21 de septiembre de 2023
La era del mundo unipolar hegemonizado por Occidente ha llegado a su fin
La cumbre histórica de los BRICS expresó, por primera vez, el “compromiso de reforma de la ONU” en todos los niveles. Ya no hay vuelta atrás, ya nada será igual. A partir del 1 de enero de 2024 habrá un nuevo y poderoso centro de gravedad en el mundo. Y no será occidental.
Observatorio de la crisis ALBERTO CRUZ, periodista y Director del CEPRID
La ampliación de los BRICS está hecha. Seis nuevos miembros: Arabia Saudita, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán se incorporarán a partir del 1 de enero del año que viene. En términos prácticos, casi la mitad (46%) de la población mundial. Y por lo que se ha dicho, es solo la primera fase de la ampliación, o sea, que habrá más.
Sin la menor duda, la gran sorpresa es Etiopía. Pero si se tiene en cuenta que Etiopía es el referente del panafricanismo, el país donde está la sede de la Unión Africana, tiene sentido en el impulso chino-ruso de fortalecer la presencia de África dentro de todas las estructuras internacionales, paralelas a las hegemonizadas por Occidente, que se están forjando. Y hay otro elemento notable: la posición geográfica de Etiopía, en el Océano Índico.
Los BRICS acaban de establecer un importante punto de control e influencia en esta zona geográfica. Es sorprendente si se piensa en la «apuesta política» que Occidente había hecho por el presidente etíope, que había recibido el Premio Nobel de la Paz por resolver el conflicto entre Etiopía y Eritrea aunque luego cayó en desgracia en los países occidentales.
La otra sorpresa es la no incorporación de Indonesia en este primer paso.
Sin la menor duda, hay que hablar de un éxito rotundo de la diplomacia china porque puede presumir del notable éxito de haber iniciado el proceso de «normalización» de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita, condición política sine qua non para esta ampliación. Hasta ese momento era difícilmente concebible que Irán y Arabia Saudita pudieran compartir algún tipo de cooperación.
Para quien sienta curiosidad, otra de las cosas que se han dicho es que los BRICS seguirán llamándose BRICS a pesar de las nuevas incorporaciones. El mensaje de lo que está pasando es claro: la era del mundo unipolar hegemonizado por Occidente ha llegado a su fin. Este es el punto de inflexión definitivo.
Es un golpe duro para Occidente y, sobre todo, debería llamar la atención el hecho de cuatro países productores de petróleo estén en esta organización (80% de la producción mundial, 45% del total de las reservas mundiales). Es decir, aunque el tema de la desdolarización va a tener que esperar aún un tiempo, los BRICS abren de forma clara la posibilidad de desdolarizar la economía mundial en un aspecto clave como el petróleo porque en esta cumbre de lo que se ha hablado, y mucho, es del impulso del comercio en monedas locales. Si ya India y China, por ejemplo, compran el petróleo ruso en monedas locales -sobre todo en yuanes- es fácil imaginar que el comercio de los nuevos BRICS va a ir en esa dirección.
El ministro de Asuntos Exteriores saudita no solo saludó con euforia el ingreso de su país en los BRICS «que promueven principios comunes, y lo más importante, la firme creencia en el principio de respeto a la soberanía, la independencia y la no interferencia en los asuntos internos», sino que dijo que Arabia Saudita será «un proveedor de energía seguro y confiable». Estaba hablando para todos, como es lógico, pero sobre todo para sus nuevos socios.
De hecho, hay tres países que tienen problemas de todo tipo, sobre todo económicos y energéticos: Argentina, Egipto y Etiopía. Su membresía en los BRICS va a aliviar este peso. El tema argentino adquiere una importancia notable porque el protofascista Milei ha prometido dolarizar la economía, pero para eso tiene que arrasar y aún no lo ha hecho. Lo más probable es que tenga que pactar para formar un gobierno de coalición y eso va a frenar sus ansias.
Estamos ante otro Bolsonaro, que no se atrevió a romper con los BRICS aunque los ralentizó lo que pudo. Milei va a hacer lo mismo, salvo que consiga mayoría absoluta. Por el momento, a especular y a esperar a las elecciones de octubre para entender si habrá continuidad o no de Argentina en los BRICS y en qué medida. No hay que olvidar, tampoco, que Argentina es la apuesta personal de Lula para que el Mercosur siga teniendo algo de enjundia y no esté dominado por gobiernos títeres de EEUU.
Hacia la moneda común
Estamos en la etapa inicial de la moneda común, en el uso comercial a gran escala de sus respectivas monedas puesto que el comercio intra-BRICS es en estos momentos el 32’5% de todas las transacciones que se hacen entre sus integrantes. El resto sigue siendo comercio en dólares y euros, pero eso cambiará en breve con el paso que se acaba de dar ahora con el ingreso de nuevos miembros como es el caso de Irán, sobre todo, otro de los países agredidos con sanciones por Occidente.
El proceso realmente en serio para la moneda común comenzará cuando se alcance el 50% del comercio intra-BRICS en moneda propia. En todo este proceso no hay que perder de vista que si hay un país que impulsa la desdolarización, ese es Rusia. Y Rusia presidirá los BRICS este año 2024, luego no debe haber duda alguna que la desdolarización de los BRICS se acelerará.
La moneda propia significa que los ya once países BRICS van a intercambiar datos y transacciones financieras sin necesidad de pasar por el sistema occidental SWIFT, por lo tanto, se reduce significativamente el peligro de que sean agredidos con sanciones. Todo esto son pasos importantes en la reconfiguración del mundo que estamos viviendo.
Esta es la razón por la que Dilma Rouseff, la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS ha anunciado que el 30% de los préstamos se harán en monedas locales. Es casi el mismo porcentaje que ya existe en el intercambio comercial intra-BRICS. Ya se han hecho préstamos en rands (moneda sudafricana), esté previsto que se haga lo mismo con el real brasileño en septiembre y en rupias indias en octubre.
En total, el equivalente a unos 8.000 millones de euros. Por lo tanto, algo menos de moneda occidental en circulación. Y, al igual que la expansión de los BRICS, el NBD anuncia que 15 países han pedido su ingreso en el mismo y ha dicho que las incorporaciones se harán teniendo en cuenta la representación geográfica.
Supongo que no se desvela ningún secreto al decir que un tercio de los países del mundo están siendo agredidos por Occidente a través de las sanciones, ilegales, según el derecho internacional, y entre ellas está la amenaza constante de desconexión del sistema financiero internacional. La apuesta de los BRICS ampliados por “reforzar el comercio en las monedas nacionales”, hasta alcanzar esa meta del 50% del comercio intra-BRICS es determinante.
Es toda la lógica de las instituciones de Bretton Woods (BM, FMI) la que se pone en tela de juicio detrás de la alternativa. Por eso Occidente tiembla y agrede. Sistemáticamente.
Uno de los temas que se han tratado ha sido la reducción de los derechos de importación no solo de los BRICS, sino de los socios regionales. Esto es extremadamente importante porque, claramente, se está hablando de África, que ha acudido en masa a esta cumbre. Si se tiene en cuenta que cada uno de los integrantes de los BRICS forma parte o encabeza una asociación regional (Brasil el Mercosur, Rusia la Unión Económica Euroasiática, India la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional, China la Organización de Cooperación de Shanghai y Sudáfrica la Comunidad de Desarrollo de África Meridional) se observa que hay un potencial comercial de países determinante para el futuro.
La prepotencia de Occidente está jugando en su contra, y cada vez más países están apostando por un modelo de relaciones políticas y económicas diferente. De hecho, ya se está hablando de una plataforma común que coordinase iniciativas entre todos estos bloques regionales.
Hay un hecho añadido: son las «economías emergentes» quienes impulsan el crecimiento global, no Occidente. El FMI lo tiene que reconocer, a su pesar, en el informe del segundo trimestre de este año al afirmar que son los países de Asia y el Pacífico quienes sustentan este crecimiento con el 67’4% del total (con China liderando claramente con el 34’9%, seguida de la India con el 15’4%) y que “el hemisferio occidental” solo lo ha hecho con el 13’7%. Otras zonas del mundo, como Oriente Próximo (7’8%) y África (4%) cierran el cuadro.
En la declaración final de esta cumbre histórica de los BRICS se expresa, por primera vez, el “compromiso de reforma de la ONU”, y en todos los niveles. Es decir, entre otras cosas, aumentar el número de representantes permanentes en el Consejo de Seguridad. Ni que decir tiene que ahora los BRICS tienen sus propios candidatos: India, Brasil, Sudáfrica y tal vez Arabia Saudita.
Y eso con una declaración de intenciones definitiva: nada de “orden basado en reglas” como patrocina Occidente, derecho internacional puro y duro: los BRICS ampliados reivindican “El papel central de las Naciones Unidas en un sistema internacional en el que los Estados soberanos cooperan para mantener la paz y la seguridad y lograr el desarrollo sostenible» al tiempo que se reafirman en su decisión de finiquitar el mundo unipolar hegemonizado por Occidente al afirmar que “Reiteramos nuestro compromiso con un multilateralismo inclusivo, que incluya los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas como base indispensable».
Ya no hay vuelta atrás, ya nada será igual. A partir del 1 de enero de 2024 habrá un nuevo y poderoso centro de gravedad en el mundo. Y no será occidental.
Sin la menor duda, la gran sorpresa es Etiopía. Pero si se tiene en cuenta que Etiopía es el referente del panafricanismo, el país donde está la sede de la Unión Africana, tiene sentido en el impulso chino-ruso de fortalecer la presencia de África dentro de todas las estructuras internacionales, paralelas a las hegemonizadas por Occidente, que se están forjando. Y hay otro elemento notable: la posición geográfica de Etiopía, en el Océano Índico.
Los BRICS acaban de establecer un importante punto de control e influencia en esta zona geográfica. Es sorprendente si se piensa en la «apuesta política» que Occidente había hecho por el presidente etíope, que había recibido el Premio Nobel de la Paz por resolver el conflicto entre Etiopía y Eritrea aunque luego cayó en desgracia en los países occidentales.
La otra sorpresa es la no incorporación de Indonesia en este primer paso.
Sin la menor duda, hay que hablar de un éxito rotundo de la diplomacia china porque puede presumir del notable éxito de haber iniciado el proceso de «normalización» de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita, condición política sine qua non para esta ampliación. Hasta ese momento era difícilmente concebible que Irán y Arabia Saudita pudieran compartir algún tipo de cooperación.
Para quien sienta curiosidad, otra de las cosas que se han dicho es que los BRICS seguirán llamándose BRICS a pesar de las nuevas incorporaciones. El mensaje de lo que está pasando es claro: la era del mundo unipolar hegemonizado por Occidente ha llegado a su fin. Este es el punto de inflexión definitivo.
Es un golpe duro para Occidente y, sobre todo, debería llamar la atención el hecho de cuatro países productores de petróleo estén en esta organización (80% de la producción mundial, 45% del total de las reservas mundiales). Es decir, aunque el tema de la desdolarización va a tener que esperar aún un tiempo, los BRICS abren de forma clara la posibilidad de desdolarizar la economía mundial en un aspecto clave como el petróleo porque en esta cumbre de lo que se ha hablado, y mucho, es del impulso del comercio en monedas locales. Si ya India y China, por ejemplo, compran el petróleo ruso en monedas locales -sobre todo en yuanes- es fácil imaginar que el comercio de los nuevos BRICS va a ir en esa dirección.
El ministro de Asuntos Exteriores saudita no solo saludó con euforia el ingreso de su país en los BRICS «que promueven principios comunes, y lo más importante, la firme creencia en el principio de respeto a la soberanía, la independencia y la no interferencia en los asuntos internos», sino que dijo que Arabia Saudita será «un proveedor de energía seguro y confiable». Estaba hablando para todos, como es lógico, pero sobre todo para sus nuevos socios.
De hecho, hay tres países que tienen problemas de todo tipo, sobre todo económicos y energéticos: Argentina, Egipto y Etiopía. Su membresía en los BRICS va a aliviar este peso. El tema argentino adquiere una importancia notable porque el protofascista Milei ha prometido dolarizar la economía, pero para eso tiene que arrasar y aún no lo ha hecho. Lo más probable es que tenga que pactar para formar un gobierno de coalición y eso va a frenar sus ansias.
Estamos ante otro Bolsonaro, que no se atrevió a romper con los BRICS aunque los ralentizó lo que pudo. Milei va a hacer lo mismo, salvo que consiga mayoría absoluta. Por el momento, a especular y a esperar a las elecciones de octubre para entender si habrá continuidad o no de Argentina en los BRICS y en qué medida. No hay que olvidar, tampoco, que Argentina es la apuesta personal de Lula para que el Mercosur siga teniendo algo de enjundia y no esté dominado por gobiernos títeres de EEUU.
Hacia la moneda común
Estamos en la etapa inicial de la moneda común, en el uso comercial a gran escala de sus respectivas monedas puesto que el comercio intra-BRICS es en estos momentos el 32’5% de todas las transacciones que se hacen entre sus integrantes. El resto sigue siendo comercio en dólares y euros, pero eso cambiará en breve con el paso que se acaba de dar ahora con el ingreso de nuevos miembros como es el caso de Irán, sobre todo, otro de los países agredidos con sanciones por Occidente.
El proceso realmente en serio para la moneda común comenzará cuando se alcance el 50% del comercio intra-BRICS en moneda propia. En todo este proceso no hay que perder de vista que si hay un país que impulsa la desdolarización, ese es Rusia. Y Rusia presidirá los BRICS este año 2024, luego no debe haber duda alguna que la desdolarización de los BRICS se acelerará.
La moneda propia significa que los ya once países BRICS van a intercambiar datos y transacciones financieras sin necesidad de pasar por el sistema occidental SWIFT, por lo tanto, se reduce significativamente el peligro de que sean agredidos con sanciones. Todo esto son pasos importantes en la reconfiguración del mundo que estamos viviendo.
Esta es la razón por la que Dilma Rouseff, la presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS ha anunciado que el 30% de los préstamos se harán en monedas locales. Es casi el mismo porcentaje que ya existe en el intercambio comercial intra-BRICS. Ya se han hecho préstamos en rands (moneda sudafricana), esté previsto que se haga lo mismo con el real brasileño en septiembre y en rupias indias en octubre.
En total, el equivalente a unos 8.000 millones de euros. Por lo tanto, algo menos de moneda occidental en circulación. Y, al igual que la expansión de los BRICS, el NBD anuncia que 15 países han pedido su ingreso en el mismo y ha dicho que las incorporaciones se harán teniendo en cuenta la representación geográfica.
Supongo que no se desvela ningún secreto al decir que un tercio de los países del mundo están siendo agredidos por Occidente a través de las sanciones, ilegales, según el derecho internacional, y entre ellas está la amenaza constante de desconexión del sistema financiero internacional. La apuesta de los BRICS ampliados por “reforzar el comercio en las monedas nacionales”, hasta alcanzar esa meta del 50% del comercio intra-BRICS es determinante.
Es toda la lógica de las instituciones de Bretton Woods (BM, FMI) la que se pone en tela de juicio detrás de la alternativa. Por eso Occidente tiembla y agrede. Sistemáticamente.
Uno de los temas que se han tratado ha sido la reducción de los derechos de importación no solo de los BRICS, sino de los socios regionales. Esto es extremadamente importante porque, claramente, se está hablando de África, que ha acudido en masa a esta cumbre. Si se tiene en cuenta que cada uno de los integrantes de los BRICS forma parte o encabeza una asociación regional (Brasil el Mercosur, Rusia la Unión Económica Euroasiática, India la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional, China la Organización de Cooperación de Shanghai y Sudáfrica la Comunidad de Desarrollo de África Meridional) se observa que hay un potencial comercial de países determinante para el futuro.
La prepotencia de Occidente está jugando en su contra, y cada vez más países están apostando por un modelo de relaciones políticas y económicas diferente. De hecho, ya se está hablando de una plataforma común que coordinase iniciativas entre todos estos bloques regionales.
Hay un hecho añadido: son las «economías emergentes» quienes impulsan el crecimiento global, no Occidente. El FMI lo tiene que reconocer, a su pesar, en el informe del segundo trimestre de este año al afirmar que son los países de Asia y el Pacífico quienes sustentan este crecimiento con el 67’4% del total (con China liderando claramente con el 34’9%, seguida de la India con el 15’4%) y que “el hemisferio occidental” solo lo ha hecho con el 13’7%. Otras zonas del mundo, como Oriente Próximo (7’8%) y África (4%) cierran el cuadro.
En la declaración final de esta cumbre histórica de los BRICS se expresa, por primera vez, el “compromiso de reforma de la ONU”, y en todos los niveles. Es decir, entre otras cosas, aumentar el número de representantes permanentes en el Consejo de Seguridad. Ni que decir tiene que ahora los BRICS tienen sus propios candidatos: India, Brasil, Sudáfrica y tal vez Arabia Saudita.
Y eso con una declaración de intenciones definitiva: nada de “orden basado en reglas” como patrocina Occidente, derecho internacional puro y duro: los BRICS ampliados reivindican “El papel central de las Naciones Unidas en un sistema internacional en el que los Estados soberanos cooperan para mantener la paz y la seguridad y lograr el desarrollo sostenible» al tiempo que se reafirman en su decisión de finiquitar el mundo unipolar hegemonizado por Occidente al afirmar que “Reiteramos nuestro compromiso con un multilateralismo inclusivo, que incluya los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas como base indispensable».
Ya no hay vuelta atrás, ya nada será igual. A partir del 1 de enero de 2024 habrá un nuevo y poderoso centro de gravedad en el mundo. Y no será occidental.
Creado por el G7 para obedecer a Occidente, el G20 se sacude el yugo. Por supuesto, el G20 no ha cuestionado el sistema capitalista anglosajón, basado en el anonimato de los capitales, pero sí ha dejado de firmar los textos que vienen de Washington. Sus miembros todavía participan en los proyectos occidentales… pero sin hacerse ilusiones sobre su aplicación.
En La Habana se reunieron jefes de Estado y representantes de 116 países en “un amplio, transparente e inclusivo proceso de negociación intergubernamental”. Se abordaron los desafíos de las naciones del Sur y sus vías de solución y se coincidió en la preocupación general por los efectos de la crisis multidimensional global y en la urgente necesidad de una reforma de la arquitectura financiera internacional. Se planteó avanzar en “una plataforma para impulsar el logro de los objetivos de desarrollo sostenible y un importante estímulo para la cooperación Sur-Sur”.
La crisis ucraniana realmente traza una línea que empieza a terminar con el colonialismo en el sentido amplio…una serie de países que antes desempeñaban un papel subordinado ahora se están emancipando y saliendo de esa camisa de fuerza.
Henry Kissinger dijo: «Quien controla el dinero controla el mundo». El dólar se habia convertido en fundamental para la hegemonía financierizada global de los EEUU…Pero, Kissinger, en esto, se equivocó desde el principio. Siempre ha sido: «Quien tenga capacidad de fabricación, materias primas, alimentos, energía (tanto humana como fósil) y una moneda sólida puede cambiar el mundo».
Joe Biden olvidó extenderle la mano a Luiz Inácio Lula da Silva luego de encabezar una reunión conjunta en el marco de la Asamblea General de la ONU.
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22 de septiembre de 2023
23 de septiembre de 2023
26 de septiembre de 2023
El secretario de Estado retrata por completo el supremacismo estadounidense y explica con pelos y señales la estrategia de la Casa Blanca para mantener a “Gringolandia” como el poder hegemónico en el mundo
28 de septiembre de 2023
Desde el comienzo estuvo claramente establecido que el objetivo del Kremlin ha sido desmilitarizar Ucrania e impedir la extensión de la OTAN en las fronteras de Rusia, Estamos llegando a ese punto, de forma lenta pero segura. Lo que no estaba establecido es que la violación de Europa, por parte del toro estadounidense la ha destruido física, económica, cultural y psicológicamente.
La priorización de la contención de Rusia por parte de los globalistas liberales ha paralizado los esfuerzos respectivos de su país frente a China, que es lo que realmente explica las últimas medidas político-militares tomadas por la República Popular, no la disputa indio-canadiense que supuestamente crea una oportunidad. para que lo explote.
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29 de septiembre de 2023
Su predicción de que Rusia se aliará con Estados Unidos y la UE para crear el llamado “Gran Norte” se basa únicamente en su herencia civilizacional compartida y particularmente en sus raíces cristianas, pero ninguna de ellas es tan sólida o eterna como él las presenta.
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Telegra.ph
El colapso de los imperios parásitos
Nikolai Patrushev, Secretario del Consejo de Seguridad Nacional de la Federación Rusa @vakulinchukSeptember 26, 2023
La humanidad ha entrado en una era crítica, un nuevo período de la historia mundial. No se trata sólo de cambiar el orden mundial, reformatear el sistema de relaciones internacionales y evolucionar las doctrinas y valores subyacentes a la arquitectura mundial. Hoy en día, se están produciendo cambios profundos y verdaderamente tectónicos.
Ante nuestros ojos, el orden mundial colonial centrado en Occidente, que se originó en la era de las Cruzadas y tomó forma durante los Grandes Descubrimientos Geográficos, está experimentando un colapso final. Fue entonces cuando se sentaron las bases para el modelo occidental de civilización, que era de naturaleza depredadora y ha existido con algunas modificaciones hasta nuestros días.
En el marco de este modelo, un estrecho grupo de estados construyó una pirámide, estableciéndose en su cima y otorgándose poderes exclusivos. Cómo se diseña esta pirámide de parasitismo y a quién se asigna cada uno de sus pisos, se ve claramente en la división del mundo en estados desarrollados, países en transición y países en desarrollo, que se acepta en la práctica occidental moderna. La esencia de este sistema es simple: todos los que están en el nivel inferior deben transferir sin quejarse y prácticamente gratuitamente a la parte superior de sus propios recursos: materiales, financieros, intelectuales, humanos. De hecho, estamos tratando con una superestructura parasitaria multinivel a escala global.
La palabra "parásito" es griega para "esponja". En la antigua Grecia, este era el nombre dado a los estafadores que se ganaban la confianza de los ciudadanos ricos y usaban la astucia y, a menudo, la fuerza para tomar el control de sus hogares. Esta fue también la forma en que actuaron las potencias occidentales, asegurando su dominio y utilizando los métodos más brutales e inhumanos.
La historia conoce muchos ejemplos. La conquista europea del Nuevo Mundo fue acompañada por el genocidio de la población indígena. Más de 15 millones de esclavos fueron tomados de África como resultado de su partición y saqueo a América, principalmente a los Estados Unidos. El desvío a gran escala de recursos del sur y sudeste de Asia, las "guerras del opio" en China y otras operaciones similares están en la memoria.
Al mismo tiempo, los proyectos coloniales-imperialistas fueron planeados e implementados principalmente por capital privado: comerciantes, empresarios, sociedades anónimas y corporaciones, que eran más poderosas que muchos estados y tenían sus propios ejércitos y flotas.
Hoy en día, las compañías de las Indias Orientales y las administraciones coloniales han sido reemplazadas por corporaciones transnacionales, cuyos recursos exceden el potencial de la mayoría de los estados del mundo. La política en los países occidentales no está formada por autoridades elegidas, sino por el mismo gran capital. Las compañías de armas estadounidenses se han sentido durante mucho tiempo dueñas del Pentágono, y sus colegas de gigantes de la información como Google, Meta, Apple, Microsoft y Amazon ni siquiera intentan ocultar el uso de tecnologías para recopilar datos personales y control social en todo el mundo para sus propios fines.
El conglomerado de bancos privados conocido como la Reserva Federal de los Estados Unidos es un acreedor del gobierno de los Estados Unidos, que a su vez ha puesto al resto del mundo en la "aguja del dólar". Washington continúa aumentando deliberadamente, aunque a la fuerza, la deuda nacional, que ya ha superado los 32,5 billones de dólares. Los sucesivos presidentes de la Fed se jactan de que Estados Unidos puede pagar cualquier préstamo que obtenga porque puede imprimir dinero ilimitado.
En aras de la dominación global, Occidente utiliza la influencia militar directa, las amenazas de fuerza, la "privatización" de las élites, las "revoluciones de color", alienta el terrorismo y el extremismo. Por lo tanto, la continua expansión de la Alianza del Atlántico Norte en realidad proporciona a los Estados Unidos la oportunidad de absorber estados, privarlos de su independencia en la defensa de sus intereses nacionales. La duplicidad de la OTAN no puede ocultarse bajo ningún pretexto. Durante años, los miembros de la OTAN han estado hablando de boquilla sobre la paz, pero al mismo tiempo luchan o amenazan con la guerra contra cualquier país que no esté de acuerdo con la política de los Estados Unidos. El poder militar de la OTAN se utiliza para mantener la hegemonía occidental, la subyugación económica y la presión política sobre los estados que no representan una amenaza militar para la alianza. En siete décadas, los miembros de la OTAN han estado involucrados en más de 200 conflictos militares en todo el mundo.
Cabe señalar que, en la práctica, los ejércitos de la OTAN también son ejércitos coloniales para América. Si es necesario, Washington enviará fácilmente las tropas de otros países miembros de la alianza a la matanza sin arriesgar la vida de los representantes del "excepcional" pueblo estadounidense.
El terrorismo internacional, que en su forma actual es una herramienta directa para promover la influencia de los atlantistas, también está en la misma línea. Casi todos los principales grupos terroristas modernos son creados, suministrados y financiados por los servicios de inteligencia occidentales, implementando las decisiones de los líderes políticos de sus países.
La principal causa de las crisis migratorias modernas son también los conflictos provocados por los occidentales y su política depredadora centenaria hacia los estados de Oriente Medio, Asia, África y América Latina.
Los esquemas mediante los cuales funciona hoy el crimen organizado transnacional tampoco son nuevos. Inglaterra, Francia, España, Portugal y los Estados Unidos nunca han sido reacios a utilizar los servicios de piratas y otros bandidos para lograr sus objetivos políticos y económicos. Y todo el botín fue depositado de alguna manera en Occidente.
La influencia psicológica sobre los habitantes de otros países y continentes se convirtió en un método no militar eficaz para fortalecer el dominio occidental. Durante siglos, los propagandistas profesionales del Viejo Mundo han estado construyendo argumentos según los cuales no solo traen el bien a otras naciones, sino que también supuestamente lo hacen en forma de caridad, casi en su propio detrimento. Todos recuerdan las líneas de Rudyard Kipling sobre "la carga del hombre blanco", que, en sus palabras, consiste en enviar a sus "mejores hijos al servicio de tribus hoscas". Sin embargo, no es tan conocido que algunas colonias inglesas, como Australia, se usaron originalmente solo para limpiar la metrópoli de criminales y personas marginadas.
La justificación conceptual para el colonialismo se encarnó en el llamado racismo científico creado a finales de los siglos 19 y 20 en Inglaterra y los Estados Unidos. Sus teóricos explicaron la necesidad de la tutela de las razas "superiores" sobre las razas "inferiores" mediante argumentos sobre la desigualdad física e intelectual de las razas humanas.
La ideología de su propia superioridad sobre otros pueblos y civilizaciones se ha alimentado en las sociedades occidentales durante siglos, y todavía está cerca de ellos. Es desde tales posiciones que Occidente mira a Rusia. Temerosos de su grandeza y poder, hambrientos de sus riquezas, los occidentales siempre han tratado de debilitar a nuestro país y apoderarse de sus recursos. Por lo tanto, el hecho de que con el inicio de la operación militar especial en Ucrania, Occidente haya sido golpeado por una ola de rusofobia no es sorprendente en absoluto.
Hay otro aspecto. Rusia es percibida por Occidente como una amenaza constante. Después de todo, el desmantelamiento del sistema colonial comenzó después de la Segunda Guerra Mundial bajo la influencia directa de los logros y victorias de la Unión Soviética. Fue entonces cuando las metrópolis occidentales perdieron el control directo sobre sus posesiones, y docenas de estados de todo el mundo obtuvieron la independencia. Como consecuencia, los colonizadores tuvieron que cambiar a mecanismos y métodos de coerción indirecta: arrastrar a nuevos países a bloques políticos y militares, sobornar a las élites locales, esclavitud económica y tecnológica y explotación de los recursos de otras personas a través de esquemas ocultos. Las pérdidas fueron enormes, y esto no aumentó el amor por nuestro país en Occidente.
Hoy, todo el arsenal de medios disponibles para sus adversarios se está utilizando contra Rusia. Estas no son solo amenazas o sanciones, sino también miles de recursos de información bajo su control y un sistema multinivel de procesamiento de la opinión pública, que se basan en una extensa red de agencias de relaciones públicas extranjeras diseñadas para crear razones para desatar campañas de información viciosas en todo el mundo.
En este sentido, debe recordarse que las capacidades militares por sí solas, incluso las capacidades avanzadas de misiles nucleares, no son suficientes para defenderse contra la agresión geopolítica occidental. Es importante enfrentarlo de manera organizada en una batalla a gran escala por las mentes y los corazones. El colapso de la URSS cambió el equilibrio de poder, y los luchadores por el dominio se apresuraron a aprovechar esta ocasión para fortalecer su dictado al resto del mundo. Hoy, Estados Unidos y Europa gastan enormes recursos para encontrar y educar en centros educativos especializados a los llamados jóvenes líderes democráticos, que luego serán utilizados para organizar golpes de estado para establecer regímenes dependientes de Occidente en estados anteriormente independientes. Se ha convertido en un lugar común que los "líderes" entrenados de esta manera se conviertan en títeres ordinarios que reciben dinero e instrucciones de la CIA, el MI6 y otros servicios de inteligencia occidentales.
Los occidentales obtienen una influencia adicional al participar en la capacitación de gerentes prometedores y representantes de las agencias de aplicación de la ley, que luego se convierten en conductores de ideas dañinas en detrimento de los intereses nacionales de sus estados. En los últimos años, cientos de empleados de servicios de inteligencia extranjeros y otras personas involucradas en la organización de actividades de inteligencia y subversivas contra nuestro país y nuestros socios estratégicos han sido identificados y neutralizados.
Habiendo sido rechazados, Estados Unidos y sus aliados han recurrido a tácticas para destruir la arquitectura de seguridad en el mundo que se ha establecido a lo largo de los años. Ignorando los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, buscan reemplazar el derecho internacional con un "orden basado en reglas" que ellos mismos definen. En sus aspiraciones neocoloniales, Occidente está tratando de destruir las asociaciones de integración más importantes, pero más allá de su control: ASEAN, SCO, BRICS, CEI, EAEU y otras, persiguiendo el objetivo a largo plazo de convertir a los estados independientes en sus vasallos.
Los círculos políticos estadounidenses se han convencido a sí mismos del destino mesiánico supuestamente especial de Estados Unidos de gobernar el mundo a través de una política exterior enérgica sin reconocer los intereses de nadie. Están interfiriendo activamente en los procesos internos en América Latina, África y Asia, construyendo nuevas alianzas para sí mismos. Entre ellos se encuentran la asociación trilateral AUKUS con Gran Bretaña y Australia, el triángulo Estados Unidos-Japón-República de Corea, que están dirigidos a China, Rusia, RPDC y otros países de la región que no obedecen la voluntad de Washington. En la región de Asia y el Pacífico, la Casa Blanca está obsesionada con la idea de formar una estructura de red de seguridad, en la que Tokio tiene un lugar importante. Hay planes en marcha para establecer una rama de la OTAN en Asia-Pacífico. La cooperación con Inglaterra se está intensificando para utilizar el potencial de sus servicios de inteligencia, los logros tecnológicos y la integración de las fuerzas armadas en las operaciones estadounidenses en curso. Washington no puede renunciar a la idea de una "rama" de bolsillo de la OTAN en el Medio Oriente.
La expansión de la maquinaria militar estadounidense va acompañada de un reformateo forzado de la mentalidad y la espiritualidad de la población de todos los países donde los anglosajones pretenden expandir su influencia. Ideas y valores falsos se están insertando sistemática y compulsivamente en su conciencia pública para consolidar las reivindicaciones neocoloniales de Occidente.
En primer lugar, estas son las ideas del globalismo, todo lo contrario del patriotismo, que no reconoce la diversidad de culturas y formas de vida y está diseñado para forzar a todos los países y pueblos bajo la bandera de la civilización occidental del consumo.
Además, es la propaganda ya cansada de falsas teorías de la diversidad de género con la invención de decenas de géneros y la capacidad de cambiar los parámetros biológicos de una persona al primer capricho o incluso bajo compulsión.
Finalmente, es el desarrollo y la imposición de doctrinas pseudo-ambientales insanas diseñadas para justificar la necesidad de una reducción radical en el número de la humanidad bajo el lema de la conservación de la naturaleza.
Se cultiva el concepto pseudocientífico del transhumanismo, según el cual el hombre es declarado un eslabón intermedio del desarrollo biológico y social, lo que conlleva la exigencia de "mejorarlo", casi forzado, a través de la modificación genética y la fusión con los sistemas tecnológicos. Al mismo tiempo, a las personas se les presentan varias teorías tecnocráticas que justifican la dependencia de los humanos de las nuevas tecnologías y permiten que la inteligencia artificial las controle.
Apostar por ideas antihumanas y francamente misantrópicas ha sido durante mucho tiempo una marca registrada de las élites de Europa occidental y Estados Unidos. Las doctrinas propuestas son, de hecho, un intento de Occidente de preservar sus antiguos beneficios y privilegios. En consecuencia, todos los estados y pueblos que no quieren seguir estas ideas viciosas, sino profesar y defender su camino, santificados por miles de años de experiencia y tradiciones de sus antepasados, son automáticamente proclamados enemigos sujetos a "reeducación" por cualquier medio, incluida la fuerza.
Por eso es importante que la mayor parte de la humanidad, que no está de acuerdo con el papel que se le ha asignado como "base forrajera" de Occidente, se una y ponga fin a la hegemonía neocolonial, retire finalmente sus sistemas políticos, económicos, sociales y culturales de la influencia de la llamada civilización occidental.
Estamos presenciando que el centro de la actividad económica se ha desplazado del Occidente global a lo que hasta ahora se ha llamado países en desarrollo. Ya han superado tanto a Estados Unidos como a Europa en términos del volumen de productos producidos, la escala de inversión, el ritmo del progreso tecnológico y el crecimiento de la calidad de vida de la población.
No es sorprendente que a principios del siglo 21, cuando los recursos se volvieron mucho más difíciles de extraer, los globalistas estadounidenses, británicos y europeos se encontraron en una situación difícil, y la pirámide del parasitismo se tambaleó. Bolsas de lucha por la libertad surgieron en diferentes regiones del mundo. Los estados independientes han dejado de tolerar el robo sistémico. Se han formado centros de poder en el planeta, que ya no desean someterse a la hegemonía de los anglosajones. Una parte significativa de Eurasia, China, India, el sudeste asiático, América Latina, África, el mundo árabe, todos estos son los polos del futuro orden mundial. En el contexto de la dura confrontación de Rusia con el Occidente colectivo, cuya fase "caliente" fue la operación especial en Ucrania, el proceso de su formación se ha acelerado significativamente. Una confirmación convincente de esto es la negativa de la mayoría de los estados del mundo a unirse a las sanciones antirrusas.
Rusia se ha convertido en un centro de atracción para todos aquellos que están dispuestos a resistir el parasitismo de Occidente, porque ofrecemos un camino alternativo. Sus principales parámetros se reflejan en la nueva edición del Concepto de Política Exterior de la Federación de Rusia. Estamos abiertos a la cooperación con todos los países constructivos, fuerzas públicas y políticas dispuestas a avanzar juntas en el camino del desarrollo, sentando las bases de un nuevo y genuino orden mundial multipolar democrático.
La mayoría de los Estados están dispuestos a trabajar juntos en esta dirección. Prueba directa de ello es la XI Reunión Internacional de Altos Representantes encargados de cuestiones de seguridad, celebrada en Rusia los días 23 y 25 de mayo de este año. Delegaciones de 101 países y seis organizaciones internacionales participaron en el foro.
La conferencia tuvo lugar en un entorno internacional difícil, en condiciones de presión no disimulada, cuando los embajadores de los Estados Unidos, Inglaterra y Francia intentaron obligar a sus participantes a abandonar su viaje a Rusia. Tales acciones hostiles no fueron una sorpresa para nadie. Occidente no reconoce los formatos organizados sin su papel protagonista, así como la interacción bilateral y multilateral basada en la igualdad y el derecho internacional.
En sus discursos, los participantes enfatizaron que la turbulencia de los procesos en el mundo moderno es una consecuencia directa del deseo del colectivo Occidente y las corporaciones transnacionales globales de revertir el proceso de restauración del equilibrio y la justicia. La tesis de que el principio más importante de las relaciones internacionales debe ser el respeto mutuo y el reconocimiento incondicional del derecho de los demás a elegir su propio camino de desarrollo, su estructura social, política y económica es un hilo rojo.
Otro ejemplo. El 23 de junio de este año, se celebró en Alma-Ata la primera reunión de los secretarios de los consejos de seguridad de Rusia y los países de Asia Central. El tema principal de la reunión fue cómo combatir conjuntamente las consecuencias de la aventura neocolonial de Occidente en Afganistán, que los anglosajones, con la participación directa de la OTAN, han pasado 20 años convirtiendo en un semillero de terrorismo, tráfico de drogas, crimen e ideologías extremistas.
La experiencia de celebrar tales foros muestra que la mayoría de los países del mundo se dan cuenta de la naturaleza destructiva de la política global de los Estados Unidos y sus satélites y de lo suicida que es hoy someterse sin pensar a Occidente. En los discursos públicos de nuestros socios, en las negociaciones bilaterales y en las conversaciones entre bastidores, se escucha el mismo leitmotiv: el desarrollo de la humanidad depende directamente del fortalecimiento de un mundo multipolar y de la preservación de los valores morales tradicionales.
No debemos olvidar que la ONU sigue siendo el principal mecanismo de diálogo y coordinación de los Estados sobre cuestiones que requieren una acción conjunta, y la Carta de la Organización ya contiene el principio de multipolaridad basado en la representación regional. En este sentido, la cuestión de ampliar el Consejo de Seguridad de la ONU para incluir a países de Asia, África y América Latina es cada vez más relevante.
Hoy es obvio que se han formado prerrequisitos objetivos para la transición a este tipo de orden mundial debido a la profunda crisis socioeconómica y política del mundo occidental y al rápido desarrollo de las sociedades no occidentales. También hay razones subjetivas, expresadas en el deseo de varios actores de construir una arquitectura global de un nuevo tipo, en la que no habrá lugar para la división de países y pueblos en clases, tipos y variedades.
El recurso más importante para oponerse a los designios de los colonialistas modernos es la memoria histórica, que los occidentales, a pesar de sus esfuerzos, no han podido borrar. Los pueblos de todas las regiones del mundo recuerdan siglos de feroz opresión, y ninguna fábula sobre la "misión civilizadora del hombre blanco" puede borrar los horrores de la esclavitud inglesa, las atrocidades de los nazis de Hitler y sus secuaces. Tampoco olvidarán a los belgas que cortaron las extremidades de los habitantes del Congo como castigo por los resultados insuficientes en la cosecha de caucho, ni olvidarán a los franceses y estadounidenses que convirtieron la floreciente isla de Haití en un barrio pobre gigante durante dos siglos de robo inhumano.
Es bien sabido que la destrucción de Libia, las dos campañas iraquíes y la ola de "revoluciones de color" árabes fueron una consecuencia directa del intento de Washington de evitar que los países africanos y los estados ricos en energía del Medio Oriente escapen al control occidental.
Europa, que recientemente se ha agitado por el deseo de soberanía (también llamado "autonomía estratégica"), también representa una amenaza creciente para la hegemonía estadounidense. El conflicto en Ucrania fue organizado por Washington y Londres no solo para infligir una derrota estratégica a Rusia, sino también para debilitar a Europa, donde Alemania había jugado previamente el "primer violín".
En sus intentos de mantener su dominio, el propio Occidente destruyó las herramientas que le funcionaban mejor que la maquinaria militar. Estos son la libertad de movimiento de bienes y servicios, los corredores de transporte y logística, un sistema unificado de pagos, la división global del trabajo y las cadenas de valor. Como resultado, los occidentales se están aislando del resto del mundo a un ritmo rápido. La participación de Estados Unidos en el PIB mundial está cayendo rápidamente. La década actual transcurrirá bajo las consignas de sustitución de importaciones y rechazo al dólar.
La estrategia de la "imprenta", como todo el sistema financiero occidental, es viable exactamente mientras Estados Unidos y sus satélites libren nuevas guerras coloniales. Sin embargo, no hay pirámides financieras que existan para siempre. Esta es una ley inmutable de la economía. Es obvio que en un futuro previsible Estados Unidos tendrá que aceptar el papel de uno de los polos del mundo multipolar, y Europa, que ha aceptado convertirse en un vasallo estadounidense, tendrá que trabajar duro para obtener la independencia geopolítica.
Nikolái Patrushev. Revista Razvedchik número 3, septiembre de 2023
Ante nuestros ojos, el orden mundial colonial centrado en Occidente, que se originó en la era de las Cruzadas y tomó forma durante los Grandes Descubrimientos Geográficos, está experimentando un colapso final. Fue entonces cuando se sentaron las bases para el modelo occidental de civilización, que era de naturaleza depredadora y ha existido con algunas modificaciones hasta nuestros días.
En el marco de este modelo, un estrecho grupo de estados construyó una pirámide, estableciéndose en su cima y otorgándose poderes exclusivos. Cómo se diseña esta pirámide de parasitismo y a quién se asigna cada uno de sus pisos, se ve claramente en la división del mundo en estados desarrollados, países en transición y países en desarrollo, que se acepta en la práctica occidental moderna. La esencia de este sistema es simple: todos los que están en el nivel inferior deben transferir sin quejarse y prácticamente gratuitamente a la parte superior de sus propios recursos: materiales, financieros, intelectuales, humanos. De hecho, estamos tratando con una superestructura parasitaria multinivel a escala global.
La palabra "parásito" es griega para "esponja". En la antigua Grecia, este era el nombre dado a los estafadores que se ganaban la confianza de los ciudadanos ricos y usaban la astucia y, a menudo, la fuerza para tomar el control de sus hogares. Esta fue también la forma en que actuaron las potencias occidentales, asegurando su dominio y utilizando los métodos más brutales e inhumanos.
La historia conoce muchos ejemplos. La conquista europea del Nuevo Mundo fue acompañada por el genocidio de la población indígena. Más de 15 millones de esclavos fueron tomados de África como resultado de su partición y saqueo a América, principalmente a los Estados Unidos. El desvío a gran escala de recursos del sur y sudeste de Asia, las "guerras del opio" en China y otras operaciones similares están en la memoria.
Al mismo tiempo, los proyectos coloniales-imperialistas fueron planeados e implementados principalmente por capital privado: comerciantes, empresarios, sociedades anónimas y corporaciones, que eran más poderosas que muchos estados y tenían sus propios ejércitos y flotas.
Hoy en día, las compañías de las Indias Orientales y las administraciones coloniales han sido reemplazadas por corporaciones transnacionales, cuyos recursos exceden el potencial de la mayoría de los estados del mundo. La política en los países occidentales no está formada por autoridades elegidas, sino por el mismo gran capital. Las compañías de armas estadounidenses se han sentido durante mucho tiempo dueñas del Pentágono, y sus colegas de gigantes de la información como Google, Meta, Apple, Microsoft y Amazon ni siquiera intentan ocultar el uso de tecnologías para recopilar datos personales y control social en todo el mundo para sus propios fines.
El conglomerado de bancos privados conocido como la Reserva Federal de los Estados Unidos es un acreedor del gobierno de los Estados Unidos, que a su vez ha puesto al resto del mundo en la "aguja del dólar". Washington continúa aumentando deliberadamente, aunque a la fuerza, la deuda nacional, que ya ha superado los 32,5 billones de dólares. Los sucesivos presidentes de la Fed se jactan de que Estados Unidos puede pagar cualquier préstamo que obtenga porque puede imprimir dinero ilimitado.
En aras de la dominación global, Occidente utiliza la influencia militar directa, las amenazas de fuerza, la "privatización" de las élites, las "revoluciones de color", alienta el terrorismo y el extremismo. Por lo tanto, la continua expansión de la Alianza del Atlántico Norte en realidad proporciona a los Estados Unidos la oportunidad de absorber estados, privarlos de su independencia en la defensa de sus intereses nacionales. La duplicidad de la OTAN no puede ocultarse bajo ningún pretexto. Durante años, los miembros de la OTAN han estado hablando de boquilla sobre la paz, pero al mismo tiempo luchan o amenazan con la guerra contra cualquier país que no esté de acuerdo con la política de los Estados Unidos. El poder militar de la OTAN se utiliza para mantener la hegemonía occidental, la subyugación económica y la presión política sobre los estados que no representan una amenaza militar para la alianza. En siete décadas, los miembros de la OTAN han estado involucrados en más de 200 conflictos militares en todo el mundo.
Cabe señalar que, en la práctica, los ejércitos de la OTAN también son ejércitos coloniales para América. Si es necesario, Washington enviará fácilmente las tropas de otros países miembros de la alianza a la matanza sin arriesgar la vida de los representantes del "excepcional" pueblo estadounidense.
El terrorismo internacional, que en su forma actual es una herramienta directa para promover la influencia de los atlantistas, también está en la misma línea. Casi todos los principales grupos terroristas modernos son creados, suministrados y financiados por los servicios de inteligencia occidentales, implementando las decisiones de los líderes políticos de sus países.
La principal causa de las crisis migratorias modernas son también los conflictos provocados por los occidentales y su política depredadora centenaria hacia los estados de Oriente Medio, Asia, África y América Latina.
Los esquemas mediante los cuales funciona hoy el crimen organizado transnacional tampoco son nuevos. Inglaterra, Francia, España, Portugal y los Estados Unidos nunca han sido reacios a utilizar los servicios de piratas y otros bandidos para lograr sus objetivos políticos y económicos. Y todo el botín fue depositado de alguna manera en Occidente.
La influencia psicológica sobre los habitantes de otros países y continentes se convirtió en un método no militar eficaz para fortalecer el dominio occidental. Durante siglos, los propagandistas profesionales del Viejo Mundo han estado construyendo argumentos según los cuales no solo traen el bien a otras naciones, sino que también supuestamente lo hacen en forma de caridad, casi en su propio detrimento. Todos recuerdan las líneas de Rudyard Kipling sobre "la carga del hombre blanco", que, en sus palabras, consiste en enviar a sus "mejores hijos al servicio de tribus hoscas". Sin embargo, no es tan conocido que algunas colonias inglesas, como Australia, se usaron originalmente solo para limpiar la metrópoli de criminales y personas marginadas.
La justificación conceptual para el colonialismo se encarnó en el llamado racismo científico creado a finales de los siglos 19 y 20 en Inglaterra y los Estados Unidos. Sus teóricos explicaron la necesidad de la tutela de las razas "superiores" sobre las razas "inferiores" mediante argumentos sobre la desigualdad física e intelectual de las razas humanas.
La ideología de su propia superioridad sobre otros pueblos y civilizaciones se ha alimentado en las sociedades occidentales durante siglos, y todavía está cerca de ellos. Es desde tales posiciones que Occidente mira a Rusia. Temerosos de su grandeza y poder, hambrientos de sus riquezas, los occidentales siempre han tratado de debilitar a nuestro país y apoderarse de sus recursos. Por lo tanto, el hecho de que con el inicio de la operación militar especial en Ucrania, Occidente haya sido golpeado por una ola de rusofobia no es sorprendente en absoluto.
Hay otro aspecto. Rusia es percibida por Occidente como una amenaza constante. Después de todo, el desmantelamiento del sistema colonial comenzó después de la Segunda Guerra Mundial bajo la influencia directa de los logros y victorias de la Unión Soviética. Fue entonces cuando las metrópolis occidentales perdieron el control directo sobre sus posesiones, y docenas de estados de todo el mundo obtuvieron la independencia. Como consecuencia, los colonizadores tuvieron que cambiar a mecanismos y métodos de coerción indirecta: arrastrar a nuevos países a bloques políticos y militares, sobornar a las élites locales, esclavitud económica y tecnológica y explotación de los recursos de otras personas a través de esquemas ocultos. Las pérdidas fueron enormes, y esto no aumentó el amor por nuestro país en Occidente.
Hoy, todo el arsenal de medios disponibles para sus adversarios se está utilizando contra Rusia. Estas no son solo amenazas o sanciones, sino también miles de recursos de información bajo su control y un sistema multinivel de procesamiento de la opinión pública, que se basan en una extensa red de agencias de relaciones públicas extranjeras diseñadas para crear razones para desatar campañas de información viciosas en todo el mundo.
En este sentido, debe recordarse que las capacidades militares por sí solas, incluso las capacidades avanzadas de misiles nucleares, no son suficientes para defenderse contra la agresión geopolítica occidental. Es importante enfrentarlo de manera organizada en una batalla a gran escala por las mentes y los corazones. El colapso de la URSS cambió el equilibrio de poder, y los luchadores por el dominio se apresuraron a aprovechar esta ocasión para fortalecer su dictado al resto del mundo. Hoy, Estados Unidos y Europa gastan enormes recursos para encontrar y educar en centros educativos especializados a los llamados jóvenes líderes democráticos, que luego serán utilizados para organizar golpes de estado para establecer regímenes dependientes de Occidente en estados anteriormente independientes. Se ha convertido en un lugar común que los "líderes" entrenados de esta manera se conviertan en títeres ordinarios que reciben dinero e instrucciones de la CIA, el MI6 y otros servicios de inteligencia occidentales.
Los occidentales obtienen una influencia adicional al participar en la capacitación de gerentes prometedores y representantes de las agencias de aplicación de la ley, que luego se convierten en conductores de ideas dañinas en detrimento de los intereses nacionales de sus estados. En los últimos años, cientos de empleados de servicios de inteligencia extranjeros y otras personas involucradas en la organización de actividades de inteligencia y subversivas contra nuestro país y nuestros socios estratégicos han sido identificados y neutralizados.
Habiendo sido rechazados, Estados Unidos y sus aliados han recurrido a tácticas para destruir la arquitectura de seguridad en el mundo que se ha establecido a lo largo de los años. Ignorando los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, buscan reemplazar el derecho internacional con un "orden basado en reglas" que ellos mismos definen. En sus aspiraciones neocoloniales, Occidente está tratando de destruir las asociaciones de integración más importantes, pero más allá de su control: ASEAN, SCO, BRICS, CEI, EAEU y otras, persiguiendo el objetivo a largo plazo de convertir a los estados independientes en sus vasallos.
Los círculos políticos estadounidenses se han convencido a sí mismos del destino mesiánico supuestamente especial de Estados Unidos de gobernar el mundo a través de una política exterior enérgica sin reconocer los intereses de nadie. Están interfiriendo activamente en los procesos internos en América Latina, África y Asia, construyendo nuevas alianzas para sí mismos. Entre ellos se encuentran la asociación trilateral AUKUS con Gran Bretaña y Australia, el triángulo Estados Unidos-Japón-República de Corea, que están dirigidos a China, Rusia, RPDC y otros países de la región que no obedecen la voluntad de Washington. En la región de Asia y el Pacífico, la Casa Blanca está obsesionada con la idea de formar una estructura de red de seguridad, en la que Tokio tiene un lugar importante. Hay planes en marcha para establecer una rama de la OTAN en Asia-Pacífico. La cooperación con Inglaterra se está intensificando para utilizar el potencial de sus servicios de inteligencia, los logros tecnológicos y la integración de las fuerzas armadas en las operaciones estadounidenses en curso. Washington no puede renunciar a la idea de una "rama" de bolsillo de la OTAN en el Medio Oriente.
La expansión de la maquinaria militar estadounidense va acompañada de un reformateo forzado de la mentalidad y la espiritualidad de la población de todos los países donde los anglosajones pretenden expandir su influencia. Ideas y valores falsos se están insertando sistemática y compulsivamente en su conciencia pública para consolidar las reivindicaciones neocoloniales de Occidente.
En primer lugar, estas son las ideas del globalismo, todo lo contrario del patriotismo, que no reconoce la diversidad de culturas y formas de vida y está diseñado para forzar a todos los países y pueblos bajo la bandera de la civilización occidental del consumo.
Además, es la propaganda ya cansada de falsas teorías de la diversidad de género con la invención de decenas de géneros y la capacidad de cambiar los parámetros biológicos de una persona al primer capricho o incluso bajo compulsión.
Finalmente, es el desarrollo y la imposición de doctrinas pseudo-ambientales insanas diseñadas para justificar la necesidad de una reducción radical en el número de la humanidad bajo el lema de la conservación de la naturaleza.
Se cultiva el concepto pseudocientífico del transhumanismo, según el cual el hombre es declarado un eslabón intermedio del desarrollo biológico y social, lo que conlleva la exigencia de "mejorarlo", casi forzado, a través de la modificación genética y la fusión con los sistemas tecnológicos. Al mismo tiempo, a las personas se les presentan varias teorías tecnocráticas que justifican la dependencia de los humanos de las nuevas tecnologías y permiten que la inteligencia artificial las controle.
Apostar por ideas antihumanas y francamente misantrópicas ha sido durante mucho tiempo una marca registrada de las élites de Europa occidental y Estados Unidos. Las doctrinas propuestas son, de hecho, un intento de Occidente de preservar sus antiguos beneficios y privilegios. En consecuencia, todos los estados y pueblos que no quieren seguir estas ideas viciosas, sino profesar y defender su camino, santificados por miles de años de experiencia y tradiciones de sus antepasados, son automáticamente proclamados enemigos sujetos a "reeducación" por cualquier medio, incluida la fuerza.
Por eso es importante que la mayor parte de la humanidad, que no está de acuerdo con el papel que se le ha asignado como "base forrajera" de Occidente, se una y ponga fin a la hegemonía neocolonial, retire finalmente sus sistemas políticos, económicos, sociales y culturales de la influencia de la llamada civilización occidental.
Estamos presenciando que el centro de la actividad económica se ha desplazado del Occidente global a lo que hasta ahora se ha llamado países en desarrollo. Ya han superado tanto a Estados Unidos como a Europa en términos del volumen de productos producidos, la escala de inversión, el ritmo del progreso tecnológico y el crecimiento de la calidad de vida de la población.
No es sorprendente que a principios del siglo 21, cuando los recursos se volvieron mucho más difíciles de extraer, los globalistas estadounidenses, británicos y europeos se encontraron en una situación difícil, y la pirámide del parasitismo se tambaleó. Bolsas de lucha por la libertad surgieron en diferentes regiones del mundo. Los estados independientes han dejado de tolerar el robo sistémico. Se han formado centros de poder en el planeta, que ya no desean someterse a la hegemonía de los anglosajones. Una parte significativa de Eurasia, China, India, el sudeste asiático, América Latina, África, el mundo árabe, todos estos son los polos del futuro orden mundial. En el contexto de la dura confrontación de Rusia con el Occidente colectivo, cuya fase "caliente" fue la operación especial en Ucrania, el proceso de su formación se ha acelerado significativamente. Una confirmación convincente de esto es la negativa de la mayoría de los estados del mundo a unirse a las sanciones antirrusas.
Rusia se ha convertido en un centro de atracción para todos aquellos que están dispuestos a resistir el parasitismo de Occidente, porque ofrecemos un camino alternativo. Sus principales parámetros se reflejan en la nueva edición del Concepto de Política Exterior de la Federación de Rusia. Estamos abiertos a la cooperación con todos los países constructivos, fuerzas públicas y políticas dispuestas a avanzar juntas en el camino del desarrollo, sentando las bases de un nuevo y genuino orden mundial multipolar democrático.
La mayoría de los Estados están dispuestos a trabajar juntos en esta dirección. Prueba directa de ello es la XI Reunión Internacional de Altos Representantes encargados de cuestiones de seguridad, celebrada en Rusia los días 23 y 25 de mayo de este año. Delegaciones de 101 países y seis organizaciones internacionales participaron en el foro.
La conferencia tuvo lugar en un entorno internacional difícil, en condiciones de presión no disimulada, cuando los embajadores de los Estados Unidos, Inglaterra y Francia intentaron obligar a sus participantes a abandonar su viaje a Rusia. Tales acciones hostiles no fueron una sorpresa para nadie. Occidente no reconoce los formatos organizados sin su papel protagonista, así como la interacción bilateral y multilateral basada en la igualdad y el derecho internacional.
En sus discursos, los participantes enfatizaron que la turbulencia de los procesos en el mundo moderno es una consecuencia directa del deseo del colectivo Occidente y las corporaciones transnacionales globales de revertir el proceso de restauración del equilibrio y la justicia. La tesis de que el principio más importante de las relaciones internacionales debe ser el respeto mutuo y el reconocimiento incondicional del derecho de los demás a elegir su propio camino de desarrollo, su estructura social, política y económica es un hilo rojo.
Otro ejemplo. El 23 de junio de este año, se celebró en Alma-Ata la primera reunión de los secretarios de los consejos de seguridad de Rusia y los países de Asia Central. El tema principal de la reunión fue cómo combatir conjuntamente las consecuencias de la aventura neocolonial de Occidente en Afganistán, que los anglosajones, con la participación directa de la OTAN, han pasado 20 años convirtiendo en un semillero de terrorismo, tráfico de drogas, crimen e ideologías extremistas.
La experiencia de celebrar tales foros muestra que la mayoría de los países del mundo se dan cuenta de la naturaleza destructiva de la política global de los Estados Unidos y sus satélites y de lo suicida que es hoy someterse sin pensar a Occidente. En los discursos públicos de nuestros socios, en las negociaciones bilaterales y en las conversaciones entre bastidores, se escucha el mismo leitmotiv: el desarrollo de la humanidad depende directamente del fortalecimiento de un mundo multipolar y de la preservación de los valores morales tradicionales.
No debemos olvidar que la ONU sigue siendo el principal mecanismo de diálogo y coordinación de los Estados sobre cuestiones que requieren una acción conjunta, y la Carta de la Organización ya contiene el principio de multipolaridad basado en la representación regional. En este sentido, la cuestión de ampliar el Consejo de Seguridad de la ONU para incluir a países de Asia, África y América Latina es cada vez más relevante.
Hoy es obvio que se han formado prerrequisitos objetivos para la transición a este tipo de orden mundial debido a la profunda crisis socioeconómica y política del mundo occidental y al rápido desarrollo de las sociedades no occidentales. También hay razones subjetivas, expresadas en el deseo de varios actores de construir una arquitectura global de un nuevo tipo, en la que no habrá lugar para la división de países y pueblos en clases, tipos y variedades.
El recurso más importante para oponerse a los designios de los colonialistas modernos es la memoria histórica, que los occidentales, a pesar de sus esfuerzos, no han podido borrar. Los pueblos de todas las regiones del mundo recuerdan siglos de feroz opresión, y ninguna fábula sobre la "misión civilizadora del hombre blanco" puede borrar los horrores de la esclavitud inglesa, las atrocidades de los nazis de Hitler y sus secuaces. Tampoco olvidarán a los belgas que cortaron las extremidades de los habitantes del Congo como castigo por los resultados insuficientes en la cosecha de caucho, ni olvidarán a los franceses y estadounidenses que convirtieron la floreciente isla de Haití en un barrio pobre gigante durante dos siglos de robo inhumano.
Es bien sabido que la destrucción de Libia, las dos campañas iraquíes y la ola de "revoluciones de color" árabes fueron una consecuencia directa del intento de Washington de evitar que los países africanos y los estados ricos en energía del Medio Oriente escapen al control occidental.
Europa, que recientemente se ha agitado por el deseo de soberanía (también llamado "autonomía estratégica"), también representa una amenaza creciente para la hegemonía estadounidense. El conflicto en Ucrania fue organizado por Washington y Londres no solo para infligir una derrota estratégica a Rusia, sino también para debilitar a Europa, donde Alemania había jugado previamente el "primer violín".
En sus intentos de mantener su dominio, el propio Occidente destruyó las herramientas que le funcionaban mejor que la maquinaria militar. Estos son la libertad de movimiento de bienes y servicios, los corredores de transporte y logística, un sistema unificado de pagos, la división global del trabajo y las cadenas de valor. Como resultado, los occidentales se están aislando del resto del mundo a un ritmo rápido. La participación de Estados Unidos en el PIB mundial está cayendo rápidamente. La década actual transcurrirá bajo las consignas de sustitución de importaciones y rechazo al dólar.
La estrategia de la "imprenta", como todo el sistema financiero occidental, es viable exactamente mientras Estados Unidos y sus satélites libren nuevas guerras coloniales. Sin embargo, no hay pirámides financieras que existan para siempre. Esta es una ley inmutable de la economía. Es obvio que en un futuro previsible Estados Unidos tendrá que aceptar el papel de uno de los polos del mundo multipolar, y Europa, que ha aceptado convertirse en un vasallo estadounidense, tendrá que trabajar duro para obtener la independencia geopolítica.
Nikolái Patrushev. Revista Razvedchik número 3, septiembre de 2023
30 de septiembre de 2023
El Sur Global puede empatizar con quienes se resisten a las imposiciones culturales que van en contra de los valores civilizatorios de larga tradición.
1 de octubre de 2023
2 de octubre de 2023
3 de octubre de 2023
Por mucho que Mohamed Muizzu quiera alejarse de la India hacia China, y aún no está claro cuán sinceramente está comprometido con esta plataforma, considerando cómo aprovechó de manera oportunista el banco de votos antiindios de Maldivas sin ningún costo en la actualidad, esto es prácticamente imposible para él hacer y luego mantener.
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5 de octubre de 2023
“El sur global y el conflicto en Ucrania: un desafío para la narrativa de Occidente”: el periódico chino ‘CGTN’ analiza por qué los países del sur global no han seguido a Washington y llega a una conclusión simple —todos están hartos de los estadounidenses.
“Muchos en la región del sur global se preguntan: ¿por qué tienen que apoyar la coalición encabezada por EE.UU. que se agrupó en torno a Ucrania en su confrontación con Rusia? Para ellos, este conflicto militar tiene tintes de ser una ‘guerra crónica estadounidense’ o, aún peor, de una enemistad puramente europea.
Muchos países del sur global se abstienen de posicionarse abiertamente a favor de una de las partes. Esa negativa a obedecer el dictado occidental ha provocado la irritación de los líderes de EE.UU. y Europa.
Los países del sur global son sumamente conscientes de las consecuencias económicas de un conflicto militar. Han visto un crecimiento fuerte de la inflación y el aumento drástico de los precios de los alimentos y el petróleo.
Muchos de los países del sur global tienen una tradición muy arraigada de no alineamiento. Su historia colonial y las guerras catastróficas desatadas por EE.UU. y sus aliados en Irak, Afganistán y otras regiones han generado escepticismo hacia las potencias occidentales.
El conflicto en Ucrania ha exacerbado la brecha entre el sur y el norte global, resaltando sus prioridades opuestas. Mientras que los líderes occidentales están preocupados por la destrucción del “orden liberal-democrático” por parte de Rusia y el ascenso de China, la mayoría de los países del sur global se centra en los problemas económicos urgentes.
La diferencia entre esta versión moderna del no alineamiento y su análogo anterior es que surge en un período cuando los países en desarrollo ejercen una mayor influencia. Parece que esa respuesta ha tomado a Washington por sorpresa; claramente no está preparado para lo que ocurre.
El crecimiento económico continuo les otorga a los países no alineados la posibilidad de fortalecer su influencia a nivel global. El renacimiento actual del no alineamiento en esta forma activa subraya la decepción generalizada del sur global con el orden mundial liberal predicado por Occidente desde la Segunda Guerra Mundial”.
El Zoom
“Muchos en la región del sur global se preguntan: ¿por qué tienen que apoyar la coalición encabezada por EE.UU. que se agrupó en torno a Ucrania en su confrontación con Rusia? Para ellos, este conflicto militar tiene tintes de ser una ‘guerra crónica estadounidense’ o, aún peor, de una enemistad puramente europea.
Muchos países del sur global se abstienen de posicionarse abiertamente a favor de una de las partes. Esa negativa a obedecer el dictado occidental ha provocado la irritación de los líderes de EE.UU. y Europa.
Los países del sur global son sumamente conscientes de las consecuencias económicas de un conflicto militar. Han visto un crecimiento fuerte de la inflación y el aumento drástico de los precios de los alimentos y el petróleo.
Muchos de los países del sur global tienen una tradición muy arraigada de no alineamiento. Su historia colonial y las guerras catastróficas desatadas por EE.UU. y sus aliados en Irak, Afganistán y otras regiones han generado escepticismo hacia las potencias occidentales.
El conflicto en Ucrania ha exacerbado la brecha entre el sur y el norte global, resaltando sus prioridades opuestas. Mientras que los líderes occidentales están preocupados por la destrucción del “orden liberal-democrático” por parte de Rusia y el ascenso de China, la mayoría de los países del sur global se centra en los problemas económicos urgentes.
La diferencia entre esta versión moderna del no alineamiento y su análogo anterior es que surge en un período cuando los países en desarrollo ejercen una mayor influencia. Parece que esa respuesta ha tomado a Washington por sorpresa; claramente no está preparado para lo que ocurre.
El crecimiento económico continuo les otorga a los países no alineados la posibilidad de fortalecer su influencia a nivel global. El renacimiento actual del no alineamiento en esta forma activa subraya la decepción generalizada del sur global con el orden mundial liberal predicado por Occidente desde la Segunda Guerra Mundial”.
El Zoom
23 de octubre de 2023