El emirato talibán y la nueva realidad geopolítica
Observatorio de la crisis Pepe Escobar 16 de agosto de 2021
Al final, el momento de Saigón sucedió más rápido de lo que esperaban los “expertos” en inteligencia occidental. Los acontecimientos son para un anal histórico: cuatro días frenéticos que concluyeron con el triunfo de una guerra relámpago desarrollado por una guerrilla campesina. Todo al estilo afgano: mucha persuasión, muchos acuerdos tribales, cero columnas de tanques, mínima pérdida de sangre.
El 12 de agosto preparó el escenario, con la captura casi simultánea de Ghazni, Kandahar y Herat. El 13 de agosto, los talibanes estaban a solo 50 kilómetros de Kabul. El 14 de agosto comenzó con el asedio de Maidan Shahr, la puerta de entrada a Kabul.
Ismail Khan, el legendario León de Herat, llegó a un acuerdo de autoconservación y los talibanes lo enviaron como mensajero a Kabul: el presidente Ashraf Ghani debía retirarse.
El sábado, los talibanes tomaron Jalalabad y aislaron Kabul desde el este hasta la frontera afgana-pakistaní en Torkham, puerta de entrada al paso de Khyber. Por la noche, el mariscal Dostum huía con un grupo de militares a Uzbekistán a través del Puente de la Amistad en Termez; horas más tarde los talibanes se apoderaron del palacio de Dostum al estilo Tony Montana.
A primera hora de la mañana del 15 de agosto, todo lo que le quedaba a la administración de Kabul era el valle de Panjshi -una fortaleza en lo alto de las montañas-, y unos cuantos Hazaras dispersos: no hay nada en esas hermosas tierras centrales, excepto Bamiyán.
Hace exactamente 20 años, estaba en Bazarak preparándome para entrevistar al León del Panjshir, el comandante Masoud, que estaba preparando una contraofensiva contra … los talibanes. La historia se repite, pero, con un giro radical. Esta vez he tenido acceso a un video que explica cómo los talibanes aplican la estrategia de las células dormidas de las guerrillas, estas ya estaban en el Panjshir.
Luego, a media mañana del domingo, todo el mundo ha visto la recreación del “momento de Saigón” con un helicóptero Chinook sobrevolando el techo de la embajada estadounidense en Kabul.
La guerra terminó
El mismo domingo, el portavoz talibán Mohammad Naeem proclamó: «La guerra ha terminado en Afganistán», y agregó que pronto se anunciaría el nuevo gobierno.
Los hechos sobre el terreno son mucho más complicados. Desde el domingo por la tarde se han llevado a cabo intensas negociaciones. Los talibanes estaban dispuestos a anunciar la proclamación oficial del Emirato Islámico de Afganistán en su versión 2.0 ( fue 1.0 desde 1996 a 2001). El anuncio oficial se haría dentro del palacio presidencial.
Sin embargo, lo que quedaba del Equipo Ghani se negaba a transferir el poder a un consejo coordinador, que de facto establecerá la transición. Lo que quieren los talibanes es una transición fluida: ahora el país será el Emirato Islámico de Afganistán.
El lunes, una señal del compromiso la dio el portavoz de los talibanes, Suhail Shaheen. El nuevo gobierno incluirá a funcionarios no talibanes. Se refería a una próxima «administración de transición», probablemente codirigida por el líder político talibán Mullah Baradar y Ali Ahmad Jalali, un exministro de asuntos internos que también fue, en el pasado, un empleado de Voice of America.
Al final, no hubo Batalla por Kabul. Miles de talibanes ya estaban dentro de la capital, organizados en células durmientes. El grueso de sus fuerzas permaneció en las afueras. Una proclama oficial de los talibanes les ordenó no entrar en la ciudad, que debería ser capturada sin luchar, para evitar bajas civiles.
Los talibanes avanzaron desde el oeste, pero «avanzar” en este contexto, significaba conectarse con las células durmientes de Kabul, que para entonces ya estaban completamente activas. Tácticamente, Kabul fue rodeada en un movimiento de «anaconda» desde el norte, sur y oeste y, con la captura de Jalalabad, aislado desde el este.
En algún momento de la semana pasada, un servicio de inteligencia de alto nivel debió susurrarle al comando talibán que los estadounidenses iban a «evacuar». Podría haber sido la inteligencia de Pakistán, incluso la inteligencia turca, con Erdogan jugando su característico doble juego en la OTAN.
La caballería de rescate estadounidense no solo llegó tarde, sino que también se vio atrapada en un típico error estratégico, ya que si bombardeaba lo haría sobre sus propios activos dentro de Kabul. Este horrible momento se agravó cuando la base militar de Bagram (el Valhalla de la OTAN en Afganistán durante casi 20 años) fue finalmente capturada por los talibanes.
Esto llevó a Estados Unidos y a la OTAN a literalmente suplicar a los talibanes que les permitieran evacuar por aire todo lo que tenían en Kabul. Un hecho geopolítico que afecta mortalmente la credibilidad de los militares estadounidenses.
Ghani contra Baradar
La apresurada huida de Ghani es material de “una historia contada por un idiota”, sin el patetismo del genial Shakespeare. El meollo de todo el asunto fue una reunión de último minuto entre el ex presidente Hamid Karzai y el eterno rival de Ghani, Abdullah Abdullah.
Discutieron en detalle a quién iban a negociar con los talibanes y quienes para estaban preparados para una posible batalla por Kabul, esto último una línea roja, supuestamente inamovible de la OTAN. .
Entonces, Ghani desapareció del palacio presidencial sin siquiera dirigirse a los posibles negociadores. Con su esposa, su jefa de personal y asesora de seguridad nacional, escapó a Tashkent, la capital de Uzbekistán. Unas horas más tarde, los talibanes ingresaron al palacio presidencial.
Al comentar sobre la fuga de Ghani, Abdullah Abdullah no se anduvo con rodeos: «Dios lo hará responsable». Ghani, un antropólogo con un doctorado de Columbia, es uno de esos casos clásicos de emigrados a Occidente que “olvidan” todo sobre su tierra original.
Ghani es un pastún que actuó como un arrogante neoyorquino. O peor aún, un pashtún titulado, que a menudo demonizaba a los talibanes, que son abrumadoramente pashtunes..
Una derrota que puede servir de ejemplo
Geopolíticamente, lo que importa ahora es cómo los talibanes han escrito un guión completamente nuevo, mostrando como en las tierras del Islam, y también en el Sur Global, se puede derrotar al imperio aparentemente invencible de Estados Unidos y la OTAN.
Los talibanes lo hicieron con fe islámica, paciencia infinita y fuerza de voluntad; con aproximadamente 78.000 combatientes, 60.000 de ellos activos, muchos de ellos con un entrenamiento militar mínimo, sin respaldo de ningún estado (Vietnam tenía China y a la URSS). Los talibanes derrotaron al tío San sin contar con los cientos de miles de millones de dólares que inyectó yankilandia, sin fuerza aérea y sin tecnología de punta.
Confiaban solo en sus Kalashnikovs, granadas propulsadas por cohetes y camionetas Toyota, antes de capturar los drones y helicópteros estadounidenses.
El líder talibán Mullah Baradar ha sido extremadamente cauteloso. El lunes dijo: «Es demasiado pronto para decir cómo nos haremos cargo de la gobernanza». En primer lugar, los talibanes quieren «que las fuerzas extranjeras se vayan antes de que comience la reestructuración».
Baradar es un personaje interesante. Nació y creció en Kandahar. Ahí es donde los talibanes en 1994, tomaron la ciudad casi sin luchar y luego, equipados con tanques, armas pesadas y mucho dinero en efectivo (para sobornar a los comandantes locales) capturaron Kabul hace casi 25 años, el 27 de septiembre de 1996. Anteriormente, el Mullah Baradar luchó en la yihad de la década de 1980 contra la URSS, y tal vez lo hizo, codo con codo con Mullah Omar..
Después del bombardeo y la ocupación estadounidenses -posteriores al 11 de septiembre- el mulá Baradar y un pequeño grupo de talibanes enviaron una propuesta al entonces presidente Hamid Karzai sobre un posible acuerdo que permitiría a los talibanes reconocer al nuevo régimen. Karzai, bajo la presión de Washington, lo rechazó.
Baradar fue de hecho arrestado en Pakistán en 2010 y mantenido bajo custodia. Lo crea o no, una intervención estadounidense lo llevó a la libertad en 2018. Luego se mudó a Qatar. Y ahí fue nombrado jefe de la oficina política de los talibanes y supervisó la firma, el año pasado, del acuerdo de retirada estadounidense.
Baradar será el nuevo gobernante en Kabul, pero es importante tener en cuenta que está bajo la autoridad del líder supremo religioso, Haibatullah Akhundzada. Este Lider Supremo, en realidad será el guía espiritual del nuevo Emirato Islámico de Afganistán.
Cuidado con un ejército guerrillero campesino
El colapso del Ejército Nacional Afgano (ANA) fue inevitable. Fueron “educados” a la manera militar estadounidense: tecnología masiva, poder y, casi cero inteligencia terrestre local.
Al contrario, estrategia talibán trata de acuerdos con jefes ancianos tribales y conexiones familiares extendidas: un enfoque de guerrilla campesina, similar a la estrategia de los comunistas en Vietnam. Estuvieron esperando el momento oportuno durante años, simplemente se dedicaron ha construir conexiones y células durmientes.
A las tropas afganas, que no habían recibido un salario durante meses, los talibanes le pagaron para que no combatieran. Y el hecho que no atacaran a las tropas estadounidenses desde febrero de 2020 les valió un respeto adicional: una cuestión de honor, esencial en el código pashtunwali.
Es imposible comprender a los talibanes sin comprender los códigos pashtunwali. Además de los conceptos de honor, hospitalidad y justicia para cualquier delito, el concepto de libertad implica que ningún pastún se inclina ante una autoridad estatal central, en este caso, Kabul. Y de ninguna manera entregarán sus armas.
En pocas palabras, ese es el «secreto» de la guerra relámpago con una mínima pérdida de sangre, que está provocando un terremoto geopolítico generalizado. Después de Vietnam, este es el segundo país del Sur Global que muestra al mundo entero cómo un imperio puede ser derrotado por un ejército guerrillero campesino.
Y todo eso se logró con un presupuesto proveniente de impuestos locales, ganancias de las exportaciones de opio (no permiten la distribución interna) y la especulación inmobiliaria. En vastas franjas de Afganistán, los talibanes ya estaban, de facto, dirigiendo la seguridad local, los tribunales locales e incluso la distribución de alimentos.
Los talibanes 2021 son un animal completamente diferente en comparación con los talibanes de 2001. No solo están curtidos en la batalla, sino que han tenido mucho tiempo para perfeccionar sus habilidades diplomáticas, que recientemente han sido visibles en Doha y en visitas de alto nivel a Teherán, Moscú y Tianjin.
Saben muy bien que cualquier conexión con los restos de al-Qaeda, ISIS / Daesh, ISIS-Khorasan y el ETIM es contraproducente, como dejaron muy claro sus interlocutores con la Organización de Cooperación de Shanghai.
De todos modos, la unidad interna será extremadamente difícil de lograr. El laberinto tribal afgano es un rompecabezas, casi imposible de descifrar. Lo que los talibanes pueden lograr de manera realista es una confederación flexible de tribus y grupos étnicos bajo un emir talibán, junto con una gestión muy cuidadosa de las relaciones sociales.
Las impresiones iniciales apuntan a una mayor madurez. Los talibanes están otorgando amnistía a los empleados de la ocupación de la OTAN y no interferirán con las actividades comerciales. No habrá una campaña de venganza. Kabul está de vuelta en la economía internacional . Supuestamente no hay histeria masiva en la capital: la histeria es solo una actitud exclusiva de los principales medios angloamericanos. Las embajadas de Rusia y China permanecen abiertas al público.
Zamir Kabulov, el representante especial del Kremlin para Afganistán, ha confirmado que la situación en Kabul, sorprendentemente, es “absolutamente tranquila” a continuación declaró: “No tenemos prisa en lo que respecta al reconocimiento [de los talibanes]. Esperaremos y veremos cómo se comportará el régimen ”.
El nuevo eje del mal
Tony Blinken puede seguir diciendo «estábamos en Afganistán con un propósito primordial: enfrentar a quienes nos atacaron el 11 de septiembre», pero todo analista serio sabe que el propósito geopolítico «primordial» del bombardeo y la ocupación de Afganistán hace casi 20 años fue establecer un punto de apoyo esencial del Imperio con Bases militares en la intersección estratégica de Asia Central y del Sur, posteriormente para completar este escenario bélico ocuparon Irak en el Sudoeste de Asia.
Ahora la «pérdida» de Afganistán debe interpretarse como un reposicionamiento. Se ajusta a la nueva configuración geopolítica, donde la misión principal del Pentágono ya no es la «guerra contra el terror», sino tratar simultáneamente de aislar a Rusia y acosar a China. Se trata de por todos los medios de impedir la expansión de las Nuevas Rutas de la Seda.
La ocupación de naciones más pequeñas ha dejado de ser una prioridad. El Imperio del Caos siempre puede fomentar el caos, y realizar una gran variedad de bombardeos, desde su base CENTCOM en Qatar.
Irán está a punto de unirse como miembro de pleno derecho a la Organización de Cooperación de Shanghai, otro importante cambio en el juego. Incluso antes de restablecer el Emirato Islámico, los talibanes han cultivado cuidadosamente buenas relaciones con los actores clave de Eurasia: Rusia, China, Pakistán, Irán y los países de Asia Central que están bajo la protección de Rusia. Beijing ya está planeando importantes negocios de tierras raras con los talibanes.
En el frente atlantista, el espectáculo de la auto-recriminación sin parar consumirá miles de horas de sus estrategas militares. Dos décadas, 2 billones de dólares, una debacle de guerra eterna de caos, muerte y destrucción, un Afganistán aún destrozado, una salida literalmente en la oscuridad de la noche, ¿Para qué? Los únicos «ganadores» han sido los señores del complejo industrial-militar de EEUU.
Sin embargo, toda la trama estadounidense necesita un chivo expiatorio. La OTAN acaba de ser humillada en el cementerio de imperios por un grupo de pastores de cabras, y no por posibles encuentros cercanos con los Khinzal rusos. ¿Qué les queda? Propaganda.
Así que al nuevo chivo expiatorio, el nuevo eje del mal será: El eje Talibán-Pakistán-China. El nuevo gran juego de Eurasia se acaba de recargar.
El 12 de agosto preparó el escenario, con la captura casi simultánea de Ghazni, Kandahar y Herat. El 13 de agosto, los talibanes estaban a solo 50 kilómetros de Kabul. El 14 de agosto comenzó con el asedio de Maidan Shahr, la puerta de entrada a Kabul.
Ismail Khan, el legendario León de Herat, llegó a un acuerdo de autoconservación y los talibanes lo enviaron como mensajero a Kabul: el presidente Ashraf Ghani debía retirarse.
El sábado, los talibanes tomaron Jalalabad y aislaron Kabul desde el este hasta la frontera afgana-pakistaní en Torkham, puerta de entrada al paso de Khyber. Por la noche, el mariscal Dostum huía con un grupo de militares a Uzbekistán a través del Puente de la Amistad en Termez; horas más tarde los talibanes se apoderaron del palacio de Dostum al estilo Tony Montana.
A primera hora de la mañana del 15 de agosto, todo lo que le quedaba a la administración de Kabul era el valle de Panjshi -una fortaleza en lo alto de las montañas-, y unos cuantos Hazaras dispersos: no hay nada en esas hermosas tierras centrales, excepto Bamiyán.
Hace exactamente 20 años, estaba en Bazarak preparándome para entrevistar al León del Panjshir, el comandante Masoud, que estaba preparando una contraofensiva contra … los talibanes. La historia se repite, pero, con un giro radical. Esta vez he tenido acceso a un video que explica cómo los talibanes aplican la estrategia de las células dormidas de las guerrillas, estas ya estaban en el Panjshir.
Luego, a media mañana del domingo, todo el mundo ha visto la recreación del “momento de Saigón” con un helicóptero Chinook sobrevolando el techo de la embajada estadounidense en Kabul.
La guerra terminó
El mismo domingo, el portavoz talibán Mohammad Naeem proclamó: «La guerra ha terminado en Afganistán», y agregó que pronto se anunciaría el nuevo gobierno.
Los hechos sobre el terreno son mucho más complicados. Desde el domingo por la tarde se han llevado a cabo intensas negociaciones. Los talibanes estaban dispuestos a anunciar la proclamación oficial del Emirato Islámico de Afganistán en su versión 2.0 ( fue 1.0 desde 1996 a 2001). El anuncio oficial se haría dentro del palacio presidencial.
Sin embargo, lo que quedaba del Equipo Ghani se negaba a transferir el poder a un consejo coordinador, que de facto establecerá la transición. Lo que quieren los talibanes es una transición fluida: ahora el país será el Emirato Islámico de Afganistán.
El lunes, una señal del compromiso la dio el portavoz de los talibanes, Suhail Shaheen. El nuevo gobierno incluirá a funcionarios no talibanes. Se refería a una próxima «administración de transición», probablemente codirigida por el líder político talibán Mullah Baradar y Ali Ahmad Jalali, un exministro de asuntos internos que también fue, en el pasado, un empleado de Voice of America.
Al final, no hubo Batalla por Kabul. Miles de talibanes ya estaban dentro de la capital, organizados en células durmientes. El grueso de sus fuerzas permaneció en las afueras. Una proclama oficial de los talibanes les ordenó no entrar en la ciudad, que debería ser capturada sin luchar, para evitar bajas civiles.
Los talibanes avanzaron desde el oeste, pero «avanzar” en este contexto, significaba conectarse con las células durmientes de Kabul, que para entonces ya estaban completamente activas. Tácticamente, Kabul fue rodeada en un movimiento de «anaconda» desde el norte, sur y oeste y, con la captura de Jalalabad, aislado desde el este.
En algún momento de la semana pasada, un servicio de inteligencia de alto nivel debió susurrarle al comando talibán que los estadounidenses iban a «evacuar». Podría haber sido la inteligencia de Pakistán, incluso la inteligencia turca, con Erdogan jugando su característico doble juego en la OTAN.
La caballería de rescate estadounidense no solo llegó tarde, sino que también se vio atrapada en un típico error estratégico, ya que si bombardeaba lo haría sobre sus propios activos dentro de Kabul. Este horrible momento se agravó cuando la base militar de Bagram (el Valhalla de la OTAN en Afganistán durante casi 20 años) fue finalmente capturada por los talibanes.
Esto llevó a Estados Unidos y a la OTAN a literalmente suplicar a los talibanes que les permitieran evacuar por aire todo lo que tenían en Kabul. Un hecho geopolítico que afecta mortalmente la credibilidad de los militares estadounidenses.
Ghani contra Baradar
La apresurada huida de Ghani es material de “una historia contada por un idiota”, sin el patetismo del genial Shakespeare. El meollo de todo el asunto fue una reunión de último minuto entre el ex presidente Hamid Karzai y el eterno rival de Ghani, Abdullah Abdullah.
Discutieron en detalle a quién iban a negociar con los talibanes y quienes para estaban preparados para una posible batalla por Kabul, esto último una línea roja, supuestamente inamovible de la OTAN. .
Entonces, Ghani desapareció del palacio presidencial sin siquiera dirigirse a los posibles negociadores. Con su esposa, su jefa de personal y asesora de seguridad nacional, escapó a Tashkent, la capital de Uzbekistán. Unas horas más tarde, los talibanes ingresaron al palacio presidencial.
Al comentar sobre la fuga de Ghani, Abdullah Abdullah no se anduvo con rodeos: «Dios lo hará responsable». Ghani, un antropólogo con un doctorado de Columbia, es uno de esos casos clásicos de emigrados a Occidente que “olvidan” todo sobre su tierra original.
Ghani es un pastún que actuó como un arrogante neoyorquino. O peor aún, un pashtún titulado, que a menudo demonizaba a los talibanes, que son abrumadoramente pashtunes..
Una derrota que puede servir de ejemplo
Geopolíticamente, lo que importa ahora es cómo los talibanes han escrito un guión completamente nuevo, mostrando como en las tierras del Islam, y también en el Sur Global, se puede derrotar al imperio aparentemente invencible de Estados Unidos y la OTAN.
Los talibanes lo hicieron con fe islámica, paciencia infinita y fuerza de voluntad; con aproximadamente 78.000 combatientes, 60.000 de ellos activos, muchos de ellos con un entrenamiento militar mínimo, sin respaldo de ningún estado (Vietnam tenía China y a la URSS). Los talibanes derrotaron al tío San sin contar con los cientos de miles de millones de dólares que inyectó yankilandia, sin fuerza aérea y sin tecnología de punta.
Confiaban solo en sus Kalashnikovs, granadas propulsadas por cohetes y camionetas Toyota, antes de capturar los drones y helicópteros estadounidenses.
El líder talibán Mullah Baradar ha sido extremadamente cauteloso. El lunes dijo: «Es demasiado pronto para decir cómo nos haremos cargo de la gobernanza». En primer lugar, los talibanes quieren «que las fuerzas extranjeras se vayan antes de que comience la reestructuración».
Baradar es un personaje interesante. Nació y creció en Kandahar. Ahí es donde los talibanes en 1994, tomaron la ciudad casi sin luchar y luego, equipados con tanques, armas pesadas y mucho dinero en efectivo (para sobornar a los comandantes locales) capturaron Kabul hace casi 25 años, el 27 de septiembre de 1996. Anteriormente, el Mullah Baradar luchó en la yihad de la década de 1980 contra la URSS, y tal vez lo hizo, codo con codo con Mullah Omar..
Después del bombardeo y la ocupación estadounidenses -posteriores al 11 de septiembre- el mulá Baradar y un pequeño grupo de talibanes enviaron una propuesta al entonces presidente Hamid Karzai sobre un posible acuerdo que permitiría a los talibanes reconocer al nuevo régimen. Karzai, bajo la presión de Washington, lo rechazó.
Baradar fue de hecho arrestado en Pakistán en 2010 y mantenido bajo custodia. Lo crea o no, una intervención estadounidense lo llevó a la libertad en 2018. Luego se mudó a Qatar. Y ahí fue nombrado jefe de la oficina política de los talibanes y supervisó la firma, el año pasado, del acuerdo de retirada estadounidense.
Baradar será el nuevo gobernante en Kabul, pero es importante tener en cuenta que está bajo la autoridad del líder supremo religioso, Haibatullah Akhundzada. Este Lider Supremo, en realidad será el guía espiritual del nuevo Emirato Islámico de Afganistán.
Cuidado con un ejército guerrillero campesino
El colapso del Ejército Nacional Afgano (ANA) fue inevitable. Fueron “educados” a la manera militar estadounidense: tecnología masiva, poder y, casi cero inteligencia terrestre local.
Al contrario, estrategia talibán trata de acuerdos con jefes ancianos tribales y conexiones familiares extendidas: un enfoque de guerrilla campesina, similar a la estrategia de los comunistas en Vietnam. Estuvieron esperando el momento oportuno durante años, simplemente se dedicaron ha construir conexiones y células durmientes.
A las tropas afganas, que no habían recibido un salario durante meses, los talibanes le pagaron para que no combatieran. Y el hecho que no atacaran a las tropas estadounidenses desde febrero de 2020 les valió un respeto adicional: una cuestión de honor, esencial en el código pashtunwali.
Es imposible comprender a los talibanes sin comprender los códigos pashtunwali. Además de los conceptos de honor, hospitalidad y justicia para cualquier delito, el concepto de libertad implica que ningún pastún se inclina ante una autoridad estatal central, en este caso, Kabul. Y de ninguna manera entregarán sus armas.
En pocas palabras, ese es el «secreto» de la guerra relámpago con una mínima pérdida de sangre, que está provocando un terremoto geopolítico generalizado. Después de Vietnam, este es el segundo país del Sur Global que muestra al mundo entero cómo un imperio puede ser derrotado por un ejército guerrillero campesino.
Y todo eso se logró con un presupuesto proveniente de impuestos locales, ganancias de las exportaciones de opio (no permiten la distribución interna) y la especulación inmobiliaria. En vastas franjas de Afganistán, los talibanes ya estaban, de facto, dirigiendo la seguridad local, los tribunales locales e incluso la distribución de alimentos.
Los talibanes 2021 son un animal completamente diferente en comparación con los talibanes de 2001. No solo están curtidos en la batalla, sino que han tenido mucho tiempo para perfeccionar sus habilidades diplomáticas, que recientemente han sido visibles en Doha y en visitas de alto nivel a Teherán, Moscú y Tianjin.
Saben muy bien que cualquier conexión con los restos de al-Qaeda, ISIS / Daesh, ISIS-Khorasan y el ETIM es contraproducente, como dejaron muy claro sus interlocutores con la Organización de Cooperación de Shanghai.
De todos modos, la unidad interna será extremadamente difícil de lograr. El laberinto tribal afgano es un rompecabezas, casi imposible de descifrar. Lo que los talibanes pueden lograr de manera realista es una confederación flexible de tribus y grupos étnicos bajo un emir talibán, junto con una gestión muy cuidadosa de las relaciones sociales.
Las impresiones iniciales apuntan a una mayor madurez. Los talibanes están otorgando amnistía a los empleados de la ocupación de la OTAN y no interferirán con las actividades comerciales. No habrá una campaña de venganza. Kabul está de vuelta en la economía internacional . Supuestamente no hay histeria masiva en la capital: la histeria es solo una actitud exclusiva de los principales medios angloamericanos. Las embajadas de Rusia y China permanecen abiertas al público.
Zamir Kabulov, el representante especial del Kremlin para Afganistán, ha confirmado que la situación en Kabul, sorprendentemente, es “absolutamente tranquila” a continuación declaró: “No tenemos prisa en lo que respecta al reconocimiento [de los talibanes]. Esperaremos y veremos cómo se comportará el régimen ”.
El nuevo eje del mal
Tony Blinken puede seguir diciendo «estábamos en Afganistán con un propósito primordial: enfrentar a quienes nos atacaron el 11 de septiembre», pero todo analista serio sabe que el propósito geopolítico «primordial» del bombardeo y la ocupación de Afganistán hace casi 20 años fue establecer un punto de apoyo esencial del Imperio con Bases militares en la intersección estratégica de Asia Central y del Sur, posteriormente para completar este escenario bélico ocuparon Irak en el Sudoeste de Asia.
Ahora la «pérdida» de Afganistán debe interpretarse como un reposicionamiento. Se ajusta a la nueva configuración geopolítica, donde la misión principal del Pentágono ya no es la «guerra contra el terror», sino tratar simultáneamente de aislar a Rusia y acosar a China. Se trata de por todos los medios de impedir la expansión de las Nuevas Rutas de la Seda.
La ocupación de naciones más pequeñas ha dejado de ser una prioridad. El Imperio del Caos siempre puede fomentar el caos, y realizar una gran variedad de bombardeos, desde su base CENTCOM en Qatar.
Irán está a punto de unirse como miembro de pleno derecho a la Organización de Cooperación de Shanghai, otro importante cambio en el juego. Incluso antes de restablecer el Emirato Islámico, los talibanes han cultivado cuidadosamente buenas relaciones con los actores clave de Eurasia: Rusia, China, Pakistán, Irán y los países de Asia Central que están bajo la protección de Rusia. Beijing ya está planeando importantes negocios de tierras raras con los talibanes.
En el frente atlantista, el espectáculo de la auto-recriminación sin parar consumirá miles de horas de sus estrategas militares. Dos décadas, 2 billones de dólares, una debacle de guerra eterna de caos, muerte y destrucción, un Afganistán aún destrozado, una salida literalmente en la oscuridad de la noche, ¿Para qué? Los únicos «ganadores» han sido los señores del complejo industrial-militar de EEUU.
Sin embargo, toda la trama estadounidense necesita un chivo expiatorio. La OTAN acaba de ser humillada en el cementerio de imperios por un grupo de pastores de cabras, y no por posibles encuentros cercanos con los Khinzal rusos. ¿Qué les queda? Propaganda.
Así que al nuevo chivo expiatorio, el nuevo eje del mal será: El eje Talibán-Pakistán-China. El nuevo gran juego de Eurasia se acaba de recargar.
La Organización Palestina, Jihad Islámica, chiíta y alineada con la geoestrategia iraní, afirmó:
"Felicitamos al querido pueblo afgano por liberar las tierras afganas de la ocupación estadounidense y occidental".
"Felicitamos al querido pueblo afgano por liberar las tierras afganas de la ocupación estadounidense y occidental".
"El Movimiento de la Jihad Islámica en Palestina felicita al querido pueblo afgano por liberar las tierras afganas de la ocupación estadounidense y occidental.
Rogamos a Dios Todopoderoso que les conceda seguridad, protección, orgullo y paz, y que los una bajo la bandera del querido Islam.
Y que nuestra gloriosa nación regrese con una fuerte reverencia hasta que liberemos Palestina, la Mezquita Al-Aqsa y todas las tierras de los musulmanes.
El Movimiento de la Jihad Islámica en Palestina".
Rogamos a Dios Todopoderoso que les conceda seguridad, protección, orgullo y paz, y que los una bajo la bandera del querido Islam.
Y que nuestra gloriosa nación regrese con una fuerte reverencia hasta que liberemos Palestina, la Mezquita Al-Aqsa y todas las tierras de los musulmanes.
El Movimiento de la Jihad Islámica en Palestina".
"En un comunicado, Hamás 'felicita al movimiento talibán y su valiente liderazgo por esta victoria, que fue la culminación de su larga yihad (guerra santa) durante los últimos veinte años' y desea 'éxito al pueblo musulmán afgano y a su liderazgo en alcanzar unidad, estabilidad y prosperidad para Afganistán'".
Notas de Diego Pappalardo: 20 años de ocupación de la OTAN... los afganos que trabajaron o se relacionaron con los otanistas están desesperados porque, principalmente, Tío Sam los dejó solos a la mayoría de ellos.
Hasta las 20 hs. de ayer, hora de Argentina, los yanquis habían traslado a EEUU solamente a 2 mil afganos.
Por su parte, Arabia Saudita llevó a Riad a todo su personal diplomático; mientras que Irán, Rusia y China mantienen a sus diplomáticos en Kabul.
Medios occidentales informan que efectivos militares anglo-norteamericanos, apostados en el Aeropuerto Hamid Karzai, abrieron fuego contra la gente de civil afgana que trabajó con ellos durante los 20 años de ocupación atlantista...
Los yanquis se llevan hasta a sus perros, pero dejan a la intemperie a la mayor parte de la población humana afgana que fue su aliada...
Aeropuerto Internacional de Kabul: -Al menos, 5 afganos asesinados en el Aeropuerto. -Un soldado estadounidense herido.
Hasta las 20 hs. de ayer, hora de Argentina, los yanquis habían traslado a EEUU solamente a 2 mil afganos.
Por su parte, Arabia Saudita llevó a Riad a todo su personal diplomático; mientras que Irán, Rusia y China mantienen a sus diplomáticos en Kabul.
Medios occidentales informan que efectivos militares anglo-norteamericanos, apostados en el Aeropuerto Hamid Karzai, abrieron fuego contra la gente de civil afgana que trabajó con ellos durante los 20 años de ocupación atlantista...
Los yanquis se llevan hasta a sus perros, pero dejan a la intemperie a la mayor parte de la población humana afgana que fue su aliada...
Aeropuerto Internacional de Kabul: -Al menos, 5 afganos asesinados en el Aeropuerto. -Un soldado estadounidense herido.
|
|
|
|
|
|
|
El ejército afgano abandona sus equipamientos luego de que Uzbekistán les prohibiera su ingreso terrestre.
Adicionalmente, Uzbekistán obligó a aterrizar a 46 aviones y helicópteros militares afganos tras violar el espacio aéreo de Uzbekistán. |
|
"La precipitada retirada estadounidense ha generado tal pánico que el Ejército afgano se ha desintegrado en pocos días. Aunque estas fuerzas llevaban dos décadas recibiendo apoyo internacional, estaban lastradas por la corrupción y dependían en exceso de la cobertura aérea de la OTAN. Por el contrario, los talibanes están hoy más motivados y mejor preparados que veinte años atrás.
En abril de 2021, apenas dos meses después de ser investido presidente, Joe Biden hizo pública su decisión de poner fin a la presencia estadounidense en Afganistán antes del 11 de septiembre. El anuncio seguía la hoja de ruta de su predecesor, Donald Trump, que en febrero del año anterior ya había pactado la retirada con los talibanes a cambio de que estos prometieran no dar refugio a Al Qaeda. Tras el anuncio de Biden, el resto de países de la OTAN presentes en Afganistán decidieron también retirarse, poniendo fin a veinte años de intervención.
Frente a los talibanes, que se estima cuentan con unos 75.000 combatientes, el Ejército afgano tiene oficialmente 300.000 soldados que han recibido material militar y años de entrenamiento por parte de la coalición internacional. De hecho, desde 2014 el papel de la OTAN era solo el de formar y dar apoyo a las fuerzas afganas, que a partir de entonces pasaron a estar al frente de la toma de decisiones.
A pesar de todas estas importantes ventajas, el Pentágono había advertido a Biden de que la retirada estadounidense traería consigo una victoria segura para los talibanes."
En abril de 2021, apenas dos meses después de ser investido presidente, Joe Biden hizo pública su decisión de poner fin a la presencia estadounidense en Afganistán antes del 11 de septiembre. El anuncio seguía la hoja de ruta de su predecesor, Donald Trump, que en febrero del año anterior ya había pactado la retirada con los talibanes a cambio de que estos prometieran no dar refugio a Al Qaeda. Tras el anuncio de Biden, el resto de países de la OTAN presentes en Afganistán decidieron también retirarse, poniendo fin a veinte años de intervención.
Frente a los talibanes, que se estima cuentan con unos 75.000 combatientes, el Ejército afgano tiene oficialmente 300.000 soldados que han recibido material militar y años de entrenamiento por parte de la coalición internacional. De hecho, desde 2014 el papel de la OTAN era solo el de formar y dar apoyo a las fuerzas afganas, que a partir de entonces pasaron a estar al frente de la toma de decisiones.
A pesar de todas estas importantes ventajas, el Pentágono había advertido a Biden de que la retirada estadounidense traería consigo una victoria segura para los talibanes."
17 de agosto de 2021
Notas de Diego Pappalardo: ¿Por qué me resulta importante el nuevo ciclo afgano?:
Porque está relacionado con:
A-Transformación del sistema internacional hacia el "mundo posoccidental".
B-Desmantelamiento de la "Pax Americana".
C-Vigorización del "Equipo Euroasiático".
D-Ganancias del Eje antisionista, referenciado en Irán.
E-Reformulación geoeconómica regional.
F-Experiencia del Movimiento talibán impulsado no por un patrón imitativo, sino por el aprendizaje observacional que permite extraer evaluaciones y conclusiones estratégicas.
Los talibanes toman tranquilamente Kabul por una concertación.
Ellos son los únicos que, desde la gestión gubernamental, podrían dar orden (estabilidad) y seguridad.
Irán venderá gas y petróleo y productos agrícolas; China, impulsará la infraestructura crítica y un gran aprovechamiento del litio y cobalto.
India y Pakistán tendrán ganancias energéticas tradicionales e industriales (sobre todo, el primero).
Turquía venderá productos agrícolas, Turkemenistán, ganará por el gas, etc.
Rusia, obtendrá lo suyo.
En un informe dictado antes de la invasión estadounidense, la ONU manifestó que, debido a la gestión gubernamental de los talibanes, la producción de opio se había reducido de 3.300 toneladas en el año 2000 a 185 toneladas en el año 2001.
Según The Guardian, en 2007, es decir, 6 años después de la invasión norteamericana, "Afganistán tenía más tierra cultivando drogas que Colombia, Bolivia y Perú en conjunto".
En 2017, la producción de opio alcanzó un récord de 9.000 toneladas.
En 2020, de acuerdo a un informe elaborado conjuntamente por la ONU y el Gobierno afgano, la producción de opio fue 6.300 toneladas.
Porque está relacionado con:
A-Transformación del sistema internacional hacia el "mundo posoccidental".
B-Desmantelamiento de la "Pax Americana".
C-Vigorización del "Equipo Euroasiático".
D-Ganancias del Eje antisionista, referenciado en Irán.
E-Reformulación geoeconómica regional.
F-Experiencia del Movimiento talibán impulsado no por un patrón imitativo, sino por el aprendizaje observacional que permite extraer evaluaciones y conclusiones estratégicas.
Los talibanes toman tranquilamente Kabul por una concertación.
Ellos son los únicos que, desde la gestión gubernamental, podrían dar orden (estabilidad) y seguridad.
Irán venderá gas y petróleo y productos agrícolas; China, impulsará la infraestructura crítica y un gran aprovechamiento del litio y cobalto.
India y Pakistán tendrán ganancias energéticas tradicionales e industriales (sobre todo, el primero).
Turquía venderá productos agrícolas, Turkemenistán, ganará por el gas, etc.
Rusia, obtendrá lo suyo.
En un informe dictado antes de la invasión estadounidense, la ONU manifestó que, debido a la gestión gubernamental de los talibanes, la producción de opio se había reducido de 3.300 toneladas en el año 2000 a 185 toneladas en el año 2001.
Según The Guardian, en 2007, es decir, 6 años después de la invasión norteamericana, "Afganistán tenía más tierra cultivando drogas que Colombia, Bolivia y Perú en conjunto".
En 2017, la producción de opio alcanzó un récord de 9.000 toneladas.
En 2020, de acuerdo a un informe elaborado conjuntamente por la ONU y el Gobierno afgano, la producción de opio fue 6.300 toneladas.
"En un inusitado ejercicio de relaciones públicas, los talibanes han convocado este martes una conferencia de prensa en Kabul para explicar su proyecto de gobierno para Afganistán. El portavoz del grupo, Zabihullah Mujahid, ha tratado de tranquilizar sobre sus intenciones tanto a los afganos como a la comunidad internacional. Ha reiterado la concesión de una amnistía general, que van a respetar los derechos de las mujeres en el marco del islam y que no van a permitir que el Emirato Islámico sirva de base para grupos que amenacen a otros países. Respecto a las mujeres, el dirigente ha llegado a vaticinar que “estarán contentas de vivir bajo la Sharía”, sin aclarar cuáles serán las nuevas reglas. Poco antes de su intervención, ha aterrizado en la ciudad meridional de Kandahar el líder político talibán, Abdul Ghani Baradar, quien se perfila como próximo presidente.
(..)
El portavoz ha dejado claro desde el primer momento que ven su regreso al poder como la recuperación de un puesto legítimo. “Después de 20 años de lucha, hemos emancipado nuestro país y expulsado a los invasores de nuevo; es un momento de orgullo no sólo para un grupo, sino para toda la nación, a la que felicitamos por ello”, ha dicho en un primer guiño hacia sus conciudadanos más recelosos.
A continuación, Muhajid ha reiterado que el Emirato Islámico de Afganistán, el nombre con el que los talibanes rebautizaron su país cuando durante su dictadura (1996-2001), “no va a vengarse de nadie” ni convertirse en “un campo de batalla para nadie”. Son, ha dicho el portavoz, las instrucciones del “emir al muminin”, o líder de los creyentes, como se refieren al jeque Haibatullah Akhundzada, su máximo dirigente desde 2016.
Unas horas antes, un miembro de la comisión cultural del grupo, Enamullah Samangani, había anunciado una amnistía general en la televisión estatal. El gesto, dijo, se dirige sobre todo a los funcionarios, a quienes exhortó a volver al trabajo, y a las mujeres, a las que animó a colaborar con su gobierno. Mujahid ha insistido en ambos extremos, al precisar que el perdón se extiende incluso a los miembros del anterior aparato militar y aquellos que han trabajado con las fuerzas extranjeras. “Nadie irá a registrar sus casas”, ha asegurado."
El Emirato Islámico también se compromete, según ambos, a respetar los derechos de la mujer. “Vamos a permitir que trabajen y estudien dentro del marco de la ley islámica”, ha declarado el portavoz (un límite que también ha marcado para los medios de comunicación). 'Nuestras mujeres son musulmanas y también estarán contentas de vivir bajo la Sharía', ha añadido. Preguntado que significaba eso en concreto, ha respondido que, por ejemplo, 'las mujeres podrán trabajar en la sanidad y otros sectores donde se las necesite'.
Es la misma ambigüedad que los dirigentes de la milicia vienen mostrando en los últimos años, pero que supone un avance respecto al quinquenio durante el que gobernaron. Entonces, prohibieron que las afganas estudiaran y trabajaran, confinándolas en el hogar. Para salir de casa se les exigía ir acompañadas de un hombre de su familia y cubrir las formas de su cuerpo con un burka (un sayón que cubre de la cabeza a los pies, con una rejilla al altura de los ojos).
Más claro ha sido Mujahid en su mensaje al exterior. “Las embajadas son de una importancia crucial para nosotros. Queremos garantizarles su completa seguridad. También a las organizaciones internacionales y las agencias humanitarias. No vamos a permitir que nadie les haga daño. Nuestros hombres estarán disponibles 24 horas para protegerlas”, ha señalado. Incluso ha hecho una mención expresa a Estados Unidos cuando ha dicho a la comunidad internacional que no van a permitir que nadie les ataque en su suelo.
El portavoz ha atribuido a criminales y alborotadores los asaltos y robos que se han producido en los días pasados. 'No queremos ver caos en Kabul', ha asegurado antes de revelar que su plan era parar su avance a las afueras de Kabul 'hasta que se hubiera completado el traspaso de poder', pero que se sintieron obligados a entrar 'por la incompetencia del anterior Gobierno y sus fuerzas de seguridad'.
Dos días después de haberse hecho con el poder, la milicia ha logrado mantener Kabul en calma, pero la incertidumbre está ralentizando la vuelta a la normalidad.
Da la impresión de que los talibanes intentan evitar que más afganos huyan del país por temor a sus represalias o a su régimen".
(..)
El portavoz ha dejado claro desde el primer momento que ven su regreso al poder como la recuperación de un puesto legítimo. “Después de 20 años de lucha, hemos emancipado nuestro país y expulsado a los invasores de nuevo; es un momento de orgullo no sólo para un grupo, sino para toda la nación, a la que felicitamos por ello”, ha dicho en un primer guiño hacia sus conciudadanos más recelosos.
A continuación, Muhajid ha reiterado que el Emirato Islámico de Afganistán, el nombre con el que los talibanes rebautizaron su país cuando durante su dictadura (1996-2001), “no va a vengarse de nadie” ni convertirse en “un campo de batalla para nadie”. Son, ha dicho el portavoz, las instrucciones del “emir al muminin”, o líder de los creyentes, como se refieren al jeque Haibatullah Akhundzada, su máximo dirigente desde 2016.
Unas horas antes, un miembro de la comisión cultural del grupo, Enamullah Samangani, había anunciado una amnistía general en la televisión estatal. El gesto, dijo, se dirige sobre todo a los funcionarios, a quienes exhortó a volver al trabajo, y a las mujeres, a las que animó a colaborar con su gobierno. Mujahid ha insistido en ambos extremos, al precisar que el perdón se extiende incluso a los miembros del anterior aparato militar y aquellos que han trabajado con las fuerzas extranjeras. “Nadie irá a registrar sus casas”, ha asegurado."
El Emirato Islámico también se compromete, según ambos, a respetar los derechos de la mujer. “Vamos a permitir que trabajen y estudien dentro del marco de la ley islámica”, ha declarado el portavoz (un límite que también ha marcado para los medios de comunicación). 'Nuestras mujeres son musulmanas y también estarán contentas de vivir bajo la Sharía', ha añadido. Preguntado que significaba eso en concreto, ha respondido que, por ejemplo, 'las mujeres podrán trabajar en la sanidad y otros sectores donde se las necesite'.
Es la misma ambigüedad que los dirigentes de la milicia vienen mostrando en los últimos años, pero que supone un avance respecto al quinquenio durante el que gobernaron. Entonces, prohibieron que las afganas estudiaran y trabajaran, confinándolas en el hogar. Para salir de casa se les exigía ir acompañadas de un hombre de su familia y cubrir las formas de su cuerpo con un burka (un sayón que cubre de la cabeza a los pies, con una rejilla al altura de los ojos).
Más claro ha sido Mujahid en su mensaje al exterior. “Las embajadas son de una importancia crucial para nosotros. Queremos garantizarles su completa seguridad. También a las organizaciones internacionales y las agencias humanitarias. No vamos a permitir que nadie les haga daño. Nuestros hombres estarán disponibles 24 horas para protegerlas”, ha señalado. Incluso ha hecho una mención expresa a Estados Unidos cuando ha dicho a la comunidad internacional que no van a permitir que nadie les ataque en su suelo.
El portavoz ha atribuido a criminales y alborotadores los asaltos y robos que se han producido en los días pasados. 'No queremos ver caos en Kabul', ha asegurado antes de revelar que su plan era parar su avance a las afueras de Kabul 'hasta que se hubiera completado el traspaso de poder', pero que se sintieron obligados a entrar 'por la incompetencia del anterior Gobierno y sus fuerzas de seguridad'.
Dos días después de haberse hecho con el poder, la milicia ha logrado mantener Kabul en calma, pero la incertidumbre está ralentizando la vuelta a la normalidad.
Da la impresión de que los talibanes intentan evitar que más afganos huyan del país por temor a sus represalias o a su régimen".
Mientras muchos "analistas" quedaron congelados en el tiempo, el Líder Supremo de Irán, Alí Jamenei, cerraba el acuerdo sinérgico con el liderazgo talibán en Teherán
|
En el idioma nativo, el liderazgo talibán reconoce la relación -y ayuda- positiva con Irán, China y Rusia, para la nueva etapa del Movimiento Talibán en el gobierno con el formato del "islamismo inclusivo y participativo".
|
|
|
"Cuando los talibanes se apoderaron de Afganistán por primera vez en 1996, China se negó a reconocer su gobierno y dejó su embajada cerrada durante años. Esta vez, Beijing ha sido uno de los primeros en abrazar a los militantes islamistas de al lado.
El notable cambio de China se mostró hace poco más de dos semanas, cuando el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, dio la bienvenida a una delegación talibán al puerto norteño de Tianjin mientras el grupo avanzaba contra la administración del presidente Ashraf Ghani, quien huyó del país el domingo. El respaldo de Wang al 'importante papel' de los talibanes en el gobierno de Afganistán proporcionó un impulso crucial de legitimidad para una organización que durante mucho tiempo ha sido un paria mundial debido a su apoyo al terrorismo y la represión de las mujeres.
Las razones de China tienen tanto que ver con su propio ascenso como potencia mundial como con la sorprendentemente rápida marcha de los talibanes sobre la capital afgana. China tiene hoy una economía valorada en 14,7 billones de dólares, más de 17 veces su tamaño en 1996, y una iniciativa masiva de comercio e infraestructura que se extiende por toda la masa continental euroasiática.
Los temores de Pekín sobre el extremismo islamista entre su propia minoría uigur también se han profundizado en los últimos años, lo que le ha llevado a construir un vasto estado policial adyacente a Afganistán. Además, una rivalidad cada vez más intensa con Estados Unidos ha llevado al presidente chino Xi Jinping a aprovechar cualquier oportunidad para hacer retroceder el dominio de Washington y alejar a las fuerzas estadounidenses de sus fronteras.
Esos intereses hacen que China parezca la próxima gran potencia con interés en poner orden en Afganistán mientras los talibanes se preparan para declarar un emirato islámico en Kabul. Después de los fracasos de la Unión Soviética y ahora de EEUU., China tendrá que evitar repetir los mismos errores en una nación accidentada y sin salida al mar, conocida por agotar imperios.
Mientras tanto, los medios estatales se regodearon con la retirada estadounidense, con un comentario en la agencia de noticias oficial Xinhua que lo declaró como la 'sentencia de muerte para la hegemonía estadounidense en declive'
'El sonido de los aviones rugiendo y las multitudes que se alejaban apresuradamente reflejaban el último crepúsculo del imperio', dice el artículo.
Wang, el ministro de Relaciones Exteriores de China, presionó al jefe negociador talibán Mullah Abdul Ghani Baradar durante su reunión del 28 de julio para que hiciera una 'ruptura limpia' con el Movimiento Islámico de Turkestán Oriental. China culpa al grupo de los ataques terroristas que ha citado para justificar las medidas enérgicas en la región de Xinjiang que, según Estados Unidos y otros, constituyen un genocidio.
Baradar prometió que los talibanes nunca permitirían que ninguna fuerza usara territorio afgano para participar en actos perjudiciales para China, según el comunicado chino".
El notable cambio de China se mostró hace poco más de dos semanas, cuando el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, dio la bienvenida a una delegación talibán al puerto norteño de Tianjin mientras el grupo avanzaba contra la administración del presidente Ashraf Ghani, quien huyó del país el domingo. El respaldo de Wang al 'importante papel' de los talibanes en el gobierno de Afganistán proporcionó un impulso crucial de legitimidad para una organización que durante mucho tiempo ha sido un paria mundial debido a su apoyo al terrorismo y la represión de las mujeres.
Las razones de China tienen tanto que ver con su propio ascenso como potencia mundial como con la sorprendentemente rápida marcha de los talibanes sobre la capital afgana. China tiene hoy una economía valorada en 14,7 billones de dólares, más de 17 veces su tamaño en 1996, y una iniciativa masiva de comercio e infraestructura que se extiende por toda la masa continental euroasiática.
Los temores de Pekín sobre el extremismo islamista entre su propia minoría uigur también se han profundizado en los últimos años, lo que le ha llevado a construir un vasto estado policial adyacente a Afganistán. Además, una rivalidad cada vez más intensa con Estados Unidos ha llevado al presidente chino Xi Jinping a aprovechar cualquier oportunidad para hacer retroceder el dominio de Washington y alejar a las fuerzas estadounidenses de sus fronteras.
Esos intereses hacen que China parezca la próxima gran potencia con interés en poner orden en Afganistán mientras los talibanes se preparan para declarar un emirato islámico en Kabul. Después de los fracasos de la Unión Soviética y ahora de EEUU., China tendrá que evitar repetir los mismos errores en una nación accidentada y sin salida al mar, conocida por agotar imperios.
Mientras tanto, los medios estatales se regodearon con la retirada estadounidense, con un comentario en la agencia de noticias oficial Xinhua que lo declaró como la 'sentencia de muerte para la hegemonía estadounidense en declive'
'El sonido de los aviones rugiendo y las multitudes que se alejaban apresuradamente reflejaban el último crepúsculo del imperio', dice el artículo.
Wang, el ministro de Relaciones Exteriores de China, presionó al jefe negociador talibán Mullah Abdul Ghani Baradar durante su reunión del 28 de julio para que hiciera una 'ruptura limpia' con el Movimiento Islámico de Turkestán Oriental. China culpa al grupo de los ataques terroristas que ha citado para justificar las medidas enérgicas en la región de Xinjiang que, según Estados Unidos y otros, constituyen un genocidio.
Baradar prometió que los talibanes nunca permitirían que ninguna fuerza usara territorio afgano para participar en actos perjudiciales para China, según el comunicado chino".
Evacuación embajada de EEUU en Kabul
|
18 de agosto de 2021
Nota de Diego Pappalardo: Otra variable: La ocupación yanqui en Afganistán, tuvo un coste de 3OO MILLONES DE DÓLARES POR DÍA durante los 20 años de ocupación.
Lo que significa que:
- Esa ocupación benefició directamente a los banqueros de la Reserva Federal por la inflación de la oferta monetaria.
- Por lo tanto, no solamente hay que hablar de los "Señores de la Guerra", sino también de los "Reyes de las Finanzas"
Por el momento no se puede detallar el impacto en el orden financiero-económico global esos más de 2 billones de dólares de la ocupación.
Lo que significa que:
- Esa ocupación benefició directamente a los banqueros de la Reserva Federal por la inflación de la oferta monetaria.
- Por lo tanto, no solamente hay que hablar de los "Señores de la Guerra", sino también de los "Reyes de las Finanzas"
Por el momento no se puede detallar el impacto en el orden financiero-económico global esos más de 2 billones de dólares de la ocupación.
El último judío en Afganistán se niega a salir del país y de darle el divorcio a la esposa judía:
"El último judío residente de Afganistán, Zabulón Simantov, ha decidido permanecer en Afganistán a pesar de la toma de control de los talibanes debido a su negativa a darle el divorcio a esposa, según Makor Rishon.
En una entrevista de WION, Simantov declaró que su razón para quedarse es para mantener su sinagoga.
'No dejaré mi casa. Si me hubiera ido, no habría habido nadie para mantener la sinagoga', dijo.
Simantov, de 61 años, había dicho anteriormente que planeaba irse: 'Lo veré en la televisión en Israel para averiguar qué pasará en Afganistán'.
Su esposa y sus dos hijas están viviendo en Israel desde 1998, pero Simantov se ha quedado en Afganistán para atender la sinagoga solitaria, ubicada en Kabul, según su versión.
Su esposa israelí a intentado en vano, durante años, obtener el divorcio.
Como la halajá requiere que el esposo le otorgue voluntariamente el divorcio a su esposa, muchas mujeres son convertidas, literalmente, en 'mujeres encadenadas'.
Business Moti Kahana se ofreció a financiar un avión privado para llevar a Simantov a Israel, una oferta que el judío afgano aceptó inicialmente.
Sin embargo, Simantov cambió de opinión en el último segundo, dijo Makor Rishon.
En una entrevista de 2007, Simantov dijo que no habla hebreo y que no tenía planes de mudarse a Israel.
En aquella oportunidad, dijo: '¿Ir a Israel? ¿Qué negocio tengo allí?'.
Simantov reza a diario y guarda las leyes de kashrut, matando a los animales que él mismo come.
El rabino de Tashkent, Uzbekistán, le dio permiso para hacerlo.
Yitzhak Levi, el penúltimo judío en Afganistán, murió en 2005.
Es sabido que los dos no se llevaban bien.
'No hablo con él, es el diablo', dijo Simantov a The New York Times en 2002. 'Un perro es mejor que él'".
"El último judío residente de Afganistán, Zabulón Simantov, ha decidido permanecer en Afganistán a pesar de la toma de control de los talibanes debido a su negativa a darle el divorcio a esposa, según Makor Rishon.
En una entrevista de WION, Simantov declaró que su razón para quedarse es para mantener su sinagoga.
'No dejaré mi casa. Si me hubiera ido, no habría habido nadie para mantener la sinagoga', dijo.
Simantov, de 61 años, había dicho anteriormente que planeaba irse: 'Lo veré en la televisión en Israel para averiguar qué pasará en Afganistán'.
Su esposa y sus dos hijas están viviendo en Israel desde 1998, pero Simantov se ha quedado en Afganistán para atender la sinagoga solitaria, ubicada en Kabul, según su versión.
Su esposa israelí a intentado en vano, durante años, obtener el divorcio.
Como la halajá requiere que el esposo le otorgue voluntariamente el divorcio a su esposa, muchas mujeres son convertidas, literalmente, en 'mujeres encadenadas'.
Business Moti Kahana se ofreció a financiar un avión privado para llevar a Simantov a Israel, una oferta que el judío afgano aceptó inicialmente.
Sin embargo, Simantov cambió de opinión en el último segundo, dijo Makor Rishon.
En una entrevista de 2007, Simantov dijo que no habla hebreo y que no tenía planes de mudarse a Israel.
En aquella oportunidad, dijo: '¿Ir a Israel? ¿Qué negocio tengo allí?'.
Simantov reza a diario y guarda las leyes de kashrut, matando a los animales que él mismo come.
El rabino de Tashkent, Uzbekistán, le dio permiso para hacerlo.
Yitzhak Levi, el penúltimo judío en Afganistán, murió en 2005.
Es sabido que los dos no se llevaban bien.
'No hablo con él, es el diablo', dijo Simantov a The New York Times en 2002. 'Un perro es mejor que él'".
|
19 de agosto de 2021
"Es muy importante recordar que durante la guerra contra los soviéticos en Afganistán, el hoy presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ya era miembro de la Hermandad Musulmana y jefe de una milicia turca –la Milli Gorus, que hoy abre mezquitas en Alemania y Francia. Como miembro de la Hermandad Musulmana y jefe de la Milli Gorus, Erdogan fue a arrodillarse, literalmente, ante Gulbuddin Hekmatyar, el líder afgano de la Hermandad Musulmana y futuro primer ministro de Afganistán. Posteriormente, el propio Hekmatyar juró fidelidad a al-Qaeda, lo cual no le impidió presentarse como candidato a la elección presidencial afgana en 2019, bajo la protección de Estados Unidos."
(...)
"Las escenas de pánico que hemos visto en el aeropuerto de Kabul, nos recuerdan las que se vieron en Saigón, a raíz de la derrota de Estados Unidos en Vietnam. Es, en efecto, un fenómeno idéntico. Los afganos que intentan huir colgados de los aviones no son precisamente traductores de las embajadas occidentales sino agentes de la “Operación Omega”, iniciada bajo la presidencia de Barack Obama9. Son miembros de la «Khost Protection Force (KPF) y de la Dirección Nacional de Seguridad (NDS) y se encargaban de torturar y asesinar afganos que se oponían a la ocupación extranjera. Esos elementos cometieron tantos crímenes que los talibanes, en comparación con ellos, son almas inocentes"
(...)
"Cuando el consejero de seguridad nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski, y el jefe de la inteligencia francesa para el exterior, Alexandre de Marenches, apoyaron a los islamistas afganos –en 1978–, los dos estaban combatiendo a los comunistas… que abrían escuelas para las niñas afganas. Para el estadounidense Zbigniew Brzezinski y el francés Alexandre de Marenches era más importante luchar contra los aliados de la URSS que favorecer los derechos humanos. Hoy en día, el presidente estadounidense Joe Biden y su secretario de Estado Antony Blinken propician el regreso de los talibanes a Kabul porque consideran que controlar las riquezas naturales del Medio Oriente ampliado es más importante que preservar los derechos humanos. Los estadounidenses ya hicieron lo mismo en Irak, en Libia y en Siria."
(...)
"Si bien el islamismo y el laicismo han sido ampliamente utilizados para manipular a los afganos y engañar a la opinión pública en Occidente, el hecho es que la vida política afgana no se basa en tales conceptos sino, primeramente, en las divisiones étnicas. En Afganistán existen unas 15 etnias diferentes y la más numerosa, la etnia pastún, está también fuertemente implantada en Pakistán. Afganistán sigue siendo un país tribal donde no existe el concepto de nación. Otras etnias cuentan con apoyo de otros países de la región en los que también están implantadas."
(...)
"Las escenas de pánico que hemos visto en el aeropuerto de Kabul, nos recuerdan las que se vieron en Saigón, a raíz de la derrota de Estados Unidos en Vietnam. Es, en efecto, un fenómeno idéntico. Los afganos que intentan huir colgados de los aviones no son precisamente traductores de las embajadas occidentales sino agentes de la “Operación Omega”, iniciada bajo la presidencia de Barack Obama9. Son miembros de la «Khost Protection Force (KPF) y de la Dirección Nacional de Seguridad (NDS) y se encargaban de torturar y asesinar afganos que se oponían a la ocupación extranjera. Esos elementos cometieron tantos crímenes que los talibanes, en comparación con ellos, son almas inocentes"
(...)
"Cuando el consejero de seguridad nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski, y el jefe de la inteligencia francesa para el exterior, Alexandre de Marenches, apoyaron a los islamistas afganos –en 1978–, los dos estaban combatiendo a los comunistas… que abrían escuelas para las niñas afganas. Para el estadounidense Zbigniew Brzezinski y el francés Alexandre de Marenches era más importante luchar contra los aliados de la URSS que favorecer los derechos humanos. Hoy en día, el presidente estadounidense Joe Biden y su secretario de Estado Antony Blinken propician el regreso de los talibanes a Kabul porque consideran que controlar las riquezas naturales del Medio Oriente ampliado es más importante que preservar los derechos humanos. Los estadounidenses ya hicieron lo mismo en Irak, en Libia y en Siria."
(...)
"Si bien el islamismo y el laicismo han sido ampliamente utilizados para manipular a los afganos y engañar a la opinión pública en Occidente, el hecho es que la vida política afgana no se basa en tales conceptos sino, primeramente, en las divisiones étnicas. En Afganistán existen unas 15 etnias diferentes y la más numerosa, la etnia pastún, está también fuertemente implantada en Pakistán. Afganistán sigue siendo un país tribal donde no existe el concepto de nación. Otras etnias cuentan con apoyo de otros países de la región en los que también están implantadas."
20 de agosto de 2021
En las redes sociales se está viralizando un video grabado en 2011 que fue publicado por la cuenta de Twitter de WikiLeaks, en el que su fundador, Julian Assange, ofrece su interpretación acerca del objetivo de la intervención internacional en Afganistán.
"Miller dijo que era el 'enfoque correcto' y necesario para obligar a Ghani a negociar. Dijo que siempre se supuso que el acuerdo de Doha sería la 'fase uno'del proceso, y que la siguiente parte sería que Estados Unidos usara su influencia para que Ghani negociara un acuerdo de poder compartido con los talibanes.
'Obviamente, eso no le entusiasmó, pero lo iba a hacer, o lo iban a remover', dijo Miller. 'Íbamos a presionarlo seriamente para que hiciera un trato con los talibanes'".
'Obviamente, eso no le entusiasmó, pero lo iba a hacer, o lo iban a remover', dijo Miller. 'Íbamos a presionarlo seriamente para que hiciera un trato con los talibanes'".
|
|
21 de agosto de 2021
22 de agosto de 2021
|
|
|
- Es un país con mucha mezcla étnica. Afganistán está formado por distintos grupos étnicos. La gran mayoría de su población tiene origen persa, como la de Irán; túrquico, como quienes viven en Uzbekistán; o preindoeuropeo, como muchos de quienes viven en Pakistán o India. Su localización ha hecho que, históricamente, muchos pueblos se asienten en su territorio, lo que ha dado lugar a una compleja mezcla étnica que puedes ver en este mapa.
|
|
Son árabes? Los afganos no son árabes. Tampoco hablan árabe. Uno de los puntos en común es que todos ellos sí son musulmanes, aunque de distintas corrientes.
23 de agosto de 2021
|
|
24 de agosto de 2021
25 de agosto de 2021
|
26 de agosto de 2021
Notas de Diego Pappalardo: Ataque en el Aeropuerto Internacional de Kabul:
• Si bien el Estado Islámico, de fabricación atlantista, se hizo responsable del ataque al Aeropuerto, la parte estadounidense está involucrada en ello.
Biden estaba -está- recibiendo mucha presión de componentes del Complejo Industrial-militar y críticas sostenibles de algunos de sus aliados europeos.
• Con este evento, se demuestra, a los ojos del público occidental, que los talibanes son rivales de la Organización del Estado Islámico.
• El Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido, advirtió, en la noche del miércoles, de un "ataque inminente" y desaconsejó a la gente de acudir al Aeropuerto.
De igual manera, pero en la mañana del jueves, la Embajada de EEUU. en Afganistán solicitó a sus ciudadanos abstenerse de ir y de ingresar al Aeropuerto, salvo que les indique lo contrario un alto funcionario gubernamental.
En la misma línea, también en la mañana del jueves, el Jefe de la Comisión Cultural del Movimiento Talibán había advertido de "ataque terrorista de un elemento indeseable".
EE.UU. está destruyendo sus propias municiones almacenadas en Kabul.
Se acelera. Se inicia el nuevo capítulo afgano.
Fin del "Proyecto del Nuevo Siglo Americano", iniciado a fines de la década de 1990 y promovido enérgicamente a inicios de la década de 2000.
Conforme con nuestra apreciación:
El ataque en Kabul no modificó el "plan de salida" y el inicio del NUEVO CICLO AFGANO:
Portavoz de la Casa Blanca:
"Es necesaria la coordinación con los talibanes para continuar con las evacuaciones de Afganistán".
Declaración del portavoz del Politburó talibán, Mohammad Naim:
Hacemos un llamado a las fuerzas extranjeras presentes en Kabul para que se abstengan de cualquier reunión.
Tan pronto como se nos solicite, tomaremos el control de la seguridad del aeropuerto de Kabul.
Un gran número de talibanes han muerto en el reciente ataque a Kabul.
Sabemos que la rama afgana de Daesh (ISIS) está presente principalmente en el este del país.
• Si bien el Estado Islámico, de fabricación atlantista, se hizo responsable del ataque al Aeropuerto, la parte estadounidense está involucrada en ello.
Biden estaba -está- recibiendo mucha presión de componentes del Complejo Industrial-militar y críticas sostenibles de algunos de sus aliados europeos.
• Con este evento, se demuestra, a los ojos del público occidental, que los talibanes son rivales de la Organización del Estado Islámico.
• El Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido, advirtió, en la noche del miércoles, de un "ataque inminente" y desaconsejó a la gente de acudir al Aeropuerto.
De igual manera, pero en la mañana del jueves, la Embajada de EEUU. en Afganistán solicitó a sus ciudadanos abstenerse de ir y de ingresar al Aeropuerto, salvo que les indique lo contrario un alto funcionario gubernamental.
En la misma línea, también en la mañana del jueves, el Jefe de la Comisión Cultural del Movimiento Talibán había advertido de "ataque terrorista de un elemento indeseable".
EE.UU. está destruyendo sus propias municiones almacenadas en Kabul.
Se acelera. Se inicia el nuevo capítulo afgano.
Fin del "Proyecto del Nuevo Siglo Americano", iniciado a fines de la década de 1990 y promovido enérgicamente a inicios de la década de 2000.
Conforme con nuestra apreciación:
El ataque en Kabul no modificó el "plan de salida" y el inicio del NUEVO CICLO AFGANO:
Portavoz de la Casa Blanca:
"Es necesaria la coordinación con los talibanes para continuar con las evacuaciones de Afganistán".
Declaración del portavoz del Politburó talibán, Mohammad Naim:
Hacemos un llamado a las fuerzas extranjeras presentes en Kabul para que se abstengan de cualquier reunión.
Tan pronto como se nos solicite, tomaremos el control de la seguridad del aeropuerto de Kabul.
Un gran número de talibanes han muerto en el reciente ataque a Kabul.
Sabemos que la rama afgana de Daesh (ISIS) está presente principalmente en el este del país.
|
|
|
|
|
Kabul
|
Henry Kissinger: Estados Unidos 'perdió el enfoque estratégico' en Afganistán con objetivos inalcanzables
"El exsecretario de Estado, Henry Kissinger, lamentó el fracaso de Estados Unidos en el trágico giro de los acontecimientos en Afganistán en un nuevo artículo de opinión para The Economist, argumentando que en algún momento de su campaña de 20 años, el ejército estadounidense perdió el enfoque estratégico.
'Estados Unidos se ha desgarrado en sus esfuerzos contrainsurgentes debido a su incapacidad para definir metas alcanzables y vincularlas de una manera que sea sostenible para el proceso político estadounidense', escribió Kissinger.
'Los objetivos militares han sido demasiado absolutos e inalcanzables y los políticos demasiado abstractos y elusivos.
El hecho de no vincularlos entre sí ha involucrado a Estados Unidos en conflictos sin puntos terminales definibles y ha provocado que internamente disolvamos el propósito unificado en un pantano de controversias domésticas'.
Si bien el ejército estadounidense ayudó a contener a los talibanes en las primeras etapas de su misión, Kissinger argumentó que el plan salió mal cuando Estados Unidos decidió que necesitaba ayudar a convertir Afganistán en un estado moderno con instituciones democráticas.
'Pero la construcción de una nación en un país devastado por la guerra absorbió fuerzas militares sustanciales', dijo Kissinger.
'Los talibanes podrían ser contenidos, pero no eliminados. Y la introducción de formas desconocidas de gobierno debilitó el compromiso político y aumentó la corrupción ya generalizada".
'Estados Unidos se ha desgarrado en sus esfuerzos contrainsurgentes debido a su incapacidad para definir metas alcanzables y vincularlas de una manera que sea sostenible para el proceso político estadounidense', escribió Kissinger.
'Los objetivos militares han sido demasiado absolutos e inalcanzables y los políticos demasiado abstractos y elusivos.
El hecho de no vincularlos entre sí ha involucrado a Estados Unidos en conflictos sin puntos terminales definibles y ha provocado que internamente disolvamos el propósito unificado en un pantano de controversias domésticas'.
Si bien el ejército estadounidense ayudó a contener a los talibanes en las primeras etapas de su misión, Kissinger argumentó que el plan salió mal cuando Estados Unidos decidió que necesitaba ayudar a convertir Afganistán en un estado moderno con instituciones democráticas.
'Pero la construcción de una nación en un país devastado por la guerra absorbió fuerzas militares sustanciales', dijo Kissinger.
'Los talibanes podrían ser contenidos, pero no eliminados. Y la introducción de formas desconocidas de gobierno debilitó el compromiso político y aumentó la corrupción ya generalizada".
Un terrorista suicida de Daesh "logró llegar a una gran reunión de traductores y colaboradores del ejército estadounidense en el 'Campamento Baran', cerca del aeropuerto de Kabul, y detonó su cinturón de explosivos entre ellos, matando a unas 60 personas e hiriendo a más de 100, entre ellos combatientes talibanes", según la agencia de noticias. Amaq del grupo en su canal de Telegram.
El ataque mató a 11 marines estadounidenses y a un médico de la Armada, según confirmaron funcionarios estadounidenses, que señalaron que otros 15 miembros del servicio estadounidense resultaron heridos.
Turquía, que gestiona el aeropuerto internacional de Kabul desde hace seis años, confirmó que algunos de sus soldados habían resultado heridos en el atentado.
El ataque mató a 11 marines estadounidenses y a un médico de la Armada, según confirmaron funcionarios estadounidenses, que señalaron que otros 15 miembros del servicio estadounidense resultaron heridos.
Turquía, que gestiona el aeropuerto internacional de Kabul desde hace seis años, confirmó que algunos de sus soldados habían resultado heridos en el atentado.
27 de agosto de 2021
¿A quien beneficia el atentado suicida de Kabul?
Pepe Escobar Observatorio de la crisis
El espantoso atentado suicida de Kabul introduce un vector adicional en una situación ya incandescente: tiene como objetivo demostrar, a los afganos y al mundo exterior, que el naciente Emirato Islámico de Afganistán es incapaz de asegurar la capital.
Tal como está, al menos 103 personas, 90 afganos (incluidos al menos 28 talibanes) y 13 militares estadounidenses, murieron y al menos 1.300 resultaron heridos, según el Ministerio de Salud afgano.
La responsabilidad del atentado llegó a través de una declaración en el canal de Telegram de Amaq Media, la agencia de noticias oficial del Estado Islámico (ISIS). Esto significa que provino del comando centralizado de ISIS, incluso cuando los perpetradores eran miembros de ISIS-Khorasan o ISIS-K.
Presumiendo heredar la tradición histórica y cultural de las antiguas tierras de Asia Central, que desde la época de la Persia imperial se extendía hasta el Himalaya occidental, esa escisión profana el nombre de Khorasan.
El atacante suicida que llevó a cabo “la operación de martirio cerca del aeropuerto de Kabul” fue identificado como Abdul Rahman al-Logari. Eso supone que es afgano, de la cercana provincia de Logar. Y también sugiere que el atentado pudo haber sido organizado por una célula durmiente de ISIS-Khorasan. Un análisis electrónico de sus comunicaciones podría probarlo: herramientas que los talibanes no tienen.
La forma en que ISIS, conocedor de las redes sociales, eligió hablar de la carnicería merece un escrutinio cuidadoso. La declaración de Amaq Media critica a los talibanes por estar «en asociación» con el ejército estadounidense en la evacuación de «espías».
Se burla de las “medidas de seguridad impuestas por las fuerzas estadounidenses y la milicia talibán en Kabul”, ya que su “mártir” logró alcanzar “a una distancia no menor a cinco metros a las fuerzas estadounidenses, que estaban supervisando los procedimientos."
Así que está claro que el ISIS de Afganistán -recién renacido- y la antigua potencia ocupante se enfrentan al mismo enemigo. ISIS-Khorasan comprende un grupo de fanáticos, denominados takfiris porque a los talibanes, como «apóstatas».
Fundado en 2015 por yihadistas emigrados enviados al suroeste de Pakistán, ISIS-K es una bestia poco fiable. Su jefe actual es un tal Shahab al-Mujahir, que fue un comandante de nivel medio de la red Haqqani con sede en Waziristán del Norte en las áreas tribales paquistaníes, una colección de muyahidines y aspirantes a yihadistas dispares.
Washington calificó a la red Haqqani como una organización terrorista en 2010 y trata a varios miembros como terroristas globales, incluido Sirajuddin Haqqani, el jefe de familia después de la muerte del fundador Jalaluddin.
Hasta ahora, Sirajuddin era el líder para las provincias orientales, al mismo nivel que Mullah Baradar, el jefe de la oficina política en Doha, quien fue liberado de Guantánamo en 2014.
En contraste, el tío de Sirajuddin, Khalil Haqqani, anteriormente a cargo del financiamiento externo de la red, ahora está a cargo de la seguridad de Kabul y trabaja como diplomático las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Los anteriores líderes de ISIS-K fueron golpeados por los ataques aéreos estadounidenses en 2015 y 2016. ISIS-K comenzó a convertirse en una fuerza desestabilizadora real en 2020 cuando la banda reagrupada atacó la Universidad de Kabul, una maternidad de Médicos Sin Fronteras, el palacio presidencial y el aeropuerto. .
La información de la OTAN recogida por un informe de la ONU atribuye un máximo de 2.200 yihadistas al ISIS-K, divididos en pequeñas células. Significativamente, la mayoría absoluta son no afganos: iraquíes, saudíes, kuwaitíes, paquistaníes, uzbekos, chechenos y uigures.
El peligro real es que ISIS-K funciona como una especie de imán para todas los ex talibanes descontentos o señores de la guerra regionales que no tienen adónde ir.
El blanco perfecto
La conmoción civil de estos últimos días alrededor del aeropuerto de Kabul fue el blanco perfecto para la carnicería del ISIS.
Zabihullah Mujahid, el nuevo ministro de información talibán en Kabul, que habla con los medios globales todos los días, es quien advirtió a los miembros de la OTAN sobre un inminente atentado suicida de ISIS-K. Los diplomáticos de Bruselas lo confirmaron.
Paralelamente, no es ningún secreto entre los círculos de inteligencia en Eurasia que el ISIS-K se ha vuelto más poderoso desde 2020 debido a una línea de comunicación desde Idlib, en Siria, hasta el este de Afganistán, conocida informalmente como “Daesh Airlines”.
Moscú y Teherán, a niveles diplomáticos muy altos, han culpado directamente al eje Estados Unidos-Reino Unido como los facilitadores de este atentado. Incluso la BBC informó a fines de 2017 sobre cientos de yihadistas del ISIS a los que se les dio un paso seguro fuera de Siria, con la anuencia de los estadounidenses.
El bombardeo de Kabul tuvo lugar después de dos hechos muy importantes.
La primera fue la afirmación de Mujahid durante una entrevista de American NBC News a principios de esta semana de que «no hay pruebas» de que Osama bin Laden estuviera detrás del 11 de septiembre, un argumento que ya había insinuado en este post la semana anterior.
Esto significa que los talibanes han comenzado una campaña para desconectarse de la etiqueta de «terrorista» asociada con el 11 de septiembre. El siguiente paso serán los argumentos que prueban que la ejecución del 11 de septiembre se realizó en Hamburgo, y que el operativo fue coordinado desde dos apartamentos ubicados en Nueva Jersey, EEUU.
Por tanto el ataque a las Torres Gemelas nada. que ver con los afganos. Y todo se mantiene dentro de los parámetros de la narrativa oficial, pero esa es otra historia inmensamente complicada.
Los talibanes tendrán que demostrar que el «terrorismo» ha tenido que ver con su enemigo letal, ISIS, y mucho más allá de la vieja escuela de al-Qaeda, que albergaron hasta 2001. ¿Pero por qué deberían ser tímidos a la hora de hacer tales afirmaciones? Después de todo, Estados Unidos rehabilitó a Jabhat Al-Nusra, o al-Qaeda en Siria, como «rebeldes moderados».
ISIS se engendró en los campos de prisioneros de Irak, su núcleo estaba compuesto por iraquíes, sus habilidades militares son derivadas de los ex oficiales del ejército de Saddam, un grupo despedido en 2003 por Paul Bremmer, el jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición.
ISIS-K es responsable del trabajo de ISIS desde el suroeste de Asia hasta la encrucijada de Asia central y meridional en Afganistán. No hay evidencia creíble de que ISIS-K tenga vínculos con la inteligencia militar paquistaní.
Por el contrario: ISIS-K está vagamente alineado con los Tehreek-e-Taliban (TTP), también conocidos como los talibanes paquistaníes, el enemigo mortal de Islamabad. La agenda de TTP no tiene nada que ver con los talibanes afganos moderados liderados por Mullah Baradar que participaron en el proceso de Doha.
SCO al rescate
El otro evento significativo relacionado con el atentado de Kabul fue que tuvo lugar solo un día después de otra llamada telefónica entre los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping.
El Kremlin destacó la «disposición de ambos para intensificar los esfuerzos para combatir las amenazas de terrorismo y tráfico de drogas provenientes del territorio de Afganistán»; la “importancia de establecer la paz”; y «prevenir la propagación de la inestabilidad a las regiones adyacentes».
Ambos líderes se comprometieron a «aprovechar al máximo el potencial» de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que se fundó hace 20 años como los «Cinco de Shanghai», antes del 11 de septiembre, para luchar contra el » terrorismo, separatismo y extremismo ”.
La cumbre de la OCS se efectuará el próximo mes en Dushanbe, cuando Irán, será admitido como miembro de pleno derecho. Las bombas explosivas en Kabul ofrece a la OCS la oportunidad de intensificar su actividad pacífica con nuevo ímpetu.
Cualquiera que sea la compleja coalición tribal que se forme para gobernar Afganistán, estará entrelazada con todo el aparato de cooperación económica y de seguridad regional, liderado por los tres actores principales de la integración de Eurasia: Rusia, China e Irán.
El registro muestra que Moscú tiene todo lo que se necesita para ayudar al Emirato Islámico contra ISIS-K en Afganistán. Después de todo, los rusos sacaron al ISIS de todas las partes importantes de Siria y los confinaron a Idlib.
Al final, nadie más que ISIS quiere un Afganistán aterrorizado. Entonces, el orden del día indica no solo una lucha frontal, liderada por la OCS, contra las células terroristas de ISIS-K existentes en Afganistán, sino también una campaña integrada para drenar cualquier base social potencial de los takfiris en Asia Central y del Sur.
Tal como está, al menos 103 personas, 90 afganos (incluidos al menos 28 talibanes) y 13 militares estadounidenses, murieron y al menos 1.300 resultaron heridos, según el Ministerio de Salud afgano.
La responsabilidad del atentado llegó a través de una declaración en el canal de Telegram de Amaq Media, la agencia de noticias oficial del Estado Islámico (ISIS). Esto significa que provino del comando centralizado de ISIS, incluso cuando los perpetradores eran miembros de ISIS-Khorasan o ISIS-K.
Presumiendo heredar la tradición histórica y cultural de las antiguas tierras de Asia Central, que desde la época de la Persia imperial se extendía hasta el Himalaya occidental, esa escisión profana el nombre de Khorasan.
El atacante suicida que llevó a cabo “la operación de martirio cerca del aeropuerto de Kabul” fue identificado como Abdul Rahman al-Logari. Eso supone que es afgano, de la cercana provincia de Logar. Y también sugiere que el atentado pudo haber sido organizado por una célula durmiente de ISIS-Khorasan. Un análisis electrónico de sus comunicaciones podría probarlo: herramientas que los talibanes no tienen.
La forma en que ISIS, conocedor de las redes sociales, eligió hablar de la carnicería merece un escrutinio cuidadoso. La declaración de Amaq Media critica a los talibanes por estar «en asociación» con el ejército estadounidense en la evacuación de «espías».
Se burla de las “medidas de seguridad impuestas por las fuerzas estadounidenses y la milicia talibán en Kabul”, ya que su “mártir” logró alcanzar “a una distancia no menor a cinco metros a las fuerzas estadounidenses, que estaban supervisando los procedimientos."
Así que está claro que el ISIS de Afganistán -recién renacido- y la antigua potencia ocupante se enfrentan al mismo enemigo. ISIS-Khorasan comprende un grupo de fanáticos, denominados takfiris porque a los talibanes, como «apóstatas».
Fundado en 2015 por yihadistas emigrados enviados al suroeste de Pakistán, ISIS-K es una bestia poco fiable. Su jefe actual es un tal Shahab al-Mujahir, que fue un comandante de nivel medio de la red Haqqani con sede en Waziristán del Norte en las áreas tribales paquistaníes, una colección de muyahidines y aspirantes a yihadistas dispares.
Washington calificó a la red Haqqani como una organización terrorista en 2010 y trata a varios miembros como terroristas globales, incluido Sirajuddin Haqqani, el jefe de familia después de la muerte del fundador Jalaluddin.
Hasta ahora, Sirajuddin era el líder para las provincias orientales, al mismo nivel que Mullah Baradar, el jefe de la oficina política en Doha, quien fue liberado de Guantánamo en 2014.
En contraste, el tío de Sirajuddin, Khalil Haqqani, anteriormente a cargo del financiamiento externo de la red, ahora está a cargo de la seguridad de Kabul y trabaja como diplomático las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Los anteriores líderes de ISIS-K fueron golpeados por los ataques aéreos estadounidenses en 2015 y 2016. ISIS-K comenzó a convertirse en una fuerza desestabilizadora real en 2020 cuando la banda reagrupada atacó la Universidad de Kabul, una maternidad de Médicos Sin Fronteras, el palacio presidencial y el aeropuerto. .
La información de la OTAN recogida por un informe de la ONU atribuye un máximo de 2.200 yihadistas al ISIS-K, divididos en pequeñas células. Significativamente, la mayoría absoluta son no afganos: iraquíes, saudíes, kuwaitíes, paquistaníes, uzbekos, chechenos y uigures.
El peligro real es que ISIS-K funciona como una especie de imán para todas los ex talibanes descontentos o señores de la guerra regionales que no tienen adónde ir.
El blanco perfecto
La conmoción civil de estos últimos días alrededor del aeropuerto de Kabul fue el blanco perfecto para la carnicería del ISIS.
Zabihullah Mujahid, el nuevo ministro de información talibán en Kabul, que habla con los medios globales todos los días, es quien advirtió a los miembros de la OTAN sobre un inminente atentado suicida de ISIS-K. Los diplomáticos de Bruselas lo confirmaron.
Paralelamente, no es ningún secreto entre los círculos de inteligencia en Eurasia que el ISIS-K se ha vuelto más poderoso desde 2020 debido a una línea de comunicación desde Idlib, en Siria, hasta el este de Afganistán, conocida informalmente como “Daesh Airlines”.
Moscú y Teherán, a niveles diplomáticos muy altos, han culpado directamente al eje Estados Unidos-Reino Unido como los facilitadores de este atentado. Incluso la BBC informó a fines de 2017 sobre cientos de yihadistas del ISIS a los que se les dio un paso seguro fuera de Siria, con la anuencia de los estadounidenses.
El bombardeo de Kabul tuvo lugar después de dos hechos muy importantes.
La primera fue la afirmación de Mujahid durante una entrevista de American NBC News a principios de esta semana de que «no hay pruebas» de que Osama bin Laden estuviera detrás del 11 de septiembre, un argumento que ya había insinuado en este post la semana anterior.
Esto significa que los talibanes han comenzado una campaña para desconectarse de la etiqueta de «terrorista» asociada con el 11 de septiembre. El siguiente paso serán los argumentos que prueban que la ejecución del 11 de septiembre se realizó en Hamburgo, y que el operativo fue coordinado desde dos apartamentos ubicados en Nueva Jersey, EEUU.
Por tanto el ataque a las Torres Gemelas nada. que ver con los afganos. Y todo se mantiene dentro de los parámetros de la narrativa oficial, pero esa es otra historia inmensamente complicada.
Los talibanes tendrán que demostrar que el «terrorismo» ha tenido que ver con su enemigo letal, ISIS, y mucho más allá de la vieja escuela de al-Qaeda, que albergaron hasta 2001. ¿Pero por qué deberían ser tímidos a la hora de hacer tales afirmaciones? Después de todo, Estados Unidos rehabilitó a Jabhat Al-Nusra, o al-Qaeda en Siria, como «rebeldes moderados».
ISIS se engendró en los campos de prisioneros de Irak, su núcleo estaba compuesto por iraquíes, sus habilidades militares son derivadas de los ex oficiales del ejército de Saddam, un grupo despedido en 2003 por Paul Bremmer, el jefe de la Autoridad Provisional de la Coalición.
ISIS-K es responsable del trabajo de ISIS desde el suroeste de Asia hasta la encrucijada de Asia central y meridional en Afganistán. No hay evidencia creíble de que ISIS-K tenga vínculos con la inteligencia militar paquistaní.
Por el contrario: ISIS-K está vagamente alineado con los Tehreek-e-Taliban (TTP), también conocidos como los talibanes paquistaníes, el enemigo mortal de Islamabad. La agenda de TTP no tiene nada que ver con los talibanes afganos moderados liderados por Mullah Baradar que participaron en el proceso de Doha.
SCO al rescate
El otro evento significativo relacionado con el atentado de Kabul fue que tuvo lugar solo un día después de otra llamada telefónica entre los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping.
El Kremlin destacó la «disposición de ambos para intensificar los esfuerzos para combatir las amenazas de terrorismo y tráfico de drogas provenientes del territorio de Afganistán»; la “importancia de establecer la paz”; y «prevenir la propagación de la inestabilidad a las regiones adyacentes».
Ambos líderes se comprometieron a «aprovechar al máximo el potencial» de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), que se fundó hace 20 años como los «Cinco de Shanghai», antes del 11 de septiembre, para luchar contra el » terrorismo, separatismo y extremismo ”.
La cumbre de la OCS se efectuará el próximo mes en Dushanbe, cuando Irán, será admitido como miembro de pleno derecho. Las bombas explosivas en Kabul ofrece a la OCS la oportunidad de intensificar su actividad pacífica con nuevo ímpetu.
Cualquiera que sea la compleja coalición tribal que se forme para gobernar Afganistán, estará entrelazada con todo el aparato de cooperación económica y de seguridad regional, liderado por los tres actores principales de la integración de Eurasia: Rusia, China e Irán.
El registro muestra que Moscú tiene todo lo que se necesita para ayudar al Emirato Islámico contra ISIS-K en Afganistán. Después de todo, los rusos sacaron al ISIS de todas las partes importantes de Siria y los confinaron a Idlib.
Al final, nadie más que ISIS quiere un Afganistán aterrorizado. Entonces, el orden del día indica no solo una lucha frontal, liderada por la OCS, contra las células terroristas de ISIS-K existentes en Afganistán, sino también una campaña integrada para drenar cualquier base social potencial de los takfiris en Asia Central y del Sur.
|
¿Qué es ISIS-K, el grupo que se adjudicó el doble atentado en las cercanías del aeropuerto de Kabul?
28 de agosto de 2021
29 de agosto de 2021
|
|
El gran juego de aplastar naciones
Nueva revolución John Pilger
Hace más de una generación, Afganistán ganó su libertad, que Estados Unidos, Gran Bretaña y sus “aliados” destruyeron
Mientras un tsunami de lágrimas de cocodrilo envuelve a los políticos occidentales, la historia es ocultada. Hace más de una generación, Afganistán ganó su libertad, que Estados Unidos, Gran Bretaña y sus “aliados” habían destruido.
En 1978, un movimiento de liberación dirigido por el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) derrocó la dictadura de Mohammad Dawd, primo del rey Zahir Shah. Fue una revolución inmensamente popular que tomó por sorpresa a británicos y estadounidenses.
Los periodistas extranjeros en Kabul, informó The New York Times, se sorprendieron al encontrar que “casi todos los afganos que entrevistaron dijeron estar encantados con el golpe”. The Wall Street Journal informó que “150.000 personas… marcharon para honrar la nueva bandera… los participantes parecían genuinamente entusiasmados”.
El Washington Post informó que “la lealtad afgana al gobierno apenas puede ser cuestionada”. Secular, moderno, y en gran medida, socialista, el gobierno declaró un programa de reformas visionarias que incluía la igualdad de derechos para las mujeres y las minorías. Se liberó a los presos políticos y se quemaron públicamente los archivos policiales.
Bajo la monarquía, la esperanza de vida era de 35 años; uno de cada tres niños moría en la infancia. El 90% de la población era analfabeta. El nuevo gobierno introdujo la asistencia médica gratuita. Se lanzó una campaña de alfabetización masiva.
Para las mujeres, los avances no tenían precedentes; a finales de la década de 1980, la mitad de los estudiantes universitarios eran mujeres, y las mujeres constituían el 40% de los médicos de Afganistán, el 70% de sus profesores y el 30% de sus funcionarios.
Llegó Occidente
Los cambios fueron tan radicales que permanecen vivos en la memoria de quienes se beneficiaron de ellos. Saira Noorani, una cirujana que huyó de Afganistán en 2001, recuerda:
“Todas las chicas podían ir al instituto y a la universidad. Podíamos ir a donde queríamos y vestir lo que nos gustaba… Solíamos ir a los cafés y al cine a ver las últimas películas de la India los viernes… todo empezó a estropearse cuando los muyaidines empezaron a ganar… esta era la gente que Occidente apoyaba”.
Para Estados Unidos, el problema del gobierno del PDPA era que estaba apoyado por la Unión Soviética. Sin embargo, nunca fue la “marioneta” de la que se burlaba Occidente, ni el golpe contra la monarquía estuvo “respaldado por los soviéticos”, como afirmó la prensa estadounidense y británica en su momento.
El secretario de Estado del presidente Jimmy Carter, Cyrus Vance, escribió posteriormente en sus memorias: “No teníamos pruebas de ninguna complicidad soviética en el golpe”.
En la misma administración estaba Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional de Carter, un emigrante polaco, fanático anticomunista y extremista moral cuya influencia duradera en los presidentes estadounidenses sólo expiró con su muerte en 2017.
El 3 de julio de 1979, sin que el pueblo y el Congreso estadounidenses lo supieran, Carter autorizó un programa de “acción encubierta” de 500 millones de dólares para derrocar al primer gobierno laico y progresista de Afganistán. La CIA lo denominó Operación Ciclón.
Los 500 millones de dólares compraron, sobornaron y armaron a un grupo de fanáticos tribales y religiosos conocidos como los muyaidines. En su historia semioficial, el periodista del Washington Post Bob Woodward escribió que la CIA gastó 70 millones de dólares sólo en sobornos. Describe una reunión entre un agente de la CIA conocido como “Gary” y un señor de la guerra llamado Amniat-Melli:
“Gary puso un fajo de dinero en efectivo sobre la mesa: 500.000 dólares en pilas de 30 centímetros de billetes de 100 dólares. Creía que sería más impresionante que los habituales 200.000 dólares, la mejor manera de decir que estamos aquí, que vamos en serio, que aquí hay dinero, que sabemos que lo necesitas… Gary no tardaría en pedir al cuartel general de la CIA y recibir 10 millones de dólares en efectivo”.
Reclutados en todo el mundo musulmán, el ejército secreto de Estados Unidos fue entrenado en campos de Pakistán dirigidos por la inteligencia pakistaní, la CIA y el MI6 británico. Otros fueron reclutados en un colegio islámico en Brooklyn, Nueva York, a la vista de las malogradas Torres Gemelas. Uno de los reclutas era un ingeniero saudí llamado Osama bin Laden.
El objetivo era difundir el fundamentalismo islámico en Asia Central y desestabilizar y finalmente destruir la Unión Soviética.
Intereses más amplios
En agosto de 1979, la embajada de Estados Unidos en Kabul informó que “los intereses más amplios de Estados Unidos… se verían favorecidos por la desaparición del gobierno del PDPA, a pesar de los reveses que esto pudiera suponer para las futuras reformas sociales y económicas en Afganistán“.
Vuelvan a leer las palabras de arriba que he citado entre comillas. No es frecuente que una intención tan cínica se exprese con tanta claridad. Estados Unidos estaba diciendo que un gobierno afgano genuinamente progresista y los derechos de las mujeres afganas podían irse al infierno.
Seis meses después, los soviéticos hicieron su movimiento fatal en Afganistán en respuesta a la amenaza yihadista creada por Estados Unidos a sus puertas. Armados con misiles Stinger suministrados por la CIA y celebrados como “luchadores por la libertad” por Margaret Thatcher, los muyaidines acabaron expulsando al Ejército Rojo de Afganistán.
Los muyaidines, que se autodenominaban Alianza del Norte, estaban dominados por señores de la guerra que controlaban el comercio de heroína y aterrorizaban a las mujeres de las zonas rurales. Más tarde, a principios de los años 90, surgirían los talibanes, una facción ultrapuritana, cuyos mulás vestían de negro y castigaban el bandidaje, la violación y el asesinato, pero prohibían a las mujeres la vida pública.
En los años ochenta, entré en contacto con la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán, conocida como RAWA, que había intentado alertar al mundo sobre el sufrimiento de las mujeres afganas. Durante la época de los talibanes ocultaban cámaras bajo sus burkas para filmar las pruebas de las atrocidades, y hacían lo mismo para denunciar la brutalidad de los muyaidines apoyados por Occidente. “Marina”, de RAWA, me dijo: “Llevamos la cinta de vídeo a todos los principales grupos de medios de comunicación, pero no quisieron saber nada…”
En 1996, el gobierno ilustrado del PDPA fue arrollado. El presidente, Mohammad Najibullah, había acudido a las Naciones Unidas para pedir ayuda. A su regreso, fue colgado de una farola.
El juego
“Confieso que los países son piezas en un tablero de ajedrez”, dijo Lord Curzon en 1898, “sobre el que se está jugando una gran partida para el dominio del mundo”.
El virrey de la India se refería en particular a Afganistán. Un siglo después, el primer ministro Tony Blair utilizó palabras ligeramente diferentes.
“Este es un momento que hay que aprovechar”, dijo tras el 11-S. “El caleidoscopio ha sido sacudido. Las piezas están en movimiento. Pronto se asentarán de nuevo. Antes de que lo hagan, reordenemos este mundo a nuestro alrededor”.
Sobre Afganistán, añadió esto: “No nos alejaremos [sino que aseguraremos] alguna salida a la pobreza que es su miserable existencia”.
Blair se hizo eco de su mentor, el presidente George W. Bush, que se dirigió a las víctimas de sus bombas desde el Despacho Oval: “El pueblo oprimido de Afganistán conocerá la generosidad de Estados Unidos. Al tiempo que atacamos objetivos militares, también lanzaremos alimentos, medicinas y suministros para los hambrientos y los que sufren…”
Casi todas las palabras eran falsas. Sus declaraciones de preocupación eran crueles ilusiones para un salvajismo imperial que “nosotros” en Occidente rara vez reconocemos como tal.
Orifa
En 2001, Afganistán estaba asolado y dependía de los convoyes de ayuda de emergencia procedentes de Pakistán. Como informó el periodista Jonathan Steele, la invasión causó indirectamente la muerte de unas 20.000 personas, ya que se interrumpieron los suministros a las víctimas de la sequía y la gente huyó de sus hogares.
Dieciocho meses después, encontré en los escombros de Kabul bombas de racimo estadounidenses sin explotar que a menudo se confundían con paquetes de ayuda amarillos lanzados desde el aire. Volaron las extremidades de niños hambrientos que buscaban comida.
En el pueblo de Bibi Maru, vi a una mujer llamada Orifa arrodillarse ante las tumbas de su marido, Gul Ahmed, tejedor de alfombras, y de otros siete miembros de su familia, entre ellos seis niños, y dos niños que fueron asesinados al lado.
Un avión F-16 estadounidense había salido de un cielo azul despejado y lanzó una bomba Mk82 de 500 libras sobre la casa de barro, piedra y paja de Orifa. Orifa estaba fuera en ese momento. Cuando regresó, recogió las partes de los cuerpos.
Meses después, un grupo de estadounidenses llegó desde Kabul y le entregó un sobre con 15 billetes: un total de 15 dólares. “Dos dólares por cada miembro de mi familia asesinado”, dijo.
La invasión de Afganistán fue un fraude. Tras el 11-S, los talibanes trataron de distanciarse de Osama bin Laden. Eran, en muchos aspectos, clientes estadounidenses con los que la administración de Bill Clinton había hecho una serie de tratos secretos para permitir la construcción de un gasoducto de 3.000 millones de dólares por parte de un consorcio de empresas petroleras de Estados Unidos.
Con gran secretismo, los líderes talibanes habían sido invitados a Estados Unidos y agasajados por el director general de la empresa Unocal en su mansión de Texas y por la CIA en su sede de Virginia. Uno de los encargados de cerrar el trato fue Dick Cheney, posteriormente vicepresidente de George W. Bush.
En 2010, estuve en Washington y concerté una entrevista con el cerebro de la era moderna del sufrimiento de Afganistán, Zbigniew Brzezinski. Le cité su autobiografía en la que admitía que su gran plan para atraer a los soviéticos a Afganistán había creado “unos cuantos musulmanes agitados”.
“¿Se arrepiente de algo?” le pregunté.
“¡Arrepentimientos! ¡Arrepentimientos! ¿Qué arrepentimientos?”
Cuando vemos las actuales escenas de pánico en el aeropuerto de Kabul, y escuchamos a periodistas y generales en lejanos estudios de televisión lamentándose por la retirada de “nuestra protección”, ¿no es hora de prestar atención a la verdad del pasado para que todo este sufrimiento no vuelva a ocurrir?
Consortium News
En 1978, un movimiento de liberación dirigido por el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) derrocó la dictadura de Mohammad Dawd, primo del rey Zahir Shah. Fue una revolución inmensamente popular que tomó por sorpresa a británicos y estadounidenses.
Los periodistas extranjeros en Kabul, informó The New York Times, se sorprendieron al encontrar que “casi todos los afganos que entrevistaron dijeron estar encantados con el golpe”. The Wall Street Journal informó que “150.000 personas… marcharon para honrar la nueva bandera… los participantes parecían genuinamente entusiasmados”.
El Washington Post informó que “la lealtad afgana al gobierno apenas puede ser cuestionada”. Secular, moderno, y en gran medida, socialista, el gobierno declaró un programa de reformas visionarias que incluía la igualdad de derechos para las mujeres y las minorías. Se liberó a los presos políticos y se quemaron públicamente los archivos policiales.
Bajo la monarquía, la esperanza de vida era de 35 años; uno de cada tres niños moría en la infancia. El 90% de la población era analfabeta. El nuevo gobierno introdujo la asistencia médica gratuita. Se lanzó una campaña de alfabetización masiva.
Para las mujeres, los avances no tenían precedentes; a finales de la década de 1980, la mitad de los estudiantes universitarios eran mujeres, y las mujeres constituían el 40% de los médicos de Afganistán, el 70% de sus profesores y el 30% de sus funcionarios.
Llegó Occidente
Los cambios fueron tan radicales que permanecen vivos en la memoria de quienes se beneficiaron de ellos. Saira Noorani, una cirujana que huyó de Afganistán en 2001, recuerda:
“Todas las chicas podían ir al instituto y a la universidad. Podíamos ir a donde queríamos y vestir lo que nos gustaba… Solíamos ir a los cafés y al cine a ver las últimas películas de la India los viernes… todo empezó a estropearse cuando los muyaidines empezaron a ganar… esta era la gente que Occidente apoyaba”.
Para Estados Unidos, el problema del gobierno del PDPA era que estaba apoyado por la Unión Soviética. Sin embargo, nunca fue la “marioneta” de la que se burlaba Occidente, ni el golpe contra la monarquía estuvo “respaldado por los soviéticos”, como afirmó la prensa estadounidense y británica en su momento.
El secretario de Estado del presidente Jimmy Carter, Cyrus Vance, escribió posteriormente en sus memorias: “No teníamos pruebas de ninguna complicidad soviética en el golpe”.
En la misma administración estaba Zbigniew Brzezinski, asesor de seguridad nacional de Carter, un emigrante polaco, fanático anticomunista y extremista moral cuya influencia duradera en los presidentes estadounidenses sólo expiró con su muerte en 2017.
El 3 de julio de 1979, sin que el pueblo y el Congreso estadounidenses lo supieran, Carter autorizó un programa de “acción encubierta” de 500 millones de dólares para derrocar al primer gobierno laico y progresista de Afganistán. La CIA lo denominó Operación Ciclón.
Los 500 millones de dólares compraron, sobornaron y armaron a un grupo de fanáticos tribales y religiosos conocidos como los muyaidines. En su historia semioficial, el periodista del Washington Post Bob Woodward escribió que la CIA gastó 70 millones de dólares sólo en sobornos. Describe una reunión entre un agente de la CIA conocido como “Gary” y un señor de la guerra llamado Amniat-Melli:
“Gary puso un fajo de dinero en efectivo sobre la mesa: 500.000 dólares en pilas de 30 centímetros de billetes de 100 dólares. Creía que sería más impresionante que los habituales 200.000 dólares, la mejor manera de decir que estamos aquí, que vamos en serio, que aquí hay dinero, que sabemos que lo necesitas… Gary no tardaría en pedir al cuartel general de la CIA y recibir 10 millones de dólares en efectivo”.
Reclutados en todo el mundo musulmán, el ejército secreto de Estados Unidos fue entrenado en campos de Pakistán dirigidos por la inteligencia pakistaní, la CIA y el MI6 británico. Otros fueron reclutados en un colegio islámico en Brooklyn, Nueva York, a la vista de las malogradas Torres Gemelas. Uno de los reclutas era un ingeniero saudí llamado Osama bin Laden.
El objetivo era difundir el fundamentalismo islámico en Asia Central y desestabilizar y finalmente destruir la Unión Soviética.
Intereses más amplios
En agosto de 1979, la embajada de Estados Unidos en Kabul informó que “los intereses más amplios de Estados Unidos… se verían favorecidos por la desaparición del gobierno del PDPA, a pesar de los reveses que esto pudiera suponer para las futuras reformas sociales y económicas en Afganistán“.
Vuelvan a leer las palabras de arriba que he citado entre comillas. No es frecuente que una intención tan cínica se exprese con tanta claridad. Estados Unidos estaba diciendo que un gobierno afgano genuinamente progresista y los derechos de las mujeres afganas podían irse al infierno.
Seis meses después, los soviéticos hicieron su movimiento fatal en Afganistán en respuesta a la amenaza yihadista creada por Estados Unidos a sus puertas. Armados con misiles Stinger suministrados por la CIA y celebrados como “luchadores por la libertad” por Margaret Thatcher, los muyaidines acabaron expulsando al Ejército Rojo de Afganistán.
Los muyaidines, que se autodenominaban Alianza del Norte, estaban dominados por señores de la guerra que controlaban el comercio de heroína y aterrorizaban a las mujeres de las zonas rurales. Más tarde, a principios de los años 90, surgirían los talibanes, una facción ultrapuritana, cuyos mulás vestían de negro y castigaban el bandidaje, la violación y el asesinato, pero prohibían a las mujeres la vida pública.
En los años ochenta, entré en contacto con la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán, conocida como RAWA, que había intentado alertar al mundo sobre el sufrimiento de las mujeres afganas. Durante la época de los talibanes ocultaban cámaras bajo sus burkas para filmar las pruebas de las atrocidades, y hacían lo mismo para denunciar la brutalidad de los muyaidines apoyados por Occidente. “Marina”, de RAWA, me dijo: “Llevamos la cinta de vídeo a todos los principales grupos de medios de comunicación, pero no quisieron saber nada…”
En 1996, el gobierno ilustrado del PDPA fue arrollado. El presidente, Mohammad Najibullah, había acudido a las Naciones Unidas para pedir ayuda. A su regreso, fue colgado de una farola.
El juego
“Confieso que los países son piezas en un tablero de ajedrez”, dijo Lord Curzon en 1898, “sobre el que se está jugando una gran partida para el dominio del mundo”.
El virrey de la India se refería en particular a Afganistán. Un siglo después, el primer ministro Tony Blair utilizó palabras ligeramente diferentes.
“Este es un momento que hay que aprovechar”, dijo tras el 11-S. “El caleidoscopio ha sido sacudido. Las piezas están en movimiento. Pronto se asentarán de nuevo. Antes de que lo hagan, reordenemos este mundo a nuestro alrededor”.
Sobre Afganistán, añadió esto: “No nos alejaremos [sino que aseguraremos] alguna salida a la pobreza que es su miserable existencia”.
Blair se hizo eco de su mentor, el presidente George W. Bush, que se dirigió a las víctimas de sus bombas desde el Despacho Oval: “El pueblo oprimido de Afganistán conocerá la generosidad de Estados Unidos. Al tiempo que atacamos objetivos militares, también lanzaremos alimentos, medicinas y suministros para los hambrientos y los que sufren…”
Casi todas las palabras eran falsas. Sus declaraciones de preocupación eran crueles ilusiones para un salvajismo imperial que “nosotros” en Occidente rara vez reconocemos como tal.
Orifa
En 2001, Afganistán estaba asolado y dependía de los convoyes de ayuda de emergencia procedentes de Pakistán. Como informó el periodista Jonathan Steele, la invasión causó indirectamente la muerte de unas 20.000 personas, ya que se interrumpieron los suministros a las víctimas de la sequía y la gente huyó de sus hogares.
Dieciocho meses después, encontré en los escombros de Kabul bombas de racimo estadounidenses sin explotar que a menudo se confundían con paquetes de ayuda amarillos lanzados desde el aire. Volaron las extremidades de niños hambrientos que buscaban comida.
En el pueblo de Bibi Maru, vi a una mujer llamada Orifa arrodillarse ante las tumbas de su marido, Gul Ahmed, tejedor de alfombras, y de otros siete miembros de su familia, entre ellos seis niños, y dos niños que fueron asesinados al lado.
Un avión F-16 estadounidense había salido de un cielo azul despejado y lanzó una bomba Mk82 de 500 libras sobre la casa de barro, piedra y paja de Orifa. Orifa estaba fuera en ese momento. Cuando regresó, recogió las partes de los cuerpos.
Meses después, un grupo de estadounidenses llegó desde Kabul y le entregó un sobre con 15 billetes: un total de 15 dólares. “Dos dólares por cada miembro de mi familia asesinado”, dijo.
La invasión de Afganistán fue un fraude. Tras el 11-S, los talibanes trataron de distanciarse de Osama bin Laden. Eran, en muchos aspectos, clientes estadounidenses con los que la administración de Bill Clinton había hecho una serie de tratos secretos para permitir la construcción de un gasoducto de 3.000 millones de dólares por parte de un consorcio de empresas petroleras de Estados Unidos.
Con gran secretismo, los líderes talibanes habían sido invitados a Estados Unidos y agasajados por el director general de la empresa Unocal en su mansión de Texas y por la CIA en su sede de Virginia. Uno de los encargados de cerrar el trato fue Dick Cheney, posteriormente vicepresidente de George W. Bush.
En 2010, estuve en Washington y concerté una entrevista con el cerebro de la era moderna del sufrimiento de Afganistán, Zbigniew Brzezinski. Le cité su autobiografía en la que admitía que su gran plan para atraer a los soviéticos a Afganistán había creado “unos cuantos musulmanes agitados”.
“¿Se arrepiente de algo?” le pregunté.
“¡Arrepentimientos! ¡Arrepentimientos! ¿Qué arrepentimientos?”
Cuando vemos las actuales escenas de pánico en el aeropuerto de Kabul, y escuchamos a periodistas y generales en lejanos estudios de televisión lamentándose por la retirada de “nuestra protección”, ¿no es hora de prestar atención a la verdad del pasado para que todo este sufrimiento no vuelva a ocurrir?
Consortium News
30 de agosto de 2021
La CIA deja un ejército de criminales en Afganistán
Pepe Escobar Observatorio de la crisis
Así que tenemos que el director de la CIA William Burns habría viajado apresuradamente a Kabul para solicitar una audiencia con el líder talibán Abdul Ghani Baradar, el nuevo potencial gobernante de Afganistán. Y literalmente, según dicen, le rogó que extendiera el plazo para la evacuación de activos estadounidenses.
La respuesta fue un rotundo «no». Después de todo, la fecha límite del 31 de agosto fue establecida por el propio Washington. Extenderlo solo significaría la extensión de una ocupación ya derrotada.
Que Mister Burns viajara a Kabul es ahora parte del folclore del “cementerio de los imperios”. La CIA no confirma ni niega que Burns se reuniera con Mullah Baradar; y un sonriente portavoz de los talibanes declaró que «no estaba al tanto» de la reunión.
Probablemente nunca sepamos los términos exactos discutidos por estos dos improbables participantes, eso si llegamos a asumir que la reunión tuvo lugar y que no es otra burda desinformación de los servicios de inteligencia.
Mientras tanto, el histerismo occidental se centra, sobre todo, en la imperiosa necesidad de sacar a todos los «traductores» y a otros funcionarios (que fueron colaboradores de la OTAN) del aeropuerto de Kabul. Sin embargo, un silencio atronador envuelve lo que de hecho es la verdadera amenaza para la estabilidad de la región : el ejército en la sombra que la CIA dejó en Afganistán.
Este ejército en la sombra son milicias afganas creadas a principios de la década de 2000 para participar en la «contrainsurgencia», ese encantador eufemismo para las operaciones de búsqueda y muerte. En el camino, estas milicias practicaron en masa el asesinato: denominado por otro eufemismo: ‘ejecuciones extrajudiciales’, y que generalmente son una secuela de «interrogatorios mejorados». Según el libro de «jugadas» de la CIA estas operaciones siempre deben ser secretas para garantizar que nunca se conozcan sus responsables.
Ahora Langley tiene un problema. Los talibanes han mantenido células durmientes en determinados órganos gubernamentales afganos en Kabul. Una fuente cercana al Ministerio del Interior me confirmó que los talibanes lograron obtener la lista completa de los operativos de la CIA, de la Fuerza de Protección Khost (KPF) y de la Dirección Nacional de Seguridad (NDS). Estos agentes son los principales objetivos de los talibanes en los puestos de control que conducen al aeropuerto de Kabul y, no los «civiles afganos indefensos” que estarían intentando escapar.
Los talibanes han establecido una operación bastante compleja selectiva y con muchos matices, permitiendo por ejemplo, el paso libre de las Fuerzas Especiales de la OTAN, que han recorrido Kabul en busca de sus ciudadanos.
Pero el acceso al aeropuerto ahora está bloqueado para todos los afganos. El reciente atentado suicida con coche bomba ha introducido una variable compleja: los talibanes necesitarán poner en común todos sus recursos de inteligencia para luchar contra cualquier elemento que busque realizar ataques terroristas.
El Centro Noruego de Análisis Globales (RHIPTO) ha demostrado que los talibanes tienen un «sistema de inteligencia avanzado» en las zonas urbanas de Afganistán. Los «golpes en las puertas de las casas» que alimenta la histeria occidental significa que saben exactamente dónde llamar cuando se trata de encontrar agentes de «inteligencia» colaboracionistas.
No es de extrañar que los think tanks occidentales estén llorando por lo debilitados que estarán sus servicios de inteligencia en Asia Central y del Sur. Sin embargo, en una opaca reacción oficial los Ministros de Relaciones Exteriores del G7 emitieron una declaración anunciando que estaban «profundamente preocupados por los informes de represalias violentas en Afganistán».
De Phoenix a Omega
El último capítulo de las operaciones de la CIA en Afganistán comenzó antes que los bombardeos de 2001 hubieran empezado. Lo vi por mí mismo en Tora Bora, en diciembre de 2001, cuando las Fuerzas Especiales salieron de la nada, equipadas con teléfonos satelitales «Thuraya» y, maletas llenas de dinero en efectivo. Más tarde, el papel de las milicias «irregulares» en la derrota de los talibanes y el desmembramiento de al-Qaeda fue celebrado en Estados Unidos como un gran éxito.
Hay que reconocer que el ex presidente afgano Hamid Karzai se opuso inicialmente a que las Fuerzas Especiales de Estados Unidos establecieran milicias locales, un pilar fundamental de la estrategia de contrainsurgencia de Estados Unidos. Pero al final, esa fuente de ingresos fue irresistible.
El mayor beneficiario fue el Ministerio del Interior afgano, y su plan para fusionar las diferentes policías. Sin embargo, algunas unidades policiales no estaban bajo las órdenes del Ministerio, sino que respondieron directamente a la CIA y al Comando de Fuerzas Especiales de EEUU. Más tarde, rebautizado como Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC).
Inevitablemente, la CIA y el JSOC se metieron en una pelea por el control de la policía. El conflicto fue resuelto por el Pentágono otorgando el control de las Fuerzas Especiales a la CIA bajo el nombre de “Operación Omega” . Con Omega, la CIA tenía la tarea de tomar el control de las actividades represivas en el terreno. Omega hizo un progreso constante bajo el reinado de Barack Obama: pero en realidad, fue inquietantemente similar a la Operación Fénix de la guerra de Vietnam.
Hace diez años, el ejército de la CIA, denominado Equipos de persecución antiterrorista (CTPT), ya contaba con 3.000 efectivos, pagados y armados por el combo CIA-JSOC. No había nada de «contrainsurgencia»: eran simplemente escuadrones de la muerte, muy parecidos a los asesinos que actuaron en América Latina en la década de 1970.
En 2015, la CIA consiguió que la Dirección Nacional de Seguridad Afgana (NDS), creará nuevos equipos paramilitares para, en teoría, luchar contra ISIS, ahora llamado ISIS-Khorasan. En 2017, el entonces jefe de la CIA, Mike Pompeo, puso a Langley, a trabajar a toda marcha para destruir a los talibanes y a lo que quedaba de Al Qaeda. Pompeo prometió ser «agresivo» e «implacable».
Esos oscuros ‘actores militares‘
Podría decirse que el informe más preciso sobre los paramilitares estadounidenses en Afganistán es el trabajo de Antonio de Lauri y Astrid Suhrke, investigadores del Michelsen Institute.
El informe muestra cómo el ejército de la CIA era una hidra de dos cabezas. Las unidades más antiguas se remonta a 2001. El organismo más poderoso fue el Khost Protection Force (KPF), con base en el Campamento Chapman de la CIA. El KPF operaba con un gigantesco presupuesto y totalmente al margen de la ley afgana . Una investigación de Seymour Hersh, también he mostrado que la CIA financió sus operaciones encubiertas a través de una línea de comercialización de la heroína, que los talibanes ahora han prometido destruir.
La otra cabeza de la hidra eran las Fuerzas Especiales Afganas del NDS. El NDS fue financiado por la CIA y sus agentes operativos fueron entrenados y armados por la agencia estadounidense.
La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA), con un insoportable espíritu burocrático, definió las operaciones del KPF y del NDS como «aparentemente coordinadas con actores militares internacionales”; es decir, “fuera de la cadena de mando normal del gobierno afgano».
Para 2018, se estimó que el KPF tendría unos 10.000 agentes activos. Lo que pocos afganos sabían es que estaban debidamente armados; bien pagados; hablaban inglés-americano; participaban en operaciones nocturnas; y, lo más importante, podían solicitar mortíferos ataques aéreos, ejecutados por los mandos militares estadounidenses.
Un informe de la UNAMA de 2019 destaca: «está plenamente documentado los abusos cometidos por el KPF contra los derechos humanos; mata a civiles, detiene ilegalmente a personas y quema intencionalmente propiedades privadas durante sus redadas nocturnas».
Llámelo el efecto Pompeo: «agresivo e implacable», las incursiones del KPF tenían como objetivo capturar o matar con drones armados con misiles del tipo Hellfire.
Los occidentales, que ahora pierden el sueño por la “pérdida de las libertades civiles en Afganistán», no son conscientes que sus ‘fuerzas de coalición’ comandadas por la OTAN también tenían, también, listas de afganos que debían capturar o matar,. Esta vez ,conocidas con el engañoso nombre de “Lista conjunta de efectos priorizados”.
A la CIA, por su parte, todo esto le importa un bledo. Después de todo, la agencia ha “trabajado” totalmente fuera de la jurisdicción de las leyes afganas que, en solo en apariencia, regulaba las operaciones de las «fuerzas de la coalición».
La dronificación de la violencia
En estos últimos años, el ejército en la sombra de la CIA se fusionó en lo que Ian Shaw y Majed Akhter describieron como The Dronification of State Violence ( un estudio fundamental publicado en la revista Critical Asian Studies en 2014).
Shaw y Akhter definen así el alarmante y continuo proceso de dronificación: “estamos frente a una reubicación del poder, de hecho el poder está pasando de los militares a la CIA y a las Fuerzas Especiales, va junto a transformaciones tecno-políticas realizadas por drones de todo tipo; es la burocratización de la cadena de la muerte, con la individualización del objetivo «.
Esto equivale, argumentan los autores, a lo que Hannah Arendt definió como «el gobierno de nadie». O, en realidad, de alguien que actúa más allá de todas las reglas.
En Afganistán el resultado fue el matrimonio entre el ejército en la sombra de la CIA y la dronificación. Ahora… los talibanes pueden estar dispuestos a extender una amnistía general y no a vengarse, pero, perdonar a quienes cometieron asesinatos masivos puede ser un paso demasiado lejos para el código pashtunwali.
El acuerdo de Doha de febrero de 2020 entre Washington y los talibanes no dice absolutamente nada sobre el ejército en la sombra de la CIA.
Entonces, la pregunta es; ¿ cómo los estadounidenses podrán mantener sus activos de inteligencia en Afganistán y sus «operaciones de contraterrorismo»?.
Un gobierno liderado por los talibanes inevitablemente se hará cargo del NDS. Lo que le pasará a la Policía es una cuestión abierta. Podrían ser controlados por los talibanes o podrían, eventualmente, encontrar nuevos patrocinadores (sauditas, turcos). En otras palabras, podrían volverse autónomos y servir al señor de la guerra mejor posicionado.
Los talibanes pueden ser «señores de la guerra» ( jang salar , en dari), pero lo que es seguro es que un nuevo gobierno no permitirá un escenario de terrorismo similar al de Libia. Es necesario domesticar a miles de mercenarios que pueden convertirse en aliados de ISIS-Khorasan. Esto amenazaría la entrada de Afganistán en el proceso de integración euroasiático.
Burns lo sabe, Baradar lo sabe, mientras tanto, la opinión pública occidental no sabe nada de nada.
La respuesta fue un rotundo «no». Después de todo, la fecha límite del 31 de agosto fue establecida por el propio Washington. Extenderlo solo significaría la extensión de una ocupación ya derrotada.
Que Mister Burns viajara a Kabul es ahora parte del folclore del “cementerio de los imperios”. La CIA no confirma ni niega que Burns se reuniera con Mullah Baradar; y un sonriente portavoz de los talibanes declaró que «no estaba al tanto» de la reunión.
Probablemente nunca sepamos los términos exactos discutidos por estos dos improbables participantes, eso si llegamos a asumir que la reunión tuvo lugar y que no es otra burda desinformación de los servicios de inteligencia.
Mientras tanto, el histerismo occidental se centra, sobre todo, en la imperiosa necesidad de sacar a todos los «traductores» y a otros funcionarios (que fueron colaboradores de la OTAN) del aeropuerto de Kabul. Sin embargo, un silencio atronador envuelve lo que de hecho es la verdadera amenaza para la estabilidad de la región : el ejército en la sombra que la CIA dejó en Afganistán.
Este ejército en la sombra son milicias afganas creadas a principios de la década de 2000 para participar en la «contrainsurgencia», ese encantador eufemismo para las operaciones de búsqueda y muerte. En el camino, estas milicias practicaron en masa el asesinato: denominado por otro eufemismo: ‘ejecuciones extrajudiciales’, y que generalmente son una secuela de «interrogatorios mejorados». Según el libro de «jugadas» de la CIA estas operaciones siempre deben ser secretas para garantizar que nunca se conozcan sus responsables.
Ahora Langley tiene un problema. Los talibanes han mantenido células durmientes en determinados órganos gubernamentales afganos en Kabul. Una fuente cercana al Ministerio del Interior me confirmó que los talibanes lograron obtener la lista completa de los operativos de la CIA, de la Fuerza de Protección Khost (KPF) y de la Dirección Nacional de Seguridad (NDS). Estos agentes son los principales objetivos de los talibanes en los puestos de control que conducen al aeropuerto de Kabul y, no los «civiles afganos indefensos” que estarían intentando escapar.
Los talibanes han establecido una operación bastante compleja selectiva y con muchos matices, permitiendo por ejemplo, el paso libre de las Fuerzas Especiales de la OTAN, que han recorrido Kabul en busca de sus ciudadanos.
Pero el acceso al aeropuerto ahora está bloqueado para todos los afganos. El reciente atentado suicida con coche bomba ha introducido una variable compleja: los talibanes necesitarán poner en común todos sus recursos de inteligencia para luchar contra cualquier elemento que busque realizar ataques terroristas.
El Centro Noruego de Análisis Globales (RHIPTO) ha demostrado que los talibanes tienen un «sistema de inteligencia avanzado» en las zonas urbanas de Afganistán. Los «golpes en las puertas de las casas» que alimenta la histeria occidental significa que saben exactamente dónde llamar cuando se trata de encontrar agentes de «inteligencia» colaboracionistas.
No es de extrañar que los think tanks occidentales estén llorando por lo debilitados que estarán sus servicios de inteligencia en Asia Central y del Sur. Sin embargo, en una opaca reacción oficial los Ministros de Relaciones Exteriores del G7 emitieron una declaración anunciando que estaban «profundamente preocupados por los informes de represalias violentas en Afganistán».
De Phoenix a Omega
El último capítulo de las operaciones de la CIA en Afganistán comenzó antes que los bombardeos de 2001 hubieran empezado. Lo vi por mí mismo en Tora Bora, en diciembre de 2001, cuando las Fuerzas Especiales salieron de la nada, equipadas con teléfonos satelitales «Thuraya» y, maletas llenas de dinero en efectivo. Más tarde, el papel de las milicias «irregulares» en la derrota de los talibanes y el desmembramiento de al-Qaeda fue celebrado en Estados Unidos como un gran éxito.
Hay que reconocer que el ex presidente afgano Hamid Karzai se opuso inicialmente a que las Fuerzas Especiales de Estados Unidos establecieran milicias locales, un pilar fundamental de la estrategia de contrainsurgencia de Estados Unidos. Pero al final, esa fuente de ingresos fue irresistible.
El mayor beneficiario fue el Ministerio del Interior afgano, y su plan para fusionar las diferentes policías. Sin embargo, algunas unidades policiales no estaban bajo las órdenes del Ministerio, sino que respondieron directamente a la CIA y al Comando de Fuerzas Especiales de EEUU. Más tarde, rebautizado como Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC).
Inevitablemente, la CIA y el JSOC se metieron en una pelea por el control de la policía. El conflicto fue resuelto por el Pentágono otorgando el control de las Fuerzas Especiales a la CIA bajo el nombre de “Operación Omega” . Con Omega, la CIA tenía la tarea de tomar el control de las actividades represivas en el terreno. Omega hizo un progreso constante bajo el reinado de Barack Obama: pero en realidad, fue inquietantemente similar a la Operación Fénix de la guerra de Vietnam.
Hace diez años, el ejército de la CIA, denominado Equipos de persecución antiterrorista (CTPT), ya contaba con 3.000 efectivos, pagados y armados por el combo CIA-JSOC. No había nada de «contrainsurgencia»: eran simplemente escuadrones de la muerte, muy parecidos a los asesinos que actuaron en América Latina en la década de 1970.
En 2015, la CIA consiguió que la Dirección Nacional de Seguridad Afgana (NDS), creará nuevos equipos paramilitares para, en teoría, luchar contra ISIS, ahora llamado ISIS-Khorasan. En 2017, el entonces jefe de la CIA, Mike Pompeo, puso a Langley, a trabajar a toda marcha para destruir a los talibanes y a lo que quedaba de Al Qaeda. Pompeo prometió ser «agresivo» e «implacable».
Esos oscuros ‘actores militares‘
Podría decirse que el informe más preciso sobre los paramilitares estadounidenses en Afganistán es el trabajo de Antonio de Lauri y Astrid Suhrke, investigadores del Michelsen Institute.
El informe muestra cómo el ejército de la CIA era una hidra de dos cabezas. Las unidades más antiguas se remonta a 2001. El organismo más poderoso fue el Khost Protection Force (KPF), con base en el Campamento Chapman de la CIA. El KPF operaba con un gigantesco presupuesto y totalmente al margen de la ley afgana . Una investigación de Seymour Hersh, también he mostrado que la CIA financió sus operaciones encubiertas a través de una línea de comercialización de la heroína, que los talibanes ahora han prometido destruir.
La otra cabeza de la hidra eran las Fuerzas Especiales Afganas del NDS. El NDS fue financiado por la CIA y sus agentes operativos fueron entrenados y armados por la agencia estadounidense.
La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA), con un insoportable espíritu burocrático, definió las operaciones del KPF y del NDS como «aparentemente coordinadas con actores militares internacionales”; es decir, “fuera de la cadena de mando normal del gobierno afgano».
Para 2018, se estimó que el KPF tendría unos 10.000 agentes activos. Lo que pocos afganos sabían es que estaban debidamente armados; bien pagados; hablaban inglés-americano; participaban en operaciones nocturnas; y, lo más importante, podían solicitar mortíferos ataques aéreos, ejecutados por los mandos militares estadounidenses.
Un informe de la UNAMA de 2019 destaca: «está plenamente documentado los abusos cometidos por el KPF contra los derechos humanos; mata a civiles, detiene ilegalmente a personas y quema intencionalmente propiedades privadas durante sus redadas nocturnas».
Llámelo el efecto Pompeo: «agresivo e implacable», las incursiones del KPF tenían como objetivo capturar o matar con drones armados con misiles del tipo Hellfire.
Los occidentales, que ahora pierden el sueño por la “pérdida de las libertades civiles en Afganistán», no son conscientes que sus ‘fuerzas de coalición’ comandadas por la OTAN también tenían, también, listas de afganos que debían capturar o matar,. Esta vez ,conocidas con el engañoso nombre de “Lista conjunta de efectos priorizados”.
A la CIA, por su parte, todo esto le importa un bledo. Después de todo, la agencia ha “trabajado” totalmente fuera de la jurisdicción de las leyes afganas que, en solo en apariencia, regulaba las operaciones de las «fuerzas de la coalición».
La dronificación de la violencia
En estos últimos años, el ejército en la sombra de la CIA se fusionó en lo que Ian Shaw y Majed Akhter describieron como The Dronification of State Violence ( un estudio fundamental publicado en la revista Critical Asian Studies en 2014).
Shaw y Akhter definen así el alarmante y continuo proceso de dronificación: “estamos frente a una reubicación del poder, de hecho el poder está pasando de los militares a la CIA y a las Fuerzas Especiales, va junto a transformaciones tecno-políticas realizadas por drones de todo tipo; es la burocratización de la cadena de la muerte, con la individualización del objetivo «.
Esto equivale, argumentan los autores, a lo que Hannah Arendt definió como «el gobierno de nadie». O, en realidad, de alguien que actúa más allá de todas las reglas.
En Afganistán el resultado fue el matrimonio entre el ejército en la sombra de la CIA y la dronificación. Ahora… los talibanes pueden estar dispuestos a extender una amnistía general y no a vengarse, pero, perdonar a quienes cometieron asesinatos masivos puede ser un paso demasiado lejos para el código pashtunwali.
El acuerdo de Doha de febrero de 2020 entre Washington y los talibanes no dice absolutamente nada sobre el ejército en la sombra de la CIA.
Entonces, la pregunta es; ¿ cómo los estadounidenses podrán mantener sus activos de inteligencia en Afganistán y sus «operaciones de contraterrorismo»?.
Un gobierno liderado por los talibanes inevitablemente se hará cargo del NDS. Lo que le pasará a la Policía es una cuestión abierta. Podrían ser controlados por los talibanes o podrían, eventualmente, encontrar nuevos patrocinadores (sauditas, turcos). En otras palabras, podrían volverse autónomos y servir al señor de la guerra mejor posicionado.
Los talibanes pueden ser «señores de la guerra» ( jang salar , en dari), pero lo que es seguro es que un nuevo gobierno no permitirá un escenario de terrorismo similar al de Libia. Es necesario domesticar a miles de mercenarios que pueden convertirse en aliados de ISIS-Khorasan. Esto amenazaría la entrada de Afganistán en el proceso de integración euroasiático.
Burns lo sabe, Baradar lo sabe, mientras tanto, la opinión pública occidental no sabe nada de nada.
Talibanes entran al Aeropuerto de Kabul
|
Talibanes supervisando la evacuación del Aeropuerto de Kabul
|
El sonido que se escucha es de los motores del último avión de transporte militar estadounidense que se llevo a soldados afganos y tropas estadounidenses de Kabul
|
Los talibanes celebran la retirada de las tropas estadounidenses
|
|
Unos se fueron de Afganistán de día, mientras que otros lo hicieron en la noche
Nota de Diego Pappalardo: Se exagera respecto al arsenal que los talibanes habrían rehecho a partir de los -armamentos y equipos yanquis y británicos-. Estos dejaron material, pero no en la cantidad que se ha dicho con insistencia. Además, el ejército nacional afgano no tenía grandes equipos porque, por ejemplo, un gran número de los helicópteros que USA les proveyó eran usados. No dejaron material de avanzada. Asimismo, los talibanes no tienen grandes conocimientos armamentísticos, ni tampoco una infraestructura relevante.
|
1 de septiembre de 2021
Ciudadanos afganos ya no vendrán a Ecuador, confirmó la Cancillería
EE. UU. informó al país que las 5.000 personas que posiblemente arribarían no lo harán, pues fueron a otros países. No se descartan llegadas independientes.
(...)
"En los 20 años transcurridos desde el 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos ha gastado más de 2 billones de dólares en la guerra de Afganistán. Eso es $ 300 millones de dólares por día, todos los días, durante dos décadas. O 50.000 dólares por cada uno de los 40 millones de habitantes de Afganistán. En términos más básicos, el Tío Sam ha gastado más en mantener a raya a los talibanes que el patrimonio neto de Jeff Bezos, Elon Musk, Bill Gates y los 30 multimillonarios más ricos de Estados Unidos, juntos.
Esas cifras incluyen $ 800 mil millones en costos directos de guerra y $ 85 mil millones para entrenar al ejército afgano vencido, que se retiró en las semanas desde que el repentino cierre de la Base de la Fuerza Aérea de Bagram por parte del Pentágono a principios de julio eliminó la promesa de apoyo aéreo contra el avance de los talibanes. Los contribuyentes estadounidenses han estado dando a los soldados afganos 750 millones de dólares al año en nómina. En total, el Proyecto Costes de la Guerra de la Universidad de Brown estima el gasto total en 2,26 billones de dólares.
(...)
Seguiremos incurriendo en costos mucho después de que se complete la retirada del presidente Biden de Afganistán. Naturalmente, Estados Unidos ha financiado la guerra de Afganistán con dinero prestado. Los investigadores de la Universidad de Brown estiman que ya se han pagado más de $ 500 mil millones en intereses (incluidos en la suma total de $ 2,26 billones), y calculan que para 2050 el costo de los intereses por sí solo en nuestra deuda de guerra afgana podría alcanzar los $ 6,5 billones. Eso equivale a $ 20,000 por cada ciudadano estadounidense."
"En los 20 años transcurridos desde el 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos ha gastado más de 2 billones de dólares en la guerra de Afganistán. Eso es $ 300 millones de dólares por día, todos los días, durante dos décadas. O 50.000 dólares por cada uno de los 40 millones de habitantes de Afganistán. En términos más básicos, el Tío Sam ha gastado más en mantener a raya a los talibanes que el patrimonio neto de Jeff Bezos, Elon Musk, Bill Gates y los 30 multimillonarios más ricos de Estados Unidos, juntos.
Esas cifras incluyen $ 800 mil millones en costos directos de guerra y $ 85 mil millones para entrenar al ejército afgano vencido, que se retiró en las semanas desde que el repentino cierre de la Base de la Fuerza Aérea de Bagram por parte del Pentágono a principios de julio eliminó la promesa de apoyo aéreo contra el avance de los talibanes. Los contribuyentes estadounidenses han estado dando a los soldados afganos 750 millones de dólares al año en nómina. En total, el Proyecto Costes de la Guerra de la Universidad de Brown estima el gasto total en 2,26 billones de dólares.
(...)
Seguiremos incurriendo en costos mucho después de que se complete la retirada del presidente Biden de Afganistán. Naturalmente, Estados Unidos ha financiado la guerra de Afganistán con dinero prestado. Los investigadores de la Universidad de Brown estiman que ya se han pagado más de $ 500 mil millones en intereses (incluidos en la suma total de $ 2,26 billones), y calculan que para 2050 el costo de los intereses por sí solo en nuestra deuda de guerra afgana podría alcanzar los $ 6,5 billones. Eso equivale a $ 20,000 por cada ciudadano estadounidense."
2 de septiembre de 2021
3 de septiembre de 2021
Biden anuncia el fin de la era de las grandes intervenciones militares estadounidenses
El presidente de EEUU, Joe Biden, ha indicado que la decisión de retirarse de Afganistán “no se trata solo de este país, sino de poner fin a una era de importantes operaciones militares”.
En su cuenta de Twitter, Joe Biden dijo: “Esta decisión sobre Afganistán no se trata solo de Afganistán. Se trata de poner fin a una era de grandes operaciones militares, para dar paso a la remodelación de otros países”.
Biden también publicó en Twitter, un vídeo de su discurso, donde dijo: “No hay nada de bajo grado, bajo riesgo o bajo costo en ninguna guerra … Era hora de poner fin a la guerra en Afganistán … a medida que nos acercamos a los 20 años de guerra, dolor y sacrificios. … Es hora de mirar hacia el futuro, no al pasado … de apostar por un futuro más seguro … Creo que esta es la decisión correcta … la decisión sabia … y la mejor decisión en interés de EEUU”.
El presidente alabó también “el extraordinario éxito en la evacuación de Kabul”.
En el corazón del argumento de Biden está la apuesta de que los estadounidenses, la mayoría de los cuales dicen que apoyan el fin de la guerra, así como los historiadores, juzgarán su decisión de retirar las tropas como la única aceptable, dada la situación sobre el terreno cuando asumió el cargo a principios de año.
Según el New York Times, “al hacer ese argumento, Biden ofreció un vistazo de una política exterior estadounidense diferente en el mundo posterior al 11 de septiembre. Dijo que evitaría las guerras terrestres con grandes despliegues de tropas y favorecería, en su lugar, una estrategia guiada más por la competencia económica y de ciberseguridad con China y Rusia y enfocada en contrarrestar las amenazas con tecnología militar que permita ataques contra terroristas sin tener grandes contingentes de tropas sobre el terreno en un lugar como Afganistán. Biden lo llamó una “nueva era” del uso del poder estadounidense en la que EEUU ya no buscaría remodelar a sus rivales de la forma en que tres presidentes anteriores intentaron hacer en Afganistán e Iraq. Dijo que “el mundo está cambiando” y que “el liderazgo estadounidense debe cambiar con él”.
En su cuenta de Twitter, Joe Biden dijo: “Esta decisión sobre Afganistán no se trata solo de Afganistán. Se trata de poner fin a una era de grandes operaciones militares, para dar paso a la remodelación de otros países”.
Biden también publicó en Twitter, un vídeo de su discurso, donde dijo: “No hay nada de bajo grado, bajo riesgo o bajo costo en ninguna guerra … Era hora de poner fin a la guerra en Afganistán … a medida que nos acercamos a los 20 años de guerra, dolor y sacrificios. … Es hora de mirar hacia el futuro, no al pasado … de apostar por un futuro más seguro … Creo que esta es la decisión correcta … la decisión sabia … y la mejor decisión en interés de EEUU”.
El presidente alabó también “el extraordinario éxito en la evacuación de Kabul”.
En el corazón del argumento de Biden está la apuesta de que los estadounidenses, la mayoría de los cuales dicen que apoyan el fin de la guerra, así como los historiadores, juzgarán su decisión de retirar las tropas como la única aceptable, dada la situación sobre el terreno cuando asumió el cargo a principios de año.
Según el New York Times, “al hacer ese argumento, Biden ofreció un vistazo de una política exterior estadounidense diferente en el mundo posterior al 11 de septiembre. Dijo que evitaría las guerras terrestres con grandes despliegues de tropas y favorecería, en su lugar, una estrategia guiada más por la competencia económica y de ciberseguridad con China y Rusia y enfocada en contrarrestar las amenazas con tecnología militar que permita ataques contra terroristas sin tener grandes contingentes de tropas sobre el terreno en un lugar como Afganistán. Biden lo llamó una “nueva era” del uso del poder estadounidense en la que EEUU ya no buscaría remodelar a sus rivales de la forma en que tres presidentes anteriores intentaron hacer en Afganistán e Iraq. Dijo que “el mundo está cambiando” y que “el liderazgo estadounidense debe cambiar con él”.
"'Por lo tanto hay que pensar en que cuánto más rápido los talibanes entren en la familia de pueblos civilizados, más fácil será mantener contactos, comunicarse y de alguna manera influir y hacer preguntas', subrayó el mandatario ruso.
De esta manera, sostuvo, 'se les podrá plantear que en el marco de estas relaciones civilizadas, se deben acatar ciertas reglas civilizadas'".
De esta manera, sostuvo, 'se les podrá plantear que en el marco de estas relaciones civilizadas, se deben acatar ciertas reglas civilizadas'".
|
|
4 de septiembre de 2021
5 de septiembre de 2021
6 de septiembre de 2021
7 de septiembre de 2021
8 de septiembre de 2021
9 de septiembre de 2021
10 de septiembre de 2021
11 de septiembre de 2021
12 de septiembre de 2021
13 de septiembre de 2021
|
|
14 de septiembre de 2021
¿QUÉ ES EL PASTUNWALI?
Los pastunes son un gigantesco grupo étnico iranio distribuido principalmente en el sur de Afganistán u oeste de Pakistán (frontera heredera de la Línea Durrant que los propios pastunes no reconocen), en paralelo tienen también presencia en una pequeña parte del este de Irán. Mayoritariamente sunitas de la escuela Hanafí o practicantes del sufismo deobandi de Pakistán, han sido muy influidos por doctrinas islámicas radicales llegadas desde India (como el Tabligh) o del mundo árabe como el salafismo, wahabismo y el qutbismo.
Sin embargo ya hemos hablado mucho en este blog sobre estas ideologías y vamos a centrarnos en su otro código legal, el Pastunwali. Un código tribal mayoritariamente oral que rige la naturaleza de las tribus y la aplicación de unas normas de aplicación colectiva que dinamiza las obligaciones del individuo frente a su colectividad social.
Es un código cercano a los códigos de honor que rigen actualmente en Chechenia (el adat) o en Albania (el Kanun de Lejdukajini). En este caso el pastunwali es una correcta forma de vivir para los clanes y su violación es severamente castigado por tribunales ad hoc compuestos por ancianos, imames y líderes tribales.
Realmente es un código de caballería como los que se fueron hilando en la Europa Medieval o en el Japón feudal de los samurai (Bushido). Por la naturaleza y el origen del mismo se cree que es un código de origen indoario que llegó al país con las invasiones desde la estepa póntica en tiempos del inicio de la civilización védica, que acabó con la civilización del valle del Indo pero que por injertos culturales tanto como por eliminación, el código ha ido mutando y degenerando hasta alcanzar su forma actual.
Es la principal forma de derecho junto con el Islam en el mundo pastún y está totalmente integrada en la Sharia. De hecho, tanto en la práctica como en la teoría, el Pastunwali es indistinguible del resto de sharía propiamente islámica por lo que se debe purgar las normas para separarlas en el grupo de normas islámica y en el grupo de normas pastunwali.
AQUÍ LES DEJO LAS BASES DE ESTE CÓDIGO DE HONOR
Melmastia (hospitalidad): En las culturas tribales la hospitalidad es una de sus características más notables, en este caso los pastunes son capaces de aceptar a cualquier persona independientemente de su raza, creencias o religión.
Nanawatai (perdón o asilo): en este caso los pastunes, en base al punto anterior, dan asilo a cualquier persona que pida su ayuda incluso aunque huyan de la ley. Esto también es un mecanismo para obligar a los ofendidos a perdonar a las personas cuando les piden perdón.
Nyaw aw Badal (justicia y venganza): en las culturas tribales el concepto de la justicia es un valor muy importante y, normalmente, va unida a la una venganza. Una simple burla (o “Peghor / پېغور”) puede ser considerado un insulto y generar una venganza que, por otro lado, no tiene límite de tiempo para llevarse a cabo.
Turah (valentía): debe defender su honor y defender su tierra, propiedades y familia de cualquier ataque enfrentándose a quién sea (clanes, ejércitos, milicias etc…), es un principio básico cuya burla es castigada.
Sabat (lealtad): los pastunes tienen un sistema de lealtad concéntrico…empieza con su familia por línea de sangre y política, sigue por el clan, la tribu y su país. Ser desleal es un vergüenza para todos los miembros de esa familia.
Khegaṛa / Shegaṛa (rectitud): los pastunes deben ser rectos, defender al indefenso, ayudar al pobre y ser respetuoso con el entorno sean personas, animales o medio ambiente.
Groh (fe): confiar en Dios (“Judai” en pashto, “Jodá” en persa). Los pastuns son musulmanes, generalmente sunitas, por lo que el Groh va unido a la creencia islámica monoteísta (tawhid).
Pat, Wyaar aw Meṛaana (respeto, orgullo y coraje): El respeto comienza en el hogar entre familiares y parientes y para ello deben mostrar coraje y orgullo respetándose a ellos mismos y siendo fieles a los ideales y a su religión.
Naamus (protección de la mujer): un pastún debe defender a la mujer en su familia, clan y tribu a toda costa de cualquier daño o deshonra, cualquier ataque contra una mujer desencadenará venganzas.
Nang (honor): los pastunes, debido al fuerte sentido de justicia y hospitalidad, suelen respetar los principios básicos de la vida en comunidad por lo que el honor prima en sus relaciones, de ahí que las zonas con minoría pastún tengan una menor tasa de criminalidad común.
Meheranah (virilidad o caballería): el hombre debe ser fuerte y viril en todas las esferas de la vida.
Hewaad (país): el país de los pastunes es el Pastunistán, una región habitada por ellos mayoritariamente y que se encuentra entre Afganistán y Pakistán, la defensa de estas zonas en estos dos países son el principio básico del Hewaad.
Sin embargo ya hemos hablado mucho en este blog sobre estas ideologías y vamos a centrarnos en su otro código legal, el Pastunwali. Un código tribal mayoritariamente oral que rige la naturaleza de las tribus y la aplicación de unas normas de aplicación colectiva que dinamiza las obligaciones del individuo frente a su colectividad social.
Es un código cercano a los códigos de honor que rigen actualmente en Chechenia (el adat) o en Albania (el Kanun de Lejdukajini). En este caso el pastunwali es una correcta forma de vivir para los clanes y su violación es severamente castigado por tribunales ad hoc compuestos por ancianos, imames y líderes tribales.
Realmente es un código de caballería como los que se fueron hilando en la Europa Medieval o en el Japón feudal de los samurai (Bushido). Por la naturaleza y el origen del mismo se cree que es un código de origen indoario que llegó al país con las invasiones desde la estepa póntica en tiempos del inicio de la civilización védica, que acabó con la civilización del valle del Indo pero que por injertos culturales tanto como por eliminación, el código ha ido mutando y degenerando hasta alcanzar su forma actual.
Es la principal forma de derecho junto con el Islam en el mundo pastún y está totalmente integrada en la Sharia. De hecho, tanto en la práctica como en la teoría, el Pastunwali es indistinguible del resto de sharía propiamente islámica por lo que se debe purgar las normas para separarlas en el grupo de normas islámica y en el grupo de normas pastunwali.
AQUÍ LES DEJO LAS BASES DE ESTE CÓDIGO DE HONOR
Melmastia (hospitalidad): En las culturas tribales la hospitalidad es una de sus características más notables, en este caso los pastunes son capaces de aceptar a cualquier persona independientemente de su raza, creencias o religión.
Nanawatai (perdón o asilo): en este caso los pastunes, en base al punto anterior, dan asilo a cualquier persona que pida su ayuda incluso aunque huyan de la ley. Esto también es un mecanismo para obligar a los ofendidos a perdonar a las personas cuando les piden perdón.
Nyaw aw Badal (justicia y venganza): en las culturas tribales el concepto de la justicia es un valor muy importante y, normalmente, va unida a la una venganza. Una simple burla (o “Peghor / پېغور”) puede ser considerado un insulto y generar una venganza que, por otro lado, no tiene límite de tiempo para llevarse a cabo.
Turah (valentía): debe defender su honor y defender su tierra, propiedades y familia de cualquier ataque enfrentándose a quién sea (clanes, ejércitos, milicias etc…), es un principio básico cuya burla es castigada.
Sabat (lealtad): los pastunes tienen un sistema de lealtad concéntrico…empieza con su familia por línea de sangre y política, sigue por el clan, la tribu y su país. Ser desleal es un vergüenza para todos los miembros de esa familia.
Khegaṛa / Shegaṛa (rectitud): los pastunes deben ser rectos, defender al indefenso, ayudar al pobre y ser respetuoso con el entorno sean personas, animales o medio ambiente.
Groh (fe): confiar en Dios (“Judai” en pashto, “Jodá” en persa). Los pastuns son musulmanes, generalmente sunitas, por lo que el Groh va unido a la creencia islámica monoteísta (tawhid).
Pat, Wyaar aw Meṛaana (respeto, orgullo y coraje): El respeto comienza en el hogar entre familiares y parientes y para ello deben mostrar coraje y orgullo respetándose a ellos mismos y siendo fieles a los ideales y a su religión.
Naamus (protección de la mujer): un pastún debe defender a la mujer en su familia, clan y tribu a toda costa de cualquier daño o deshonra, cualquier ataque contra una mujer desencadenará venganzas.
Nang (honor): los pastunes, debido al fuerte sentido de justicia y hospitalidad, suelen respetar los principios básicos de la vida en comunidad por lo que el honor prima en sus relaciones, de ahí que las zonas con minoría pastún tengan una menor tasa de criminalidad común.
Meheranah (virilidad o caballería): el hombre debe ser fuerte y viril en todas las esferas de la vida.
Hewaad (país): el país de los pastunes es el Pastunistán, una región habitada por ellos mayoritariamente y que se encuentra entre Afganistán y Pakistán, la defensa de estas zonas en estos dos países son el principio básico del Hewaad.
17 de septiembre de 2021