Niños en conflictos
EOM 5 de octubre de 2018
Millones de niños tienen en la actualidad el reto por sobrevivir en algunos de los países más peligrosos del mundo para ellos. La totalidad de los diez primeros están en una combinación entre conflicto armado tan enquistado como eterno y una pobreza endémica cuyo final poco menos que es imposible de ver.
Hagamos un breve repaso por algunos de estos escenarios:
Yemen tiene hoy un sobrenombre muy clarificador: es la peor crisis humanitaria que existe en el mundo. El conflicto que vive desde hace años el país ha dejado a millones de personas sin comida, agua o medicamentos, y al bloqueo de la coalición saudí se suman sus ataques y las violaciones de derechos humanos de todas las partes. Tal es la situación que incluso han llegado a estallar importantes brotes de cólera.
Somalia es de los casos más conocidos que existen en cuanto a crisis perpetuas y dadas por imposible. En los años noventa la propia ONU trató de estabilizar la situación en el país, sin éxito. Desde entonces el escenario no ha hecho más que empeorar, y a las guerras entre clanes y señores de la guerra se han unido grupos yihadistas como Al Shabaab.
Pero también hay lugares donde este problema se pasa de generación en generación. Afganistán lleva en su última guerra desde 2001, pero las ha ido heredando una detrás de otra desde los años setenta. Al ser uno de los países más pobres del mundo, las oportunidades se reducen casi a cero, y en muchos casos la salida a esta situación es entrar en la rueda de los narcóticos, ya que Afganistán es el punto de partida de la llamada Ruta del opio.
El peor de todos ellos a día de hoy es Siria. Paradójicamente, el conflicto más pasajero es a su vez el más destructivo. En estos años de guerra, el país ha quedado prácticamente arrasado, millones de sus habitantes han huido a países vecinos o a Europa y quienes se han quedado han tenido que sobrevivir como han podido, a menudo atrapados en cruentas batallas como el cerco de Alepo.
Hagamos un breve repaso por algunos de estos escenarios:
Yemen tiene hoy un sobrenombre muy clarificador: es la peor crisis humanitaria que existe en el mundo. El conflicto que vive desde hace años el país ha dejado a millones de personas sin comida, agua o medicamentos, y al bloqueo de la coalición saudí se suman sus ataques y las violaciones de derechos humanos de todas las partes. Tal es la situación que incluso han llegado a estallar importantes brotes de cólera.
Somalia es de los casos más conocidos que existen en cuanto a crisis perpetuas y dadas por imposible. En los años noventa la propia ONU trató de estabilizar la situación en el país, sin éxito. Desde entonces el escenario no ha hecho más que empeorar, y a las guerras entre clanes y señores de la guerra se han unido grupos yihadistas como Al Shabaab.
Pero también hay lugares donde este problema se pasa de generación en generación. Afganistán lleva en su última guerra desde 2001, pero las ha ido heredando una detrás de otra desde los años setenta. Al ser uno de los países más pobres del mundo, las oportunidades se reducen casi a cero, y en muchos casos la salida a esta situación es entrar en la rueda de los narcóticos, ya que Afganistán es el punto de partida de la llamada Ruta del opio.
El peor de todos ellos a día de hoy es Siria. Paradójicamente, el conflicto más pasajero es a su vez el más destructivo. En estos años de guerra, el país ha quedado prácticamente arrasado, millones de sus habitantes han huido a países vecinos o a Europa y quienes se han quedado han tenido que sobrevivir como han podido, a menudo atrapados en cruentas batallas como el cerco de Alepo.