¿Cuánta riqueza esconden los residentes de la UE en paraísos fiscales?
17 de diciembre de 2021
EOM por José Luis Marín
DESCRIPCIÓN DEL GRÁFICO
Gracias a la opacidad y la laxitud que ofrecen muchas normativas y sistemas tributarios, una importantísima parte de la riqueza de los residentes en la Unión Europea permanece escondida fuera de las fronteras comunitarias, lejos del alcance de las haciendas públicas y del escrutinio de las autoridades judiciales y fiscales. A cierre de 2018, la riqueza oculta por particulares comunitarios en paraísos fiscales ascendía a 1,71 billones de euros, un montante similar a la suma del PIB de Italia, la tercera economía de la UE.
Las cifras, publicadas en varios informes encargados por la propia Comisión Europea, son más algo más bajas que las de 2017, pero solo representan un pequeño bache en la dinámica al alza que se viene registrando desde la crisis de 2008 en los paraísos fiscales, las guaridas tributarias donde parte de la población —por lo general la de mayor poder adquisitivo— traslada grandes cantidades de dinero y activos financieros con el objetivo de eludir, y en muchas ocasiones evadir, sus obligaciones con el fisco.
La lógica es sencilla: la población rica o ultrarrica es la que más acumula el tipo de activos que mejor se adaptan a las bondades que ofrecen las estructuras financieras de los paraísos fiscales —acciones, emisiones de deuda, bienes raíces, etc.—. También son los únicos que pueden permitirse pagar la compleja red de intermediaros que construye estos entramados.
A nivel tributario, el IRPF, los impuestos de sucesiones o aquellos que gravan el capital siguen siendo las figuras fiscales más habituales en los esquemas de elusión y evasión, pese que los gobiernos europeos han ido aboliendo o reduciendo a la mínima expresión estas dos últimas tasas y la propia Unión Europea sigue haciendo todos los esfuerzos posibles por no incluir en su lista de paraísos fiscales territorios comunitarios o asociados —Luxemburgo, Suiza, Países Bajos o Irlanda— que de facto actúan como tal. Esto indica que, en muchas ocasiones, la ocultación de riqueza no solo tiene que ver con altos tipos impositivos, sino con dinámicas más complejas y enraizadas: desde el miedo a la inestabilidad política a la negativa a contribuir al sostenimiento del Estado, pasando incluso por el alarde de clase social.
En este contexto, son los instrumentos financieros, como las acciones o las inversiones inmobiliarias, los que están actuando como punta de lanza de los grandes entramados, tal y como aseguran los informes de la Dirección General de Fiscalidad y Unión Aduanera de la Comisión Europea (TAXUD, por sus siglas en inglés). Así, las inversiones, acciones o préstamos se trazan a través de entidades legales, empresas interpuestas o fantasmas en la mayoría de ocasiones, que permiten ocultar la identidad de los beneficiarios finales y que muchas veces no están sujetas a los acuerdos de intercambio de información que mantienen las haciendas de muchos países, especialmente después de la normativa comunitaria aprobada en 2018.
Francia, Alemania, Italia y España, las cuatro economías más grandes de la Unión Europea, son las que más riqueza acumulan escondida fuera de sus fronteras, unos 1,25 billones de euros, pero en términos proporcionales son los países más pequeños, como Chipre, Malta y Grecia, los que más sufren la elusión y la evasión transfronteriza. En el primero, los residentes del país tenían en 2018 una riqueza similar al 63% del PIB del país escondida en paraísos fiscales, mientras que en Malta el porcentaje llegaba al 50% y en Grecia al 39%.
Más allá del volumen de riqueza de la UE que se encuentra en paraísos fiscales —similar al 12% del PIB de los Estados miembros—, los efectos de la elusión y la evasión sobre la recaudación de las haciendas públicas también son muy perceptibles, aunque no tan fuertes como cabría esperar. En 2018, los Estados de la Unión Europea dejaron de ingresar cerca 124.000 millones de euros por estas prácticas, lo equivalente a un 0,66% del PIB de la UE.
¿El motivo de esta disparidad entre la enorme riqueza que se esconde fuera de la Unión Europea y las pérdidas ocasionadas en las arcas de los Estados por estas prácticas? En parte, tiene que ver con la volatilidad de la riqueza extraterritorial, que puede afectar a los ingresos que se transfieren al extranjero. Pero también es determinante el escaso gravamen que sufren las rentas del capital y el hecho de que muchos países de la UE hayan derogado el impuesto a la riqueza y las herencias, por lo que la mayor parte de las pérdidas por evasión están relacionadas con el IRPF que dejan de pagar los particulares que mueven su riqueza al extranjero.