“Por fin tenemos una segunda oportunidad sobre esta tierra”: ‘Timochenko’
Fecha: 23 de septiembre de 2016
Por: Jorge Luis Cantillo Barrios - Enviado Especial - El Heraldo
Por: Jorge Luis Cantillo Barrios - Enviado Especial - El Heraldo
En la tarima principal se dio el evento de cierre de la X Conferencia de las Farc. Eran las cinco de la tarde cuando la lluvia, que ya había avisado durante el día, empezó a caer nuevamente sobre El Diamante.
A la izquierda de la tarima, dos banderas de las Farc, una de la Unión Patriótica y una del partido comunista eran ondeadas por los miembros del Frente 16, perteneciente al Bloque Oriental Jorge Briceño, quienes el jueves con esas mismas banderas y una procesión de camisetas blancas rindieron homenaje a su excomandante el ‘Mono Jojoy’, en el sexto aniversario de su muerte.
A las 5:11 p.m. se escucharon las primeras palabras provenientes de la tarima. “Manuel Marulanda Vélez es Paz”, dijo Iván Alí, uno de los miembros del equipo de logística que sirvió como maestro de ceremonias del acto de cierre. “Hoy será el gran anuncio de la paz en Colombia, paz con justicia social y democracia avanzada”, repetía mientras la guerrillerada y el centenar de periodistas se alisaba en sus puestos expectantes.
Entre los invitados al evento de clausura de la X Conferencia de las Farc estuvo René Higuita, Aida Abella, el concejal de Bogotá, Holman Morris; Luis Hilguera, vicerrector de la Universidad Pedagógica; Imelda Daza, el secretario general del partido Comunista, Jaime Caicedo; la exsenadora Piedad Córdoba, entre otros. El cierre del evento, anunciaban los presentadores, estaría a cargo de artistas cómo Alerta Kamarada, Alfredo Guitierrez y Jhonny Rivera.
A las 5:30 p.m. en medio de aplausos hizo presencia en la tarima el Estado Mayor Central y los himnos de Colombia y las Farc-Ep resonaron en el Diamante.
Con el sol poniéndose en la sabana del Yarí, ‘Iván Márquez’, quien por cuatro años lideró la delegación de paz en La Habana, leyó la declaración política con la que declaró el fin de la guerra en Colombia.
“Se acabó la guerra, vamos todos y todas a construir la paz”, dijo ante el fuerte aplauso de los presentes. Afirmó que la X Conferencia, como máximas instancia de decisión, determinó aprobar en su totalidad el Acuerdo Final de Paz elaborado por la mesa de diálogos de La Habana y, por consiguiente, hace un llamado a todos los frentes, estructura, milicias y militancia fariana a acogerse a esta decisión e impulsar la implementación del acuerdo.
“Hemos refrendado nuestro compromiso, esperamos que el Gobierno actúe con la misma coherencia”, dijo.
El adiós final a las armas se dio mediante el paso definitivo de las Farc de un grupo insurgente a un partido político legalmente constituido. Dicho partido, según lo anunció Márquez, tendrá su congreso fundacional “a más tardar en mayo de 2017, si se implementan los acuerdos tal y como está convenido”.
El camino a ese congreso tendrá retos importantes y deberá surtir varias etapas. El primero de ellos será la entrada en vigor del Acuerdo Final, que según han reiterado las Farc desde el inicio de la X Conferencia, solo se dará una vez sea expedido la del de amnistía e indulto. Esta ley a su vez depende de la refrendación popular de lo pactado mediante al plebiscito por la paz que se votará el 2 de octubre. Luego, se debe surtir el proceso de concentración en las zonas veredales y de dejación de armas, que tiene un calendario estipulado de 180 días.
Todos estos retos, que no fueron explícitamente mencionados por Márquez, los deberá asumir la nueva dirección de las Farc, que surgirá mediante una ampliación del Estado Mayor Central de las Farc de 32 a 61 miembros, para lo cual la X Conferencia facultó a la convocatoria de un pleno de este organismo que definirá a los nuevos miembros.
Frente al futuro político de la guerrilla, el jefe negociador de las Farc señaló que estaban dispuestos a hacer parte de “una gran convergencia nacional que abarque el espectro de las luchas sociales y populares, y cuya plataforma, fundamentos organizativos y de fundación deberá ser el resultado de una elaboración colectiva”.
Esta gran convergencia “deberá tener la capacidad de construir poder social y político desde abajo y al mismo tiempo tener la capacidad de disputar el poder del Estado en los poderes diferentes poderes de representación”. Asimismo habló de un “programa mínimo” que esté basado en la implementación de los acuerdos de paz, pero que además recoja “un gran acuerdo político” encaminado a “definir las reformas y ajustes institucionales necesarios para hacer los cambios que la paz demande”.
Por ende, señaló la necesidad de abonar un camino que conduzca a la realización de una Asamblea Nacional Constituyente, demanda de las Farc desde el primer día de negociación. “Se acabó la guerra, se acabó la guerra, vamos todos y todas a construir la paz. Viva Colombia, viva la paz”, finalizó.
Un compromiso inclaudicable
Al tomar el micrófono, Rodrigo Londoño Echeverri, conocido como Timoleón Jiménez o ‘Timochenko’, la tarde ya dejaba ir los últimos rayos de luz y los truenos amenazaban con enfurecer una lluvia que paradójicamente paró momentáneamente mientras daba su discurso.
Las palabras de clausura del comandante en jefe de las Farc iniciaron con un reconocimiento al presidente Juan Manuel Santos, por su voluntad y compromiso con la consecución del Acuerdo Final de Paz, a los países garantes, Cuba y Noruega, y acompañantes Venezuela y Chile por sus aportes al proceso.
“Nuestras armas no fueron vencidas, tampoco alcanzamos la victoria sobre nuestros adversarios”, dijo ‘Timochenko’, quien minutos después daría el complemento a esta frase: “la paz es la más bella de las victorias”.
“Hemos refrendado unánimemente el Acuerdo Final, con la firme convicción de que en él se encuentran consignados los cimientos para lograr las grandes transformaciones que demandan las mayorías. Las Farc anuncian su inclaudicable compromiso con lo pactado”, afirmó.
Su discurso estuvo enfocado en destacar los beneficios que traerá la implementación del acuerdo de paz, siendo el primero de ellos una “sustancial reducción de la violencia” en el país. Además, sostuvo que lo pactado será una oportunidad para construir una nueva democracia, “que no solo debe ser política sino también económica y social”. Y que constituye una luz de esperanza para un impulso a la participación social y política de la ciudadanía y para el rompimiento de la apatía hacia la política.
“El Estado y la sociedad en su conjunto deberán centrar sus esfuerzos en combatir la corrupción que tanto daño a causado a nuestro pueblo”, afirmó.
Destacó que una de las virtudes del acuerdo es el reconocimiento “más importante de nuestra historia” para las víctimas, ya que “inaugura un proceso de esclarecimiento de la verdad que es su principal demanda”. En dicho proceso se debe dar un reconocimiento de las múltiples responsabilidades que en el marco del conflicto han causado afectación a la población civil, “incluidas las nuestras”.
Por esto, la reparación al daño causado a las víctimas es “un imperativo de los acuerdos de paz y todos, especialmente las instituciones del Estado, deberemos garantizarla”.
Un quiebre histórico
Tras 52 años de conflicto y de lucha armada, las Farc decidieron dejar atrás los fusiles, una apuesta de paz que fue definida como un “quiebre histórico” por su máximo jefe, ya que por primer vez una conferencia guerrillera no estuvo enfocada a planear la mejor estrategia para la guerra, sino en fijar los cimientos de un nuevo partido político.
“Para nosotros representa un quiebre histórico y al mismo tiempo una línea de continuidad en nuestra lucha política. Hemos dado ese paso basados en la confianza plena que nos brinda el Acuerdo Final pero sobre todo bajo el convencimiento pleno que ese es el deseo de la sociedad que hoy clama un sí a la paz”, manifestó Timochenko.
Así, afirmó que las Farc tiene la certeza que es posible dirimir los conflictos por la vía política y que por lo tanto, “anhelamos que nunca más sea necesario que colombianos y colombianas deban alzarse en armas para hacer escuchar sus voces y hacer sentí sus demandas como nos ha tocado a nosotros en una guerra fratricida que nunca deseamos”.
Criticó a aquellos sectores que se oponen a la paz, y dijo que no existe un argumento civilizado ni sensato para “atizar el fuego de una guerra que se apaga”.
En este nuevo tiempo de paz que se iniciará en Colombia, Timochenko hizo el mismo llamado de Marquez a construir una gran “convergencia nacional” que vele por la implementación y cumplimiento de lo pactado en La Habana.
Finalizando su discurso y con una voz emocionada dijo: Declaro oficialmente clausurada esta, nuestra histórica X Conferencia Nacional de guerrilleros.
Y agregó: “Por fin tenemos una segunda oportunidad sobre esta tierra”.
A la izquierda de la tarima, dos banderas de las Farc, una de la Unión Patriótica y una del partido comunista eran ondeadas por los miembros del Frente 16, perteneciente al Bloque Oriental Jorge Briceño, quienes el jueves con esas mismas banderas y una procesión de camisetas blancas rindieron homenaje a su excomandante el ‘Mono Jojoy’, en el sexto aniversario de su muerte.
A las 5:11 p.m. se escucharon las primeras palabras provenientes de la tarima. “Manuel Marulanda Vélez es Paz”, dijo Iván Alí, uno de los miembros del equipo de logística que sirvió como maestro de ceremonias del acto de cierre. “Hoy será el gran anuncio de la paz en Colombia, paz con justicia social y democracia avanzada”, repetía mientras la guerrillerada y el centenar de periodistas se alisaba en sus puestos expectantes.
Entre los invitados al evento de clausura de la X Conferencia de las Farc estuvo René Higuita, Aida Abella, el concejal de Bogotá, Holman Morris; Luis Hilguera, vicerrector de la Universidad Pedagógica; Imelda Daza, el secretario general del partido Comunista, Jaime Caicedo; la exsenadora Piedad Córdoba, entre otros. El cierre del evento, anunciaban los presentadores, estaría a cargo de artistas cómo Alerta Kamarada, Alfredo Guitierrez y Jhonny Rivera.
A las 5:30 p.m. en medio de aplausos hizo presencia en la tarima el Estado Mayor Central y los himnos de Colombia y las Farc-Ep resonaron en el Diamante.
Con el sol poniéndose en la sabana del Yarí, ‘Iván Márquez’, quien por cuatro años lideró la delegación de paz en La Habana, leyó la declaración política con la que declaró el fin de la guerra en Colombia.
“Se acabó la guerra, vamos todos y todas a construir la paz”, dijo ante el fuerte aplauso de los presentes. Afirmó que la X Conferencia, como máximas instancia de decisión, determinó aprobar en su totalidad el Acuerdo Final de Paz elaborado por la mesa de diálogos de La Habana y, por consiguiente, hace un llamado a todos los frentes, estructura, milicias y militancia fariana a acogerse a esta decisión e impulsar la implementación del acuerdo.
“Hemos refrendado nuestro compromiso, esperamos que el Gobierno actúe con la misma coherencia”, dijo.
El adiós final a las armas se dio mediante el paso definitivo de las Farc de un grupo insurgente a un partido político legalmente constituido. Dicho partido, según lo anunció Márquez, tendrá su congreso fundacional “a más tardar en mayo de 2017, si se implementan los acuerdos tal y como está convenido”.
El camino a ese congreso tendrá retos importantes y deberá surtir varias etapas. El primero de ellos será la entrada en vigor del Acuerdo Final, que según han reiterado las Farc desde el inicio de la X Conferencia, solo se dará una vez sea expedido la del de amnistía e indulto. Esta ley a su vez depende de la refrendación popular de lo pactado mediante al plebiscito por la paz que se votará el 2 de octubre. Luego, se debe surtir el proceso de concentración en las zonas veredales y de dejación de armas, que tiene un calendario estipulado de 180 días.
Todos estos retos, que no fueron explícitamente mencionados por Márquez, los deberá asumir la nueva dirección de las Farc, que surgirá mediante una ampliación del Estado Mayor Central de las Farc de 32 a 61 miembros, para lo cual la X Conferencia facultó a la convocatoria de un pleno de este organismo que definirá a los nuevos miembros.
Frente al futuro político de la guerrilla, el jefe negociador de las Farc señaló que estaban dispuestos a hacer parte de “una gran convergencia nacional que abarque el espectro de las luchas sociales y populares, y cuya plataforma, fundamentos organizativos y de fundación deberá ser el resultado de una elaboración colectiva”.
Esta gran convergencia “deberá tener la capacidad de construir poder social y político desde abajo y al mismo tiempo tener la capacidad de disputar el poder del Estado en los poderes diferentes poderes de representación”. Asimismo habló de un “programa mínimo” que esté basado en la implementación de los acuerdos de paz, pero que además recoja “un gran acuerdo político” encaminado a “definir las reformas y ajustes institucionales necesarios para hacer los cambios que la paz demande”.
Por ende, señaló la necesidad de abonar un camino que conduzca a la realización de una Asamblea Nacional Constituyente, demanda de las Farc desde el primer día de negociación. “Se acabó la guerra, se acabó la guerra, vamos todos y todas a construir la paz. Viva Colombia, viva la paz”, finalizó.
Un compromiso inclaudicable
Al tomar el micrófono, Rodrigo Londoño Echeverri, conocido como Timoleón Jiménez o ‘Timochenko’, la tarde ya dejaba ir los últimos rayos de luz y los truenos amenazaban con enfurecer una lluvia que paradójicamente paró momentáneamente mientras daba su discurso.
Las palabras de clausura del comandante en jefe de las Farc iniciaron con un reconocimiento al presidente Juan Manuel Santos, por su voluntad y compromiso con la consecución del Acuerdo Final de Paz, a los países garantes, Cuba y Noruega, y acompañantes Venezuela y Chile por sus aportes al proceso.
“Nuestras armas no fueron vencidas, tampoco alcanzamos la victoria sobre nuestros adversarios”, dijo ‘Timochenko’, quien minutos después daría el complemento a esta frase: “la paz es la más bella de las victorias”.
“Hemos refrendado unánimemente el Acuerdo Final, con la firme convicción de que en él se encuentran consignados los cimientos para lograr las grandes transformaciones que demandan las mayorías. Las Farc anuncian su inclaudicable compromiso con lo pactado”, afirmó.
Su discurso estuvo enfocado en destacar los beneficios que traerá la implementación del acuerdo de paz, siendo el primero de ellos una “sustancial reducción de la violencia” en el país. Además, sostuvo que lo pactado será una oportunidad para construir una nueva democracia, “que no solo debe ser política sino también económica y social”. Y que constituye una luz de esperanza para un impulso a la participación social y política de la ciudadanía y para el rompimiento de la apatía hacia la política.
“El Estado y la sociedad en su conjunto deberán centrar sus esfuerzos en combatir la corrupción que tanto daño a causado a nuestro pueblo”, afirmó.
Destacó que una de las virtudes del acuerdo es el reconocimiento “más importante de nuestra historia” para las víctimas, ya que “inaugura un proceso de esclarecimiento de la verdad que es su principal demanda”. En dicho proceso se debe dar un reconocimiento de las múltiples responsabilidades que en el marco del conflicto han causado afectación a la población civil, “incluidas las nuestras”.
Por esto, la reparación al daño causado a las víctimas es “un imperativo de los acuerdos de paz y todos, especialmente las instituciones del Estado, deberemos garantizarla”.
Un quiebre histórico
Tras 52 años de conflicto y de lucha armada, las Farc decidieron dejar atrás los fusiles, una apuesta de paz que fue definida como un “quiebre histórico” por su máximo jefe, ya que por primer vez una conferencia guerrillera no estuvo enfocada a planear la mejor estrategia para la guerra, sino en fijar los cimientos de un nuevo partido político.
“Para nosotros representa un quiebre histórico y al mismo tiempo una línea de continuidad en nuestra lucha política. Hemos dado ese paso basados en la confianza plena que nos brinda el Acuerdo Final pero sobre todo bajo el convencimiento pleno que ese es el deseo de la sociedad que hoy clama un sí a la paz”, manifestó Timochenko.
Así, afirmó que las Farc tiene la certeza que es posible dirimir los conflictos por la vía política y que por lo tanto, “anhelamos que nunca más sea necesario que colombianos y colombianas deban alzarse en armas para hacer escuchar sus voces y hacer sentí sus demandas como nos ha tocado a nosotros en una guerra fratricida que nunca deseamos”.
Criticó a aquellos sectores que se oponen a la paz, y dijo que no existe un argumento civilizado ni sensato para “atizar el fuego de una guerra que se apaga”.
En este nuevo tiempo de paz que se iniciará en Colombia, Timochenko hizo el mismo llamado de Marquez a construir una gran “convergencia nacional” que vele por la implementación y cumplimiento de lo pactado en La Habana.
Finalizando su discurso y con una voz emocionada dijo: Declaro oficialmente clausurada esta, nuestra histórica X Conferencia Nacional de guerrilleros.
Y agregó: “Por fin tenemos una segunda oportunidad sobre esta tierra”.