escenario mundial.
Durante mucho tiempo pareció que el compromiso se estaba manteniendo: el Occidente colectivo hizo poco para interferir en los asuntos de la URSS, y lo poco que hizo fue ineficaz.
Pero esto no ocurrió por la “buena voluntad” de Occidente. Actuaron así por el poderío militar de la URSS.
El Occidente nunca respetó la no intervención en el tercer mundo. Y conspiraron por todos los medios para destruir a la Unión Soviética y obtuvieron un resultado espectacular: la URSS se suicidó. Pero, como su colapso no parecía ser obra del imperialismo, los rusos pensaron que las potencias occidentales respetarían el principio de no intervención.
La creencia que Occidente se abstendría de intervenir cuando se disolvió la URSS fue, por lo tanto, un error de juicio catastrófico. El compromiso sólo lo cumplió una parte, la parte rusa.
Tan pronto como desapareció la URSS, el Occidente colectivo abandonó sin contemplaciones la pretensión que no intervendría en los asuntos de otras naciones. Se embarcó en su agresivo programa de expansión de la OTAN. Intervino militarmente en Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, Haití, Siria y, convirtió las sanciones económicas en armas políticas y a las agencias internacionales en instrumentos de su poder; haciendo del cambio de régimen un objetivo explícito y público.
Entonces, si el tiempo lo permite, ahora me gustaría sugerir una respuesta.
Es necesario encontrar formas de volver a poner sobre la mesa la agenda de Marx y Engels; buscar, con el Sur Global, las organizaciones de la Sociedad Civil – incluidas la occidentales- la creación de una entidad donde los pueblos del mundo tengan su propia voz, independientemente de sus gobiernos.
Los principios en los que se asiente esta Organización deberían descartar la instrumentalización de cualquier gobierno. Esta idea debería quedar establecido en sus estatutos .Esto significa que, al igual que el Comintern, se comprometería ante todo a poner fin a la única amenaza real a la soberanía de las naciones: el intervencionismo militar y económico del Occidente colectivo.
Es decir, su primer deber sería defender los derechos de un Sur Global Multipolar para seguir un desarrollo nacional independiente y soberano.
Las ventajas para Rusia y sus socios son obvias: podría poner fin a las ‘compras de amigos’ en Occidente. También podría terminar con el peligroso proceso en que las alianzas internacionales la usan determinados países para amenazar a otra nación: no olvidemos que Trump es de lejos el enemigo más agresivo de América Latina.
Segundo, esta organización debería ser genuinamente independiente de todos los gobiernos, combatiendo así la práctica occidental de utilizar a la sociedad civil como instrumentos de intervención. Además no sólo exigiría el cumplimiento del principio no intervención también debería luchar por los derechos de los pueblos a los cuales el imperialismo los priva de la soberanía nacional.
El capital actúa globalmente; también deberían hacerlo los pueblos del mundo.
Esta idea le dará un sentido actual a la consigna más antigua de la lucha por la emancipación: trabajadores del mundo, uníos, no tenéis nada que perder salvo vuestras cadenas.
Sólo agregaría dos ideas a esta consigna . En primer lugar, tiene más sentido y corresponde mejor hablar de la estructura real del mundo actual, ahora deberíamos hablar de los desposeídos del mundo, en vez sólo de los trabajadores con empleo.
Segundo, agregaría una de las contribuciones más importantes de los fundadores del Komintern: Hay que unirse para luchar por nuestros derechos defendiendo los derechos de todas las naciones oprimidas por el imperialismo.
* Alan Freeman es vicepresidente de la Asociación Mundial de Economía Política, Codirector del Grupo de Investigación de Economía Geopolítica y editor de libros de Geopolítica de la Universidad de Manchester.
Como defensora del panturquismo, Ankara está interesada en expandir su influencia en Asia Central, pero es probable que este cambio de política exterior sea controlado por potencias regionales mucho más grandes como China, Rusia e Irán.
2 de noviembre de 2022
Ucrania
Incluso bajo Bolsonaro, Brasil se ha mostrado reacio a unirse a las sanciones dirigidas por Estados Unidos contra Rusia o a votar con Estados Unidos contra Rusia en la ONU.
No será más fácil para Estados Unidos bajo Lula. Lula ha llamado a las sanciones un error político. Más importante para Estados Unidos, en una entrevista del 4 de mayo, Lula le dijo a Time que “Putin no debería haber invadido Ucrania. Pero no es solo Putin el culpable. EE.UU. y la U.E. también son culpables. ¿Cuál fue el motivo de la invasión de Ucrania? ¿OTAN? Entonces EEUU y Europa deberían haber dicho: ‘Ucrania no se unirá a la OTAN’. Eso habría resuelto el problema”.
Continuó criticando a Biden y su falta de esfuerzo en una solución diplomática: "No creo que haya tomado la decisión correcta sobre la guerra entre Rusia y Ucrania. Estados Unidos tiene mucha influencia política. Y Biden podría haber evitado [la guerra], no incitarla. Podría haber hablado más, participado más. Biden podría haber tomado un avión a Moscú para hablar con Putin. Este es el tipo de actitud que esperas de un líder. Intervenir para que las cosas no se salgan de los rieles. No creo que haya hecho eso".
Lula podría jugar un papel en cambiar esa falta de diplomacia. Celso Amorim, dice que Lula podría retomar su papel protagónico en las conversaciones de paz global. Dice que, bajo Lula, Brasil retomaría su política de neutralidad y resolución pacífica de conflictos. Amorim dice que los BRICS, en general, podrían ser un foro para negociar el fin de la guerra y que Lula, en particular, podría desempeñar un papel importante. Lula tiene buenas relaciones y el respeto de Rusia. Tiene "la disposición y la trayectoria para contribuir a las conversaciones de paz", según Amorim. “Él tiene las condiciones para participar en un esfuerzo de negociación, que debe ser liderado por la Unión Europea y Estados Unidos, pero con la participación de China, obviamente. Brasil también puede ser un país importante, cuya voz resuena en el mundo en desarrollo”, dijo Amorim. “Los BRICS como grupo podrían ayudar”.
El regreso de Lula a Brasil y al escenario internacional podría ser un desafío para el mundo unipolar estadounidense tanto a nivel regional como internacional. A nivel regional, Lula podría ser una fuerza a favor de la integración regional y en contra de ser tratado como el patio trasero de Estados Unidos, por delante o por detrás. A nivel internacional, Lula podría ser una fuerza para fortalecer los BRICS y mejorar su imagen, para liderar la mejora continua de las relaciones económicas y políticas de América Latina con China y Rusia y para impulsar una solución negociada a la guerra en Ucrania.
Incluso bajo Bolsonaro, Brasil se ha mostrado reacio a unirse a las sanciones dirigidas por Estados Unidos contra Rusia o a votar con Estados Unidos contra Rusia en la ONU.
No será más fácil para Estados Unidos bajo Lula. Lula ha llamado a las sanciones un error político. Más importante para Estados Unidos, en una entrevista del 4 de mayo, Lula le dijo a Time que “Putin no debería haber invadido Ucrania. Pero no es solo Putin el culpable. EE.UU. y la U.E. también son culpables. ¿Cuál fue el motivo de la invasión de Ucrania? ¿OTAN? Entonces EEUU y Europa deberían haber dicho: ‘Ucrania no se unirá a la OTAN’. Eso habría resuelto el problema”.
Continuó criticando a Biden y su falta de esfuerzo en una solución diplomática: "No creo que haya tomado la decisión correcta sobre la guerra entre Rusia y Ucrania. Estados Unidos tiene mucha influencia política. Y Biden podría haber evitado [la guerra], no incitarla. Podría haber hablado más, participado más. Biden podría haber tomado un avión a Moscú para hablar con Putin. Este es el tipo de actitud que esperas de un líder. Intervenir para que las cosas no se salgan de los rieles. No creo que haya hecho eso".
Lula podría jugar un papel en cambiar esa falta de diplomacia. Celso Amorim, dice que Lula podría retomar su papel protagónico en las conversaciones de paz global. Dice que, bajo Lula, Brasil retomaría su política de neutralidad y resolución pacífica de conflictos. Amorim dice que los BRICS, en general, podrían ser un foro para negociar el fin de la guerra y que Lula, en particular, podría desempeñar un papel importante. Lula tiene buenas relaciones y el respeto de Rusia. Tiene "la disposición y la trayectoria para contribuir a las conversaciones de paz", según Amorim. “Él tiene las condiciones para participar en un esfuerzo de negociación, que debe ser liderado por la Unión Europea y Estados Unidos, pero con la participación de China, obviamente. Brasil también puede ser un país importante, cuya voz resuena en el mundo en desarrollo”, dijo Amorim. “Los BRICS como grupo podrían ayudar”.
El regreso de Lula a Brasil y al escenario internacional podría ser un desafío para el mundo unipolar estadounidense tanto a nivel regional como internacional. A nivel regional, Lula podría ser una fuerza a favor de la integración regional y en contra de ser tratado como el patio trasero de Estados Unidos, por delante o por detrás. A nivel internacional, Lula podría ser una fuerza para fortalecer los BRICS y mejorar su imagen, para liderar la mejora continua de las relaciones económicas y políticas de América Latina con China y Rusia y para impulsar una solución negociada a la guerra en Ucrania.
3 de noviembre de 2022
¿Nuevo golpe al dólar? Qué se sabe de mBridge, el innovador proyecto de pagos internacionales liderado por China
• Se trata del mayor proyecto transfronterizo que tiene por objetivo permitir la participación de bancos centrales de otros países, independientemente de si ya han creado o no su propia Moneda Digital de Banco Central. De ese modo, el mBridge podría hacer innecesario el uso del dólar. • El objetivo de este proyecto experimental consiste, para Pekín, en crear una posible vía para impulsar la internacionalización del yuan. De hecho, se trata de desarrollar el uso a gran escala de la tecnología 'blockchain' para solventar pagos internacionales. |
4 de noviembre de 2022
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7 de noviembre de 2022
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La congresista estadounidense Marjorie Taylor Green cuelga un cartel educativo en respuesta a la bandera transgénero que se muestra frente a su oficina:
“Hay DOS sexos: HOMBRES Y MUJERES. ¡Confía en la ciencia! |
8 de noviembre de 2022
BERLÍN VA A BEIJING: LA VERDADERA REALIDAD
La caravana de Scholz se dirigió a Beijing para establecer los pasos preparatorios para elaborar un acuerdo de paz con Rusia, con China como mensajero privilegiado.
Por Pepe Escobar
Con su inimitable talento para el análisis económico impregnado de profundidad histórica, el último ensayo del profesor Michael Hudson, escrito originalmente para un público alemán, presenta un asombroso paralelismo entre las Cruzadas y el actual «orden internacional basado en reglas» impuesto por el Hegemón.
El profesor Hudson detalla cómo el Papado en Roma logró encerrar el control unipolar sobre los reinos seculares (¿le suena?) cuando el juego consistía en la precedencia papal sobre los reyes, sobre todo los Santos Emperadores Romanos alemanes. Como sabemos, medio en broma, el Imperio no era exactamente Santo, ni alemán (quizás un poco romano), y ni siquiera un Imperio.
Una cláusula de los dictados papales otorgaba al Papa la autoridad de excomulgar a quien «no estuviera en paz con la Iglesia romana». Hudson señala con agudeza cómo las sanciones estadounidenses son el equivalente moderno de la excomunión.
Podría decirse que hay dos fechas principales en todo el proceso.
La primera sería el Tercer Concilio Ecuménico del 435: es cuando se atribuyó autoridad universal sólo a Roma (la cursiva es mía). Alejandría y Antioquía, por ejemplo, se limitaron a una autoridad regional dentro del Imperio Romano.
La otra fecha más importante es 1054, cuando Roma y Constantinopla se separaron definitivamente. Es decir, la Iglesia Católica Romana se separó de la Ortodoxa, lo que nos lleva a Rusia, y a Moscú como La Tercera Roma – y la animosidad de siglos de «Occidente» contra Rusia.
Un estado de ley marcial
El profesor Hudson profundiza entonces en el viaje de la delegación del canciller Scholz a China esta semana para «exigirle que desmantele su sector público y deje de subvencionar su economía, o de lo contrario Alemania y Europa impondrán sanciones al comercio con China».
Pues bien, en realidad esto no es más que una ilusión infantil, expresada por el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores en un artículo publicado en el Financial Times (la plataforma de propiedad japonesa de la City de Londres). El Consejo, como lo describe correctamente Hudson, es «el brazo neoliberal ‘libertario’ de la OTAN que exige la desindustrialización alemana y la dependencia» de los Estados Unidos.
Así que el Financial Times, como era de esperar, está imprimiendo sueños húmedos de la OTAN.
El contexto es esencial. El presidente federal alemán Frank-Walter Steinmeier, en un discurso de apertura en el castillo de Bellevue, ha admitido prácticamente que Berlín está en quiebra: «Comienza una época de vientos en contra para Alemania: se avecinan años difíciles, difíciles para nosotros. Alemania se encuentra en la crisis más profunda desde la reunificación».
Sin embargo, la esquizofrenia, una vez más, reina suprema, ya que Steinmeier, después de un ridículo truco en Kiev -completado con posar como un actor involuntario acurrucado en un búnker- anunció una entrega extra: dos lanzacohetes múltiples MARS más y cuatro obuses Panzerhaubitze 2000 que se entregarán a los ucranianos.
Así pues, aunque la economía «mundial» -en realidad la UE- esté tan fragilizada que los Estados miembros ya no puedan ayudar a Kiev sin perjudicar a sus propias poblaciones, y la UE esté al borde de una crisis energética catastrófica, luchar por «nuestros valores» en el país 404 lo supera todo.
El contexto general también es clave. Andrea Zhok, profesor de Filosofía Ética en la Universidad de Milán, ha llevado el concepto de «Estado de Excepción» de Giorgio Agamben a nuevas cotas.
Zhok propone que el Occidente colectivo zombificado está ahora completamente subyugado a un «Estado de Derecho Marcial», donde un ethos de Guerra eterna es la última prioridad para las élites globales enrarecidas.
Cualquier otra variable -desde el transhumanismo hasta la despoblación e incluso la cultura de la cancelación- está subordinada al Estado de Ley Marcial, y es básicamente inesencial. Lo único que importa es ejercer un control absoluto y crudo.
Berlín – Moscú – Pekín
Sólidas fuentes empresariales alemanas contradicen completamente el «mensaje» emitido por el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores sobre el viaje a China.
Según estas fuentes, la caravana de Scholz fue a Pekín para establecer esencialmente los pasos preparatorios para elaborar un acuerdo de paz con Rusia, con China como mensajero privilegiado.
Esto es – literalmente – lo más explosivo, geopolítica y geoeconómicamente, que puede haber. Como señalé en una de mis columnas anteriores, Berlín y Moscú mantuvieron un canal secreto de comunicación -a través de interlocutores comerciales- justo en el momento en que los sospechosos habituales, desesperados, decidieron hacer estallar el Nord Stream.
Recuerden el ahora notorio SMS del iPhone de Liz Truss al pequeño Tony Blinken, un minuto después de las explosiones: «Está hecho».
Hay más: la caravana de Scholz puede estar tratando de iniciar un largo y enrevesado proceso para acabar sustituyendo a Estados Unidos por China como aliado clave. No hay que olvidar que la principal terminal de comercio/conectividad de la BRI en la UE es Alemania (la cuenca del Ruhr).
Según una de las fuentes, «si este esfuerzo tiene éxito, entonces Alemania, China y Rusia pueden aliarse y expulsar a EE.UU. de Europa».
Otra fuente puso la guinda al pastel:
“Olaf Scholz está siendo acompañado en este viaje por industriales alemanes que realmente controlan Alemania y no van a quedarse sentados viendo cómo se destruyen”.
Moscú sabe muy bien cuál es el objetivo imperial cuando se trata de la UE reducida al papel de vasallo totalmente dominado -y desindustrializado-, que ejerce una soberanía nula. Al fin y al cabo, los canales de retorno no están tirados en el fondo del Mar Báltico. Además, China no ha dado ninguna pista de que su enorme comercio con Alemania y la UE esté a punto de desaparecer.
El propio Scholz, un día antes de que su caravana llegara a Pekín, subrayó a los medios de comunicación chinos que Alemania no tiene intención de desvincularse de China, y que no hay nada que justifique «los llamamientos de algunos a aislar a China».
Paralelamente, Xi Jinping y el nuevo Politburó son muy conscientes de la posición del Kremlin, reiterada una y otra vez: siempre estamos abiertos a las negociaciones, siempre que Washington se decida por fin a hablar del fin de la expansión ilimitada de la OTAN empapada de rusofobia.
Así que negociar significa que el Imperio firme en la línea de puntos del documento que ha recibido de Moscú el 1 de diciembre de 2021, centrado en la «indivisibilidad de la seguridad». De lo contrario, no hay nada que negociar.
Y cuando tenemos al lobista del Pentágono, Lloyd «Raytheon» Austin, aconsejando a los ucranianos de forma oficial que avancen sobre Kherson, queda aún más claro que no hay nada que negociar.
Así que, ¿podría ser todo esto la primera piedra del corredor geopolítico/geoeconómico trans-euroasiático Berlín-Moscú-Pekín? Eso significará Bye Bye Empire. Una vez más: no se acaba hasta que la señora gorda imperial llegue al Gotterdammerung (ocaso de los dioses) (1).
Traducción nuestra.
*Pepe Escobar es columnista de The Cradle, redactor jefe de Asia Times y analista geopolítico independiente centrado en Eurasia. Desde mediados de la década de 1980 ha vivido y trabajado como corresponsal extranjero en Londres, París, Milán, Los Ángeles, Singapur y Bangkok. Es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007), Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge, Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009), 2030 (Nimble Books, 2020). Su ultimo libro es Raging Twenties (Nimble, 2021)
Notas(1) El ocaso de los dioses (título original en alemán, Götterdämmerung) es una ópera en tres actos y un prólogo con música y libreto en alemán de Richard Wagner, la cuarta y última de las óperas que componen el ciclo de El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen) El título, Götterdämmerung, es una traducción al alemán de la expresión en nórdico antiguo ragnarökkr, “ocaso de los dioses”
Fuente: Strategic Culture Foundation
El profesor Hudson detalla cómo el Papado en Roma logró encerrar el control unipolar sobre los reinos seculares (¿le suena?) cuando el juego consistía en la precedencia papal sobre los reyes, sobre todo los Santos Emperadores Romanos alemanes. Como sabemos, medio en broma, el Imperio no era exactamente Santo, ni alemán (quizás un poco romano), y ni siquiera un Imperio.
Una cláusula de los dictados papales otorgaba al Papa la autoridad de excomulgar a quien «no estuviera en paz con la Iglesia romana». Hudson señala con agudeza cómo las sanciones estadounidenses son el equivalente moderno de la excomunión.
Podría decirse que hay dos fechas principales en todo el proceso.
La primera sería el Tercer Concilio Ecuménico del 435: es cuando se atribuyó autoridad universal sólo a Roma (la cursiva es mía). Alejandría y Antioquía, por ejemplo, se limitaron a una autoridad regional dentro del Imperio Romano.
La otra fecha más importante es 1054, cuando Roma y Constantinopla se separaron definitivamente. Es decir, la Iglesia Católica Romana se separó de la Ortodoxa, lo que nos lleva a Rusia, y a Moscú como La Tercera Roma – y la animosidad de siglos de «Occidente» contra Rusia.
Un estado de ley marcial
El profesor Hudson profundiza entonces en el viaje de la delegación del canciller Scholz a China esta semana para «exigirle que desmantele su sector público y deje de subvencionar su economía, o de lo contrario Alemania y Europa impondrán sanciones al comercio con China».
Pues bien, en realidad esto no es más que una ilusión infantil, expresada por el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores en un artículo publicado en el Financial Times (la plataforma de propiedad japonesa de la City de Londres). El Consejo, como lo describe correctamente Hudson, es «el brazo neoliberal ‘libertario’ de la OTAN que exige la desindustrialización alemana y la dependencia» de los Estados Unidos.
Así que el Financial Times, como era de esperar, está imprimiendo sueños húmedos de la OTAN.
El contexto es esencial. El presidente federal alemán Frank-Walter Steinmeier, en un discurso de apertura en el castillo de Bellevue, ha admitido prácticamente que Berlín está en quiebra: «Comienza una época de vientos en contra para Alemania: se avecinan años difíciles, difíciles para nosotros. Alemania se encuentra en la crisis más profunda desde la reunificación».
Sin embargo, la esquizofrenia, una vez más, reina suprema, ya que Steinmeier, después de un ridículo truco en Kiev -completado con posar como un actor involuntario acurrucado en un búnker- anunció una entrega extra: dos lanzacohetes múltiples MARS más y cuatro obuses Panzerhaubitze 2000 que se entregarán a los ucranianos.
Así pues, aunque la economía «mundial» -en realidad la UE- esté tan fragilizada que los Estados miembros ya no puedan ayudar a Kiev sin perjudicar a sus propias poblaciones, y la UE esté al borde de una crisis energética catastrófica, luchar por «nuestros valores» en el país 404 lo supera todo.
El contexto general también es clave. Andrea Zhok, profesor de Filosofía Ética en la Universidad de Milán, ha llevado el concepto de «Estado de Excepción» de Giorgio Agamben a nuevas cotas.
Zhok propone que el Occidente colectivo zombificado está ahora completamente subyugado a un «Estado de Derecho Marcial», donde un ethos de Guerra eterna es la última prioridad para las élites globales enrarecidas.
Cualquier otra variable -desde el transhumanismo hasta la despoblación e incluso la cultura de la cancelación- está subordinada al Estado de Ley Marcial, y es básicamente inesencial. Lo único que importa es ejercer un control absoluto y crudo.
Berlín – Moscú – Pekín
Sólidas fuentes empresariales alemanas contradicen completamente el «mensaje» emitido por el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores sobre el viaje a China.
Según estas fuentes, la caravana de Scholz fue a Pekín para establecer esencialmente los pasos preparatorios para elaborar un acuerdo de paz con Rusia, con China como mensajero privilegiado.
Esto es – literalmente – lo más explosivo, geopolítica y geoeconómicamente, que puede haber. Como señalé en una de mis columnas anteriores, Berlín y Moscú mantuvieron un canal secreto de comunicación -a través de interlocutores comerciales- justo en el momento en que los sospechosos habituales, desesperados, decidieron hacer estallar el Nord Stream.
Recuerden el ahora notorio SMS del iPhone de Liz Truss al pequeño Tony Blinken, un minuto después de las explosiones: «Está hecho».
Hay más: la caravana de Scholz puede estar tratando de iniciar un largo y enrevesado proceso para acabar sustituyendo a Estados Unidos por China como aliado clave. No hay que olvidar que la principal terminal de comercio/conectividad de la BRI en la UE es Alemania (la cuenca del Ruhr).
Según una de las fuentes, «si este esfuerzo tiene éxito, entonces Alemania, China y Rusia pueden aliarse y expulsar a EE.UU. de Europa».
Otra fuente puso la guinda al pastel:
“Olaf Scholz está siendo acompañado en este viaje por industriales alemanes que realmente controlan Alemania y no van a quedarse sentados viendo cómo se destruyen”.
Moscú sabe muy bien cuál es el objetivo imperial cuando se trata de la UE reducida al papel de vasallo totalmente dominado -y desindustrializado-, que ejerce una soberanía nula. Al fin y al cabo, los canales de retorno no están tirados en el fondo del Mar Báltico. Además, China no ha dado ninguna pista de que su enorme comercio con Alemania y la UE esté a punto de desaparecer.
El propio Scholz, un día antes de que su caravana llegara a Pekín, subrayó a los medios de comunicación chinos que Alemania no tiene intención de desvincularse de China, y que no hay nada que justifique «los llamamientos de algunos a aislar a China».
Paralelamente, Xi Jinping y el nuevo Politburó son muy conscientes de la posición del Kremlin, reiterada una y otra vez: siempre estamos abiertos a las negociaciones, siempre que Washington se decida por fin a hablar del fin de la expansión ilimitada de la OTAN empapada de rusofobia.
Así que negociar significa que el Imperio firme en la línea de puntos del documento que ha recibido de Moscú el 1 de diciembre de 2021, centrado en la «indivisibilidad de la seguridad». De lo contrario, no hay nada que negociar.
Y cuando tenemos al lobista del Pentágono, Lloyd «Raytheon» Austin, aconsejando a los ucranianos de forma oficial que avancen sobre Kherson, queda aún más claro que no hay nada que negociar.
Así que, ¿podría ser todo esto la primera piedra del corredor geopolítico/geoeconómico trans-euroasiático Berlín-Moscú-Pekín? Eso significará Bye Bye Empire. Una vez más: no se acaba hasta que la señora gorda imperial llegue al Gotterdammerung (ocaso de los dioses) (1).
Traducción nuestra.
*Pepe Escobar es columnista de The Cradle, redactor jefe de Asia Times y analista geopolítico independiente centrado en Eurasia. Desde mediados de la década de 1980 ha vivido y trabajado como corresponsal extranjero en Londres, París, Milán, Los Ángeles, Singapur y Bangkok. Es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007), Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge, Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009), 2030 (Nimble Books, 2020). Su ultimo libro es Raging Twenties (Nimble, 2021)
Notas(1) El ocaso de los dioses (título original en alemán, Götterdämmerung) es una ópera en tres actos y un prólogo con música y libreto en alemán de Richard Wagner, la cuarta y última de las óperas que componen el ciclo de El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen) El título, Götterdämmerung, es una traducción al alemán de la expresión en nórdico antiguo ragnarökkr, “ocaso de los dioses”
Fuente: Strategic Culture Foundation
Nota de Diego Pappalardo: Nuestra perspectiva en noviembre de 2020, previo a las elecciones presidenciales:
"En aquellos días de 2016, estuvimos en el número reducido de personas que racionalmente presagió el éxito de Trump ante Clinton, comentando que, en el programa de gobierno del multimillonario Trump, estaban el 'abandono del perfil de Estado policial del mundo que los Estados Unidos desempeña desde hace un siglo', el propósito de reformular a su país en la dimensión de Estado-nación y la intención de colaborar con la destrucción de marcos financiero-económicos establecidos y operados por el equipo rival.
Como dijimos, a partir de Trump, ya son dos los complejos del ecosistema de poder en los Estados Unidos que alimentan una contienda intensa, calórica e irreconciliable por el control y la dirección de la superpotencia porque el bando financiero-extractor-gendarme mundial, junto a sus socios externos, rehúsan declinar su hegemonía poniendo en riesgo a los EE.UU y al mundo entero ya que fija más inseguridades, incertezas y peligros al mismo tiempo que prioriza la continuación de reglas que contrarían el formato de un sistema internacional que se le superpone y que está en construcción.
Por consiguiente, esta tarea de multipropósito a cumplir por parte del presidente norteamericano, implica inhabilitar, dentro de la territorialidad de la superpotencia, a la élite estadounidense de gestión global y, conexo a esa faena, deshabilitarla como fuerza influyente o determinista de los procesos en el sistema-mundo.
De hacerlo así, se estaría evitando la desaparición de los EE.UU. y, ciertamente, asistiendo operativamente en la arena mundial para que en ella se concreten fenómenos y funcionalidades congruentes con los planes que promueven definidas asociaciones de poder que difieren con el establecimiento que controlaba y dominaba, hasta la Presidencia del Señor Trump, la dirección del país.
Así pues, Trump, ganador, contando con el cimiento electoral de Los Deplorables, con un partido republicano reestructurado y controlado tanto por él como por socios, se encamina a dirigir el período presidencial 2020-2024 en un contexto nacional e internacional con problemas y dificultades serios y graves".
"En aquellos días de 2016, estuvimos en el número reducido de personas que racionalmente presagió el éxito de Trump ante Clinton, comentando que, en el programa de gobierno del multimillonario Trump, estaban el 'abandono del perfil de Estado policial del mundo que los Estados Unidos desempeña desde hace un siglo', el propósito de reformular a su país en la dimensión de Estado-nación y la intención de colaborar con la destrucción de marcos financiero-económicos establecidos y operados por el equipo rival.
Como dijimos, a partir de Trump, ya son dos los complejos del ecosistema de poder en los Estados Unidos que alimentan una contienda intensa, calórica e irreconciliable por el control y la dirección de la superpotencia porque el bando financiero-extractor-gendarme mundial, junto a sus socios externos, rehúsan declinar su hegemonía poniendo en riesgo a los EE.UU y al mundo entero ya que fija más inseguridades, incertezas y peligros al mismo tiempo que prioriza la continuación de reglas que contrarían el formato de un sistema internacional que se le superpone y que está en construcción.
Por consiguiente, esta tarea de multipropósito a cumplir por parte del presidente norteamericano, implica inhabilitar, dentro de la territorialidad de la superpotencia, a la élite estadounidense de gestión global y, conexo a esa faena, deshabilitarla como fuerza influyente o determinista de los procesos en el sistema-mundo.
De hacerlo así, se estaría evitando la desaparición de los EE.UU. y, ciertamente, asistiendo operativamente en la arena mundial para que en ella se concreten fenómenos y funcionalidades congruentes con los planes que promueven definidas asociaciones de poder que difieren con el establecimiento que controlaba y dominaba, hasta la Presidencia del Señor Trump, la dirección del país.
Así pues, Trump, ganador, contando con el cimiento electoral de Los Deplorables, con un partido republicano reestructurado y controlado tanto por él como por socios, se encamina a dirigir el período presidencial 2020-2024 en un contexto nacional e internacional con problemas y dificultades serios y graves".
10 de noviembre de 2022
Reconectando Eurasia: el Sr. Patrushev va a Teherán
La reunión de esta semana entre dos jefes de seguridad de Eurasia es un paso más para desempolvar la huella asiática de gran tamaño de Occidente.
The Cradle Pepe Escobar
Dos chicos están pasando el rato en una habitación acogedora en Teherán con un nuevo y tentador mapa del mundo de fondo.
¿Nada que ver aquí? De lo contrario. Estos dos gigantes de la seguridad de Eurasia son nada menos que el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, inusualmente relajado, Nikolai Patrushev y Ali Shamkhani, el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán.
¿Y por qué están tan relajados? Porque las perspectivas de futuro que giran en torno al tema principal de su conversación, la asociación estratégica Rusia-Irán, no podrían ser más emocionantes.
Este fue un asunto de negocios muy serio: una visita oficial, por invitación de Shamkhani. Patrushev estuvo en Teherán exactamente el mismo día en que el ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, siguiendo una recomendación del general Sergey Surovikin, comandante general de la Operación Militar Especial, ordenó la retirada rusa de Kherson.
Patrushev lo supo durante días, por lo que no tuvo ningún problema en subirse a un avión para ocuparse de los negocios en Teherán. Después de todo, el drama de Kherson es parte de las negociaciones de Patrushev con el asesor de seguridad nacional de EEUU, Jake Sullivan, sobre Ucrania, que se han prolongado durante semanas, con Arabia Saudita como eventual intermediario. Además de Ucrania, los dos discutieron "seguridad de la información, así como medidas para contrarrestar la interferencia en los asuntos internos de ambos países por parte de los servicios especiales occidentales", según un informe de la agencia de noticias TASS de Rusia.
Ambos países, como sabemos, son objetivos particulares de la guerra de información occidental y el sabotaje, siendo Irán actualmente el foco de una de estas campañas de desestabilización sin restricciones y respaldadas por extranjeros. Patrushev fue recibido oficialmente por el presidente iraní Ebrahim Raisi, quien fue directo al grano: “La cooperación de países independientes es la respuesta más fuerte a las sanciones y políticas de desestabilización de EEUU y sus aliados”.
Patrushev, por su parte, aseguró a Raisi que para la Federación Rusa las relaciones estratégicas con Irán son esenciales para la seguridad nacional rusa. Eso va mucho más allá de los drones kamikaze Geranium-2, los primos rusos del Shahed-136, que causan estragos en el campo de batalla de Ucrania. Lo que, por cierto, provocó una mención directa más adelante de Shamkhani: “Irán da la bienvenida a un arreglo pacífico en Ucrania y está a favor de la paz basada en el diálogo entre Moscú y Kiev”.
Patrushev y Shamkhani, por supuesto, discutieron temas de seguridad y la proverbial “cooperación en el ámbito internacional”. Pero lo que puede ser más significativo es que la delegación rusa incluía funcionarios de varias agencias económicas clave. No hubo filtraciones, pero eso sugiere que la conectividad económica seria permanece en el corazón de la asociación estratégica entre las dos principales naciones sancionadas en Eurasia. La clave en las discusiones fue el enfoque iraní en la rápida expansión del comercio bilateral en monedas nacionales: rublo y rial. Eso resulta estar en el centro del impulso tanto de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) como de los BRICS hacia la multipolaridad. Irán ahora es miembro de pleno derecho de la OCS, la única nación de Asia occidental que forma parte del gigante estratégico asiático, y solicitará convertirse en parte de BRICS+.
Tengo permuta, viajaré
La reunión de Patrushev-Shamkhani tuvo lugar antes de la firma, el próximo mes, de un enorme acuerdo de energía de $ 40 mil millones con Gazprom, como lo anunció previamente el viceministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mahdi Safari.
La Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC, por sus siglas en inglés) ya ha cerrado un acuerdo inicial de 6.500 millones de dólares. Todo eso gira en torno al desarrollo de dos yacimientos de gas y seis campos petroleros; swaps de gas natural y derivados del petróleo; proyectos de GNL; y construir más gasoductos. El mes pasado, el viceprimer ministro ruso, Aleksandr Novak, anunció un intercambio de 5 millones de toneladas de petróleo y 10 mil millones de metros cúbicos de gas, que se completará a fines de 2022.
Y confirmó que “la cantidad de inversión rusa en los campos petroleros de Irán va a aumentar." El trueque, por supuesto, es ideal para que Moscú y Teherán eludan conjuntamente las sanciones interminablemente problemáticas y los problemas de liquidación de pagos, vinculados al sistema financiero occidental. Además, Rusia e Irán pueden invertir en vínculos comerciales directos a través del Mar Caspio. En la reciente cumbre de la Conferencia sobre Interacción y Medidas de Fomento de la Confianza en Asia (CICA) en Astana, Kazajstán, Raisi propuso enérgicamente que una “nueva Asia” exitosa necesariamente debe desarrollar un modelo endógeno para estados independientes.
Como miembro de la OCS y desempeñando un papel muy importante, junto con Rusia e India, en el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC), Raisi está posicionando a Irán en un vector clave del multilateralismo. Desde que Teherán ingresó a la OCS, la cooperación con Rusia y China, como era de esperar, está a toda marcha. La visita de Patrushev es parte de ese proceso. Teherán está dejando atrás décadas de iranofobia y todas las declinaciones posibles de la "presión máxima" estadounidense, desde sanciones hasta intentos de revolución de color, para conectarse dinámicamente en Eurasia.
BRI, OCS, INSTC Irán es un socio clave de Belt and Road Initiative (BRI) para el gran proyecto de infraestructura de China para conectar Eurasia por carretera, mar y tren. Paralelamente, el INSTC multimodal liderado por Rusia es esencial para promover el comercio entre el subcontinente indio y Asia Central, al mismo tiempo que consolida la presencia de Rusia en el sur del Cáucaso y la región del Mar Caspio. Irán e India se han comprometido a ofrecer parte del puerto de Chabahar en Irán a las naciones de Asia Central, con acceso completo a zonas económicas exclusivas.
En la reciente cumbre de la OCS en Samarcanda, tanto Rusia como China dejaron bastante claro, especialmente para el occidente colectivo, que Irán ya no será tratado como un estado paria. Por lo tanto, no es de extrañar que Irán esté entrando en una nueva era empresarial con todos los miembros de la OCS bajo el signo de un orden financiero emergente diseñado principalmente por Rusia, China e India. En lo que respecta a las asociaciones estratégicas, los lazos entre Rusia e India (el presidente Narendra Modi lo llamó una amistad inquebrantable) son tan fuertes como los que existen entre Rusia y China. Y cuando se trata de Rusia, eso es a lo que apunta Irán.
La reunión estratégica Patrushev-Shamkhani lanzará la histeria occidental a niveles nunca antes vistos, ya que aplastará por completo la iranofobia y la rusofobia de un solo golpe. Irán, como aliado cercano, es un activo estratégico sin precedentes para Rusia en el impulso hacia la multipolaridad. Irán y la Unión Económica Euroasiática (EAEU) ya están negociando un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) en paralelo a los intercambios que involucran el petróleo ruso. La confianza de Occidente en el sistema de mensajería bancaria SWIFT apenas hace ninguna diferencia para Rusia e Irán. El Sur Global lo está observando de cerca, especialmente en el vecindario de Irán, donde el petróleo se comercializa comúnmente en dólares estadounidenses. Está empezando a quedar claro para cualquiera en Occidente con un coeficiente intelectual superior a la temperatura ambiente que el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, o acuerdo nuclear de Irán), al final, ya no importa.
El futuro de Irán está directamente relacionado con el éxito de tres de los BRICS: Rusia, China e India. El propio Irán pronto podría convertirse en miembro de BRICS+. Hay más: Irán incluso se está convirtiendo en un modelo a seguir para el Golfo Pérsico: observe la larga cola de estados regionales que aspiran a convertirse en miembros de la OCS. ¿Los “Acuerdos de Abraham” de Trump? ¿Que es eso? BRICS/SCO/BRI es el único camino a seguir en el oeste de Asia hoy.
Este fue un asunto de negocios muy serio: una visita oficial, por invitación de Shamkhani. Patrushev estuvo en Teherán exactamente el mismo día en que el ministro de Defensa ruso, Sergey Shoigu, siguiendo una recomendación del general Sergey Surovikin, comandante general de la Operación Militar Especial, ordenó la retirada rusa de Kherson.
Patrushev lo supo durante días, por lo que no tuvo ningún problema en subirse a un avión para ocuparse de los negocios en Teherán. Después de todo, el drama de Kherson es parte de las negociaciones de Patrushev con el asesor de seguridad nacional de EEUU, Jake Sullivan, sobre Ucrania, que se han prolongado durante semanas, con Arabia Saudita como eventual intermediario. Además de Ucrania, los dos discutieron "seguridad de la información, así como medidas para contrarrestar la interferencia en los asuntos internos de ambos países por parte de los servicios especiales occidentales", según un informe de la agencia de noticias TASS de Rusia.
Ambos países, como sabemos, son objetivos particulares de la guerra de información occidental y el sabotaje, siendo Irán actualmente el foco de una de estas campañas de desestabilización sin restricciones y respaldadas por extranjeros. Patrushev fue recibido oficialmente por el presidente iraní Ebrahim Raisi, quien fue directo al grano: “La cooperación de países independientes es la respuesta más fuerte a las sanciones y políticas de desestabilización de EEUU y sus aliados”.
Patrushev, por su parte, aseguró a Raisi que para la Federación Rusa las relaciones estratégicas con Irán son esenciales para la seguridad nacional rusa. Eso va mucho más allá de los drones kamikaze Geranium-2, los primos rusos del Shahed-136, que causan estragos en el campo de batalla de Ucrania. Lo que, por cierto, provocó una mención directa más adelante de Shamkhani: “Irán da la bienvenida a un arreglo pacífico en Ucrania y está a favor de la paz basada en el diálogo entre Moscú y Kiev”.
Patrushev y Shamkhani, por supuesto, discutieron temas de seguridad y la proverbial “cooperación en el ámbito internacional”. Pero lo que puede ser más significativo es que la delegación rusa incluía funcionarios de varias agencias económicas clave. No hubo filtraciones, pero eso sugiere que la conectividad económica seria permanece en el corazón de la asociación estratégica entre las dos principales naciones sancionadas en Eurasia. La clave en las discusiones fue el enfoque iraní en la rápida expansión del comercio bilateral en monedas nacionales: rublo y rial. Eso resulta estar en el centro del impulso tanto de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) como de los BRICS hacia la multipolaridad. Irán ahora es miembro de pleno derecho de la OCS, la única nación de Asia occidental que forma parte del gigante estratégico asiático, y solicitará convertirse en parte de BRICS+.
Tengo permuta, viajaré
La reunión de Patrushev-Shamkhani tuvo lugar antes de la firma, el próximo mes, de un enorme acuerdo de energía de $ 40 mil millones con Gazprom, como lo anunció previamente el viceministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mahdi Safari.
La Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC, por sus siglas en inglés) ya ha cerrado un acuerdo inicial de 6.500 millones de dólares. Todo eso gira en torno al desarrollo de dos yacimientos de gas y seis campos petroleros; swaps de gas natural y derivados del petróleo; proyectos de GNL; y construir más gasoductos. El mes pasado, el viceprimer ministro ruso, Aleksandr Novak, anunció un intercambio de 5 millones de toneladas de petróleo y 10 mil millones de metros cúbicos de gas, que se completará a fines de 2022.
Y confirmó que “la cantidad de inversión rusa en los campos petroleros de Irán va a aumentar." El trueque, por supuesto, es ideal para que Moscú y Teherán eludan conjuntamente las sanciones interminablemente problemáticas y los problemas de liquidación de pagos, vinculados al sistema financiero occidental. Además, Rusia e Irán pueden invertir en vínculos comerciales directos a través del Mar Caspio. En la reciente cumbre de la Conferencia sobre Interacción y Medidas de Fomento de la Confianza en Asia (CICA) en Astana, Kazajstán, Raisi propuso enérgicamente que una “nueva Asia” exitosa necesariamente debe desarrollar un modelo endógeno para estados independientes.
Como miembro de la OCS y desempeñando un papel muy importante, junto con Rusia e India, en el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC), Raisi está posicionando a Irán en un vector clave del multilateralismo. Desde que Teherán ingresó a la OCS, la cooperación con Rusia y China, como era de esperar, está a toda marcha. La visita de Patrushev es parte de ese proceso. Teherán está dejando atrás décadas de iranofobia y todas las declinaciones posibles de la "presión máxima" estadounidense, desde sanciones hasta intentos de revolución de color, para conectarse dinámicamente en Eurasia.
BRI, OCS, INSTC Irán es un socio clave de Belt and Road Initiative (BRI) para el gran proyecto de infraestructura de China para conectar Eurasia por carretera, mar y tren. Paralelamente, el INSTC multimodal liderado por Rusia es esencial para promover el comercio entre el subcontinente indio y Asia Central, al mismo tiempo que consolida la presencia de Rusia en el sur del Cáucaso y la región del Mar Caspio. Irán e India se han comprometido a ofrecer parte del puerto de Chabahar en Irán a las naciones de Asia Central, con acceso completo a zonas económicas exclusivas.
En la reciente cumbre de la OCS en Samarcanda, tanto Rusia como China dejaron bastante claro, especialmente para el occidente colectivo, que Irán ya no será tratado como un estado paria. Por lo tanto, no es de extrañar que Irán esté entrando en una nueva era empresarial con todos los miembros de la OCS bajo el signo de un orden financiero emergente diseñado principalmente por Rusia, China e India. En lo que respecta a las asociaciones estratégicas, los lazos entre Rusia e India (el presidente Narendra Modi lo llamó una amistad inquebrantable) son tan fuertes como los que existen entre Rusia y China. Y cuando se trata de Rusia, eso es a lo que apunta Irán.
La reunión estratégica Patrushev-Shamkhani lanzará la histeria occidental a niveles nunca antes vistos, ya que aplastará por completo la iranofobia y la rusofobia de un solo golpe. Irán, como aliado cercano, es un activo estratégico sin precedentes para Rusia en el impulso hacia la multipolaridad. Irán y la Unión Económica Euroasiática (EAEU) ya están negociando un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) en paralelo a los intercambios que involucran el petróleo ruso. La confianza de Occidente en el sistema de mensajería bancaria SWIFT apenas hace ninguna diferencia para Rusia e Irán. El Sur Global lo está observando de cerca, especialmente en el vecindario de Irán, donde el petróleo se comercializa comúnmente en dólares estadounidenses. Está empezando a quedar claro para cualquiera en Occidente con un coeficiente intelectual superior a la temperatura ambiente que el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, o acuerdo nuclear de Irán), al final, ya no importa.
El futuro de Irán está directamente relacionado con el éxito de tres de los BRICS: Rusia, China e India. El propio Irán pronto podría convertirse en miembro de BRICS+. Hay más: Irán incluso se está convirtiendo en un modelo a seguir para el Golfo Pérsico: observe la larga cola de estados regionales que aspiran a convertirse en miembros de la OCS. ¿Los “Acuerdos de Abraham” de Trump? ¿Que es eso? BRICS/SCO/BRI es el único camino a seguir en el oeste de Asia hoy.
17 de noviembre de 2022
CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE LULA DA SILVA
De Boaventura de Sousa Santos*
Estimado amigo presidente Lula da Silva:
Cuando le visité en la cárcel el 30 de agosto de 2018, experimenté en el poco tiempo que duró la visita un torbellino de ideas y emociones que siguen tan vivas hoy como aquel día. Poco antes habíamos estado juntos en el Foro Social Mundial de Salvador (Bahía), charlando, en compañía de Jacques Wagner, en el ático del hotel donde se alojaba Lula. Hablamos entonces de su posible encarcelamiento. Lula aún albergaba alguna esperanza de que el sistema judicial suspendiera el vértigo persecutorio que se cernía sobre su persona. Yo, tal vez porque soy sociólogo jurídico, estaba convencido de que eso no ocurriría, pero no insistí.
En cierto momento, tuve la sensación de que pensábamos y temíamos lo mismo. Poco después, lo detenían con la misma indiferencia arrogante y compulsiva con la que lo habían tratado hasta entonces. El juez Sérgio Moro, el lacayo de Estados Unidos (es demasiado tarde para ser ingenuos), había cumplido la primera parte de su misión. La segunda parte sería mantenerlo preso y aislado hasta que se eligiera el candidato que le daría la plataforma para llevarlo a la presidencia más tarde.
Cuando entré en la prisión de la Policía Federal sentí un escalofrío al leer la placa que señalaba que el presidente Lula da Silva había inaugurado el edificio once años antes como parte de su vasto programa de modernización de la Policía Federal y de la investigación criminal. Un primer torbellino de preguntas me asaltó. ¿La placa había permanecido allí por olvido? ¿Por crueldad? ¿Para demostrar que el hechizo se había vuelto contra el hechicero? ¿Que un presidente de buena fe había entregado el oro al bandido?
Me acompañaba un joven y agradable policía federal que en el camino se dirigió a mí y me dijo: leemos mucho de sus libros. Sentí frío por dentro. Estaba horrorizado. Si se leyeran mis libros y se entendiera el mensaje, ni Lula ni yo estaríamos allí. Tartamudié algo al respecto y la respuesta fue instantánea: “Cumplimos órdenes”. De repente, el teórico jurídico nazi Carl Schmitt irrumpió en mí. Ser soberano es tener la prerrogativa de declarar lo que es legal y lo que no, y de imponer su voluntad burocráticamente con la normalidad de la obediencia funcional y la consiguiente banalización del terror de Estado.
Querido presidente Lula, así es como llegué a su celda y seguramente ni siquiera sospechó la agitación que se estaba produciendo en mi interior. Al verlo, me tranquilicé. Por fin estaba frente a la dignidad misma, y sentí que la humanidad aún no había renunciado a ser aquello a lo que el común de los mortales aspira. Todo era totalmente normal dentro de la anormalidad totalitaria que lo había encerrado allí. Las ventanas, los aparatos de gimnasia, los libros, la televisión. Nuestra conversación era tan normal como todo lo que nos rodeaba, incluidos sus abogados y Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores desde 2017. Hablamos de la situación en América Latina, de la nueva (vieja) agresividad del imperio y del sistema judicial convertido en un Ersatz de golpes militares. Era como si el inmenso elefante blanco de aquella habitación -la repugnante ilegalidad de su encarcelamiento por motivos políticos ni siquiera disimulados- se transformara en una inefable ligereza para no perturbar nuestra conversación; como si, en lugar de estar allí, estuviéramos en cualquier lugar de su elección.
Cuando la puerta se cerró tras de mí, el peso de la voluntad ilegal de un Estado secuestrado por delincuentes armados con manipulaciones legales volvió a caer sobre mí. Me apoyé en la ira y la rabia y en la buena actuación que se espera de un intelectual público que tiene que hacer declaraciones a la prensa al salir. Hice de todo, pero lo que realmente sentí fue que había dejado atrás la libertad y la dignidad de Brasil, encarceladas para que el imperio y las élites a su servicio pudieran cumplir sus objetivos de garantizar el acceso a los inmensos recursos naturales de Brasil, la privatización de la seguridad social y el alineamiento incondicional con la geopolítica de la rivalidad con China.
La serenidad y la dignidad con la que Lula afrontó este año de reclusión es la prueba de que los imperios, especialmente los decadentes, suelen equivocarse en sus cálculos, precisamente porque sólo piensan en el corto plazo. La inmensa y creciente solidaridad nacional e internacional, que mientras tanto le convirtió en el preso político más famoso del mundo, demostraba que el pueblo brasileño empezaba a creer que al menos parte de lo destruido a corto plazo podría reconstruirse a medio y largo plazo.
Hoy me dirijo a usted, en primer lugar, para felicitarle por su victoria en las elecciones del pasado 30 de octubre. Es un logro extraordinario sin precedentes en la historia de la democracia. Suelo decir que los sociólogos son buenos para predecir el pasado, no el futuro, pero esta vez no me he equivocado. No por eso tengo mayor certeza en lo que siento que tengo que decirle hoy. Tome estas consideraciones como expresión de mis mejores deseos para usted personalmente y para el ejercicio del cargo que va a asumir.
1. Sería un grave error pensar que con su elección todo vuelve a la normalidad en Brasil. En primer lugar, la situación normal antes de Bolsonaro era muy precaria para las poblaciones más vulnerables, aunque lo fuera menos que ahora. En segundo lugar, Bolsonaro infligió un daño a la sociedad brasileña que es difícil de reparar. Ha producido una regresión civilizatoria al reavivar los rescoldos de la violencia propios de una sociedad sometida al colonialismo europeo: la idolatría de la propiedad individual y la consecuente exclusión social, el racismo, el sexismo, la privatización del Estado para que el imperio de la ley coexista con el imperio de la ilegalidad, y una religión excluyente esta vez en forma de evangelismo neo pentecostal. La división colonial se reactiva en forma de polarización amigo/enemigo, nosotros/ellos, típica de la extrema derecha. Con esto, Bolsonaro ha creado una ruptura radical que hace muy difícil la mediación educativa y democrática. La recuperación llevará años.
2. Si la nota anterior apunta al medio plazo, lo cierto es que su presidencia estará por ahora dominada por el corto plazo. Bolsonaro ha devuelto el hambre, ha quebrado financieramente al Estado, ha desindustrializado el país, ha dejado morir innecesariamente a cientos de miles de víctimas de la Covid, ha propuesto acabar con la Amazonía. El campo de la emergencia es en el que mejor se mueve el presidente y en el que estoy seguro de que tendrá más éxito. Sólo dos advertencias. Seguramente volverá a las políticas que ha encabezado con éxito, pero cuidado porque las condiciones son ahora muy diferentes y más adversas. Por otra parte, todo debe hacerse sin esperar la gratitud política de las clases sociales beneficiadas por las medidas de emergencia. La forma impersonal de beneficiar, propia del Estado, hace que las personas vean en los beneficios su mérito o derecho personal y no el mérito o benevolencia de quienes los hacen posibles. Sólo hay una manera de demostrar que esas medidas no son fruto del mérito personal o de la benevolencia de los donantes, sino que son el producto de alternativas políticas: la educación para la ciudadanía.
3. Uno de los aspectos más dañinos de la reacción provocada por Bolsonaro es la ideología anti derechos capilarizada en el tejido social, dirigida contra grupos sociales antes marginados (pobres, negros, indígenas, gitanos, LGBTQI+). Mantenerse firme en una política de derechos sociales, económicos y culturales como garantía de la dignidad extendida en una sociedad muy desigual debería ser el principio básico de los gobiernos democráticos de hoy.
4. El contexto internacional está dominado por tres mega amenazas: pandemias recurrentes, colapso ecológico y posible tercera guerra mundial. Todas estas amenazas son globales, pero las soluciones políticas siguen limitándose en gran medida a la escala nacional. La diplomacia brasileña ha sido tradicionalmente ejemplar en la búsqueda de la articulación, ya sea regional (cooperación latinoamericana) o global (BRICS). Vivimos en una época de interregno entre un mundo unipolar dominado por Estados Unidos que aún no ha desaparecido del todo y un mundo multipolar que aún no ha nacido del todo. El interregno se manifiesta, por ejemplo, en la desaceleración de la globalización y el retorno del proteccionismo, la sustitución parcial del libre comercio por el comercio con socios amigos. Todos los estados son formalmente independientes, pero sólo unos pocos son soberanos. Y estos últimos ni siquiera incluyen a los países de la Unión Europea. El presidente Lula dejó el gobierno cuando China era el principal socio de Estados Unidos y vuelve cuando China es el principal rival de Estados Unidos. El presidente Lula siempre ha sido partidario del mundo multipolar y China es ahora un socio esencial para Brasil. Dada la creciente guerra fría entre Estados Unidos y China, predigo que la luna de miel entre Biden y Lula no durará mucho.
5. El presidente Lula tiene hoy una credibilidad mundial que le permite ser un mediador eficaz en un mundo minado de conflictos cada vez más tensos. Puede ser un mediador en el conflicto entre Rusia y Ucrania, dos países cuyos pueblos necesitan urgentemente la paz, en un momento en que los países de la Unión Europea han abrazado la versión estadounidense del conflicto sin un plan B y se han condenado al mismo destino que el mundo unipolar dominado por Estados Unidos. Y también será un mediador creíble en el caso del aislamiento de Venezuela y el fin del vergonzoso embargo contra Cuba. Para ello, el presidente Lula debe tener el frente interno pacificado y aquí radica la mayor dificultad.
6. Tendrá que vivir con la amenaza permanente de desestabilización. Este es el sello de la extrema derecha. Es un movimiento global que corresponde a la incapacidad del capitalismo neoliberal de convivir en el próximo periodo con un mínimo de convivencia democrática. Aunque es global, adquiere características específicas en cada país. El objetivo general es convertir la diversidad cultural o étnica en polarización política o religiosa. En Brasil, como en la India, se corre el riesgo de atribuir a esa polarización el carácter de una guerra religiosa, ya sea entre católicos y evangélicos o entre cristianos fundamentalistas y religiones de origen africano (Brasil) o entre hindúes y musulmanes (India). En las guerras de religión, la conciliación es casi imposible. La extrema derecha crea una realidad paralela inmune a cualquier confrontación con la realidad real. Sobre esa base, puede justificar la violencia más cruel. Su principal objetivo es impedir que el presidente Lula termine pacíficamente su mandato.
7. El presidente Lula cuenta actualmente con el apoyo de Estados Unidos a su favor. Es bien sabido que toda la política exterior de Estados Unidos está determinada por razones políticas internas. El presidente Biden sabe que al defender al presidente Lula se está defendiendo de Trump, su rival en 2024. Estados Unidos es ahora quizá la sociedad más fracturada del mundo, donde el juego democrático convive con una ultraderecha plutocrática lo suficientemente fuerte como para convencer a cerca del 25% de la población estadounidense de que la victoria de Joe Biden en 2020 fue fruto de un fraude electoral. Esta extrema derecha está dispuesta a todo. Su agresividad queda demostrada por el reciente intento de secuestrar y torturar a Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes. Pensemos en ello: el país que quiere producir un cambio de régimen en Rusia y detener a China no puede proteger a uno de sus líderes políticos más importantes. Y, como se verá en Brasil, justo después del atentado, se puso en circulación una batería de noticias falsas para justificar el acto. Así que hoy, EEUU es un país dual: el oficial que promete defender la democracia brasileña y el no oficial que promete subvertirla para ensayar lo que quiere conseguir en EEUU. Recordemos que la extrema derecha comenzó siendo la política del país oficial. El evangelismo ultraconservador comenzó como un proyecto estadounidense (véase el informe Rockefeller de 1969) para combatir el «potencial insurreccional» de la teología de la liberación. Y es cierto que durante mucho tiempo su principal aliado fue el papa Juan Pablo II.
8. Desde 2014, Brasil vive un proceso golpista continuado, la respuesta de las élites a los avances que las clases populares lograron con los gobiernos del presidente Lula. Este proceso no terminó con su victoria. Sólo cambió el ritmo y la táctica. A lo largo de estos años, y especialmente en el último periodo electoral, hemos sido testigos de múltiples ilegalidades e incluso delitos políticos cometidos con una impunidad casi naturalizada. Además de los muchos cometidos por el jefe de gobierno, hemos visto, por ejemplo, a altos miembros de las Fuerzas Armadas y de seguridad llamando a un golpe de Estado y poniéndose públicamente del lado de un candidato presidencial durante el ejercicio de sus funciones. Estos comportamientos golpistas deben ser castigados de forma ejemplar, ya sea por iniciativa del poder judicial o mediante el pase forzoso a la situación de reserva. Cualquier idea de amnistía, por muy nobles que sean sus motivos, será una trampa en el camino de su presidencia. Las consecuencias podrían ser fatales.
9. Es sabido que el presidente Lula no da mucha importancia a la caracterización de su política como de izquierdas o de derechas. Curiosamente, poco antes de ser elegido presidente de Colombia, Gustavo Petro declaró que la distinción importante para él no era entre izquierda y derecha, sino entre la política de la vida y la política de la muerte. Probablemente los dos binarismos no son muy distintos. La política de la vida hoy en Brasil es una política ecológica sincera, la continuación y profundización de las políticas de justicia racial y sexual, los derechos laborales, la inversión en salud y educación públicas, el respeto a las tierras demarcadas de los pueblos indígenas y la promulgación de las demarcaciones pendientes. Sobre todo, es necesaria una transición gradual pero firme del monocultivo agrario y del extractivismo de los recursos naturales a una economía diversificada que permita respetar las diferentes lógicas socioeconómicas y las articulaciones virtuosas entre la economía capitalista y las economías campesinas, familiares, cooperativas, sociales y solidarias, indígenas, ribereñas y quilombolas que tanta vitalidad tienen en Brasil.
10. El estado de gracia es corto. No dura ni cien días (véase Gabriel Boric en Chile). El presidente Lula tiene que hacer todo lo posible para no perder al pueblo que lo eligió. La política simbólica es fundamental en los primeros tiempos. Una sugerencia: restablecer inmediatamente las Conferencias Nacionales para dar una señal inequívoca de que hay otra forma de hacer política, más democrática y participativa. Coímbra, 10 de noviembre de 2022.
Traducción de Bryan Vargas Reyes
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*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial. Texto enviado a OtherNews por la oficina del autor, el 11.11.22
De Boaventura de Sousa Santos*
Estimado amigo presidente Lula da Silva:
Cuando le visité en la cárcel el 30 de agosto de 2018, experimenté en el poco tiempo que duró la visita un torbellino de ideas y emociones que siguen tan vivas hoy como aquel día. Poco antes habíamos estado juntos en el Foro Social Mundial de Salvador (Bahía), charlando, en compañía de Jacques Wagner, en el ático del hotel donde se alojaba Lula. Hablamos entonces de su posible encarcelamiento. Lula aún albergaba alguna esperanza de que el sistema judicial suspendiera el vértigo persecutorio que se cernía sobre su persona. Yo, tal vez porque soy sociólogo jurídico, estaba convencido de que eso no ocurriría, pero no insistí.
En cierto momento, tuve la sensación de que pensábamos y temíamos lo mismo. Poco después, lo detenían con la misma indiferencia arrogante y compulsiva con la que lo habían tratado hasta entonces. El juez Sérgio Moro, el lacayo de Estados Unidos (es demasiado tarde para ser ingenuos), había cumplido la primera parte de su misión. La segunda parte sería mantenerlo preso y aislado hasta que se eligiera el candidato que le daría la plataforma para llevarlo a la presidencia más tarde.
Cuando entré en la prisión de la Policía Federal sentí un escalofrío al leer la placa que señalaba que el presidente Lula da Silva había inaugurado el edificio once años antes como parte de su vasto programa de modernización de la Policía Federal y de la investigación criminal. Un primer torbellino de preguntas me asaltó. ¿La placa había permanecido allí por olvido? ¿Por crueldad? ¿Para demostrar que el hechizo se había vuelto contra el hechicero? ¿Que un presidente de buena fe había entregado el oro al bandido?
Me acompañaba un joven y agradable policía federal que en el camino se dirigió a mí y me dijo: leemos mucho de sus libros. Sentí frío por dentro. Estaba horrorizado. Si se leyeran mis libros y se entendiera el mensaje, ni Lula ni yo estaríamos allí. Tartamudié algo al respecto y la respuesta fue instantánea: “Cumplimos órdenes”. De repente, el teórico jurídico nazi Carl Schmitt irrumpió en mí. Ser soberano es tener la prerrogativa de declarar lo que es legal y lo que no, y de imponer su voluntad burocráticamente con la normalidad de la obediencia funcional y la consiguiente banalización del terror de Estado.
Querido presidente Lula, así es como llegué a su celda y seguramente ni siquiera sospechó la agitación que se estaba produciendo en mi interior. Al verlo, me tranquilicé. Por fin estaba frente a la dignidad misma, y sentí que la humanidad aún no había renunciado a ser aquello a lo que el común de los mortales aspira. Todo era totalmente normal dentro de la anormalidad totalitaria que lo había encerrado allí. Las ventanas, los aparatos de gimnasia, los libros, la televisión. Nuestra conversación era tan normal como todo lo que nos rodeaba, incluidos sus abogados y Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores desde 2017. Hablamos de la situación en América Latina, de la nueva (vieja) agresividad del imperio y del sistema judicial convertido en un Ersatz de golpes militares. Era como si el inmenso elefante blanco de aquella habitación -la repugnante ilegalidad de su encarcelamiento por motivos políticos ni siquiera disimulados- se transformara en una inefable ligereza para no perturbar nuestra conversación; como si, en lugar de estar allí, estuviéramos en cualquier lugar de su elección.
Cuando la puerta se cerró tras de mí, el peso de la voluntad ilegal de un Estado secuestrado por delincuentes armados con manipulaciones legales volvió a caer sobre mí. Me apoyé en la ira y la rabia y en la buena actuación que se espera de un intelectual público que tiene que hacer declaraciones a la prensa al salir. Hice de todo, pero lo que realmente sentí fue que había dejado atrás la libertad y la dignidad de Brasil, encarceladas para que el imperio y las élites a su servicio pudieran cumplir sus objetivos de garantizar el acceso a los inmensos recursos naturales de Brasil, la privatización de la seguridad social y el alineamiento incondicional con la geopolítica de la rivalidad con China.
La serenidad y la dignidad con la que Lula afrontó este año de reclusión es la prueba de que los imperios, especialmente los decadentes, suelen equivocarse en sus cálculos, precisamente porque sólo piensan en el corto plazo. La inmensa y creciente solidaridad nacional e internacional, que mientras tanto le convirtió en el preso político más famoso del mundo, demostraba que el pueblo brasileño empezaba a creer que al menos parte de lo destruido a corto plazo podría reconstruirse a medio y largo plazo.
Hoy me dirijo a usted, en primer lugar, para felicitarle por su victoria en las elecciones del pasado 30 de octubre. Es un logro extraordinario sin precedentes en la historia de la democracia. Suelo decir que los sociólogos son buenos para predecir el pasado, no el futuro, pero esta vez no me he equivocado. No por eso tengo mayor certeza en lo que siento que tengo que decirle hoy. Tome estas consideraciones como expresión de mis mejores deseos para usted personalmente y para el ejercicio del cargo que va a asumir.
1. Sería un grave error pensar que con su elección todo vuelve a la normalidad en Brasil. En primer lugar, la situación normal antes de Bolsonaro era muy precaria para las poblaciones más vulnerables, aunque lo fuera menos que ahora. En segundo lugar, Bolsonaro infligió un daño a la sociedad brasileña que es difícil de reparar. Ha producido una regresión civilizatoria al reavivar los rescoldos de la violencia propios de una sociedad sometida al colonialismo europeo: la idolatría de la propiedad individual y la consecuente exclusión social, el racismo, el sexismo, la privatización del Estado para que el imperio de la ley coexista con el imperio de la ilegalidad, y una religión excluyente esta vez en forma de evangelismo neo pentecostal. La división colonial se reactiva en forma de polarización amigo/enemigo, nosotros/ellos, típica de la extrema derecha. Con esto, Bolsonaro ha creado una ruptura radical que hace muy difícil la mediación educativa y democrática. La recuperación llevará años.
2. Si la nota anterior apunta al medio plazo, lo cierto es que su presidencia estará por ahora dominada por el corto plazo. Bolsonaro ha devuelto el hambre, ha quebrado financieramente al Estado, ha desindustrializado el país, ha dejado morir innecesariamente a cientos de miles de víctimas de la Covid, ha propuesto acabar con la Amazonía. El campo de la emergencia es en el que mejor se mueve el presidente y en el que estoy seguro de que tendrá más éxito. Sólo dos advertencias. Seguramente volverá a las políticas que ha encabezado con éxito, pero cuidado porque las condiciones son ahora muy diferentes y más adversas. Por otra parte, todo debe hacerse sin esperar la gratitud política de las clases sociales beneficiadas por las medidas de emergencia. La forma impersonal de beneficiar, propia del Estado, hace que las personas vean en los beneficios su mérito o derecho personal y no el mérito o benevolencia de quienes los hacen posibles. Sólo hay una manera de demostrar que esas medidas no son fruto del mérito personal o de la benevolencia de los donantes, sino que son el producto de alternativas políticas: la educación para la ciudadanía.
3. Uno de los aspectos más dañinos de la reacción provocada por Bolsonaro es la ideología anti derechos capilarizada en el tejido social, dirigida contra grupos sociales antes marginados (pobres, negros, indígenas, gitanos, LGBTQI+). Mantenerse firme en una política de derechos sociales, económicos y culturales como garantía de la dignidad extendida en una sociedad muy desigual debería ser el principio básico de los gobiernos democráticos de hoy.
4. El contexto internacional está dominado por tres mega amenazas: pandemias recurrentes, colapso ecológico y posible tercera guerra mundial. Todas estas amenazas son globales, pero las soluciones políticas siguen limitándose en gran medida a la escala nacional. La diplomacia brasileña ha sido tradicionalmente ejemplar en la búsqueda de la articulación, ya sea regional (cooperación latinoamericana) o global (BRICS). Vivimos en una época de interregno entre un mundo unipolar dominado por Estados Unidos que aún no ha desaparecido del todo y un mundo multipolar que aún no ha nacido del todo. El interregno se manifiesta, por ejemplo, en la desaceleración de la globalización y el retorno del proteccionismo, la sustitución parcial del libre comercio por el comercio con socios amigos. Todos los estados son formalmente independientes, pero sólo unos pocos son soberanos. Y estos últimos ni siquiera incluyen a los países de la Unión Europea. El presidente Lula dejó el gobierno cuando China era el principal socio de Estados Unidos y vuelve cuando China es el principal rival de Estados Unidos. El presidente Lula siempre ha sido partidario del mundo multipolar y China es ahora un socio esencial para Brasil. Dada la creciente guerra fría entre Estados Unidos y China, predigo que la luna de miel entre Biden y Lula no durará mucho.
5. El presidente Lula tiene hoy una credibilidad mundial que le permite ser un mediador eficaz en un mundo minado de conflictos cada vez más tensos. Puede ser un mediador en el conflicto entre Rusia y Ucrania, dos países cuyos pueblos necesitan urgentemente la paz, en un momento en que los países de la Unión Europea han abrazado la versión estadounidense del conflicto sin un plan B y se han condenado al mismo destino que el mundo unipolar dominado por Estados Unidos. Y también será un mediador creíble en el caso del aislamiento de Venezuela y el fin del vergonzoso embargo contra Cuba. Para ello, el presidente Lula debe tener el frente interno pacificado y aquí radica la mayor dificultad.
6. Tendrá que vivir con la amenaza permanente de desestabilización. Este es el sello de la extrema derecha. Es un movimiento global que corresponde a la incapacidad del capitalismo neoliberal de convivir en el próximo periodo con un mínimo de convivencia democrática. Aunque es global, adquiere características específicas en cada país. El objetivo general es convertir la diversidad cultural o étnica en polarización política o religiosa. En Brasil, como en la India, se corre el riesgo de atribuir a esa polarización el carácter de una guerra religiosa, ya sea entre católicos y evangélicos o entre cristianos fundamentalistas y religiones de origen africano (Brasil) o entre hindúes y musulmanes (India). En las guerras de religión, la conciliación es casi imposible. La extrema derecha crea una realidad paralela inmune a cualquier confrontación con la realidad real. Sobre esa base, puede justificar la violencia más cruel. Su principal objetivo es impedir que el presidente Lula termine pacíficamente su mandato.
7. El presidente Lula cuenta actualmente con el apoyo de Estados Unidos a su favor. Es bien sabido que toda la política exterior de Estados Unidos está determinada por razones políticas internas. El presidente Biden sabe que al defender al presidente Lula se está defendiendo de Trump, su rival en 2024. Estados Unidos es ahora quizá la sociedad más fracturada del mundo, donde el juego democrático convive con una ultraderecha plutocrática lo suficientemente fuerte como para convencer a cerca del 25% de la población estadounidense de que la victoria de Joe Biden en 2020 fue fruto de un fraude electoral. Esta extrema derecha está dispuesta a todo. Su agresividad queda demostrada por el reciente intento de secuestrar y torturar a Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en la Cámara de Representantes. Pensemos en ello: el país que quiere producir un cambio de régimen en Rusia y detener a China no puede proteger a uno de sus líderes políticos más importantes. Y, como se verá en Brasil, justo después del atentado, se puso en circulación una batería de noticias falsas para justificar el acto. Así que hoy, EEUU es un país dual: el oficial que promete defender la democracia brasileña y el no oficial que promete subvertirla para ensayar lo que quiere conseguir en EEUU. Recordemos que la extrema derecha comenzó siendo la política del país oficial. El evangelismo ultraconservador comenzó como un proyecto estadounidense (véase el informe Rockefeller de 1969) para combatir el «potencial insurreccional» de la teología de la liberación. Y es cierto que durante mucho tiempo su principal aliado fue el papa Juan Pablo II.
8. Desde 2014, Brasil vive un proceso golpista continuado, la respuesta de las élites a los avances que las clases populares lograron con los gobiernos del presidente Lula. Este proceso no terminó con su victoria. Sólo cambió el ritmo y la táctica. A lo largo de estos años, y especialmente en el último periodo electoral, hemos sido testigos de múltiples ilegalidades e incluso delitos políticos cometidos con una impunidad casi naturalizada. Además de los muchos cometidos por el jefe de gobierno, hemos visto, por ejemplo, a altos miembros de las Fuerzas Armadas y de seguridad llamando a un golpe de Estado y poniéndose públicamente del lado de un candidato presidencial durante el ejercicio de sus funciones. Estos comportamientos golpistas deben ser castigados de forma ejemplar, ya sea por iniciativa del poder judicial o mediante el pase forzoso a la situación de reserva. Cualquier idea de amnistía, por muy nobles que sean sus motivos, será una trampa en el camino de su presidencia. Las consecuencias podrían ser fatales.
9. Es sabido que el presidente Lula no da mucha importancia a la caracterización de su política como de izquierdas o de derechas. Curiosamente, poco antes de ser elegido presidente de Colombia, Gustavo Petro declaró que la distinción importante para él no era entre izquierda y derecha, sino entre la política de la vida y la política de la muerte. Probablemente los dos binarismos no son muy distintos. La política de la vida hoy en Brasil es una política ecológica sincera, la continuación y profundización de las políticas de justicia racial y sexual, los derechos laborales, la inversión en salud y educación públicas, el respeto a las tierras demarcadas de los pueblos indígenas y la promulgación de las demarcaciones pendientes. Sobre todo, es necesaria una transición gradual pero firme del monocultivo agrario y del extractivismo de los recursos naturales a una economía diversificada que permita respetar las diferentes lógicas socioeconómicas y las articulaciones virtuosas entre la economía capitalista y las economías campesinas, familiares, cooperativas, sociales y solidarias, indígenas, ribereñas y quilombolas que tanta vitalidad tienen en Brasil.
10. El estado de gracia es corto. No dura ni cien días (véase Gabriel Boric en Chile). El presidente Lula tiene que hacer todo lo posible para no perder al pueblo que lo eligió. La política simbólica es fundamental en los primeros tiempos. Una sugerencia: restablecer inmediatamente las Conferencias Nacionales para dar una señal inequívoca de que hay otra forma de hacer política, más democrática y participativa. Coímbra, 10 de noviembre de 2022.
Traducción de Bryan Vargas Reyes
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*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.) y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial. Texto enviado a OtherNews por la oficina del autor, el 11.11.22
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¿Serán capaces los "progresistas" hacer la transformaciones que necesita el mundo?
Este mes entramos en la recta final. Nuestro curso 2022 terminará con un tema polémico.
¿Que ideologia será capaz de llevar adelante las urgentes tranformaciones revolucionarias que necesita la humanidad? ¿Que ha pasado con el marxismo? ¿Cual es la verdadera posición del progresismo posmoderno? La primera ponencia esta a cargo de Francisco Erice , Historiado y |
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18 de noviembre de 2022