Los cabos sueltos de la 'trama' de Cambridge Analytica: La influencia en América Latina
RT 22 de marzo de 2018
Filtración de datos, debilidades de seguridad y 'errores' abiertamente admitidos son apenas los primeros hilos de una intrincada trama de presunta injerencia que no está protagonizada precisamente por Moscú.
La pérdida de 37.000 millones de dólares para Facebook en una sola jornada parece poco comparado con lo que ha develado el escándalo de Cambridge Analytica.
El fundador de la red social, Mark Zuckerberg, ha confirmado lo que el filósofo surcoreano Byung-Chul Han teorizaba hace algunos años: vamos rumbo hacia una sociedad de control donde todos "contribuimos al panóptico digital en la medida en que nos desnudamos y exponemos". Y se hace sin coerción.
En 2013, el profesor de la Universidad de Cambridge Aleksandr Kogan, desarrolló una aplicación en Facebook que le permitió recopilar información de 270.000 usuarios que contestaron a un test "de personalidad", además de los datos de su círculo de amigos, es decir, el perfil de unos 50 millones de personas en EE.UU., o lo que es lo mismo, 15 % de la población estadounidense.
Toda esa información fue luego vendida por Kogan a Cambridge Analytica, una empresa de asesoría política que en su propia página web deja claras sus fortalezas: "Al conocer mejor a su electorado, podemos lograr una mayor influencia a la vez que reduce los costos generales". Como carta de presentación, la firma consultora muestra que estuvo detrás de la campaña del presidente estadounidense, Donald Trump.
Las certezas
Aunque el escándalo se desató el fin de semana pasado tras una publicación de los diarios The New York Times y The Observer, no fue sino hasta el miércoles que Zuckerberg se pronunció al respecto.
En un extenso comunicado publicado en Facebook, el presidente de la compañía pidió disculpas, admitió "errores" y prometió cambios en la plataforma para mejorar la privacidad. "Tenemos que arreglar eso", escribió Zuckerberg, quien confesó que la red social tenía menos restricciones de privacidad en la época en que Kogan desarrolló la aplicación. La venta de los datos a la empresa asesora de Trump fue en 2015, un año antes de la campaña presidencial en EE.UU. que le dio la victoria.
Pero previo a la aparición de la investigación sobre Cambridge Analytica, las "sospechas" respecto a la supuesta campaña para manipular a los votantes estadounidenses a favor del entonces candidato republicano no estaban puestas en Reino Unido, sino en Rusia.
Sin embargo, el propio Zuckerberg declaró el miércoles que no tenía ninguna prueba de que exista alguna conexión entre la polémica compañía británica Cambridge Analytica y la Agencia de Investigación de Internet, una empresa con sede en San Petersburgo y acusada por las autoridades estadounidenses de interferir en las elecciones presidenciales de 2016.
Ayer, el Gobierno británico se vio obligado a desmentir que tuviera alguna vinculación con la empresa consultora ni con su matriz, SCL Group, pero admitió que el Ministerio de Defensa colaboró con la última firma entre 2014 y 2015. Zuckerberg ha sido llamado a comparecer ante el Parlamento británico y la Eurocámara.
Chivo expiatorio
Hasta ahora, hay dos versiones: Facebook acusa a Kogan de haber entregado —sin permiso expreso de la red social— una información sensible a Cambridge Analytica; mientras que el profesor universitario dice sentirse como un "chivo expiatorio" de ambas empresas.
En una entrevista a BBC Radio 4, Kogan aseguró que se sentía víctima de una guerra "injusta" en su contra por parte de los ejecutivos de Facebook y la firma consultora, porque al momento de vender los datos recogidos por su aplicación, le habían dicho que lo que hacía "era realmente normal" y él desconocía que esa información sería usada para la campaña de Trump.
A pesar de que la empresa que asesoró directamente al actual presidente de EE.UU. es británica, algunos medios de comunicación han puesto la lupa en la procedencia de Kogan, quien es originario de Moldavia y, entre 2015 y 2017, impartió clases en la Universidad Estatal de San Petersburgo (Rusia). No obstante, académicos de ese centro de estudios destacan que cuando el profesor llegó al claustro, ya había roto sus vínculos con Cambridge Analytica.
Entretanto, la consultora inglesa anunció la destitución del gerente general, Alexander Nix, quien fue grabado de manera encubierta por un periodista cuando se jactaba de perpetrar acciones ilícitas para recopilar datos "de los blancos", tender trampas a candidatos políticos e influir en procesos electorales. Además, aseguró que la compañía para la que trabajaba usualmente enviaba correos con un mando de autodestrucción para que no quedaran "pruebas ni rastro documental ni nada".
Tentáculos en América Latina
Cambridge Analytica recibió unos 6 millones de dólares para asesorar al presidente Trump, pero no fue el único que contó con sus servicios. Los tentáculos de la consultora también llegaron a países de América Latina como Argentina, Colombia y México.
En Argentina, ni el Gobierno ni la oposición han admitido tener vínculos con Nix, sin embargo, una nota publicada en Clarín asegura que el exgerente general de la empresa británica mantenía estrechos vínculos con empresarios argentinos, entre ellos Juan Pepa, conocido en el mundo del polo y con quien mantuvo una asociación disuelta hace algunos años, llamada Rubirosa Ltd.
El periódico argentino también afirma que Nix es uno de los "padrinos" de la fundación social de la familia Pepa en localidades de la provincia argentina de La Pampa, en la que se recolectan fondos mediante eventos de gala a los que asisten personalidades de ese país. Entre los colaboradores de esa iniciativa aparece el presidente Mauricio Macri, quien supuestamente la visitó en 2009 cuando se desempeñaba como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
En Colombia, por otro lado, la revista Semana señala dos puntos clave: el nombre del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, en la página web de Cambridge Analytica y la alianza con una aplicación llamada Pig.gi.
Peñalosa aparece como uno de los asesorados de la compañía, a quien le recomendaron que "alistara las voces más creíbles de otras figuras para ayudar a entregar su mensaje a los votantes" y sacara rédito de su gestión anterior como alcalde para poder convencer al electorado, se lee en la página web de la consultora. El mandatario local desmintió ese vínculo a través de un comunicado.
El otro nexo visible es la aplicación Pig.gi, que ofrece datos móviles de manera gratuita a cambio de ver anuncios e historias patrocinadas en Colombia y México. La compañía inglesa, en su portal web, manifestó su satisfacción por la alianza con esa utilidad que permitía a sus socios "enviar el mensaje correcto a las personas adecuadas en el momento adecuado".
En México, la controversia apenas comienza. Los candidatos a la presidencia ya sacaron sus conclusiones de quién contrató a Cambridge Analytica, pero ninguno ha admitido la asesoría: Ricardo Anaya, de la coalición Por México al Frente, acusó a la empresa de haber influido en los comicios del año pasado en el estado de México. El izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien lidera las encuestas, aseguró que la firma está detrás de la campaña sucia en su contra, mientras que el aspirante del oficialismo, José Antonio Meade, negó que el PRI hubiese pagado los servicios de la compañía británica.
La Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) informó que no se investiga una posible injerencia de la empresa Cambridge Analytica en las elecciones mexicanas porque no hay denuncia. Mientras tanto, el Instituto Nacional Electoral (INE) negó que tuviera registro de la operación de la firma: "Estamos atentos", dijo el presidente de ese ente, Lorenzo Córdova, citado por Excélsior.
Víctimas y vigilantes
Pese a estar constituida en Reino Unido, se sabe que la controvertida empresa fue financiada por el partidario de Trump y multimillonario Robert Mercer, y tuvo en su directiva al exasesor del actual presidente de EE.UU., Steve Bannon.
Mientras la agencia rusa ha sido incluida en la lista de sanciones contra Moscú por su supuesta interferencia en las elecciones de 2016, no se sabe si EE.UU. actuará de la misma manera con Reino Unido por la acción de la consultora inglesa.
Sin embargo, lo que más resalta del escándalo es que el 'robo' de datos ocurrió.
El fundador de la red social, Mark Zuckerberg, ha confirmado lo que el filósofo surcoreano Byung-Chul Han teorizaba hace algunos años: vamos rumbo hacia una sociedad de control donde todos "contribuimos al panóptico digital en la medida en que nos desnudamos y exponemos". Y se hace sin coerción.
En 2013, el profesor de la Universidad de Cambridge Aleksandr Kogan, desarrolló una aplicación en Facebook que le permitió recopilar información de 270.000 usuarios que contestaron a un test "de personalidad", además de los datos de su círculo de amigos, es decir, el perfil de unos 50 millones de personas en EE.UU., o lo que es lo mismo, 15 % de la población estadounidense.
Toda esa información fue luego vendida por Kogan a Cambridge Analytica, una empresa de asesoría política que en su propia página web deja claras sus fortalezas: "Al conocer mejor a su electorado, podemos lograr una mayor influencia a la vez que reduce los costos generales". Como carta de presentación, la firma consultora muestra que estuvo detrás de la campaña del presidente estadounidense, Donald Trump.
Las certezas
Aunque el escándalo se desató el fin de semana pasado tras una publicación de los diarios The New York Times y The Observer, no fue sino hasta el miércoles que Zuckerberg se pronunció al respecto.
En un extenso comunicado publicado en Facebook, el presidente de la compañía pidió disculpas, admitió "errores" y prometió cambios en la plataforma para mejorar la privacidad. "Tenemos que arreglar eso", escribió Zuckerberg, quien confesó que la red social tenía menos restricciones de privacidad en la época en que Kogan desarrolló la aplicación. La venta de los datos a la empresa asesora de Trump fue en 2015, un año antes de la campaña presidencial en EE.UU. que le dio la victoria.
Pero previo a la aparición de la investigación sobre Cambridge Analytica, las "sospechas" respecto a la supuesta campaña para manipular a los votantes estadounidenses a favor del entonces candidato republicano no estaban puestas en Reino Unido, sino en Rusia.
Sin embargo, el propio Zuckerberg declaró el miércoles que no tenía ninguna prueba de que exista alguna conexión entre la polémica compañía británica Cambridge Analytica y la Agencia de Investigación de Internet, una empresa con sede en San Petersburgo y acusada por las autoridades estadounidenses de interferir en las elecciones presidenciales de 2016.
Ayer, el Gobierno británico se vio obligado a desmentir que tuviera alguna vinculación con la empresa consultora ni con su matriz, SCL Group, pero admitió que el Ministerio de Defensa colaboró con la última firma entre 2014 y 2015. Zuckerberg ha sido llamado a comparecer ante el Parlamento británico y la Eurocámara.
Chivo expiatorio
Hasta ahora, hay dos versiones: Facebook acusa a Kogan de haber entregado —sin permiso expreso de la red social— una información sensible a Cambridge Analytica; mientras que el profesor universitario dice sentirse como un "chivo expiatorio" de ambas empresas.
En una entrevista a BBC Radio 4, Kogan aseguró que se sentía víctima de una guerra "injusta" en su contra por parte de los ejecutivos de Facebook y la firma consultora, porque al momento de vender los datos recogidos por su aplicación, le habían dicho que lo que hacía "era realmente normal" y él desconocía que esa información sería usada para la campaña de Trump.
A pesar de que la empresa que asesoró directamente al actual presidente de EE.UU. es británica, algunos medios de comunicación han puesto la lupa en la procedencia de Kogan, quien es originario de Moldavia y, entre 2015 y 2017, impartió clases en la Universidad Estatal de San Petersburgo (Rusia). No obstante, académicos de ese centro de estudios destacan que cuando el profesor llegó al claustro, ya había roto sus vínculos con Cambridge Analytica.
Entretanto, la consultora inglesa anunció la destitución del gerente general, Alexander Nix, quien fue grabado de manera encubierta por un periodista cuando se jactaba de perpetrar acciones ilícitas para recopilar datos "de los blancos", tender trampas a candidatos políticos e influir en procesos electorales. Además, aseguró que la compañía para la que trabajaba usualmente enviaba correos con un mando de autodestrucción para que no quedaran "pruebas ni rastro documental ni nada".
Tentáculos en América Latina
Cambridge Analytica recibió unos 6 millones de dólares para asesorar al presidente Trump, pero no fue el único que contó con sus servicios. Los tentáculos de la consultora también llegaron a países de América Latina como Argentina, Colombia y México.
En Argentina, ni el Gobierno ni la oposición han admitido tener vínculos con Nix, sin embargo, una nota publicada en Clarín asegura que el exgerente general de la empresa británica mantenía estrechos vínculos con empresarios argentinos, entre ellos Juan Pepa, conocido en el mundo del polo y con quien mantuvo una asociación disuelta hace algunos años, llamada Rubirosa Ltd.
El periódico argentino también afirma que Nix es uno de los "padrinos" de la fundación social de la familia Pepa en localidades de la provincia argentina de La Pampa, en la que se recolectan fondos mediante eventos de gala a los que asisten personalidades de ese país. Entre los colaboradores de esa iniciativa aparece el presidente Mauricio Macri, quien supuestamente la visitó en 2009 cuando se desempeñaba como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
En Colombia, por otro lado, la revista Semana señala dos puntos clave: el nombre del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, en la página web de Cambridge Analytica y la alianza con una aplicación llamada Pig.gi.
Peñalosa aparece como uno de los asesorados de la compañía, a quien le recomendaron que "alistara las voces más creíbles de otras figuras para ayudar a entregar su mensaje a los votantes" y sacara rédito de su gestión anterior como alcalde para poder convencer al electorado, se lee en la página web de la consultora. El mandatario local desmintió ese vínculo a través de un comunicado.
El otro nexo visible es la aplicación Pig.gi, que ofrece datos móviles de manera gratuita a cambio de ver anuncios e historias patrocinadas en Colombia y México. La compañía inglesa, en su portal web, manifestó su satisfacción por la alianza con esa utilidad que permitía a sus socios "enviar el mensaje correcto a las personas adecuadas en el momento adecuado".
En México, la controversia apenas comienza. Los candidatos a la presidencia ya sacaron sus conclusiones de quién contrató a Cambridge Analytica, pero ninguno ha admitido la asesoría: Ricardo Anaya, de la coalición Por México al Frente, acusó a la empresa de haber influido en los comicios del año pasado en el estado de México. El izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien lidera las encuestas, aseguró que la firma está detrás de la campaña sucia en su contra, mientras que el aspirante del oficialismo, José Antonio Meade, negó que el PRI hubiese pagado los servicios de la compañía británica.
La Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) informó que no se investiga una posible injerencia de la empresa Cambridge Analytica en las elecciones mexicanas porque no hay denuncia. Mientras tanto, el Instituto Nacional Electoral (INE) negó que tuviera registro de la operación de la firma: "Estamos atentos", dijo el presidente de ese ente, Lorenzo Córdova, citado por Excélsior.
Víctimas y vigilantes
Pese a estar constituida en Reino Unido, se sabe que la controvertida empresa fue financiada por el partidario de Trump y multimillonario Robert Mercer, y tuvo en su directiva al exasesor del actual presidente de EE.UU., Steve Bannon.
Mientras la agencia rusa ha sido incluida en la lista de sanciones contra Moscú por su supuesta interferencia en las elecciones de 2016, no se sabe si EE.UU. actuará de la misma manera con Reino Unido por la acción de la consultora inglesa.
Sin embargo, lo que más resalta del escándalo es que el 'robo' de datos ocurrió.
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