¿Puede Israel desencandenar una guerra contra el eje de resistencia?
Al Manar 31 de julio de 2018
Misil iraní Fateh-110
Mientras Israel contempla con impotencia el retorno del Ejército sirio a los límites de los Altos del Golán ocupados, los medios israelíes siguen evocando una posible guerra con Hezbolá o Irán en el futuro. Muchos se preguntan cómo un ejército que es incapaz de “contrarrestar las cometas explosivas” de los palestinos de Gaza va a poder hacer frente a un conflicto de grandes proporciones con el eje de la Resistencia.
La revista norteamericana The Atlantic ha dedicado este mes un reportaje a este tema bajo el título de “¿Por qué Israel teme la presencia de Irán en Siria? El texto evoca el desarrollo de las capacidades militares de Hezbolá, un hecho que “inquieta considerablemente” al régimen israelí. El autor del artículo, David Kenner, reconoce los fallos estructurales que bloquean cualquier intento de Israel de lanzarse a una guerra contra el eje de la resistencia:
“De hecho, Israel es un país pequeño con una infraestructura limitada: tiene un aeropuerto internacional, unas pocas centrales eléctricas de gran tamaño y una red eléctrica que los expertos israelíes califican como vulnerables a cualquier ataque futuro”. ¿Qué hay de Hezbolá y especialmente de sus aliados iraníes? Hezbolá tiene misiles de mediano y largo alcance que atacarán a Israel si es necesario. Para los oficiales de seguridad israelíes, el escenario de pesadilla sería que estas armas ataquen con precisión la infraestructura civil y militar de Israel creando un contexto de parálisis técnica total. Para contrarrestar esta amenaza, Israel ha estado tratando de “cambiar las reglas de un posible enfrentamiento”.
¿Pero cómo?
El artículo evoca los cientos de ataques israelíes desde el inicio de la guerra en Siria contra “los convoyes de armas para Hezbolá”, que no han logrado nada, según muestran los hechos: “El Ejército sirio y sus aliados han avanzado y han acabado por tomar todo el Sur de Siria, incluyendo las fronteras de los Altos del Golán y los ataques israelíes no han cambiado en nada esta situación. En este sentido, la Fuerza Aérea israelí no podría cambiar gran cosa si una guerra total estalla con Hezbolá, dado, sobre todo, que el movimiento posee misiles”.
El autor se refiere luego al lanzamiento el 10 de mayo de varias decenas de misiles contra sitios militares israelíes en el Golán, citando al secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, quien anunció entonces un “punto de inflexión” en el conflicto con Israel:
“Desde 2006, Hezbolá ha estado expandiendo constantemente su stock de misiles y cohetes, que también están ganando en precisión. Es cierto que el escudo de defensa antimisiles israelí está allí, pero pronto quedaría abrumado, como confirma Ofer Zalzberg, analista senior del International Crisis Group para Israel y Palestina”.
Más adelante, el autor menciona una entrevista realizada con un hombre llamado Hayy Mohammed, quien dice ser un combatiente de Hezbolá durante la guerra de 2006. Según Hayy Mohammed, en 2006, Hezbolá escondió los lanzacohetes bajo capas de hormigón. El lanzador salía a la superficie mediante un sistema hidráulico, disparaba y luego desaparecía de nuevo bajo el suelo. Este sistema permitió a Hezbolá lanzar una corriente continua de cohetes a lo largo de toda la guerra, forzando a cientos de miles de israelíes a huir o esconderse en los refugios.
“Esta perspectiva será de nuevo relevante, si estalla una nueva guerra, pero con una diferencia: esta vez, Hezbolá conoce bien y en detalle todos los objetivos israelíes que serán atacados, incluyendo sus coordenadas exactas. Hayy Mohammed añadió: “La situación ha cambiado por completo. Esta vez ya hemos elegido nuestros objetivos, y nuestros poderosos misiles los alcanzarán con extrema precisión”.
Kenner cree que las evaluaciones de inteligencia extranjera confirman las declaraciones de Hayy Mohammed: “Según fuentes estadounidenses, el arsenal de Hezbolá contiene al menos 100.000 cohetes y misiles, diez veces más que en 2006. Y entre ellos está el temible Fateh-110 fabricado en Irán y dotado de un sistema de guía avanzado, y también hay misiles Scud y misiles controlados por radio, capaces de apuntar a aviones de combate israelíes. Hezbolá ha estado luchando desde la guerra siria con otro sistema de combate: los drones, que están lejos de ser rudimentarios. Ellos son dispositivos con GPS y cada vez más sofisticados. Al menos 1.200 cohetes por día, esa es la cantidad aproximada de misiles que Israel tendrá que esperar cuando solo eran 100 hace 12 años”.
A esto hay que sumar los misiles iraníes de medio alcance Shahaab-3 y Seyyil-3, avanzados y maniobrables que pueden llevar hasta 1.500 kgs de alto explosivo. Irán y sus aliados están preparados para incrementar la capacidad de sus misiles en todos los terrenos. Ellos los miniaturizan, los hacen más precisos, más rápidos y más maniobrables. Las infraestruturas israelíes no podrían aguantar semejante destrucción, indica Kenner.
Todavía más: Los responsables israelíes se inquietan por el hecho de que Hezbolá haya podido instalar una parte de sus misiles en las montañas del oeste de Siria, lo que le permitiría potencialmente atacar Israel sin desencadenar una guerra total contra el Líbano. Si la guerra estalla los misiles Fateh-110 reducirán a la nada las infraestructuras israelíes, concluye Kenner.
La revista norteamericana The Atlantic ha dedicado este mes un reportaje a este tema bajo el título de “¿Por qué Israel teme la presencia de Irán en Siria? El texto evoca el desarrollo de las capacidades militares de Hezbolá, un hecho que “inquieta considerablemente” al régimen israelí. El autor del artículo, David Kenner, reconoce los fallos estructurales que bloquean cualquier intento de Israel de lanzarse a una guerra contra el eje de la resistencia:
“De hecho, Israel es un país pequeño con una infraestructura limitada: tiene un aeropuerto internacional, unas pocas centrales eléctricas de gran tamaño y una red eléctrica que los expertos israelíes califican como vulnerables a cualquier ataque futuro”. ¿Qué hay de Hezbolá y especialmente de sus aliados iraníes? Hezbolá tiene misiles de mediano y largo alcance que atacarán a Israel si es necesario. Para los oficiales de seguridad israelíes, el escenario de pesadilla sería que estas armas ataquen con precisión la infraestructura civil y militar de Israel creando un contexto de parálisis técnica total. Para contrarrestar esta amenaza, Israel ha estado tratando de “cambiar las reglas de un posible enfrentamiento”.
¿Pero cómo?
El artículo evoca los cientos de ataques israelíes desde el inicio de la guerra en Siria contra “los convoyes de armas para Hezbolá”, que no han logrado nada, según muestran los hechos: “El Ejército sirio y sus aliados han avanzado y han acabado por tomar todo el Sur de Siria, incluyendo las fronteras de los Altos del Golán y los ataques israelíes no han cambiado en nada esta situación. En este sentido, la Fuerza Aérea israelí no podría cambiar gran cosa si una guerra total estalla con Hezbolá, dado, sobre todo, que el movimiento posee misiles”.
El autor se refiere luego al lanzamiento el 10 de mayo de varias decenas de misiles contra sitios militares israelíes en el Golán, citando al secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, quien anunció entonces un “punto de inflexión” en el conflicto con Israel:
“Desde 2006, Hezbolá ha estado expandiendo constantemente su stock de misiles y cohetes, que también están ganando en precisión. Es cierto que el escudo de defensa antimisiles israelí está allí, pero pronto quedaría abrumado, como confirma Ofer Zalzberg, analista senior del International Crisis Group para Israel y Palestina”.
Más adelante, el autor menciona una entrevista realizada con un hombre llamado Hayy Mohammed, quien dice ser un combatiente de Hezbolá durante la guerra de 2006. Según Hayy Mohammed, en 2006, Hezbolá escondió los lanzacohetes bajo capas de hormigón. El lanzador salía a la superficie mediante un sistema hidráulico, disparaba y luego desaparecía de nuevo bajo el suelo. Este sistema permitió a Hezbolá lanzar una corriente continua de cohetes a lo largo de toda la guerra, forzando a cientos de miles de israelíes a huir o esconderse en los refugios.
“Esta perspectiva será de nuevo relevante, si estalla una nueva guerra, pero con una diferencia: esta vez, Hezbolá conoce bien y en detalle todos los objetivos israelíes que serán atacados, incluyendo sus coordenadas exactas. Hayy Mohammed añadió: “La situación ha cambiado por completo. Esta vez ya hemos elegido nuestros objetivos, y nuestros poderosos misiles los alcanzarán con extrema precisión”.
Kenner cree que las evaluaciones de inteligencia extranjera confirman las declaraciones de Hayy Mohammed: “Según fuentes estadounidenses, el arsenal de Hezbolá contiene al menos 100.000 cohetes y misiles, diez veces más que en 2006. Y entre ellos está el temible Fateh-110 fabricado en Irán y dotado de un sistema de guía avanzado, y también hay misiles Scud y misiles controlados por radio, capaces de apuntar a aviones de combate israelíes. Hezbolá ha estado luchando desde la guerra siria con otro sistema de combate: los drones, que están lejos de ser rudimentarios. Ellos son dispositivos con GPS y cada vez más sofisticados. Al menos 1.200 cohetes por día, esa es la cantidad aproximada de misiles que Israel tendrá que esperar cuando solo eran 100 hace 12 años”.
A esto hay que sumar los misiles iraníes de medio alcance Shahaab-3 y Seyyil-3, avanzados y maniobrables que pueden llevar hasta 1.500 kgs de alto explosivo. Irán y sus aliados están preparados para incrementar la capacidad de sus misiles en todos los terrenos. Ellos los miniaturizan, los hacen más precisos, más rápidos y más maniobrables. Las infraestruturas israelíes no podrían aguantar semejante destrucción, indica Kenner.
Todavía más: Los responsables israelíes se inquietan por el hecho de que Hezbolá haya podido instalar una parte de sus misiles en las montañas del oeste de Siria, lo que le permitiría potencialmente atacar Israel sin desencadenar una guerra total contra el Líbano. Si la guerra estalla los misiles Fateh-110 reducirán a la nada las infraestructuras israelíes, concluye Kenner.
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