El discurso parásito
Mario Ramos Fecha: 27 de marzo del 2011
El título está inspirado en Foucault, cuando él analiza los mitos del capitalismo habla del discurso sucio. Plantea entre muchos otros aspectos que el capitalismo tiene la virtud de no invisibilizarse en sus expresiones artísticas. Esto en la literatura es evidente, la narrativa policíaca que surge con la Revolución Industrial, tiene entre sus principales personajes, a los derrotados por la acumulación del capital. Obras maestras de la cinematografía como ‘El padrino’ o ´Apocalipsis ahora´ son apenas una ínfima muestra de lo aseverado, aquí el capitalismo no se miente.
A decir de Hernán Fair, en la actual lucha de clases, la lucha de las palabras se ha convertido en el lugar principal donde se realiza la lucha política, la lucha por la hegemonía en el sentido gramsciano. Es por ello que el escenario mediático se ha convertido en uno de los ‘campos de batalla’ privilegiados de la lucha política. De ahí que, en coyunturas claves como la que atravesamos en estos momentos: Referéndum y Consulta Popular, los desafectos del proceso de la Revolución Ciudadana, gracias a los “medios independientes”, adquieren fama por los correspondientes quince minutos. ![]()
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Mucho más si se considera que su discurso se vuelve el ideal para los servicios de inteligencia extranjeros y sus instrumentos de ejecución internos, que utilizan ese discurso parásito para sus propósitos. La ingenuidad de esos personajes llega al punto de pensar que las conspiraciones solo existen en las películas de James Bond, cuando estas son parte consustancial de la política.
Reformar una superestructura caduca, entre estas, nuestro corrompido sistema de justicia, disociado de la población, desde el enfoque de los adeptos a una legalidad a cualquier precio, me recuerdan a Robespierre que en el año 1792 preguntaba a sus respectivos leguleyos: “Ciudadanos ¿queréis una revolución sin revolución?” |