Matarife
8 de junio de 2020
MATARIFE CAP. 4 Completo. Uribe: Creador del paramilitarismo
6 de junio de 2020
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4 de junio de 2020
2 de junio de 2020
1 de junio de 2020
*Una hipótesis muy creíble de lo que pasa en las Fuerzas Armadas de Colombia (FAC)*
Felipe A. Priast
LOS SOLDADOS AMERICANOS Y EL “ESTADO DÉBIL
Se ha formado el “miquimbín” en Colombia por la llegada de elementos de una brigada élite del Ejército Americano dizque para el apoyo en la lucha contra el narcotráfico. La izquierda dura se está agarrando los pelos por la llegada de “los gringos invasores”, y los más moderados critican que el Gobierno no le haya pedido permiso al Congreso para autorizar este ingreso, mismo que ven como una violación de nuestra soberanía y nuestra constitución.
Eso para no hablar de aquellos que recuerdan los casos de violación de menores a manos de soldados yankees de hace como 10 años con filmación del estupro incluida; o los que se fastidian por el carácter putañero y abusivo de los soldados americanos. “Escondan sus hijas”, se oye decir, “llegaron los soldados gringos”, y todo el mundo corre y se asusta.
Les voy a ser sincero: es probable que todo lo anterior sea cierto, pero aún así yo estoy feliz con la llegada de los soldados americanos, aunque por razones distintas a las arriba mencionadas.
Para mi, la llegada de este contingente de tropas de élite es la confirmación de todas mis sospechas de que algo anda mal, muy mal, al interior del Ejército Colombiano.
Desde hace rato vengo con la idea -idea basada en hechos concretos- de que existe un cisma ideológico al interior del Ejército que está quebrando la operatividad de esa institución. Por un lado están los de línea dura, los fanáticos que aún creen que Uribe es Napoleón. A esos yo los llamo los “realistas”.
Y por el otro lado están los oficiales pensantes, los comprometidos con la institución, aquellos que viven del honor y de su compromiso con el pueblo. Oficiales y tropa que ya están mamados de Uribe y su recua de bandidos y quieren un cambio. A estos yo los llamo los “honorables”, pues aún creen en el honor militar, la esencia del oficio militar.
Y en el medio entre los realistas y los honorables hay un tercer grupo, los “castro-chavistas”, un pequeño grupo de oficiales que ve con simpatía al régimen de Maduro y es afín a su causa, ya bien por convicción o por dinero y conexiones.
Los soldados americanos han llegado para apoyar al primer grupo, el de los “realistas”, esos que creen que Uribe es Napoleón Bonaparte, el mesías salvador de Colombia.
Aquí les van algunos datos de esta brigada americana: Su nombre es “Security Forces Assistance Brigade” (SFAB) y es una fuerza nueva creada en el 2018 hija de las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos encargada de entrenar y asistir estados aliados de Estados Unidos que tienen problemas al interior de sus ejércitos, ya bien porque estos estados ven a estos ejércitos como una amenaza, o bien porque los quieren usar como fuerza de choque contra los enemigos de dichos estados. Esa es la misión de las brigadas SFAB, y el Gobierno Colombiano cumple al dedillo las dos condiciones. Ese cuento de que estas son tropas especializadas en lucha anti-narcoticos es mierda. Las Brigadas de Asistencia, como estas, tienen un largo historial que se remonta a la Guerra de Vietnam y a la lucha anti-comunista en la Africa de la post-Guerra. Fueron creadas para entrenar ejércitos de “Estados Débiles” amenazados por el comunismo, principalmente. En otras palabras, estos tipos vienen para limpiar al Ejército Colombiano de “comunistas” y cumplir funciones sobre las que se tienen dudas que el Ejército Colombiano pueda cumplir a cabalidad.
Déjenme darles el perfil de reclutamiento de las tropas de estas brigadas. Son individuos, más que nada NCOs (suboficiales), altamente entrenados y altamente especializados en diversas áreas, como, por ejemplo, inteligencia, táctica y comunicaciones. Se les paga muy bien y reciben una “prima de enganche” al entrar a estas unidades élite. En términos de moral, se les hacen tests especiales para medir su lealtad y su compromiso, es decir, son tropas difícilmente corruptibles. En términos de fidelidad al Ejército de los Estados Unidos, son como las Waffen SS del Ejército de Hitler, tropas supremamente leales al Gobierno de los Estados Unidos. Se podría decir que son las tropas más leales al capitalismo americano, si esta idea se entiende.
¿Por qué habrían de traer tropas tan especializadas y tan leales a Colombia?, es la pregunta. Y la respuesta es, “porque no se van a dejar corromper por billete o ideologías”, el principal problema del Ejército Colombiano.
El “deployment” de esas unidades también da una indicación de lo que estas tropas vienen a hacer: los van a ubicar en Nariño, Norte de Santander y la Costa, siendo las dos primeras localizaciones zonas de frontera, el origen de la infiltración “comunista”. Y sin duda el area de mayor influencia va a ser Norte de Santander, pues ahí es en donde entran en contacto el Uribismo y el Chavismo.
Su misión es clara: primero, buscar los focos comunistas al interior del Ejército y reportarlos; segundo, subir la moral y re-orientar el Ejército Colombiano por el sendero del sagrado Uribismo; y tercero, aportar inteligencia sobre los origenes de las infiltraciones comunistas y sobre el Ejército de Maduro.
Esta traída de estos soldados norteamericanos me confirma a mi dos cosas: primero, hay una crisis interna al interior del Ejército por razones ideológicas; y segundo, esto es una fuente de gran preocupación para el Gobierno Colombiano pues su poder real reside en las Fuerzas Militares. Uribe se cagaba antes en Colombia porque sabía que tenía al Ejército en su puño, pero, ahora, con un cisma ideológico al interior del Ejército, su poder se ve considerablemente disminuido, ya que ahora no se sabe si el Ejército lo va a seguir en bloque en, por ejemplo, una guerra civil. Es más, yo creo que no lo va a seguir. Yo creo que hay un malestar profundo al interior de las Fuerzas Militares y creo que hay un gran sector de estas fuerzas que cree que Uribe ya fue. Los Americanos están trayendo estas tropas para “revitalizar” al Ejército y re-direccionarlo por el camino que a ellos les conviene, que es el camino de Uribe, el güevón al que tienen cogido de las güevas, al igual que al resto de su séquito.
Esta noticia de la llegada de estas tropas americanas no es mala, es, en realidad, una buena noticia. Si la presión sobre la tropa y los oficiales de baja graduación continúa, el Ejército Colombiano se raja en dos y estas tropas gringas no van a impedir la división.
Ese cuento de que estos soldados vienen como punta de lanza de una invasión a Venezuela no me convence, aunque algo de miedo le quieren meter a Maduro.
Ellos en realidad a lo que vienen es a que el Ejército Colombiano no se descojone, quizá porque sospechan que la soplada de la “invasión” de Goudreau vino de adentro del Ejército Colombiano. En otras palabras, que la infiltración a las tropas mercenarias que entrenaban en la Guajira vino de allí.
Y si creen que la filtración de los planes de Goudreau vino del Ejército Colombiano, es porque el Ejército Colombiano estaba metido de cabeza en esa operación, lo que confirma el involucramiento de Colombia en esa operación.
Esos soldados americanos están aquí para descubrir quién los traicionó, y sospecho que Duque no se pudo oponer a su llegada porque se la impusieron los gringos, quienes le debieron echar la culpa a Colombia del fracaso de la operación y la humillación de ver mercenarios americanos en las garras de Maduro. A eso fue Carlos Holmes la semana pasada a Estados Unidos, a que los americanos le metieran una vaciada y lo responsabilizaran por la debacle de Goudreau y su tropilla de mercenarios.
En otras palabras, ni Duque ni Uribe invitaron a esas tropas, Trump se invitó solo, y no hay nada que el Gobierno Colombiano pueda hacer para impedir su llegada...
Los izquierdistas ortodoxos podrían tener razón en algo después de todo: no es una invitación de Duque, es una invasión...
Felipe A. Priast
29 mayo 2020
https://www.facebook.com/1244830162/posts/10223729077995340/?d=n
Felipe A. Priast
LOS SOLDADOS AMERICANOS Y EL “ESTADO DÉBIL
Se ha formado el “miquimbín” en Colombia por la llegada de elementos de una brigada élite del Ejército Americano dizque para el apoyo en la lucha contra el narcotráfico. La izquierda dura se está agarrando los pelos por la llegada de “los gringos invasores”, y los más moderados critican que el Gobierno no le haya pedido permiso al Congreso para autorizar este ingreso, mismo que ven como una violación de nuestra soberanía y nuestra constitución.
Eso para no hablar de aquellos que recuerdan los casos de violación de menores a manos de soldados yankees de hace como 10 años con filmación del estupro incluida; o los que se fastidian por el carácter putañero y abusivo de los soldados americanos. “Escondan sus hijas”, se oye decir, “llegaron los soldados gringos”, y todo el mundo corre y se asusta.
Les voy a ser sincero: es probable que todo lo anterior sea cierto, pero aún así yo estoy feliz con la llegada de los soldados americanos, aunque por razones distintas a las arriba mencionadas.
Para mi, la llegada de este contingente de tropas de élite es la confirmación de todas mis sospechas de que algo anda mal, muy mal, al interior del Ejército Colombiano.
Desde hace rato vengo con la idea -idea basada en hechos concretos- de que existe un cisma ideológico al interior del Ejército que está quebrando la operatividad de esa institución. Por un lado están los de línea dura, los fanáticos que aún creen que Uribe es Napoleón. A esos yo los llamo los “realistas”.
Y por el otro lado están los oficiales pensantes, los comprometidos con la institución, aquellos que viven del honor y de su compromiso con el pueblo. Oficiales y tropa que ya están mamados de Uribe y su recua de bandidos y quieren un cambio. A estos yo los llamo los “honorables”, pues aún creen en el honor militar, la esencia del oficio militar.
Y en el medio entre los realistas y los honorables hay un tercer grupo, los “castro-chavistas”, un pequeño grupo de oficiales que ve con simpatía al régimen de Maduro y es afín a su causa, ya bien por convicción o por dinero y conexiones.
Los soldados americanos han llegado para apoyar al primer grupo, el de los “realistas”, esos que creen que Uribe es Napoleón Bonaparte, el mesías salvador de Colombia.
Aquí les van algunos datos de esta brigada americana: Su nombre es “Security Forces Assistance Brigade” (SFAB) y es una fuerza nueva creada en el 2018 hija de las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos encargada de entrenar y asistir estados aliados de Estados Unidos que tienen problemas al interior de sus ejércitos, ya bien porque estos estados ven a estos ejércitos como una amenaza, o bien porque los quieren usar como fuerza de choque contra los enemigos de dichos estados. Esa es la misión de las brigadas SFAB, y el Gobierno Colombiano cumple al dedillo las dos condiciones. Ese cuento de que estas son tropas especializadas en lucha anti-narcoticos es mierda. Las Brigadas de Asistencia, como estas, tienen un largo historial que se remonta a la Guerra de Vietnam y a la lucha anti-comunista en la Africa de la post-Guerra. Fueron creadas para entrenar ejércitos de “Estados Débiles” amenazados por el comunismo, principalmente. En otras palabras, estos tipos vienen para limpiar al Ejército Colombiano de “comunistas” y cumplir funciones sobre las que se tienen dudas que el Ejército Colombiano pueda cumplir a cabalidad.
Déjenme darles el perfil de reclutamiento de las tropas de estas brigadas. Son individuos, más que nada NCOs (suboficiales), altamente entrenados y altamente especializados en diversas áreas, como, por ejemplo, inteligencia, táctica y comunicaciones. Se les paga muy bien y reciben una “prima de enganche” al entrar a estas unidades élite. En términos de moral, se les hacen tests especiales para medir su lealtad y su compromiso, es decir, son tropas difícilmente corruptibles. En términos de fidelidad al Ejército de los Estados Unidos, son como las Waffen SS del Ejército de Hitler, tropas supremamente leales al Gobierno de los Estados Unidos. Se podría decir que son las tropas más leales al capitalismo americano, si esta idea se entiende.
¿Por qué habrían de traer tropas tan especializadas y tan leales a Colombia?, es la pregunta. Y la respuesta es, “porque no se van a dejar corromper por billete o ideologías”, el principal problema del Ejército Colombiano.
El “deployment” de esas unidades también da una indicación de lo que estas tropas vienen a hacer: los van a ubicar en Nariño, Norte de Santander y la Costa, siendo las dos primeras localizaciones zonas de frontera, el origen de la infiltración “comunista”. Y sin duda el area de mayor influencia va a ser Norte de Santander, pues ahí es en donde entran en contacto el Uribismo y el Chavismo.
Su misión es clara: primero, buscar los focos comunistas al interior del Ejército y reportarlos; segundo, subir la moral y re-orientar el Ejército Colombiano por el sendero del sagrado Uribismo; y tercero, aportar inteligencia sobre los origenes de las infiltraciones comunistas y sobre el Ejército de Maduro.
Esta traída de estos soldados norteamericanos me confirma a mi dos cosas: primero, hay una crisis interna al interior del Ejército por razones ideológicas; y segundo, esto es una fuente de gran preocupación para el Gobierno Colombiano pues su poder real reside en las Fuerzas Militares. Uribe se cagaba antes en Colombia porque sabía que tenía al Ejército en su puño, pero, ahora, con un cisma ideológico al interior del Ejército, su poder se ve considerablemente disminuido, ya que ahora no se sabe si el Ejército lo va a seguir en bloque en, por ejemplo, una guerra civil. Es más, yo creo que no lo va a seguir. Yo creo que hay un malestar profundo al interior de las Fuerzas Militares y creo que hay un gran sector de estas fuerzas que cree que Uribe ya fue. Los Americanos están trayendo estas tropas para “revitalizar” al Ejército y re-direccionarlo por el camino que a ellos les conviene, que es el camino de Uribe, el güevón al que tienen cogido de las güevas, al igual que al resto de su séquito.
Esta noticia de la llegada de estas tropas americanas no es mala, es, en realidad, una buena noticia. Si la presión sobre la tropa y los oficiales de baja graduación continúa, el Ejército Colombiano se raja en dos y estas tropas gringas no van a impedir la división.
Ese cuento de que estos soldados vienen como punta de lanza de una invasión a Venezuela no me convence, aunque algo de miedo le quieren meter a Maduro.
Ellos en realidad a lo que vienen es a que el Ejército Colombiano no se descojone, quizá porque sospechan que la soplada de la “invasión” de Goudreau vino de adentro del Ejército Colombiano. En otras palabras, que la infiltración a las tropas mercenarias que entrenaban en la Guajira vino de allí.
Y si creen que la filtración de los planes de Goudreau vino del Ejército Colombiano, es porque el Ejército Colombiano estaba metido de cabeza en esa operación, lo que confirma el involucramiento de Colombia en esa operación.
Esos soldados americanos están aquí para descubrir quién los traicionó, y sospecho que Duque no se pudo oponer a su llegada porque se la impusieron los gringos, quienes le debieron echar la culpa a Colombia del fracaso de la operación y la humillación de ver mercenarios americanos en las garras de Maduro. A eso fue Carlos Holmes la semana pasada a Estados Unidos, a que los americanos le metieran una vaciada y lo responsabilizaran por la debacle de Goudreau y su tropilla de mercenarios.
En otras palabras, ni Duque ni Uribe invitaron a esas tropas, Trump se invitó solo, y no hay nada que el Gobierno Colombiano pueda hacer para impedir su llegada...
Los izquierdistas ortodoxos podrían tener razón en algo después de todo: no es una invitación de Duque, es una invasión...
Felipe A. Priast
29 mayo 2020
https://www.facebook.com/1244830162/posts/10223729077995340/?d=n
31 de mayo de 2020
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29 de mayo de 2020
25 de mayo de 2020
24 de mayo de 2020
22 de mayo de 2020
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18 de mayo de 2020
Similitudes en el asesinato de testigos que han hablado contra Álvaro Uribe o sus cercanos
El Espectador Guillermo González Uribe 18 de mayo de 2020
Entre ellas, que fueron amenazados después de declarar, que firmaron hojas en blanco que luego aparecieron como retractaciones y que pasaron de estar presos a ser libres sin condiciones de seguridad.
Hay varias semejanzas entre el caso del primer testigo que denunció a Álvaro Uribe y el último testigo que hizo lo propio. En los dos casos los testigos fueron amenazados después de rendir declaraciones en contra de Uribe, sus familiares o sus seguidores. En los dos casos, en la cárcel, los testigos fueron conminados a firmar hojas en blanco, que luego aparecieron como cartas en las que se retractaban de sus acusaciones iniciales; en los dos casos los testigos, en las cartas falsas, acusaban a críticos de Uribe de haber pagado por sus declaraciones.Posteriormente los dos testigos aclaran que las cartas no las escribieron ellos; por lo cual, en los dos casos, se recrudecen las amenazas. Los dos quedan en libertad en particulares circunstancias, los dejan sin protección pese a ser testigos de alto riesgo y, finalmente, los dos son asesinados; Francisco Enrique Villaba en abril del 2009 y Carlos Enrique Areiza el pasado 14 de abril. Cabe señalar que varios otros testigos relacionados con denuncias contra el uribismo han sido asesinados.
En el caso de la campaña en contra del exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia, Iván Velásquez, adelantada desde mediados de 2007, los patrones relacionados con el testigo principal son calcados de los dos primeros, con la diferencia de que, hasta donde hay información, el testigo, también amenazado, aún sobrevive. Otro punto es que, en los tres casos, cuando aparecen las falsas cartas, hay gran campaña mediática para divulgarlas, lo que no ocurre con las retractaciones.
(Lea: Corte Suprema deja en firme indagación contra Álvaro Uribe por manipulación de testigos)
Caso 1: el 12 de noviembre de 2008, Francisco Enrique Villalba, quien fue condenado a 33 años y cuatro meses de prisión como autor material de la cruenta masacre de El Aro, compareció ante la comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes para ratificar las denuncias presentadas ante la Fiscalía General de la Nación. Afirmó bajo juramento que una vez cometida la masacre, en octubre de 1997, hubo una reunión en la que estuvieron presentes, entre otros, el comandante paramilitar Carlos Castaño, Santiago Uribe y el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe, quien los felicitó por la labor cumplida, pues además gracias a su acción fueron liberados varios secuestrados, entre ellos Mario Uribe, primo de Álvaro Uribe.
Habló Villalba también del grupo paramilitar “Los doce Apóstoles”, afirmando que Santiago Uribe era el dueño del grupo. Villalba se refiere así mismo a las amenazas y atentados que ha sufrido. Aparecen entonces en la Presidencia de la República, en tiempos de Álvaro Uribe, dos cartas de presos desmintiendo a Villalba y acusando a tres contradictores del presidente, Piedad Córdoba, Gustavo Petro y Daniel Coronell, de haber sobornado a Villalba para denunciar a Uribe.
Y aparece otra carta, supuestamente firmada por Villaba, en la que se retracta de lo dicho contra Uribe. Villalba denuncia que la carta no es suya, que él le firmó a Chucho Sarria, un poderoso de la cárcel, una hoja en blanco buscando que lo cambiaran de patio de reclusión.
El análisis grafológico demuestra que la letra de la carta era de Charria, quien según declaraciones del secretario jurídico de la presidencia, Edmundo del Castillo, le había hecho saber, a través de una amiga común, que tenía información de un supuesto complot contra el presidente. Villalba se reafirma en sus acusaciones y tiempo después, pese a tener una condena de más de treinta años de cárcel, a Villalba le otorgan casa por cárcel, es puesto en libertad sin protección y cae asesinado por sicarios. Dos años más tarde se conoció que el DAS, cuando Uribe era presidente, ordenó investigar a Villalba antes de ser asesinado, tal como lo difundió la revista Semana:
"Martha, es necesario saber quién es Francisco Villalba, miembro de las Auc quien se encuentra detenido en Itagüí y al parecer tiene algo que compromete al jefe. Será que los amigos de la reunión saben algo de él y lo que tiene. Me avisas con info a la sra directora”. Este correo electrónico fue enviado por el exdirector de inteligencia Fernando Tabárez a Martha Leal, subdirectora de operaciones del DAS, y a la directora del DAS, María del Pilar Hurtado, a las 6:30 de la tarde del 23 de abril del 2008. Los "amigos" a los que se refiere Tabárez son el paramilitar alias Job, con quien Leal se reunió en la Casa de Nariño, y su acompañante. Tiempo después, alias Job también fue asesinado.
(Lea: La defensa de Uribe califica de "mitos" las acusaciones en su contra)
Caso 2: el paramilitar Carlos Enrique Areiza declaró ante la Corte Suprema de Justicia que las amenazas en su contra comenzaron luego de que declaró sobre políticos implicados en paramilitarismo, entre ellos Luis Alfredo Ramos, dirigente uribista, hoy jefe de debate del candidato Iván Duque. En concreto dijo que luego de una audiencia en el tribunal Superior de Medellín, en el 2011, con Mario Uribe, unas personas visitaron a su padre en Bello y preguntaron por él: "Mi papá les dijo ‘él no está’. Le dijeron: ‘Sí, nosotros sabemos dónde se encuentra él pero hágame un favor y le dice a ese hijueputa que se calla o lo callamos con ustedes’". Tres días más tarde su padre murió.
Tiempo después, aparecieron cartas de Areiza en las que se retractaba, y acusaba al contradictor de Uribe, el senador Iván Cepeda, "de ofrecerle 100 millones de pesos a cambio de declarar contra Ramos, Álvaro Uribe y su hermano Santiago". Pero Areiza aclaró que esas cartas no eran suyas: "Aseguró que le llovieron amenazas y que luego el abogado Jaime Restrepo –conocido como el Patriota y afín al uribismo– lo visitó y le hizo firmar varias hojas en blanco. Areiza declaró que luego llenaron las páginas con falsos argumentos". Sobre esa visita, las hojas en blanco y las intimidaciones a que era sometido, quedaron sus testimonios grabados en video, acerca de los cuales señala el periodista Daniel Coronell:
"Desesperado por las amenazas decidió –nadie le preguntó por qué– llamar a un conocido personaje al que terminó dejándole una razón: 'La intención mía de hablar con José Obdulio y decirle, hermano, paren toda esta amenazadera si es que tienen que ver ustedes o tienen que ver otras personas. Nunca pude hablar con el señor José Obdulio Gaviria y encargaron a una persona que me fue a visitar que era el abogado Jaime Restrepo Restrepo”… Según el testigo asesinado, recibió al enviado Restrepo con estas palabras: 'Hermano, yo estoy de verdad atemorizado, estoy cagado del susto, yo no quiero más esta persecución. ¿Qué tengo que hacer para que se pare todo esto?' Entonces, él me dijo, ‘yo vengo en representación de las personas a las que usted llamó, entonces si usted nos quiere dar una muestra de confianza, fírmeme las hojas y listo, y yo miro a ver qué hago con esto'". Días después de estas últimas declaraciones, Areiza fue puesto en libertad sin protección y asesinado por sicarios.
En el caso de la persecución de la que fueron objeto miembros de la Corte Suprema de Justicia, durante el gobierno de Álvaro Uribe, y en especial contra el exmagistrado auxiliar Iván Velásquez, investigador estrella de la parapolítica, también fue una carta la que medió, y el supuesto autor de ella luego se retractó. En ese entonces el protagonista fue el paramilitar Tasmania, quien "a mediados de 2007 dijo, en carta al presidente, que Iván Velásquez, magistrado auxiliar estrella de la Corte Suprema en el expediente de la parapolítica, le había ofrecido beneficios a cambio de que declarara en contra de Uribe y de su primo segundo Mario Uribe, detenido dentro del expediente de la parapolítica".
"Pero el 13 de junio de 2008, manifestó que todo había sido un montaje impulsado por su abogado, Sergio González, y por el narcoparamilitar extraditado Juan Carlos Sierra, alias El Tuso, y que Santiago Uribe y Mario Uribe estarían enterados del asunto... Tasmania, que ahora teme por su seguridad y la de su familia, también dijo -y lo ha reiterado en dos ocasiones bajo juramento- que para rendir su primera versión le ofrecieron a cambio una casa, protección en la cárcel de Itagüí y dinero en efectivo".
Al parecer, la investigación penal iniciada por la Corte Suprema de Justicia en contra del expresidente Uribe por su posible participación en la manipulación o fabricación de testigos falsos va contando cada vez con más elementos coincidentes.
(Le puede interesar: Los personajes claves del proceso contra el senador Álvaro Uribe Vélez)
En el caso de la campaña en contra del exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia, Iván Velásquez, adelantada desde mediados de 2007, los patrones relacionados con el testigo principal son calcados de los dos primeros, con la diferencia de que, hasta donde hay información, el testigo, también amenazado, aún sobrevive. Otro punto es que, en los tres casos, cuando aparecen las falsas cartas, hay gran campaña mediática para divulgarlas, lo que no ocurre con las retractaciones.
(Lea: Corte Suprema deja en firme indagación contra Álvaro Uribe por manipulación de testigos)
Caso 1: el 12 de noviembre de 2008, Francisco Enrique Villalba, quien fue condenado a 33 años y cuatro meses de prisión como autor material de la cruenta masacre de El Aro, compareció ante la comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes para ratificar las denuncias presentadas ante la Fiscalía General de la Nación. Afirmó bajo juramento que una vez cometida la masacre, en octubre de 1997, hubo una reunión en la que estuvieron presentes, entre otros, el comandante paramilitar Carlos Castaño, Santiago Uribe y el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe, quien los felicitó por la labor cumplida, pues además gracias a su acción fueron liberados varios secuestrados, entre ellos Mario Uribe, primo de Álvaro Uribe.
Habló Villalba también del grupo paramilitar “Los doce Apóstoles”, afirmando que Santiago Uribe era el dueño del grupo. Villalba se refiere así mismo a las amenazas y atentados que ha sufrido. Aparecen entonces en la Presidencia de la República, en tiempos de Álvaro Uribe, dos cartas de presos desmintiendo a Villalba y acusando a tres contradictores del presidente, Piedad Córdoba, Gustavo Petro y Daniel Coronell, de haber sobornado a Villalba para denunciar a Uribe.
Y aparece otra carta, supuestamente firmada por Villaba, en la que se retracta de lo dicho contra Uribe. Villalba denuncia que la carta no es suya, que él le firmó a Chucho Sarria, un poderoso de la cárcel, una hoja en blanco buscando que lo cambiaran de patio de reclusión.
El análisis grafológico demuestra que la letra de la carta era de Charria, quien según declaraciones del secretario jurídico de la presidencia, Edmundo del Castillo, le había hecho saber, a través de una amiga común, que tenía información de un supuesto complot contra el presidente. Villalba se reafirma en sus acusaciones y tiempo después, pese a tener una condena de más de treinta años de cárcel, a Villalba le otorgan casa por cárcel, es puesto en libertad sin protección y cae asesinado por sicarios. Dos años más tarde se conoció que el DAS, cuando Uribe era presidente, ordenó investigar a Villalba antes de ser asesinado, tal como lo difundió la revista Semana:
"Martha, es necesario saber quién es Francisco Villalba, miembro de las Auc quien se encuentra detenido en Itagüí y al parecer tiene algo que compromete al jefe. Será que los amigos de la reunión saben algo de él y lo que tiene. Me avisas con info a la sra directora”. Este correo electrónico fue enviado por el exdirector de inteligencia Fernando Tabárez a Martha Leal, subdirectora de operaciones del DAS, y a la directora del DAS, María del Pilar Hurtado, a las 6:30 de la tarde del 23 de abril del 2008. Los "amigos" a los que se refiere Tabárez son el paramilitar alias Job, con quien Leal se reunió en la Casa de Nariño, y su acompañante. Tiempo después, alias Job también fue asesinado.
(Lea: La defensa de Uribe califica de "mitos" las acusaciones en su contra)
Caso 2: el paramilitar Carlos Enrique Areiza declaró ante la Corte Suprema de Justicia que las amenazas en su contra comenzaron luego de que declaró sobre políticos implicados en paramilitarismo, entre ellos Luis Alfredo Ramos, dirigente uribista, hoy jefe de debate del candidato Iván Duque. En concreto dijo que luego de una audiencia en el tribunal Superior de Medellín, en el 2011, con Mario Uribe, unas personas visitaron a su padre en Bello y preguntaron por él: "Mi papá les dijo ‘él no está’. Le dijeron: ‘Sí, nosotros sabemos dónde se encuentra él pero hágame un favor y le dice a ese hijueputa que se calla o lo callamos con ustedes’". Tres días más tarde su padre murió.
Tiempo después, aparecieron cartas de Areiza en las que se retractaba, y acusaba al contradictor de Uribe, el senador Iván Cepeda, "de ofrecerle 100 millones de pesos a cambio de declarar contra Ramos, Álvaro Uribe y su hermano Santiago". Pero Areiza aclaró que esas cartas no eran suyas: "Aseguró que le llovieron amenazas y que luego el abogado Jaime Restrepo –conocido como el Patriota y afín al uribismo– lo visitó y le hizo firmar varias hojas en blanco. Areiza declaró que luego llenaron las páginas con falsos argumentos". Sobre esa visita, las hojas en blanco y las intimidaciones a que era sometido, quedaron sus testimonios grabados en video, acerca de los cuales señala el periodista Daniel Coronell:
"Desesperado por las amenazas decidió –nadie le preguntó por qué– llamar a un conocido personaje al que terminó dejándole una razón: 'La intención mía de hablar con José Obdulio y decirle, hermano, paren toda esta amenazadera si es que tienen que ver ustedes o tienen que ver otras personas. Nunca pude hablar con el señor José Obdulio Gaviria y encargaron a una persona que me fue a visitar que era el abogado Jaime Restrepo Restrepo”… Según el testigo asesinado, recibió al enviado Restrepo con estas palabras: 'Hermano, yo estoy de verdad atemorizado, estoy cagado del susto, yo no quiero más esta persecución. ¿Qué tengo que hacer para que se pare todo esto?' Entonces, él me dijo, ‘yo vengo en representación de las personas a las que usted llamó, entonces si usted nos quiere dar una muestra de confianza, fírmeme las hojas y listo, y yo miro a ver qué hago con esto'". Días después de estas últimas declaraciones, Areiza fue puesto en libertad sin protección y asesinado por sicarios.
En el caso de la persecución de la que fueron objeto miembros de la Corte Suprema de Justicia, durante el gobierno de Álvaro Uribe, y en especial contra el exmagistrado auxiliar Iván Velásquez, investigador estrella de la parapolítica, también fue una carta la que medió, y el supuesto autor de ella luego se retractó. En ese entonces el protagonista fue el paramilitar Tasmania, quien "a mediados de 2007 dijo, en carta al presidente, que Iván Velásquez, magistrado auxiliar estrella de la Corte Suprema en el expediente de la parapolítica, le había ofrecido beneficios a cambio de que declarara en contra de Uribe y de su primo segundo Mario Uribe, detenido dentro del expediente de la parapolítica".
"Pero el 13 de junio de 2008, manifestó que todo había sido un montaje impulsado por su abogado, Sergio González, y por el narcoparamilitar extraditado Juan Carlos Sierra, alias El Tuso, y que Santiago Uribe y Mario Uribe estarían enterados del asunto... Tasmania, que ahora teme por su seguridad y la de su familia, también dijo -y lo ha reiterado en dos ocasiones bajo juramento- que para rendir su primera versión le ofrecieron a cambio una casa, protección en la cárcel de Itagüí y dinero en efectivo".
Al parecer, la investigación penal iniciada por la Corte Suprema de Justicia en contra del expresidente Uribe por su posible participación en la manipulación o fabricación de testigos falsos va contando cada vez con más elementos coincidentes.
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17 de mayo de 2020
11 de mayo de 2020