Operación contra Venezuela (II)
"La situación está lista y cuando EE.UU. lo desee va a comenzar la guerra en Venezuela"
RT entrevista a Thierry Meyssan 22 de mayo de 2017
Thierry Meyssan argumenta en esta entrevista su particular lectura geopolítica de las actuales tensiones en Venezuela, aportando datos históricos recientes que apoyan su tesis: Estados Unidos está intentando sembrar el caos en el país, por la vía de incentivar la oposición al gobierno y, en última instancia, una guerra civil.
Para entender las raíces y el sentido estratégico global del momento, este analista se remonta a principios de este siglo: "En el 2004 varios expertos del Pentágono explicaron que, en lo sucesivo, EE.UU. iba a librar guerras para dividir el mundo en dos zonas. Parecía una metodología muy rara, pero consistía en mantener una zona estable para EE.UU. y sus aliados e incluso algunos enemigos como China, Rusia y la India…y otra zona donde no hubiera gobierno estable ni desarrollo, sino el caos. Cuando escribieron eso, no se sabía hacia donde iban. Explicaban que querían garantizar que ningún estado pudiera ser una amenaza para EE.UU, que nadie pudiera desarrollar un poderío que amenazara su hegemonía mundial. Incluso publicaron un mapa donde se veía que había que destruir todo el Medio Oriente".
En cuanto a América Latina -precisa Meyssan- explicaron que sólo Brasil, Argentina y México debían ser Estados estables…y el resto debía ser destruido". Pero, ¿por qué precisamente ahora? Hemos querido saber qué tiene de particular este momento político para resultar idóneo para una supuesta intervención de este tipo. La respuesta de Meyssan no es demasiado precisa al respecto, pero su intuición no le anuncia nada bueno: "No sé por qué generan esas acciones ahora, pero está claro que EE.UU. hace que la situación hierva poco a poco. Cuando vengo acá, me doy cuenta de que la situación ya está lista, que cuando EE.UU. lo desee, va a comenzar la guerra aquí, en Venezuela".
Antecedentes históricos de la 'guerra de perros'
Meyssan considera, como puede verse, que Estados Unidos opera en el exterior mediante una estrategia militar destructiva que funciona en base a un mecanismo de desestabilización interna en los países considerados enemigos. Y encuentra ejemplos en la historia reciente que ejemplifican ese particular modus operandi: "Cuando estudiamos lo que pasó en Ucrania, en Siria o en Libia, es exactamente la misma metodología; siempre comienza exactamente igual: se acusa al gobierno de cometer crímenes horribles (…) luego envían al país unas fuerzas especiales, unos francotiradores, que se colocan en los techos durante una manifestación, con el objetivo de disparar tanto contra los manifestantes como contra la policía (…). Eso crea una confusión enorme, y cada bando está convencido de que fue el otro el que le disparó, y ese es el comienzo de un enfrentamiento interno".
"Ese método [conocido popularmente como 'guerra de perros'] fue utilizado por primera vez en Yugoslavia –continúa narrando Meyssan–. Allí lograron provocar una guerra civil que partió ese país en 7 pedazos".
A continuación, este periodista y activista político, explica con detalle el resto del proceso al que se somete a los gobiernos 'atacados': "Una vez que hacen esto, comienzan a acusar al gobierno de las muertes, y lo hacen ante la comisión de Derechos Humanos de Ginebra. Ese Consejo se transforma rápidamente en un tribunal de acusación, que milagrosamente consigue varios testigos que vienen a dar su testimonio… pero son falsos testigos. Eso es muy fácil de conseguir: falsos testigos. Sus testimonios se avalan y se envía esa información al Consejo de Seguridad [de la ONU], que queda horrorizado y autoriza el uso de la fuerza contra ese 'terrible gobierno que acaba de matar a su población'. Simultáneamente se envían al país una fuerzas especiales que atacan símbolos del estado". En Siria, por ejemplo, atacaron estatuas del presidente Háfez Al Assad, que es el padre de la Siria moderna".
Extrapolando la explicación al presente momento crítico en Venezuela, hace su propia predicción: "Aquí me imagino que atacarán estatuas de Hugo Chavez, quemarán la bandera…elementos que no tienen valor militar". Se trata, según comenta el propio Meyssan, de una "guerra simbólica".Y concluye: "Entonces se utilizan los medios internacionales para explicar que es una revolución".
Bases militares cerca de Venezuela
Están previstas para el próximo mes de noviembre unas maniobras militares militares en la triple frontera de Perú, Colombia y Brasil, con el apoyo de EE.UU., a tan solo 700 kilómetros de la frontera Venezuela.
"Para llevar a cabo operaciones militares como éstas –comenta Meyssan al hilo de su propia tesis de la desestabilización interna–, EE.UU. necesita rodear al país que van a atacar o al menos tener una base militar en la frontera del país. En Libia utilizaron a Egipto; en el caso de Siria, utilizaron casi todos los estados aledaños: Turquía, Líbano, Irak y Jordania…no estaban en Israel oficialmente… pero Israel también. Si van a atacar a Venezuela, sin duda van a utilizar a un estado o a varios estados fronterizos de Venezuela. Sin duda los estados mencionados, pero también Guyana, que también puede servir como base importante para generar el desorden". También se refirió a las bases militares estadounidenses en Colombia, indicando que si EEUU las mantiene allí "no lo hace porque son lindos los colombianos: lo hace porque está preparando un ataque contra Venezuela".
'Fake News' y videos falsos
Para ilustrar la dimensión informativa en la estrategia estadounidense, Meyssan se remonta a la invasión de Libia: "Cuando EEUU atacó al gobierno libio, el ataque ocurrió un viernes a la hora de la salida de la oración, a las 19:30 de la tarde. Así, a las 23:00 de la noche, 'Skynews', que tiene también una programación en árabe, envió imágenes donde se veían rebeldes en la Plaza Verde, en el corazón de Tripoli. En ese momento era imposible salir a la calle, porque había muchos bombardeos; nadie podía circular en vehículo por la ciudad. Entonces…¿cómo podrían llegar allí? Cuando vi esas imágenes me dije: todo está perdido. Yo estaba a varios centenares de metros de esa Plaza Verde, pero me di cuenta de que todo eso era mentira. Los mercenarios (algunos de los cuales eran libios, pero muy pocos) llegaron a la Plaza Verde 3 días y medio después. Pero las imágenes ya estaban disponibles porque fueron filmadas en estudios al aire libre en Qatar.
Con respecto Venezuela, Meyssan dice: "Imagínese cuales serían aquí las consecuencias si de repente vieran por televisión que hay enemigos que están llegando al centro de Caracas y se les dijera que…bueno, que se perdió la guerra...".
Hacia el final de la entrevista, cuyo visionado completo les recomendamos encarecidamente, este analista comparte con nosotros sus predicciones sobre el proceso que está teniendo lugar en suelo venezolano, en especial sobre la oposición: "Todas estas oposiciones están cometiendo un error. Los movimientos opositores, ya sea aquí en Venezuela como en el mundo árabe, serán todos destruidos, tal y como habrán permitido la destrucción de los gobiernos a los que se oponen. Porque Estados Unidos se burla de ellos más que de los gobiernos".
Para entender las raíces y el sentido estratégico global del momento, este analista se remonta a principios de este siglo: "En el 2004 varios expertos del Pentágono explicaron que, en lo sucesivo, EE.UU. iba a librar guerras para dividir el mundo en dos zonas. Parecía una metodología muy rara, pero consistía en mantener una zona estable para EE.UU. y sus aliados e incluso algunos enemigos como China, Rusia y la India…y otra zona donde no hubiera gobierno estable ni desarrollo, sino el caos. Cuando escribieron eso, no se sabía hacia donde iban. Explicaban que querían garantizar que ningún estado pudiera ser una amenaza para EE.UU, que nadie pudiera desarrollar un poderío que amenazara su hegemonía mundial. Incluso publicaron un mapa donde se veía que había que destruir todo el Medio Oriente".
En cuanto a América Latina -precisa Meyssan- explicaron que sólo Brasil, Argentina y México debían ser Estados estables…y el resto debía ser destruido". Pero, ¿por qué precisamente ahora? Hemos querido saber qué tiene de particular este momento político para resultar idóneo para una supuesta intervención de este tipo. La respuesta de Meyssan no es demasiado precisa al respecto, pero su intuición no le anuncia nada bueno: "No sé por qué generan esas acciones ahora, pero está claro que EE.UU. hace que la situación hierva poco a poco. Cuando vengo acá, me doy cuenta de que la situación ya está lista, que cuando EE.UU. lo desee, va a comenzar la guerra aquí, en Venezuela".
Antecedentes históricos de la 'guerra de perros'
Meyssan considera, como puede verse, que Estados Unidos opera en el exterior mediante una estrategia militar destructiva que funciona en base a un mecanismo de desestabilización interna en los países considerados enemigos. Y encuentra ejemplos en la historia reciente que ejemplifican ese particular modus operandi: "Cuando estudiamos lo que pasó en Ucrania, en Siria o en Libia, es exactamente la misma metodología; siempre comienza exactamente igual: se acusa al gobierno de cometer crímenes horribles (…) luego envían al país unas fuerzas especiales, unos francotiradores, que se colocan en los techos durante una manifestación, con el objetivo de disparar tanto contra los manifestantes como contra la policía (…). Eso crea una confusión enorme, y cada bando está convencido de que fue el otro el que le disparó, y ese es el comienzo de un enfrentamiento interno".
"Ese método [conocido popularmente como 'guerra de perros'] fue utilizado por primera vez en Yugoslavia –continúa narrando Meyssan–. Allí lograron provocar una guerra civil que partió ese país en 7 pedazos".
A continuación, este periodista y activista político, explica con detalle el resto del proceso al que se somete a los gobiernos 'atacados': "Una vez que hacen esto, comienzan a acusar al gobierno de las muertes, y lo hacen ante la comisión de Derechos Humanos de Ginebra. Ese Consejo se transforma rápidamente en un tribunal de acusación, que milagrosamente consigue varios testigos que vienen a dar su testimonio… pero son falsos testigos. Eso es muy fácil de conseguir: falsos testigos. Sus testimonios se avalan y se envía esa información al Consejo de Seguridad [de la ONU], que queda horrorizado y autoriza el uso de la fuerza contra ese 'terrible gobierno que acaba de matar a su población'. Simultáneamente se envían al país una fuerzas especiales que atacan símbolos del estado". En Siria, por ejemplo, atacaron estatuas del presidente Háfez Al Assad, que es el padre de la Siria moderna".
Extrapolando la explicación al presente momento crítico en Venezuela, hace su propia predicción: "Aquí me imagino que atacarán estatuas de Hugo Chavez, quemarán la bandera…elementos que no tienen valor militar". Se trata, según comenta el propio Meyssan, de una "guerra simbólica".Y concluye: "Entonces se utilizan los medios internacionales para explicar que es una revolución".
Bases militares cerca de Venezuela
Están previstas para el próximo mes de noviembre unas maniobras militares militares en la triple frontera de Perú, Colombia y Brasil, con el apoyo de EE.UU., a tan solo 700 kilómetros de la frontera Venezuela.
"Para llevar a cabo operaciones militares como éstas –comenta Meyssan al hilo de su propia tesis de la desestabilización interna–, EE.UU. necesita rodear al país que van a atacar o al menos tener una base militar en la frontera del país. En Libia utilizaron a Egipto; en el caso de Siria, utilizaron casi todos los estados aledaños: Turquía, Líbano, Irak y Jordania…no estaban en Israel oficialmente… pero Israel también. Si van a atacar a Venezuela, sin duda van a utilizar a un estado o a varios estados fronterizos de Venezuela. Sin duda los estados mencionados, pero también Guyana, que también puede servir como base importante para generar el desorden". También se refirió a las bases militares estadounidenses en Colombia, indicando que si EEUU las mantiene allí "no lo hace porque son lindos los colombianos: lo hace porque está preparando un ataque contra Venezuela".
'Fake News' y videos falsos
Para ilustrar la dimensión informativa en la estrategia estadounidense, Meyssan se remonta a la invasión de Libia: "Cuando EEUU atacó al gobierno libio, el ataque ocurrió un viernes a la hora de la salida de la oración, a las 19:30 de la tarde. Así, a las 23:00 de la noche, 'Skynews', que tiene también una programación en árabe, envió imágenes donde se veían rebeldes en la Plaza Verde, en el corazón de Tripoli. En ese momento era imposible salir a la calle, porque había muchos bombardeos; nadie podía circular en vehículo por la ciudad. Entonces…¿cómo podrían llegar allí? Cuando vi esas imágenes me dije: todo está perdido. Yo estaba a varios centenares de metros de esa Plaza Verde, pero me di cuenta de que todo eso era mentira. Los mercenarios (algunos de los cuales eran libios, pero muy pocos) llegaron a la Plaza Verde 3 días y medio después. Pero las imágenes ya estaban disponibles porque fueron filmadas en estudios al aire libre en Qatar.
Con respecto Venezuela, Meyssan dice: "Imagínese cuales serían aquí las consecuencias si de repente vieran por televisión que hay enemigos que están llegando al centro de Caracas y se les dijera que…bueno, que se perdió la guerra...".
Hacia el final de la entrevista, cuyo visionado completo les recomendamos encarecidamente, este analista comparte con nosotros sus predicciones sobre el proceso que está teniendo lugar en suelo venezolano, en especial sobre la oposición: "Todas estas oposiciones están cometiendo un error. Los movimientos opositores, ya sea aquí en Venezuela como en el mundo árabe, serán todos destruidos, tal y como habrán permitido la destrucción de los gobiernos a los que se oponen. Porque Estados Unidos se burla de ellos más que de los gobiernos".
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA RELACIONES EXTERIORES
*COMUNICADO*
La República Bolivariana de Venezuela expresa su más enérgico rechazo a la insólita e inadmisible provocación ejecutada por la República de Colombia, con la presencia de vehículos blindados de combate a escasos metros de la línea fronteriza con Venezuela, el día de hoy en Paraguachón, Departamento de La Guajira.
Provocaciones de este tenor han ocurrido en otras oportunidades, destacando la realizada el pasado 31 de marzo en la ciudad de Cúcuta, muy cercano a la cabecera del Puente Internacional Simón Bolívar.
Llama la atención que en los últimos días altas autoridades de Colombia han difuminado por el mundo que están preparándose para oleadas de migrantes de Venezuela a Colombia, producto de un gran evento de violencia, preconfigurando así la especie de falsos positivos, campo en el que Colombia goza de amplia experiencia, conocida mundialmente como un eficaz productor de falsos supuestos, para justificar una intervención a Venezuela.
La grave provocación ocurrida el día de hoy pretende desviar la atención sobre la profunda crisis política y social que acontece en el Valle del Cauca, Buenaventura, cuya población reclama la atención del Estado colombiano en áreas esenciales para la vida.
Alertamos a la comunidad internacional sobre la paralización de los acuerdos de paz por parte de la élite que gobierna Colombia, frustrando todos los esfuerzos internacionales que han coadyuvado para hacer realidad el fin de la guerra en este país, y que ha afectado a nuestra Región durante décadas.
Venezuela expresa su profunda preocupación y rechazo a estas provocaciones que están en línea con la tendencia belicista de un gobierno que le niega la paz a su pueblo, y busca por todos los medios, mantenerse al servicio del complejo industrial militar imperial, a cuyo servicio destinan su accionar político internacional.
Convocamos a la Fuerza Armada de Colombia a atender el espíritu de la hermandad bolivariana, en lugar del llamado a los tambores de la guerra que desde el Pentágono procura la confrontación entre nuestros países.
La República Bolivariana de Venezuela exige el cese de estos actos de provocación, y hace un llamado a la comunidad internacional a mantenerse alerta a estas acciones que pretenden afectar aún más las relaciones bilaterales entre nuestros países, al tiempo que aspira a que la oligarquía colombiana renuncie de una vez y para siempre a la guerra, que ha impedido la satisfacción del derecho del pueblo colombiano a la paz, al desarrollo y al futuro. Una misma espada nos dio la libertad, un mismo Libertador guio nuestros pasos comunes a la independencia y a la soberanía, a esa historia fraterna nos debemos.
Caracas, 21 de mayo de 2017
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA RELACIONES EXTERIORES
*COMUNICADO*
La República Bolivariana de Venezuela expresa su más enérgico rechazo a la insólita e inadmisible provocación ejecutada por la República de Colombia, con la presencia de vehículos blindados de combate a escasos metros de la línea fronteriza con Venezuela, el día de hoy en Paraguachón, Departamento de La Guajira.
Provocaciones de este tenor han ocurrido en otras oportunidades, destacando la realizada el pasado 31 de marzo en la ciudad de Cúcuta, muy cercano a la cabecera del Puente Internacional Simón Bolívar.
Llama la atención que en los últimos días altas autoridades de Colombia han difuminado por el mundo que están preparándose para oleadas de migrantes de Venezuela a Colombia, producto de un gran evento de violencia, preconfigurando así la especie de falsos positivos, campo en el que Colombia goza de amplia experiencia, conocida mundialmente como un eficaz productor de falsos supuestos, para justificar una intervención a Venezuela.
La grave provocación ocurrida el día de hoy pretende desviar la atención sobre la profunda crisis política y social que acontece en el Valle del Cauca, Buenaventura, cuya población reclama la atención del Estado colombiano en áreas esenciales para la vida.
Alertamos a la comunidad internacional sobre la paralización de los acuerdos de paz por parte de la élite que gobierna Colombia, frustrando todos los esfuerzos internacionales que han coadyuvado para hacer realidad el fin de la guerra en este país, y que ha afectado a nuestra Región durante décadas.
Venezuela expresa su profunda preocupación y rechazo a estas provocaciones que están en línea con la tendencia belicista de un gobierno que le niega la paz a su pueblo, y busca por todos los medios, mantenerse al servicio del complejo industrial militar imperial, a cuyo servicio destinan su accionar político internacional.
Convocamos a la Fuerza Armada de Colombia a atender el espíritu de la hermandad bolivariana, en lugar del llamado a los tambores de la guerra que desde el Pentágono procura la confrontación entre nuestros países.
La República Bolivariana de Venezuela exige el cese de estos actos de provocación, y hace un llamado a la comunidad internacional a mantenerse alerta a estas acciones que pretenden afectar aún más las relaciones bilaterales entre nuestros países, al tiempo que aspira a que la oligarquía colombiana renuncie de una vez y para siempre a la guerra, que ha impedido la satisfacción del derecho del pueblo colombiano a la paz, al desarrollo y al futuro. Una misma espada nos dio la libertad, un mismo Libertador guio nuestros pasos comunes a la independencia y a la soberanía, a esa historia fraterna nos debemos.
Caracas, 21 de mayo de 2017
Mapa del empate violento en Venezuela
El abanico desplegado es grande: hostigamiento por redes sociales, marcaje de casas, agresiones en la calle en Venezuela y en el extranjero, linchamientos, expulsión de lugares públicos como restaurantes, centros comerciales, prohibición de circular por zonas tomadas por la derecha.
Agudizar la violencia y sus formas. Es la táctica elegida por la derecha para intentar quebrar el empate actual.
Esto se ha traducido en dos metodologías centrales. La primera es la persecución de chavistas. El abanico desplegado es grande: hostigamiento por redes sociales, marcaje de casas, agresiones en la calle en Venezuela y en el extranjero, linchamientos, expulsión de lugares públicos como restaurantes, centros comerciales, prohibición de circular por zonas tomadas por la derecha. Todo aquel que sea parte de la “dictadura” se transforma en posible blanco. Tiene su justificación: es una “guerra por la libertad”. Y se basa sobre el sentimiento poderoso y destructor del odio, la negación del otro.
Lo que ha generado polémicas en el interior de las filas de la derecha. Algunos han incentivado la persecución, otros ‒por saber las consecuencias o por diplomacia‒ la han cuestionado. El consenso entre su base social activa, la que protagoniza las acciones de calle, parece mayoritario: festejan.
La segunda forma que se ha abierto y profundizado es el despliegue de metodologías y células paramilitares. Se trata de un cuadro que se multiplica en varios estados, como Mérida, Táchira y Barinas. El objetivo allí es ocupar el territorio a través del control ‒por la fuerza/terror y luego la cultura‒ del transporte, el comercio, el contrabando, las reglas del día a día de la sociedad. Las acciones desplegadas responden tanto a la actual táctica de la derecha, como a la perspectiva de control social a mediano plazo. Ambas se cruzan en una alianza de intereses políticos y de clase: paramilitares, ganaderos, partidos de derecha como Voluntad Popular y Primero Justicia.
En el caso de Táchira se han combinado mensajes periódicos de paramilitares a la población a través de volantes o redes sociales, amenazas y represalias a comerciantes que abran y transportistas que lleven pasajeros o comida, toques de queda, y ataques a cuerpos de seguridad, como el más reciente incendio del Cuartel del Ejército en La Grita. Se trata de un cuadro que se extiende en su metodología a otras zonas del país. La misma noche del incendio en La Grita tuvo lugar un ataque sobre la guarnición de la Guardia Nacional Bolivariana en Los Teques. El análisis se puede extender a Lara, Carabobo, San Antonio de Los Altos, donde, en este último caso, han tenido la zona controlada con fuego y plomo durante varios días.
Por último, sigue el asesinato de chavistas de base, dirigentes locales. El último caso es el de Pedro Josué Carrillo, quien fue secuestrado en Barquisimeto ‒“móntalo porque este es chavista”, dijeron al hacerlo subir a la camioneta‒ y apareció muerto este jueves en Quibor con signos de tortura.
¿Quiénes cometen estas acciones? Resulta difícil precisarlo en cada caso, las fronteras son borrosas entre células paramilitares, jóvenes sin entrenamiento pagados para saquear y confrontar con la policía, zonas intermedias ‒preparados para el choque callejero, pero no para un control de territorio‒, personas que se suman espontáneamente ante el cuadro de saqueos, opositores guiados por un odio de casi veinte años. Pero es claro que el abanico de acciones y blancos responde a un plan preciso. Nada está librado al azar, ni siquiera el odio que genera actos predeciblemente impredecibles.
***
Dos preguntas se desprenden de este cuadro. La primera es la de saber si esta implementación de metodologías de terror sobre la población, ataques de carácter militar, y aumento de víctimas, pueden efectivamente quebrar el empate. Al parecer no. Al menos que logre generar el apoyo popular al intentar convencer, como lo hacen, que todos estos actos de violencia y muerte son una acción del chavismo a través de sus “colectivos” o fuerzas de seguridad. No parece darse. El resultado es que a más de un mes de iniciada la escalada callejera ha crecido la cantidad de paramilitares ‒esta semana ingresaron 20 más a la ciudad de Guasdualito, Apure‒ el odio, la persecución, el rencor, los muertos ‒casi todos jóvenes‒ pero no así la cantidad de gente sumada a las filas de la derecha en sus movilizaciones. No son más que antes, su legitimidad tampoco.
Dependen entonces, más que nunca, de una intervención mayor del frente internacional, o de un anhelado levantamiento militar. Esta escalada busca desencadenar una de esas dos variables. La reunión de Juan Manuel Santos con Donald Trump el pasado jueves, las declaraciones y sanciones contra ocho miembros del Tribunal Supremo de Justicia, van en esa dirección. Por eso aprietan y aprietan con la violencia.
La segunda pregunta es: qué país se crea con cada uno de estos actos, qué se deshace de la sociedad y de nosotros mismos en cada linchamiento, cada imagen sangrienta que circula por redes sociales, cada comerciante que es amenazado, transportista secuestrado, cada muerto. ¿Cómo se sigue? Las consecuencias no son solamente inmediatas como parte del intento de golpe de Estado, sino también a mediano plazo. Qué hará, por ejemplo, la derecha con los paramilitares desplegados y con control de territorio si llega a tomar el poder político. ¿Su plan es el modelo mexicano?
El chavismo
El llamado a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) fue para intentar desandar esa agenda de la derecha, y obligarla a regresar al ámbito del debate y las elecciones. La respuesta de su dirigencia y su base social movilizada fue el rechazo absoluto: el que acuda al llamado del gobierno será un traidor. Harán entonces lo posible por quitarle legitimidad, validez, hacerla ver como una operación del chavismo por mantenerse en el poder, no convocar a elecciones regionales, modificar a su conveniencia la Carta Magna.
Planteadas así las cosas de la Constituyente, y ante el cuadro de violencia desatado, el chavismo tiene un desafío nodal: abrir las puertas de la ANC a la participación popular. Eso significa abandonar la práctica política ya tan instalada por parte de un sector mayoritario de la dirección de funcionar con dedocracia y tutelaje. ¿Podrá hacerlo? La costumbre de anular todo aquello que no se controla ha permeado hasta los huesos su práctica política. Y un proceso constituyente, “el poder originario”, debe ser justamente una apertura, una multiplicación de iniciativas que escapan a la rigidez burocrática, una expresión masiva de la gente. Es la única manera. De lo contrario se transformará en una jugada más de ajedrez para negociaciones y cuotas.
¿Cómo abrir el juego, hacerlo generoso, participativo? Existen iniciativas que han comenzado a multiplicarse en varios puntos del país. Como un modo de retomar el espacio público, de escucharse, volver a las asambleas, construir una hoja de ruta con propuestas, candidaturas de base, recomponer fuerza, invitar a quienes se han alejado, darles espacio, procesar las críticas, los cuestionamientos que han generado desencanto y hastío. Una ANC no puede ser para replicar los Congresos de la Patria ahora rebautizados. Es la oportunidad de reencontrarse en clave amplia. Para eso, entre otras cosas, parece haberla convocado Nicolás Maduro.
Los primeros pasos en esa dirección dan resultado: los vecinos se acercan, plantean debates, iniciativas, quieren multiplicar foros, debates, ocupar el espacio público. En esa dirección parece estar una de las claves, el chavismo, en las bases, está dispuesto a dar la pelea.
***
El proceso para la ANC permite hacer política. Eso, en este momento es vital. ¿Qué pasa sin embargo con el momento de consulta electoral? ¿Cómo legitimar la Constituyente sin que sea refrendada en su inicio ‒es decir el mismo llamado‒ o en su propuesta final? Negar ese paso sería legalmente posible, pero seguramente un error político. Si se tomara la decisión de cerrar esa instancia, y el proceso constituyente resultara psuvista, entonces la ANC quedaría fuertemente deslegitimada. El terreno se achicaría para el chavismo, se agrandaría para la violencia y el desencuentro nacional.
En cuanto a las elecciones regionales el cuadro sigue incierto. Algunas declaraciones afirman que tendrán lugar. La realidad es todavía especulativa. ¿Serían una posibilidad de descompresión? La derecha solo quiere, repitió, elecciones generales adelantadas.
¿Ni de un lado ni del otro?
Resulta difícil mantenerse indiferente ante lo que hoy sucede. Se puede, eso sí, sentirse ajeno a la disputa, verse inmerso en una espiral de violencia difícilmente comprensible dada la brutal arquitectura comunicacional y la falta de información. Y porque la situación económica no se estabiliza, y los precios suben. El congelamiento ‒por fuera del debate de la pertinencia o no de una acción de ese tipo‒ es un pedido masivo: si no se logra frenar la escalada de precios resulta difícil pensar en una reconquista de mayoría por parte del chavismo.
¿Cuántos son parte de ese sector? ¿Cuántos millones de personas no están cansadas de las movilizaciones y observan el desarrollo de los acontecimientos? En cuando a la traducción electoral, es difícil saberlo, aunque, por la tendencia que viene con anterioridad y los resultados de diciembre de 2015, el descontento y agotamiento parece convertirse en abstención o en voto a la derecha. ¿Qué libertad de voto existe cuando se somete a una población a una asfixia sin posible punto de escape?
Mañana
La derecha intenta generar una acción de gran magnitud que quiebre la correlación, escalar en las formas de la guerra a través, por ejemplo, de control sostenido de territorios como en San Antonio de Los Altos. El chavismo busca la llave para regresar al terreno del diálogo y reacumular fuerzas. El empate sigue, con las víctimas, la incertidumbre, la violencia, el cansancio, el hostigamiento, los escenarios arrasadores.
Por fuera de las zonas de conflicto ‒que vistas en un mapa son pequeñas‒ los asuntos cotidianos continúan como antes, marcados por la dificultad económica, diferentes niveles de organización, la vida en tiempos de esta guerra/crisis que se hizo normalidad. La realidad en los barrios no se ha alterado, salvo cuando la derecha, a través de algunas de sus formaciones de choque, ha intentado alguna incursión que, casi siempre, finalizó con destrozos y muertos. Allí no hay persecución a chavistas, enfrentamientos violentos, no se manifiesta el odio político que es, en el fondo, de clase.
Las hipótesis están abiertas. ¿Se desgastará la derecha con tanta violencia? ¿La condenará parte de su propia base social o la celebrará como un sector de San Antonio de Los Altos, convencido de su “épica por la libertad”? ¿El chavismo logrará reacumular fuerzas y volver al encuentro masivo a través de la ANC? ¿La elección de los constituyentes será grande o mostrará una crisis con poca participación, dejando aún más desencuentro y odio? ¿La derecha irá a destrozar centros de votación ese día? ¿Estados Unidos dará un paso decisivo que rompa la correlación de fuerzas? ¿Los rusos, que volvieron a pronunciarse, lo permitirán? Se podrían agregar varias interrogantes más. La lista es larga. Comprender esta realidad para actuar sobre ella es imprescindible. Se nos va un país en ello.
Agudizar la violencia y sus formas. Es la táctica elegida por la derecha para intentar quebrar el empate actual.
Esto se ha traducido en dos metodologías centrales. La primera es la persecución de chavistas. El abanico desplegado es grande: hostigamiento por redes sociales, marcaje de casas, agresiones en la calle en Venezuela y en el extranjero, linchamientos, expulsión de lugares públicos como restaurantes, centros comerciales, prohibición de circular por zonas tomadas por la derecha. Todo aquel que sea parte de la “dictadura” se transforma en posible blanco. Tiene su justificación: es una “guerra por la libertad”. Y se basa sobre el sentimiento poderoso y destructor del odio, la negación del otro.
Lo que ha generado polémicas en el interior de las filas de la derecha. Algunos han incentivado la persecución, otros ‒por saber las consecuencias o por diplomacia‒ la han cuestionado. El consenso entre su base social activa, la que protagoniza las acciones de calle, parece mayoritario: festejan.
La segunda forma que se ha abierto y profundizado es el despliegue de metodologías y células paramilitares. Se trata de un cuadro que se multiplica en varios estados, como Mérida, Táchira y Barinas. El objetivo allí es ocupar el territorio a través del control ‒por la fuerza/terror y luego la cultura‒ del transporte, el comercio, el contrabando, las reglas del día a día de la sociedad. Las acciones desplegadas responden tanto a la actual táctica de la derecha, como a la perspectiva de control social a mediano plazo. Ambas se cruzan en una alianza de intereses políticos y de clase: paramilitares, ganaderos, partidos de derecha como Voluntad Popular y Primero Justicia.
En el caso de Táchira se han combinado mensajes periódicos de paramilitares a la población a través de volantes o redes sociales, amenazas y represalias a comerciantes que abran y transportistas que lleven pasajeros o comida, toques de queda, y ataques a cuerpos de seguridad, como el más reciente incendio del Cuartel del Ejército en La Grita. Se trata de un cuadro que se extiende en su metodología a otras zonas del país. La misma noche del incendio en La Grita tuvo lugar un ataque sobre la guarnición de la Guardia Nacional Bolivariana en Los Teques. El análisis se puede extender a Lara, Carabobo, San Antonio de Los Altos, donde, en este último caso, han tenido la zona controlada con fuego y plomo durante varios días.
Por último, sigue el asesinato de chavistas de base, dirigentes locales. El último caso es el de Pedro Josué Carrillo, quien fue secuestrado en Barquisimeto ‒“móntalo porque este es chavista”, dijeron al hacerlo subir a la camioneta‒ y apareció muerto este jueves en Quibor con signos de tortura.
¿Quiénes cometen estas acciones? Resulta difícil precisarlo en cada caso, las fronteras son borrosas entre células paramilitares, jóvenes sin entrenamiento pagados para saquear y confrontar con la policía, zonas intermedias ‒preparados para el choque callejero, pero no para un control de territorio‒, personas que se suman espontáneamente ante el cuadro de saqueos, opositores guiados por un odio de casi veinte años. Pero es claro que el abanico de acciones y blancos responde a un plan preciso. Nada está librado al azar, ni siquiera el odio que genera actos predeciblemente impredecibles.
***
Dos preguntas se desprenden de este cuadro. La primera es la de saber si esta implementación de metodologías de terror sobre la población, ataques de carácter militar, y aumento de víctimas, pueden efectivamente quebrar el empate. Al parecer no. Al menos que logre generar el apoyo popular al intentar convencer, como lo hacen, que todos estos actos de violencia y muerte son una acción del chavismo a través de sus “colectivos” o fuerzas de seguridad. No parece darse. El resultado es que a más de un mes de iniciada la escalada callejera ha crecido la cantidad de paramilitares ‒esta semana ingresaron 20 más a la ciudad de Guasdualito, Apure‒ el odio, la persecución, el rencor, los muertos ‒casi todos jóvenes‒ pero no así la cantidad de gente sumada a las filas de la derecha en sus movilizaciones. No son más que antes, su legitimidad tampoco.
Dependen entonces, más que nunca, de una intervención mayor del frente internacional, o de un anhelado levantamiento militar. Esta escalada busca desencadenar una de esas dos variables. La reunión de Juan Manuel Santos con Donald Trump el pasado jueves, las declaraciones y sanciones contra ocho miembros del Tribunal Supremo de Justicia, van en esa dirección. Por eso aprietan y aprietan con la violencia.
La segunda pregunta es: qué país se crea con cada uno de estos actos, qué se deshace de la sociedad y de nosotros mismos en cada linchamiento, cada imagen sangrienta que circula por redes sociales, cada comerciante que es amenazado, transportista secuestrado, cada muerto. ¿Cómo se sigue? Las consecuencias no son solamente inmediatas como parte del intento de golpe de Estado, sino también a mediano plazo. Qué hará, por ejemplo, la derecha con los paramilitares desplegados y con control de territorio si llega a tomar el poder político. ¿Su plan es el modelo mexicano?
El chavismo
El llamado a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) fue para intentar desandar esa agenda de la derecha, y obligarla a regresar al ámbito del debate y las elecciones. La respuesta de su dirigencia y su base social movilizada fue el rechazo absoluto: el que acuda al llamado del gobierno será un traidor. Harán entonces lo posible por quitarle legitimidad, validez, hacerla ver como una operación del chavismo por mantenerse en el poder, no convocar a elecciones regionales, modificar a su conveniencia la Carta Magna.
Planteadas así las cosas de la Constituyente, y ante el cuadro de violencia desatado, el chavismo tiene un desafío nodal: abrir las puertas de la ANC a la participación popular. Eso significa abandonar la práctica política ya tan instalada por parte de un sector mayoritario de la dirección de funcionar con dedocracia y tutelaje. ¿Podrá hacerlo? La costumbre de anular todo aquello que no se controla ha permeado hasta los huesos su práctica política. Y un proceso constituyente, “el poder originario”, debe ser justamente una apertura, una multiplicación de iniciativas que escapan a la rigidez burocrática, una expresión masiva de la gente. Es la única manera. De lo contrario se transformará en una jugada más de ajedrez para negociaciones y cuotas.
¿Cómo abrir el juego, hacerlo generoso, participativo? Existen iniciativas que han comenzado a multiplicarse en varios puntos del país. Como un modo de retomar el espacio público, de escucharse, volver a las asambleas, construir una hoja de ruta con propuestas, candidaturas de base, recomponer fuerza, invitar a quienes se han alejado, darles espacio, procesar las críticas, los cuestionamientos que han generado desencanto y hastío. Una ANC no puede ser para replicar los Congresos de la Patria ahora rebautizados. Es la oportunidad de reencontrarse en clave amplia. Para eso, entre otras cosas, parece haberla convocado Nicolás Maduro.
Los primeros pasos en esa dirección dan resultado: los vecinos se acercan, plantean debates, iniciativas, quieren multiplicar foros, debates, ocupar el espacio público. En esa dirección parece estar una de las claves, el chavismo, en las bases, está dispuesto a dar la pelea.
***
El proceso para la ANC permite hacer política. Eso, en este momento es vital. ¿Qué pasa sin embargo con el momento de consulta electoral? ¿Cómo legitimar la Constituyente sin que sea refrendada en su inicio ‒es decir el mismo llamado‒ o en su propuesta final? Negar ese paso sería legalmente posible, pero seguramente un error político. Si se tomara la decisión de cerrar esa instancia, y el proceso constituyente resultara psuvista, entonces la ANC quedaría fuertemente deslegitimada. El terreno se achicaría para el chavismo, se agrandaría para la violencia y el desencuentro nacional.
En cuanto a las elecciones regionales el cuadro sigue incierto. Algunas declaraciones afirman que tendrán lugar. La realidad es todavía especulativa. ¿Serían una posibilidad de descompresión? La derecha solo quiere, repitió, elecciones generales adelantadas.
¿Ni de un lado ni del otro?
Resulta difícil mantenerse indiferente ante lo que hoy sucede. Se puede, eso sí, sentirse ajeno a la disputa, verse inmerso en una espiral de violencia difícilmente comprensible dada la brutal arquitectura comunicacional y la falta de información. Y porque la situación económica no se estabiliza, y los precios suben. El congelamiento ‒por fuera del debate de la pertinencia o no de una acción de ese tipo‒ es un pedido masivo: si no se logra frenar la escalada de precios resulta difícil pensar en una reconquista de mayoría por parte del chavismo.
¿Cuántos son parte de ese sector? ¿Cuántos millones de personas no están cansadas de las movilizaciones y observan el desarrollo de los acontecimientos? En cuando a la traducción electoral, es difícil saberlo, aunque, por la tendencia que viene con anterioridad y los resultados de diciembre de 2015, el descontento y agotamiento parece convertirse en abstención o en voto a la derecha. ¿Qué libertad de voto existe cuando se somete a una población a una asfixia sin posible punto de escape?
Mañana
La derecha intenta generar una acción de gran magnitud que quiebre la correlación, escalar en las formas de la guerra a través, por ejemplo, de control sostenido de territorios como en San Antonio de Los Altos. El chavismo busca la llave para regresar al terreno del diálogo y reacumular fuerzas. El empate sigue, con las víctimas, la incertidumbre, la violencia, el cansancio, el hostigamiento, los escenarios arrasadores.
Por fuera de las zonas de conflicto ‒que vistas en un mapa son pequeñas‒ los asuntos cotidianos continúan como antes, marcados por la dificultad económica, diferentes niveles de organización, la vida en tiempos de esta guerra/crisis que se hizo normalidad. La realidad en los barrios no se ha alterado, salvo cuando la derecha, a través de algunas de sus formaciones de choque, ha intentado alguna incursión que, casi siempre, finalizó con destrozos y muertos. Allí no hay persecución a chavistas, enfrentamientos violentos, no se manifiesta el odio político que es, en el fondo, de clase.
Las hipótesis están abiertas. ¿Se desgastará la derecha con tanta violencia? ¿La condenará parte de su propia base social o la celebrará como un sector de San Antonio de Los Altos, convencido de su “épica por la libertad”? ¿El chavismo logrará reacumular fuerzas y volver al encuentro masivo a través de la ANC? ¿La elección de los constituyentes será grande o mostrará una crisis con poca participación, dejando aún más desencuentro y odio? ¿La derecha irá a destrozar centros de votación ese día? ¿Estados Unidos dará un paso decisivo que rompa la correlación de fuerzas? ¿Los rusos, que volvieron a pronunciarse, lo permitirán? Se podrían agregar varias interrogantes más. La lista es larga. Comprender esta realidad para actuar sobre ella es imprescindible. Se nos va un país en ello.
23 de mayo de 2017
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15 de junio de 2017
Vístimas fatales en la violencia política en Venezuela
Abril - Junio 2017
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"EL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA ALERTA SOBRE APOYO DE EEUU PARA AGRESIÓN MILITAR DE COLOMBIA A VENEZUELA" denunció ayer Tribuna Popular.
Si bien es cierto que, excepción hecha por el Táchira, sólo la GNB y la PNB (y alguna que otra policía estadal/municipal "nuestra") han actuado en la contención de los recientes hechos de violencia, quedando el resto de la FANB como reserva para eventuales amenazas internas que las desborden o para neutralizar a paramilitares (como ha sido el caso del campamento de 120 "Urabeños" en el sector la Popa del Táchira en Marzo pasado), no es menos cierto que cualquier provocación de envergadura u acción repentina desde Colombia, en conjunción con la quinta columna interna, pudiera afectar la correlación de fuerzas.
Muy acertadas lucen, por lo tanto, las consideraciones expuestas en el artículo anexo (lo destacado es del suscrito), en cuanto a la urgente necesidad de activar la REAL participación popular y, a la vez, la alianza con los medianos y pequeños productores y, yo agregaría, las PyME's productivas en general (lo cual conlleva rediseñar las políticas macroeconómicas en favor de ambos sectores y no de los "captadores de renta"...).
Batallas como las Queseras del Medio o Pantano de Vargas, en 1819, no hubiesen contado con Rondón sin los decretos de abolición de la esclavitud en 1816 (*) y del reparto de tierras a oficiales y soldados el año siguiente.
En la hora de los hornos la historia, diría Vico, se repite...
(*) Por razones consabidas, lamentablemente no llegó a ser ley de la República hasta 1854.
Si bien es cierto que, excepción hecha por el Táchira, sólo la GNB y la PNB (y alguna que otra policía estadal/municipal "nuestra") han actuado en la contención de los recientes hechos de violencia, quedando el resto de la FANB como reserva para eventuales amenazas internas que las desborden o para neutralizar a paramilitares (como ha sido el caso del campamento de 120 "Urabeños" en el sector la Popa del Táchira en Marzo pasado), no es menos cierto que cualquier provocación de envergadura u acción repentina desde Colombia, en conjunción con la quinta columna interna, pudiera afectar la correlación de fuerzas.
Muy acertadas lucen, por lo tanto, las consideraciones expuestas en el artículo anexo (lo destacado es del suscrito), en cuanto a la urgente necesidad de activar la REAL participación popular y, a la vez, la alianza con los medianos y pequeños productores y, yo agregaría, las PyME's productivas en general (lo cual conlleva rediseñar las políticas macroeconómicas en favor de ambos sectores y no de los "captadores de renta"...).
Batallas como las Queseras del Medio o Pantano de Vargas, en 1819, no hubiesen contado con Rondón sin los decretos de abolición de la esclavitud en 1816 (*) y del reparto de tierras a oficiales y soldados el año siguiente.
En la hora de los hornos la historia, diría Vico, se repite...
(*) Por razones consabidas, lamentablemente no llegó a ser ley de la República hasta 1854.
Nicolás, qué esperas para bajar al barrio
Rafael Rodríguez Olmos
www.aporrea.org
22/05/17
No ha existido ningún proceso político que haya tenido éxito sin la inclusión del pueblo. Y sin duda, este no es la excepción. En realidad, el poder popular existía mucho antes de que Chávez existiera. Eran las comunidades organizadas, que siempre tenían por detrás la influencia de las organizaciones revolucionarias, muchas de ellas armadas. El trabajo de barrio era fundamental no solo para la consolidación del militante, sino para orientar a las comunidades y enseñarlas a organizarse a fin de avanzar y exigir incluso respuestas gubernamentales a sus problemas.
La muerte virtual de estas organizaciones de izquierda, a finales de los 70, dejó a las comunidades con una pata coja. No obstante, aprendieron y se organizaron en diferentes expresiones que de alguna manera contribuían, ayudaban a sus comunidades. Los grupos musicales, teatrales, deportivos, culturales, fueron el refugio de miles de militantes de izquierda que vieron en las organizaciones políticas el fin de la historia como diría Fukuyama.
Es decir, que cuando llegó Chávez, había una experiencia en el poder popular que él mismo aprovechó para insuflar un ánimo que era menester y entregarles lo que siempre habían necesitado: recursos de parte del Estado para que fueran desarrollándose como expresiones de sus propias realidades, necesidades y dimensionaran sus propias potencialidades.
Pero el pueblo es como es: es el pueblo. Tiene no solo sus propias concepciones, sino sus propias formas de expresar, de entender y de resolver. Es un comportamiento que a nosotros los pequeño-burgueses (todos los intelectuales los somos según Lenin) nos cuesta mucho asimilar. Yo, que he tomado café en la misma ponchera donde le ponen comida al gato luego de que le echen una agüita del pipote, que por años he estado en ese mundo, aún veo comportamientos y formas de accionar que se me hace difícil tolerar. Siempre recuerdo la anécdota de un acto creo que en Maracay, donde había una mujer como a 25 metros de Chávez y le gritaba y le gritaba "Chávez, Chávez, Chávez" para que él la atendiera debajo de aquel toldo donde el calor debía ser inclemente. Por lo que llegó un momento en que Hugo debió detener su oratoria para regañar a la mujer, con la decencia, respeto y amor que le tenía por supuesto, pero le trató de hacer entender que no podía hablar con ella gritándole. Ella, por supuesto, ignoraba que eso era una impertinencia. Yo, que miraba la televisión, entendí que ella no lo hacía con mala intención, pero llevaba 300 años gritando en espera de que alguien la atendiera. Al final del acto Chávez la hizo traer –cosa que no vimos, pero me contaron amigos militares- y habló con ella, quien lloró, le pidió disculpas, lo bendijo y se fue feliz sabiendo que su presidente le iba a resolver su problema. Por eso lo amaban, porque hablaba su mismo idioma. Cuando la oficial amiga me contó la anécdota, lloramos juntos y así lo habrán hecho muchos de los que la vivieron.
Así es el pueblo. Tiene 300 años haciendo colas, 300 años buscando a un organismo público que le resuelva su problema, que le ponga agua, que no le corte la luz, que le acomode las calles, que le dé un hospital, escuelas, diversión. Lo vivió antes de que llegara Chávez y éste lo compensó. Jamás en la historia social del país, alguien se preocupó tanto por un pueblo como el Arañero de Sabaneta. Jamás el pueblo venezolano tuvo tanto, una deuda social de 300 años que Chávez compensó con creces. No solo le dio hospitales, escuelas y alimentos, sino que les acomodó las viviendas, les dio lavadoras, neveras, televisores, aires acondicionados y refrigeradores. Tanto amó a ese pueblo que hasta le dio la vida.
Pero Chávez, paternalista al fin, supongo que creyó que la creación del poder popular, no significaba darle rienda suelta al pueblo. También sabía que había tantas fallas en el Estado, burocracia y corrupción en el gobierno, que el pueblo comenzaría a cobrar directamente las ineficiencias. La aparición de organismos como Fundacomunal (semillero de la corrupción) por ejemplo, no sirvieron sino para castrar la expresión y la gestión del pueblo; y éste, venerador de Chávez, por respeto decidió hacer lo que su presidente pedía: se quedó quieto y así ha estado por años, en espera de que papá Estado le resuelva los problemas.
En lo personal, nunca he creído que existiera otra vía para resolver los problemas que no sea con el pueblo. La respuesta es muy simple: ha llevado vainas por 300 años y ha sobrevivido. Algún secreto debe tener.
La crisis que vivimos en este momento es la oportunidad para redefinir el papel del pueblo en este proceso, si es que insistimos en que es una revolución, que yo no creo. El Rondón que no ha peleado, tarde o temprano peleará porque sin duda se acerca la hora de los hornos. Ya sabemos que está de este lado, afortunadamente. Lo que debe entender el gobierno es que debe llamarlo a participar y a ser el conductor, junto a su gobierno, de este proceso. No hacerlo marchar únicamente para demostraciones de apoyo, no, debe estar en el puesto de los protagonistas. Debe ser la comuna de París.
Al mismo tiempo, no entiendo qué espera el gobierno para definir una política económica, la que no existe. Yo, que no sé un carajo de economía, tengo clara la necesidad de hacer acuerdos al menos con un sector de la pequeña y mediana empresa, esa que trabaja, que es menos parásita y que está dispuesta a encender las máquinas para producir; pero al mismo tiempo para dinamizar la economía que cada vez su sumerge más en el foso. Hay que parar la importación desmedida y la entrega de dólares a los grandes. Ambas han demostrado que solo alimentan la corrupción y la interconchupancia entre funcionarios y privados para engrosar sus bolsillos. ¿En qué ayuda eso a la "revolución", por favor? Hay sectores de medianos y pequeños productores, que junto a las comunas productivas –que son muchas y sin apoyo-, contribuirían enormemente a activar el aparato económico del país. Con ello, estoy seguro que en menos de dos años saldríamos de la crisis.
Por eso le he pedido a Nicolás que debe salir de Miraflores y reunirse con el pueblo. No asumir una posición de Papá Gallo. Es el pueblo el que nos va a ayudar. Es el poder popular organizado el que es capaz de resistir y de enfrentar para defender lo que le pertenece y tanto le ha costado. Y al final es el pueblo el que va a salvar este proceso. Es allí donde hay que ir. Ir pa´l barrio, sentarse allá y preguntarle al pueblo qué se debe hacer. Seguro tendrá una respuesta.
Lo que hemos visto en la última semana de violencia, donde por cierto ya no pueden acusar a los colectivos, es una muestra de lo que son capaces de hacer estos "pacíficos", ignorantes, reptilianos, torpes, groseramente violentos y sin un ápice de humanidad. Pero el pueblo, que es sabio y paciente, espera por el cantar de las guacharacas para calcular el tiempo. Si el tiempo llega y Nicolás no se ha sentado con ellos, el choque social será inevitable, porque la paciencia de Rondón también tiene un límite.
Caminito de hormigas…
En los allanamientos en Valencia luego de la violencia desatada por los "pacíficos" lunes, martes y miércoles, se cometieron excesos de manera alarmante. Miembros tanto de la GNB como del Sebin, hicieron desastres y cometieron todo tipo de abusos y atropellos, incluyendo el robo y destrozos de puertas y bienes en las casas. Somos los revolucionarios lo que no podemos permitir esas cosas. Ojalá y haya castigos y advertencias… No tengo dudas de que hay sectores del gobierno que juegan al desastre y para la oposición. Porque sabiendo de qué son capaces los "pacíficos", cómo es posible que haya 50 autobuses en un estacionamiento en Bolívar y no haya una guardia militar cuidándolos. O un edificio lleno de medicamentos sin que nadie cuide de él. Eso es imperdonable e injustificable. Y el responsable de sus custodias, ya debería estar preso.
Rafael Rodríguez Olmos
www.aporrea.org
22/05/17
No ha existido ningún proceso político que haya tenido éxito sin la inclusión del pueblo. Y sin duda, este no es la excepción. En realidad, el poder popular existía mucho antes de que Chávez existiera. Eran las comunidades organizadas, que siempre tenían por detrás la influencia de las organizaciones revolucionarias, muchas de ellas armadas. El trabajo de barrio era fundamental no solo para la consolidación del militante, sino para orientar a las comunidades y enseñarlas a organizarse a fin de avanzar y exigir incluso respuestas gubernamentales a sus problemas.
La muerte virtual de estas organizaciones de izquierda, a finales de los 70, dejó a las comunidades con una pata coja. No obstante, aprendieron y se organizaron en diferentes expresiones que de alguna manera contribuían, ayudaban a sus comunidades. Los grupos musicales, teatrales, deportivos, culturales, fueron el refugio de miles de militantes de izquierda que vieron en las organizaciones políticas el fin de la historia como diría Fukuyama.
Es decir, que cuando llegó Chávez, había una experiencia en el poder popular que él mismo aprovechó para insuflar un ánimo que era menester y entregarles lo que siempre habían necesitado: recursos de parte del Estado para que fueran desarrollándose como expresiones de sus propias realidades, necesidades y dimensionaran sus propias potencialidades.
Pero el pueblo es como es: es el pueblo. Tiene no solo sus propias concepciones, sino sus propias formas de expresar, de entender y de resolver. Es un comportamiento que a nosotros los pequeño-burgueses (todos los intelectuales los somos según Lenin) nos cuesta mucho asimilar. Yo, que he tomado café en la misma ponchera donde le ponen comida al gato luego de que le echen una agüita del pipote, que por años he estado en ese mundo, aún veo comportamientos y formas de accionar que se me hace difícil tolerar. Siempre recuerdo la anécdota de un acto creo que en Maracay, donde había una mujer como a 25 metros de Chávez y le gritaba y le gritaba "Chávez, Chávez, Chávez" para que él la atendiera debajo de aquel toldo donde el calor debía ser inclemente. Por lo que llegó un momento en que Hugo debió detener su oratoria para regañar a la mujer, con la decencia, respeto y amor que le tenía por supuesto, pero le trató de hacer entender que no podía hablar con ella gritándole. Ella, por supuesto, ignoraba que eso era una impertinencia. Yo, que miraba la televisión, entendí que ella no lo hacía con mala intención, pero llevaba 300 años gritando en espera de que alguien la atendiera. Al final del acto Chávez la hizo traer –cosa que no vimos, pero me contaron amigos militares- y habló con ella, quien lloró, le pidió disculpas, lo bendijo y se fue feliz sabiendo que su presidente le iba a resolver su problema. Por eso lo amaban, porque hablaba su mismo idioma. Cuando la oficial amiga me contó la anécdota, lloramos juntos y así lo habrán hecho muchos de los que la vivieron.
Así es el pueblo. Tiene 300 años haciendo colas, 300 años buscando a un organismo público que le resuelva su problema, que le ponga agua, que no le corte la luz, que le acomode las calles, que le dé un hospital, escuelas, diversión. Lo vivió antes de que llegara Chávez y éste lo compensó. Jamás en la historia social del país, alguien se preocupó tanto por un pueblo como el Arañero de Sabaneta. Jamás el pueblo venezolano tuvo tanto, una deuda social de 300 años que Chávez compensó con creces. No solo le dio hospitales, escuelas y alimentos, sino que les acomodó las viviendas, les dio lavadoras, neveras, televisores, aires acondicionados y refrigeradores. Tanto amó a ese pueblo que hasta le dio la vida.
Pero Chávez, paternalista al fin, supongo que creyó que la creación del poder popular, no significaba darle rienda suelta al pueblo. También sabía que había tantas fallas en el Estado, burocracia y corrupción en el gobierno, que el pueblo comenzaría a cobrar directamente las ineficiencias. La aparición de organismos como Fundacomunal (semillero de la corrupción) por ejemplo, no sirvieron sino para castrar la expresión y la gestión del pueblo; y éste, venerador de Chávez, por respeto decidió hacer lo que su presidente pedía: se quedó quieto y así ha estado por años, en espera de que papá Estado le resuelva los problemas.
En lo personal, nunca he creído que existiera otra vía para resolver los problemas que no sea con el pueblo. La respuesta es muy simple: ha llevado vainas por 300 años y ha sobrevivido. Algún secreto debe tener.
La crisis que vivimos en este momento es la oportunidad para redefinir el papel del pueblo en este proceso, si es que insistimos en que es una revolución, que yo no creo. El Rondón que no ha peleado, tarde o temprano peleará porque sin duda se acerca la hora de los hornos. Ya sabemos que está de este lado, afortunadamente. Lo que debe entender el gobierno es que debe llamarlo a participar y a ser el conductor, junto a su gobierno, de este proceso. No hacerlo marchar únicamente para demostraciones de apoyo, no, debe estar en el puesto de los protagonistas. Debe ser la comuna de París.
Al mismo tiempo, no entiendo qué espera el gobierno para definir una política económica, la que no existe. Yo, que no sé un carajo de economía, tengo clara la necesidad de hacer acuerdos al menos con un sector de la pequeña y mediana empresa, esa que trabaja, que es menos parásita y que está dispuesta a encender las máquinas para producir; pero al mismo tiempo para dinamizar la economía que cada vez su sumerge más en el foso. Hay que parar la importación desmedida y la entrega de dólares a los grandes. Ambas han demostrado que solo alimentan la corrupción y la interconchupancia entre funcionarios y privados para engrosar sus bolsillos. ¿En qué ayuda eso a la "revolución", por favor? Hay sectores de medianos y pequeños productores, que junto a las comunas productivas –que son muchas y sin apoyo-, contribuirían enormemente a activar el aparato económico del país. Con ello, estoy seguro que en menos de dos años saldríamos de la crisis.
Por eso le he pedido a Nicolás que debe salir de Miraflores y reunirse con el pueblo. No asumir una posición de Papá Gallo. Es el pueblo el que nos va a ayudar. Es el poder popular organizado el que es capaz de resistir y de enfrentar para defender lo que le pertenece y tanto le ha costado. Y al final es el pueblo el que va a salvar este proceso. Es allí donde hay que ir. Ir pa´l barrio, sentarse allá y preguntarle al pueblo qué se debe hacer. Seguro tendrá una respuesta.
Lo que hemos visto en la última semana de violencia, donde por cierto ya no pueden acusar a los colectivos, es una muestra de lo que son capaces de hacer estos "pacíficos", ignorantes, reptilianos, torpes, groseramente violentos y sin un ápice de humanidad. Pero el pueblo, que es sabio y paciente, espera por el cantar de las guacharacas para calcular el tiempo. Si el tiempo llega y Nicolás no se ha sentado con ellos, el choque social será inevitable, porque la paciencia de Rondón también tiene un límite.
Caminito de hormigas…
En los allanamientos en Valencia luego de la violencia desatada por los "pacíficos" lunes, martes y miércoles, se cometieron excesos de manera alarmante. Miembros tanto de la GNB como del Sebin, hicieron desastres y cometieron todo tipo de abusos y atropellos, incluyendo el robo y destrozos de puertas y bienes en las casas. Somos los revolucionarios lo que no podemos permitir esas cosas. Ojalá y haya castigos y advertencias… No tengo dudas de que hay sectores del gobierno que juegan al desastre y para la oposición. Porque sabiendo de qué son capaces los "pacíficos", cómo es posible que haya 50 autobuses en un estacionamiento en Bolívar y no haya una guardia militar cuidándolos. O un edificio lleno de medicamentos sin que nadie cuide de él. Eso es imperdonable e injustificable. Y el responsable de sus custodias, ya debería estar preso.