Trump fusiona en el Golfo Pérsico la doctrina Obama con la doctrina Carter
Rebelión Nazanín Armanian 16 de julio de 2019
“Si cualquier movimiento de los jugadores del tablero empeora la situación para todos, la única forma de ganar es no jugar”, diría la teoría de juego, aunque el imperialismo adicto a la guerra juega por inercia, porque forma parte de su naturaleza. Y la guerra que está preparando EE.UU. contra Irán será un juego de suma cero, puesto que involucra a un tercer jugador: a nadie menos que el coloso chino. Pues, más que en las vastas fronteras terrestres de Irán, sembradas de bases militares de EE.UU., es en el Golfo Pérsico (GP) y el Océano indico donde están teniendo lugar las provocaciones para una guerra contra Irán, donde China tiene grandes intereses.
A pesar de que Donald Trump y Alí Jameneí insisten en que no buscan guerra, John Bolton lanzó un despliegue militar abrumador bajo el pretexto de un informe del Masad (¡uno de los inventores de las armas de destrucción masiva de Irak!), para acusar a Irán de planear ataques terroristas en estas aguas. La tensión aumentó con el extraño suceso del 20 de junio, cuando un drone estadounidense (posiblemente) viola el espacio aéreo de Irán y los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI) lo derriban. Cuando el mundo esperaba una reacción contundente de EEUU, su presidente vuelve a reírse de la inteligencia de su audiencia contando que ordenó el bombardeo de Irán, pero que diez minutos antes le preguntó a alguien que pasaba por allí «¿cuántos iraníes morirían?», «150, señor», le respondió este alguien. Pues, «¡Parar el bombardeo!» ordena el compasivo Trump (que ha matado a miles de civiles en Siria, Yemen e Irak sin pestañar), por ser “desproporcionado”, ya que Irán podría haber derribado un avión tripulado que le seguía al dron, pero no lo hizo, por lo que el mismísimo presidente de EEUU agradece a los iraníes. Preguntas:
. ¿Es posible que Trump ni había evaluado las bajas humanas, los daños materiales del bombardeo y la posible reacción de la armada iraní previo al orden?
.¿Es proporcional su amenaza de que sería el ‘fin oficial de Irán’ –o sea 80 millones de almas–, en caso de que Teherán abandone el acuerdo nuclear?
. ¿Es posible que el drone quisiera provocar una reacción militar de Irán, sin la autorización de Trump, y él impidiera una mayor escalada? También se rumorea en Irán que la acción imprudente de los GRI fue sin el permiso de Jamenei.
¿Por qué en el Golfo Pérsico?
La relación de Washington con esta región que alberga cerca de la mitad del petróleo del mundo ha pasado por varias etapas:
. En 2009, el presidente Obama elabora su estrategia: El regreso a Asia, santo y seña de contener a China, la única potencia capaz de arrebatarle a EE.UU. su estatus de superpotencia. Por lo que pacifica sus relaciones con Irán, firmando el acuerdo nuclear y arma a Israel y Arabia Saudí hasta los dientes, con la idea de llevarse a las tropas a rodear a China, hacerse con el control del Estrecho de Malaca, fortalecer su presencia en Afganistán, impedir una alianza entre China e India (la temible Chindia), y cortar las venas que llevan el petróleo a éste país, lanzando guerras contra Sudán, Libia. No lo consigue del todo: Israel y Arabia harán todo lo posible para retener a las tropas de EEUU en la zona y seguir amenazando a Irán. La guerra contra Siria y Yemen, los incesantes atentados en Afganistán e Irak, y seguir acusando a Teherán de «ocultar» un programa nuclear secreto formó parte de este complot.
2016: un Donald Trump antichino y su equipo NeoCon antiiraní, pretenderán devolver a EE.UU. su hegemonía unilateral planetaria luchando contra China e Irán a la vez, desde el espacio que comparten ambos: el GP .
China no representa una amenaza militar para un EE.UU. con cerca de 900 bases militares fuera de su país, once flotas navales, casi un millón de efectivos ocupando otros países, y que con el 5% de la población mundial tiene un presupuesto militar siete veces mayor que el coloso asiático que alimenta al 20% de los seres humanos que viven en este planeta.
China en el Golfo Pérsico
Fue en 1978 cuando Deng Xiaoping, puso fin a la división maoísta del mundo entre “revolucionarios y antirrevolucionarios”, y desideologizó la política exterior de China, estableciendo relaciones diplomáticas con todo el mundo. Desde entonces, el GP cobra una nueva relevancia para China, en dos aspectos principales:
. Por sus reservas petrolíferas: El ritmo de crecimiento económico chino desde 1978, ha sido sin precedentes en la historia moderna. Desde el 2010 es el mayor consumidor de energía del mundo, y la mitad procede del GP. Las bicicletas son sustituidas por coches privados, aumentando la dependencia energética del país a más millones de barriles de otras naciones, que además los está comprando con el yuan asestando un duro golpe al petrodólar. La seguridad de Estrecho de Ormuz, por donde pasan cada día 20 millones de barriles del petróleo, rumbo Asia (China, Japón, India, Corea del sur, entre otros) es vital para sus destinatarios: Beijing agradece a EEUU por mantenerlo abierto, y no tienen ninguna intención en desafiar el poder militar de EEUU en la zona. La posible autosuficiencia energética de EEUU solo le protege de los vaivenes del mercado, no hará que pierda el control sobre las reservas mundiales. La singularidad de la política de Trump es que no quiere el petróleo de otros países, lo que busca es hacerse con sus clientes, entre ellos China.
. Por ser clave en la Iniciativa de la Ruta de la Seda (IRS). El nuevo modelo comercial chino, una especie de Plan Marshal, sin límite de tiempo, y con 1,4 trillón de dólares de inversión prevista, que incluye a unos 80 países significa una remodelación de los fundamentos del comercio a nivel global; está basada, afirma, en su filosofía de Taijí: “Todo me sirve a mí, y yo sirvo a todos”. Mediante la creación de asociaciones entre sus empresas y los estados, o el emparejamiento de las ciudades chinas con los países a base de la proximidad o la complementariedad en la producción de mercancías (como la provincia de Hebei con Kazajstán, la provincia de Gansu con Irán, la Hubei con Egipto, etc.), China deslocaliza su mega producción, beneficiando al desarrollo de su propio país, que no a las empresas privadas. En este avance, también ha entrado en la zona exclusiva de EEUU: los países del Consejo de del Golfo Pérsico (CCG), que le suministran petróleo y a cambio reciben todos lo que necesitan: desde el velo y turbante hasta la nanotecnología y armas: Riad le ha comprado misiles balísticos CSS2, eso sí, una vez que la CIA comprobase que no podrían transportar ojivos nucleares. De hecho, desde 2017, China supera a EEUU como el mayor socio comercial de Arabia Saudita, con el que ha firmado unos acuerdos por el valor de 65.000 millones de dólares. En Irak, colonia militar de EEUU, China firmó en 2019, una inversión de 10 mil millones de dólares. Su política de alquilar puertos estratégicos del mundo tiene nombre: Collar de perlas, que consiste en una cadena de puertos claves en el esparcidos por el mundo, desde el Gwadar de Paquistán (que le libera del estrecho de Malaca) hasta el Chabahar de Irán, que le otorga un lugar privilegiado respecto a la India. Así, crea interdependencia económica con su socio. Su estrategia se parece a la sigilosa Larga Marcha de Mao, aunque esta vez el recorrido tiene tamaño del planeta.
Las medidas de China para protegerse
Ante las amenazas de EEUU, China:
. Ha creado una asociación estratégica con Rusia. La política de Trump de Nixon inverso, aliándose con Rusia contra China no ha dado resultados: desde Stalin nunca las relaciones entre las dos potencias han sido tan estrechas.
. Tiene la carta de ser el principal proveedor de tierras raras del mundo, además de 12.000 millones de dólares de bonos del Tesoro de EEUU.
. Ha almacenado unos 500 millones de barriles, por si acaso.
. Ha trazado varios gaseoductos y oleoductos desde Asia Central y Rusia hacia su territorio. De hecho, a pesar de que uno de los motivos de la ocupación de Afganistán por la OTAN ha sido hacerse con el gas de Turkmenistán –la cuarta reserva del mundo–, fue China que construyendo una tubería de 7000 kilómetros ha canalizado el Oro Azul turcomano hacia su territorio.
. Cuenta con el mayor parque de energía solar del mundo, y tiene planes para construir nuevas centrales nucleares.
Teherán entre EEUU y China
Irán se convirtió en 1970 en el primer país del GP en reconocer a la República Popular. Le siguieron los países árabes en los años ochenta y noventa principalmente para alejar a Beijing del régimen de ayatolá Jomeini, que recibía armas chinas (y estadounidenses y rusas) en su guerra contra Irak.
A pesar de que Irán es clave en la Estrategia del sur global china, y el petróleo iraní, comparando con el de los países árabes satélites de EEUU, es una apuesta más segura, el presidente Xi no va a enfrentarse a Trump, su principal socio comercial, por la República islámica, que representa solo el 1% del comercio exterior de China. Beijing apoyó las sanciones de EEUU contra Irán por su programa nuclear (tampoco vetó las que Bush impuso al pueblo iraquí en los años 90), y rechazó elevar su estatus de observador en OCS a ser miembro de plena derecho.
China avanza sin colonizar ni ocupar países. Consigue sus objetivos mediante el sereno y sutil método de acupuntura en vez de ataques quirúrgicos.
Trump, en su hazaña en el GP, no tiene un plan B: todas las opciones están encima de la mesa.
A pesar de que Donald Trump y Alí Jameneí insisten en que no buscan guerra, John Bolton lanzó un despliegue militar abrumador bajo el pretexto de un informe del Masad (¡uno de los inventores de las armas de destrucción masiva de Irak!), para acusar a Irán de planear ataques terroristas en estas aguas. La tensión aumentó con el extraño suceso del 20 de junio, cuando un drone estadounidense (posiblemente) viola el espacio aéreo de Irán y los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI) lo derriban. Cuando el mundo esperaba una reacción contundente de EEUU, su presidente vuelve a reírse de la inteligencia de su audiencia contando que ordenó el bombardeo de Irán, pero que diez minutos antes le preguntó a alguien que pasaba por allí «¿cuántos iraníes morirían?», «150, señor», le respondió este alguien. Pues, «¡Parar el bombardeo!» ordena el compasivo Trump (que ha matado a miles de civiles en Siria, Yemen e Irak sin pestañar), por ser “desproporcionado”, ya que Irán podría haber derribado un avión tripulado que le seguía al dron, pero no lo hizo, por lo que el mismísimo presidente de EEUU agradece a los iraníes. Preguntas:
. ¿Es posible que Trump ni había evaluado las bajas humanas, los daños materiales del bombardeo y la posible reacción de la armada iraní previo al orden?
.¿Es proporcional su amenaza de que sería el ‘fin oficial de Irán’ –o sea 80 millones de almas–, en caso de que Teherán abandone el acuerdo nuclear?
. ¿Es posible que el drone quisiera provocar una reacción militar de Irán, sin la autorización de Trump, y él impidiera una mayor escalada? También se rumorea en Irán que la acción imprudente de los GRI fue sin el permiso de Jamenei.
¿Por qué en el Golfo Pérsico?
La relación de Washington con esta región que alberga cerca de la mitad del petróleo del mundo ha pasado por varias etapas:
- Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, un EE.UU. cuya economía no dependía del petróleo importado, estableció su control sobre el GP con dos objetivos:
- a) Obtener ventajas sobre la URSS (uno de los principales productores y exportadores mundiales de petróleo y gas) asegurando el acceso de sus aliados capitalistas a dichas reservas.
- b) Establecer el control sobre Europa y Japón, haciéndoles depender de su estatus de Policía del GP: sacrificará la vida de las gentes de esta región, con golpes de estado y guerras, para una Europa de bienestar.
- La derrota en Vietnam hará que EE.UU. se tome un tiempo sabático y reduzca su presencia militar en el GP: la doctrina Nixon propondrá el proyecto de Twin pillars (Doble Pilares) en el que Irán y Arabia Saudí, armados hasta los dientes, velarán por los intereses de EE.UU. Sí, el llamado «mundo libre» versus países socialistas, incluía a semejantes dictaduras.
- Con la caída del Sha de Irán y la toma del poder por las fuerzas marxistas en Afganistán en 1978, un EE.UU. demócrata elaborara otra estrategia: declara el GP el feudo militar de EE.UU. Así, la doctrina Carter pretendía impedir el efecto mariposa de los cambios producidos en la zona.
. En 2009, el presidente Obama elabora su estrategia: El regreso a Asia, santo y seña de contener a China, la única potencia capaz de arrebatarle a EE.UU. su estatus de superpotencia. Por lo que pacifica sus relaciones con Irán, firmando el acuerdo nuclear y arma a Israel y Arabia Saudí hasta los dientes, con la idea de llevarse a las tropas a rodear a China, hacerse con el control del Estrecho de Malaca, fortalecer su presencia en Afganistán, impedir una alianza entre China e India (la temible Chindia), y cortar las venas que llevan el petróleo a éste país, lanzando guerras contra Sudán, Libia. No lo consigue del todo: Israel y Arabia harán todo lo posible para retener a las tropas de EEUU en la zona y seguir amenazando a Irán. La guerra contra Siria y Yemen, los incesantes atentados en Afganistán e Irak, y seguir acusando a Teherán de «ocultar» un programa nuclear secreto formó parte de este complot.
2016: un Donald Trump antichino y su equipo NeoCon antiiraní, pretenderán devolver a EE.UU. su hegemonía unilateral planetaria luchando contra China e Irán a la vez, desde el espacio que comparten ambos: el GP .
China no representa una amenaza militar para un EE.UU. con cerca de 900 bases militares fuera de su país, once flotas navales, casi un millón de efectivos ocupando otros países, y que con el 5% de la población mundial tiene un presupuesto militar siete veces mayor que el coloso asiático que alimenta al 20% de los seres humanos que viven en este planeta.
China en el Golfo Pérsico
Fue en 1978 cuando Deng Xiaoping, puso fin a la división maoísta del mundo entre “revolucionarios y antirrevolucionarios”, y desideologizó la política exterior de China, estableciendo relaciones diplomáticas con todo el mundo. Desde entonces, el GP cobra una nueva relevancia para China, en dos aspectos principales:
. Por sus reservas petrolíferas: El ritmo de crecimiento económico chino desde 1978, ha sido sin precedentes en la historia moderna. Desde el 2010 es el mayor consumidor de energía del mundo, y la mitad procede del GP. Las bicicletas son sustituidas por coches privados, aumentando la dependencia energética del país a más millones de barriles de otras naciones, que además los está comprando con el yuan asestando un duro golpe al petrodólar. La seguridad de Estrecho de Ormuz, por donde pasan cada día 20 millones de barriles del petróleo, rumbo Asia (China, Japón, India, Corea del sur, entre otros) es vital para sus destinatarios: Beijing agradece a EEUU por mantenerlo abierto, y no tienen ninguna intención en desafiar el poder militar de EEUU en la zona. La posible autosuficiencia energética de EEUU solo le protege de los vaivenes del mercado, no hará que pierda el control sobre las reservas mundiales. La singularidad de la política de Trump es que no quiere el petróleo de otros países, lo que busca es hacerse con sus clientes, entre ellos China.
. Por ser clave en la Iniciativa de la Ruta de la Seda (IRS). El nuevo modelo comercial chino, una especie de Plan Marshal, sin límite de tiempo, y con 1,4 trillón de dólares de inversión prevista, que incluye a unos 80 países significa una remodelación de los fundamentos del comercio a nivel global; está basada, afirma, en su filosofía de Taijí: “Todo me sirve a mí, y yo sirvo a todos”. Mediante la creación de asociaciones entre sus empresas y los estados, o el emparejamiento de las ciudades chinas con los países a base de la proximidad o la complementariedad en la producción de mercancías (como la provincia de Hebei con Kazajstán, la provincia de Gansu con Irán, la Hubei con Egipto, etc.), China deslocaliza su mega producción, beneficiando al desarrollo de su propio país, que no a las empresas privadas. En este avance, también ha entrado en la zona exclusiva de EEUU: los países del Consejo de del Golfo Pérsico (CCG), que le suministran petróleo y a cambio reciben todos lo que necesitan: desde el velo y turbante hasta la nanotecnología y armas: Riad le ha comprado misiles balísticos CSS2, eso sí, una vez que la CIA comprobase que no podrían transportar ojivos nucleares. De hecho, desde 2017, China supera a EEUU como el mayor socio comercial de Arabia Saudita, con el que ha firmado unos acuerdos por el valor de 65.000 millones de dólares. En Irak, colonia militar de EEUU, China firmó en 2019, una inversión de 10 mil millones de dólares. Su política de alquilar puertos estratégicos del mundo tiene nombre: Collar de perlas, que consiste en una cadena de puertos claves en el esparcidos por el mundo, desde el Gwadar de Paquistán (que le libera del estrecho de Malaca) hasta el Chabahar de Irán, que le otorga un lugar privilegiado respecto a la India. Así, crea interdependencia económica con su socio. Su estrategia se parece a la sigilosa Larga Marcha de Mao, aunque esta vez el recorrido tiene tamaño del planeta.
Las medidas de China para protegerse
Ante las amenazas de EEUU, China:
. Ha creado una asociación estratégica con Rusia. La política de Trump de Nixon inverso, aliándose con Rusia contra China no ha dado resultados: desde Stalin nunca las relaciones entre las dos potencias han sido tan estrechas.
. Tiene la carta de ser el principal proveedor de tierras raras del mundo, además de 12.000 millones de dólares de bonos del Tesoro de EEUU.
. Ha almacenado unos 500 millones de barriles, por si acaso.
. Ha trazado varios gaseoductos y oleoductos desde Asia Central y Rusia hacia su territorio. De hecho, a pesar de que uno de los motivos de la ocupación de Afganistán por la OTAN ha sido hacerse con el gas de Turkmenistán –la cuarta reserva del mundo–, fue China que construyendo una tubería de 7000 kilómetros ha canalizado el Oro Azul turcomano hacia su territorio.
. Cuenta con el mayor parque de energía solar del mundo, y tiene planes para construir nuevas centrales nucleares.
Teherán entre EEUU y China
Irán se convirtió en 1970 en el primer país del GP en reconocer a la República Popular. Le siguieron los países árabes en los años ochenta y noventa principalmente para alejar a Beijing del régimen de ayatolá Jomeini, que recibía armas chinas (y estadounidenses y rusas) en su guerra contra Irak.
A pesar de que Irán es clave en la Estrategia del sur global china, y el petróleo iraní, comparando con el de los países árabes satélites de EEUU, es una apuesta más segura, el presidente Xi no va a enfrentarse a Trump, su principal socio comercial, por la República islámica, que representa solo el 1% del comercio exterior de China. Beijing apoyó las sanciones de EEUU contra Irán por su programa nuclear (tampoco vetó las que Bush impuso al pueblo iraquí en los años 90), y rechazó elevar su estatus de observador en OCS a ser miembro de plena derecho.
China avanza sin colonizar ni ocupar países. Consigue sus objetivos mediante el sereno y sutil método de acupuntura en vez de ataques quirúrgicos.
Trump, en su hazaña en el GP, no tiene un plan B: todas las opciones están encima de la mesa.
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