Geopoder: el arte de engaño y sus tres tácticas
RT Carlos Santa María 16 de enero de 2017
Engañar es la capacidad de hacer creer algo falso como verdadero a través de una o más tácticas elaboradas para tal fin, extendiendo el concepto a burlarse de otro aprovechando su falta de conocimiento o ignorancia. Consiste en dar la apariencia de verdad a algo que es una ilusión por medio de trampas, mentiras, artimañas, artilugios: inventar historias es la magia productiva. Utilizado como domesticación de la conciencia, se refiere a un sistema de prácticas basado en el ocultamiento de hechos que no conviene a una élite, grupo o sujeto determinado.
Asimismo, es factible entenderlo como una acción deliberada para enmascarar la realidad a través de técnicas que evitan comprender en su esencia lo expuesto y, más bien, incitan al equívoco de modo organizado; es decir, sin percibir de modo directo y claro, evitando corroborar a través de datos veraces.
Uno de los ejemplos más actuales en su sentido manipulador es el referente al informe elaborado por agencias de inteligencia estadounidenses culpando a productores de información rusos (incluso al presidente Vladímir Putin) como responsables de la derrota de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales pasadas.
Las afirmaciones son taxativas y han sido reproducidas en miles de medios vinculados a estas, cumpliendo la orden de reiterar incansablemente dichas conclusiones. Ellas se refieren a que existió un 'hackeo' de correos y páginas oficiales del Partido Demócrata por obra del Gobierno ruso (incluyendo a la cadena RT), cuyo único fin era debilitar la confianza en el sistema democrático representativo de dicho país, demeritar una candidatura (Clinton) y enaltecer la contraria, con el manifiesto objetivo de hacer triunfar a su propio elegido. Como se sabe, el 6 de enero de 2017 la Oficina del Director Nacional de Inteligencia (ODNI) emitió el documento 'Evaluación de las actividades e intenciones rusas en las recientes elecciones estadounidenses', que aseveró su participación e influencia directa, aunque advirtiendo que muchas de las conclusiones no fueron incluidas porque es "una versión desclasificada de una evaluación altamente clasificada".
Con el objeto de imputar se utilizaron tres axiomas:
En este caso, la idea fue ocultar los propósitos de dicha publicación pues, de conocerse, permitirían demostrar el carácter bélico y no asumido de una frustración incalculable, ya que la verdadera finalidad de la Agencia ha sido construir un clima de desconfianza en la elección del presidente electo con el fin de minar su credibilidad y legalidad, aumentar la rusofobia para denostar al 'enemigo máximo' y ampliar el presupuesto militar, justificar la errónea estrategia de la campaña que llevó a la catástrofe preferentemente por la oposición al actual mandatario y descargar de modo indirecto la inmensa frustración aún no asimilada de una pérdida que nunca se imaginó posible.
Al respecto, un análisis mínimo razonable indica que dicho informe no ofrece prueba de 'hackeos', sino que confirma la posición pública de ciertos medios informativos respecto a los candidatos, práctica que el Gobierno de EE.UU. ha estado realizando… ¡desde hace mucho más de un siglo!
Ante la exigencia de evidencias que comprobarían la infiltración cibernética rusa, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha manifestado que no ha mostrado las pruebas de la supuesta intervención rusa para nombrar a Donald Trump porque "los servicios de inteligencia tienen que proteger sus fuentes y métodos", un sistema acusador y criminal que empleó tanto la Inquisición en el medioevo como la Gestapo en Alemania y estuvo vigente en el temible periodo de persecución a la izquierda en el país norteamericano.
La realidad es muy clara: la fórmula aplicada por el Gobierno colonial estadounidense desde sus orígenes ha sido intervenir en otros países para poner a sus representantes o vasallos como dirigentes de numerosas naciones, a través de la violencia física y simbólica, ratificado por la existencia actual de sus fuerzas militares en más de 130 países. La incoherencia al no funcionar dicho mecanismo es culpar a otros de la errónea aplicación en la receta, típica reacción del perdedor que no acepta su fracaso como parte de un serio juego donde hizo una apuesta y fue vencido por su propia forma de encarar el debate.
Podemos predecir que el presidente Donald Trump será presionado de modo permanente para continuar la política exterior de Obama en lo concerniente a su vía militarista y que este avalará dicha ruta parcialmente, oponiéndose cuando afecte su propio pensamiento y la demanda de paz internacional, lo que generará contradicciones. Por ello, reacciones imprevisibles en determinado momento pueden ser previstas. La opción de establecer nuevas relaciones no guerreristas es una gran posibilidad.
Finalmente, una de las formas eficaces de enfrentar con éxito estas tácticas es recurrir a categorías de salud mental, pues exigen que la comunicación armónica entre los seres humanos sea sustentada en el diálogo, la racionalidad y la búsqueda comprensiva que explique los fenómenos. Por el contrario, este documento 'desclasificado' se soporta en el principio de la excepcionalidad asociado a la sociopatología, según el cual se puede atentar contra cualquier persona simplemente basado en un derecho divino que no obliga a explicar lo sucedido. La siquiatría lo expone de modo brillante.
Emplear de modo cotidiano el análisis, la capacidad de diálogo y el espíritu de confraternidad para avanzar en los procesos de humanización es el verdadero arte a conseguir.
Asimismo, es factible entenderlo como una acción deliberada para enmascarar la realidad a través de técnicas que evitan comprender en su esencia lo expuesto y, más bien, incitan al equívoco de modo organizado; es decir, sin percibir de modo directo y claro, evitando corroborar a través de datos veraces.
Uno de los ejemplos más actuales en su sentido manipulador es el referente al informe elaborado por agencias de inteligencia estadounidenses culpando a productores de información rusos (incluso al presidente Vladímir Putin) como responsables de la derrota de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales pasadas.
Las afirmaciones son taxativas y han sido reproducidas en miles de medios vinculados a estas, cumpliendo la orden de reiterar incansablemente dichas conclusiones. Ellas se refieren a que existió un 'hackeo' de correos y páginas oficiales del Partido Demócrata por obra del Gobierno ruso (incluyendo a la cadena RT), cuyo único fin era debilitar la confianza en el sistema democrático representativo de dicho país, demeritar una candidatura (Clinton) y enaltecer la contraria, con el manifiesto objetivo de hacer triunfar a su propio elegido. Como se sabe, el 6 de enero de 2017 la Oficina del Director Nacional de Inteligencia (ODNI) emitió el documento 'Evaluación de las actividades e intenciones rusas en las recientes elecciones estadounidenses', que aseveró su participación e influencia directa, aunque advirtiendo que muchas de las conclusiones no fueron incluidas porque es "una versión desclasificada de una evaluación altamente clasificada".
Con el objeto de imputar se utilizaron tres axiomas:
- Desviar la atención del tema central para evitar el análisis de los mecanismos empleados.
- Reiterar en exceso una afirmación que culpe a otro de sus propios errores, atribuyéndole la máxima responsabilidad.
- Falsear la verdad distribuyendo una interpretación acorde con su interés programado.
En este caso, la idea fue ocultar los propósitos de dicha publicación pues, de conocerse, permitirían demostrar el carácter bélico y no asumido de una frustración incalculable, ya que la verdadera finalidad de la Agencia ha sido construir un clima de desconfianza en la elección del presidente electo con el fin de minar su credibilidad y legalidad, aumentar la rusofobia para denostar al 'enemigo máximo' y ampliar el presupuesto militar, justificar la errónea estrategia de la campaña que llevó a la catástrofe preferentemente por la oposición al actual mandatario y descargar de modo indirecto la inmensa frustración aún no asimilada de una pérdida que nunca se imaginó posible.
Al respecto, un análisis mínimo razonable indica que dicho informe no ofrece prueba de 'hackeos', sino que confirma la posición pública de ciertos medios informativos respecto a los candidatos, práctica que el Gobierno de EE.UU. ha estado realizando… ¡desde hace mucho más de un siglo!
Ante la exigencia de evidencias que comprobarían la infiltración cibernética rusa, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha manifestado que no ha mostrado las pruebas de la supuesta intervención rusa para nombrar a Donald Trump porque "los servicios de inteligencia tienen que proteger sus fuentes y métodos", un sistema acusador y criminal que empleó tanto la Inquisición en el medioevo como la Gestapo en Alemania y estuvo vigente en el temible periodo de persecución a la izquierda en el país norteamericano.
La realidad es muy clara: la fórmula aplicada por el Gobierno colonial estadounidense desde sus orígenes ha sido intervenir en otros países para poner a sus representantes o vasallos como dirigentes de numerosas naciones, a través de la violencia física y simbólica, ratificado por la existencia actual de sus fuerzas militares en más de 130 países. La incoherencia al no funcionar dicho mecanismo es culpar a otros de la errónea aplicación en la receta, típica reacción del perdedor que no acepta su fracaso como parte de un serio juego donde hizo una apuesta y fue vencido por su propia forma de encarar el debate.
Podemos predecir que el presidente Donald Trump será presionado de modo permanente para continuar la política exterior de Obama en lo concerniente a su vía militarista y que este avalará dicha ruta parcialmente, oponiéndose cuando afecte su propio pensamiento y la demanda de paz internacional, lo que generará contradicciones. Por ello, reacciones imprevisibles en determinado momento pueden ser previstas. La opción de establecer nuevas relaciones no guerreristas es una gran posibilidad.
Finalmente, una de las formas eficaces de enfrentar con éxito estas tácticas es recurrir a categorías de salud mental, pues exigen que la comunicación armónica entre los seres humanos sea sustentada en el diálogo, la racionalidad y la búsqueda comprensiva que explique los fenómenos. Por el contrario, este documento 'desclasificado' se soporta en el principio de la excepcionalidad asociado a la sociopatología, según el cual se puede atentar contra cualquier persona simplemente basado en un derecho divino que no obliga a explicar lo sucedido. La siquiatría lo expone de modo brillante.
Emplear de modo cotidiano el análisis, la capacidad de diálogo y el espíritu de confraternidad para avanzar en los procesos de humanización es el verdadero arte a conseguir.