El Comando Sur estrena nuevo jefe: breve perfil de Craig Faller
Misión Verdad 1 de diciembre de 2018
El Comando Sur de los Estados Unidos estrena nuevo líder. Se trata del almirante de la marina Craig S. Faller. El nombramiento fue oficializado en una ceremonia dentro de la sede principal de la institución en Miami, con el acompañamiento del secretario de Defensa, James Mattis, y el antiguo jefe del comando, Kurt Tidd.
El anuncio de la nominación al cargo de Craig la hizo Mattis el pasado mes de agosto, mientras asistía a una firma de acuerdos en materia de cibercooperación con el gobierno chileno. Hasta entonces, se esperaba la aprobación del Senado para la postulación.
Craig Faller es un vicealmirante graduado en la Academia Naval de EEUU que estuvo al mando de los buques de guerra USS Shilo y USS Stethem. Con este último, participó en "operaciones de interceptación marítima en apoyo de las sanciones de las Naciones Unidas contra el Irak". También prestó servicios en el Golfo Pérsico y Afganistán.
Su experiencia conduciendo fuerzas militares en el Medio Oriente se complementa con los trabajos ejecutados en operaciones de desastres naturales, cuando en el año 2005 estuvo presente en Indonesia luego del terremoto que devastó a la isla de Sumatra. Otras asignaciones de alto perfil incluyen el puesto de asistente superior del jefe del Comando del Pacífico de los Estados Unidos
Ese compendio mínimo de habilidades adquiridas en su carrera militar dibuja un perfil que concuerda con el enfoque que se le quiere otorgar a la región latinoamericana desde el Comando del Sur: la narrativa de una zona "amenazada" por el régimen venezolano que patrocina el narcotráfico, produce "crisis humanitarias" y desestabiliza a los países cercanos con el "éxodo" de sus ciudadanos.
Pero no solamente el currículo del actual jefe de este comando lo prepararon para asumir el cargo. Craig Faller es un amigo cercano de James Mattis, de tal forma que apenas este asumió su rol como Secretario de Defensa estadounidense, colocó a Faller como su asistente militar principal. Desde ese momento ha tenido una posición de influencia privilegiada dentro del Pentágono, en asuntos relacionados a la política interna y en decisiones sobre iniciativas militares.
De hecho, estuvo presente en la gira que realizó Mattis por Latinoamérica a mediados de año, con una agenda intervencionista que estuvo signada por el examen del nivel de compromisos de aliados suramericanos en actividades militares conjuntas de agresiones contra el gobierno de Nicolás Maduro, bajo la justificación de la "crisis humanitaria" y la preservación de la seguridad nacional estadounidense.
Más adelante y ya con la nominación a jefe del Comando del Sur, Faller saldría al paso al declarar en su audiencia de confirmación al Senado que no había ningún plan en marcha contra Venezuela que involucrara la vía militar. Esto como respuesta a las informaciones divulgadas por el New York Times, que revelaban la reunión de Donald Trump con conspiradores militares venezolanos para planificar un golpe de Estado, en medio de una operación de propaganda para debilitar su imagen.
Esto no anula los indicios de que continuará la gestión de su predecesor, Kurt Tidd, quien dejó a medio camino las alianzas con actores beligerantes del continente, teniendo a sus máximos colaboradores en Colombia (no es casual que sea el destino de su primer viaje oficial) y, de este modo, encauzar la opción militar en Venezuela. Así, las expresiones de Craig Faller al recibir su nombramiento, coinciden con la visión de Doctrina Monroe que se viene aplicando en la región.
Las "amenazas para nuestro vecindario", a decir de lo que Estados Unidos considera su patio trasero, son verdaderas para este funcionario norteamericano que ya recibió la pauta de su jefe en el Pentágono para "llevar al siguiente nivel" las acciones coordinadas que logren un cambio de régimen en los países revoltosos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Pero sin ninguna garantía de éxito que exhibir. Señal del declive (mal gestionado) del Imperio estadounidense.
El anuncio de la nominación al cargo de Craig la hizo Mattis el pasado mes de agosto, mientras asistía a una firma de acuerdos en materia de cibercooperación con el gobierno chileno. Hasta entonces, se esperaba la aprobación del Senado para la postulación.
Craig Faller es un vicealmirante graduado en la Academia Naval de EEUU que estuvo al mando de los buques de guerra USS Shilo y USS Stethem. Con este último, participó en "operaciones de interceptación marítima en apoyo de las sanciones de las Naciones Unidas contra el Irak". También prestó servicios en el Golfo Pérsico y Afganistán.
Su experiencia conduciendo fuerzas militares en el Medio Oriente se complementa con los trabajos ejecutados en operaciones de desastres naturales, cuando en el año 2005 estuvo presente en Indonesia luego del terremoto que devastó a la isla de Sumatra. Otras asignaciones de alto perfil incluyen el puesto de asistente superior del jefe del Comando del Pacífico de los Estados Unidos
Ese compendio mínimo de habilidades adquiridas en su carrera militar dibuja un perfil que concuerda con el enfoque que se le quiere otorgar a la región latinoamericana desde el Comando del Sur: la narrativa de una zona "amenazada" por el régimen venezolano que patrocina el narcotráfico, produce "crisis humanitarias" y desestabiliza a los países cercanos con el "éxodo" de sus ciudadanos.
Pero no solamente el currículo del actual jefe de este comando lo prepararon para asumir el cargo. Craig Faller es un amigo cercano de James Mattis, de tal forma que apenas este asumió su rol como Secretario de Defensa estadounidense, colocó a Faller como su asistente militar principal. Desde ese momento ha tenido una posición de influencia privilegiada dentro del Pentágono, en asuntos relacionados a la política interna y en decisiones sobre iniciativas militares.
De hecho, estuvo presente en la gira que realizó Mattis por Latinoamérica a mediados de año, con una agenda intervencionista que estuvo signada por el examen del nivel de compromisos de aliados suramericanos en actividades militares conjuntas de agresiones contra el gobierno de Nicolás Maduro, bajo la justificación de la "crisis humanitaria" y la preservación de la seguridad nacional estadounidense.
Más adelante y ya con la nominación a jefe del Comando del Sur, Faller saldría al paso al declarar en su audiencia de confirmación al Senado que no había ningún plan en marcha contra Venezuela que involucrara la vía militar. Esto como respuesta a las informaciones divulgadas por el New York Times, que revelaban la reunión de Donald Trump con conspiradores militares venezolanos para planificar un golpe de Estado, en medio de una operación de propaganda para debilitar su imagen.
Esto no anula los indicios de que continuará la gestión de su predecesor, Kurt Tidd, quien dejó a medio camino las alianzas con actores beligerantes del continente, teniendo a sus máximos colaboradores en Colombia (no es casual que sea el destino de su primer viaje oficial) y, de este modo, encauzar la opción militar en Venezuela. Así, las expresiones de Craig Faller al recibir su nombramiento, coinciden con la visión de Doctrina Monroe que se viene aplicando en la región.
Las "amenazas para nuestro vecindario", a decir de lo que Estados Unidos considera su patio trasero, son verdaderas para este funcionario norteamericano que ya recibió la pauta de su jefe en el Pentágono para "llevar al siguiente nivel" las acciones coordinadas que logren un cambio de régimen en los países revoltosos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Pero sin ninguna garantía de éxito que exhibir. Señal del declive (mal gestionado) del Imperio estadounidense.