Operación contra Venezuela XIII
1 de junio de 2019
Caracas, ciudad trinchera de milicias bolivarianas
Entrenamiento militar para líderes de movimientos sociales en Venezuela
El objetivo del gobierno es llegar a cien mil milicianos en octubre, con 22 centros de formación en 117 ejes territoriales de la capital.
Por Marco Teruggi
Jornada de entrenamiento de milicias bolivarianas en Macarao, sur de Caracas.
Imagen: Marco Teruggi
Imagen: Marco Teruggi
Página 12 en Venezuela
Desde Caracas
Caracas toma forma de trinchera. En diez días mil setecientos hombres y mujeres han recibido instrucciones para la defensa. El objetivo es llegar a cien mil en el mes de octubre, con centros de formación en las veintidós parroquias para abarcar los ciento diecisiete ejes territoriales de la capital: que la ciudad sea un pantano para las acciones golpistas.
El primer espacio de formación está situado al sur de la ciudad, en Macarao. Aquí la derecha quemó la sede de la organización comunal el 30 de abril pasado, mientras las cámaras enfocaban a Juan Guaidó, Leopoldo López y el puñado de militares en la acción fallida. De esta jornada de entrenamiento participan líderes de movimientos sociales, organizaciones de base del chavismo, personas de todas las edades, para quienes es la primera vez que agarran un fusil o aprenden técnicas de reconocimiento de territorio. Nadie les ha obligado a venir: son gente humilde, de las barriadas organizadas, del esfuerzo de cada día que se ha transformado en batalla por el gas, los precios o el transporte.
El entrenamiento cuenta de varias partes, como aprender a realizar cartografías del barrio, movilizarse con armas, técnicas de salud, de evacuación, defensa personal, ejercicios físicos. Los instructores son integrantes de la Milicia Bolivariana, el cuerpo conformado por más de dos millones y medio de hombres y mujeres, parte vertebral de la llamada doctrina de defensa integral de la nación. Al frente de la conducción política del plan de formación está la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
“Caracas es una ciudad de paz, una ciudad de vida, y vamos a defenderla con la organización de nuestro pueblo, la unión cívico-militar, y con la preparación e inteligencia que estamos desarrollando en este esfuerzo de formación integral”, explica la alcaldesa del municipio libertador de Caracas, Erika Farías, miembro de la dirección del Psuv y del Frente Francisco de Miranda.
El trabajo de formación abarca varios actores: el Psuv, los partidos aliados, los movimientos sociales, comunales, los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente. Los objetivos son tres. En primer lugar, la organización de la defensa a través del diseño y ejecución de un plan de manera unificada entre los diferentes actores, de manera a conformar un núcleo en cada territorio. En segundo lugar, los ejercicios como tal. En tercer lugar, el esfuerzo productivo, donde el objetivo es que cada una de las veintidós parroquias cuente con un centro de entrenamiento y producción de alimentos.
“Todos los venezolanos tenemos corresponsabilidad en la defensa de la patria, está escrito en el artículo 326 de la Constitución. No es solamente una cuestión de armamento, vamos a crear una cadena logística muy importante, por cada combatiente que aquí se forme debe haber ocho o nueve personas detrás, debe continuar la instrucción, en cada territorio deben estar todos los componentes para la defensa integral”, explica el coronel Boris Iván Berroterán de Jesús, comandante del área de defensa integral 414 Caricuao.
El entrenamiento puesto en marcha busca dar respuesta a dos hipótesis principales de conflicto. La primera ya es conocida, se trata de las acciones que la derecha ha realizado en el 2013, 2014, 2017 y principios de este año: ataques a locales del Psuv, de comunas, de centros de salud, infantiles, a dirigentes chavistas, acciones nocturnas de provocación e intento de caotizar zonas populares. La derecha ha realizado un trabajo de infiltración y contratación de grupos armados desde hace varios años, para disputar la cotidianeidad de los territorios populares y poder desplegarlos en momentos de asalto.
Desde Caracas
Caracas toma forma de trinchera. En diez días mil setecientos hombres y mujeres han recibido instrucciones para la defensa. El objetivo es llegar a cien mil en el mes de octubre, con centros de formación en las veintidós parroquias para abarcar los ciento diecisiete ejes territoriales de la capital: que la ciudad sea un pantano para las acciones golpistas.
El primer espacio de formación está situado al sur de la ciudad, en Macarao. Aquí la derecha quemó la sede de la organización comunal el 30 de abril pasado, mientras las cámaras enfocaban a Juan Guaidó, Leopoldo López y el puñado de militares en la acción fallida. De esta jornada de entrenamiento participan líderes de movimientos sociales, organizaciones de base del chavismo, personas de todas las edades, para quienes es la primera vez que agarran un fusil o aprenden técnicas de reconocimiento de territorio. Nadie les ha obligado a venir: son gente humilde, de las barriadas organizadas, del esfuerzo de cada día que se ha transformado en batalla por el gas, los precios o el transporte.
El entrenamiento cuenta de varias partes, como aprender a realizar cartografías del barrio, movilizarse con armas, técnicas de salud, de evacuación, defensa personal, ejercicios físicos. Los instructores son integrantes de la Milicia Bolivariana, el cuerpo conformado por más de dos millones y medio de hombres y mujeres, parte vertebral de la llamada doctrina de defensa integral de la nación. Al frente de la conducción política del plan de formación está la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).
“Caracas es una ciudad de paz, una ciudad de vida, y vamos a defenderla con la organización de nuestro pueblo, la unión cívico-militar, y con la preparación e inteligencia que estamos desarrollando en este esfuerzo de formación integral”, explica la alcaldesa del municipio libertador de Caracas, Erika Farías, miembro de la dirección del Psuv y del Frente Francisco de Miranda.
El trabajo de formación abarca varios actores: el Psuv, los partidos aliados, los movimientos sociales, comunales, los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente. Los objetivos son tres. En primer lugar, la organización de la defensa a través del diseño y ejecución de un plan de manera unificada entre los diferentes actores, de manera a conformar un núcleo en cada territorio. En segundo lugar, los ejercicios como tal. En tercer lugar, el esfuerzo productivo, donde el objetivo es que cada una de las veintidós parroquias cuente con un centro de entrenamiento y producción de alimentos.
“Todos los venezolanos tenemos corresponsabilidad en la defensa de la patria, está escrito en el artículo 326 de la Constitución. No es solamente una cuestión de armamento, vamos a crear una cadena logística muy importante, por cada combatiente que aquí se forme debe haber ocho o nueve personas detrás, debe continuar la instrucción, en cada territorio deben estar todos los componentes para la defensa integral”, explica el coronel Boris Iván Berroterán de Jesús, comandante del área de defensa integral 414 Caricuao.
El entrenamiento puesto en marcha busca dar respuesta a dos hipótesis principales de conflicto. La primera ya es conocida, se trata de las acciones que la derecha ha realizado en el 2013, 2014, 2017 y principios de este año: ataques a locales del Psuv, de comunas, de centros de salud, infantiles, a dirigentes chavistas, acciones nocturnas de provocación e intento de caotizar zonas populares. La derecha ha realizado un trabajo de infiltración y contratación de grupos armados desde hace varios años, para disputar la cotidianeidad de los territorios populares y poder desplegarlos en momentos de asalto.
Dos millones y medio de personas componen el cuerpo de la milicia.
Imagen: Marco Teruggi
Imagen: Marco Teruggi
La segunda hipótesis responde a un escenario que ha sido denunciado por el gobierno: la posibilidad de que la derecha apele a la estrategia de fuerzas mercenarias compuestas por diferentes actores, como paramilitares, bandas criminales, contratistas privadas. En un cuadro de esas características los territorios caraqueños, sus cerros sobrepoblados en formas de laberintos con escaleras y platabandas, podrían ser espacios de confrontación irregular. La población organizada debe estar preparada para reconocer movimientos, saber cómo actuar.
El plan de formación en Caracas avanza en simultáneo con la apuesta central de resolución del conflicto planteada por el chavismo desde el mes de enero: el diálogo para llegar a un acuerdo. Esos intentos se dieron en primer lugar de manera secreta durante meses y, desde hace dos semanas, se hicieron públicos por los acercamientos en la capital de Noruega, Oslo.
El chavismo se ha mostrado unido alrededor de la búsqueda de diálogo, y ha afirmado que insistirá para llegar a un acuerdo. La oposición en cambio se ha mostrado dividida al respecto: mientras un sector es parte del intento de diálogo, como los representantes de Guaidó –direccionados desde Estados Unidos– y del partido Un Nuevo Tiempo, otro sector ha insistido que ya no existe nada que hablar ni negociar. El segundo espacio mantiene la tesis de que solo se saldrá del chavismo a través de una acción de fuerza internacional. Para ese objetivo trabajan públicamente, por ejemplo, sobre el reingreso ficticio, vía Asamblea Nacional, de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.
El gobierno norteamericano, por su parte, mantiene la posición pública que sostiene que toda solución pasa por la salida de Nicolás Maduro, y ha vuelto, a través de su vicepresidente Mike Pence, ha dar apoyo a Guaidó. La pregunta, que ha estado desde el inicio de la autoproclamación de Guaidó, es: ¿hasta dónde está dispuesto a ir Estados Unidos?
Mientras esos son los debates públicos, ¿qué se prepara a puertas cerradas? La derecha, dentro del plan y financiamiento norteamericano, ya ha realizado acciones violentas los días alrededor de la autoproclamación de Guaidó, intentó el ingreso por la fuerza desde Colombia el 23 de febrero, desplegó ataques sobre el sistema eléctrico, intentó la acción político-militar el 30 de abril en la madrugada. ¿Qué viene si no están aún dispuestos a acordar en Oslo un proceso que no implique la salida Maduro? El chavismo trabaja sobre todos los posibles escenarios. Caracas es el epicentro de poder que busca asaltar el golpismo, y se prepara, en consecuencia, en trinchera
El plan de formación en Caracas avanza en simultáneo con la apuesta central de resolución del conflicto planteada por el chavismo desde el mes de enero: el diálogo para llegar a un acuerdo. Esos intentos se dieron en primer lugar de manera secreta durante meses y, desde hace dos semanas, se hicieron públicos por los acercamientos en la capital de Noruega, Oslo.
El chavismo se ha mostrado unido alrededor de la búsqueda de diálogo, y ha afirmado que insistirá para llegar a un acuerdo. La oposición en cambio se ha mostrado dividida al respecto: mientras un sector es parte del intento de diálogo, como los representantes de Guaidó –direccionados desde Estados Unidos– y del partido Un Nuevo Tiempo, otro sector ha insistido que ya no existe nada que hablar ni negociar. El segundo espacio mantiene la tesis de que solo se saldrá del chavismo a través de una acción de fuerza internacional. Para ese objetivo trabajan públicamente, por ejemplo, sobre el reingreso ficticio, vía Asamblea Nacional, de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.
El gobierno norteamericano, por su parte, mantiene la posición pública que sostiene que toda solución pasa por la salida de Nicolás Maduro, y ha vuelto, a través de su vicepresidente Mike Pence, ha dar apoyo a Guaidó. La pregunta, que ha estado desde el inicio de la autoproclamación de Guaidó, es: ¿hasta dónde está dispuesto a ir Estados Unidos?
Mientras esos son los debates públicos, ¿qué se prepara a puertas cerradas? La derecha, dentro del plan y financiamiento norteamericano, ya ha realizado acciones violentas los días alrededor de la autoproclamación de Guaidó, intentó el ingreso por la fuerza desde Colombia el 23 de febrero, desplegó ataques sobre el sistema eléctrico, intentó la acción político-militar el 30 de abril en la madrugada. ¿Qué viene si no están aún dispuestos a acordar en Oslo un proceso que no implique la salida Maduro? El chavismo trabaja sobre todos los posibles escenarios. Caracas es el epicentro de poder que busca asaltar el golpismo, y se prepara, en consecuencia, en trinchera
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Andrés Pierantoni:
Comentario sobre los diálogos Gobierno-Oposición en Barbados
Uno de los principales obstáculos que debe enfrentar nuestro país ha sido y es, hoy más que nunca, la intervención del gobierno estadounidense en nuestros asuntos internos. No en balde el mismo Presidente Trump ha vuelto a poner de moda la tristemente célebre doctrina Monroe, con el agravante que la misma ya no apunta sólo a influenciar la política del país intervenido, sino a descuartizarlo (caso Libia y Siria) o a vaciarlo de cualquier soberanía nacional (caso Honduras, por ej.).
Es por eso que escuchamos a cipayos del gobierno estadounidense (Patricia Poleo, María Corina Machado, etc.), reclamando al grueso de la oposición sus “residuos estatizantes” o “socialistas”, como el de una economía mixta con participación del Estado, o la aspiración a la justicia social, elementos todos consustanciales a la idiosincrasia del pueblo venezolano, que “no se cala” el legado colonial, clasista e incluso racista, prevaleciente en muchos países hermanos.
¿A qué viene esta disertación? A que cambios estructurales o, mejor dicho des-estructurantes, en la economía e idiosincrasia nacional NO pueden producirse por vías pacíficas y democráticas, sino por vías traumáticas y de ruptura violenta – verbigracia a lo Brownfield – para acabar no sólo con el chavismo sino también con el puntofijismo, no sólo con el PSUV, sino también con AD, Copey y sus similares, dirigiendo sus recursos (los de los EEUU) a construir líderes de pacotilla, clonados y de corta “obsolescencia programada”.
Para los “albinos”, como definía el Libertador a los estadounidenses, con Venezuela hoy como con Cuba hace un siglo, se trata de aplicar la teoría de la “fruta madura”: hacer crónica nuestra guerra civil “de baja intensidad”, para impedir cualquier gobernanza soberana.
En conclusión debemos alertar, cara al diálogo en Barbados, que la estrategia de Bolton, Pompeo & Co., a la que se han visto obligados por los fracasos cosechados en el primer semestre de este año, apunta a sabotearlo para arrinconar los europeos hacia su estrategia de “intervenciones encubiertas” (como anunciado recientemente en ese apéndice de la Secretaría de Estado que es la revista “Foreign Policy” y su dueño el “Washington Post”).
Es por eso que escuchamos a cipayos del gobierno estadounidense (Patricia Poleo, María Corina Machado, etc.), reclamando al grueso de la oposición sus “residuos estatizantes” o “socialistas”, como el de una economía mixta con participación del Estado, o la aspiración a la justicia social, elementos todos consustanciales a la idiosincrasia del pueblo venezolano, que “no se cala” el legado colonial, clasista e incluso racista, prevaleciente en muchos países hermanos.
¿A qué viene esta disertación? A que cambios estructurales o, mejor dicho des-estructurantes, en la economía e idiosincrasia nacional NO pueden producirse por vías pacíficas y democráticas, sino por vías traumáticas y de ruptura violenta – verbigracia a lo Brownfield – para acabar no sólo con el chavismo sino también con el puntofijismo, no sólo con el PSUV, sino también con AD, Copey y sus similares, dirigiendo sus recursos (los de los EEUU) a construir líderes de pacotilla, clonados y de corta “obsolescencia programada”.
Para los “albinos”, como definía el Libertador a los estadounidenses, con Venezuela hoy como con Cuba hace un siglo, se trata de aplicar la teoría de la “fruta madura”: hacer crónica nuestra guerra civil “de baja intensidad”, para impedir cualquier gobernanza soberana.
En conclusión debemos alertar, cara al diálogo en Barbados, que la estrategia de Bolton, Pompeo & Co., a la que se han visto obligados por los fracasos cosechados en el primer semestre de este año, apunta a sabotearlo para arrinconar los europeos hacia su estrategia de “intervenciones encubiertas” (como anunciado recientemente en ese apéndice de la Secretaría de Estado que es la revista “Foreign Policy” y su dueño el “Washington Post”).
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Comentario de Andrés Pierantoni:
Aún si el Presidente Maduro acepta ir a elecciones presidenciales el próximo año y sin él de candidato, no habrá acuerdo o, por lo menos, levantamiento de sanciones: la tesis del dúo Bolton-Marcos Rubio (que Trump parece apoyar, por ahora) no acepta una solución negociada, tipo Nicaragua, porque conlleva la posibilidad de que un chavismo remozado ("light") pueda volver al gobierno en 3 (revocatorio), 6 o 12 años... No en balde tienen a Nicaragua en la misma paila que Venezuela y Cuba...
Desde luego, un repliegue táctico del Presidente Maduro (que, en el terreno político, ha demostrado ser un Cassius Clay...) partiría por la mitad el "establishment" gringo: los demócratas (y una parte de los republicanos) apoyarían esa solución. Pero sólo si Trump percibe que esa correlación de fuerzas puede llegar a afectar parte del electorado que lo apoya cara a las elecciones del 3 de noviembre del año entrante, renunciaría a regañadientes (así como lo hizo Reagan frente a la solución negociada que permitió el triunfo de la Chamorro) a la solución "maximalista" de Bolton-Rubio y levantaría las sanciones o parte de ellas...
Desde luego, un repliegue táctico del Presidente Maduro (que, en el terreno político, ha demostrado ser un Cassius Clay...) partiría por la mitad el "establishment" gringo: los demócratas (y una parte de los republicanos) apoyarían esa solución. Pero sólo si Trump percibe que esa correlación de fuerzas puede llegar a afectar parte del electorado que lo apoya cara a las elecciones del 3 de noviembre del año entrante, renunciaría a regañadientes (así como lo hizo Reagan frente a la solución negociada que permitió el triunfo de la Chamorro) a la solución "maximalista" de Bolton-Rubio y levantaría las sanciones o parte de ellas...
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