Trump y Xi acuerdan una tregua en la guerra comercial entre EE.UU. y China
RT 29 de junio de 2019
Los líderes de ambos países se reunieron en el marco de la segunda jornada de la cumbre del G20 de Osaka (Japón).
El presidente de EE.UU., Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, han acordado reanudar las negociaciones económicas y comerciales entre ambos países sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo, así como posponer la imposición de nuevos aranceles, según lo expresaron tras reunirse en el marco de la segunda jornada de la cumbre del G20 de Osaka (Japón), informa Xinhua.
Según la agencia china, el inquilino de la Casa Blanca se comprometió, "al menos por el momento", a no introducir nuevos aranceles a las exportaciones chinas, y adelantó que los equipos de negociación de ambas potencias debatirán temas específicos.
En el arranque de la reunión, el mandatario chino dijo a su homólogo estadounidense que, pese a los grandes cambios ocurridos en el panorama internacional y entre sus dos países a lo largo de los últimos 40 años, "un hecho básico permanece sin cambios: China y EE.UU. se benefician de la cooperación y pierden en la confrontación". En este sentido, hizo hincapié en que "la cooperación y el diálogo son mejores que la fricción y la confrontación".
La "diplomacia del ping-pong"
Xi evocó ante Trump la así llamada "diplomacia del ping-pong" de 1971 en la ciudad japonesa de Nagoya, donde tuvo lugar el intercambio de encuentros internacionales entre China y EE.UU. durante el 31.º Campeonato Mundial de Tenis de Mesa. El presidente chino recordó que ocho años después, en 1979, Washington y Pekín establecieron relaciones diplomáticas.
Por otro lado, Xi valoró el contacto telefónico y por correo mantenido con Trump en los últimos meses, y dijo estar preparado para intercambiar puntos de vista con su contraparte estadounidense sobre cuestiones fundamentales relacionadas con el desarrollo de ambos países a fin de "establecer una dirección […] en un periodo venidero y hacer avanzar la relación China-EE.UU. basada en la coordinación, la cooperación y la estabilidad".
Durante los 80 minutos que duró el encuentro, ambos líderes destacaron la importancia que supone mejorar las relaciones. En particular, Trump elogió "la excelente relación" personal que mantiene con su homólogo chino y aseguró que pueden hacer algo "verdaderamente monumental", subrayando el carácter "histórico" que tendría un "acuerdo de comercio justo" entre EE.UU. y China.
Corea del Norte y Taiwán
Los presidentes también hablaron de Corea del Norte y de Taiwán. Xi dijo que apoya los esfuerzos de Trump y del líder norcoreano, Kim Jong-un, por mantener abiertas las vías de comunicación entre Washington y Pionyang. Sobre Taiwán, el mandatario estadounidense dijo que se tomaba muy en serio las preocupaciones de Pekín sobre la isla y que EE.UU. se adheriría a la política de "una sola China".
Tras el encuentro, que duró diez minutos menos de lo previsto, Trump dijo que la reunión no solo fue "buena", sino "mejor de lo esperado". "Hemos vuelto al camino", dijo el presidente estadounidense. Por su parte, Pekín confirmó que EE.UU. aceptó no imponer arancel adicional alguno a sus productos.
Gesto hacia Huawei
"China es sincera en continuar las negociaciones con EE.UU. para manejar las diferencias […] y abordar las preocupaciones legítimas de cada uno", dijo Xi, añadiendo que Pekín "tiene que salvaguardar sus propios intereses" en cuanto a su soberanía. El mandatario del país asiático también trasladó a su homólogo el deseo de que Washington trate de manera justa a las compañías y estudiantes chinos.
Por su parte, Trump anunció que permitirá la venta de componentes estadounidenses a Huawei Technologies, compañía china que el pasado mes de mayo fue incluida por el Departamento de Comercio estadounidense en su 'lista negra' comercial junto con 70 de sus empresas filiales, hecho que impidió a la firma comprar piezas y componentes a compañías de EE.UU. sin la aprobación de Washington.
De este modo, las relaciones bilaterales entre Washington y Pekín entran en una nueva fase de diálogo tras la última escalada de tensión. Tras 11 rondas de conversaciones, representantes de ambos países volverán a sentarse a la mesa de negociacioens para tratar de llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
Pompeo y Bolton presentes
Durante el encuentro, el mandatario estadounidense estuvo acompañado por el secretario de Tesoro, el secretario de Estado y el asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., Steven Mnuchin, Mike Pompeo y John Bolton, respectivamente, así como por el representante de Comercio estadounidense, Robert Lighthizer, e Ivanka Trump, en calidad de asesora principal.
Por su parte, la delegación de Xi Jinping estuvo formada por el consejero de Estado y canciller, Wang Yi, el vicepresidente Liu He, el ministro de Comercio Zhong Shan y el también consejero de Estado Yang Jiechi.
¿Tregua provisional?
La guerra arancelaria chino-estadounidense se intensificó a primeros de mayo, cuando Washington introdujo un paquete de tasas adicionales sobre importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares y amenazó con gravar otros 300.000 millones en caso de que fuera necesario.
En respuesta, el gigante asiático contraatacó con gravámenes sobre mercancías estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares y advirtió sobre posibles represalias contra las compañías estadounidenses que operan en China.
En ese momento, el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin, afirmó que el líder estadounidense tomaría una decisión final respecto a las nuevas medidas restrictivas contra Pekín tras encontrarse con su homólogo chino, Xi Jinping, en la cumbre del G20.
Según la agencia china, el inquilino de la Casa Blanca se comprometió, "al menos por el momento", a no introducir nuevos aranceles a las exportaciones chinas, y adelantó que los equipos de negociación de ambas potencias debatirán temas específicos.
En el arranque de la reunión, el mandatario chino dijo a su homólogo estadounidense que, pese a los grandes cambios ocurridos en el panorama internacional y entre sus dos países a lo largo de los últimos 40 años, "un hecho básico permanece sin cambios: China y EE.UU. se benefician de la cooperación y pierden en la confrontación". En este sentido, hizo hincapié en que "la cooperación y el diálogo son mejores que la fricción y la confrontación".
La "diplomacia del ping-pong"
Xi evocó ante Trump la así llamada "diplomacia del ping-pong" de 1971 en la ciudad japonesa de Nagoya, donde tuvo lugar el intercambio de encuentros internacionales entre China y EE.UU. durante el 31.º Campeonato Mundial de Tenis de Mesa. El presidente chino recordó que ocho años después, en 1979, Washington y Pekín establecieron relaciones diplomáticas.
Por otro lado, Xi valoró el contacto telefónico y por correo mantenido con Trump en los últimos meses, y dijo estar preparado para intercambiar puntos de vista con su contraparte estadounidense sobre cuestiones fundamentales relacionadas con el desarrollo de ambos países a fin de "establecer una dirección […] en un periodo venidero y hacer avanzar la relación China-EE.UU. basada en la coordinación, la cooperación y la estabilidad".
Durante los 80 minutos que duró el encuentro, ambos líderes destacaron la importancia que supone mejorar las relaciones. En particular, Trump elogió "la excelente relación" personal que mantiene con su homólogo chino y aseguró que pueden hacer algo "verdaderamente monumental", subrayando el carácter "histórico" que tendría un "acuerdo de comercio justo" entre EE.UU. y China.
Corea del Norte y Taiwán
Los presidentes también hablaron de Corea del Norte y de Taiwán. Xi dijo que apoya los esfuerzos de Trump y del líder norcoreano, Kim Jong-un, por mantener abiertas las vías de comunicación entre Washington y Pionyang. Sobre Taiwán, el mandatario estadounidense dijo que se tomaba muy en serio las preocupaciones de Pekín sobre la isla y que EE.UU. se adheriría a la política de "una sola China".
Tras el encuentro, que duró diez minutos menos de lo previsto, Trump dijo que la reunión no solo fue "buena", sino "mejor de lo esperado". "Hemos vuelto al camino", dijo el presidente estadounidense. Por su parte, Pekín confirmó que EE.UU. aceptó no imponer arancel adicional alguno a sus productos.
Gesto hacia Huawei
"China es sincera en continuar las negociaciones con EE.UU. para manejar las diferencias […] y abordar las preocupaciones legítimas de cada uno", dijo Xi, añadiendo que Pekín "tiene que salvaguardar sus propios intereses" en cuanto a su soberanía. El mandatario del país asiático también trasladó a su homólogo el deseo de que Washington trate de manera justa a las compañías y estudiantes chinos.
Por su parte, Trump anunció que permitirá la venta de componentes estadounidenses a Huawei Technologies, compañía china que el pasado mes de mayo fue incluida por el Departamento de Comercio estadounidense en su 'lista negra' comercial junto con 70 de sus empresas filiales, hecho que impidió a la firma comprar piezas y componentes a compañías de EE.UU. sin la aprobación de Washington.
De este modo, las relaciones bilaterales entre Washington y Pekín entran en una nueva fase de diálogo tras la última escalada de tensión. Tras 11 rondas de conversaciones, representantes de ambos países volverán a sentarse a la mesa de negociacioens para tratar de llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
Pompeo y Bolton presentes
Durante el encuentro, el mandatario estadounidense estuvo acompañado por el secretario de Tesoro, el secretario de Estado y el asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., Steven Mnuchin, Mike Pompeo y John Bolton, respectivamente, así como por el representante de Comercio estadounidense, Robert Lighthizer, e Ivanka Trump, en calidad de asesora principal.
Por su parte, la delegación de Xi Jinping estuvo formada por el consejero de Estado y canciller, Wang Yi, el vicepresidente Liu He, el ministro de Comercio Zhong Shan y el también consejero de Estado Yang Jiechi.
¿Tregua provisional?
La guerra arancelaria chino-estadounidense se intensificó a primeros de mayo, cuando Washington introdujo un paquete de tasas adicionales sobre importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares y amenazó con gravar otros 300.000 millones en caso de que fuera necesario.
En respuesta, el gigante asiático contraatacó con gravámenes sobre mercancías estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares y advirtió sobre posibles represalias contra las compañías estadounidenses que operan en China.
En ese momento, el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin, afirmó que el líder estadounidense tomaría una decisión final respecto a las nuevas medidas restrictivas contra Pekín tras encontrarse con su homólogo chino, Xi Jinping, en la cumbre del G20.
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