Europa en crisis existencial: angustia por el INF y ocaso de Merkel
TeleSur Alfredo Jalife 3 de noviembre de 2018
Imagen: Sputnik
Europa vive una crisis existencial donde su principal potencia geoeconómica, Alemania, es sacudida por los embates electorales del neonacionalismo del partido antimigrante AfD (Alternativa para Alemania), concomitante al abandono por Trump del INF: Tratado Nuclear de Rango Intermedio (http://bit.ly/2Dd93JR).
Pepe Escobar comenta las confidencias de diplomáticos de la Unión Europea (UE): “la decisión de EU de abandonar el INF ha sido un choque y la gota de agua que hizo derramar el vaso para la UE, porque pone en peligro nuestra existencia misma y nos somete a la destrucción nuclear por misiles de corto alcance, que nunca podrían alcanzar a EU (http://bit.ly/2DgfOdW)”.Los principales afectados son los europeos quienes se encuentran en el rango entre 500 y 5 mil 500 kilómetros de distancia para las letales represalias de Rusia, en caso de una aventura de la OTAN.
Llama notoriamente la atención que dos potencias nucleares europeas de la talla de Gran Bretaña y Francia, sumadas de Alemania que carece de ojivas atómicas, hayan votado en contra de una resolución rusa para reforzar el INF en la Primera Comisión de Desarme y Seguridad Internacional de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde el diplomático ruso Andrei Beloussov fustigó que el retiro de EU sirve para “incrementar su potencial en armas nucleares y adoptar una nueva doctrina nuclear que permita reducir el nivel de su utilización (http://bit.ly/2DdWMoD)”.
Resulta que Trump envió a su consejero de Seguridad Nacional, el pugnaz John Bolton, a notificar al Kremlin de la ruptura unilateral del INF.
La justificación de John Bolton es que existe una nueva realidad estratégica ya que el INF es un tratado bilateral en un mundo multipolar de misiles balísticos que no toma en cuenta las capacidades de los misiles de China, Irán y Norcorea.
Pepe Escobar se mofa de los alcances misilísticos de China, Irán y Norcorea cuando el INF versa únicamente sobre el teatro de guerra en Europa.
Europa es presa de una crisis existencial en la fase trasatlántica de Trump quien ha colisionado con la deslactosada canciller alemana Angela Merkel, otrora gran aliada de Obama.
El declive de Merkel empezó con un aliado de Obama: el polémico George Soros quien ha sido señalado por el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, de provocar la doble crisis de los migrantes y del euro para destruir a la Unión Europea y favorecer a los globalistas de la City y Wall Street (http://bit.ly/2DdXouA).
La misma Merkel contribuyó a su propio ocaso que marca el fin de una era de 18 años ininterrumpidos en el gobierno como líder del Partido Demócrata Cristiano que ha sido vapuleado en las regiones clave de Bavaria y Hesse.
Angela Merkel se dejó llevar por las favorables corrientes históricas como heredera de su mentor Helmut Kohl, a quien luego traicionó.
Durante una generación se benefició de la reunificación alemana y del momento unipolar de la globalización anglosajona, lo cual llevó al país germánico a posicionarse como la primera superpotencia geoeconómica de Europa.
Pero una cosa es el confort geopolítico y otra el desorden global concomitante a la desglobalización, al Brexit, a la resurrección de Rusia y al ascenso irresistible de China –sin contar el renacimiento del nacionalismo urbi et orbi– a los que no se supo adaptar.
Sus derrotas han provocado la revuelta del Partido Demócrata Cristiano y la han orillado a renunciar al liderazgo de su partido quedándose sólo con el puesto de canciller para tres años más.
¿Podrá convivir con Trump, en caso de la relección de éste, y resistir tres años más los embates de los nacionalistas alemanes?
Los cada día más derrotados globalistas desprecian de “populistas (whatever that means)” a los nacionalistas, lo que exhibe lastimosamente las caducas taxonomías de la carcomida clase política que se han derrumbado a grado tal que ahora pretenden distinguir entre populistas de izquierda y derecha: ¡un verdadero oxímoron!
El peor error de Angela Merkel fue no haber sabido diferenciar entre geoeconomía y geopolítica.
Pepe Escobar comenta las confidencias de diplomáticos de la Unión Europea (UE): “la decisión de EU de abandonar el INF ha sido un choque y la gota de agua que hizo derramar el vaso para la UE, porque pone en peligro nuestra existencia misma y nos somete a la destrucción nuclear por misiles de corto alcance, que nunca podrían alcanzar a EU (http://bit.ly/2DgfOdW)”.Los principales afectados son los europeos quienes se encuentran en el rango entre 500 y 5 mil 500 kilómetros de distancia para las letales represalias de Rusia, en caso de una aventura de la OTAN.
Llama notoriamente la atención que dos potencias nucleares europeas de la talla de Gran Bretaña y Francia, sumadas de Alemania que carece de ojivas atómicas, hayan votado en contra de una resolución rusa para reforzar el INF en la Primera Comisión de Desarme y Seguridad Internacional de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde el diplomático ruso Andrei Beloussov fustigó que el retiro de EU sirve para “incrementar su potencial en armas nucleares y adoptar una nueva doctrina nuclear que permita reducir el nivel de su utilización (http://bit.ly/2DdWMoD)”.
Resulta que Trump envió a su consejero de Seguridad Nacional, el pugnaz John Bolton, a notificar al Kremlin de la ruptura unilateral del INF.
La justificación de John Bolton es que existe una nueva realidad estratégica ya que el INF es un tratado bilateral en un mundo multipolar de misiles balísticos que no toma en cuenta las capacidades de los misiles de China, Irán y Norcorea.
Pepe Escobar se mofa de los alcances misilísticos de China, Irán y Norcorea cuando el INF versa únicamente sobre el teatro de guerra en Europa.
Europa es presa de una crisis existencial en la fase trasatlántica de Trump quien ha colisionado con la deslactosada canciller alemana Angela Merkel, otrora gran aliada de Obama.
El declive de Merkel empezó con un aliado de Obama: el polémico George Soros quien ha sido señalado por el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, de provocar la doble crisis de los migrantes y del euro para destruir a la Unión Europea y favorecer a los globalistas de la City y Wall Street (http://bit.ly/2DdXouA).
La misma Merkel contribuyó a su propio ocaso que marca el fin de una era de 18 años ininterrumpidos en el gobierno como líder del Partido Demócrata Cristiano que ha sido vapuleado en las regiones clave de Bavaria y Hesse.
Angela Merkel se dejó llevar por las favorables corrientes históricas como heredera de su mentor Helmut Kohl, a quien luego traicionó.
Durante una generación se benefició de la reunificación alemana y del momento unipolar de la globalización anglosajona, lo cual llevó al país germánico a posicionarse como la primera superpotencia geoeconómica de Europa.
Pero una cosa es el confort geopolítico y otra el desorden global concomitante a la desglobalización, al Brexit, a la resurrección de Rusia y al ascenso irresistible de China –sin contar el renacimiento del nacionalismo urbi et orbi– a los que no se supo adaptar.
Sus derrotas han provocado la revuelta del Partido Demócrata Cristiano y la han orillado a renunciar al liderazgo de su partido quedándose sólo con el puesto de canciller para tres años más.
¿Podrá convivir con Trump, en caso de la relección de éste, y resistir tres años más los embates de los nacionalistas alemanes?
Los cada día más derrotados globalistas desprecian de “populistas (whatever that means)” a los nacionalistas, lo que exhibe lastimosamente las caducas taxonomías de la carcomida clase política que se han derrumbado a grado tal que ahora pretenden distinguir entre populistas de izquierda y derecha: ¡un verdadero oxímoron!
El peor error de Angela Merkel fue no haber sabido diferenciar entre geoeconomía y geopolítica.
4 de noviembre de 2018