Vientos de cambio en la CELAC: México quiere salvar a la región de proyectos políticos egoístas y serviles
Sputnik María Luisa Ramos Urzagaste 10 de enero de 2020
© Foto : cortesía de Presidencia de México
México ha entendido meridianamente la actual situación política de la región y eso se refleja en el Plan de trabajo que propone López Obrador durante su presidencia 'pro tempore' 2020 de la CELAC, organismo que aglutina a los 33 países de América Latina y el Caribe.
Es innegable que históricamente la región latinoamericana y caribeña es integracionista, pero durante los dos últimos años hubo acontecimientos políticos que han influido negativamente en ese camino, donde la miopia política de algunos gobernantes ha llevado a un retroceso que al final, afecta a los ciudadanos de a pie.
Pero ahora México decidió asumir su rol histórico al entender que no debe profundizar heridas políticas, debe evitar caer en esas trampas, y avanzar en la integración en torno a este mecanismo creado en México en 2010, que asocia a todos los países de América Latina y el Caribe.
El solo hecho que ministros y altos funcionarios de los países se hayan reunido en Ciudad de México el día 8 de enero y hayan dialogado, es un gran avance ante los intentos aislados de sabotear, postergar e incluso de anular dichos esquemas de integración, como se viene haciendo con Unasur, ahora atrapada en manos del Brasil de Bolsonaro.
Durante la presentación del Plan de Trabajo de México en la CELAC, que puede ser caracterizado como alentador y realista, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard hizo énfasis en que hay más acuerdos que desacuerdos en la región y hay que visibilizarlos y fortalecerlos.
México entiende claramente que su tarea es complicada, y más cuando el mecanismo de toma de decisiones es el consenso. Entonces es lógico que buscará temas (que sobran) de interés común en su plan de trabajo para el año 2020.
Ebrard hizo una advertencia al decir que en el marco de la presidencia pro tempore de México no se van a discutir los mismos temas que se discuten en otros foros y que "se quiere hacer de la comunidad el instrumento más poderoso de cooperación de Latinoamerica y el Caribe", para ello presentó catorce desafíos integracionistas.
De la amplia gama de proyectos vale la pena destacar dos: el turismo y la gestión de desatres, que muestran justamente las razones de ser de la CELAC, con aspectos regionales que no tienen fronteras, como la belleza natural y la riqueza cultural y el gran desafío de lucha contra los desastres.
El inminente cambio climático ha puesto a la región frente a la tarea ineludible de coordinar, intercambiar experiencias y acudir en ayuda, en caso de desastre, y la coordinación puede lograr reducir costos y tiempos ante la necesidad del vecino en desgracia.
Para ello, México se ha propuesto impulsar la formación de equipos especializados para la gestión integral de desastres, donde la cooperación, intercambio de experiencias y capacitación puede ser vital para salvar vidas.
En esta área, la experiencia de otros países como Rusia, que cuenta con un ministerio especializado puede ser interesante para la CELAC, y podría ser abordado bajo el esquema del mecanismo de diálogo político y cooperación suscrito entre la CELAC y Rusia.
La unión hace la fuerza
Más allá de la retórica política cortoplacista, hay hechos que nos unen, desde el río Bravo hasta la Patagonia. El enemigo número uno de Latinoamérica y el Caribe es el empobrecimiento.
El desafío principal de la CELAC debe ser el promover mecanismos de lucha contra la pobreza y por eso son pertientes las propuestas de México, como la referida a realizar una "acción turística en común".
En nuestra región existen experiencias interesantes de desarrollo alternativo que promueven el turismo cultural y ecológico, respetando las culturas y formas de vida, por ejemplo. La difusión e intercambio de dichas experiencias, junto a muchas otras, puede contribuir a la reducción de la pobreza y a un mayor conocimiento mutuo necesario.
Iniciamos una nueva década y debemos hacer que sea en hermandad y en comunidad, por eso, bienvenida sea la vocación integracionista impulsada por México para que la región no sea ahogada por proyectos políticos egoístas y serviles, de corto plazo. Hay que apoyar a México en esa tarea ineludible, que es de todos.
Es innegable que históricamente la región latinoamericana y caribeña es integracionista, pero durante los dos últimos años hubo acontecimientos políticos que han influido negativamente en ese camino, donde la miopia política de algunos gobernantes ha llevado a un retroceso que al final, afecta a los ciudadanos de a pie.
Pero ahora México decidió asumir su rol histórico al entender que no debe profundizar heridas políticas, debe evitar caer en esas trampas, y avanzar en la integración en torno a este mecanismo creado en México en 2010, que asocia a todos los países de América Latina y el Caribe.
El solo hecho que ministros y altos funcionarios de los países se hayan reunido en Ciudad de México el día 8 de enero y hayan dialogado, es un gran avance ante los intentos aislados de sabotear, postergar e incluso de anular dichos esquemas de integración, como se viene haciendo con Unasur, ahora atrapada en manos del Brasil de Bolsonaro.
Durante la presentación del Plan de Trabajo de México en la CELAC, que puede ser caracterizado como alentador y realista, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard hizo énfasis en que hay más acuerdos que desacuerdos en la región y hay que visibilizarlos y fortalecerlos.
México entiende claramente que su tarea es complicada, y más cuando el mecanismo de toma de decisiones es el consenso. Entonces es lógico que buscará temas (que sobran) de interés común en su plan de trabajo para el año 2020.
Ebrard hizo una advertencia al decir que en el marco de la presidencia pro tempore de México no se van a discutir los mismos temas que se discuten en otros foros y que "se quiere hacer de la comunidad el instrumento más poderoso de cooperación de Latinoamerica y el Caribe", para ello presentó catorce desafíos integracionistas.
De la amplia gama de proyectos vale la pena destacar dos: el turismo y la gestión de desatres, que muestran justamente las razones de ser de la CELAC, con aspectos regionales que no tienen fronteras, como la belleza natural y la riqueza cultural y el gran desafío de lucha contra los desastres.
El inminente cambio climático ha puesto a la región frente a la tarea ineludible de coordinar, intercambiar experiencias y acudir en ayuda, en caso de desastre, y la coordinación puede lograr reducir costos y tiempos ante la necesidad del vecino en desgracia.
Para ello, México se ha propuesto impulsar la formación de equipos especializados para la gestión integral de desastres, donde la cooperación, intercambio de experiencias y capacitación puede ser vital para salvar vidas.
En esta área, la experiencia de otros países como Rusia, que cuenta con un ministerio especializado puede ser interesante para la CELAC, y podría ser abordado bajo el esquema del mecanismo de diálogo político y cooperación suscrito entre la CELAC y Rusia.
La unión hace la fuerza
Más allá de la retórica política cortoplacista, hay hechos que nos unen, desde el río Bravo hasta la Patagonia. El enemigo número uno de Latinoamérica y el Caribe es el empobrecimiento.
El desafío principal de la CELAC debe ser el promover mecanismos de lucha contra la pobreza y por eso son pertientes las propuestas de México, como la referida a realizar una "acción turística en común".
En nuestra región existen experiencias interesantes de desarrollo alternativo que promueven el turismo cultural y ecológico, respetando las culturas y formas de vida, por ejemplo. La difusión e intercambio de dichas experiencias, junto a muchas otras, puede contribuir a la reducción de la pobreza y a un mayor conocimiento mutuo necesario.
Iniciamos una nueva década y debemos hacer que sea en hermandad y en comunidad, por eso, bienvenida sea la vocación integracionista impulsada por México para que la región no sea ahogada por proyectos políticos egoístas y serviles, de corto plazo. Hay que apoyar a México en esa tarea ineludible, que es de todos.
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