Soleimani, un héroe de la lucha contra el terrorismo
Por: Sr. Embajador Ahmad Pabarja, Jefe de la Misión Diplomática de la República Islámica de Irán en Ecuador.
3 de enero de 2022
En la madrugada del 3 de enero de 2020, mientras el mundo cristiano acababa de celebrar el nacimiento de Señor Jesucristo y el Año Nuevo cristiano, el mayor general Qassem Soleimani, un alto mando militar iraní, héroe de la lucha contra el terrorismo, fue asesinado mientras se encontraba en un viaje oficial –en cumplimiento de una invitación del gobierno iraquí- por drones estadounidenses en el aeropuerto de Bagdad, en un acto terrorista y criminal bajo las órdenes de Donald Trump, el entonces Presidente de Estados Unidos. Con este acto bárbaro y cobarde, que tuvo lugar en la oscuridad de la noche, Estados Unidos demostró que su guerra contra el terrorismo no es más que una mentira.
En su hoja de vida, Soleimani acumuló importantes reconocimientos y misiones. Con menos de 30 años lideró una importante División de las Fuerzas Armadas iraníes durante la guerra impuesta por Irak contra Irán, que se prolongó durante 8 años. También dirigió operaciones contra el narcotráfico en las fronteras de Irán con Afganistán y su liderazgo fue clave en el enfrentamiento al grupo terrorista ISIS en Irak y Siria, a pedido oficial de los gobiernos legítimos de estos países, todo lo cual le otorgó prominencia en la región y lo catapultó como un brillante estratega militar, con importantes aportes para la estabilidad y la seguridad en la región.
El mayor general Soleimani contaba con 62 años de edad cuando fue blanco del ataque selectivo ordenado por el presidente de Estados Unidos en un país extranjero, hecho calificado como terrorismo internacional contra un alto mando castrense de un Estado soberano, miembro de la Organización de las Naciones Unidas.
Al cumplirse dos años del crimen, el 3 de enero de 2022, esta figura sigue siendo considerada un héroe regional, por los aportes que hizo para garantizar la paz en su país y en Medio Oriente. Tras el atentado fue ascendido al grado de teniente general y en su viaje a su última morada recibió el acompañamiento de 10 millones de personas.
Pero, ¿cuál sería el pecado del mayor general Soleimani, según Estados Unidos, para merecer un ataque terrorista que segó su vida?
Para el entonces presidente de Estados Unidos, el mayor general Soleimani fue culpable porque luchó contra ISIS y el terrorismo y pudo neutralizar a este grupo terrorista en Siria e Irak, el cual, a confesión del mismo Donald Trump, fue formado por la administración de Barak Obama, específicamente por Hillary Clinton, y tuvo como misión llevar a cabo los planes de Estados Unidos en Medio Oriente.
A los ojos del presidente estadounidense, el alto militar iraní fue culpable también por ser el principal responsable de haber frustrado los sueños y planes de Estados Unidos para Medio Oriente.
El propósito de Estados Unidos era formar un nuevo Medio Oriente, es decir cambiar las fronteras con la desintegración de los países de la región para asegurar los intereses de Israel. Este plan comenzó en 2006 con una invasión israelí al Líbano, pero fue frustrado por la resistencia de las Fuerzas Populares Libanesas. Sin embargo, Estados Unidos no abandonó su plan. Con el comienzo de las protestas en algunos países árabes, que se conocieron como la Primavera Árabe, el Gobierno de la Casa Blanca trató de aprovechar esta oportunidad para subirse a la ola de oposición popular y dirigirla a su favor. En Siria buscó incitar estas manifestaciones y convertirlas en movimientos que levantaran las armas contra el gobierno legítimo de Bashar al-Assad, con el fin de allanar el camino para la implementación de su estrategia. Pero el liderazgo, asesoramiento y táctica de Qassem Soleimani, a pedido del gobierno legítimo sirio, frustró el plan de Estados Unidos.
En Irak, el gobierno de Estados Unidos seguía el mismo guion y estaba tratando de derrocar al gobierno con el apoyo al grupo terrorista ISIS, promoviendo un cambio en la constitución e intentando poner un nuevo gobierno afín a sus intereses en ese país. Pero esta vez, también el mayor general Soleimani impidió que su plan se hiciera realidad. Por lo tanto, era obvio que Estados Unidos estuviera furioso y dispuesto a desvelar su naturaleza imperial con el asesinato de una figura tan prominente en un acto terrorista criminal, cobarde y contrario a todas las reglas y normas del derecho internacional, durante la estancia del alto mando iraní en Irak, por invitación del gobierno de ese país.
Desde el punto de vista estadounidense, el mayor general Soleimani fue culpable porque pudo contrarrestar la ocupación y alzar la bandera de la resistencia contra el expansionismo de las potencias dominantes en la región de Asia occidental.
Con su asesinato, el gobierno de Estados Unidos mostró su naturaleza atroz al mundo, por un lado, y, por otro, demostró que no se adhiere a ningún código moral, pacto o compromiso adquirido, al violar los acuerdos bilaterales con Irak y su soberanía.
Estados Unidos especuló que con la desaparición física del mayor general Soleimani, se derrumbaría la bandera de lucha que él izó contra el terrorismo patrocinado por Washington y que se debilitaría el movimiento de resistencia contra el intervencionismo. Pero esta fue una falsa idea, porque la sangre de este Mártir fertilizó una pequeña planta de la resistencia y la convirtió en un gran árbol, lo que no ha dejado a Estados Unidos sin otra opción que salir de Irak.
En su hoja de vida, Soleimani acumuló importantes reconocimientos y misiones. Con menos de 30 años lideró una importante División de las Fuerzas Armadas iraníes durante la guerra impuesta por Irak contra Irán, que se prolongó durante 8 años. También dirigió operaciones contra el narcotráfico en las fronteras de Irán con Afganistán y su liderazgo fue clave en el enfrentamiento al grupo terrorista ISIS en Irak y Siria, a pedido oficial de los gobiernos legítimos de estos países, todo lo cual le otorgó prominencia en la región y lo catapultó como un brillante estratega militar, con importantes aportes para la estabilidad y la seguridad en la región.
El mayor general Soleimani contaba con 62 años de edad cuando fue blanco del ataque selectivo ordenado por el presidente de Estados Unidos en un país extranjero, hecho calificado como terrorismo internacional contra un alto mando castrense de un Estado soberano, miembro de la Organización de las Naciones Unidas.
Al cumplirse dos años del crimen, el 3 de enero de 2022, esta figura sigue siendo considerada un héroe regional, por los aportes que hizo para garantizar la paz en su país y en Medio Oriente. Tras el atentado fue ascendido al grado de teniente general y en su viaje a su última morada recibió el acompañamiento de 10 millones de personas.
Pero, ¿cuál sería el pecado del mayor general Soleimani, según Estados Unidos, para merecer un ataque terrorista que segó su vida?
Para el entonces presidente de Estados Unidos, el mayor general Soleimani fue culpable porque luchó contra ISIS y el terrorismo y pudo neutralizar a este grupo terrorista en Siria e Irak, el cual, a confesión del mismo Donald Trump, fue formado por la administración de Barak Obama, específicamente por Hillary Clinton, y tuvo como misión llevar a cabo los planes de Estados Unidos en Medio Oriente.
A los ojos del presidente estadounidense, el alto militar iraní fue culpable también por ser el principal responsable de haber frustrado los sueños y planes de Estados Unidos para Medio Oriente.
El propósito de Estados Unidos era formar un nuevo Medio Oriente, es decir cambiar las fronteras con la desintegración de los países de la región para asegurar los intereses de Israel. Este plan comenzó en 2006 con una invasión israelí al Líbano, pero fue frustrado por la resistencia de las Fuerzas Populares Libanesas. Sin embargo, Estados Unidos no abandonó su plan. Con el comienzo de las protestas en algunos países árabes, que se conocieron como la Primavera Árabe, el Gobierno de la Casa Blanca trató de aprovechar esta oportunidad para subirse a la ola de oposición popular y dirigirla a su favor. En Siria buscó incitar estas manifestaciones y convertirlas en movimientos que levantaran las armas contra el gobierno legítimo de Bashar al-Assad, con el fin de allanar el camino para la implementación de su estrategia. Pero el liderazgo, asesoramiento y táctica de Qassem Soleimani, a pedido del gobierno legítimo sirio, frustró el plan de Estados Unidos.
En Irak, el gobierno de Estados Unidos seguía el mismo guion y estaba tratando de derrocar al gobierno con el apoyo al grupo terrorista ISIS, promoviendo un cambio en la constitución e intentando poner un nuevo gobierno afín a sus intereses en ese país. Pero esta vez, también el mayor general Soleimani impidió que su plan se hiciera realidad. Por lo tanto, era obvio que Estados Unidos estuviera furioso y dispuesto a desvelar su naturaleza imperial con el asesinato de una figura tan prominente en un acto terrorista criminal, cobarde y contrario a todas las reglas y normas del derecho internacional, durante la estancia del alto mando iraní en Irak, por invitación del gobierno de ese país.
Desde el punto de vista estadounidense, el mayor general Soleimani fue culpable porque pudo contrarrestar la ocupación y alzar la bandera de la resistencia contra el expansionismo de las potencias dominantes en la región de Asia occidental.
Con su asesinato, el gobierno de Estados Unidos mostró su naturaleza atroz al mundo, por un lado, y, por otro, demostró que no se adhiere a ningún código moral, pacto o compromiso adquirido, al violar los acuerdos bilaterales con Irak y su soberanía.
Estados Unidos especuló que con la desaparición física del mayor general Soleimani, se derrumbaría la bandera de lucha que él izó contra el terrorismo patrocinado por Washington y que se debilitaría el movimiento de resistencia contra el intervencionismo. Pero esta fue una falsa idea, porque la sangre de este Mártir fertilizó una pequeña planta de la resistencia y la convirtió en un gran árbol, lo que no ha dejado a Estados Unidos sin otra opción que salir de Irak.
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