Trump vuelve a arremeter contra Iván Duque y acusa a Colombia de enviar criminales a EE.UU.
RT 12 de abril de 2019
Es la segunda ocasión en pocas semanas que el inquilino de la Casa Blanca critica al presidente colombiano por el tema del narcotráfico.
Imagen: Semana
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha vuelto a criticar a su homólogo colombiano, Iván Duque, por no detener el flujo de drogas desde su país, y además acusó a Colombia de ser una de las naciones latinoamericanas que envían criminales a EE.UU.
"Desafortunadamente el negocio de las drogas ha crecido un 50 % desde que él [Duque] está" en la presidencia, dijo Trump este miércoles.
Ante esas declaraciones, Iván Duque respondió diciendo que a quien él rinde cuentas es al pueblo colombiano y que la lucha antidrogas es compartida. "Los países que tienen altos niveles de consumo [de drogas] deben enfrentar ese fenómeno, mientras nosotros hacemos lo propio en Colombia enfrentando a los cárteles y a los cultivos ilícitos. Mientras nosotros hacemos esa tarea otros países también deben enfrentar el comercio de precursores químicos", aseveró el mandatario colombiano.
Esta es la segunda arremetida del inquilino de la Casa Blanca contra Duque en menos de un mes. A finales de marzo, Trump dijo que "hay más drogas saliendo de Colombia ahora mismo", que antes de que Iván Duque fuera presidente. "Él no ha hecho nada por nosotros", agregó Trump, pese a que durante su visita a Washington en febrero pasado el presidente colombiano había prometido detener las drogas.
Pero en esta ocasión Donald Trump también acusó a Colombia, junto a Honduras, Guatemala y El Salvador, de enviar criminales y pandilleros a territorio estadounidense. "Estos países los están mandando a EE.UU. porque no los quieren, porque creen que la gente de EE.UU. es estúpida y los reciben", afirmó.
"Desafortunadamente el negocio de las drogas ha crecido un 50 % desde que él [Duque] está" en la presidencia, dijo Trump este miércoles.
Ante esas declaraciones, Iván Duque respondió diciendo que a quien él rinde cuentas es al pueblo colombiano y que la lucha antidrogas es compartida. "Los países que tienen altos niveles de consumo [de drogas] deben enfrentar ese fenómeno, mientras nosotros hacemos lo propio en Colombia enfrentando a los cárteles y a los cultivos ilícitos. Mientras nosotros hacemos esa tarea otros países también deben enfrentar el comercio de precursores químicos", aseveró el mandatario colombiano.
Esta es la segunda arremetida del inquilino de la Casa Blanca contra Duque en menos de un mes. A finales de marzo, Trump dijo que "hay más drogas saliendo de Colombia ahora mismo", que antes de que Iván Duque fuera presidente. "Él no ha hecho nada por nosotros", agregó Trump, pese a que durante su visita a Washington en febrero pasado el presidente colombiano había prometido detener las drogas.
Pero en esta ocasión Donald Trump también acusó a Colombia, junto a Honduras, Guatemala y El Salvador, de enviar criminales y pandilleros a territorio estadounidense. "Estos países los están mandando a EE.UU. porque no los quieren, porque creen que la gente de EE.UU. es estúpida y los reciben", afirmó.
Nota de Andrés Pierantoni:
Estas declaraciones de Trump “en contra” de Duque no pueden entenderse fuera del contexto del fuerte debate interno en Colombia que parece contraponer dos países: el de una oligarquía (Santos) que quiere recuperar el liderazgo de un país estable y con economía diversificada versus el de unos cipayos de los EEUU (Duque-Uribe) que apuestan al “renacimiento” de la guerra civil.
El “casus belli” en este momento es la pretensión de Duque de volver al uso del glifosato contra los cultivos de coca, en lugar de “la erradicación forzosa y… las iniciativas voluntarias pactadas con las comunidades de campesinos, promovidas por Santos” quien aclara: “Llevamos 40 años tratando de erradicar la coca y nunca hemos podido, porque nunca habíamos podido llegarles a los campesinos para ofrecerles alternativas viables. Hoy con la paz sí podemos, por eso yo espero que ese enfoque no lo vayan a modificar”… La clave, enfatizó este jueves, es “darles a los campesinos cocaleros alternativas legales viables, no envenenarlos, ni meterlos a la cárcel” (https://elpais.com/internacional/2019/03/07/colombia/1551970462_309935.html).
Esta contradicción entre ambos – Duque (Uribe) versus Santos – concuerda con la existente en materia de JEP (Justicia Transicional) que viene siendo la piedra angular de los acuerdos de paz (https://alnavio.com/noticia/17967/actualidad/juan-manuel-santos:-duque-esta-obligado-por-la-constitucion-a-cumplir-los-acuerdos-de-paz.html).
En ambos casos, Duque-Uribe persiguen reavivar el conflicto social y la guerra en Colombia, toda vez que su superación conlleva la “despolarización” político-social del país y, con ella, el fin del uribismo y su “hinterland” (narcos, militares corruptos y paramilitares).
Las declaraciones de Trump, detrás de la fachada aparentemente crítica hacia Duque, en realidad le dan herramientas para presionar a la opinión pública y a las instancias políticas e institucionales internas (en particular a la Corte Constitucional) para volver al glifosato (o sea a técnicas agresivas en contra del campesinado) y al desconocimiento de los acuerdos de paz (o sea a la reactivación de la guerra), sin los cuales (glifosato y guerra) no sólo el uribismo sino también el Plan Colombia pierden razón de ser.
Lo que está en juego, es la soberanía de Colombia y el derecho de ese país hermano a vivir en paz y con esquemas de desarrollo más sustentables que los de la coca, el extractivismo y el monocultivo (palma africana).
Pero a los EEUU no les conviene una Colombia que deje de ser el barato proveedor de cocaína (y crack) de su clase media (y “ghettos”), para ser una Colombia con agricultura e industria pujantes, inevitablemente integrada a Venezuela y Ecuador: no olvidemos que el gran enemigo de la Gran Colombia, hace casi dos siglos, no fueron Inglaterra sino los EEUU (http://terrestrium-navalium.blogspot.com/2016/08/estados-unidos-y-la-gran-colombia-1823.html).
El “casus belli” en este momento es la pretensión de Duque de volver al uso del glifosato contra los cultivos de coca, en lugar de “la erradicación forzosa y… las iniciativas voluntarias pactadas con las comunidades de campesinos, promovidas por Santos” quien aclara: “Llevamos 40 años tratando de erradicar la coca y nunca hemos podido, porque nunca habíamos podido llegarles a los campesinos para ofrecerles alternativas viables. Hoy con la paz sí podemos, por eso yo espero que ese enfoque no lo vayan a modificar”… La clave, enfatizó este jueves, es “darles a los campesinos cocaleros alternativas legales viables, no envenenarlos, ni meterlos a la cárcel” (https://elpais.com/internacional/2019/03/07/colombia/1551970462_309935.html).
Esta contradicción entre ambos – Duque (Uribe) versus Santos – concuerda con la existente en materia de JEP (Justicia Transicional) que viene siendo la piedra angular de los acuerdos de paz (https://alnavio.com/noticia/17967/actualidad/juan-manuel-santos:-duque-esta-obligado-por-la-constitucion-a-cumplir-los-acuerdos-de-paz.html).
En ambos casos, Duque-Uribe persiguen reavivar el conflicto social y la guerra en Colombia, toda vez que su superación conlleva la “despolarización” político-social del país y, con ella, el fin del uribismo y su “hinterland” (narcos, militares corruptos y paramilitares).
Las declaraciones de Trump, detrás de la fachada aparentemente crítica hacia Duque, en realidad le dan herramientas para presionar a la opinión pública y a las instancias políticas e institucionales internas (en particular a la Corte Constitucional) para volver al glifosato (o sea a técnicas agresivas en contra del campesinado) y al desconocimiento de los acuerdos de paz (o sea a la reactivación de la guerra), sin los cuales (glifosato y guerra) no sólo el uribismo sino también el Plan Colombia pierden razón de ser.
Lo que está en juego, es la soberanía de Colombia y el derecho de ese país hermano a vivir en paz y con esquemas de desarrollo más sustentables que los de la coca, el extractivismo y el monocultivo (palma africana).
Pero a los EEUU no les conviene una Colombia que deje de ser el barato proveedor de cocaína (y crack) de su clase media (y “ghettos”), para ser una Colombia con agricultura e industria pujantes, inevitablemente integrada a Venezuela y Ecuador: no olvidemos que el gran enemigo de la Gran Colombia, hace casi dos siglos, no fueron Inglaterra sino los EEUU (http://terrestrium-navalium.blogspot.com/2016/08/estados-unidos-y-la-gran-colombia-1823.html).