23 de julio de 2023
Los neoconservadores quieren la guerra con China
Observatorio de la crisis Pepe Escobar
Reflejando el meticuloso respeto chino al protocolo, Xi Jinping se reunió con Henry Kissinger en la Villa 5 de la Casa de Huéspedes del Estado de Diaoyutai, exactamente donde el ex canciller se reunió por primera vez con Zhou Enlai en 1971 , preparando la visita de Nixon a China en 1972.
La visita del Sr. Kissinger a Beijing fue un intento individual «no oficial» de tratar de reparar las relaciones chino-estadounidenses, cada vez más conflictivas. Su visita no representaba a la actual administración de Biden.
Ahí está el problema. Todos los involucrados en la geopolítica conocen la legendaria sentencia de Kissinger: “ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, ser amigo de Estados Unidos es fatal”. En la historia reciente abundan los ejemplos, desde Japón y Corea del Sur hasta Alemania, Francia y Ucrania.
Como argumentaron en privado expertos académicos chinos, si se mantiene la razón y se respeta la “sabiduría de este diplomático de 100 años” Xi Jinping y el Politburó deberían mantener la relación entre China y EEUU tal como está: “gélida”.
Después de todo, razonan, ser enemigo de EEUU es peligroso pero es manejable para un Estado civilizatorio soberano como China. Por tanto, Beijing debería mantener “el estatus honorable y menos peligroso” de ser un enemigo de Estados Unidos.
El mundo a través de los ojos de Washington
Lo que realmente está sucediendo en los patios traseros de la actual administración estadounidense no se reflejó en la iniciativa de paz de alto perfil de Kissinger, sino en las opiniones de un Edward Luttwak extremadamente combativo.
Luttwak, de 80 años, puede no ser tan visiblemente influyente como Kissinger, pero como estratega tras bambalinas ha estado asesorando al Pentágono durante más de cinco décadas. Su libro sobre la estrategia del Imperio bizantino, basado en fuentes italianas y británicas, es un clásico en Washington.
E. Luttwak, un maestro del engaño, acaba de revelar un par de perlas preciosas al contextualizar los movimientos actuales de Washington. Según afirma y postula Estados Unidos, encabezado por Biden, está ansioso por hacer un trato con Rusia.
Esto explica por qué el diplomático y jefe de la CIA, William Burns, llamó a su homólogo, el jefe de SVR Sergey Naryshkin (Inteligencia Extranjera Rusa) para arreglar las cosas “porque tienes algo más de qué preocuparte, un asunto ilimitado”.
Lo que es «ilimitado», para E. Luttwak, es la política de Xi Jinping de «prepararse para la guerra». Y si hay una guerra, Luttwak afirma que “por supuesto” China perdería. Eso encaja perfectamente con el gran engaño orquestado por los psicópatas neoconservadores straussianos en el Beltway.
El estratega del Pentágono, E. Luttwak, parece no haber entendido el esfuerzo colectivo de China por la autosuficiencia alimentaria: la califica como una amenaza. Lo mismo hace con la persona de Xi Jinping, de él afirma que es “muy peligroso”, y respecto del “rejuvenecimiento del pueblo chino”: dice que es “una de cosas de tipo Mussolinianas”: “tiene que haber una guerra para rejuvenecer a China”, asevera el asesor de la Casa Blanca.
El concepto de “rejuvenecimiento”, en realidad mejor traducido como “renacimiento”, ha estado presente en los círculos políticos chinos al menos desde el derrocamiento de la dinastía Qing en 1911. No fue acuñado por Xi. Pero ahora los expertos militares chinos señalan que si se instalan tropas estadounidenses a Taiwán en calidad de «asesores», probablemente el EPL se prepararía para luchar.
Pero Luttwak tiene una visión : “Esto no es América, Europa, Ucrania, Rusia. Se trata de “el dictador chino”. Y no se trata de China “solo se trata Xi Jinping, el dictador”.
Además Luttwak afirma que Josep Borrell (el Jardín contra la jungla) y la dominatriz de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo apoyan plenamente su visión.
En pocas palabras, el inefable Luttwak delata todo el juego: “La Federación Rusa no es lo suficientemente fuerte para contener a China tanto como desearíamos”.
De ahí el giro del team Biden para “congelar” el conflicto en el Donbass y cambiar de página . Después de todo, «si China es la amenaza, no queremos que Rusia se desmorone», razona Luttwak.
Esto en cuanto a la «diplomacia» kissingeriana
Declaremos una «victoria moral» y huyamos
En Rusia, la confrontación entre Kissinger y Luttwak revela grietas serias a medida que el Imperio enfrenta un conflicto existencial que nunca tuvo en el pasado reciente.
Un giro en U gradual ya está en progreso, o al menos la apariencia de un giro en U. Como es de esperar los principales medios de comunicación estadounidenses estarán completamente detrás del cambio de sentido. Y las masas ingenuas los seguirán. Las palabras de Luttwak están expresando la aspiración más profunda del hegemon:; la verdadera guerra es contra China, y China «perderá».
Al menos algunos neoconservadores parte del combo de Biden, como Burns, parecen haber entendido el enorme error estratégico del Imperio al comprometerse públicamente con una guerra (eterna, híbrida o de otro tipo):contra Rusia en nombre de Kiev.
Esto significaría, en principio, que Washington no puede marcharse como lo hizo en Vietnam y Afganistán. Sin embargo, todavía el poder imperial disfrutan del privilegio de irse cuando quieran: después de todo, estarían ejerciendo su voluntad soberana, no la de sus vasallos, y de paso dejando pudrirse a los europeos. Imagínese ahora a los chihuahuas bálticos declarando la guerra a Rusia-China por su cuenta.
La rampa de salida confirmada por Luttwak implica que Washington declara una especie de «victoria moral» en Ucrania, que de todos modos ya está controlada por BlackRock, y luego mueve las armas hacia China.
Sin embargo, ni siquiera eso será pan comido, porque China y los BRICS+ (que están a punto de expandirse); ya están atacando el Imperio en sus cimientos: la hegemonía del dólar. Sin ella, los propios Estados Unidos tendrán que financiar la guerra contra China.
Los expertos chinos, extraoficialmente, y ejerciendo su análisis milenario, observan que este puede ser el último error garrafal que comete el Imperio estadounidense en su corta historia.
Según uno de ellos, “el imperio se ha precipitado a una guerra existencial y, por tanto, a la última guerra del imperio. Cuando llegue el final, el imperio mentirá como de costumbre y declarará la victoria, pero todos sabrán la verdad, especialmente sus vasallos”.
Y eso nos lleva al giro de 180 grados del exasesor de seguridad nacional Zbigniew “Gran Tablero de Ajedrez” Brzezinski poco antes de morir, alineándolo hoy con Kissinger, no con Luttwak.
En “The Grand Chessboard”, publicado en 1997, antes de la era del 11 de septiembre, argumentaba que EEUU debería gobernar sobre cualquier competidor que surja en Eurasia. Brzezinski no vivió para ver la encarnación viviente de su pesadilla más recurrente: una asociación estratégica entre Rusia y China. Pero ya hace siete años, dos años después del Maidan en Kiev, entendió que era imperativo “realinear la arquitectura de poder global” .
Destruyendo el “Orden Internacional Basado en Reglas”
La diferencia crucial hoy, en comparación con hace siete años, es que EEUU es incapaz, según Brzezinski, de “tomar la iniciativa para realinear la arquitectura de poder global de tal manera que la violencia (…) pueda ser contenida sin destruir el orden global”.
Es la asociación estratégica Rusia-China la que está tomando la delantera, seguida por la Mayoría Global, para contener y, en última instancia, destruir el «orden internacional basado en reglas» hegemónico.
Como lo ha resumido el indispensable Michael Hudson, la pregunta final en esta coyuntura incandescente es “si las ganancias económicas y la eficiencia determinarán el comercio mundial, los patrones y la inversión , o si lo hará la economía posindustrial de los Estados Unidos.
Entonces, ¿el sueño húmedo de una guerra contra China va a cambiar estos imperativos geopolíticos y geoeconómicos? Danos un descanso Tucídides
La guerra real ya está en marcha, pero ciertamente no una identificada por Kissinger, Brzezinski y mucho menos por Luttwak y su prosélitos neoconservadores estadounidenses.
La visita del Sr. Kissinger a Beijing fue un intento individual «no oficial» de tratar de reparar las relaciones chino-estadounidenses, cada vez más conflictivas. Su visita no representaba a la actual administración de Biden.
Ahí está el problema. Todos los involucrados en la geopolítica conocen la legendaria sentencia de Kissinger: “ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, ser amigo de Estados Unidos es fatal”. En la historia reciente abundan los ejemplos, desde Japón y Corea del Sur hasta Alemania, Francia y Ucrania.
Como argumentaron en privado expertos académicos chinos, si se mantiene la razón y se respeta la “sabiduría de este diplomático de 100 años” Xi Jinping y el Politburó deberían mantener la relación entre China y EEUU tal como está: “gélida”.
Después de todo, razonan, ser enemigo de EEUU es peligroso pero es manejable para un Estado civilizatorio soberano como China. Por tanto, Beijing debería mantener “el estatus honorable y menos peligroso” de ser un enemigo de Estados Unidos.
El mundo a través de los ojos de Washington
Lo que realmente está sucediendo en los patios traseros de la actual administración estadounidense no se reflejó en la iniciativa de paz de alto perfil de Kissinger, sino en las opiniones de un Edward Luttwak extremadamente combativo.
Luttwak, de 80 años, puede no ser tan visiblemente influyente como Kissinger, pero como estratega tras bambalinas ha estado asesorando al Pentágono durante más de cinco décadas. Su libro sobre la estrategia del Imperio bizantino, basado en fuentes italianas y británicas, es un clásico en Washington.
E. Luttwak, un maestro del engaño, acaba de revelar un par de perlas preciosas al contextualizar los movimientos actuales de Washington. Según afirma y postula Estados Unidos, encabezado por Biden, está ansioso por hacer un trato con Rusia.
Esto explica por qué el diplomático y jefe de la CIA, William Burns, llamó a su homólogo, el jefe de SVR Sergey Naryshkin (Inteligencia Extranjera Rusa) para arreglar las cosas “porque tienes algo más de qué preocuparte, un asunto ilimitado”.
Lo que es «ilimitado», para E. Luttwak, es la política de Xi Jinping de «prepararse para la guerra». Y si hay una guerra, Luttwak afirma que “por supuesto” China perdería. Eso encaja perfectamente con el gran engaño orquestado por los psicópatas neoconservadores straussianos en el Beltway.
El estratega del Pentágono, E. Luttwak, parece no haber entendido el esfuerzo colectivo de China por la autosuficiencia alimentaria: la califica como una amenaza. Lo mismo hace con la persona de Xi Jinping, de él afirma que es “muy peligroso”, y respecto del “rejuvenecimiento del pueblo chino”: dice que es “una de cosas de tipo Mussolinianas”: “tiene que haber una guerra para rejuvenecer a China”, asevera el asesor de la Casa Blanca.
El concepto de “rejuvenecimiento”, en realidad mejor traducido como “renacimiento”, ha estado presente en los círculos políticos chinos al menos desde el derrocamiento de la dinastía Qing en 1911. No fue acuñado por Xi. Pero ahora los expertos militares chinos señalan que si se instalan tropas estadounidenses a Taiwán en calidad de «asesores», probablemente el EPL se prepararía para luchar.
Pero Luttwak tiene una visión : “Esto no es América, Europa, Ucrania, Rusia. Se trata de “el dictador chino”. Y no se trata de China “solo se trata Xi Jinping, el dictador”.
Además Luttwak afirma que Josep Borrell (el Jardín contra la jungla) y la dominatriz de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo apoyan plenamente su visión.
En pocas palabras, el inefable Luttwak delata todo el juego: “La Federación Rusa no es lo suficientemente fuerte para contener a China tanto como desearíamos”.
De ahí el giro del team Biden para “congelar” el conflicto en el Donbass y cambiar de página . Después de todo, «si China es la amenaza, no queremos que Rusia se desmorone», razona Luttwak.
Esto en cuanto a la «diplomacia» kissingeriana
Declaremos una «victoria moral» y huyamos
En Rusia, la confrontación entre Kissinger y Luttwak revela grietas serias a medida que el Imperio enfrenta un conflicto existencial que nunca tuvo en el pasado reciente.
Un giro en U gradual ya está en progreso, o al menos la apariencia de un giro en U. Como es de esperar los principales medios de comunicación estadounidenses estarán completamente detrás del cambio de sentido. Y las masas ingenuas los seguirán. Las palabras de Luttwak están expresando la aspiración más profunda del hegemon:; la verdadera guerra es contra China, y China «perderá».
Al menos algunos neoconservadores parte del combo de Biden, como Burns, parecen haber entendido el enorme error estratégico del Imperio al comprometerse públicamente con una guerra (eterna, híbrida o de otro tipo):contra Rusia en nombre de Kiev.
Esto significaría, en principio, que Washington no puede marcharse como lo hizo en Vietnam y Afganistán. Sin embargo, todavía el poder imperial disfrutan del privilegio de irse cuando quieran: después de todo, estarían ejerciendo su voluntad soberana, no la de sus vasallos, y de paso dejando pudrirse a los europeos. Imagínese ahora a los chihuahuas bálticos declarando la guerra a Rusia-China por su cuenta.
La rampa de salida confirmada por Luttwak implica que Washington declara una especie de «victoria moral» en Ucrania, que de todos modos ya está controlada por BlackRock, y luego mueve las armas hacia China.
Sin embargo, ni siquiera eso será pan comido, porque China y los BRICS+ (que están a punto de expandirse); ya están atacando el Imperio en sus cimientos: la hegemonía del dólar. Sin ella, los propios Estados Unidos tendrán que financiar la guerra contra China.
Los expertos chinos, extraoficialmente, y ejerciendo su análisis milenario, observan que este puede ser el último error garrafal que comete el Imperio estadounidense en su corta historia.
Según uno de ellos, “el imperio se ha precipitado a una guerra existencial y, por tanto, a la última guerra del imperio. Cuando llegue el final, el imperio mentirá como de costumbre y declarará la victoria, pero todos sabrán la verdad, especialmente sus vasallos”.
Y eso nos lleva al giro de 180 grados del exasesor de seguridad nacional Zbigniew “Gran Tablero de Ajedrez” Brzezinski poco antes de morir, alineándolo hoy con Kissinger, no con Luttwak.
En “The Grand Chessboard”, publicado en 1997, antes de la era del 11 de septiembre, argumentaba que EEUU debería gobernar sobre cualquier competidor que surja en Eurasia. Brzezinski no vivió para ver la encarnación viviente de su pesadilla más recurrente: una asociación estratégica entre Rusia y China. Pero ya hace siete años, dos años después del Maidan en Kiev, entendió que era imperativo “realinear la arquitectura de poder global” .
Destruyendo el “Orden Internacional Basado en Reglas”
La diferencia crucial hoy, en comparación con hace siete años, es que EEUU es incapaz, según Brzezinski, de “tomar la iniciativa para realinear la arquitectura de poder global de tal manera que la violencia (…) pueda ser contenida sin destruir el orden global”.
Es la asociación estratégica Rusia-China la que está tomando la delantera, seguida por la Mayoría Global, para contener y, en última instancia, destruir el «orden internacional basado en reglas» hegemónico.
Como lo ha resumido el indispensable Michael Hudson, la pregunta final en esta coyuntura incandescente es “si las ganancias económicas y la eficiencia determinarán el comercio mundial, los patrones y la inversión , o si lo hará la economía posindustrial de los Estados Unidos.
Entonces, ¿el sueño húmedo de una guerra contra China va a cambiar estos imperativos geopolíticos y geoeconómicos? Danos un descanso Tucídides
La guerra real ya está en marcha, pero ciertamente no una identificada por Kissinger, Brzezinski y mucho menos por Luttwak y su prosélitos neoconservadores estadounidenses.
25 de julio de 2023
¿Cuál fue la verdadera razón detrás de la eliminación de Qin Gang?
Las teorías más comunes que se difunden son que Qin: fue víctima de una lucha de poder dentro del partido; se vio envuelto en un escándalo de corrupción; estaba mucho más enfermo de lo que pensaba; o fue arrestado por tener una aventura. En el orden en que se compartieron: los informes sobre las luchas por el poder en China suelen ser solo especulaciones occidentales sin fundamento; no estaba en posición de ser salvajemente corrupto; la enfermedad no es sensacional pero podría ser verdad; mientras que una aventura podría representar un riesgo para la seguridad si lo chantajean y no es inverosímil.
Se especula sobre la verdadera razón por la cual el ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, fue reemplazado el martes por su predecesor, Wang Yi, el último de los cuales fue ascendido el año pasado a Director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Partido Comunista de China. Esta reorganización no solo fue inusual en sí misma, sino que se produjo después de que Qin ocupó su ahora antiguo puesto solo por poco más de medio año. También había desaparecido del público durante un mes antes del anuncio del martes.
Las teorías más comunes que se difunden son que Qin: fue víctima de una lucha de poder dentro del partido; se vio envuelto en un escándalo de corrupción; estaba mucho más enfermo de lo que pensaba; o fue arrestado por tener una aventura. En el orden en que se compartieron: los informes sobre las luchas por el poder en China suelen ser solo especulaciones occidentales sin fundamento; no estaba en posición de ser salvajemente corrupto; la enfermedad no es sensacional pero podría ser verdad; mientras que una aventura podría representar un riesgo para la seguridad si lo chantajean y no es inverosímil.
Independientemente de lo que uno crea, no se puede negar que la óptica de su eliminación es ciertamente extraña, como se explicó anteriormente, especialmente su desaparición de un mes. Para obtener una mejor comprensión de lo que podría haber sucedido, o al menos descartar lo que probablemente no sucedió, uno debe recordar el contexto en el que el ex embajador en los EEUU Qin fue designado en primer lugar. Esto se produjo en medio de serios esfuerzos para explorar una Nueva Distensión chino-estadounidense después de que sus líderes se reunieran en la Cumbre del G20 en Bali ese otoño.
Estos planes fracasaron como resultado de la profunda desconfianza mutua entre los intransigentes en sus respectivas burocracias políticas y especialmente en sus fuerzas armadas, que culminó durante el sospechoso incidente del globo a principios de febrero que llevó a la cancelación del viaje planeado de Blinken a Beijing. Un mes después, Qin criticó a los EEUU durante su primera conferencia de prensa, lo que indicó que el hombre que podría decirse que estaba destinado a servir como la cara de la Nueva Distensión ahora se había convertido en un "guerrero lobo".
Este cambio de fortuna no fue culpa suya sino atribuible a la compleja secuencia de eventos que arruinaron los planes de sus países para una serie de compromisos mutuos destinados a crear una "nueva normalidad" en sus relaciones. Aun así, habría sido el mejor momento posible en retrospectiva para que los disidentes del partido especulativamente poderosos mostraran sus músculos políticos reemplazándolo por el bien del simbolismo, pero eso no sucedió.
De hecho, Qin finalmente se reunió con Blinken en Beijing a mediados de junio, un tercio de un año después de lo planeado originalmente, que se produjo después de que Kissinger sugiriera que los políticos estadounidenses intentaran revivir la Nueva Distensión. Él mismo terminó visitando la capital china a fines de julio a pesar de que ya había cumplido 100 años en una demostración de cuán fuerte sentía personalmente la necesidad de que esto sucediera. Qin ya no estaba en el público en ese momento, pero estos desarrollos relacionados se alinearon con lo que se le encomendó lograr.
Por lo tanto, no tiene mucho sentido especular que su destitución fue el resultado de una lucha por el poder, ya que la facción de la Nueva Detente, que algunos consideran que representa, sigue siendo una fuerza influyente en la formulación de políticas a tener en cuenta, como lo demuestran el presidente Xi y el ministro de Defensa Li, reuniéndose con Kissinger. En cuanto a la teoría de que Qin se vio envuelto en un escándalo de corrupción, no solo no estaba en condiciones de hacer tanto de esto, sino que su destitución probablemente no habría ocurrido de la manera en que lo hizo si esto fuera cierto.
Por ejemplo, el partido probablemente habría preparado un reemplazo para que hubiera una transición sin problemas en el momento en que las autoridades policiales decidieran detenerlo considerando la coordinación históricamente cercana entre esos dos brazos del estado. Es difícil imaginar que estos últimos habrían ocultado sus planes a los primeros, lo que habría infligido un daño a los intereses nacionales del país a fuerza de privarlo inesperadamente de su canciller.
Si Qin realmente fue derribado por corrupción, entonces su destitución probablemente habría sido rápida, al igual que su reemplazo por el director Wang o cualquier otra persona que el partido hubiera designado en su lugar. Por supuesto, es posible que no todo estuviera tan perfectamente coordinado detrás de escena como se suponía que debía estar en este tipo de situación, pero en ese caso, alguien definitivamente será castigado por dejar caer la pelota. Dicho esto, este escenario probablemente también se pueda descartar, al menos por ahora.
Esto deja las dos teorías sobre su salud mucho peor de lo que se pensaba anteriormente y la posibilidad de que lo arresten por una aventura que podría haber tenido implicaciones de seguridad nacional. En cuanto al primero, la óptica probablemente se habría manejado mucho mejor en ese caso simplemente desapareciendo del público durante todo un mes. Si contrajo COVID, entonces se podría haber hecho un anuncio sobre esto y que él tuviera que ponerse en cuarentena, mientras que las actualizaciones sobre su condición podrían haber seguido.
Probablemente hubiera sido lo mismo si hubiera tenido alguna otra enfermedad que lo obligara a permanecer alejado de sus deberes por un período prolongado de tiempo. Dado que no se compartió oficialmente ningún detalle sobre esto, aparte de una vaga referencia a que se perdió un evento por "razones de salud", este escenario probablemente tampoco sea creíble, a menos que esté literalmente en su lecho de muerte o ya haya fallecido y la velación sea discreta por la privacidad de su familia. Por lo tanto, la especulación de que lo atraparon por una aventura tiene más sentido.
Los lectores interesados pueden buscar en Google por su cuenta para descubrir los detalles de esta teoría, que no son relevantes para el presente artículo, aparte del hecho de que esta explicación está siendo ampliamente discutida por muchos, lo que sugiere que podría haber algo de verdad en él. De todos modos, una aventura por sí sola normalmente no es motivo para hacer desaparecer a uno de los funcionarios públicos más importantes del mundo durante un mes y luego ser reemplazado por su predecesor sin explicación, por lo que podría haber más.
Al igual que con el escenario de la corrupción, si iba a ser destituido por este motivo, entonces las autoridades policiales presumiblemente habrían coordinado esto con el partido para que haya una transición lo más fluida posible para evitar dañar el país. La única excepción a esta expectativa es si algo de gran importancia para la seguridad se descubre repentinamente acerca de su amante especulativa, como si ella fuera una agente extranjera o estuviera totalmente espiada por la inteligencia extranjera.
En cualquier caso, podría haber una preocupación creíble de que los rivales de China ya hayan aprendido tanto sobre Qin y su trabajo que sería una irresponsabilidad extrema que él sirviera otro segundo en su puesto, razón por la cual podría haber sido detenido de ese momento en adelante para la interrogación. Esta versión de los hechos explica su abrupta desaparición de un mes y su reemplazo final con su predecesor por falta de elección, ya que el partido se habría visto obligado a mejorar en esta crisis.
Si esto es realmente lo que sucedió, entonces nadie debería hacerse ilusiones de que se confirme oficialmente, ya que tendría más sentido que China explicara la expulsión de Qin como resultado de una enfermedad grave o posiblemente más tarde lo acuse de corrupción con cualquier pretexto, por poner un ejemplo. No hace falta decir que tal vez realmente esté mortalmente enfermo e incluso podría haber fallecido por lo que uno sabe, pero como mostró este análisis, hay razones convincentes para ser escéptico con esa historia.
Las teorías más comunes que se difunden son que Qin: fue víctima de una lucha de poder dentro del partido; se vio envuelto en un escándalo de corrupción; estaba mucho más enfermo de lo que pensaba; o fue arrestado por tener una aventura. En el orden en que se compartieron: los informes sobre las luchas por el poder en China suelen ser solo especulaciones occidentales sin fundamento; no estaba en posición de ser salvajemente corrupto; la enfermedad no es sensacional pero podría ser verdad; mientras que una aventura podría representar un riesgo para la seguridad si lo chantajean y no es inverosímil.
Independientemente de lo que uno crea, no se puede negar que la óptica de su eliminación es ciertamente extraña, como se explicó anteriormente, especialmente su desaparición de un mes. Para obtener una mejor comprensión de lo que podría haber sucedido, o al menos descartar lo que probablemente no sucedió, uno debe recordar el contexto en el que el ex embajador en los EEUU Qin fue designado en primer lugar. Esto se produjo en medio de serios esfuerzos para explorar una Nueva Distensión chino-estadounidense después de que sus líderes se reunieran en la Cumbre del G20 en Bali ese otoño.
Estos planes fracasaron como resultado de la profunda desconfianza mutua entre los intransigentes en sus respectivas burocracias políticas y especialmente en sus fuerzas armadas, que culminó durante el sospechoso incidente del globo a principios de febrero que llevó a la cancelación del viaje planeado de Blinken a Beijing. Un mes después, Qin criticó a los EEUU durante su primera conferencia de prensa, lo que indicó que el hombre que podría decirse que estaba destinado a servir como la cara de la Nueva Distensión ahora se había convertido en un "guerrero lobo".
Este cambio de fortuna no fue culpa suya sino atribuible a la compleja secuencia de eventos que arruinaron los planes de sus países para una serie de compromisos mutuos destinados a crear una "nueva normalidad" en sus relaciones. Aun así, habría sido el mejor momento posible en retrospectiva para que los disidentes del partido especulativamente poderosos mostraran sus músculos políticos reemplazándolo por el bien del simbolismo, pero eso no sucedió.
De hecho, Qin finalmente se reunió con Blinken en Beijing a mediados de junio, un tercio de un año después de lo planeado originalmente, que se produjo después de que Kissinger sugiriera que los políticos estadounidenses intentaran revivir la Nueva Distensión. Él mismo terminó visitando la capital china a fines de julio a pesar de que ya había cumplido 100 años en una demostración de cuán fuerte sentía personalmente la necesidad de que esto sucediera. Qin ya no estaba en el público en ese momento, pero estos desarrollos relacionados se alinearon con lo que se le encomendó lograr.
Por lo tanto, no tiene mucho sentido especular que su destitución fue el resultado de una lucha por el poder, ya que la facción de la Nueva Detente, que algunos consideran que representa, sigue siendo una fuerza influyente en la formulación de políticas a tener en cuenta, como lo demuestran el presidente Xi y el ministro de Defensa Li, reuniéndose con Kissinger. En cuanto a la teoría de que Qin se vio envuelto en un escándalo de corrupción, no solo no estaba en condiciones de hacer tanto de esto, sino que su destitución probablemente no habría ocurrido de la manera en que lo hizo si esto fuera cierto.
Por ejemplo, el partido probablemente habría preparado un reemplazo para que hubiera una transición sin problemas en el momento en que las autoridades policiales decidieran detenerlo considerando la coordinación históricamente cercana entre esos dos brazos del estado. Es difícil imaginar que estos últimos habrían ocultado sus planes a los primeros, lo que habría infligido un daño a los intereses nacionales del país a fuerza de privarlo inesperadamente de su canciller.
Si Qin realmente fue derribado por corrupción, entonces su destitución probablemente habría sido rápida, al igual que su reemplazo por el director Wang o cualquier otra persona que el partido hubiera designado en su lugar. Por supuesto, es posible que no todo estuviera tan perfectamente coordinado detrás de escena como se suponía que debía estar en este tipo de situación, pero en ese caso, alguien definitivamente será castigado por dejar caer la pelota. Dicho esto, este escenario probablemente también se pueda descartar, al menos por ahora.
Esto deja las dos teorías sobre su salud mucho peor de lo que se pensaba anteriormente y la posibilidad de que lo arresten por una aventura que podría haber tenido implicaciones de seguridad nacional. En cuanto al primero, la óptica probablemente se habría manejado mucho mejor en ese caso simplemente desapareciendo del público durante todo un mes. Si contrajo COVID, entonces se podría haber hecho un anuncio sobre esto y que él tuviera que ponerse en cuarentena, mientras que las actualizaciones sobre su condición podrían haber seguido.
Probablemente hubiera sido lo mismo si hubiera tenido alguna otra enfermedad que lo obligara a permanecer alejado de sus deberes por un período prolongado de tiempo. Dado que no se compartió oficialmente ningún detalle sobre esto, aparte de una vaga referencia a que se perdió un evento por "razones de salud", este escenario probablemente tampoco sea creíble, a menos que esté literalmente en su lecho de muerte o ya haya fallecido y la velación sea discreta por la privacidad de su familia. Por lo tanto, la especulación de que lo atraparon por una aventura tiene más sentido.
Los lectores interesados pueden buscar en Google por su cuenta para descubrir los detalles de esta teoría, que no son relevantes para el presente artículo, aparte del hecho de que esta explicación está siendo ampliamente discutida por muchos, lo que sugiere que podría haber algo de verdad en él. De todos modos, una aventura por sí sola normalmente no es motivo para hacer desaparecer a uno de los funcionarios públicos más importantes del mundo durante un mes y luego ser reemplazado por su predecesor sin explicación, por lo que podría haber más.
Al igual que con el escenario de la corrupción, si iba a ser destituido por este motivo, entonces las autoridades policiales presumiblemente habrían coordinado esto con el partido para que haya una transición lo más fluida posible para evitar dañar el país. La única excepción a esta expectativa es si algo de gran importancia para la seguridad se descubre repentinamente acerca de su amante especulativa, como si ella fuera una agente extranjera o estuviera totalmente espiada por la inteligencia extranjera.
En cualquier caso, podría haber una preocupación creíble de que los rivales de China ya hayan aprendido tanto sobre Qin y su trabajo que sería una irresponsabilidad extrema que él sirviera otro segundo en su puesto, razón por la cual podría haber sido detenido de ese momento en adelante para la interrogación. Esta versión de los hechos explica su abrupta desaparición de un mes y su reemplazo final con su predecesor por falta de elección, ya que el partido se habría visto obligado a mejorar en esta crisis.
Si esto es realmente lo que sucedió, entonces nadie debería hacerse ilusiones de que se confirme oficialmente, ya que tendría más sentido que China explicara la expulsión de Qin como resultado de una enfermedad grave o posiblemente más tarde lo acuse de corrupción con cualquier pretexto, por poner un ejemplo. No hace falta decir que tal vez realmente esté mortalmente enfermo e incluso podría haber fallecido por lo que uno sabe, pero como mostró este análisis, hay razones convincentes para ser escéptico con esa historia.
26 de julio de 2023
Un cese abierto
Observatorio de la política china Xulio Ríos
La destitución del ministro Qin Gang es un hecho excepcional en la política china como también lo fue, en cierto modo, su nombramiento, efectuado poco después del XX Congreso del PCCh y sin esperar a las sesiones legislativas, como es habitual tratándose de un miembro significado del gobierno.
¿Cuestión de salud, como se ha dejado entrever, o de seguridad política? La opacidad no impedirá que con el tiempo se aclare. No obstante, un par de certezas sobresalen. Primero, para Xi es un contratiempo que cierra en falso con la recuperación de su predecesor en el cargo, Wang Yi. De este modo, la sucesión queda abierta pues a todas luces representa una solución temporal. Segundo, quizá no sea casualidad que este desenlace se haya precipitado tras un aluvión de visitas relevantes de altos funcionarios de EEUU: el secretario de Estado Antony Blinken, la secretaria del Tesoro Janet Ellen, el enviado para el clima John Kerry y, si me apuran, hasta Henry Kissinger.
Todo ello plantea la duda acerca de si puede haber en esto un ensayo de matices de importante alcance en la política exterior y, significadamente, en la relación con EEUU, objeto de graves tensiones que en el año corto de mandato de Qin Gang no lograron suavizarse ni mucho menos. Si Xi está pensando en promover momentáneamente un giro en el guion, una desescalada en los ámbitos de mayor controversia, en especial las sanciones y Taiwán, el perfil del definitivo sucesor puede disipar incógnitas.
En este sentido, el cese de Qin Gang podría interpretarse como un gesto que invita a una moderación del alto nivel de toxicidad que impregna la atmosfera bilateral, con potencialidad para abrir un tiempo de reflexión reciproca que podría haberse iniciado ya con las visitas citadas. Kissinger, especialmente, ha sido particularmente insistente respecto a la necesidad de evitar la confrontación y eliminar los malentendidos.
Para Xi Jinping es de especial importancia amortiguar y contener una confrontación que le está pasando factura internamente. Los efectos indeseables para el desarrollo de China son apreciables. La prioridad para el liderazgo chino es hoy reafirmar la apertura e involucrar de nuevo a Occidente en la culminación del objetivo principal de su proceso, esto es, la modernización. El riesgo de una tensión permanente en la relación con EEUU y por extensión, con las grandes economías liberales, genera lógica inquietud ante el temor de que derive en una crisis crónica.
Cuando en 2013, de visita en EEUU, Xi propuso a Obama un nuevo tipo de relación entre grandes potencias estaba lejos de lanzar un envite desafiante a Washington; por el contrario, al tiempo que reclamaba el reconocimiento de su nuevo estatus global también explicitaba cierto interés estratégico en consensuar con EEUU una agenda a gestionar de forma compartida. ¿Piensa en retomar esa directriz en detrimento quizá de la promoción de ese mundo multipolar que tanto terreno ha ganado en el discurso chino en los últimos tiempos?
¿Cuestión de salud, como se ha dejado entrever, o de seguridad política? La opacidad no impedirá que con el tiempo se aclare. No obstante, un par de certezas sobresalen. Primero, para Xi es un contratiempo que cierra en falso con la recuperación de su predecesor en el cargo, Wang Yi. De este modo, la sucesión queda abierta pues a todas luces representa una solución temporal. Segundo, quizá no sea casualidad que este desenlace se haya precipitado tras un aluvión de visitas relevantes de altos funcionarios de EEUU: el secretario de Estado Antony Blinken, la secretaria del Tesoro Janet Ellen, el enviado para el clima John Kerry y, si me apuran, hasta Henry Kissinger.
Todo ello plantea la duda acerca de si puede haber en esto un ensayo de matices de importante alcance en la política exterior y, significadamente, en la relación con EEUU, objeto de graves tensiones que en el año corto de mandato de Qin Gang no lograron suavizarse ni mucho menos. Si Xi está pensando en promover momentáneamente un giro en el guion, una desescalada en los ámbitos de mayor controversia, en especial las sanciones y Taiwán, el perfil del definitivo sucesor puede disipar incógnitas.
En este sentido, el cese de Qin Gang podría interpretarse como un gesto que invita a una moderación del alto nivel de toxicidad que impregna la atmosfera bilateral, con potencialidad para abrir un tiempo de reflexión reciproca que podría haberse iniciado ya con las visitas citadas. Kissinger, especialmente, ha sido particularmente insistente respecto a la necesidad de evitar la confrontación y eliminar los malentendidos.
Para Xi Jinping es de especial importancia amortiguar y contener una confrontación que le está pasando factura internamente. Los efectos indeseables para el desarrollo de China son apreciables. La prioridad para el liderazgo chino es hoy reafirmar la apertura e involucrar de nuevo a Occidente en la culminación del objetivo principal de su proceso, esto es, la modernización. El riesgo de una tensión permanente en la relación con EEUU y por extensión, con las grandes economías liberales, genera lógica inquietud ante el temor de que derive en una crisis crónica.
Cuando en 2013, de visita en EEUU, Xi propuso a Obama un nuevo tipo de relación entre grandes potencias estaba lejos de lanzar un envite desafiante a Washington; por el contrario, al tiempo que reclamaba el reconocimiento de su nuevo estatus global también explicitaba cierto interés estratégico en consensuar con EEUU una agenda a gestionar de forma compartida. ¿Piensa en retomar esa directriz en detrimento quizá de la promoción de ese mundo multipolar que tanto terreno ha ganado en el discurso chino en los últimos tiempos?
2 de agosto de 2023
Según el Wall Street Journal, el mecanismo que permitía financiar la enorme deuda externa estadounidense con capitales chinos y de otros países (incluidos rusos, japoneses y del norte de Europa), se ha atascado y esto -añado yo- podría desembocar en una enorme crisis financiera hasta que todos los inversores extranjeros (salvo los vasallos europeos y japoneses) abandonen el dólar a riesgo de provocar el hundimiento de toda la economía occidental.
16 de agosto de 2023