¿Por qué ha sembrado el último discurso de Sayyed Nasralá la inquietud en Israel?
Al Manar 7 de octubre de 2017
El reciente discurso del secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, ha sembrado la cizaña en Israel hasta el punto de obligar a las autoridades israelíes a emplear la censura mediática.
¿Qué ha convertido en tan dañino el discurso del secretario general?
Sayyed Nasralá señaló en él que “Netanyahu y su gobierno no han realizado una justa evaluación de la próxima guerra. Ellos no sospechan ni siquiera la amplitud y extensión que tendría un conflicto que les opusiera a Hezbolá. Ellos pueden comenzar el conflicto, pero no podrán decidir su final”.
La advertencia lanzada por el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, ha establecido, según los expertos, una nueva ecuación de fuerza al cabo de unas pocas semanas de un gran ejercicio militar que movilizó a miles de soldados israelíes cerca de la frontera del Líbano y que vino a “simular la ocupación del Sur del Líbano”.
Calificadas de fracaso por medios militares y parlamentarios israelíes, las maniobras dieron a Hezbolá la oportunidad de detectar los fallos y el mal funcionamiento de un ejército israelí, que no ha ganado ninguna guerra desde hace mucho tiempo.
Según medios israelíes, el Estado Mayor israelí está dividido. Algunos reclaman una guerra total contra Hezbolá argumentando que los ataques contra la Resistencia en Siria no han debilitado al movimiento libanés y piden que el conflicto tenga lugar antes de que Hezbolá se retire del territorio sirio. Sin embargo, los generales más experimentados rechazan estas opiniones y advierten contra una guerra cuyos resultados Israel no podría controlar.
Estos generales señalan que Hezbolá está ahora entrenado tanto para asumir una posición defensiva u ofensiva y apuntan a otros hechos que les inquietan, entre ellos, la supuesta construcción de fábricas subterráneas de misiles en Siria y el Líbano.
En la conferencia de seguridad de Herzlia, los expertos israelíes pusieron en guardia en contra de “los misiles que serían fabricados en tales instalaciones” y que “tendrían un alcance de unos 500 kms”, suficientes para llegar a cualquier punto de la entidad sionista si son lanzados desde Siria o el Líbano. Estos expertos temen también los misiles antitanque y antibuque que poseen Siria y Hezbolá. Estos misiles asegurarían al movimiento de Resistencia una nueva capacidad de combate.
A todo ello hay que sumar la advertencia de que cientos de miles de combatientes de Siria, Iraq, Afganistán, Pakistán, Yemen y otros países se unirían a Hezbolá para luchar contra Israel si un conflicto estalla.
Mohammed Tay, profesor de la Universidad de Beirut, ha señalado que “los israelíes saben bien que no tienen la capacidad de atacar al Líbano y a la Resistencia y salir bien parados. Las maniobras recientes del Ejército israelí buscaban más bien elevar la moral de los habitantes de los territorios ocupados que viven en medio de la inquietud y la angustia desde hace algún tiempo. Estos ejercicios militares han puesto de manifiesto los fallos del Ejército israelí y no han alcanzado sus objetivos previstos, según informes publicados posteriormente”.
¿Qué ha convertido en tan dañino el discurso del secretario general?
Sayyed Nasralá señaló en él que “Netanyahu y su gobierno no han realizado una justa evaluación de la próxima guerra. Ellos no sospechan ni siquiera la amplitud y extensión que tendría un conflicto que les opusiera a Hezbolá. Ellos pueden comenzar el conflicto, pero no podrán decidir su final”.
La advertencia lanzada por el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá, ha establecido, según los expertos, una nueva ecuación de fuerza al cabo de unas pocas semanas de un gran ejercicio militar que movilizó a miles de soldados israelíes cerca de la frontera del Líbano y que vino a “simular la ocupación del Sur del Líbano”.
Calificadas de fracaso por medios militares y parlamentarios israelíes, las maniobras dieron a Hezbolá la oportunidad de detectar los fallos y el mal funcionamiento de un ejército israelí, que no ha ganado ninguna guerra desde hace mucho tiempo.
Según medios israelíes, el Estado Mayor israelí está dividido. Algunos reclaman una guerra total contra Hezbolá argumentando que los ataques contra la Resistencia en Siria no han debilitado al movimiento libanés y piden que el conflicto tenga lugar antes de que Hezbolá se retire del territorio sirio. Sin embargo, los generales más experimentados rechazan estas opiniones y advierten contra una guerra cuyos resultados Israel no podría controlar.
Estos generales señalan que Hezbolá está ahora entrenado tanto para asumir una posición defensiva u ofensiva y apuntan a otros hechos que les inquietan, entre ellos, la supuesta construcción de fábricas subterráneas de misiles en Siria y el Líbano.
En la conferencia de seguridad de Herzlia, los expertos israelíes pusieron en guardia en contra de “los misiles que serían fabricados en tales instalaciones” y que “tendrían un alcance de unos 500 kms”, suficientes para llegar a cualquier punto de la entidad sionista si son lanzados desde Siria o el Líbano. Estos expertos temen también los misiles antitanque y antibuque que poseen Siria y Hezbolá. Estos misiles asegurarían al movimiento de Resistencia una nueva capacidad de combate.
A todo ello hay que sumar la advertencia de que cientos de miles de combatientes de Siria, Iraq, Afganistán, Pakistán, Yemen y otros países se unirían a Hezbolá para luchar contra Israel si un conflicto estalla.
Mohammed Tay, profesor de la Universidad de Beirut, ha señalado que “los israelíes saben bien que no tienen la capacidad de atacar al Líbano y a la Resistencia y salir bien parados. Las maniobras recientes del Ejército israelí buscaban más bien elevar la moral de los habitantes de los territorios ocupados que viven en medio de la inquietud y la angustia desde hace algún tiempo. Estos ejercicios militares han puesto de manifiesto los fallos del Ejército israelí y no han alcanzado sus objetivos previstos, según informes publicados posteriormente”.