Sin esta foto, arranca hoy el desarme de las Farc
La Silla Vacía Por Juanita León 2 de marzo de 2017
Hoy arranca el desarme de las Farc, pero no habrá una foto que simbolice en el imaginario nacional este día histórico y que le permita a los incrédulos comenzar a creer en que la guerrilla ha abandonado su fe en los fusiles.
Menos armas
El Tiempo abrió periódico hoy con la noticia “Con entrega de 322 armas de las Farc, se inicia desarme de esa guerrilla”. No es exacto.
Hoy las Farc comienzan la entrega de 137 armas, que son las de los guerrilleros que forman parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación junto con la Onu y el Gobierno.
Para la dejación de estas armas de hoy, los verificadores de la Onu llenarán un formulario con el tipo de arma, el calibre, el modelo y el nombre del combatiente. Le asignan un código al arma y otro idéntico al formulario de cada una y luego de eso, las guardan los verificadores de la ONU hasta ponerlos en unos contenedores que ya están en las zonas pero que falta llevarlos a los campamentos donde están los guerrilleros armados.
Cuando los instalen, tendrán que ponerles rejas o cercas alrededor, unas estanterías dentro de cada uno para organizar cada tipo de arma, instalar unas luces automáticas para que queden alumbrados de noche y activarles un sistema de alarma.
Los contenedores tienen doble llave. Una la tiene la Misión de la Onu y otra el comandante de las Farc en cada zona.
En los próximos días otros 60 guerrilleros, que son los que saldrán a hacer pedagogía de los acuerdos en todo el país, y que aparecen en un listado que las Farc entregaron al Gobierno, dejarán las armas. Y eventualmente, otros 10 guerrilleros por zona y los 7 por campamento que van a salir a explicar el acuerdo, pero de ellos todavía no hay un listado. (El Gobierno no tiene un listado definitivo de cuantos son los guerrilleros de las Farc.)
La Misión también recibirá en los próximos días las armas de otros 300 guerrilleros que se van a la subdirección de protección especial de la Unidad Nacional de Protección, UNP, a hacer parte de los esquemas de seguridad de los miembros de las Farc a los que luego de hacerles una evaluación de riesgo, necesiten escolta.
El cronograma
Fuera de esas 137 armas, la Onu y las Farc hoy también arrancan a cumplir tareas que de acuerdo con el cronograma, debían estar listas, como la entrega de las armas de los del Mecanismo.
El acuerdo dice que el 6 de diciembre, las Farc debían entregar a la Misión de la Onu toda la información sobre la cantidad y tipo de armas de los miembros del Mecanismo de Verificación y Monitoreo, en el que también están el Gobierno y las Farc.
Y que con la llegada de los guerrilleros a las zonas la Misión de la Onu iniciaba el registro y almacenamiento en contenedores de las armas individuales de los integrantes de las Farc de ese Mecanismo y de los que salen de a hacer tareas del proceso. Eso debió empezar el 31 de diciembre.
Además, ya tenían que haber destruido las minas y explosivos (el llamado armamento inestable). Eso lo hacen las Farc y lo supervisan observadores de la Onu en cada zona pero la Misión no tiene una cifra exacta de cuántos de ellos van a hacer esa tarea en cada sitio.
También la Misión ya tenía que guardar en los contenedores las ametralladoras pesadas, lanzadores de granadas y municiones además de las armas de los mil milicianos que están concentrados en las zonas.
Pero según cifras de Santos y del ministerio de Defensa hay en total 10 mil milicianos. Eso quiere decir que hoy hay nueve mil que no están concentrados porque son los no armados. Sin embargo, el Gobierno no tiene como probar que esos milicianos no tengan armas y las Farc tampoco han entregado un listado de cuantos son. Así que por ahora ellos son una incógnita.
El primero de mayo todas las armas de las Farc ya tienen que estar en manos de la Misión. Desde ese día, los de la Onu tienen un mes para sacar los contenedores con todas las armas, llevarlos a unos sitios que todavía no se han definido porque se decidirá en la Comisión de Seguimiento y Verificación del acuerdo (Cesivi).
Apenas estén en esos sitios, se tienen que destruir y con ellas construir tres monumentos: uno en Cuba, que fue la sede de los diálogos, otro en Colombia y otro en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Al final de todo, la Misión tiene que certificar que las Farc sí entregaron todas las armas. Sin ese certificado, la guerrilla no puede fundar su partido ni pedir la personería jurídica al Consejo Nacional Electoral.
Solo entonces, las Farc dejarán de existir como guerrilla.
Sin foto
En otros procesos de paz, bastaría la foto de ver a los guerrilleros entregando su fusil para que muchos incrédulos en el proceso creyeran que realmente las Farc dejará de ser una amenaza para la democracia.
Sin embargo, esa foto no existe y probablemente no existirá. La razón es la misma que explica muchas de las cosas de este proceso que resultan inexplicables para tantos colombianos y que seguramente llevó a que ganara el No en el plebiscito: las Farc no sienten que hayan sido derrotadas por el Estado colombiano y no quieren que haya nada que de la impresión de que lo fueron.
Por eso, la negociación fue planteada desde un inicio no como un acto de rendición de las Farc a cambio de la generosidad magnánima del Estado con sus desmovilizados como lo quería el ex presidente Álvaro Uribe y sus seguidores, sino como un proceso entre iguales, en el que a cambio de cada concesión de las Farc había un gesto recíproco del Gobierno.
Por eso, también, desde el primer día en que se sentaron a negociar hace más de cuatro años, dejaron claro que ellas no “entregarían” jamás las armas al Estado. “Las armas se silencian cuando la voluntad de dispararlas cese y eso ocurrirá en Colombia cuando se cumplan todas estas situaciones que estamos llevando a la mesa de negociación”, le dijo en una entrevista a El País de Cali Andres París, en 2013.
Por eso, los colombianos no pasaremos por el ritual que suele simbolizar en todos estos procesos, de una manera clara, bella y contundente, el fin del conflicto armado y el comienzo de una transición.
Como lo contó La Silla en este artículo en 2013, esta postura corresponde a una idea que para ellos es esencial y es que ellos no se van a “reintegrar” a la sociedad colombiana –a cuyo Establecimiento ven como corrupto e injusto- sino que mediante este Acuerdo de paz ellos buscan “transformar” esa sociedad.
En línea con eso, el Acuerdo más que establecer las condiciones de su desmovilización, establece las condiciones que hay que crear para que ni ellos ni nadie más en Colombia sienta que las armas son necesarias para hacer política o para ser tratado con un mínimo de respeto y dignidad en el campo.
El Gobierno entendió esa condición y el simbolismo que encerraba para las Farc el no tener ningún gesto que se pudiera entender como rendición y aceptó que en cambio de entrega hubiera una dejación verificada internacionalmente de las armas en un container a cargo de la ONU, que es lo que comienza a suceder hoy.
Sin embargo, esa foto podría ayudar más al proceso de paz que todos los entrevistas y discursos optimistas del Alto Comisionado de Paz y del Presidente Santos sobre el cambio que representa el acuerdo con las Farc.
Para una sociedad que parece ya haber ‘pasado la página’ del fin de un conflicto que causó 200 mil muertos y millones de desplazados y de un proceso que no ha logrado despertar interés ni emoción de los colombianos y que sin embargo necesita de ambos para tener éxito, una foto sería un mejor símbolo que una no-foto
Menos armas
El Tiempo abrió periódico hoy con la noticia “Con entrega de 322 armas de las Farc, se inicia desarme de esa guerrilla”. No es exacto.
Hoy las Farc comienzan la entrega de 137 armas, que son las de los guerrilleros que forman parte del Mecanismo de Monitoreo y Verificación junto con la Onu y el Gobierno.
Para la dejación de estas armas de hoy, los verificadores de la Onu llenarán un formulario con el tipo de arma, el calibre, el modelo y el nombre del combatiente. Le asignan un código al arma y otro idéntico al formulario de cada una y luego de eso, las guardan los verificadores de la ONU hasta ponerlos en unos contenedores que ya están en las zonas pero que falta llevarlos a los campamentos donde están los guerrilleros armados.
Cuando los instalen, tendrán que ponerles rejas o cercas alrededor, unas estanterías dentro de cada uno para organizar cada tipo de arma, instalar unas luces automáticas para que queden alumbrados de noche y activarles un sistema de alarma.
Los contenedores tienen doble llave. Una la tiene la Misión de la Onu y otra el comandante de las Farc en cada zona.
En los próximos días otros 60 guerrilleros, que son los que saldrán a hacer pedagogía de los acuerdos en todo el país, y que aparecen en un listado que las Farc entregaron al Gobierno, dejarán las armas. Y eventualmente, otros 10 guerrilleros por zona y los 7 por campamento que van a salir a explicar el acuerdo, pero de ellos todavía no hay un listado. (El Gobierno no tiene un listado definitivo de cuantos son los guerrilleros de las Farc.)
La Misión también recibirá en los próximos días las armas de otros 300 guerrilleros que se van a la subdirección de protección especial de la Unidad Nacional de Protección, UNP, a hacer parte de los esquemas de seguridad de los miembros de las Farc a los que luego de hacerles una evaluación de riesgo, necesiten escolta.
El cronograma
Fuera de esas 137 armas, la Onu y las Farc hoy también arrancan a cumplir tareas que de acuerdo con el cronograma, debían estar listas, como la entrega de las armas de los del Mecanismo.
El acuerdo dice que el 6 de diciembre, las Farc debían entregar a la Misión de la Onu toda la información sobre la cantidad y tipo de armas de los miembros del Mecanismo de Verificación y Monitoreo, en el que también están el Gobierno y las Farc.
Y que con la llegada de los guerrilleros a las zonas la Misión de la Onu iniciaba el registro y almacenamiento en contenedores de las armas individuales de los integrantes de las Farc de ese Mecanismo y de los que salen de a hacer tareas del proceso. Eso debió empezar el 31 de diciembre.
Además, ya tenían que haber destruido las minas y explosivos (el llamado armamento inestable). Eso lo hacen las Farc y lo supervisan observadores de la Onu en cada zona pero la Misión no tiene una cifra exacta de cuántos de ellos van a hacer esa tarea en cada sitio.
También la Misión ya tenía que guardar en los contenedores las ametralladoras pesadas, lanzadores de granadas y municiones además de las armas de los mil milicianos que están concentrados en las zonas.
Pero según cifras de Santos y del ministerio de Defensa hay en total 10 mil milicianos. Eso quiere decir que hoy hay nueve mil que no están concentrados porque son los no armados. Sin embargo, el Gobierno no tiene como probar que esos milicianos no tengan armas y las Farc tampoco han entregado un listado de cuantos son. Así que por ahora ellos son una incógnita.
El primero de mayo todas las armas de las Farc ya tienen que estar en manos de la Misión. Desde ese día, los de la Onu tienen un mes para sacar los contenedores con todas las armas, llevarlos a unos sitios que todavía no se han definido porque se decidirá en la Comisión de Seguimiento y Verificación del acuerdo (Cesivi).
Apenas estén en esos sitios, se tienen que destruir y con ellas construir tres monumentos: uno en Cuba, que fue la sede de los diálogos, otro en Colombia y otro en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Al final de todo, la Misión tiene que certificar que las Farc sí entregaron todas las armas. Sin ese certificado, la guerrilla no puede fundar su partido ni pedir la personería jurídica al Consejo Nacional Electoral.
Solo entonces, las Farc dejarán de existir como guerrilla.
Sin foto
En otros procesos de paz, bastaría la foto de ver a los guerrilleros entregando su fusil para que muchos incrédulos en el proceso creyeran que realmente las Farc dejará de ser una amenaza para la democracia.
Sin embargo, esa foto no existe y probablemente no existirá. La razón es la misma que explica muchas de las cosas de este proceso que resultan inexplicables para tantos colombianos y que seguramente llevó a que ganara el No en el plebiscito: las Farc no sienten que hayan sido derrotadas por el Estado colombiano y no quieren que haya nada que de la impresión de que lo fueron.
Por eso, la negociación fue planteada desde un inicio no como un acto de rendición de las Farc a cambio de la generosidad magnánima del Estado con sus desmovilizados como lo quería el ex presidente Álvaro Uribe y sus seguidores, sino como un proceso entre iguales, en el que a cambio de cada concesión de las Farc había un gesto recíproco del Gobierno.
Por eso, también, desde el primer día en que se sentaron a negociar hace más de cuatro años, dejaron claro que ellas no “entregarían” jamás las armas al Estado. “Las armas se silencian cuando la voluntad de dispararlas cese y eso ocurrirá en Colombia cuando se cumplan todas estas situaciones que estamos llevando a la mesa de negociación”, le dijo en una entrevista a El País de Cali Andres París, en 2013.
Por eso, los colombianos no pasaremos por el ritual que suele simbolizar en todos estos procesos, de una manera clara, bella y contundente, el fin del conflicto armado y el comienzo de una transición.
Como lo contó La Silla en este artículo en 2013, esta postura corresponde a una idea que para ellos es esencial y es que ellos no se van a “reintegrar” a la sociedad colombiana –a cuyo Establecimiento ven como corrupto e injusto- sino que mediante este Acuerdo de paz ellos buscan “transformar” esa sociedad.
En línea con eso, el Acuerdo más que establecer las condiciones de su desmovilización, establece las condiciones que hay que crear para que ni ellos ni nadie más en Colombia sienta que las armas son necesarias para hacer política o para ser tratado con un mínimo de respeto y dignidad en el campo.
El Gobierno entendió esa condición y el simbolismo que encerraba para las Farc el no tener ningún gesto que se pudiera entender como rendición y aceptó que en cambio de entrega hubiera una dejación verificada internacionalmente de las armas en un container a cargo de la ONU, que es lo que comienza a suceder hoy.
Sin embargo, esa foto podría ayudar más al proceso de paz que todos los entrevistas y discursos optimistas del Alto Comisionado de Paz y del Presidente Santos sobre el cambio que representa el acuerdo con las Farc.
Para una sociedad que parece ya haber ‘pasado la página’ del fin de un conflicto que causó 200 mil muertos y millones de desplazados y de un proceso que no ha logrado despertar interés ni emoción de los colombianos y que sin embargo necesita de ambos para tener éxito, una foto sería un mejor símbolo que una no-foto
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