Guerra comercial-monetaria de la Administración Trump
Diego Pappalardo 2 de agosto de 2017
Pese a que los demócratas y los republicanos belicistas buscan introducir a Trump en un gran conflicto contra Corea del Norte, el mandatario estadounidense rehúsa hacerlo.
Si Trump emprende escalonadamente un conflicto geocomercial contra China, no será por la crisis en la península coreana. Lo hará por la razón de ser de su Proyecto.
Las medidas de guerra geocomercial contra Pekín, que implementará gradualmente la Administración Trump, forman parte de objetivos originales del Proyecto Trump, de la perspectiva e intereses que tiene uno de los clanes capitalistas que apoyan a Trump y, obviamente, satisface la demanda de la base social de Los Deplorables.
La globalización benefició sustancialmente a China en detrimento de los Estados Unidos. Las grandes empresas pudieron desplazar fábricas a países como China, produciendo allí para luego enviar los productos fabricados a los EE.UU.
Cuando Donald Trump asumió la presidencia, fue su yerno, Jared Kushner, quien aconsejó al inquilino de la Casa Blanca evitar bloquear a China. Recordamos que Kushner tiene mentalidad globalista y, junto a su esposa Ivanka, reimpulsó la promoción del polémico y escandaloso Anthony Scaramucci como Director de Comunicaciones de La Casa Blanca, para reposicionarse dentro del gabinete.
Pero para Trump y sus socios no se puede impedir el declive de los Estados Unidos si, principalmente, no se reduce el impacto negativo chino en la geoeconomía estadounidense.
Por ello, la semana pasada, Trump logró que el gigante taiwanés Foxconn, decidiera establecer una megafábrica en suelo estadounidense, ofreciendo ciertos beneficios y ejerciendo determinadas presiones en detrimento de China.
Con esa fábrica se crearán miles de puestos de trabajo con promedio salarial anual de 55 mil dólares.
Respecto de la franja salarial, Foxconn China, actualmente no llega a gastar ni el 10 % de las erogaciones por remuneraciones al personal de lo que tendrá en la planta de Wisconsin, Estados Unidos.
Por lo tanto, las disposiciones trumpianas para proteger el capital y el trabajo estadounidenses frente a la potencia ascendente china, no responden a una mecánica circunstancial, sino a la esencia y la ultimidad del Proyecto Trump.
Tampoco serán por razones circunstanciales las medidas que el equipo monetario/económico de Trump implementará para reducir la influencia regional y global del Euro, moneda que beneficia superlativamente a la economía alemana en perjuicio del resto de Europa.
El proteccionismo, para Donald Trump, no es una ideología sino un pragmatismo, algo vital.
Si Trump emprende escalonadamente un conflicto geocomercial contra China, no será por la crisis en la península coreana. Lo hará por la razón de ser de su Proyecto.
Las medidas de guerra geocomercial contra Pekín, que implementará gradualmente la Administración Trump, forman parte de objetivos originales del Proyecto Trump, de la perspectiva e intereses que tiene uno de los clanes capitalistas que apoyan a Trump y, obviamente, satisface la demanda de la base social de Los Deplorables.
La globalización benefició sustancialmente a China en detrimento de los Estados Unidos. Las grandes empresas pudieron desplazar fábricas a países como China, produciendo allí para luego enviar los productos fabricados a los EE.UU.
Cuando Donald Trump asumió la presidencia, fue su yerno, Jared Kushner, quien aconsejó al inquilino de la Casa Blanca evitar bloquear a China. Recordamos que Kushner tiene mentalidad globalista y, junto a su esposa Ivanka, reimpulsó la promoción del polémico y escandaloso Anthony Scaramucci como Director de Comunicaciones de La Casa Blanca, para reposicionarse dentro del gabinete.
Pero para Trump y sus socios no se puede impedir el declive de los Estados Unidos si, principalmente, no se reduce el impacto negativo chino en la geoeconomía estadounidense.
Por ello, la semana pasada, Trump logró que el gigante taiwanés Foxconn, decidiera establecer una megafábrica en suelo estadounidense, ofreciendo ciertos beneficios y ejerciendo determinadas presiones en detrimento de China.
Con esa fábrica se crearán miles de puestos de trabajo con promedio salarial anual de 55 mil dólares.
Respecto de la franja salarial, Foxconn China, actualmente no llega a gastar ni el 10 % de las erogaciones por remuneraciones al personal de lo que tendrá en la planta de Wisconsin, Estados Unidos.
Por lo tanto, las disposiciones trumpianas para proteger el capital y el trabajo estadounidenses frente a la potencia ascendente china, no responden a una mecánica circunstancial, sino a la esencia y la ultimidad del Proyecto Trump.
Tampoco serán por razones circunstanciales las medidas que el equipo monetario/económico de Trump implementará para reducir la influencia regional y global del Euro, moneda que beneficia superlativamente a la economía alemana en perjuicio del resto de Europa.
El proteccionismo, para Donald Trump, no es una ideología sino un pragmatismo, algo vital.
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